En cuanto Benjamin abrió los ojos notó que no estaba en su cama, estaba en su despacho bastante incomodo por cierto, Sally estaba terminando de ponerse su vestido… ¡¿Ponerse su vestido?! Pero si no habían hecho nada, ¿Por qué todo estaba así?
-¿Ya te levantaste, cariño?-preguntó la mujer sonriéndole-¿Ordeno que te hagan el desayuno?
-No-dijo secamente levantándose-Voy a ver a George.
-¡Benjamin!-le pescó antes de que se fuera y rio nerviosamente-¿Vas a verlo a él después de lo que hicimos?
-Es mi consorte-dijo quitándole los brazos de su cuello.
-Pero… hiciste el amor conmigo-dijo desconcertada.
-No, ayer no hicimos nada-gruñó el Lord.
-Claro que sí-dijo frunciendo el entrecejo.
-Claro que no, me quedé dormido aquí y tú sembraste todo esto.
-¿Cómo puedes decir eso de mí, Benjamin?-preguntó furiosa de que la hubiesen atrapado.
-Por que yo ayer le prometí a George que no me metería con nadie más-dijo envenenada mente-Si estas aquí desde un principio fue por él, no por mí.
Sally le cruzó el rostro con una bofetada y salió corriendo del despacho hacia su cuarto, el maldito de George lo había arruinado todo de nuevo, pero no podía ser que Benjamin le amara, era un consorte, un adefesio, era algo no natural, no podía consentir eso, ella odiaba a todos los consortes, los despreciaba y creía que era mejor acabar con todos ellos.
George se revolvió en las sabanas, tenía un mal sueño, se levantó de golpe respirando agitadamente y sudando, ya no tenía tantos mareos como antes, se sentía un poco mejor, pero para él eso no era buena señal, si se recuperaba del todo querría decir que no estaba embarazado, no podría tener ni la más mínima esperanza sobre eso.
-¿Por qué yo?-preguntó llevándose las manos al rostro para enjugar el sudor y las lágrimas.
-¿Estás bien, George?-preguntó su marido entrando en la habitación con un caldo de pollo.
-Ya me siento mejor-dijo volteando a la ventana.
-¡Que bueno, son buenas noticias!-dijo alegre sentándose a su lado sonriente pero notó que el otro no estaba tan feliz por la noticia-¿Qué sucede?
-Si me siento mejor no estoy embarazado-dijo con voz temblorosa.
Benjamin se heló unos segundos, dejó el caldo en la mesilla que tenía junto y abrazó a su consorte con fuerza, no podía creer que quisiese estar enfermo para poder imaginar que estaba embarazado, le besó y secó las lágrimas cariñosamente observando el fino rostro más blanco de lo normal por la palidez del chico.
-Escúchame, George-pidió apartándole los rubios rizos-No puedes estar enfermo de por vida ¿Entiendes?
-Pero Benjamin… -Se interrumpió para sollozar-Yo quiero darte bebés.
-Pero no voy a tenerlos de nadie más que de ti-dijo abrazándole contra su pecho para mecerle.
-Yo no puedo tener bebés-dijo rodeándole el cuello con sus brazos.
-Entonces no tendré con nadie.
-¿Cómo sabes que Sally… que ella no está embarazada?-preguntó con voz temblorosa.
-Yo me encargué de eso-sonrió de medio lado.
-¿Qué hiciste?
-Será mi secreto ¿Vale?
George asintió extrañado, no le importaba mucho, cuando terminó de llorar e hipar se sentó de nuevo en la cama con ayuda de su marido y comenzó a comer el caldo con extrema precaución por si le caía pesado a la panza, no quería llamar a ningún doctor así que era mejor que se cuidara lo mejor posible.
Mortimer estaba sentado en el escritorio del cuarto que su primo le había prestado, necesitaba terminar ese libro sobre derecho para ver qué podía hacer por su primo y su hermano si seguían siendo maltratados por aquellos Lord, pero el caso era bastante difícil por que ellos eran sobrinos del Rey, tenían un sinfín de protecciones legales.
-¿Te desvelaste?-preguntó Stan rodeándole por la espalda.
