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Solos tú y yo… y los demás por Paz

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Solos tú y yo… y los demás

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 30: Rukawa Seitarou

 

Por una vez, en mucho tiempo, Kaede había sido sincero cuando le llamó hablándole de sus hermanos.

Había terminado de dejar lista la habitación que iba a ocupar Seitarou, finalmente, Kaede y Asato consideraron que su opción era la más viable para evitar las malas compañías que su hermano mediano frecuentaba.

Seitarou se negaba a ir, alegaba que estaba en la universidad y que no deseaba trasladarse a otro ciudad, Tokyo era el lugar ideal para divertirse y allí tenía la diversión asegurada, contando además a sus amigos, con los que eran capaces de cometer locuras, comprendía bien que no quisiera marcharse.

Al final recurrieron a él para que le convenciera.

Su conversación telefónica con el chico fue muy interesante y prometía que sin moverse de casa iba a tener sexo seguro.

Por lo que no dijo, pero que se sobreentendía ese era el motivo por el que el chico se negaba a dejar Tokyo, sus amigos le llevaban a clubs de alterne donde cualquier tipo de diversión estaba garantizada, ya fuera hombre o mujer.

Le convenció que probara a quedarse un fin de semana, si veía que allí no estaba a gusto, volvería con su hermano mayor, en caso contrario, podía solicitar el traslado de su expediente académico a la Universidad de Yokohama.

Seitarou tenía sus dudas, al percibir su titubeo le dio a entender sutilmente, que era importante estrechar lazos familiares, sabía que estaba jugando sucio, pero lo hizo. Si el chico era listo, cosa que no dudaba comprendería a que se refería.

Si él chico no accedía era porque había sido un episodio olvidado en su joven vida, cuando solo era un adolescente confuso por la separación de sus padres, sin saber de que lado tomar partido. Ahora con veintidós años tenía que tener bastante experiencia y él estaba dispuesto a probarlo una vez más.

Seitarou aceptó ir ese fin de semana.

Y ahí estaba él, esperando que llegara, no le dio una hora fija, tampoco le esperaba pronto, suponía que sus clases en la universidad le mantenían ocupado hasta tarde, luego tenía que recoger sus efectos personales para pasar esos dos días con ellos, tomar el tren, hacer varios trasbordos para llegar a su destino, posiblemente no aparecería antes de las siete de la tarde.

Estaba preparando la cena, cuando sonó su móvil. Bajo el fuego para evitar que su comida se quemara y atendió la llamada. Era Seitarou.

-¿Dónde estas? –preguntó sin darle tiempo a intervenir.

-Bajando del tren…

-¿Aquí? –no pudo evitar sorprenderse.

-Si…, no recuerdo en que dirección ir.

-Tienes que cruzar el paso de peatones sobre las vías para pasar al otro lado dejando la estación a tu espalda, verás un parque infantil y también un estacionamiento de bicicletas, sigue en esa dirección, deja atrás una escuela infantil, a tu izquierda siempre están las vías del tren. Enfrente de ti veras un edificio de dos plantas de ladrillo a la vista, toma esa calle hacia la derecha y sigue recto, ahora el parque quedara a tu derecha. Al fondo veras un edificio alto, en tono grisáceo, teóricamente tiene siete pisos. No tendrás problema para encontrarlo.

-Ya estoy viéndolo. -mientras escuchaba sus explicaciones iba siguiéndolas- Hasta ahora… -dijo y cortó la comunicación.

Decididamente, Seitarou debía estar dando zancadas para hacer ese recorrido en tan poco tiempo. Se apresuró a meterse nuevamente en la cocina para acabar lo que estaba preparando.

Cinco minutos después escuchó la llamada a la puerta. Fue a abrir.

-Hola… -saludo el chico que allí estaba, sostenía una mochila en su hombro derecho.

-Pasa… -esta vez no se sorprendió al encontrarse frente a un joven alto, de ojos azules como su hermano, había crecido y su cuerpo estaba desarrollado en las proporciones justas, pensó mientras le indicaba que se adelantara- Hummm... –su trasero era fascinante.

-¿Decías algo? –medió se volvió.

