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Solos tú y yo… y los demás por Paz

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Notas del capitulo:

He regresado hace unos días y pido disculpas por no actualizar antes, por ese motivo en esta semana, subiré dos capítulos, vuelvo a hacerlo los días viernes, hoy subo el del viernes pasado y el siguiente el día 11.

Solos tú y yo… y los demás

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 22: Con Akira

 

Hanamichi descubre que el sexo no interfiere en los sentimientos que siente hacia Kaede y que puede estar con otros hombres sin que deje de amarlo, por lo que comprende mejor a Kaede, pues aunque esta con sus primos solo le ama a él, habla con él y le dice que entiende, que esta bien que mantenga su harem, porqué ellos siguen amándose y eso es lo principal-Solos tu y yo… y los demás –le dijo Hanamichi con una media sonrisa, pensando que él también estaba empezando a tener su propio harem y que será muy satisfactorio para ambos tener sus propios entretenimientos, aunque Kaede ignora ese detalle, dejará que siga creyéndose único, de momento solo tiene a Akira y Yohei, pero deberá buscarse a algunos más para mantenerlos en reserva, sobre todo considerando que en la variedad esta el gusto, gracias a Kaede ahora dispone de dos amantes dispuestos a satisfacer sus fantasías, proporcionándole increíbles noches de buen sexo sin que interfiera en su relación con su koi- después de Kaede los demás. –murmura para si.

-¿Decías…? –preguntó Kaede que se había distraído mirando la montaña de documentos que estaban esparcidos sobre su mesa de trabajo, pensando en el enorme volumen de cosas que aún tenía por delante para resolver.

 -Que iba a empezar a comer sin ti… ¿Cuándo vuelves? –pasaban de las seis de la tarde y presentía que iba a ser una de esas noches.

-No lo se… estamos con un trabajo urgente… tengo a mi asistente al borde de un ataque de nervios, no se cuando acabaremos –dijo al oírle y nuevamente su mirada se posó sobre los papeles que tenía que ordenar y clasificar.

-Entonces comeré solo.

-No me esperes levantado.

-Tengo que preparar la clase de mañana, posiblemente estaré levantado.

-Si tú quieres voy... –no deseaba hacerle sentirse mal por su ausencia, sabía que Hanamichi no dejaba para el último momento su trabajo y que solo lo decía para que no supiera que iba a extrañarle, estuvo tentado en dejárselo a su subalterno y salir corriendo para reunirse con su koi.

-Tú trabajo es muy importante, siempre me lo dices, no quiero que por mi dejes de lado tus responsabilidades, no puedes dejarlo… ve y cumple con él –sabía que Craig había sido contratado por la empresa, y que seguramente que una vez que terminaran se irían juntos a algún hotel, porque ya habrían perdido el último tren- No te preocupes por mi, quédate tranquilo. Dile a Gushiken-san que se tranquilice que solo eres un zorro mañoso cuando estas con tu esposo. –había tenido ocasión de verle, era un muchacho recién salido de la universidad, nervioso por complacer, y muy eficiente en su trabajo. –sabía que Kaede estaba contento por el acierto al elegirlo entre otros candidatos.

-Te llamaré cuando salga de la oficina. –rió al escucharle.

-De acuerdo. –aceptó, era consciente que Kaede aprovecharía la oportunidad que se le daba para quedarse con su primo, por eso apenas cortó la comunicación, abrió su agenda para hacer una llamada.

-¿Qué tienes para cenar? -era una contraseña para saber si estaba libre. Si el respondía que yakitori, entonces bajaba los tres pisos que les separaban, en cambio, si decía ramen, quería decir que no estaba solo y él tendría que llamar a Yohei diciéndole que iba para su piso, ya que sabía que él vivía solo. Tenía que convencerle para que se mudara a un lugar más próximo, y si era posible en su mismo edificio, había estado investigando y sabía que estaban desocupados algunos piso, entre ellos, el contiguo al suyo, sabía que Kaede sentía inquina hacia Yohei, por ese motivo no podía pedirle que se mudara allí, sería demasiado sospechoso ante los ojos de Kaede, ya le había engatusado cuando se lo pidió a Akira, por otro lado era consciente que su koi nunca llegaría a pensar mal de él, confiaba ciegamente en su honestidad, en su sentido del honor, al punto de creer que nunca pasaría por su mente la idea de engañarle. Con Akira era diferente, pues se trataba de un amigo mutuo. Dio un suspiro de alivio cuando le oyó- Dame quince minutos y estaré ahí.

Se dirigió al dormitorio donde se desvistió por completo, dejando su ropa desperdiga por el suelo, de allí paso al aseo, quito la rejilla del desagüe como primera medida antes de comenzar sus irrigaciones. Fue Kaede quien comenzó a ponerle enemas y desde entonces, no podía pasar sin ellas. Era increíble la sensación que le producía la fuerza del agua dentro de él. Esa noche era un modo de limpieza eficaz y rápido,  solo tenía que quitarle el cabezal de la ducha e introducírsela dentro, abrir el paso cuidando que el agua no saliera con excesiva fuerza, diluyendo el contenido de sus intestinos, al expulsar el agua sucia con los residuos que había en su entrañas y que el sumidero se tragaba. Repitió esa primera vez unas cuantas veces mas hasta asegurarse que quedaba limpio por dentro. Cuando se dio por satisfecho, limpió todo el estropicio y se frotó todo el cuerpo con un paño enjabonado hasta asearse, de la cabeza a los pies, al concluir su limpieza, se puso de pie dejando que el agua de la ducha cayera sobre él, el agua jabonosa salió por el desagüe al que había restituido su rejilla.

