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El oscuro ocaso de un jugador de basquetball por Paz

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El oscuro ocaso de un jugador de basquetball

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo Dos: ¿Qué es esto que siento?

 

Hanamichi se detuvo cuando en mitad de una frase al darse cuenta que llevaba más de una semana sin oír el sonido quejoso de su voz. Extrañado se preguntó a que se debía esa anomalía en las costumbres de Rukawa que siempre buscaba y encontraba la oportunidad de escapar, sin saber que había puesto un sensor de movimiento en el pasillo. Cuando Rukawa se dirigía hacia la salida una señal luminosa y silenciosa daba la alarma en su despacho, dándole tiempo a bloquear su intento de fuga.

Acaba de darse cuenta que no solo había dejado de oírle, sino que también ha desistido de huir. A partir de ese instante perdió la concentración y tuvo que dejar antes sus pinceles, cerrando cuidadosamente el frasco de tinta para no derramarla sobre los pliegos que había escrito durante esa tarde, no sin antes dirigir una mirada a las líneas escritas sobre el papel sintiéndose satisfecho con el resultado.

Sabía que apenas estuviera enterado de lo que pasaba, volvería a poder concentrarse en su trabajo pues esa nueva trama que estaba desarrollando, le auguraba un éxito seguro.

Le encontró tumbado sobre el lecho, con la mirada perdida en el techo, se apoyó en la jamba mirándole con atención, durante el tiempo que permaneció allí, Rukawa ni se movió, ni miró en su dirección, permanecía estático, preocupado, se le acercó, sentándose en el borde, estiró la mano hacia su frente para comprobar su temperatura. Todo estaba normal, había llegado a pensar si estaba enfermo, no era normal esa inmovilidad, se hubiera quedado más tranquilo comprobar que estaba durmiendo, pero no era así.

Se levantó y fue junto a su hermana que feliz se movía entre los cacharros de la cocina, preparando la comida para los cuatro.

-¿Cuánto tiempo lleva así?

-¿Así cómo? -preguntó sin entenderle.

Comprendió que ella era feliz sabiéndole en la casa, lo demás era superfluo.

Volvió junto a Rukawa.

-¿Te duele la pierna? -preguntó deseando que fuera eso, sabía que con un comprimido podía calmar el dolor.

Silencio absoluto.

Se sentó sobre la cama y posó su mano sobre la pierna, fue presionando y subiendo hacia la rodilla buscando en su rostro una expresión de dolor. Rukawa permanecía inalterable, insensible a su contacto.

-Si no me hablas me obligas a tomar medidas más drásticas.

Rukawa continuó ignorándole.

Bufando enojado Sakuragi salió del cuarto, solo entonces Rukawa le siguió con la mirada.

-Chihiro..., voy a salir... me llevaré conmigo a Kaede-kun -dijo llamándole igual que ella. -Al fijarse en su mirada asustada añadió- Solo vamos a dar un paseo, volveremos a tiempo para cenar.

-No le hagas caminar mucho, he visto que a veces le duele la pierna -comentó.

-Tendré cuidado... -prometió sorprendido de que se hubiera dado cuenta.

Regresó a la habitación, Kaede se había recostado del otro lado, dándole la espalda. Al menos se había movido, lo que indicaba que su actitud descendía de la testarudez propia del zorro taimado que era.

Se sentó en la cama, apoyando levemente su mano en su hombro. Permaneció así durante un par de minutos, tal vez esperando que se girara, al ver que continuaba con su actitud, se inclino junto a su oído, soplándole suavecito, le susurró bajito al sentir bajo la palma de su mano el estremecimiento que le recorrió.

-Sal un rato conmigo, quiero mostrarte una cosa, es el lugar preferido de Kakeru-kun.

Medio se volvió, sus rostros quedaron muy próximos, le miró preguntándose si era el mismo que instantes antes estaba mostrándose amenazador.

-Ven, Kaede -y mientras hablaba su mano buscó la suya estrechándola con firmeza, entrecruzando sus dedos y sintiendo la calidez de su piel en su palma, tiró de él sin que se resistiera.

Se dejo llevar agarrado de la mano, tal vez demasiado sorprendido por su cálido contacto.

