Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi Tiempo Límite por konaxtakuya

[Reviews - 159]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

"comienzo a sentir la vida..."

 

De las cosas de hice en vida, no me arrepiento de ninguna realmente. Siempre procuré no cometer errores, quise hacerlo todo bien para poder irme tranquilo al nuevo mundo que me esperaba… pero poco a poco fui comprendiendo, que equivocarse es parte de la vida, y la imperfección es lo que la hace perfecta. Desde pequeño pensé que si no cometía yerros podría vivir una corta pero plena vida sin tener que arrepentirme, pero por suerte deserte de aquella descabellada idea a tiempo, y de esa manera pude cometer la peor equivocación de todas, pero con la que más fui feliz mientras pude; enamorarme.  

Por favor no me malinterpreten, no digo que el amor sea una equivocación, de hecho el amor es algo maravilloso que gracias al cielo pude conocer; solo digo que el amor, para mí no era lo apropiado. Digo que no era apropiado para mí, porque al momento de decir adiós no solo dejaría al lado de mi pareja mi ausencia, sino que también una innumerable cantidad de secuelas que a largo plazo le afectarían enormemente.

-          Si lo deja ir, le prometo Señora Matsumoto que estará bajo mi vigilancia todo el tiempo – decía Aoi intentando convencer a mi madre de dejarme ir a la fiesta de Uruha al día siguiente.

-          No lo sé Yuu… tu sabes que no debe agitarse – decía mi madre antes de tiempo preocupada.

-          Mamá por favor – prácticamente le rogué – prometo no hacer nada imprudente

-          Taka… - dijo no muy convencida

-          ¡Mamá, por favor! Tengo muchas ganas de ir. No me prives de esto – supliqué

-          Señora, prometo cuidarlo mucho, mucho…. Usted sabe que conmigo nunca le ha pasado nada a excepción claro de aquella vez en el instituto, ¡pero yo no sabía nada! – hablo desesperadamente Aoi.

-          … está bien – espetó resignada.

-          ¿en serio? – dije sorprendido - ¡muchas gracias! 

-          Prometo cuidarlo, ¡lo prometo, lo prometo! – decía Aoi mientras abrazaba fuertemente a mi sonriente madre.

Mi tiempo de diversión era limitado… me habría gustado poder, como los otros jóvenes, tener años y años para poder conocer la diversidad de entretenciones que hay en el mundo. Quería probarlo y conocerlo todo en mi porción de vida, mas sabía que no era algo posible. Siempre, desde muy niño tuve conciencia de que algún día, antes de mi vejez moriría; jamás se me oculto nada, y es por eso que también tuve muchos años de conciencia para pensar que mi enfermedad, más que un “castigo de dios”, como muchos de mis familiares le llamaban, era un privilegio, un regalo que se me había otorgado ya que tendría el tiempo de vida suficiente para conocer y disfrutar sin caer en esa tentativa monotonía en la que la gente adulta solía vivir.

Todos constantemente se preguntaban de donde era que sacaba yo con mis 17 años de vida tanta fortaleza para continuar a pesar de mi condición; lo mismo algunas veces me pregunte a mí mismo, encontrando al instante la solución a mi interrogante:  yo era quien debía permanecer siempre de pie; todo podría derrumbarse a mi alrededor, pero si yo estaba erguido todo volvería a levantarse. Es por eso que siempre permanecí firme en mi postura, pero aun así sabía que en algún momento tendría que derrumbarme, en algún momento caería y sentiría los frutos de mi enfermedad sobre mi conciencia… pero jamás pensé que sería tan pronto.           

La música era ensordecedora, llenaba cada rincón del hogar de Uruha,  la fiesta estaba resultando un éxito y yo más entretenido y contento no podía estar. Aoi había estado todo el tiempo junto a mí, ambos bebíamos una que otra cosa y conversábamos animadamente de lo primero que llegase a nuestras mentes. Reiteradas veces vi el cuerpo de Reita pasearse entre la multitud de gente que había asistido a la fiesta; se veía ocupado, todo el tiempo caminaba de aquí para allá aceleradamente cargando más y más cosas, no quise siquiera pensar en molestarlo acercándome a saludarlo, así que permanecí con Aoi toda la velada.

A eso de las 3 a.m las ganas de levantarme libremente de mi asiento y salir al medio de la pista para bailar al compás de los acordes de la canción que sonaba, me sobrepasaban… los pies se me movían solos a pesar de estar sentado, quería adentrarme entre toda esa gente, quería bailar, quería reírme de las idioteces que hacían los demás en la pista.

-          Aoi – dije de repente sabiendo cuál sería su respuesta – quiero bailar, ¿bailarías conmigo?

