Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi Tiempo Límite por konaxtakuya

[Reviews - 159]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

“Vivir no es sólo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar. “

 

Ese era el eslogan que me tuvo hipnotizado por varios minutos frente a la estación del metro. “No dormir sin soñar”… sin duda todos durante la vida tenemos un porcentaje de sueños que no alcanzamos a cumplir, otros tantos cumplidos y algunos definitivamente que ni siquiera supimos que soñábamos.  Todo joven, todo niño, todo adulto y todo abuelo ha tenido alguna vez un sueño. De nosotros mismos depende el si los cumplimos o no; yo personalmente renuncié a muchos de mis sueños, y hoy desde donde estoy me arrepiento de ello, pero aún así me esfuerzo por cumplirlos ahora.

Cuando era pequeño, solía soñar con ser futbolista; luego, cuando crecí quise ser atleta. Por alguna razón siempre tuve sueños que eran imposibles de cumplir para mí, no importaba cuán bien jugase o que tan rápido fuera capaz de correr, simplemente cumplir mis metas era imposible. Corría peligro si corría, si jugaba, si lloraba, si reía demasiado, si me agitaba más de lo debido… todo para mi estaba prohibido. Pero a pesar de esto siempre fui un soñador y podría decirse que también fui un “rebelde”.  Si me prohibían correr, corría, si me impedían reír, reía aún con más ganas… siempre iba contrario a lo que los demás me ordenaban.

Claramente esa rebeldía duró hasta que crecí un poco más y comencé a tomar conciencia de cuan riesgosa era mi situación; y siendo consciente de ella aprendí a conocer y reconocer el miedo. Con los años me empeciné en ocultarme a mí mismo mi gravedad y quise ser un apoyo para todos cuando el que más necesitaba ser apoyado era yo. Renuncié a mis sueños… renuncié a mis placeres. A esos placeres que te hacen sentir vivo.

Como refugio busque algo en donde cautelosamente pudiese dejar plasmados mis sentimientos, algo con lo que sólo yo supiera a que realmente me refería. Dios, el big bang, o simplemente la herencia, me habían dado un don que posiblemente fue mi mayor placer en la vida: el canto. Podía cantar como no todos podían, y podía escribir y crear melodías como quizás nadie sabía. En este don me refugié y escribí sin parar durante años cada acontecimiento importante que vivía en palabras bonitas y acordes melodiosos. Mi vida se convirtió en una carpeta de canciones, que probablemente nunca nadie escucharía.

Apreté con fuerza el tirante de mi estuche de guitarra, y despegando los ojos del cartel seguí caminando en dirección al instituto; donde había quedado de verme con Aoi, Reita y los demás. Extrañaba ese lugar, extrañaba a mis amigos y extrañaba salir de casa todas las mañanas sabiendo que iría a encontrarme con un mundo que no me trataba con ese cuidado que todos ponían en mí, un lugar en donde al menos podía simular ser libre.

Estaba ya parado frente a las rejas del instituto buscando la silueta de alguno de mis amigos, pero no los encontraba por ninguna parte. Estaba ansioso por entrar nuevamente a ese establecimiento. Lo único que me consolaba era que sólo faltaba una semana más para poder volver y retomar mi vida como siempre. La figura de Aoi se hizo presente entre la multitud junto con la de Uruha que vestía su uniforme deportivo, lo que me hizo recordar que ese día los chicos tenían practica con el equipo de futbol. Sonreí inconscientemente al verlos, los extrañaba, sobre todo a Aoi. A Reita lo veía todos los días en mi casa, pero Aoi por algún motivo no estaba visitándome tan frecuentemente como solía.

Comencé a acercarme lentamente con la intención de sorprenderlos, aún con la sonrisa plasmada en el rostro; sonrisa que duró sólo hasta que Uruha se acercó a los labios de Aoi y los besó sutilmente haciendo a mi amigo sonreír. “¿Qué mierda fue eso?”, fue lo primero que se me vino a la mente antes de quedar completamente paralizado. Uruha dio media vuelta y se dirigió a las canchas del instituto, pero Aoi lo tomo por el brazo y volteándolo nuevamente lo besó otra vez. Yo no era capaz de reaccionar, algo había hecho “click” dentro de mí y una especie de malestar me impedía moverme.

