Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Solos tú y yo… y los demás por Paz

[Reviews - 39]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Anteúltimo capítulo de la segunda parte, ya nos estamos acercando a un desenlace inesperado.

Solos tú y yo… y los demás

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 31: Yohei se queda con las ganas

 

Estaba metido en la tina cuando sintió la puerta abrirse, extrañado abrió los ojos creía estar solo, Kaede le miraba desde el umbral.

-Tengo que salir… -ni siquiera se molestó en encontrar una excusa para justificarse.

-Bueno….

-Es mi hermano Asato. –estaba dándole a entender que esa noche no iba a regresar.

-Dile que me gustaría conocerle, que algún día se pase por aquí. –dijo a modo de despedida.

-Se lo diré. –Se acercó hasta inclinarse sobre su rostro, un beso les unió durante unos minutos- Voy a extrañarte.

-También yo… -era consciente de la falsedad de los dos. Kaede iba a reunirse con su amante y él estaba preparándose para ir en busca de uno.

-No te quedes mucho tiempo… es peligroso –le advirtió incorporándose.

-Estaba a punto de salir…

Kaede asintió.

Apenas quedo solo se incorporó, se puso una bata encima de su cuerpo mojado, secándolo con la misma tela. Escuchó el leve sonido de la puerta al cerrarse. Kaede había dejado el piso.

Con cuidado para no mojar el piso, paso un paño por sus piernas que goteaban agua hasta sus pies, siendo absorbida por las sandalias que utilizaba allí, junto a la puerta estaban sus otras zapatillas que se calzó, fue directamente a la ventana que daba a la calle y espero unos minutos antes de ver el coche de Kaede, como siempre se dirigía hacia el norte.

Sobre la mesa de la sala estaba su móvil. Hizo una llamada.

-Hola… -sabía que reconocería su voz- ¿estás ocupado? ¿Puedo ir a verte? Tardaré una hora en llegar. –dijo tras escuchar su respuesta.

Esa noche no pensaba pasarla solo, considerando que había escuchado desde la cocina el peculiar sonido de su móvil, supo que estaba recibiendo la consabida llamada de los jueves, por lo que apenas escuchó decirle "Estaré ahí en veinte minutos" él se metió al baño dispuesto a prepararse para encontrarse con Yohei, desde su declaración de amor, no habían vuelto a hablar de ese tema. Esa noche necesitaba algo nuevo, un aliciente más que le hiciera olvidar que cada vez deseaba más saber quien era el amante de los jueves de Kaede.

Mientras se aseaba se preguntaba que tan cerca vivía su amante secreto para que pudiera llegar en tan poco tiempo, calculaba que yendo con el coche podía recorrer con poca circulación unos cien kilómetros en una hora, con lo cual la distancia quedaba reducida según ese tiempo a poco menos de treinta cuatro kilómetros, en cambio si la circulación estaba pesada, el tiempo se reducía considerablemente y la distancia era muchísimo menor. ¿Quién vivía en un radio de cincuenta kilómetros en torno a ellos? Estaba haciendo cálculos acerca de sus conocidos cuando Kaede fue a despedirse.

Supo que ese problema podía solucionarlo, si conseguía averiguar quien vivía en ese radio de los cincuenta kilómetros, aunque tenía dos posibilidades, una esconderse dentro de su maletero y que el mismo le llevara y otra menos dificultosa, seguirle una de esas tardes. De hacerlo tenía que pedir prestado un coche, pues Kaede conocía el suyo y no podía arriesgarse a que le descubriera detrás de él.

Mientras le veía alejarse hacia el norte, se decidió. El próximo jueves iría tras él. No iba a dejar pasar más tiempo, necesitaba saber quien era, necesitaba confirmar que la confesión de Kaede era cierta y que solo se encontraba con sus primos. Conocer su fijación por los pelirrojos era disculpable, comprensible hasta para él, lo que no podía disculpar es que utilizara esa fijación para engañarle con otros.

Apartó sus pensamientos cuando subió a su coche, esa noche tampoco él tenía ganas de tomar el tren.

Condujo atento a la circulación, no deseaba tener un percance y Kaede supiera que estaba en la calle en lugar de quedarse en su casita como él creía.

Con puntualidad llegó al apartamento que ocupaba su amigo. Llamó suavemente, era una noche sin luna y la oscuridad quedaba amortiguada por los faroles que iluminaban el pasillo por encima de las puertas de cada vivienda. Tampoco deseaba despertar a sus vecinos.

La puerta se abrió con igual cuidado.

-Pasa.

Se descalzó antes de adentrarse en el washitsu* de unos doce jo*, la otra habitación a la derecha era más pequeña, casi la mitad que el washitsu, sabía que ahí estaba el dormitorio. En el centro estaba ubicado el kotatsu*, sin embargo, no era época de frío y estaba apagado, por lo que solo se sentó sobre el tatami.

-No es demasiado tarde para ti estar fuera de tu casa.

-Kaede salió y no volverá esta noche. No me apetecía pasarla solo, supuse que no te importaría si te hacia compañía, –concluyó- tú también estas solo. ¿Qué hay de malo que dos amigos se hagan mutua compañía?

