Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi Tiempo Límite por konaxtakuya

[Reviews - 159]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Muchas veces me pregunté a mi mismo, pregunté a otros, y pregunté a Dios, que era lo que realmente significaba amar o querer a alguien. Buscaba más bien una explicación a científica a ello que me dejara en claro, porque uno está dispuesto a dejarlo todo por la persona querida; hasta tu propia felicidad. ¿Podía alguien llegar a amar tanto, que fuese capaz de postergarse en un 100%?.

Sin duda comenzar a amar a alguien es lo más bonito que pude vivir… ver como otros comenzaban a amarse, fue también sin duda algo de lo que estoy muy agradecido de haber visto. Estoy agradecido de que se me permitiera verlo, estoy agradecido de haber permitido que sucediera.

A veces, escuchar a alguien soltar palabras sinceras, te abre la mente y te da las explicaciones que siempre buscaste. Amar, es alcanzar una unión espiritual con la otra persona, es vivir a través de ella, es dar la vida por ella, es anteponer su felicidad, y postergar la tuya. Y eso fue lo que Shima me enseñó con sólo abrir la boca y expresar sus sentimientos; aunque él aún no lo supiera, estaba enamorado… estaba enamorado de mi amigo, y me lo demostró ofreciéndome su felicidad a cambio de la de Aoi.

Fue en ese momento en que también descubrí, que no sólo Shima amaba a Aoi; si no que yo también lo hacía, pero de una manera diferente. Dentro de mi pecho sentí como si me hubiesen destapado el corazón y la sangre volvía a fluir por mi cuerpo. Ahí comprendí que Aoi estaba en buenas manos, y que toda mi inquietud era debido a la preocupación que me provocaba la incertidumbre  de no saber si Uruha era el mejor. Pero sin duda, esa noche, ese alto castaño, aprobó  con creses el examen de mi confianza… y me regaló un alivio que le agradeceré eternamente.

Me sentí un poco apesadumbrado por haber pasado por alto lo que Aoi sentía, y cuál era la relación que Uruha y Reita mantenían. Todo lo que debí hacer desde un comienzo fue ponerme en su lugar, ¿Qué habría hecho yo si Aoi hubiese encontrado a alguien antes que yo?, ¿Cómo me habría sentido?... lógicamente desplazado, quizás me abría encerrado con mis penas y lo más probable es que por mi forma de ser ni siquiera hubiese sido capaz de encontrar refugio en alguien más. Esa valentía que sólo Aoi poseía era lo que más admiraba de él… sin importar como se sentía, estuvo conmigo, me acompañó, me apoyó, me aconsejó, y protegió; cosa que si el caso hubiese sido diferente, yo no habría sido capaz de hacer.

Esa noche… después de escuchar todo lo que Uruha necesitaba decirme, sin darle ninguna respuesta lo invité a pasar a mi habitación y le ofrecí algo de comer. Él estaba completamente a la defensiva en ese momento; claramente, no lo culpo… quien había creado ese ambiente de hostilidad había sido yo. Rechazó todo lo que le ofrecí, y en ningún momento despegó sus ojos de los míos. Sólo quería una respuesta, y yo no sabía cómo decirle que lo sentía, y que yo no era nadie para meterme en las relaciones de los demás… ni siquiera de Aoi.

-         Shima… - hablé con seriedad en la voz provocando que su cuerpo de un momento a otro se tensase – me es difícil hablar bien contigo luego de lo que ha pasado en estas últimas dos semanas…

-         Lo sé – soltó al instante con un suspiro – imagínate como es de difícil para mí aparecer frente a ti y hablarte sintiéndome el culpable de toda est…- no pudo terminar por me encargué de interrumpirlo.

-         No te equivoques – fue todo lo que dije con mirada severa. Pareció petrificarse por un instante.

-         … ¿equivocarme en qué? – inquirió confundido.

-         La culpa no es tuya… nunca lo fue – intenté tranquilizarlo pero sólo conseguí que él estuviera al borde de una diarrea mental. – el que estaba mal era yo, tú mismo lo dijiste… entendí todo mal.

-         … - su rostro era un poema. Quizás esperaba que lo echara patadas de mi casa gritándole que era un puto, un roba amigos, un mal nacido, un hijo de puta que me había arruinado la vida; cosa que sin duda hubiera hecho de no ser porque me obligó a escucharlo.

-         Nunca me enteré de que la clave era tan simple como ponerme del otro lado y así lo entendería. Lo siento mucho – hablé – ahora sólo quiero pedirte que lo cuides mucho y que lo quieras aun más. No soy yo la persona que deba decidir por ustedes… sólo tengo  derecho a  sentirme feliz porque él que él está feliz; y porque también tu lo estás, después de todo eres mi amigo.