-Que llegas a tiempo para tomar un baño, entretanto acabare de preparar la cena… -abrió una puerta- Este será tu dormitorio. Anteriormente lo utilizábamos como sala de estudio y ahora dejo ahí mis cosas, si te molestan dímelo y le busco otro lugar –comentó al ver su mirada posarse en la mesa donde había dejado su material de trabajo y su portátil, al ver su gesto negando atravesó la cámara yendo hacia un armario, lo abrió mostrando un par de cajones y estantes, en uno de ellos estaba arrollado el futón- Puedes guardar aquí la ropa que traigas. La puerta de la derecha es el aseo, la otra el ofuro y la de enfrente la comparto con tu hermano. Ahora te dejo para que te acomodes.

-Gracias.

-No tienes que dármelas… eres de la familia. Cuando acabes el baño, avísame e iré yo.

-Mi hermano tiene mucha suerte de haberte encontrado.

-Soy yo el afortunado… -dijo antes de cerrar la puerta, había percibido una nota de envidia en su tono de voz- No sabes cuanto, Kaede te ha dejado en mis manos durante estos dos días, ese inesperado viaje a Sendai ha sido providencial. Va a ser un provechoso fin de semana para los dos, él ganara un contrato y yo te tendré a ti. Si soy muy afortunado por dejarnos solos. Kaede no sabe hasta que punto no se puede confiar en mi, no cuando he descubierto que puedo tenerle a él… y a los demás. Seitarou-kun estas perdido, voy a enseñarte muchas más cosas de las que podían saber tus amigos, estoy seguro de convencerte para que te quedes definitivamente, no hay que olvidar que el piso de Kaede continua desocupado y cuando lo ocupes, Seitarou, esta tan cerca de aquí que estoy seguro que haré mas de una escapaba para verte

-He terminado…

Se volvió a mirarle, llevaba una yukata y sus cabellos se veían húmedos.

-Sécate bien… -dijo tirándole a las manos un paño limpio- Ve preparando la mesa, -le explicó donde estaba todo lo necesario y le dejo solo.

Se fijo que Seitarou asentía al tiempo que comenzaba a frotar sus cabellos para extraer toda la humedad de ellos.

Decidió que era una buena idea aprovechar el buen tiempo para llevar solamente una yukata. Se aseo y se metió en la tina, quedándose quieto, aunque su mente seguía buscando la manera de tantear al chico hacia sus deseos y si era necesario manipularle para llevarle hacia donde él deseaba. A su cama, bajo su cuerpo, gimiendo y pidiéndole más, escuchándole pedir que no se detuviera, sudando, agitándose y finalmente corriéndose en sus manos mientras él lo hacia en sus entrañas

La visión de ellos dos juntos le excitó, sus pensamientos le habían jugado una mala pasada, solo habían transcurrido cinco minutos y estaba empalmado, salió de la tina, volvió a pasar un paño enjabonado por su cuerpo, abrió el paso del agua dejando que cayera por su cuerpo. La sensación del golpe del agua sobre sus hombros era agradable, por lo que permaneció debajo mientras se masturbaba con el nombre de Seitarou-kun en sus labios, con un gemido agónico se vino, su esencia cayó al piso donde el agua fue arrastrándola como si fueran hilillos hacia el desagüe, cuando no quedo rastros de su corrida cerró el paso del agua tomando de un estante un lienzo que enrolló alrededor de su cintura,  mientras con otro seco procedía a secarse, desde la cabeza a los pies.

****************

Eran las siete y media de la tarde, ya habían comido y recogido la cocina, con su ayuda acabó enseguida.

Cuando ya quedaba poco le mandó a la sala.

-Puedes poner la televisión, a lo mejor encuentras algo que te guste –dijo poniendo sus manos en sus hombros y sacándole de la cocina con un leve empujón, si por él fuera le hubiera agarrado por las nalgas amasando ese culito que se veía tan apetecible.

-Contrólate, Hanamichi, no quieras estropearlo. Lo principal es hablar, luego sabrás si quiere algo o no. No hay porque apresurarse, aún tengo dos días por delante para hacerle saber que ningún otro le hará lo que yo haría con él.

Con ese y otros pensamientos nada sanos, acabó su tarea y fue a reunirse con él, le encontró repanchingado sobre el cómodo sofá, con cabeza y hombros apoyados en el respaldo, el culito apenas en el borde del asiento y sus largas piernas estiradas, en una postura que no tenía nada de relajada.

-¿No encuentras nada interesante? –le preguntó al verle pulsar el mando a distancia, pasando de un canal a otro sin dar tiempo a ver que estaba emitiendo. Se quedo apoyado en el marco de la puerta, mirándole desde esa distancia.

-Nop… -respondió sin apartar la mirada del aparato- Esto es aburrido –acabo lanzando el mando al otro sofá.

