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Solos tú y yo… y los demás por Paz

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Notas del capitulo:

Ya estoy de regreso... deseándoles a todos/as que hayan tenido un bonita salida de año y que éste nuevo año se cumplan todos vuestros deseos.

 

Aviso de la autora:

No necesariamente se dan todos estos puntos en el presente capítulo:

1º Letra en negrilla recuerdo de conversaciones que han mantenido.

2º Letra en cursiva pensamientos o conversaciones mentales que mantiene consigo mismo.

3º En tiempo presente, será este tipo de letra.

4º Este capítulo se desprende de la segunda parte, capítulo 32, en el que Hanamichi tiene un pensamiento acerca de Rukawa Asato y la relación que inician como Amo y sumiso. En su recuerdo Hanamichi tiene 31 años.

Solos tú y yo… y los demás

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

III Parte: Recuerdos

Capítulo 47: La cita de los jueves

 

 

Había oído hablar mucho de Rukawa Asato en aquellos años en los que fue pareja de Kaede no hubo ocasión para tratarse con él, tal vez porque no puso ningún empeño en conocerle. Kaede tenía elogiosas palabras para su hermano y Yoshisato-kun veía en su hijo mayor los logros que él no había alcanzado.

Haber dejado librado al azar ese encuentro fue un acierto.

Todo ocurrió una tarde, había llegado a casa de Yoshisato-kun y los dos se disponían a pasar a la acción cuando escucharon la llamada a la puerta.

-¿Esperas a alguien? –le pregunté.

-No. Veré quien puede ser.

Asentí.

Permanecí sentado junto a la mesa con el jarro donde había  tomado té. En el plato todavía quedaban unas migas restos de la tarta que me había servido. Yoshisato-kun nunca olvidaba sus modales, me ofrecía té y dulces, él también tomaba la bebida pero evitaba los dulces.

Desde donde estaba escuchaba el tono de su voz y supe que la persona que había llegado era conocido suyo. Cuando le ví avanzar por detrás de Yoshisato-kun no tuvo ninguna duda acerca de quien era.

Allí estaba Rukawa Asato.

En ese instante, nada más verle supe que le deseaba, en parte porque un recuerdo acababa de asomar en mi mente, como Kaede se rebaja ante su hermano como una puta barata.

A modo de represalia toma una decisión que cambia su vida sin saberlo. Entregarse a Asato-kun como Kaede lo hace con Jean-Paul. Algunos días después se entera por él mismo que es practicante asiduo del sadomasoquismo.

Apenas le ve se levanta y algo en su mirada le hace sentir un escalofrío.

Tras los formales saludos, Yoshisato-kun les deja solos unos minutos en tanto él va a preparar más te.

-Tienes que disculparme por no presentarme antes, mis ocupaciones me mantienen apartado de aquí.

-Te comprendo, a mi me ocurre otro tanto, el trabajo es como una droga al que no puedes dejar de tenerla.

-Se por Kaede que eres profesor.

-Si, de ciencias y también entrenador de basquetball.

-¡Ah, si! Ha pasado tanto tiempo de eso que había olvidado la pasión que Kaede sentía por el basquetball, creo recordar que os conocisteis jugando.

-No, fue antes. –no le dio ninguna otra aclaración y él tampoco se la pidió.

Yoshisato-kun vino con bebida caliente y más tarta. Fue entonces que la conversación se centro en Asato y su padre, fui un mero espectador entre ellos, fingiendo estar metido en mis propios pensamientos, pero atento a todo lo que allí se decía, fue así como supe que la empresa de Asato-kun le había pedido que se hiciera cargo de una ampliación de sus oficinas en Kanagawa, ofreciéndole al mismo tiempo casa en las proximidades de la casa de su padre, por lo que vendría a menudo a pasar con él algunas tardes.

Como no, como buen padre y ansioso también de compañía, le pidió que fuera a verle siempre que quisiera, porque así podrían hablar más a menudo.

-¿Y tú?

Tarde unos segundos en darme cuenta que se dirigía a mi.

-Solo vengo cuando encuentro un momento libre. –respondí impreciso.

-¿Por qué no lo hace Kaede? –se cuestionó.

-Por los mismos motivos que tú y yo nos acabamos de conocer. Es un prisionero del trabajo. Se preocupa tanto que teme que la empresa se venga abajo si no le dedica sus cinco sentidos. –mis palabras no eran de reproche, porque entonces tenía yo mis propias ocupaciones, mucho más placenteras que estar encerrado entre las cuatro paredes de una oficina.

La conversación se prolongó y supe que tendría que marchar sin que haber estado a solas con Yoshisato, aun así no daba por perdida la tarde, había conocido a Asato-san y habíamos intercambiado tarjetas, yo le había dado la que utilizaba para mis amantes, porque no dudaba que conseguiría que él también lo fuera. En la suya, figuraba su nueva dirección, efectivamente estaba a menos de trescientos metros de donde vivía su padre, supe que si acortaba el tiempo que pasaba con su padre, podía estar con él dos o tres horas como mucho.

No se sorprendió en exceso cuando Asato-san también dijo que tenía que marchar apenas estaba despidiéndome de ambos.

-Te llamaré cuando pueda venir –le dije a Yoshisato-kun, con un leve guiño que él interpretó correctamente.