-No mucho-dijo volteándose para besarle en los labios y se levantó devorándole el cuello.
-Mortimer-rió el chico.
-Dime, precioso-dijo sin parar de besarle el cuello mientras le llevaba a la cama.
-Estamos en casa de tu primo, no es correcto-dijo al ser recostado en la cama.
-No creo que les importe-dijo acariciando la cintura del chico.
-Lo mismo dijiste en el barco, media tripulación nos escuchó-recordó su gran aventura.
-Esta vez no nos escucharán-rió-Por lo menos no tantos.
-¡Ay!-se quejó teatralmente colocándose una mano en la frente-Como se me pudo olvidar que no tantos nos escucharían.
Mortimer rió alegre, le encantaba el aire que irradiaba su chico, por fin le tenía junto a él, el juicio había sido arduo pero por fin era suyo con todas las de la ley, devoró de nuevo aquellos carnosos labios y sintió la mano de Stan desabrochar los botones de su camisa con gran velocidad.
-¿Vamos por esa cigüeña?-preguntó el chico.
-Por supuesto-dijo deshaciéndose del resto de su ropa.
El chico era completamente distinto a cuando le había visto por primera vez en América, en ese entonces era apenas un chico de 18 años, casado con un anciano de 40, no le extrañaba que estuviera tan apagado, tan aburrido y sobre todo tan maltratado, se notaba todo el maquillaje que utilizaba para cubrir algunos golpes, pero sus labios mordidos e hinchados delataban lo que había sucedido con anterioridad. Después de casi dos años de juicio por fin había conseguido que el chico se divorciara y poder llevarlo a su tierra, Inglaterra, ahora tenía vida en los ojos, sonreía, tenía color en las mejillas y usaba realmente poco maquillaje.
-Te amo-le dijo cuando le tuvo desnudo delante de sí.
-Yo también, Mortimer-dijo colgándosele del cuello-Eres lo que siempre soñé, un caballero en toda regla, eres apuesto, eres amable…
-No sigas, me lo coy a creer-advirtió sonriéndole y le preparó.
Andrei estaba meciendo a su bebé con aire distraído, su marido estaba firmando unos documentos como siempre después de desayunar con su primo y su nuevo cuñado, estaba anonadado por el hecho de que el chico fuese divorciado, pero claro, Mortimer era un excelente abogado después de todo. Roderick se había molestado un poco al comentar lo del anterior maltrato ya en su habitación y se había ido a firmar papeles, lo increíble era que no le había levantado la voz y menos la mano, tal vez después de todo George tenía razón, su marido le quería.
-Andrei-llamó entrando en la habitación.
-¿Sigues molesto?-preguntó sin voltear a verle.
-No, me comporté como un idiota, lo lamento, después de todo tienes razón lo hice-dijo sentándose en la cama.
Andrei le miró serio, como si no le creyese, pero al final le cedió a Loren y comenzó a arreglarse frente al espejo mirándose serio, no podía creer que de verdad estaba perdonándolo después de todo lo que había sucedido ese año con él, no era su idea del matrimonio, pero tampoco quería divorciarse como aconsejaba su primo.
-Tenemos que ir a casa de George ¿no?-preguntó colocándose el cabello en su lugar.
-Sí-dijo levantándose-¿Me perdonas lo de la mañana?
-No hiciste nada-dijo extrañado.
-No debí molestarme-acarició la mejilla del chico.
-De acuerdo-recibió a Loren en brazos y esperó a que su marido saliera del cuarto para suspirar, eso era de lo más extraño.
Partieron las dos parejas a casa de Benjamin y fueron recibidos por el mayordomo, cosa que extrañó a Roderick, sabía que su hermano siempre recibía a las visitas personalmente.
-¿Está mi hermano bien?-preguntó al hombre.
-Me temo que no ha salido de su cuarto en toda la mañana-dijo compungido-Creo que se molestó con el señorito.
Mortimer miró significativamente a su prometido y decidió subir incluso antes que Roderick. Tocó a la puerta y Benjamin le abrió con rostro cansado, pudo notar que le fue indiferente su visita.
-¿Todo bien?-preguntó pasando.
-Mortimer-dijo George desde su cama, no lucía muy bien aún.
