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Mi Tiempo Límite por konaxtakuya

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Notas del capitulo:

Perdon por la demora T_T

 

Por algún motivo, todo lo veía distinto ahora… tal vez haber reconocido abruptamente cueles eran mis miedos era el motivo del porque en ese instante todo parecía diferente. Por primera vez en mucho tiempo me sentí solo a pesar de no estarlo… nunca nadie me había dejado sin antes darme una palabra de aliento, pero él lo había hecho… y dolía. Su silencio activó todos esos miedos en mí, el los hizo florecer, el los hizo salir a la luz en el momento en el que guardo sus palabras y no me apoyó… en el momento en que huyó.

Poco tiempo había tenido para sentirme rechazado… jamás nadie me había dado la espalda, es más, siempre con una sonrisa todos me decían que saliera adelante. Llegue a pensar que por esas palabras era por las que no me derrumbaba… y efectivamente, cuando ellas me faltaron caí… me desmorone, deje de ser fuerte y me sentí miserable, vulnerable y frágil. El recuerdo de su rostro serio, mirándome fijamente, para mí vista casi con asco me había atormentado desde aquella vez.

Mire el techo con los ojos aun hinchados de tanto llorar, se me hacía un nudo en la garganta al recordar cómo era que Byo luchaba por no derramar lágrimas conmigo entre sus brazos. Las ganas de llorar volvían a mí al darme cuenta cuan inconsciente y egoísta había sido al decir todas esas cosas frente a él, lo había hecho sufrir… lo hice sentir tan triste que casi llego al punto de llorar aunque yo estuviese ahí. Recordar su rostro triste medio borroso debido a las lágrimas que no dejaban de salir de mis ojos me hacía rememorar que quien debía permanecer de pie era yo, que quien debía ser fuerte era yo, que quien debía mantener feliz a todos era yo… que mientras yo fuese feliz, todos lo serian.  Quería seguir por y para ellos… por mis amigos, por mi familia, por mis doctores, por mis profesores, y para el… aunque ya no me quisiese. 

-          No tengo ganas de que me digas que paso… - dijo Aoi sentándose a un lado de mi cama, donde yo estaba recostado. – sé que no me gustaran las noticias…

-          Entonces no me lo preguntes y ya. – susurre sin desviar mi mirada del techo.

-          No te lo preguntare – respondió al instante – pero más que por mi… no preguntare por ti, sé que no querrás recordarlo.

-          Aunque no me lo preguntes no lo olvidare- susurre apoyándome en mi costado izquierdo - … estoy cansado.

-          Duerme –dijo con esa voz que lograba tranquilizarme apenas llegaba a mis oídos.

-          ¿te quedaras? – le pregunte esperanzado

-          Si así lo quieres… -susurro

-          Quédate – le pedí – y abrázame… por favor. – hable sintiendo como las ganas de llorar volvían a apoderarse de mí. Aoi se recostó a mi lado y me estrecho fuertemente, tanto que podía sentir como latía su corazón. Me sentía tan dolido… tan temeroso a que el también un día me dejara. Aoi era mi apoyo, mi mejor amigo, mi guardián… y quien más rencor creaba hacia quien me hacía daño. – Gracias por ir a recogerme

-          No hay nada que agradecer, sabes que siempre estoy para ti – dijo estrechándome más fuerte mientras con una mano acariciaba mis cabellos. Poco a poco, hundido en un mar de preocupaciones conseguí caer dormido a pesar de la inseguridad que se había adueñado de mí por ese día.

Todo estaba azul… era una extensa gama de tonalidades azules la que me envolvía acogedoramente mientras esperaba sentado en un rincón a que llegase el momento, la música de fondo eran los latidos de mi corazón, acompasados, sutiles… cálidos, llenos de vida. Miraba extasiado como las tonalidades azules poco a poco se convertían en colores verdes, y luego en un prado; un prado cubierto por árboles y el espléndido sol en lo alto del cielo. Me levante cuidadosamente admirando el paisaje, respire fuerte intentando llenarme de aire limpio… una sonrisa se formó en mis labios y luego corrí. Me eché a correr cuesta abajo, sintiendo como el aire desordenaba mis cabellos y como secaba mis ojos; inconscientemente abrí los brazos sin dejar de correr y comencé a reír… reí como si la vida se me fuese en ello.