-          … - guardo silencio por algunos segundos mirándome con desconfianza – no lo creo

-          ¡vamos Aoi por favor! – supliqué juntando ambas manos como si estuviese rezando

-          … - volvió a mirarme con desconfianza – solo un poco, y si te cansas te detienes de inmediato ¿ok? – me sentencio

-          Si, si como sea – espete levantándome y tendiéndole una mano para que se levantase también.  Así fue como entramos  a la pista… así fue como volví a sentir lo que jamás había sentido; el cansancio, el sudor, la falta de aire, pero no de aquella falta que desespera como la suelo experimentar si no que, de esa que te dice que eres libre, que no tienes limites, que eres tu quien estás disfrutando lo que estás haciendo… ese era el agotamiento del aire que no había conocido nunca, ¿y para que ocultarlo?... Me encantaba.

Aoi sujetaba fuerte mi cintura mientras ambos nos movíamos provocativamente al compás de la música. Yo era feliz, me sentía tan bien que no me di cuenta cuando fue que mis cuidadosos movimientos desaparecieron… ahora bailaba con todas mis ganas, con todas mis fuerzas, con todo mi ánimo posado sobre mis pies. Nada, ninguna enfermedad me ataba a nada, nada podría privarme de nada en aquellos veinte minutos que Aoi me había otorgado para ser libre.

Comenzaba a escasearme el aire, mi corazón comenzaba a acelerarse y yo a asustarme, pero aun así no quise detenerme, no quería que una crisis arruinara mi memento. Los mareos habían llegado, comenzaba a jadear  y la necesidad de llevar una mano a mi pecho para intentar detener mi corazón cada vez se hacía más grande. Me apegue al cuerpo a Aoi y lo abrace fuertemente enterrando mi cabeza en el espacio que queda entre su hombro y su cuello intentando mitigar mis jadeos sin que él lo notara. Seguimos bailando algunos minutos, hasta que el comenzó a notar algo extraño en mí: habían veces en que me desvanecía un poco, y me costaba retomar el ritmo.

-          ¿estás bien? – me pregunto separándome abruptamente de su cuerpo con un dejo notorio de preocupación.

-          Sí, estoy bien… ¿pero sabes? –le dije sonriendo intentando que no notara mi malestar. Al verme sonreír su rostro se destenso. – ya me canse, voy al baño

-          …está bien – hablo mirándome dudoso – te espero en la mesa.

-          Ok – dije sin dejar de sonreír para caminar velozmente al baño

Metía mis manos torpemente a mis bolsillos intentando encontrar mi frasco de pastillas, gracias a dios las había llevado conmigo. Al sacarlo, este resbaló de mis manos estrellándose en las cerámicas del baño y vertiendo todo su contenido en ellas. Mi respiración era casi nula, al igual que la nitidez de mi vista; como pude tome una de las pastillas del suelo y la puse en mi boca, abrí el grifo y bebí un poco de agua para luego deslizarme por las baldosas del muro hasta quedar sentado con la cabeza escondida entre mis rodillas. Poco a poco fui recuperando mi estabilidad, mi respiración era más acompasada, mis pulsaciones normales y mi mente había dejado de lado el terror.

-          Vaya de la que me salve… se veía para algo mas feo - hable para mí mismo – eres tan imprudente Takanori  - dije riéndome despacio para luego gatear hacia el regadero de pastillas que había dejado minutos antes y meterlas todas dentro del frasco nuevamente. Me puse de pie y mire mi silueta frente al espejo – pero que desastre… - susurre para mi nuevamente al ver mi rostro en el espejo, tenía el maquillaje corrido y algunas lágrimas marcadas en mi rostro. Lentamente comencé a arreglarlo hasta dejarlo perfecto otra vez. En eso estaba cuando alguien abrió la puerta del baño de un tirón, me quede mirándolo con una de mis manos aun en mi ojo un poco sorprendido.

-          Lo siento, no sabía que estaba ocupado – era Reita quien me miraba entre asustado y nervioso. – de todas maneras deberías poner  el cerrojo    

-          Ah… si, lo siento, debo haberlo olvidado - ¡claro que lo había olvidado! ¿De qué forma lo recordaría en las condiciones en las que estaba? – bueno… pero si quieres entrar, adelante ya he acabado – dije caminando decidido hasta la puerta para volver con Aoi.

-          Espera… - dijo dulcemente tomándome del brazo y cerrando la puerta detrás de el – déjame abrazarte, no he podido estar contigo en toda la noche – espeto acercándose a mí para rodear mi cintura con sus brazos apoyar su frente en mi hombro. Apenas pude reaccionar lo rodeé por la espalda acurrucándolo entre mis brazos. Cerré los ojos intentando captar todas las sensaciones del ambiente, y por supuesto que también su cautivador aroma. Quedarme así por el resto de la noche era una opción que estaba ganando claramente en mi mente. Siempre había gustado tanto de él… siempre le había querido tanto, siempre quise estar a su lado, siempre quise ser yo quien lo hiciera feliz… siempre, pero no podía hacerlo. –… no había querido recordártelo Taka, pero… necesito saber tu respuesta a lo que te dije la otra vez en la parada – dijo levantando su cabeza para mirarme a los ojos.