-¿Cómo te sientes?-preguntó tomándole la temperatura.
-Un poco mejor-sonrió a su hermano-¿Y él es… esa persona?
-Es Stan, mi prometido-dijo orgulloso y el chico sonrió.
-Mucho gusto, señorito-dijo tímido.
-Dime George, por favor-pidió sonriéndole también-Ahora somos cuñados ¿No?
-Sí-sonrió tímido buscando la mano de Mortimer, ojalá hubiese conocido a esa familia muchos años atrás.
-¿Qué tienes?-preguntó Mortimer por la enfermedad de su hermano.
-No lo sé-musitó jugando con la colcha-Pero tampoco quiero saber… ya voy mejorando.
Mortimer miró significativamente a su prometido que asintió algo tímido, habían platicado sobre la situación que vivían los chicos y él estaba dispuesto a ayudar dando el ejemplo, lo único que faltaba en su plan era que los chicos lo aceptaran.
-Benjamin, necesito mandar una carta ¿Serías tan amable?-pidió Mortimer.
-Por supuesto, vamos a mi despacho, Roderick, ¿por qué no nos acompañas?
En cuanto los hombres salieron de la habitación, los tres chicos se quedaron en un silencio algo incomodo que sólo interrumpió Loren con sus rizas al jugar con su madre. Stan avanzó hacia la ventana y comenzó a jugar con sus manos, no sabía como iniciar el tema.
-¿Por qué tan nervioso?-preguntó George notando su preocupación.
-Es que… pues… su hermano me pidió que hablara sobre cierta cosa con ustedes.
-Ya te dije, háblame de tú-pidió por segunda vez-Y ya se sobre qué, sólo suéltalo.
-Está preocupado por ustedes-suspiró-Me ha platicado mucho y pues… yo me divorcié con su ayuda-bajo más la voz-Porque me golpeaba y el fue el único que me ayudo a salir de eso…
-¿Tu marido?-preguntó Andrei.
-Ex - marido-corrigió amablemente-Era un infierno estar a su lado.
-Yo no me quiero separar de Roderick-comentó Andrei meciendo a su bebé-No vivo mal con él, es amable… está cambiando-Frunció el entrecejo mirándole-Siempre ha sido amable, sólo se exalta.
-Pues conmigo Benjamin es igual-George se cruzó de brazos, no tengo deseos de separarme de él.
-Pero si los golpean…
Andrei sonrió de medio lado y se levantó para ponerle una mano en el hombro al chico, aunque fuese más grande que él, tanto en edad como en altura no sentía que fuese lo mismo mentalmente, le sentía como un igual, o incluso un menor.
-Entiendo que Mortimer se preocupe-le sonrió-Pero no me voy a separar, Roderick ya se está portando bien-rió un poco-incluso me pidió perdón.
-Eso es una novedad-George alzó las cejas.
-Tenías razón, me quiere-sonrió bobamente.
-Te lo dije, esos hermanos son… unos cabezas huecas, hay que demostrarles lo que quieren-se rió George-No lo tomes a mal Stan, pero yo amo a mi esposo, y mucho- inconscientemente se llevó una mano al vientre-aunque hemos tenido unos problemillas ¿De a cuerdo?
-Sólo hice lo que Mortimer me pidió-se defendió el chico apenado.
-Está bien-sonrió George-No te preocupes, sólo dile eso.
-Qué bonita familia tienen.
-Sólo nosotros tres-comentó George-ya sabes, por ser donceles, bueno Mortimer es un amor la verdad, me alegro de que haya encontrado a alguien como tú, lo merece.
-Gracias-dijo bajando la mirada por la vergüenza, no les importaba que fuese divorciado.
-Vamos por un té-propuso George sentándose en la cama.
-¡George! Recuéstate, aun no te recuperas-dijo Andrei corriendo a su lado.
-Vamos, ya no me siento tan mal-dijo algo decepcionado-y tengo que imponerme en este lugar ¿Recuerdas, Andrei?
Stan les miró extrañado, hablaban de algo que no entendía pero tampoco tenía porque hacerlo, después de todo era nuevo en aquel lugar, incluyendo la moda, el acento, y muchas cosas que no terminaba de acostumbrarse, pero debía hacer un esfuerzo, Inglaterra era su nuevo hogar.