Tras secarse, volvió al dormitorio, al ver que se le hacia tarde recogió del armario un yukata que le había regalado Kaede y fue a lucirlo ante Sendoh, seguro que admiraba el buen gusto de su koi para elegir su ropa. Se sentía suave sobre su piel.

Recogió las llaves, no fuera a quedarse fuera sin posibilidad de entrar, a Kaede le parecería extraño que le pasara dos veces en menos de quince días. Afortunadamente aquella noche estaba vestido, porqué de pasarle en ese momento, no iba a creerse que salió a medio vestir a la calle. En el último instante se acordó de llevar el móvil, no fuera Kaede a llamarle y preocupado porque no contestaba se presentará en el piso.

Bajo los tres pisos a la velocidad del rayo, estaba por llamar cuando la puerta se abrió y la sonrisa de Akira le recibió.

Solo le dio tiempo a cerrar, se le echó encima, apretándole contra la puerta y su cuerpo, apretó sus labios contra los suyos y comenzó a besarlo con excesiva pasión, mientras su mano se deslizaba hacia su entrepierna y comenzaba a masajearlo, los gemidos de Akira le encendían aún mas, le puso a tono en segundos, soltó el cordoncillo que sujetaba su pijama dejándolo caer alrededor de sus tobillos, sintió que sacudía sus pies para sacárselo por completo.

-Cógeme –le pidió y allí mismo, con su espalda apoyada en la puerta, le alzó sin esfuerzo, sus piernas se afianzaron alrededor de sus caderas, fue penetrado con ímpetu, sus embestidas duras le clavaban una y otra vez, contra la madera, sus entrañas parecían arder y un golpe a su próstata arranco gañidos de su garganta, su mano alrededor de su miembro le estaban haciendo desear que no acabara nunca, la posición no era muy adecuada para lograr una perfecta penetración, aún así Hanamichi sabía como darle placer y minutos después se derramaba sobre su mano, sin aliento, apoyó su cabeza en su hombro, intentando recuperar el aire, sus pulmones parecían haberse vaciado. Hanamichi continúo sacudiéndole un par de veces más antes de alcanzar su propio orgasmo, él le ayudaba empujándole con sus pies cruzados sobre sus nalgas para que profundizara más. Adoraba sentir como le llenaba, algunas veces le pedía que no le dejara, más en ese momento no era el adecuado. Desenroscó sus piernas, apoyándolos los pies en el piso, aún sentía sus rodillas temblorosas.

-Te he preparado lo que te gusta… -dijo cuando pudo respirar con normalidad, Hanamichi conseguía que ardiera solo con tocarlo. Sentirle dentro de él era como si una barra incandescente le abrasara derritiéndose con su calor.

-Vamos entonces… -dijo más calmado, solo que no se dirigió a la cocina, sino al dormitorio, esa noche quería otro tipo de comida.

Esa noche no iba a ser tierno, necesitaba desfogarse, había tenido un mal día con los niñatos a los que debía dar clases de educación física, canalizaba su rabia desfogándose con su amante, lo hizo una segunda vez y una tercera cuando comenzó a sonar su móvil. Sin apartarse de Akira, estiró la mano para agarrar el móvil que había dejado a su alcance. Tal como suponía era Kaede su nombre aparecía en la pantalla.

-Moshi… moshi… -le escuchó un par de segundos, primero sus disculpas, luego su petición- De acuerdo… estaré pendiente de su llegada, no te preocupes.

Cuando se volvió se encontró con la mirada de Akira fija en él.

-Lo siento… tengo que marcharme… -la excitación de ambos se mantenía, pero no disponía de tiempo para entretenerse, le dio a modo de despedida un profundo y apasionado beso, luego miró alrededor buscando su yukata, lo recogió del suelo y se lo puso- Al parecer voy a tener una visita inesperada. –se preguntó por qué motivo Kaede no quiso decirle de quien se trataba. A lo mejor pensaba que era capaz de no abrirle la puerta. Algo impensable porque en su casa todo el mundo era bien recibido, desde que los gemelos se invitaron a su casa, había cambiado el concepto de los dos acerca de las visitas. Sus amigos y familiares eran bienvenidos a su hogar.

Akira solo hizo un gesto de resignación. Su beso le había dejado con ganas de más, pero antes que pudiera hablar, Hanamichi salía apresuradamente de la habitación, en segundos escuchó el sonido de la puerta al cerrarse, con un ahogado suspiro llevó su mano a su entrepierna.

Eran demasiadas las veces que Hanamichi le dejaba excitado y tuviera él que auto satisfacerse, empezaba a ser una mala costumbre.

Hasta el próximo capítulo…

Paz

Notas finales:

En el siguiente capítulo Hanamichi tiene ocasión de conocer a la persona que Kaede le ha pedido que espere y se entera de cosas que hubiera sido preferible que no supiera debido a su reacción.


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