-Hola, papá, hola papi... -les saludó Kakeru al abrir la puerta de regreso de la secundaria y encontrarse con ellos delante- Abajo me encontré con Hisashi-san me dijo que te recordará que sigue viviendo en su casa. -le pasó el recado a su padre.

-Gracias hijo... -dijo ocultando la turbación que ese mensaje le hacia sentir porque recordaba la última vez que estuvo con Hisashi y la conversación que mantuvieron entonces.

-¿Vais a salir? -preguntó dándose cuenta que les obstruía la salida con su cuerpo.

-Si... voy a hacerte caso...., o tal vez sea mejor que tú mismo se lo muestres... -la idea había salido del niño, y en ese instante lo decidió, ellos necesitaban conocerse mejor y yendo juntos podían llegar a intimar.

-Tengo deberes que hacer... -dijo pesaroso, aunque la idea de ir con su papi le emocionaba.

-Te ayudaré luego -y soltando con pesar la mano de Kaede la juntó con la del niño al tiempo que cariñosamente les empujaba al mismo tiempo de sus hombros llevándoles hacia la salida- Le diré a tu madre que estáis bien para que no se preocupe por vosotros. Adiós -y cerró la puerta tras ellos con una sonrisa tras hacerse cargo de su bolso con su material de estudio y de deporte.

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Rukawa quedo más desconcertado aún que el niño, sin dar un paso más allá de la puerta cerrada tras ellos, hizo ademán de soltarse de su amarré, más la joven mano del niño se afianzó aún más en la suya.

-Vamos... -la voz del niño sonó temblorosa en sus oídos- No es lejos y el camino es todo llano.

Kakeru comenzó a andar y no tuvo más que seguirle.

Algunos minutos después el camino que seguían se volvió más angosto y tuvieron que pasar por debajo de un ramaje de árboles que crecían en abundancia. Cuando desembocaron en el pequeño claro quedo maravillado. Ocultó a la mirada de los hombres, una cascada de agua caía sobre formando un estanque, rocas, agua y una exuberante vegetación plantas silvestres habían conseguido que aquel trozo de tierra pareciera un pequeño paraíso terrenal.

-Es hermoso... -murmuró, pensando que no había imaginado que tras aquella maraña de arbustos y árboles pudiera existir algo así.

-Papá lo encontró una tarde y desde entonces es mi lugar favorito, aquí puedo relajarme. -dijo tumbándose sobre una roca plana.

-¿Vienes a menudo? -se sentó próximo a él.

-Ahora no tanto..., papá trabaja mucho y tengo que quedarme con mi madre.

Al oírle trago saliva sin saber que decir, y al momento se escuchó a si mismo preguntar.

-¿Quién es ese Hisashi-san? -sentía mucha curiosidad

Kakeru medio se incorporó mirándole como sorprendido de su pregunta.

-Es el padre de mi amigo, algunas veces me quedo a dormir en su casa, o él viene a la nuestra, su padre le acompaña hasta aquí y se queda un rato charlando con papá. Son amigos desde la secundaria, jugaban juntos en Shohoku.

-Mitsui... -exclamó.

-Si, él..., creí que le recordabas..., ¿no te contó papá que vive cerca de aquí?

-No, no lo hizo. -y pensó en cuantas cosas más le estaba ocultando Sakuragi. Durante aquellos años de secundaria nunca sintió curiosidad por saber donde vivían sus compañeros de equipo. Le pareció raro intentar sonsacar cosas a su hijo, pero necesitaba saber más de Sakuragi- Tu padre me comentó que vivían aquí sus suegros, pero no he visto a su esposa -tampoco a sus padres, pero ellos no le interesaban tanto como Sakuragi.

-Papá..., prefiere no mencionarla... -se quedo callado.

-Acaso... ¿le abandonó? -era una posibilidad.

-No lo sé, ni siquiera recuerdo su rostro, todo lo que se es que un día estaba aquí y al siguiente ya no.

-Ah...

-Lo que sé es que papá estuvo muy triste durante muchos días. -se quedaron callados, como inmersos cada uno en sus pensamientos- Papi...

-Dime...

