Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El ascenso por Seiken

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Esta historia esta basada en los personajes de la guerra de bestias y beastmachines en el universo de transformer la pelicula.

No se si alguien querrá leer esta historia, pero por si acaso aquí va el Disclaimer, yo no gano dinero con esto, no tengo nada que ver con la franquicia transformers y simplemente lo hago por puro entretenimiento, y porque me gusto mucho la película que acaban de sacar, la cual tiene la culpa de revivir memorias del pasado.

X-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x

Anuncios, habrá Slash robótico entre mis personajes favoritos de todos los tiempos, (ya se que soy una pervertida) ustedes adivinaran quienes son, después el sexo entre los robots es cuando sus chispas se unen momentáneamente (mas perversión), y es más o menos una continuación de beast machines, solo que Optimus no murió y Megatron se hizo el muerto… y no tiene nada que ver con los comics que no he comprado ni tengo oportunidad de hacerlo… (Ha, por cierto…) Si lo leen y me dejan reviews, se los agradeceré muchísimo.

X-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x

Por cierto, otro anuncio, esto es ligeramente AU, aunque intentare mantener a los personajes intactos en sus personalidades. Responderá una inquietud que siempre he tenido conforme por que Megatron se dedicaba a clonar a cierto personaje y probablemente, se mescle con el universo de la película que acaban de sacar. Eso es todo, mil gracias.

X-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x

Probablemente lo que sentía por él más que amor era una obsesión, un molesto virus infiltrado en sus sistemas, imposible de borrar. Aunque no le importaba realmente, los Predacones no se regían por esas estupideces que te hacían débil en el campo de batalla, el honor, la justicia y el amor era solo para esa clase de necio.

Al principio le maravillo ser el centro del universo de un adolecente con tanto potencial. Rescatarlo del campo de batalla y enseñarle todo lo que debía saber le fue muy "satisfactorio" por mucho tiempo. Después, cuando era un adulto y un guerrero poderoso, le fue leal, siguiendo sus órdenes, aceptando el nombre que las estrellas eligieron para él, ayudándoles a robar el disco dorado y calentando su lecho con su deliciosa chispa. Fue al final que su creación se rebeló contra su amo, dos veces, la primera vez dolió más que la segunda.

Su creación había perdido la fe en su amo y decidió retarlo por el liderazgo de la tripulación, lo supo mucho antes que aterrizaran, cuando esos molestos maximales les perseguían en el Axalon, vio la llama del desprecio en sus hermosos sensores ópticos.

Como siempre, estuvo preparado para ese momento, con Scorponock esperando el momento justo para silenciarlo. Nunca supuso que su creación hubiera aprendido acerca del honor de un guerrero, él no se lo había enseñado, la única lealtad que debía tener era para con él, la única ambición que debía poseer era servirle a él.

Después, escapo e intento gobernar a los maximales, perdiendo en las manos de su líder, Optimus Primitivo y permaneciendo con ellos, despreciando una vez más su causa y a él. Regreso casi al final de sus días, antes de su primera muerte, con el disco dorado que tanto ansiaban.

Por supuesto que lo recibió, casi con los brazos abiertos ¿Qué clase de líder sería él si no hubiera aceptado un regalo tan interesante como el que llevaba en sus manos?

Cuando estuvieron solos, exigió una muestra de su lealtad y sus chispas se unieron por primera vez desde que llegaran a ese odioso planeta en pos de la gloria. Fue maravilloso.

Sin embargo, aun le era un misterio el porqué de su nueva traición y de su estúpida muerte, sacrificándose por la raza que les había costado todo.

Su creación estaba muerta y su cuerpo fue incinerado por los maximales en una ceremonia ridícula.

El murió pensando que eso los separaría. ¡Iluso! ¡Parecía que no le había enseñado nada! ¡Parecía que había olvidado que cuando algo le pertenecía lo era para siempre! ¡El era suyo, le pertenecía por completo y no importaba que sus sensores ópticos se hubieran posado en alguien más, debajo del fuselaje, ya eran uno y siempre lo serían!