-¿Quieres diversión? Haberlo dicho antes, tengo un amigo que puede llevarnos por ahí…, conoce sitios interesantes.

-Tampoco me apetece salir.

-¿Qué quieres hacer realmente?

-No lo se…, supongo que divertirme.

-¿Qué entiendes por divertirte? –y sin esperar su respuesta fue dándole propuestas- juegos online, -gesto de horror- paseos por la playa –negativa absoluta- jugar soccer –sabía que lo había practicado en el instituto, obtuvo un gesto negando esa posibilidad- solo nos queda dormir, aunque podemos ver alguna película ¿Quieres que vayamos al cine? ¿Tampoco? Hummm... –puso una expresión pensativa- Podríamos ir a ver a ese amigo, es un chico muy… pero muy hentai, seguro que le gustas. –como si entonces hubiera caído en la cuenta de lo que había dicho se retracto enseguida- Disculpa he dado por sentado que pueden gustarte los chicos, a veces mi instinto me engaña.

-Soy bi…, pero no deseo conocer a nadie…, excepto… -la mirada que le dio fue una clara invitación.

-Si tiene que ser frustrante intentar adaptarte a los nuevos acontecimientos. –se apartó de su apoyó y camino hacia él, pasó una pierna por encima de las suyas como si fuera a cruzarla, no lo hizo, quedo a horcajadas de sus piernas, apoyó las manos en el reposabrazos y se inclinó hacia el rostro Seitarou que seguía sus movimientos con curiosidad plasmada en su rostro- ¿Puedo hacer algo por ti? No quisiera que te sintieras incomodo.

-No lo estoy…

-Es un alivio saberlo. –se acercó más. En contra de sus palabras se le veía incomodo,  le veía mirar por el rabillo del ojo hacia el acceso a la vivienda, comprendió el porqué de su incomodidad- Si te preguntas cuando vendrá Kaede, me pidió que te pidiera disculpas en su nombre, ha tenido que hacer un viaje a Sendai, su trabajo le absorbe mucho tiempo.

-¡¡Ah!!

Durante un segundo vio deseo en su mirada, y enseguida se desvaneció.

-¿Cuándo regresa?

-Posiblemente, pasado mañana, por la tarde, en caso contrario, me llamará. Paso muchas horas solo. –dijo dándole a entender que estaba muy necesitado de un hombre. Aún sabiendo que antes de marchar Kaede y él lo había hecho más de una vez. Fue como si quisiera saciarse de él por los días que iban a estar separados. Por su parte, nunca tenía bastante y la llegada de Seitarou era bienvenida, claro que podía haberse ido con Sendoh o con Yohei al que todavía no había probado. ¿Cómo sería joder con su amigo? Eran como hermanos, habían pasado juntos mucho más tiempo que con sus verdaderos hermanos. ¿Hacerlo con él podía considerarse incesto?

-Te has distraído…

-Disculpa… -y sin darle tiempo a comprender su intención acortó la distancia que separaba sus rostros y se apoderó de sus labios con ardor, su respuesta le complació. Sintió sus manos afianzarse en su nuca, intentando impedir que se apartara. No tenía esa intención, su lengua invasora entró en su boca moviéndose certera por todos sus rincones.  Esto si es incesto, que se jodan las leyes morales, esto es lo mejor que ha podido pasarme, no voy a renunciar a  él. Es suave y calido y tiene un rico sabor.

Sus bocas se movían con frenesí, disfrutando al máximo la fiera caricia, sus lenguas batallaban entre si, deseosas, ansiosas, la pasión les quemaba, lo sintió cuando se apoyó sobre su cuerpo estirado y sintió el calor que emanaba a través de la seda, apartó una de sus manos de su agarre y con desespero soltó los cordones de sus yukatas, debajo, al igual que él no llevaba nada, el calor de sus cuerpos, el contacto ardiente de sus penes volvió más intensa y fuerte el contacto de sus labios, los jadeos se escuchaban ardientes, sus respiraciones resollaban por sus orificios, aún así ninguno deseaba apartarse, ambos querían más y más.

Se restregó contra sus caderas, masturbándole con su pene, haciéndole sentir el calor de su cuerpo contra el suyo, apoyó sus rodillas encima del sofá, al tiempo que sus manos se afianzaban sobre sus nalgas levantándole, amasó sus nalgas prietas, sus gemidos quedaban atravesados en su boca, no estaba dispuesto a soltarse de él, al menos mientras le perteneciera por completo.