Después de besarlo Aoi lo dejó ir entre risitas para luego buscar a alguien entre la multitud. Recorrió a todos con la mirada hasta encontrarse con mi cuerpo inmóvil, esbozó una enorme sonrisa y alzó una mano en señal de saludo.

-          ¡Taka!, ¡Por aquí! – me gritó desde la distancia haciéndome salir de mi letargo. Rápidamente caminé hasta a él con una fuerte dolor de estomago. No quería crearme historias yo sólo, pero si me ponía atar cabos sueltos muchas cosas cobraban sentido; y verdaderamente no quería pensar que la razón de que Aoi no me visitara fuera Uruha. – te he extrañado pequeño – dijo abrazándome fuertemente.

-          También yo… y tengo mucho que reprocharte – dije dándole un pequeño golpe en el pecho y fingiendo entre comillas un puchero. Me miró desentendido ante el comentario – no has ido a verme… te he necesitado mucho y ni si quera me has llamado.

-          Ah… eso – susurró desviando la vista – ya habrá tiempo de conversar de aquello. Ahora vamos a las canchas a ver la práctica de los demás – espetó sonriendo frescamente. 

Nos sentamos al lado de uno de los árboles que le daban un toque rural a las canchas de deporte, y desde ahí pude divisar a Kai, Reita y Uruha corriendo como precalentamiento a la práctica. Miré a Reita por algunos segundos y quise correr a sacarlo de ahí para que se sentara a mi lado, luego mi vista se detuvo en Uruha… de pronto quise golpearlo sin saber porqué. Desvié mi vista hasta Aoi, quien tenía la mirada perdida en dirección a Uruha; fue como si me hubiesen puesto salsa picante directamente en el trasero.

-          ¡Bien! – Exclamé para capturar la atención de mi mejor amigo – hay mucho de qué hablar. Mil cosas que no he podido contarte gracias a tu ingratitud- él sólo sonrió y me miró fijamente.

-          Pues habla, quiero oírte – espeto seriamente.  Me molestaba su aparente falta de interés, ¿desde cuándo había dejado de importarle?

-          He estado pensando mucho últimamente acerca de mis maneras de hacer las cosas. – hablé intentando captar definitivamente su atención. Él sólo arqueó una ceja en señal de intriga. – quiero volver a tener ese pensamiento despreocupado de cuando era pequeño, quiero dejar de intentar evitar lo inevitable

-          No te entiendo – habló con un tono asustado. Vaya quien a saber qué cosas estaba imaginando.

-          A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante. – dije notando como cambiaba su expresión – Siento que mi vida se concentra en este instante, esto es lo más importante que me ha pasado en mucho tiempo, y es maravilloso.

-          ¿Te refieres a lo que te rodea hoy? – preguntó aun sin querer entenderme por completo.

-          A lo que me rodea, a lo que he vivido, a la gente que está conmigo… a todo en general

-          … - permaneció en silencio mirándome como si se me hubiera zafado un tornillo. – o los medicamentos son muy fuertes, o Reita te ha lavado el cerebro en mi ausencia.

-          Aoi, estar preparado es importante y lo he estado desde siempre, saber esperar lo es aún más y lo he hecho durante años, pero aprovechar el momento adecuado es la clave, y sé que este momento es el adecuado para por fin hacer todo lo que he querido desde pequeño. 

-          Tendré que hablar con Byou para que no te dé más drogas… - bromeó. Lo miré con reproche – está bien, ahora hablaré en serio. Se me hace sumamente extraño escucharte hablar así – dijo un poco incrédulo - desde que te conozco y sé de tu enfermedad he tratado de hacerte entender lo que ahora dices pero jamás escuchabas. Y ahora porque quizás te caíste y golpeaste tu cabeza vienes frente a mí con una ideología completamente contraria a la que tenías e intenté cambiar por tanto tiempo. Creo que sólo me faltó recurrir a las peras y las manzanas para hacerte comprender.