No podía dejarlo así, cualquier cosa que le pertenecía era suya hasta que él mismo la destruyera o se hartara de esta. Con él no había pasado ninguna de estas dos cosas, así que lo trajo de regreso a la vida, deseando que todo fuera como antes, cuando apenas era un adolecente aprendiendo de su amo. Debía recordarle su lealtad y por mucho tiempo lo fue, hasta que al final hubo un error, un fallo miserable que trajo de regreso su viejo honor, costándole la vida nuevamente.

Su primer intento fallo perdiéndose en el planeta primitivo de los humanos, pero no así el segundo, este no fallaría, su creación regresaría con él, a sus brazos y a su cama.

- Muy pronto todo volverá a ser lo que fue, sí… -

X-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x
Optimus Primitivo había continuado su vida en Cybertron formando parte del grupo de lideres maximales, observando cómo sus alrededores cambiaban, avanzaban impulsados por la paz que albergaba el planeta.

Este era un buen lugar donde vivir, donde prosperar. Sin guerras que truncaran el destino de sus habitantes.

A veces, los Predacones hacían movimientos al azar, robando objetos, desapareciendo artefactos, lo último que habían hecho era robarse una protoforma. Haciéndolo sospechar cuando por fin estaba solo, que no todo había terminado y que pronto verían mucho más de aquella guerra ancestral.

Su vieja tripulación a veces intentaba acercarse a él, preguntarle la razón de su silencio o su soledad. ¡Sí tan solo supieran el verdadero motivo de su tristeza! Se preguntaba que harían cuando supieran que su chispa se extinguió con él, con sus censores ópticos, su piel parda y su inquietante manera de retarlo cada vez que tenía una oportunidad.

Le dolió tanto su muerte, sus dos muertes, que se preguntaba en ciertas ocasiones por que seguía adelante cuando no había nada ni nadie esperándolo al terminar el día. Sus amigos y camaradas poco a poco habían conseguido seguir con sus vidas, olvidar las guerras.

Cheetor seguía esperanzado con algún día conquistar el corazón de Blackarachnia. Ella por su parte había continuado su vida junto a lobo plateado, quien vivía más enamorado que nunca de su hermosa mujer fatal. Rattrap y Botánica habían partido relativamente hacia poco tiempo en un viaje de luna de miel, en dirección de algún recóndito lugar del espacio, para estar solos.

Solo él no había encontrado un porque para olvidar el pasado, que era lo único que le quedaba de las cenizas de su amor perdido. En ciertas ocasiones, Cheetor le visitaba, preguntándose aun porque su líder no festejaba con ellos. Esa era una de aquellas ocasiones, cuando su protegido intentaba sacarlo de aquella depresión, como le solía llamar.

- ¿Qué haces aquí Cheetor? – pregunto esbozando una sonrisa.

- ¡Tienes que ver esto, Gran Jefe! – respondió Cheetor, mostrándole un holograma proyectado desde su muñeca.

Optimus sintió que su chispa se estremecía dentro de su pecho al ver aquella imagen de lo que aparentemente era un Velociraptor junto al grupo de Predacones rebeldes aun entre los suyos. Aquellas orbes amarillas eran idénticas a las suyas, pero no, el había muerto en la Tierra y no era bueno que se obsesionara con el pasado – ¡Ya lo viste! ¡Se parece mucho a Dinobot! –

Así que no era el único que imaginaba cosas – Dinobot pereció hace tiempo, en la tierra –

- Lo sé, pero al ver esta imagen me es imposible dejar de pensar que es él, que ha vuelto – respondió Cheetor con esa característica energía suya.

Optimus reconoció ese lugar, era cerca del territorio de unos de los miembros del consejo Tripredacus. Lo sabía porque había ido a ese satélite para firmar un tratado de paz algún tiempo atrás, después de la derrota de Megatron – Dinobot era un guerrero honorable, pero, aun así no creo que pueda escapar de la muerte –

- Megatron lo clono en la tierra… - fue la respuesta de Cheetor.

