A la mañana siguiente bajó a la cocina a desayunar pero no se acordó que ella se encontraba en la casa. Cuando la vio preparando lo que sería su almuerzo, se alegro mucho de que estuviera en esos momentos. Se sentó en la silla y comenzó a desayunar.
-Kaede está noche creo que llegaré tarde. Así que no me esperes para la cena-dijo ella sin mirarle.
-¿A dónde vas?-Preguntó con comida en la boca.
-¡No se come con la boa llena!-le regañó.- Vamos a presentar un programa y hoy en la tarde, tenemos una reunión con la cadena-contestó mientras se giraba.
-¿Puedo ir contigo?-le pidió.
-Lo siento Kaede pero no puedes venir, o al menos está vez-sonrió ella.
-Siempre es igual-se quejó,- cada vez que vienes, tienes cosas que hacer. ¿No se supone que vienes para estar con tu familia y descansar?
Ella bajó la mirada. Él tenía razón. Siempre estaba haciendo cosas y nunca estaba con él. Entonces dijo:
-Te prometo que mañana estaremos juntos todo el día.
-Nunca haces lo que prometes, siempre te surge algo a última hora-dijo levantándose de la silla.- Me voy. Gracias por la comida.
Ella lo siguió hasta la puerta en silencio. Él abrió la puerta y salió de la casa malhumorado. Oyó que la puerta se volvía abrir. No miró, siguió caminando pero ella le dijo:
-Si he roto alguna, ha sido porque no me he podido librar, he tenido obligatoriamente.
-Pero ¿cuántas veces has dicho que ibas a venir y al final no has venido?-Gritó.- Eres igual que él. ¡Los dos sois unos mentirosos!-dijo llorando.
Ella se acercó a su hermano y lo abrazó. Lo quería mucho y no soportaba que llorarse y mucho menos que se enfadara con ella.
-Esta vez la cumpliré, te lo prometo-dijo aun abrazada él.- Si lo rompo, no me vuelves a dirigir la palabra. ¿De acuerdo?-Le sonrió.
-De acuerdo-sonrió.- Me voy o si no voy a llegar tarde.
Ella se despidió con una sonrió y le deseó buena suerte en su día. Por el camino al instituto, Rukawa no paraba de pensar en Sendoh pero el día anterior había roto con él. Con su hermana le había llamado estaba tan ilusionado porque al fin se iban a conocer. No se esperaba que Sendoh le hiciera ese tipo de cosas y luego negarlas.
Llegó al instituto sin darse apenas cuenta. No se dio cuenta de que el equipo del Ryonan iba detrás de él. Lo vieron que entraban sin prisa alguna. Le notaban que algo le pasaba. Sendoh que estaba detrás de él lo veía desanimado. Desde que Rukawa le había le había dejado, había estado llorando. Quería acercarse y hablarle pero sabía que él no le iba a contestar.
Sabía que no le iba a perdonar tan fácilmente y tampoco esperaba que lo hiciera. En la puerta del instituto estaba Sakuragi haciendo un número porque Rukawa se había chocado con él y no le había perdón. Miró hacia atrás y se encontró con el Ryonan.
-¿Qué hacéis aquí, Sendoh?-Dijo Sakuragi haciendo que Rukawa parase de golpe.
Miró él también y en efecto, Sendoh estaba ahí. Lo miró con una mirada de puro hielo. Sendoh contestó mirando a Rukawa:
-Nuestro instituto lo están arreglando y a partir de hoy, vendremos a Shohoku.
-Además lo necesitas un grupo de música femenino-agregó Uekusa.
-¿Cómo se llama ese grupo?-Dijo Rukawa en un tono frío y sorprendió a todo el alumnado.
-Doll of Word-contestó Hikkohichi mientras miraba su libreta.- Está formado por seis chicas de quince años.
Rukawa continuó caminando ante la atónita mirada de los chicos y chicas. Sakuragi intrigado por saber porqué había le preguntado, le dijo:
-Oye, zorro. ¿Por qué te interesa saber el nombre de ese grupo?
-No es tu incumbencia, do’aho –le contestó sin mirarle.
-Pero ¿por algo lo has preguntado?-Dijo acercándose a él.
-Ya te lo he dicho, no es de tu incumbencia –y se fue.
¿Qué había sido eso? Sendoh había sentido celos al ver a Sakuragi cerca de Rukawa y no porque él le había hablado a Rukawa tan cariñosamente. ¿Habría perdido a su koi porque quizás Rukawa se estaría enamorando de Sakuragi? ¡No puede ser! No quería aceptar que esa fuera la verdadera razón. Tendría que hablar con él.
En la hora del almuerzo, Rukawa se encontraba en la azotea cuando un chico entró. Ese chico tenía los pelos en punta y los ojos azules. Ambos se miraron. El chico recién llegado, se acercó y le besó. Rukawa no se lo esperaba y sin darse cuenta comenzó a corresponderle. Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, se separó de él.
-¿Qué haces?-Dijo serio.
-Besarte-contestó el otro con su habitual sonrisa.
-Vete a besar a esa chica y déjame en paz-dijo frío.