Amara había prometido a Gabriel volver otro fin de semana. Ahora se sumaba alguien más a la lista de personas que extrañaba. Pero la que más necesitaba no podía estar con él. Si estuviera, lo de Friedrich no dolería tanto.
Ahora que la chica se había ido, y su compañero dormía, Gabriel pudo pensar con claridad en lo referente a la conversación con ella. Luego de eso terminó por cogerle más cariño; Amara lo había presionado para que soltara la verdad y a eso se debió su actitud, pero se lo agradecía.
Había estado demasiado tiempo tratando de luchar contra algo que ya no podía negar de ninguna manera.
Ahora sólo importaba lo que había decidido hacer al día siguiente.
Friedrich se fue temprano a clases, ya que tenía una disertación y quería preparar todo antes de que el profesor llegara al salón. "Eso da puntos" le dijo sonriendo, antes de marcharse a toda velocidad.
Gabriel fue pronto a clases también. Se sentía sorprendentemente despejado y liviano, aunque también terriblemente distraído. Y así fue todo el día.
- ¡Gabe, despierta!- Exclamó Adam alzando la voz y riendo ante su reacción.- Has estado todo el día en la luna ¿Pasa algo?
- Ah... no, no... no dormí bien, es todo.
Adam puso mala cara.
- ¿Otra vez desvelándote?- Preguntó ceñudo.- Sabes que no te hace bien... qué porfiado eres.- Lo regañó.
- Lo lamento...- Dijo Gabriel en voz baja.
- Ya fue... pero no lo hagas de nuevo.- Le sonrió Adam.- ¿Tienes taller de algo hoy?
- Literatura.- Dijo distraído otra vez.
- Mmm... nos vemos después, entonces.- Dijo Adam dándole una palmada en el hombro, y se fue.
El momento había llegado. Fue a literatura tranquilamente. Cuando la clase terminara iría a buscar a Matt.
- ¿Qué pasa? ¿De qué querías hablar?- Preguntó Matt con curiosidad.
Gabriel no lo miró. No se atrevía; estaba aterrado. No era tan fácil hacer lo que tenía propuesto con Matt, que no tenía idea de lo que iba a decirle, frente a frente y en lugar apartado del patio.
- Matt yo... quería hablar sobre... nosotros...
- ¡Disculpa!
Un chico más alto que él lo había empujado, haciendo que el pelirrojo cayera de costado.
- Estoy bien, puedo pararme solo.- Refunfuñó enojado, rechazando la mano que el desconocido le ofrecía.
- En serio, perdona, fue sin querer...- Decía el sujeto.
- Me da lo mismo.- Dijo el pelirrojo intentando marcharse, pero el sujeto lo detuvo.
- ¡No te vayas! Necesito preguntarte algo, estoy perdido...- El sujeto se puso rígido ante la mirada fulminante que le lanzó.- ¿Dónde está la oficina del director?- Preguntó con precaución.
Se detuvo, juntando paciencia, que no le sobraba, y miró al chico. No parecía pesado a primera vista, a juzgar por la cara de "chico bueno" que tenía; su cabello era castaño, un poco largo y ondulado en las puntas. Su ropa le recordaba a los hippies...
- Te llevaré.- Accedió el pelirrojo, poniéndose en marcha.
- ¡Muchas gracias!- Dijo el chico cogiendo sus maletas para seguirlo.- Mi nombre es Evan ¿Y el tuyo?
Lo que faltaba... era conversador.
- Leo.- Respondió el pelirrojo, cortante.
- No, aquí no... aaah... sigue así...
- ¿Quieres que siga o que pare?- Le preguntó Tom en un susurro, mirándolo desde abajo. Se estaba riendo.
- Mierda... hoy llega mi nuevo compañero de habitación.- Farfulló de mal humor.- Quiero dar una buena impresión, maldición.
Tom rió a carcajadas.
- ¿Te dejo así?- Preguntó divertido, pero con ese brillo extraño en los ojos.