-Eso mismo me digo a menudo, para que sino están los amigos, –le respondió.

-Para ayudarse en momentos así. –respondió a la pregunta sin realizar.

-¿Y que puedo hacer por ti? –preguntó deseoso de obtener la respuesta que ansiaba recibir.

-Por de pronto, siéntate a mi lado, estas demasiado lejos.

-Ya estoy y ahora… -no pudo seguir hablando, el brazo de Hanamichi rodeó su cintura atrayéndole contra su pecho, al tiempo que su boca era sellada por otra que sintió cálida, suave, gimió al sentir la caricia, al momento, estaba recostado contra el piso, con el peso de su cuerpo sobre el suyo, sus caderas se incrustaban en las suyas y la excitación crecía en ambos. Sus gemidos fueron más intensos cuando su boca fue invadida por una lengua que profundizo hasta su garganta, dejándole enajenado, todo su cuerpo tembló ante la intensidad de su caricia y cuando su mano se metió bajo su bata y sintió sus dedos alrededor de su miembro, el calor que le invadía se intensificó, creció hasta limites insospechados, sus gemidos quedaban atravesados en su garganta, su amigo Hanamichi estaba dejándole sin sentido,  respiraba con dificultad a través de su nariz, Hanamichi no rompía la caricia su capacidad pulmonar era superior a la de cualquiera y su mano no dejaba de deslizarse a lo largo de su tronco, le sujetaba entre sus dedos con firmeza y su pulgar le sentía presionando su cabeza, como si quisiera meterse en un abertura. Jadeó estremecido y solo entonces Hanamichi se liberó su boca permitiéndole respirar con normalidad, sus miradas se cruzaron.

-¿Siempre eres así?

-¿Así como? –preguntó.

-Fogoso…, impetuoso.

-Casi siempre…

-¿También con él? –inquirió.

-En este instante, solo importamos tú y yo… -dijo haciéndole saber que no iba a contestar ninguna pregunta que cuestionara su relación con Kaede. Esa era su vida privada y así iba a quedar.

-¿Te deja solo a menudo? –insistió.

-Si te contesto dejaras de importunarme.

-Solo si me satisface tu respuesta –dijo Yohei.

-¿Sabes que? –preguntó a su vez.

-¿Que cosa?

-Solo si me satisface tu respuesta volveré –dijo imperturbable Hanamichi.

Yohei comprendió. Nada de hablarle de Rukawa. Era tema tabú. Si quería que su relación con él prosperara en ese sentido no debía mencionarle.

-De acuerdo. Tú ganas.

-Buen chico –aprobó incorporándose- Acostémonos.

Estaban en los preliminares, besos y caricias que encendían sus sentidos, cuando inesperadamente un sonido les interrumpió.

-No lo agarres –dijo aferrándose a su cuello al ver su intención de contestar.

-Es Kaede… tengo que contestar o se preocupara. –dijo apartando de un tirón el dogal de su abrazo.

Yohei comprendió que Rukawa era el único que realmente le importaba, si esa noche estuviera allí no significaba nada para él. Solo era su amigo, un amigo con derecho a roce como había determinado tiempo atrás.

Vio que se retiraba al washitsu para hablar con él. Algunas palabras sueltas llegaban a sus oídos porque intentaba escuchar la conversación, más solo escuchó "¿Dónde estas?... y voy para allá. Tranquilízate ¿quieres?"

Al cabo de un rato se hizo el silencio, cuando volvió, comenzó a recoger su ropa y empezó a vestirse.

-Lo siento… otro día será… al parecer Kaede tuvo un mal presentimiento conmigo y se ha preocupado al no encontrarme en casa.

-No te vayas… llámale dándole cualquier excusa, dile que has pinchado, -se incorporó tentándole con su desnudez, estaba tan excitado que le necesitaba a su lado.

-No voy a hacerlo… Kaede se preocupa por mi seguridad, no voy a llamarle para decirle algo que no es cierto.-estaba muy alterado cuando llamó, lo que fuera que había sucedido era grave.

-Por favor, quédate… -se colgó de sus hombros frotando su pulsante virilidad contra su costado, haciéndole ver como se encontraba de duro- No me dejes así.

No supo como paso, de pronto, estaba de espaldas a Hanamichi, con el brazo dolorosamente doblado y su cuerpo pegado contra la pared.

-Si insistes lo haré rápido y Hanamichi sacó su miembro y sin quitarse la ropa le penetro al mismo tiempo que con excesiva violencia le masturbaba.

Yohei dejo escapar un quejido de dolor.

-Es así como lo quieres –dijo junto a su oído, lamiéndole al tiempo que bombeaba dentro de él con excesiva rapidez.

-No… jadeo dolorido.

-Eso me parecía…, te prometo que vendré otro día y concluiremos lo que hemos empezado esta noche. Ahora tengo que irme –se apartó de él- Lamento haberme comportado así –se apartó soltándole.