Corría… corría y no me faltaba el aire, corría y no podía agitarme, corría pero mi corazón permanecía tranquilo. Era la felicidad… era feliz, no tenía restricción alguna, era libre. Corrí hasta llegar a un acantilado, y antes de llegar al borde salte… me sentí caer y poco a poco el miedo comenzó a invadirme. Todo lo que antes era verde, azul y bonito se volvió desde el gris al negro; agitaba mis brazos desesperado intentando dejar de caer, pero era imposible… parecía no haber fin. Termine sumido en lo más oscuro del negro… lloraba de la desesperación; puse mis manos sobre mi rostro y al tapar mis ojos vi el rostro serio e indiferente de Reita, luego vi a Byo abrazándome intentando no llorar y por ultimo a Aoi ahogado en llanto. Quite las manos de mi rostro para disipar las imágenes que veía cuando me estrelle en el piso desarmándome en miles de partículas.

Abrí los ojos exaltado, y mire asustado a todos lados mientras me sentaba torpemente en la cama llevándome una mano al pecho. Sólo había sido un sueño… con un mal final, pero aun así agradecía a mi subconsciente el haberme dado aquella ínfima oportunidad de estar tranquilo. La luz de pleno día se colaba por entre mi cortina; había dormido más de la cuenta  y de seguro  Aoi no quiso despertarme y se levantó solo.

-          Es tarde… ¿Por qué no me despertaste? – le dije apenas entre a la sala y lo vi sentado, bebiendo café y mirando la tv

-          …porque yo también me desperté tarde – dijo metiéndose una tostada a la boca sin despegar los ojos del televisor

-          Teníamos examen hoy – dije sentándome a su lado y quitándole su taza para beber yo también.

-          Lo sé – dijo mirándome con reproche al ver su taza en mis labios - … llame a tu madre y la mía para que nos excusaran y dijeran que llegaríamos a media jornada.

-          Genial – susurre estirándome un poco – me voy a la ducha

-          Ok… apresúrate que yo también quiero  

Las gotas de agua resbalaban por mi cuerpo consiguiendo destensar cada centímetro de él. Era tan relajante sentir como el agua tibia masajeaba mi cuello, espalda, y piernas… no habría salido de ella jamás. Aun con el chorro de agua cayendo sobre mi comencé a repasar todo lo que había estudiado para el examen que en pocas horas debía dar, llegando a la conclusión de que debía volver al instituto… y eso significaba verlo.

A pocos pasos de la gran reja que tenía por entrada el instituto comencé a entrar en pánico, los nervios me carcomían por dentro, y los recuerdos del día anterior en aquel lugar se hacían espacio en mi mente para ser más que recordados. Pasamos por la oficina para que nos pusieran presente en el libro de asistencia y luego fuimos directamente al aula. Dejé mis cosas en mi escritorio y tome asiento deseando que todo volviese a ser como lo había sido hasta unas semanas antes; en donde Aoi y yo cada tarde después de clases nos sentábamos en las bancas de las canchas del instituto a observar las prácticas de futbol, o cuando yo deseaba animosamente que llegase el momento de salir al receso para charlar con todos mis amigos de otras clases, o cuando refunfuñaba al ver como Uruha se acercaba a molestarme como solía hacer, o cuando creía necesario ver la sonrisa de Kai… quería que todo lo pasado fuese borrado, que todo lo presente fuese olvidado y que mis costumbres anteriores se abrieran de nuevo el camino para ser mi prioridad.