-Cuéntame cosas de América... -sus ojos brillaban ilusionados- Papá me decía que hacías muchas cosas además de jugar, él me leía todo lo que escribían de ti o me grababa tus partidos.

Rukawa le miró sorprendido al oírle expresar así. Sakuragi le odiaba, y sin embargo, le enseñó a su hijo a quererle, que contradictorio era.

-No sé que quieres saber...  -lo que había pasado allí le parecía irrelevante. Cierto que había ganado fama, elogios, que fue nominado y premiado en varias ocasiones, pero pensando en ello, ahora, bajo otra perspectiva no le parecía gran cosa, ahora sabía que todo lo hubiera cambiado por ver crecer a su hijo, al que todavía era un completo desconocido.

-Todo... -medio inclinó la cabeza a modo de disculpa por importunarle con su insistencia.

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Pasaban de las siete de la tarde y aún no habían regresado, suponía que tenían cosas que decirse, pero no se imaginaba a Rukawa hablando con su hijo, más bien, tenía la seguridad que Kakeru-kun estaba bombardeando a preguntas a su padre.

Su hermana ya estaba mostrando signos de inquietud, por lo que la tranquilizó asegurándole que iba a buscarlos si eso la serenaba.

Ante su gesto afirmativo. Salió del refugio dirigiendo sus pasos hacia la cascada. Antes de llegar a ella comenzó a escuchar las risas y durante un instante se quedo perplejo, no dudaba que una de ellas era de Kakeru-kun, pero, ¿la otra? No podía ser Kaede... lo descartó apenas paso ese pensamiento por su mente. Entonces, ¿Quién estaba con ellos? Sabía que Kakeru-kun le hubiera ido a buscar, en caso que Kaede decidiera escapar de él. Así pues que no estaban solos.

Apresuró sus pasos y cuando llegó y los tuvo a la vista se quedo inmovilizado, estaban solos y era Kaede quien estaba riendo con él, le hablaba animadamente y gesticulaba exagerado, Kakeru le escuchaba con interés, sus ojos brillaban con entusiasmo.

Estaban tan distraídos que no le sintieron llegar. Pensó que era un momento especial para ambos por lo que les dejo volviendo al refugio.

-No le encontraste? -preguntó asustada al verle llegar solo.

-Al contrario, estaban tan entretenidos charlando que no quise interrumpirles, Kakeru necesita conocer a su padre..., dejémosle... tienen muchas cosas que contarse. Estoy hambriento.

Mientras comían solos, Hanamichi recordó que le había llamado su agente.

-Mañana vendrá Hatakeda Shigeru, le invite a quedarse a comer. -la mirada interrogante de su hermana, le hizo saber que no sabia de quien hablaba- Es la persona que se encarga de la edición de mis libros.

-¡¡Ah!! ¿Le conozco? -preguntó.

-No, es la primera vez que viene.

-Prepararé algo rico, así es bueno contigo.

Hanamichi sonrió agradecido.

Se escucharon unos pasos.

-Tadaima... -se escuchó la voz vibrante del niño.

Kaede se vio rodeado por los brazos de la mujer, permaneció quieto, sin hacer ademán de apartarla, estaba resignado al papel que le había tocado vivir junto a ellos. Ahora sabía que aquel lugar era tan bueno como cualquier otro que él se buscara.

-Estarás muy hambriento... -le llevó hasta su asiento como si de un niño se tratara, no moviéndose de su lado hasta verle comer.

-Lamento el retraso -dijo Kakeru- No nos dimos cuenta que era tan tarde.

-No importa, lo importante es que ya estáis aquí. Tu madre se sentía inquieta por ti -al decirlo mirada hacia Rukawa, que había adoptado su habitual máscara de indiferencia, durante el resto de la cena, le observó disimuladamente, notando que a veces, su rostro intentaba ocultar sus gestos de dolor y cuando le vió marchar hacia el dormitorio, sus pasos eran lentos.

-El lunes Kakeru tiene una consulta médica, aprovecharemos para hacernos todos nuestra revisión anual -comentó antes de quedar solo. No dudaba que Kogure le pondría en manos de un buen especialista de huesos apenas supiera de la urgente necesidad de Kaede para controlar su enfermedad y mitigar sus dolores.