-         … gracias – fue lo único que pudo decir.

-         Además, como yo conozco más a Yuu que tú, puedo decirte con toda certeza que él contigo está feliz… - fue la primera vez que lo vi sonreír esa noche… fue una sonrisa tímida y llena de regocijo que ni siquiera mi último día pude olvidar. – y déjame contarte algo más. – le dije algo divertido mirando su rostro expectante - … tú estás enamorado – rápidamente desvió la mirada como si de una u otra manera estuviera atormentándolo.

-         No digas esas cosas – soltó rápidamente mirando toda la habitación intentando encontrar algo con que desviar el tema. – tocas guitarra… ¿compones también?

-         Sí, tengo una carpeta – le conté

-         Déjame ver – rió

Me costó entregar mis secretos aquel día… mostrar esa carpeta significaba confesar mis más grandes sueños, ambiciones, promesas y decepciones. Todas cosas que sólo Aoi sabía.  No acostumbraba contar a nadie sobre la existencia de ese archivo, pero en ese entonces significaba tanto para mí que Shima supiera cuán importante era  su novio en mi vida, que tomé la canción que años atrás, él y yo habíamos escrito. Recuerdo haber tomado mi guitarra, y comenzar a entonar los acordes de la melodía que durante días Aoi y yo estuvimos componiendo  y como en un acto reflejo,  canté por primera vez a alguien que no se llamara Shiroyama Yuu.

Shima sólo era capaz de mirarme con cierta sorpresa en su rostro y seguía cada uno de mis movimientos con sus ojos; no se perdía detalle de aquel momento. Por otro lado, yo moría de vergüenza al sentirme tan observado y analizado por alguien con quien hace sólo unos cuantos minutos atrás podríamos habernos considerado enemigos.

Amaba cantar… y a pesar de amarlo tanto, nunca había sido capaz de hacerlo frente a la gente, y como con muchas otras cosas, Aoi había sido el primero. Me gustaba que él pudiera leer a través de mi voz, cual era mi estado anímico, o en qué estaba pensando, o cual sería la próxima frase que salía de mi boca… sólo él podía leerme por completo.  Sin embargo, en ese momento, Uruha también lo hacía; con sólo mirarlo podía entender que estaba descifrando cada uno de mis sentimientos, y lo peor de todo es que no lo hacía nada de mal.

Canté la última estrofa de la canción, y la expresión de Shima que había permanecido todo el tiempo sorprendida, pero a la vez seria, cambió; se transformó en una pequeña sonrisa de medio lado tan perfecta que me hizo sentir un escalofrío… a veces Shima podía ser muy sensual, lógicamente sin intención, pero lo era. De seguro  eso había cautivado a mi amigo.

-         Mira lo que te tenías escondido… - susurró agachando un poco la mirada.

-         No lo escondo, sólo me cuesta mostrarlo – respondí dejando la guitarra a un lado.

-         No debería costarte. Lo haces muy bien… - dijo volviendo a mirarme – deberías considerar cantar con algún grupo, en algún escenario… o que se yo – espetó tomando la guitarra que hace sólo un momento yo había dejado. - … no digo que te vuelvas famoso, pero si te gusta, muéstralo.

 

Pensé en las palabras de Uruha en vano; simplemente no importaba cuantas vueltas le diera al asunto, no podría hacerlo, era algo demasiado personal para mi. En lo que realmente debía pensar en ese momento, era en como me acercaría al día siguiente a Aoi, y como podría darme valor para pedirle perdón por no darme cuenta de cómo lo había ido relegando de a poco. Mis ojos permanecieron durante horas pegados en el techo intentando imaginar como sería la situación. Yo ya lo sabía muy bien… podría describir paso a paso sus reacciones. Incluso antes de que yo apareciera en el instituto, él ya estaría pendiente de si entraba o no. Finalmente me vería, yo lo miraría y él se tensaría, intentaría por todos los medios perder el contacto visual conmigo… en ese entonces yo me acercaría, y él intentaría parecer desinteresado e imperturbable. Lo conocía muy bien… por último intentaría decirle todo lo que debía, pero él no me dejaría hacerlo, y sin mostrar afecto alguno me diría algo desagradable pero que me daría a entender que él comprende lo que yo quería decir. Y de ahí en adelante todo sería normal. 

Es de lo más amoroso que hay… nótese la ironía.

-         ¡¿Puedes apurarte?! – exclamó Reita al notar mi lentitud aquella mañana – llegué hace una hora y sigues dándote vueltas.

-         No te quejes tanto… no has estado una hora esperándome, llegaste más temprano sólo para comer – lo acusé – sabes perfectamente que mi madre te dará lo que quieras, por eso vienes tan temprano.