Necesitaba de vuelta mi resignación… quería no temer a la muerte, quería mantener tranquilos a quienes quería, que volver a lo de antes. No quería verlo a él, porque dolería. Las clases habían acabado, el examen había sido entregado y ya era hora de volver a casa. Lentamente me levante y comencé a guardar en mi bolso todos mis libros y lapiceros procurando no olvidar nada. Había sido una jornada tranquila, sin contratiempos ni situaciones incomodas.

-          ¡Ruki! – oí mi nombre desde la entrada del salón. Voltee asustado y vi asomarse la cabeza de Uruha por el marco de la puerta.  Le sonreí y le hice señas para que entrara – ¿cómo estás?,  no saliste del aula en el receso y cuando me encontré con Aoi me dijo que estabas un poco indispuesto.

-          Ah… - ¿es que a Aoi no se le había ocurrido otra cosa que no fuera a preocupar a los demás? – si… me dolía un poco la cabeza, pero ya estoy bien – sonreí amigablemente.

-          Ah que bien – hablo aliviado – Kai mando saludos, debía irse rápido.

-          Okey, gracias – volví a sonreír     

-          Ah, esto… ¿Aoi? – llamo a mi amigo – es que ahora voy a la nueva tienda de Yamaha que abrieron en el centro de Tokio, ¿quieren ir conmigo?

-          ¡¿abrieron una nueva tienda Yamaha?! – exclamo Aoi sorprendido, cosa que me hizo reír un poco a Uruha y a mí – ¡Y yo que ni me entero!

-          La abrieron la semana pasada, y creo que antes de ayer llegaron los últimos modelos de guitarras que fabricaron en américa – dijo emocionado Uruha

-          Siempre he soñado con comprar una guitarra americana… - comencé a oír algo distorsionada la voz de Aoi y de Uruha que hablaban a mi lado, apoye por inercia mi mano en el banco al comenzar a sentirme mareado. Lleve disimuladamente una mano a mi boca… tenia nauseas.

-          N-no creo que pueda acompañarlos – dije intentando controlar mis malestares – vayan ustedes solos – sonreí. Aoi me miro extrañado

-          ¿¡que!?, ¿Por qué? – exclamo frustrado Uruha.

-          Antes me sentía indispuesto, así que creo que será mejor guardar reposo hasta mañana – dije tomando mi bolso y buscando desesperadamente mis pastillas – más que nada por prevención.

-          Mmm… - dijo bajito Uruha resignado.

-          Bien, adiós – sonreí.  Aoi me miraba con desconfianza, ya me había descubierto. “no es nada” articule solo con los labios para dejarlo tranquilo y luego giñarle el ojo.

Salí al pasillo con las pastillas en la mano, y cerciorándome de que no hubiese nadie cerca saque dos de ellas y las metí a boca caminando a paso rápido en dirección al baño. Me pare frente al lavabo y bebí un poco de agua de la llave para luego adentrarme en uno de los cubículos y sentarme abrazando mis piernas fuertemente con la cabeza enterrada entre las rodillas para sosegar los mareos. La situación era tan extraña… nunca desde que recordaba tener ataques, me había dado uno de la nada, cada ataque siempre venia de la mano con alguna emoción fuerte o con un tipo de agotamiento o sobre-exigencia física. Comenzaba lentamente a acompasar mi respiración, a recuperar la visión, las náuseas habían desaparecido y los mareos eran casi nulos. No sabía cuánto había demorado en regularizar los síntomas, tampoco sabía cuánto tiempo había estado encerrado en esa posición, solo sabía que debía dar a conocer pronto a Byo que ahora se añadía un nuevo síntoma a las crisis.

Abrí la puerta del cubículo aun afirmandome de los muros ya que los mareos no cesaban del todo; me pare frente al espejo y moje mi rostro. Seguí mirando mis ojos por unos segundos hasta que divise la silueta de alguien más a través del espejo. Estaba sentado al lado del cubículo donde antes yo había estado, con el mentón apoyado sobre sus brazos cruzados sobre sus rodillas… me miraba fijamente sin emitir sonido alguno; nos observamos por algunos minutos a través del cristal sin decir ni hacer nada… hasta que desperté de mi trance y tome mi bolso dispuesto a salir del baño. Se levantó rápidamente para seguirme, pero solo pude ignorarlo… no quería cruzar palabra con él.    

