Caminé rápidamente pero cuando me encontré en la puerta de nuestra habitación me di cuanta de que no tenía la menor idea de que haría o que le diría, hice crujir mi muñeca, en fin ya se me ocurriría algo, abrí la puerta y enseguida sentí su mirada clavada en mi como si hubiera estado esperándome, esta sentado en mi cama con las piernas encogidas, le sonreí, me acerqué y coloqué las manos sobre sus rótulas sobresalientes.
-Cadmia puede producir descalcificación y daño a la médula ósea
Me miró con una media sonrisa.
-No es que tenga algo contra ella-aclaré-pero creo que deberías cuidar tu salud
Me miró con un desconcierto que evidentemente preguntaba si me refería a que no debería estar con ella.
-Mi instinto de autoconservación me dice que no debería dejar que sigas con ella y no quiero dejar que te lastime-me sentía cursi-no puedo dejar que alguien vuelva a lastimarte
Se dio la vuelta y se miró los pies desnudos.
-¿Por qué?-me preguntó en voz baja
Tuve ganas de saltar por la ventana, me estaba esforzando por explicarme pero nunca fui bueno en eso, quería decírselo como se debe pero las estúpidas palabras no acudían en mi ayuda, un poco exasperado lo volteé hacia mí y lo abracé fuertemente. Aspiré el ligero olor a grasa y polvo de su cabello, sentía los rápidos latidos de su corazón y el calor que transmitían sus sonrojadas mejillas, en ese momento me alegré tan solo de que estuviera vivo.
-Andrew...
Me separé para dejarlo hablar, coloqué una mano en su mejilla, miré sus ojos y... una estúpida interrupción abrió la puerta.
Cadmia me miró con odio unos momentos hasta que llegó Europio con cara de fastidio.
-¿Qué pasa aquí?-preguntó Cadmia
Bajé mi mano pero no me alejé de David.
-lo que pase no te interesa mucho Cadmia-Europio pronunció las palabras que yo deseaba decir
Ella lo miró indignada y yo miré a David, las palabras por fin acudían en mi ayuda y yo no soy de esperar el momento adecuado.
- lo que pasa-jugué con su cabello sin poder evitarlo-es que te amo
Como siempre que digo algo así sonó despreocupado pero esperaba que David pudiera entender que no estaba jugando. Me incliné hacia él y le susurré en el oído.
-milujem tá (es te amo en eslovaco)-mi orgullo me impedía decírselo de nuevo
Una exclamación bastante desagradable interrumpió de nuevo, Cadmia estaba furiosa y a pesar de todo me sentí un poco culpable, pero no podía evitar querer que David fuera mío.
-¿eso no cuenta como obligarlo?-me dijo
Solté a mi amigo y lo miré fijamente.
-él tiene que decidir de cualquier modo-dejo en voz baja y me acerqué a él-no haré nada si tu no quieres pero-me aparté el cabello de la cara-dime que es lo que quieres-entrecerré los ojos-en ese sentido
La idea de que David pudiera escoger a Cadmia me asustó por un momento pero me mantuve firme, yo no era como Cadmia, yo quería que él hiciera lo que quería. Me miró con una sonrisita.
-no lo sé ¿Qué quiero?
Aquello era equivalente a un "te elijo a ti" en el lenguaje de David, la mayoría de las parejas tienen muchos problemas de comunicación pero yo lo entendía con su aparente eterna indecisión y él me entendía a mí con mi eterno tono despreocupado.
-eso me parecía-suspiré-en cualquier caso...
Puse una mano frente a nosotros y lo besé, se escuchó un portazo pero lo ignoramos .El beso fue tornándose más profundo y más intenso, hice acopio de todas mis fuerzas y me separé, él jadeaba ligeramente y se sonrojó al verme.
-¿es en serio?-me preguntó
-¿parece que no es en serio?-sonreía-debo practicar más mis declaraciones
-es que...-se rió-besar a alguien solo para que dejara de llorar suena a algo que harías.
-num is sum qui mentiar tibi?
No contestó y se volteó avergonzado, se levantó y lo tomé de los hombros levantándome a mi vez.
- Amor tussique non celatur, no me engañas
Me miró y nos besamos, rodeé su cintura con mi brazo, observé sus ojos mientras acariciaba su mejilla y su cabello, bajé a su cuello y se apretó contra mi mano, le sonreí. Lo amaba sí, pero también llevaba mucho tiempo conteniendo mis deseos de hacerle mil cosas y me llevaba al límite de mi paciencia, la única persona por la que me esforzaba por ser paciente y me lo pagaba así, maldita ingratitud del mundo. Lo tomé de las muñecas y lo besé, acaricié su labio inferior, y apreté sus pequeñas manos, sin importarme invadí su boca, acarició su lengua, sus manos se cerraron en dos pequeños puños y me reí por dentro, metiendo mi mano entre su cabello lo acerqué más, nuestras lenguas se enroscaban y se retraían, acaricié su nuca lentamente pasando las puntas de mis dedos por su cuello y su hélix, sus clavículas, estaba por meter mu mano bajo su playera cuando se hizo para atrás, jadeando, recargó su cabeza en mi hombro.
-no se -dijo con voz débil
-no creo aguantar mucho-le informé con voz neutra-pero si no quieres...
Di un pequeño paso para atrás y sus brazos se levantaron con además de agarrarme.