-          Lo sé… pero después de estar en el hospital recodé muchas cosas, y escuché otras tantas – dije señalando a Reita con la cabeza, a lo que Aoi sólo contesto asintiendo. – que me hicieron recapacitar acerca de todo, y de todos. – finalicé sacando la guitarra de mi estuche.

-          ¿Qué? – dijo mirando la guitarra divertido – ¿ahora vas a decirme que quieres ser el quinto integrante de Kiss? – bromeó haciéndome reír.    

Y sin más comencé a dejar salir notas de la guitarra bajo la tranquila mirada de Aoi, quien de a poco me sonrió al reconocer la melodía que sonaba. Cuando éramos más pequeños, y tenía tiempo libre, solíamos juntarnos para divertirnos con la guitarra. Hubo un tiempo en que ambos nos pusimos en plan de compositores e hicimos canciones que sólo nosotros conocíamos; una de ellas era la canción que en ese momento tocaba. Básicamente la canción hablaba de lo afortunadas que pueden ser  dos personas que sin querer se encuentran con la otra. En el tiempo en que la compusimos, obviamente hablábamos de nosotros mismos, pero con el tiempo decidimos pensar que no era por fortuna que nos habíamos encontrado, si no que estábamos predestinados a ser amigos y conocernos.

-          He estado muy aburrido en casa – comenté sin dejar de tocar la melodía

-          ¿Sigues llenando la carpeta de canciones? – fue más una afirmación que una pregunta.  Asentí con la cabeza mirándolo fijamente. Aoi era el único al que había permitido leer las letras de esas canciones, por eso creo que era sólo él quien podía comprenderme por completo a pesar de no poder estar en mis zapatos. Siempre aduló mi talento, y yo siempre el de él; con la guitarra era un Dios… pero por favor, jamás lo hagan cantar. – cántame…  

-          Te cantaré lo último que tengo – sonreí cambiando los acordes de la guitarra para poder entonar la melodía de la nueva canción. – “Lo siento... después de un tiempo, déjame dormir con tu nombre.” – comencé a cantar con los ojos cerrados dejándome llevar por el sentimiento que me entregaba la melodía. Podía sentir en mí clavada la mirada de Aoi.

 

“Los días pasados nos acercaron, el dolor está mezclado con alegría. Ambas manos reflejan que lloro cuando pienso en ti.”

Abrí los ojos y ahí vi a Aoi sonriendo mientras escuchaba atentamente las palabras que salían de mi boca. ¿En qué momento ese chico se había vuelto tan fundamental para mí?, ¿Cómo consiguió infiltrarse a tal punto en mi vida que sentía que no tenía soporte si él no estaba?. Tenía a Reita, lo amaba, el estaba conmigo y me apoyaba, pero no conseguí a lo mismo que Aoi. Era mi pilar fundamental, mi amigo.

“Sueños que no cambian, si esto continúa por favor, no detengas tu felicidad; Incluso si no necesita ser llamada, pero los días que ahogan están amontonándose sobre mí.”

Estaba molesto, había esperado a que me hablara acerca de Uruha, pero sin embargo él había callado todo el tiempo. Me asustaba la idea de que me lo arrebataran, Aoi siempre había estado para mí y de pronto sin saber cómo lo sentí lejos. Estaba a mil kilómetros de mí… con la mente en otro lugar u otra persona.

Por una parte me alegraba que hubiese quitado su punto de mira de encima de mí, siempre había querido que encontrara una preocupación propia… pero jamás pensé sentirme tan asustado y desnudo cuando su mirada dejara de abrigarme. Todo era repentino, tenía a Reita pero perdía a Aoi y ya no sabía que sería peor.

“Quiero oír, incluso un suspiro pequeño, ritmo al sonido del latido de las sentidas oraciones entregadas”

La curiosidad y miedo me carcomía por dentro; tanto así que me hacía perder la concentración. Quería que él me contara sin yo tener que preguntarle, quería que él sintiera esa maldita necesidad de contarme sus problemas como yo la sentía por contarle a él. Quería ser igual de imprescindible para él como él lo era para mí.