- Megatron esta muerto, no queda más que su recuerdo y me alegraría que siguiera de esta forma, para siempre – pronuncio Optimus, tratando de esconder su esperanza renacida en aquella imagen y no mostrar la pena que le albergaba por la muerte del guerrero, deseando haber encontrado el tiempo correcto para llorarle.

Cheetor que conocía mucho mejor a Optimus de lo que el gran simio lo suponía, le respondió, recargándose en una pared mirándolo directamente a esos ojos que no sabían que mostraban toda su esperanza en ellos – no lo sé, Gran jefe, se parece demasiado… tal vez debamos rastrearlo y saber cuál es la verdadera razón de su presencia en Cybertron.

Optimus le sonrió al joven felino, parecía que lo conocía mucho mejor de lo que cualquiera lo haría – gracias, Cheetor.

X-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x

Al mismo tiempo un enorme robot estaba sentado en un aun más grande trono, sus ojos posados en la figura de su leal sirviente, renacido a partir de sus recuerdos del pasado. Era joven, mucho más joven que aquel fallecido en la tierra y mucho más leal también. Tuvo que robar tecnología de punta para recuperar su chispa, una protoforma para darle un cuerpo nuevo y arriesgarse a que el consejo Tripredacus se diera cuenta de que aun estaba vivo. Ciclos de trabajo y esfuerzo que al final dieron su fruto, Dynamo, por que se negaba a utilizar el nombre del traidor, había regresado.

Era tiempo de ir por el consejo Tripredacus y después, conquistar Cybertron de una vez por todas. Sí, todo sería un paraíso digno de reinar. – Dynamo, acércate –

Dynamo así lo hizo, en su forma bestial, que era la de un Velociraptor negro con una serie de franjas azules, parecidas a las rayas de un tigre o una cebra, su lomo estaba delineado por una serie de filosas dagas blancas, su cola larga y estilizada terminaba en una navaja y las garras en sus patas eran impresionantes, capaces de cortar el mejor de los fuselajes. – Sí, Megatron… -

Megatron poso una de sus enormes manos en la cabeza de Dynamo, quien le miraba sin mostrar ni uno solo de sus pensamientos – elige tres Predacones, quiero que te deshagas de Ramhorn antes de que amanezca… -

Dynamo sonrió relamiéndose los labios y respondió – así se hará, Megatron –

Megatron comenzó a reírse, disfrutando mucho del nuevo Dynamo, tan parecido al original que si no estuviera consciente de que lo había traído de regreso, pensaría que su querido alumno había regresado con él – adelante, Dynamo… no me falles – le advirtió.

- No lo hare, Megatron – respondió el Velociraptor antes de retirarse.

Dynamo no recordaba nada de su pasado, el mismo que Megatron le había dicho que habían compartido en Cybertron y después en la roca llamada Tierra. Tampoco de los maximales con los que se toparon en ese odioso planeta. No recordaba el nombre de Optimus, ni cualquier otro, sin embargo, había una sensación molesta que le decía que no todo estaba bien. Que Megatron mentía en algunas partes. Por otra parte, ninguno de sus camaradas era un guerrero de fiar, Megatron se lo había dicho y él lo había visto. Exclusivamente se tenían el uno al otro, no contaban con nadie más, por lo cual no debía confiar en cualquier otro que no fuera su maestro, su amante y su señor.

Dynamo eligió entre sus camaradas a Inferno, Quickstrike y Avispaneitor, que por supuesto no sería nada más que un señuelo para distraer a los guardias del primer Tripredacus, en lo que él, Inferno y Quickstrike llevaban a cabo la verdadera ofensiva. Sería limpio, rápido y sin dolor. Ramhorn tendría una muerte honorable y sería recordado en la historia como el primer paso a la victoria Predacon bajo la mano capaz de Megatron.