- Claro que no, apúrate...- Dijo Dave sonriendo, casi temblaba de la excitación. Cuando Tom retomó lo que hacía creyó que se derretiría de tanto placer.
- La señorita Grabert lo acompañará hasta su habitación, señor De Hooft.- Dijo el director al nuevo alumno que tenía frente a él.
La secretaria le indicó que la acompañara.
- Este es su cuarto.- Dijo ella golpeando la madera con los nudillos, y, sin esperar respuesta, abrió la puerta.- Permiso... Buenos días señor Blanchard; su compañero ha llegado.- Dijo formalmente. Él entró.- Bueno, pórtense bien y sean amigables, me retiro.- Se fue.
- ¡Hola!- Saludó el nuevo.
Dave le hizo un gesto con la cabeza, evaluándolo para determinar si era confiable. Era raro... bueno, se vestía raro.
- Sal de ahí, Tom.- Dijo Dave tranquilo, sin dejar de mirar al tipo nuevo. Tras esas palabras la puerta del baño se abrió y el chico de pelo largo salió.
- Hola...- Murmuró Tom con timidez.
- ¡Hola! ¿Son amigos?- Preguntó el nuevo sonriendo.
A Dave le irritó esa sonrisa amigable. Le pareció falsa. Por un momento pensó en decirle la verdad, pero a Tom le daría un ataque por la vergüenza. Era cierto que cuando estaban solos Tom podía ser muy hablador, pero sólo con él y Ashley; con el resto era una piedra.
- Sí.- Contestó Dave de mala gana.
- Soy Evan, encantado.- Dijo el chico tendiendo la mano a Tom, que estaba más cerca. Este la cogió un segundo y lo soltó de inmediato.
- Tom.- Dijo el rubio en un murmullo.
¡Un momento! ¿Qué era eso? Presentándose y dándole la mano a Tom... aquello bastó para que terminara de irritarlo.
- Tom ya se iba.- Interrumpió fastidiado y empujando a su novio hacia la puerta. Tom lo miró confundido, antes de que le cerrara la puerta en las narices. Escuchó al chico nuevo reírse tras él.
Suficiente.
- ¿De qué te ríes idiota?- Le preguntó Dave agresivamente y con firmeza, pese a que ese tal Evan le sacaba por lo menos unos quince centímetros.
- Oye, oye... cálmate ¿Por qué tanta hostilidad?- Lo atajó el nuevo, riendo algo extrañado.
- No me agradas.- Dijo Dave plantándole cara.
- ¿Qué?- El tal Evan se quedó de una pieza.- ¿No crees que estás siendo un poco prejuicioso?
- No lo sé y no me interesa.- Aseguró Dave molesto.- Tú no te metas conmigo ni mis amigos y todo bien; esa es tu cama.
Evan miró la cama que le señaló y fue hacia ella con sus cosas. Se veía muy impresionado. Y se lo merecía; era un tipo falso y no le simpatizaba para nada. Y Tom ya no podría quedarse a dormir allí... eso era lo que más le hacía enojar, ya que se había acostumbrado a tener a Tom sobre él todas las noches.
Tom le había pedido que saliera con él la misma noche en que se declararon mutuamente... la misma en que el rubio dejó de ser virgen, hecho del cual era orgullosamente responsable. Ashley se enteró a la mañana siguiente, pues se lo contaron apenas la vieron y se mostró muy contenta. Todo iba perfectamente, e incluso había deshechado la idea de fugarse.
Por otra parte, nunca había tenido novio, porque lo suyo era más bien divertirse con cualquiera por un rato y nada más, por esto no tenía muy claro cómo funcionaba una relación; aunque tampoco era que Tom supiera demasiado. Lo que si había descubierto fue que era celoso, y mucho; la sola idea de que Tom fuese tan íntimo con otra persona le irritaba.
Salió a tomar aire.
- No tengo nada más que hacer aquí.- Dijo Matt más serio que nunca, y se largó.
Gabriel se quedó varios minutos inmóvil, de pie y sin siquiera atreverse a llorar. No lograba asimilar lo que acaba de hacer, ni mucho menos todo lo que acababa de oír.