-no te preocupes tú no eres Europio te trataré bien
Fingió fruncir el ceño y se rió.
-es una suerte que no lo seas-aclaré
Se sonrojó y aproveché para besarlo, fue un beso casto y corto, lo abracé y con delicadeza pasé mis dedos por su espalda, lo hice sentarse en la cama y comencé a desvestirlo, quería recordar cada momento de esa noche.
Lo dejé en ropa interior y doblé lo demás, lo miré tratando de contenerme, admiré cada segmento de su cuerpo blanco, inocente y puro.
-Andrew-se quejó con un poco de descaro
Me reí y empecé a quitarme la ropa yo también, me quedé en bóxers y lo besé recostándolo, con cuidado acaricié cada centímetro de su cuerpo, no se trataba solo de divertirme, realmente quería conocer su cuerpo y averiguar lo que sentía, recorrí su pecho sacándole pequeños suspiros al acariciar sus pequeños y rosados pezones como de niño pequeño, su abdomen plano sin rastros de vello, sus muslos delgados, sus pantorrillas, empecé a desandar el camino con mis labios y mi lengua, deleitándome con como suspiraba, como se sonrojaba, estaba besando uno de sus pezones cuando me besó, empecé a recorrer s espalda y sus glúteos pequeños y redondos, él no se quedó atrás y con sus manos pequeñas exploró mi cuerpo, no podía evitar suspirar y jadear cada vez que sus manos se deslizaban por algún lugar de mí, sus manos inexpertas y curiosas eran lo mejor que había sentido jamás, comencé a besar su cuello y su espalda sintiendo como él me correspondía, me di cuenta de que dejaba pequeñas marcas rojizas en su piel pero no me importó.
-¿que haces?-me preguntó un poco asustado cuando le quité el bóxer
Me reí y bajé mi cabeza hasta su entrepierna.
-¿Qué crees?
Antes de que pudiera quejarse lo tomé entre mis manos empecé a lamerlo, me sentí alegre al escuchar como se le escapaba un ligero gemido, sonriendo jugué un poco con mi lengua y mis labios, escuchando su respiración, me divertí y recorrí cada centímetro de su piel desnuda, en un momento dado, él me sonrió y tomó entre sus manos mi erección que urgentemente reclamaba atención.
-David-suspiré sin poder evitarlo
Me acarició con mucha tranquilidad, sus pequeños dedos suaves subían y bajaban con lentitud, apenas haciendo presión, lo besé casi como si quisiera asfixiarme en ese momento con él y de cualquier modo no me hubiera molestado, mientras él seguía con su mano en mí yo dirigí la mía para responderle, acaricié la parte interna de sus muslos subiendo con delicadas caricias, acaricié sus testículos e hizo la cabeza para atrás, recostándose, cerraba los ojos, se mordía los labios acallando sus gemidos. Lo acosté y doble sus piernas, me lamió un dedo sin pensarlo de forma casi instintiva, yo sentía que me explotaría la cabeza, con la mayor amabilidad que pude me incliné hacia su entrada y lo metí en su virgen y rosada entrada.
-ahh-se quejó- Andrew
Lo besé y abrí un poco sus piernas con mis rodillas, con cuidado empecé a mover mi dedo hasta que subió las caderas y cerró los ojos, me incliné y lo lubriqué con un poco de saliva para meter el segundo dedo, me sonrió y a pesar del ligero dolor que parecía sentir no se quejó, los moví y comenzó a gemir sin evitarlo, mirándome suplicante, me mordí en labio nervioso, sería la primera persona en tener su cuerpo, así como había sido la primera persona con la que hablara después de la muerte de sus padres, entrelacé mis dedos con los suyos y lo penetré con fuerza, apenas y se quejó mientras arqueaba la espalda, lo ayudé a levantar la cadera para poder sentirlo más cerca de mí, para que yo pudiera llegar más adentro.
Sin decir nada me tomó de la cadera apurándome y yo no me hice del rogar, me moví rápidamente con toda la fuerza que pude, tenía miedo de lastimarlo pero saberlo absolutamente mío destruía todo mi autocontrol, lo besé, tomé su cabeza para que no se golpeara con la cabecera de la cama que se movía haciendo un ruido espantoso que ignoramos, su cabello estaba húmedo de sudor igual que mi abdomen que se frotaba contra su erección, acaricié sus mejillas y lo miré.
-abre los ojos - le pedí haciendo todo mi esfuerzo para hablar
Los abrió y miré sus hermosos ojos oscuros sin dejar de aumentar la velocidad de mis movimientos a los que él respondía con otros más suaves, lo besé sintiendo que moriría y noté que una lágrima caía, no me importó si era suya o mía, él me rodeó el cuello con lo brazos y apretó sus piernas estremeciéndose y casi gritando, di una última embestida y me mordí con fuerza los labios mientras todo mi cuerpo se desvanecía entre profundos espasmos y todo se oscurecía hasta desaparecer.
Un momento después me acomodé para no aplastarlo y me recosté a su lado esperando que dijera algo, tenía los ojos cerrados, lo míos estaban húmedos y descubrí que era yo el que había llorado, aunque no entendía porque, me sequé las lágrimas y coloqué un dedo sobre sus labios.
-Andrew- abrió los ojos-te amo
A veces las personas están tan lastimadas sentimentalmente que son incapaces de amar, para mi suerte David no era el caso.