Le quería ya, separó sus nalgas, uno de sus dedos rozó la piel alrededor de su ano, le sintió contraerse a su contacto, su beso se hizo más profundo, su lengua llegaba has allá de su campanilla, la movía de forma que parecieraque le estaba jodiendo la boca y podía pensarse que así era, sintió que se cuerpo tembloroso se contraía a la presión de su dedo en su ano. Separó sus cuerpos, su mano se cerró en torno a su miembro erecto y comenzó a sacudirlo, mover sus dedos a lo largo de su grosor, tragándose sus gemidos, el ansia que sentía en su cuerpo, y entonces, su beso se volvió más enérgico, mordió su lengua hasta sentir el sabor de la sangre, y su cuerpo se estremeció con violencia cuando le penetró, su boca ahogo su grito de dolor, sus dedos se clavaron en sus hombros, solo esperaba que no le hubiera dejado marcas, no tenía manera de justificarlas ante su esposo.

Se quedo quieto, su beso de detuvo, sus manos se aflojaron y sus ojos velados por un rastro de humedad y deseo quedaron presos de los suyos.

-¿Esto es lo que querías? –susurró roncamente.

-No así… -su tono de voz sonó tembloroso.

Salió de su interior.

-Date la vuelta y apóyate en el respaldo. Voy a demostrarte que si es lo que buscabas. –apenas le tuvo en la posición correcta, volvió a penetrarlo, estaba tan estrecho que le costó meterle su rígida vara. Salió y entró varias veces, siempre con dificultad, Seitarou se aferraba al borde del sofá, su cuerpo se estremecía con cada penetración hasta que el dolor cedió paulatinamente y su cuerpo se acostumbró, solo entonces, sin darse cuenta comenzó a gemir, era el momento que esperaba, comenzó a embestirlo con fuerza, dejando siempre su glande dentro de él, cuando una de las veces acertó a rozar su próstata, su gemido alcanzó el grado de un chillido, su cuerpo se convulsionaba, sin dejar de embestirle, su mano se deslizó por su entrepierna y comenzó a masturbarle al mismo ritmo que sus sacudidas, sus caderas se echaban hacia atrás para hacer más profunda la penetración y los dos se estremecían por las sensaciones que estaban experimentando. Cuando comenzó a sentir que su cuerpo convulsionaba y sus esfínteres se contraían supo que estaba a punto de venirse, apresuró los movimientos de su mano dándole un último tirón que provocó su orgasmo, mano y sillón quedaron impregnados con su esencia, le embistió con vigor sintiendo que su cuerpo se estremecía y que el clímax del orgasmo estaba alcanzándole, su pene dentro de él se sacudió soltando dentro de sus entrañas su esperma perdiéndose una vez más su función procreadora.

Se derrumbó sobre él, respirando con fuerza, bajo él sentía el temblor que aún estremecía a Seitarou.

-Lamento haberlo ensuciado… -comentó avergonzado cuando se fijo los chorretones sobre el tapizado de su corrida.

-No te preocupes, no es la primera, ni será la última –dijo con una sonrisa divertida- Voy a limpiarlo, mientras espérame en mi dormitorio, te quiero en mi cama toda la noche.

Fue mucho más que eso, casi treinta y seis horas, jodiendo incansables, se habían trasladado a la habitación de Seitarou en previsión al regreso de Kaede. Dejo la ventana abierta para que la habitación se aireara, no fuera a notar el tufo a sexo que habían dejado esa noche. La llamada de Kaede les interrumpió durante unos minutos. Apenas corto reanudó sus embestidas.

-¿Cuándo llegará? –preguntó jadeando.

-En tres cuartos de hora estará aquí. –dijo acelerando sus embestidas. Necesitaba acabar antes que apareciera. Tiene que venir hambriento y aún no sé que voy a hacer…, peor aún no se si podre sostenerme de pie.

Nunca antes se había dado tanta prisa. Necesitaron varios minutos para reponerse, recoger el futón y guardarlo, abrir la ventana y vestirse apresuradamente.

Seitarou-kun con las rodillas temblorosas pudo llegar hasta el sofá y dejarse caer desmadejado en él. Se pasó la mano por la cabeza para alisar sus cabellos, tomó el mando y prendió el televisor.

Se apresuró a meterse en el aseo para quitarse el olor a sexo y el aroma dulzón de Seitarou-kun. Acababa de enjabonarse cuando escuchó la voz de Kaede.

-Tadaima…

Y la respuesta de su hermano.