Yohei tardo unos segundos en girarse, cuando lo hizo estaba solo, Hanamichi se había marchado, su ano pulsaba dolorosamente.

Esa noche Yohei se quedo con las ganas porque su amigo y futuro amante le abandono para ir a reunirse con su esposo, dejándole dolorido no solamente su cuerpo, también su animo quedo echo añicos. -Tenía la certeza que Rukawa le engañaba, no era normal que su amigo saliera de casa solo porque su esposo le dejaba una noche. Y ese inesperado regreso… todo era muy extraño. ¿Qué habría pasado?

Antes de quedarse dormido, supo que disculpaba la brusquedad de Hanamichi, él no debió insistirle sabiendo lo enamorado que esta de Rukawa.

***********************

-¿Dónde estabas? –Kaede salió a su encuentro apenas le escuchó llegar.

-No podía dormir y salí a dar una vuelta.

-¿Una vuelta?

-Lamento haberte preocupado –dijo con expresión de arrepentimiento, echándose en sus brazos para hacerse perdonar por su salida, preguntándose que había motivado el regreso de Kaede. ¿Realmente le había sentido en peligro?

-¿A qué hueles? –preguntó separándose un poco de él.

-No se…, me metí en un bar para… bueno… ya sabes que –dijo aturdido- Supongo que se me ha pegado a la ropa el caldeado ambiente a cigarrillos.

-No parece ese olor…

-La echaré a lavar… -dijo deseoso de hacerle olvidar su distracción respecto a su olvido, tenía que haberse duchado antes de salir del piso de Yohei- ¿Quieres que nos bañemos juntos? Te dejaré que me enjabones.

Kaede olvido su preocupación al tenerle allí. A su lado.

-Mientras nos bañamos me contarás que fue lo que ha pasado… -dijo Hanamichi, queriendo apartarle de sus pensamientos, no fuera que sin querer descubría su infidelidad.

-Solo un sentimiento extraño, fue como si estuviera viendo unas imágenes, presentí… no se explicarlo, sentí un temor muy grande -no podía decirle que su hermano estaba cogiéndole cuando le vió entre los restos de su coche ensangrentado y que atemorizado, se puso histérico cuando Jean-Paul no le soltaba, pensando tal vez que su resistencia era una forma de forzarle a darle mas duro. Él solo quería salir se allí para comprobar que Hanamichi estaba tranquilo durmiendo en su cama. Al no encontrarle en casa, su inquietud creció porque esa visión fue tan vivida que al no encontrarle la creyó real. Por ello, antes de salir a buscarle intento tranquilizarse llamándole al móvil y rogando para que lo llevara encima y que se trataba de una falsa alarma, al demorarse en contestar se temió lo peor, estaba por salir a la calle para buscarle sin saber donde ir cuando contesto.

Aquella noche, Hanamichi durmió junto a Kaede, quien le había abrazado y no parecía tener intención de soltarle.

En ese momento, ninguno de los dos podía saber que un grupo de chicos pasaba por delante del coche de Sakuragi, quien en su apresuramiento para llegar tranquilizar a Kaede lo había dejado en la calle, el modelo un descapotable rojo llamó la atención de los muchachos que no dudaron en llevárselo para probar su potencia.

A la mañana siguiente, temprano se presentó en el piso unos detectives que mostraron sus placas a los dos sorprendidos jóvenes, fue la primera noticia que tuvieron el coche de Sakuragi se había estrellado esa madrugada y el conductor era imposible de identificar entre el amasijo de hierros retorcidos, por la documentación del coche se presentaron allí para verificar la identidad del muerto.

-Lo lamento por quien fuera, pero anoche tuvo un problema y deje el coche en la calle, posiblemente me lo robaron. –dijo Hanamichi.

Los detectives tras algunas preguntas pertinentes, satisfechos con las respuestas se marcharon.

Hanamichi miró a Kaede sorprendido cuando quedaron solos.

-¿Eso fue lo que viste?

-Si, no podía ver quien era, porque la sangre lo cubría todo, pero reconocí tu coche. –ya no tenía sentido ocultarle lo que había visto.

Le abrazó por detrás, apoyando su mejilla en su espalda, frotándose en su omóplato.

-¿Sabias que puedes tener esas premoniciones?

-No, es la primera vez que me pasa. –respondió tomando sus manos entre las suyas y acariciándolas con ternura.

-Gracias por preocuparte por mí.

Separó sus manos para darse la vuelta y quedar frente a él.

-Te amo…. Tal vez por eso pude sentir que estabas en peligro.

-No era yo…,

-Ahora lo se…, fue angustiante tener la certeza que si.

-Solo era mi coche y si me lo robaron fue porque tú conseguiste preocuparme y lo deje en la calle.

-Te regalaré uno.

-Me gustaba ese…

-Será idéntico.

-Bueno, siendo así, te lo acepto. –con una sonrisa apoyó su mejilla en su pecho cuando él le abrazó con fuerza, no podía saber que Kaede estaba dispuesto a regalarle la luna si se la pedía y que lo único que él deseaba era tenerle siempre en sus brazos.

Continúa en el próximo capítulo…


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).