-           Espérame – me dijo cuando ya íbamos en la mitad del pasillo de la salida.

-          ¿Qué quieres? – le dije desinteresado

-          Hablar contigo… - dijo acelerando su paso para llegar a mi lado

-          No puedo, estoy  apurado – espete tajante. Me sujeto fuertemente del brazo para detenerme y al instante le lance una mirada dolida.

-          Ruki… - susurro como si le doliera verme así – Ruki, por favor déjame estar contigo

-          No Akira, no quiero tu lastima – dije mirándolo fijamente a los ojos – tu silencio supongo que ya me dijo muchas cosas la otra vez. 

-          No, no entiendes – dijo algo molesto soltando mi brazo fuertemente – ¿cómo se supone que debía reaccionar si me decían que la persona que amo está enferma y que mi tiempo para estar con ella y hacerla feliz esta contado? ¿¡Que se supone que debía hacer!? – prácticamente me grito eso en la cara - … ¿cómo se supone que debía actuar si sentía que el mundo se me caía cuando me dijiste que estabas enfermo?

-          De verdad no quiero compasión, Akira – le dije con un nudo en la garganta

-          ¡Deja de creer que todos sienten pena! – grito molesto - ¿crees que te llevas solo todo el peso de esto?, pues estas equivocado, quienes te queremos también sufrimos contigo.

-          ¡No hables cuando no sabes! – dije a la vez que azotaba mi palma sobre su mejilla. Me miro aturdido por unos instantes y luego se percató de que las lágrimas habían sobrepasado la barrera de mis ojos - ¡lucho día a día por mantener a todos tranquilos, porque todos crean que estoy bien y que esto no me afecta! ¡¿y vienes tu a decirme que no sé qué todos sufren conmigo?! ¡¿crees que no lo sé?! ¡¿crees que no me afecta?! ¡¿crees que vivo para vociferar y pregonar orgulloso cuan desgraciado soy?!  ¡¿cuán triste es mi vida?! … si crees todo eso quiere decir que no sabes nada, porque yo de verdad todos los días de mi vida he luchado por no hacer sufrir a los demás, y  por lo mismo he guardado bajo siete llaves mis miedos, y por ello también me he privado de conocer cosas… como el amor, nadie quiere estar con alguien que morirá. – termine de decir ahogado en el llanto – por eso creo que es normal que quieras salir corriendo y olvidar que algo alguna vez paso

-          Tal vez si me hubieras contado antes que estabas enfermo, me habría alejado asustado y habría podido fingir que ni te conocía – hablo con voz seria – pero a estas alturas… no puedo ni imaginar dejarte solo. Solo puedo pensar en que tenemos tantas cosas por hacer que pareciera que el tiempo desde ya es poco. Me tienes enamorado y no lo comprendes -  Se acercó lentamente a mí y me envolvió con sus brazos enterrando su rostro en el espacio que había entre mi hombro y mi cuello para susurrar la frase que más grabada creo tener en la memoria…

“déjame hacerte feliz… jamás he experimentado lo que es la felicidad pero, déjame conocerla contigo.”    

 

 

 

Notas finales:

Me tarde, lo siento,  pero debia dar mis pruebas de nivel xD. Ahora estoy de vacaciones *-* xD. Aun no contesto sus reviews, yo creo que mañana los contesto, ahora esoty un poco cansada.

Creo que esta de mas decir que les agradezco enomemente que sigan mi fic y que lo comenten n_n porque como me dijeron en un comentario, no hay nada mas satisfactorio para un autor, que ver los comentarios que dejan sus lectores :)

 

Me quedo mamon el capitulo xD


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