-          ¿de q-que cosa? – pregunte sintiendo como comenzaba a sudar frio, y a tiritar levemente.

-          De que me gustas, de que te quiero Taka – soltó sin más. Comenzaba a marearme… la vista se me nublaba intermitentemente.

-          Y-yo – no me salía la voz, no podía respirar bien, mi corazón nuevamente latía desaforado… mi crisis aún no había pasado por completo como para poder verme entre emociones tan fuertes en ese momento – y-yo – no pude seguir hablando debido que los labios de Reita me atraparon por sorpresa. Su boca poseyó delicadamente la mía. Intentaba por todos los medios permanecer tranquilo y dejarme llevar por el momento…  pero me era imposible, no podía respirar, necesitaba sosegar los latidos de mi corazón, nuevamente no veía nada con nitidez, nuevamente todo giraba a mi alrededor… sudaba, estaba nervioso, emocionado y asustado. Me desvanecía poco a poco entre sus brazos, sentía mis piernas flaquear, sentía mi cuerpo inmóvil y pesado. Como pude saque fuerzas y lo empuje lejos de mi estrellándolo contra un muro.

-          ¡no vuelvas a hacer eso jamás! – le grite limpiando inconscientemente mi boca y posando una mano sobre mi pecho mientras jadeaba en vez de respirar. Sin más luego de gritar eso salí corriendo del baño con ni un poco de aire. El pasillo por el cual corría parecía hacerse cada vez más eterno, mi cuerpo se tambaleaba por lo cual tuve que apoyarme de la pared mientras sentía como sin poder evitarlo me iba de bruces al suelo. Todo lo que pude ver antes de perder por completo la visión, fue la silueta de Aoi.

-          ¡Taka, Taka! ¿¡que paso¡? – decía desesperado intentando levantarme.

-          Va…vam…vámonos ya – conseguí decir cargando todo mi cuerpo en el de el

La blanquecina luz que se colaba por la ventana me hizo abrir molestamente los ojos. Después de lo que había ocurrido la noche anterior esperaba despertar en un hospital… pero no fue así, estaba enredado entre las sabanas de la cama de Aoi. Mire el techo por varios minutos antes de levantarme. Esa sensación… esa sensación de estar cerca de morir nuevamente la tenía plasmada en la mente, era tan desesperante, tan horrorosa… no me gustaba, nunca me gusto, esa ha sido de la única cosa que me he quejado de mi enfermedad. Si mi enfermedad me condena a morir,  ¡que me mate y ya! ¿Qué más da?, ya sabía que moriría, ¿pero porque tenía que aterrorizarme tanto para luego dejarme vivo y volverme hacer sentir aquel terror reiteradas veces?, era inhumano.

Aoi no me pregunto qué había sucedido esa noche, solo me estrecho fuertemente entre sus brazos al verme levantado a su lado. El fin de semana paso rápido, ni siquiera sentí como fue que ya estaba nuevamente un día lunes entrando al instituto. Aoi me esperaba en las rejas de la entrada como todas las mañanas. Luego de unos minutos conversando ahí decidimos adentrarnos al salón. Todo iba bien en mi día hasta que pude ver a lo lejos la silueta de Reita sonriéndoles amistosamente a sus amigos, mil formas de hablarle se me vinieron a la cabeza, pero siquiera una podría ponerla en práctica.  

Kai noto nuestra cercana lejanía y alzo amigablemente su mano en forma de saludo, Aoi y yo sin dudar respondimos. Luego Uruha nos observó y levante mi mano dándole los buenos días, sonriendo me correspondió, luego hice lo mismo con Reita que hace bastante tiempo nos miraba acercarnos, pero su reacción me dejo helado… en vez de responder, me dedico una mirada fría y dio la media vuelta para perderse por la puerta de su salón. Todos lo miraron extrañados, menos yo… no podía esperar una cálida sonrisa de su parte luego de lo ocurrido en la fiesta, pero aun así me sentí triste.

-          Lo siento Reita… - susurre con pena para luego perder los ánimos por el resto del día.             

 

Notas finales:

Siento la tardanza, pero tenia planeada otra cosa para este capi y al final lo cambie todo a ultima hora x'D. Perdon!

De hecho no pensaba subir el capi hoy, si no que el Lunes o el Martes, pero hoy revise los comentarios y vi uno que si bien me hizo reir me hizo decirme a mi misma "hey Kona, no seas mala, tienes tiempo, termina el capi y subelo ya!!!" 

El comentario era de May_tsunade8, y era tan simple como un

"¡Actualizaaaaaaaaaaaa! T_________T!!" xDD. Asi que por ella subo el capi hoy n_n.

Disfruten ♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).