"- Quiero...- Comenzó, reuniendo todo el valor que pudo.- Quiero que terminemos.
Matt lo miró boquiabierto.
- ¿Cómo dices...?- Preguntó riendo no muy seguro, sin creérselo.
- Ya... ya no puedo seguir contigo, Matt.- Dijo luchando por mantenerse firme, pero consciente de que si miraba a Matt a los ojos no sería capaz de continuar.
- Pero ¿Por qué?- Matt no entendía nada.- Estamos muy bien...
- No, no es así.- Lo corrigió Gabriel afligido.- Ya no puedo seguir fingiendo... ya...- Lo que iba a decir no era nada agradable.- ... no te quiero...
Matt no dijo nada. Gabriel no se atrevía a mirarlo, pese que ese silencio lo estaba matando.
- Esto es por Rosendorff.- Dijo el moreno al cabo de un rato, bastante seguro de lo que decía. Luego soltó una breve y sarcástica risa.- ¿Acaso crees que soy tonto? ¿Qué no me doy cuenta de cómo lo miras y cómo te pones cuando te habla?
Gabriel se estremeció, sin saber cómo negar aquella verdad.
- ¿Te metiste con él?- Preguntó Matt de repente, con un tono muy frío.
Casi le dio un ataque.
- ¡No! ¡Claro que no!- Negó Gabriel, asustado e indignado.
Matt lo miró largo rato.
- ¿Entonces qué? ¿Te pidió que salieras con él?
- No Matt, él no...- Se apresuró a explicar, ya desesperado por la dirección que tomaba el asunto.- Él no ha hecho nada, no tiene que ver en esto; yo fui quien decidió terminar.
- ¿¡Pero por qué!?- Insistió Matt impaciente.
No quería tener que reconocerlo, pero Matt no se veía dispuesto a desistir.
- Me... me enamoré de otra persona...
- Esto es una broma...- Rió Matt incrédulo.
- No, Matt, es verdad.- Aseveró Gabriel bajando la cabeza.
- Mierda...- Soltó Matt mostrando su enfado.- ¿Al final si se trata de Rosendorff, no?
Gabriel asintió, eso hizo enojar más al otro.
- Y si se supone que él no ha hecho nada ¿Por qué mierda estás terminando conmigo!?- Dijo Matt muy enojado.
- ¡Porque no puedo estar contigo si tengo en la cabeza a otra persona!- Murmuró enfrentándolo y mirándolo directo a los ojos.- ¡Llevo tiempo intentando olvidarlo y no puedo! ¡Ya no aguanto más! ¡Es como engañarte!
- Dime Gabriel... si él no te ha dicho nada ¿Qué obtendrás haciendo esto?- Matt se negaba a entender.- ¿No es más fácil olvidarte de esta tontería estando conmigo?
- No es una tontería Matt; estoy muy seguro de lo que siento.- Dijo molesto.- Además... ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? ¿Te parece bien estar con alguien que quiere a otro?
- ¡Ya veo!- Dijo con sorna.- ¿Entonces irás a declararte?- Preguntó burlón.
- ¡No, no lo haré!- Gabriel estaba enfadado y agitado. Para empeorar las cosas Matt se burlaba de él.- ¡No quiero una solución fácil e inútil para esto! ¡Continuar juntos no hará que lo olvide! ¡Necesito estar solo!
- ¿¡Ni siquiera me dejas para intentarlo con él!?- Matt lo miraba atónito.- ¡No tiene sentido! ¡Piensa un poco Gabriel!
- ¡¡Friedrich no me quiere!!- Estalló Gabriel, pasándose una manga por los ojos con brusquedad, para secarse. No necesitaba parecer más estúpido de lo que ya se sentía.- ¡No lo hago para irme con él! ¡Entiéndelo de una vez!"
Después de eso Matt no continuó discutiendo.
