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Solos tú y yo… y los demás por Paz

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Notas del capitulo:

Aviso de la autora:


No necesariamente se dan todos estos puntos en el presente capítulo:


1º Letra en negrilla recuerdo de conversaciones que han mantenido.


2º Letra en cursiva pensamientos o conversaciones mentales que mantiene consigo mismo.


3º En tiempo presente, será este tipo de letra.


4º Este capítulo transcurre unos días después de que Kaede cometiera el error de cogerse a su hermano pequeño al no reconocerlo como el acompañante de Hanamichi en un local de alterne. En su recuerdo Kaede tiene 31 años. Gushiken-san 23.

Solos tú y yo… y los demás

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 48: Gushiken-san

 

Estaba fuera del horario de oficina y se disponía a marchar cuando recibió el aviso de la secretaria de Rukawa-san para que fuera a verle, se apresuró a ir, fijándose que la mujer ya había dejado la oficina, su mesa estaba recogida y ella no estaba presente, por lo que llamó a la puerta.

Abrió la puerta cuando escuchó su voz dando autorización para pasar, desde el umbral preguntó indeciso.

-¿Me ha hecho llamar Rukawa-san?

-Pasa Gushiken-san y siéntate, -señaló hacia el asiento frente a su escritorio, su otra mano sostenía una cartulina, que segundos antes había estado leyendo su contenido- Según tu ficha personal ¿estas viviendo en una pensión?

-Si, Rukawa-san…, mi madre posee unas habitaciones y las alquila, yo vivo con ella así pues se puede decir que si. –respondió sin cuestionarse el porque de su pregunta.

-No te gustaría disponer de un apartamento propio, habitación y cocina.

-No podría pagarlo… la mitad de mi sueldo se lo entregó a mi madre –confesó.

-Tengo un apartamento de esas características si aceptas puedes quedarte viviendo en él, eres un trabajador excelente y la empresa puede premiar tu dedicación ofreciéndote ese sitio.

Sabía que la empresa, aunque pequeña, le pertenecía y que nadie estaba por encima de él. Se trataba de un favor personal.

Rukawa le miraba en silencio y supo que el chico era suficientemente inteligente para saber que iba a obtener a cambio de su ofrecimiento.

-Si quieres pensarlo detenidamente puedes hacerlo…, tienes por delante toda la semana, esperaré tu respuesta el viernes.

-No será necesario que lo piense, su oferta es tentadora, solo que no desearía resultar una molestia, puede necesitarlo.

-Si así fuera no te lo habría ofrecido. –dijo serio, abriendo el cajón de su escritorio sacó un llavero con una llave- Puedes quedártelo por el tiempo que consideres necesario. –estaba seguro que mientras tuviera a Gushiken disponible no tendría tiempo para el sentimiento de culpa que le oprimía y el recuerdo de los apasionados gemidos que eran capaces de excitarlo y que habían salido de la garganta de su propio hermano, cuando al descubrir que Hanamichi estaba viéndose con otro hombre, lamentablemente, demasiado tarde descubrió que se trataba de su hermano.

Iba a intentar olvidar lo que había experimentado en aquellos instantes buscando un amante joven y apasionado y no tenía ninguna dudas que Gushiken era ambas cosas, uno ya lo sabía, lo otro no tardaría en descubrirlo.

-Se lo agradezco, Rukawa-san –dijo inclinándose respetuoso, cuando se enderezó recogió la llave, fijándose que la dirección estaba escrita en el llavero.

-Avísame cuando te hayas trasladado, me acercare para comprobar que esta en correctas condiciones de habitabilidad.

-Lo haré, Rukawa-san.

Los dos sabían que solo era una excusa para ir.

***********************

Sabía que su madre agradecería disponer de otra habitación para alquilar, así que ni siquiera buscó excusas para explicar su marcha.

Estaba tomando el desayuno cuando se lo dijo.

-Voy a trasladarme…

-¿Cómo es que te has decidido?

Se encogió de hombros.

-Me han ofrecido un piso en la ciudad de Koyasu. Me acerqué al lugar y me agradó. Es un buen sitio donde vivir, además me queda cerca del trabajo, en menos de media hora estoy allí.

-¿Y el alquiler?

-Es asequible…, solo que no podré seguir ayudándote. –de alguna manera tenia que justificar que estaba pagando por el apartamento.

-Pediré lo mismo que me dabas por tu habitación… -dijo práctica su madre.

-Me parece bien.

-¿Cuándo la dejarás libre?

-Este fin de semana me ocuparé de llevarme todas mis cosas. –pensó que en realidad no eran excesivas, ropas, libros y poco más. No era dado a poseer objetos que con el tiempo se volvían inservibles por falta de uso.

-Vas a necesitar un futón, te daré todo lo necesario.

-Te lo agradezco.

-También cacharros de cocina.

-Eso no va a ser necesario, en ese sentido hay de todo, la cocina esta muy bien provista. –no añadió que cuando fue a ver el apartamento se quedo sorprendido, no solo la cocina tenía todo nuevo, sino también que había sido reformado en su totalidad, pintura en las paredes, plafones de luz nuevos y un cambio completo del piso, todo estaba como si fuera un piso a estrenar.

Rukawa-san le había dicho que se trataba de cocina y habitación, sin embargo, poseía más que eso. La terraza ocupaba todo el ancho de la vivienda, que tenia vistas a dos calles diferentes, a un jardín, donde silenciosos niños jugaban y a un parking, con lo que la tranquilidad estaba asegurada para todos los vecinos. El dormitorio era tan grande que podía dividirlo con un biombo, y utilizándolo como despacho y zona de descanso.

Tendría que realizar algunos desembolsos por su parte, pero no le importaba si después consiguió tener a su gusto el apartamento.

Era consciente del pago que tenía que hacer por él y estaba dispuesto a cumplir con su parte del trato, porque ese préstamo no era gratuito. En el fondo de su mente se sentía feliz porque Rukawa-sama se hubiera fijado en él. Desde el primer día cuando comenzó a trabajar para él se había sentido atraído y aunque era consciente que estaba casado y que conocía a Sakuragi-sama, no tomó en consideración esa cuestión. Sabia que solo seria un desahogo para el hombre, como los que ya tenía con los parientes de su esposo, estaba demasiado cerca de él para no darse cuenta de esos detalles.

Aunque él sería uno más estaba más que dispuesto a cumplir con su parte, aprovecharía cada segundo que pasara con él, porque era consciente que alguna vez su sueño acabaría.

***********************

Abrió la puerta y se hizo a un lado para que entrara. Se fijo que Gushiken-san daba la impresión que estaba nervioso, no le interesaba saber cual era su estado, los dos sabían porque estaban allí, tampoco anduvo con preámbulos, apenas la puerta se cerró tras él, lo acorraló contra la pared y su cuerpo, su mano se movió hacia su entrepierna, encontrándole excitado, la movió a lo largo de su tronco, frotándole a través de la tela y escuchando sus gemidos.

Ignoró los labios que se le ofrecían, lo único que deseaba era escucharle gemir, que sus gritos y jadeos fueron tan altos que apagaran los que seguía oyendo en su mente mientras había jodido a su hermano, la noche que descubrió la infidelidad de Hanamichi y se vengó en el hombre que le acompañaba sin llegar a identificarlo hasta que fue demasiado tarde.

Era lo único que buscaba en Gushiken y esa primera noche consiguió acallarlos, por lo que volvió muchas noches más.

Continúa en el próximo capítulo…

Notas finales:

Últimamente estoy de capa caída respecto a escribir lemons, así pues os lo dejo a vuestra imaginación.


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