-Tengo el coche a la vuelta…, puedes llevarte si has venido a pie. –me ofrecí.

-Te lo agradezco, pero no quiero causarte una molestia.

-Ninguna, ni siquiera tengo que desviarme para ir a casa –dije.

-Siendo así, acepto.

-Bonito coche… -dijo al ver mi descapotable, aunque en aquel momento llevaba la capota subida.

-Me lo regalo Kaede. –dije sentándome al volante, al mismo tiempo que él ocupaba el asiento a mi lado- ¿Sabias que tu hermano tiene premoniciones?

-Nunca oí tal cosa.

-Ni yo, pero en aquella ocasión así fue. Vió mi descapotable rojo estrellado y mucha sangre, se inquietó al no encontrarme en casa y me llamó, estaba tan alterado que me reuní de inmediato con él, no estuvo tranquilo hasta que vió que no tenía ni un rasguño.

-Lo que creyó ver no era real. –acotó Asato-san.

-No en el momento que él creyó, pero si después. Con las prisas no metí el coche en el garaje y unos chicos se lo llevaron para alardear con él y se estrellaron.

-Así que Kaede se sintió responsable y te regalo este.

-Si. –dió una rápida mirada al exterior- Para aquí, hemos dejado atrás el edificio donde vivo.

Encontré un hueco libre y aparque.

-¿Tienes prisa por marchar? Puedes subir conmigo y tomar un par de tragos –ofreció.

-Acepto subir, pero no tomo alcohol, solo refrescos.

-No hay problemas, también tengo.

Esa primera vez hablamos mucho, ambos habíamos vivido experiencias y teníamos cosas en común. Las horas se nos pasaron sin sentir, pasaba de medianoche cuando finalmente marché. Cada minuto que pase allí me gustaba más y más y veía que el también se sentía atraído hacia mi.

No le dí ninguna señal de lo que deseaba conseguir de él, después de todo era el hermano de Kaede y no podía decirle el primer día lo que deseaba, tenía que ir despacio, después de todo no tenía ninguna prisa. Por lo que supe, iba a quedarse en Kanagawa unos seis meses.

Nuestra amistad se fue cimentando con el paso de nuestros futuros encuentros hasta que una de esas noches planteamos lo que ambos estábamos deseando hacer, fue entonces que me entere que Asato-kun tenía una peculiar manera de entender el sexo, lo hablamos, es decir, él hablo mucho explicándome de que se trataba y el tipo de relación que podíamos llevar a cabo, no era lo que yo quería pero acabe accediendo porque de cualquier manera siempre acaba complacido. El me aseguro que no haría nada que yo no pudiera resistir por ese motivo antes de comenzar me daría una palabra clave que yo pronunciaría cuando no pudiera aguantar más.

Asentí y accedí a sus planteamientos, a mi vez le comente que por el momento solo disponía para vernos la noche de los jueves, y así quedamos en vernos a partir de las nueve y media de la noche.

-De acuerdo. Entonces, nos vemos la próxima semana –en ese instante era demasiado tarde y yo había quedado en ver a Yohei.

Vernos los jueves me resultaba cómodo, me reunía por la tarde con Yoshisato y Kaede marchaba con su amante, sin necesidad de pasar por casa, él sabia que estaba con su padre solo ignoraba la relación intima que manteníamos. Ir ese día nos venía bien a todos, Asato-kun también busco el modo de estar libre esas noches, nada de reuniones de trabajo y cosas así.  Ni Yoshisato, ni Asato sabían que  las tardes las pasaba con uno y las noches con el otro.

Kaede estaba con su amante ya no secreto y él podía hacer lo que quisiera durante el resto de la noche.

***********************

Llegó con puntualidad, Asato le hizo pasar a un cuarto.

-Dime si estas de acuerdo con que la palabra clave "akai"

-Muy apropiado –comenté llevándome la mano a la cabeza y pasándola por mis cabellos rojos.

-Entonces, solo tienes que quitarte la ropa que llevas y ponerte lo que tienes sobre la mesa.

Vi que no tenía intención de dejarme solo, su mirada me siguió mientras acataba su petición.

No me molestaba que me viera desnudo, no sería el primer hombre que tenía ese placer, cuando fui a recoger lo que estaba sobre la mesa ví que se trataba de correas, no tarde en comprender como ponérmelas.

-Arrodíllate ante mí.

Así lo hice, no sin antes ver que sostenía en la mano un látigo rematado en varias puntas.

-Por favor, amo… no me deje marcas –supliqué arrodillándome a sus pies, con la cabeza apoyada en el suelo, llevando solo un correaje que más bien era como un fetiche porque no cubría nada, estaba expuesto a todo lo que mi Amo quisiera hacerme, demasiado tarde empezaba a comprender que estando con él su cuerpo había dejado de pertenecerle.

-De acuerdo… no habrá marcas.

-Gracias, amo… -un sollozo de alivio le envolvió.

No podía saber que su petición le convenía, porque se trataba del esposo de su hermano y si quería tenerle bajo su dominio tenía que encontrar la manera que le durara más tiempo que sus otros sumisos.

A partir de esa noche su iniciación como sumiso comenzó.

Continúa en el próximo capítulo…


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