-          Sostengo cerca el nombre que no puedo decir contando con mis dedos, no quiero que… - ya no pude aguantar más, mis ganas de abofetear su silencio me invadía - ¡por una mierda Aoi!, ¡¿no piensas contarme nada?! – le grité haciendo un ruido horrible con la guitarra y dejándolo en shock por unos segundos.

-          Q-q¿Qué?, ¿Qué te pasa? – inquirió aún sin comprender nada.

-          Te vi con Uruha… - le solté despacio - ¿Qué hacías con él?

-          … - guardó silencio

-          Aoi… quiero sentirme igual de importante para ti como tú lo eres para mí – confesé algo agitado – me sentí solo cuando no estabas, a pesar de estar muy bien acompañado. Nunca dejabas de verme, ¿porqué de pronto ya no te importa?, ¿Shima es la razón?... no quiero que me respondas eso, porque me dolería demasiado. ¿por qué de la nada me haces sentir como si ya no fuera importante? – no me daba cuenta de las cosas que hablaba, ni de lo que preguntaba, y mucho menos del desconcierto de Aoi.

-          Detente un poco – me pidió – ¿realmente crees que dejé de ir a visitarte por pasar tiempo con Shima?, dime que eso no es cierto para no tener que partirte la boca de un puñete – sentenció con un matiz de molestia en tu voz. Negué con la cabeza poco convencido – Taka… ya no somos sólo tú y yo. De eso me di cuenta cuando estabas en el hospital; ahora Reita está con nosotros y es más importante que cualquiera de tus amigos sólo por el hecho de ser tu novio y porque se aman. Esa relación les incumbe a ustedes, y comprendo que Reita reclame su tiempo a tu lado, por lo cual simplemente decidí salirme un poco del camino… eres demasiado dependiente de mi Taka y no quiero que eso a la larga te cause problemas.

-          Por favor Aoi sé racional… no puedes salirte así sin más cuando estás tallado en mí – espeté sin medir realmente lo que decía dejando así a Aoi sorprendido.

-          Taka… - susurró sin querer responder a mis comentarios

-          Y de Shima, ¿Qué hay de él?... ¿quieres que él dependa de ti ahora? – vomité las palabras dejándome a mí mismo paralizado por el nivel de envidia emanaba de mis entrañas.

-          ¡Takanori! – exclamó más que estupefacto Aoi – date cuenta de las cosas que dices. Estoy con Uruha, sí. El no es malo y quiero poder hacer de mí algo bueno sin depender de ti. Somos demasiado dependientes de nosotros mismos Taka… y estoy asustado. Tengo miedo porque realmente hay veces que… que realmente, no sé

-          ¿no sabes qué?

-          Cuando comenzaste a salir con Reita, me alegraba por ti pero no podía estar feliz. Muchas veces tú dices y haces cosas que me confunden a tal punto que ya no sé qué es lo que siento por ti. Te has hecho tan importante dentro mi Taka que no puedo cederte a nadie, pero tampoco sé de qué manera te quiero… esto ya es algo enfermo – de una u otra forma, eso ya lo sabía. Pero lo que ni siquiera sospechaba era lo que yo sentía.

-          … ¿me crees si te digo que pienso igual?   

 

Notas finales:

No sé hace cuanto subí el capitulo anterior, pero creo que no tardé demaciado (ojalá siga así x'D).

Subo no muy convencida el capitulo... me gusta la temática que tiene pero siento que no supe expresarme bien así que acepto reclamos y tomates si no les gusta.

Aquí podemos ver un poco más de esa amistad retorcida que tienen Taka con Aoi... y bueno, como Aoi mismo dijo: es una relación un poco enfermiza, ambos dependen demaciado del otro, lo que los hace confundirse demaciado en cuanto a sentimientos. Pero dejenme aclararles una cosa para que no se decepcionen, los nenes no están enamorados, sólo confundidos y de eso se darán cuenta después. 

Estoy ansiosa con el siguiente capi porque comenzará el plan "haciendo realidad los sueños de Taka" y la verdad esta parte espero mostrarselas muy bonita :)

Bueno, las dejo. Como siempre, mil gracias a los que leen por leerme, a los que comentan por comentar y a los que leen y comentan, gracias por eso :D

Kona ♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).