- Inferno, Quickstrike, Avispaneitor – pronuncio el Velociraptor cuando por fin los encontró en unas barracas de la base Predacon Rebelde, golpeando con su garra interior el suelo de metal – Megatron tiene órdenes para nosotros.

- Avispaneitor no desea ir, Avispaneitor siempre es lastimado por sus enemigos… Avispaneitor no… - pronunciaba el estúpido insecto, antes de ser silenciado con una espada frente a su rostro - ¿Estabas diciendo algo, gusano? – le preguntaron con un peligroso tono de voz, y Avispaneitor que apreciaba demasiado su cabeza respondió – Avispaneitor es feliz de servirle a Megatron.

- Eso es lo que pensaba… ¿Quickstrike, Inferno? – pregunto el Velociraptor, conociendo de antemano la respuesta.

- Lo hare si puedo destruir algunas cosas – fue la respuesta del primero.

- Esa es la idea…

- Sí la reina ordena, Inferno obedece.

Dynamo sonrió burlón por unos momentos ante semejante titulo, para después ordenarles – Debemos traer la cabeza de Ramhorn antes del amanecer, así que muévanse, gusanos –

- ¿Qué? ¿Acaso está loco? –

- Avispaneitor no quiere ser destruido –

- Sí la reina ordena, Inferno lo hará –

- No pensaba que fueras un cobarde, pero, si ese es el caso, supongo que prefieres decirle a Megatron que no seguirás sus ordenes… ambos – sentencio Dynamo, seguro de que la mera perspectiva de oponerse a Megatron frente a frente haría que obedecieran sin chistar.

Avispaneitor y Quickstrike se miraron por unos momentos antes de responder, furiosos y atemorizados al mismo tiempo – ¿Cuándo partimos? –

- Ahora mismo… -

X-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x

Optimus y Cheetor habían estado esperando la aparición del Velociraptor en los territorios de Ramhorn, creyendo firmemente que volverían a verlo y en ese momento podrían interceptarlo fácilmente.

Ninguno de sus camaradas sabía lo que estaban haciendo, no pensaba que estuvieran de acuerdo, Optimus en persona creía que se estaban arriesgando demasiado para cazar la sombra del pasado. Un buen líder no haría eso, pero un maximal enamorado probablemente sí lo haría.

Era eso lo que sentía, amor por el osco guerrero que siempre encontraba la forma de ignorar sus órdenes y al final resulto muerto en una misión suicida impuesta por él mismo para limpiar su honor. El mismo que no permitió que Axalon fuera destruida por Némesis, o él asesinado por Megatron. Probablemente si lo fuera y probablemente su cordura o parte de ella se hubiera esfumado al perseguir un recuerdo.

Optimus tomó su lugar en los controles donde las cámaras espías enviaban la información codificada, habían estado observando desde lejos la base de Ramhorn, esperando que así pudieran ver al Velociraptor y descubrieran un poco más de él.

Se preguntaba si acaso dos sentimientos tan contrarios podrían existir al mismo tiempo en un mismo maximal. Deseaba que todo eso fuera una locura ideada probablemente por la autosugestión de contarse una y mil historias diferentes de cómo pudo ser su renacimiento, lo que significaba que era un Predacon más y Megatron seguía muerto. Sin embargo, también deseaba que fuera su amor reencarnado, aunque significaba que Megatron había sobrevivido y estaba planeando alguna de sus retorcidas tácticas para apoderarse de Cybertron, utilizando al nuevo clon de su camarada perdido.

La mera idea lo enfurecía, el poco respeto que mostraba por los muertos, la confusión y el dolor que debía sentir Dinobot al haber sido arrebatado de la Matrix, cuando su chispa se encontraba descansando en paz, por fin después de toda una vida de guerras absurdas.