-Que bueno que has venido.

-¿Dónde esta Hanamichi? –preguntó mirando alrededor sorprendido que no saliera a su encuentro para besarle con efusión.

-En la tina… me dijo que fueras a verle.

Kaede asintió.

-Lamento no haber podido estar aquí para darte la bienvenida.

-No importa, tu esposo lo hizo por ti, es muy atento.

-¿Estas enfermo? –noto su voz como enronquecida.

-Creo que pille algún virus –así iban a justificar su debilidad- lo que me preocupa creo que he contagiado a Hana-kun.

-Es fuerte, seguro que lo resistirá. Iré a ver como se encuentra. –se quitó la chaqueta y la corbata mientras se dirigía al interior del piso, atravesó la puerta del distribuidor, en el ofuro no se escuchaba ningún sonido. Hanamichi debía estar ya en la tina.

Entró directamente en el dormitorio, no le extrañaba que estuvieran resfriados, la habitación era una nevera, le extrañaba que Hanamichi hubiera olvidado cerrar la ventana, lo hizo él. Dejo sobre la cama su traje quitándose el resto de su ropa, se cubrió con una bata para ir al aseo.

Encontró a Hanamichi metido en la tina, la cabeza apoyada en el muro y los ojos cerrados. Se inclino apoderándose suavemente de sus labios. Moviendo solo los labios Hanamichi respondió a la caricia.

-Te he extrañado –dijo apoyando su frente en su pecho- ¿Todo fue como esperabas? Pregunto al sentir que se apartaba.

-Mucho mejor… hemos obtenido unas ventajosas oportunidades para vender en el extranjero nuestros productos.

-¿Hemos? –pregunto viendo la espalda de Kaede cuando se quito la bata y procedió a su aseo.

-Me acompañó Asato… -dijo sin volverse- Lo decidió en el último momento, seguramente porque estaba solo y se aburría. Su presencia fue providencial, el tipo asentía a todo lo que él decía. Quedo embobado.

-¿Tan guapo es? –preguntó curioso, no podía creer que hubiera alguien más guapo que Kaede, aunque reconocía sus hermanos pequeños eran hermosos.

-Posee una excepcional belleza. –Reconoció Kaede- Mi madre dice que es herencia de un antepasado, pero lo que le hace hermoso son sus cabellos, negros y con reflejos azulados y con un color de ojos fuera de lo normal.

-Tú también tienes un color hermoso y fuera de lo habitual entre nosotros.

-Los suyos son violeta.

-Como Sendoh…

-Cierto…

-A ver si resulta que es pariente tuyo –bromeó, cuando le vió hacer intención de levantarse él salió de la tina y le echó los brazos al cuello apenas se volvió.

Le había dicho a Seitarou que le entretendría el tiempo suficiente para que pudiera preparar esa comida que era capaz de realizar sin llegar a quemarla.

Dos horas después se asomaba en la cocina donde trajinaba su cuñado.

-¿Lo tienes? –preguntó.

-Si.

-Kaede saldrá en unos minutos, podrás ocuparlo tú.

-Iré a prepararme –dijo apagando los fuegos, sin retirarlo para que el calor de las planchas mantuviera caliente la comida.

En el trascurso de la cena Kaede le preguntó por lo que había hecho esos días, le sentía mal engañarle, pero lo hizo. Su hermano aceptó su relato ficticio sin entrar en sospechas.

Esa noche, cuando se retiraron a dormir, le costó mucho conciliar el sueño, no porque no se sintiera cansado, si no por los sonidos y ruidos que procedían de la habitación de su hermano. Ambos eran muy ruidosos.

-Me quedaré, le pediré a Kaede que me preste su apartamento. Después de conocerle íntimamente, no quiero prescindir de él. Es un demonio es la cama y me hace gozar como nadie, le necesito como un sediento necesita agua.

Hanamichi algunos días después se enteró de la decisión que había tomado Seitarou-kun.

Continúa en el próximo capítulo…

 

Notas finales:

He advertido que al meter el texto el programa hace cosas raras, no respetando como va escrito, he intentado que no fuera todo el texto en cursiva porque entonces no se sabra cuales son los pensamientos de Hanamichi... espero haber encontrado todos esos fallos... un saludo.

Ya nos estamos acercando al final de la segunda parte, quedan dos capítulos y entonces estaré metida en un berenjenal, porque sigo luchando por ver como ordeno los pensamientos de los personajes, ya que cada uno tendrá un capítulo.


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