Los chicos bajaron y se sentaron en la sala de té y le ordenaron a una de las sirvientas, que se sorprendió al ver a George abajo dando órdenes, pero era mejor que la bruja de Sally que les gritaba y se sentía como en su casa cuando solo era una recogida.
-¿Y sabes que tienes?-preguntó Andrei.
-No, pero ya me siento mejor-comentó y dio un sorbo a su taza.
-Es hora de irnos-informó Mortimer, Sally venía detrás de ellos y no lucía contenta.
Stan se levantó inmediatamente y después de agradecer el té y la hermosa tarde caminó para quedar junto a su prometido y tomarle el brazo que le ofrecía. Andrei también se despidió y salió junto con su marido.
-Estaré arriba-informó Benjamin y le dio un pequeño beso en la boca a George con ternura.
George subió detrás de su marido a su habitación y se sentó a leer un poco, cumbres borrascosas, un nuevo libro. Escuchó a alguien abrir la puerta y levantó la mirada esperando encontrarse con Benjamin, pero no era el, sino ella.
-¿Qué haces en mi habitación?
-Vengo a pedirte que dejes a Benjamin-dijo seria.
-¿Estas loca? Yo lo amo, no lo dejaré-dijo levantándose molesto, eso ya era el colmo.
-Tu no puedes darle lo que yo, después de todo eres solo un… adefesio-le miró despectivamente y comenzó a pasearse por la habitación y miró el clóset-Un intento de mujer.
George apretó los puños con fuerza, un nudo crecía en su garganta y el coraje también era cada vez mayor ¿Quién era ella para decirle ese tipo de cosas?
-Largo de aquí-mando-vete de MI casa y deja a Mi marido en paz.
-A mi no me amenazas imbécil-dijo dándole una bofetada.
-Estúpida-dijo con coraje y la tomó del pelo, pero ya era tarde.
Sally sacó de su escote una revolver que paralizó a George en el acto y la soltó, ¿Estaba tan loca que le dispararía? La mujer rió y se acomodó un poco la desgreñada cabeza, eso le había dolido, pero disfrutaría de su venganza.
-Estorbas en mis planes George-dijo paseándose frente a él-Así que te lo pedí por las buenas, ¡ah! Y te tengo una noticia, te vas a poner muy feliz.
George la miró con odio pero no hizo nada, esa loca podía hacer cualquier cosa sintiéndose con poder.
-¡Estoy embarazada!-dijo sonriéndole pero sin dejar de apuntarle con el revólver.
-Eso es imposible…-dijo sin aliento y se sentó a lo que la mujer rió como niña atontada-Benjamin dijo que usó…
-¿Esa tonta medicina?-preguntó-No, no la tomé, pero vamos ¡Alégrate! Benjamin será papi.
-No… no es cierto-se negó a creer comenzando a llorar-No puede ser.
-Le voy a dar lo que tu no puedes-dijo satisfecha-Haremos una linda familia ¿No crees?
George cayó sentado en la silla, sus piernas no le sostenían ya, su plan principal había sido ese, pero ahora simplemente lo odiaba más que a nada en el mundo. Se llevó una mano al pecho porque le costaba respirar por los hipidos y sollozos, deseaba jamás haberse enterado de que no podía concebir.
-Ahora solo me estorbas tú-dijo la chica haciendo gesto pensativo-¿Te iras?
-¡Por supuesto que no!-dijo levantándose decidido y camino hacia ella-Esta es Mi casa ¿entiendes? No me lo vas a quitar.
Sally se quedó sorprendida retrocediendo ¿No tenía que ser un doncel alguien dócil y sumiso?...
Benjamin escuchó un ruido extraño y enseguida supo qué fue, un disparo, se levantó derrumbando la silla y todo a su paso mientras corría hacia su habitación, no podía ser lo que pensaba, George nunca había pensado en el suicidio, no era posible, entró a la habitación y se quedó helado mirando el cuerpo en el suelo, la sangre se extendía por toda la alfombra.
-Dijo que… iban a tener un bebé-dijo George con un hilo de voz.