Las posibilidades que brindaban este continuo renacimiento, estas detestables clonaciones lo confundían. ¿Por qué Megatron seguía insistiendo en despertarle de entre los muertos? ¿Por qué tomarse tanto tiempo y esfuerzo haciéndolo? No le encontraba ninguna respuesta lógica por más que lo meditaba, a menos que hubiera algo mucho más retorcido detrás de aquellos intentos, algo mucho más desagradable que simplemente utilizarlo como un peón en sus artimañas, algo mucho más primario y egoísta. Justo como lo era Megatron, pero, no podía ser posible.

Era el turno de Cheetor para descansar, el joven robot estaba demasiado cansado, realmente no lo culpaba, había estado despierto por varias horas a pesar de su insistencia en continuar la guardia. De cualquier forma él no podía dormir pensando en las posibles razones para esta nueva reencarnación.

Las actividades de los Predacon eran las que llevaría cualquiera de los maximales en una base militar con uno de sus líderes, nada fuera de otro mundo. Por un momento estuvo a punto de cesar esa locura, cuando escucharon varias explosiones en la base donde Ramhorn habitaba.

Un grupo de tres Predacones rebeldes había irrumpido utilizando un señuelo, un robot avispa que había llamado la atención de la seguridad, él mismo que había sido visto muchas veces al servicio del autonombrado líder rebelde Megatron.

- ¿Escuchaste? – pregunto Cheetor, que en ese momento ya podía vislumbrar las llamas y las nubes de humo pardo.

- Avispaneitor… - respondió Optimus, creyendo como nunca que la guerra todavía no terminaba y que Megatron seguía vivo de alguna forma.

La base Predacon parecía un hormiguero, un lugar en donde una batalla que decidiría la historia se llevaría a cabo. Al ver a los soldados cayendo bajo las armas de los intrusos Optimus tuvo que preguntarse, que clase de Predacones irrumpirían en una base repleta por soldados capaces, que clase de demente se arriesgaría de una manera tan absurda y para que. Pronto llego su respuesta, cuando vieron por las cámaras espías que habían conseguido infiltrar, en el territorio Predacon, a tres robots, uno de ellos cargando en su mano la cabeza de Ramhorn.

Era el Velociraptor, aparentemente también el líder de aquella misión suicida y el asesino del Escarabajo Hércules. Una vez más, la chispa de Optimus se estremeció en su pecho al ver el rostro del guerrero. Era casi idéntico a Dinobot, la única diferencia era su edad, este probablemente tendría la edad de Cheetor, o un poco menos, pero era él, el mismo rostro, las mismas armas, los mismos ojos, era Dinobot – ¡Es él, por la Matrix, es Dinobot! – exclamo Cheetor.

- No puedo creerlo… es él… pero… ¿Cómo? – pregunto el gran simio, más para él, que para cualquier otro.

Dinobot había muerto, él vio como su chispa se extinguió la primera vez y la segunda, vio como Megatron lo destruía, pero, allí estaba el mismo guerrero honorable, debía serlo.

Pero… ¿Cómo había logrado sobrevivir ¿Por qué no había regresado con ellos? ¿Por qué permanecer con los Predacon? Y si no era el mismo ¿Quién lo traería de regreso? ¿Para qué? ¿Por qué? Y lo más preocupante aun ¿Había sido Megatron? – Megatron… -

- ¿Qué dices Gran jefe? –

- Megatron está vivo… sigue con vida –

- ¿Por qué traería de regreso a Dinobot? –

- No lo sé, pero debemos averiguarlo… - respondió el gorila, tratando de pensar un porqué de su renacimiento.

Debía de haber una razón por la cual Megatron se negaba a dejarlo descansar. Si tan siquiera el gran gorila supiera cual era la razón de la visible obsesión del tirano por su traidor, tendría una razón más por la cual querer verlo destruido. Su amor y respeto por el guerrero no permitirían que le utilizaran de esa forma, cuando lo único que deseaba era descansar o por lo menos ser libre de Megatron.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).