-         Lo sé – rió – sólo te ponía a prueba… estás de mejor humor que los otros días. Al menos ahora me hablas, y no necesariamente para mandarme a la mierda – reí despacio, y me acerqué para dejarle un pequeño beso en los labios.

-         Perdón por lo de ayer – dije un poco avergonzado, recordando todo lo que le había gritado la tarde anterior para que me dejara en paz. – he estado un poco mal, pero ya no más – sonreí juntando su frente con la mía y pasando mis brazos por su cintura.

-         Lo sé… y te perdono. – habló – ahora te recomiendo que hables pronto con Aoi – un escalofrío me recorrió la espalda, ¿Cómo lo sabía?, yo no le había contado nada.

-         … - lo miré con el cuerpo helado.

-         No soy tonto Taka, y quieras o no siempre estoy pendiente de ti, por lo cual me doy cuenta de todo – dijo poniendo sus brazos en mi espalda y presionándome más contra su cuerpo

-         Eres muy perspicaz – alcancé a decirle antes de que él hiciera desaparecer la distancia entre sus labios y los míos.  

Volví a sentir nuevamente como sus besos me dejaban descolocado… quizás mi tranquilidad era todo lo que faltaba para que por fin pudiéramos sentirnos como una pareja joven y feliz. No se nos había dado nada fácil desde que comenzamos nuestra relación. Primero los malos entendidos, luego Arimi, después mi crisis, mi recuperación, Aoi, Uruha… todo parecía en contra. Quería sentirme como así por mucho tiempo más… relajado y acompañado de la única persona a la pude amar de esa manera.  

Salimos de mi casa 15 minutos, aproximadamente, más tarde de lo normal. Fuimos casi corriendo al instituto e irrumpimos abruptamente en el aula aun  cuando las clases ya habían comenzado. Reita con todos los colores sobre el cuerpo de disculpó y salió disparado a su salón.  Caminé rápidamente a mi pupitre, y miré rápidamente a mi alrededor para notar que Aoi desde el otro extremo del salón tenía la vista fija en mi. Tal como predije, apenas hicimos contacto se tensó, y desvió la mirada. Sonreí para mis adentros… definitivamente, nadie tenía un conocimiento más acabado que yo con respecto a Aoi.  

La hora de clases terminó, y sin siquiera guardar mis cosas me aventuré al encuentro de mi amigo. Él guardaba su cuadernillo en el bolso cuando sintió mi presencia, y efectivamente una vez más acerté,  me miró y fingiendo que nada pasaba levantó las cejas en señal de “que tal”.

-         ¿Cómo estás? – pregunté, con un poco de nerviosismo.

-         ¿Cómo me ves? – devolvió con la pregunta con cierta ironía en la voz.

-         Absolutamente mal, después de todo no me has tenido a tu lado y que perdición más grande para ti significa aquello. – bromeé, sacándole una pequeña risita entre dientes.

-         Aoi… quería discul – comencé y acertando una vez más, él me interrumpió.

-         Lo sé… - dijo mirándome por primera vez directamente a los ojos – yo también lo siento, actué un poco infantil…

-         Claro que lo hiciste – comenté sin perder el tono de broma.

-         Imbécil – finalizó rozando su mano con mi mejilla fingiendo que me daba una cachetada.

-         Yo actué un poco incomprensivo – confesé.

-         Claro que lo hiciste – rió.

-         ¿Lo quieres? – pregunté de sopetón haciendo que su cuerpo se tensara por apenas un segundo.

-         Sí – contestó en seco.

-         ¿Estás seguro?

-         No

-         ¿Y lo estarás pronto?

-         Sin duda

-         Entonces está bien, Uruha me agrada 

Notas finales:

Hola, hola!! :D 

Primero quiero disculparme por no haber comentado nada en el capitulo anterior. Pero como iba saliendo subí el capitulo velozmente, de hecho lo terminé y nisiquiera lo revisé x'D, así que me disculpo tambien por si encontraron fallas. 

Bueno... les cuento que ya salí de cuarto medio, di la PSU, y ahora podría decirse que estoy de "vacaciones", pero no por mucho tiempo, ya que la segunda semana de enero comienzo a trabajar D: pero intentaré tenerles el próximo lo más pronto posible (yo creo que si sale porque estoy hipermega entusiasmada con lo que sigue *-*, desde que comencé el fic que muero de ganas por escribir esta parte).

El capitulo... perdón, quedó muy rápido, como que pasan muchas cosas distintas en poco tiempo, pero si me ponía a dar detalles de cada situación se pondría demaciado latero. Bueno, en fin... espero que les haya gustado, y nos vemos pronto ;D 

 

PD: espero que hayan pasado una magnífica navidad, y que tengan un aún mejor año nuevo :) 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).