Gabriel se dejó caer en una banca, sintiéndose peor que basura. Ya estaba oscureciendo, pero no tenía apuro por ver al causante de sus problemas. Hacía frío, pero podía aguantar; no tenía ganas de ver a nadie. Barajó seriamente la posibilidad de dormir ahí. Sin darse cuenta estaba llorando otra vez; en los últimos días había llorado más que en toda su vida.
Dave esquivó a los alumnos que todavía circulaban por los pasillos, en busca de un sitio donde pudiese mordisquear su mal humor con tranquilidad. Cuando pasaba junto a unos grandes arbustos escuchó algo que le sonó a llanto. Rodeó los arbustos, cuidando de hacer el menor ruido posible, y se asomó; era un chico. Realmente se veía triste, dada la angustia y fuerza con la que lloraba. Por un momento pensó en irse, pero se compadeció del chico y se acercó.
- ¿Qué te pasó?- Preguntó Dave con el tono más suave del que fue capaz.
El chico intentó tapar su rostro mientras se secaba torpemente las lágrimas.
- Nada.- Dijo nervioso. Su voz sonaba ronca.
Dave sonrió. ¿Con eso pretendía engañarlo?
- Vamos, desahógate, no iré a contarlo por ahí.- Le aseguró. El chico lo miró receloso. Pudo ver que tenía los ojos rojos de tanto llorar.- ¿Quieres una garantía?- El chico se mostró curioso.- Te digo un secreto y tú me dices lo que te pasa.- Explicó sonriendo.- Soy gay.
El chico se puso rojo y lo miró asombrado.
- ¿Sorprendido?- Preguntó Dave divertido.
- Es que yo... yo también.- Murmuró el chico, desviando la vista de él.
Esta vez el sorprendido era él. Esa si que era una casualidad. Se rió con ganas.
- Considera entonces que te puedo entender mejor.- Propuso.- No quiero ser entrometido, pero debe haber una buena razón para que lloraras así ¿O no?
El chico asintió, triste otra vez.
- Terminé... con mi novio...
Dave se extrañó un poco. Si lo hubiesen dejado, se justificaría tanta pena, pero no era el caso. Quizás el ex-novio no era un buen chico...
- ¿Él hizo algo?- Preguntó cauteloso.
- No, él era excelente.- Contestó el chico con pesar.
No entendía nada.
- ¿Y entonces?- Dejó escapar. Tenía mucha curiosidad.
- Me enamoré de... de otra persona.- Dijo el chico visiblemente incómodo.
Complicado.
- Y esta persona... ¿Te pidió que terminaras?
Para su sorpresa, el chico se largó a reír.
- ¿Por qué todos piensan eso?- Preguntó con una sonrisa.- Él no tiene que ver en esto; ni siquiera le intereso... ¿No es normal sentirse mal por estar con alguien cuando quieres a otro?- Nuevamente triste.
- Claro que es normal.- Dijo Dave, dándole la razón.- Pero no es lo que suele hacer la gente en estos casos; admiro lo que hiciste, fue muy valiente y honesto.
El chico se rió, parecía muy cansado.
- Gracias...
- No te sientas mal, al fin y al cabo fue lo mejor para ambos.- Dijo Dave para animarlo.- Y con respecto al otro; él se lo pierde.- Agregó con una sonrisa y encogiéndose de hombros.
El chico lo miró agradecido.
- Ya me siento mejor.
- ¡Eso es!- Celebró Dave.- Ahora dime que no pensabas dormir aquí...
- Bueno...- Sonrió culpable.- Ya cambié de idea...
- Así es mejor; te habrías congelado.- Aprobó Dave.- ¿Nos vamos?- Ambos se pusieron de pie y caminaron hacia los cuartos de chicos.- Bueno, el mío está por allá.- Dijo señalando hacia el fondo del pasillo del primer piso.
- Yo subo.- Dijo el chico.- Gracias.- Repitió, antes de dar la vuelta y comenzar a subir por las escaleras.
- ¡Oye!
El chico se dio vuelta y lo miró interrogante.
- Me llamo Dave- Dijo sonriendo. El chico comprendió y le devolvió la sonrisa.
- Yo soy Gabriel.