Rukawa al oírle se detuvo sin volverse, al instante continuó su camino.

Por su lado Hanamichi se sentía molesto consigo mismo por no darse cuenta que Rukawa podía estar llevando a cabo un tratamiento y él le habría obligado a interrumpirlo, al momento pensó que no debía ser el caso, porque no era tan imprudente para no hacérselo saber. Sacudió la cabeza, en un par de días más sabría a que atenerse respecto a él.

Esa noche, el silencio llego rápidamente en el interior del refugio, solo en el exterior se escuchaba el murmullo de la brisa entre las ramas de los árboles. Era una noche tranquila.

Sin embargo, una persona no conseguía conciliar el sueño.

Hanamichi se sentía inquieto y perturbado, aún tenía muy presente la conversación que había mantenido días atrás con Hisashi.

Recuerdo de Hanamichi

-Ahora vienes menos a menudo... -dijo a modo de queja.

-Tengo menos tiempo...

-Antes sacabas tiempo...

-Tengo al editor detrás de mí, según mi contrato con ellos tengo que sacar tres libros al año. ¿Sabes lo que significa eso? Las ideas no fluyen tan rápido como uno quisiera y cuando tengo algo bueno en mente tengo que escribirlo o pierdo la concentración.

-No será Rukawa quien te distrae...

-¿Qué tiene que ver él en esto?

-Se que esta en tu casa. ¿No lees los periódicos? -preguntó.

-Últimamente, no. -Entre escribir y procurar que Rukawa no escapara no encontraba tiempo para leer- ¿Hay algo interesante? -preguntó a su vez. Ni siquiera se había molestado en echarles una rápida ojeada.

-Se preguntan donde esta Rukawa..., al parecer se registró en un hotel y al cabo de unos días desapareció sin dejar rastros.

-¡¡Qué interesante!! -comentó sin afirmar que efectivamente estaba en el refugio.

-¿Cuánto más tiempo vas a tenerle ahí arriba? La policía esta buscándole...

Se volvió de costado, mirándole con curiosidad, habían tenido una excelente sesión de sexo y no comprendía el sentido de esa conversación.

-Bueno..., pues si le buscan... acabaran encontrándole ¿no te parece?

-Te verás metido en problemas.

-No lo creo... -pensó que Rukawa no les diría que estaba retenido allí, no cuando podía causar problemas a su reputación si llegaba a saberse que había violado a una joven y aunque posiblemente el delito había prescrito, saberse era una mancha en su nombre. En ese sentido se sentía tranquilo.

-Hanamichi... deberíamos formalizar nuestra relación...

-¿Qué dices...? -no estaba seguro de haber escuchado lo que creía.

-Eso..., no tiene sentido que sigamos viéndonos a escondidas. Llevamos así casi ocho años.

-Mitsui... -cuando le llamaba así se estaba poniendo serio- Cuando comenzamos a vernos, fue porque ambos estábamos desconsolados con la perdida de nuestras esposas, lo que pasó fue inevitable..., ellas murieron y nosotros nos sentíamos vivos, tuvimos sexo y seguimos teniéndolo. Cuando fuimos conscientes de lo pasado entre nosotros, nos dijimos que no íbamos a meter los sentimientos de por medio, que cada uno actuaría por libre, que llevaríamos nuestras vidas independientemente del otro. Estuviste de acuerdo. Solo sexo. Amistad y sexo, ese fue el trato ¿no?

-Si.

-Entonces, no tiene sentido que hablemos más. -se levantó dispuesto a vestirse.

-Te vas? -a menudo se quedaba durante toda la noche.

-Si...

-Tú y Rukawa. ¿Lo habéis echo ya?

-Sigues diciendo tonterías... -cada segundo que pasaba si iba sintiendo más molesto.

El camino hacia el refugio lo hizo en tiempo record.

Fin del recuerdo de Hanamichi

Se sentía furioso consigo mismo, Hisashi le había conseguido que recordara sentimientos que creía muertos y enterrados en lo más profundo de su corazón.

-¿Qué es esto que siento? -murmuró segundos antes de quedarse dormido.

Continúa en el próximo capítulo...

Notas finales:

En cuanto a mis otros fics... os pido paciencia.


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