3- Lágrimas incoherentes y un primer contacto
Naruto corría por el pasillo aledaño a su aula, las lágrimas salían solas de sus ojos y no comprendía por qué, sí, bien, le había gritado a esa chica, le había hecho llorar, y él no acostumbraba hacer ese tipo de cosas. Subió y subió escaleras sin saber adonde iba a parar, mientras más lejos, mejor, porque no le gustaba que le vieran llorar. Se acabaron las escaleras y sólo se encontró con una puerta, la cual abrió con prisa. Dio a la azotea del edificio, cerró tras de sí la puerta, para luego subirse al techo de la cámara que contenía la puerta de entrada a la azotea. Lloró, aún no sabía completamente por qué, eran de esas veces cuando experimentabas una emoción muy grande y tus lágrimas brotan sin razón aparente. Examinó su conversación con la chica de antes. Sabía que era probable que Kiba fuese un macarra, pero de ahí a decir que era un delincuente era otra cosa, la niña no lo conocía. Era lo mismo cuando empezaban a correr rumores de él mismo en las otras escuelas a las que asistió en el pasado. Especulación, de eso había sufrido toda su vida, y también lo estaban haciendo con Kiba. Prefirió no pensar más en ello, tratando de secar sus lágrimas con las mangas de su suéter. Detrás de él una voz lo sorprendió.
-Vaya que te gusta estar en lugares poco comunes, rubio-dijo una voz conocida. Naruto se dio vuelta y a dos pasos de él se encontraba Kiba de cuclillas.
-¿Eh?...Kiba-kun-dijo Naruto con preocupación, secándose los últimos vestigios de sus lágrimas. "Qué vergüenza..." pensó Naruto.
-¿Cómo subiste acá, rubio?... no hay escalera-preguntó Kiba.
-Yo...sólo...salté-dijo Naruto.
-Mhh...ya veo...aún así hay algo que quiero comprobar-dijo Kiba incorporándose, caminando en cuatro patas hacia Naruto. Naruto sintió cómo su corazón empezaba a latir con fuerza. Kiba se puso encima de él con una sonrisa traviesa. Naruto quedó tendido en el techo de la cámara. Veía claramente a Kiba sobre él, y también podía ver parte de su pecho marcado que se dejaba ver por los botones que no se había abrochado de su camisa. Estaba fresco, ¿por qué Kiba sólo andaba con una camisa? Sintió como la sangre acudía a sus mejillas, hasta sus orejas. Kiba bajó el cierre del suéter del rubio, y empezó a desabotonar su camisa. "Pero... ¿qué?" pensaba Naruto mientras no podía moverse, sabía en lo más profundo de su ser que eso era lo que deseaba, pero, no podía ser así de simple.
-Ki-Kiba...-logró articular Naruto.
-¡Bingo!-dijo Kiba mientras poseía en sus manos el cristal proveniente del colgante de Naruto.
-¿Eh?-dijo Naruto-mi... ¿mi cristal?-preguntó el rubio aún sonrojado. Kiba miró la cara del rubio, la cual se encontraba roja y le desviaba la mirada, mientras con una de sus manos intentaba tapar en acto reflejo un poco de su pecho descubierto, entonces Kiba entendió en la posición indecorosa que se encontraban.
-Eh... ¡Ah! Lo siento, rubio-dijo Kiba mientras se salía de encima del rubio y soltaba su cristal.
-No...no hay problema, pero... ¿por qué mirabas mi cristal?-preguntó curioso Naruto ya más aliviado.
-Dímelo tú...que te gusta recoger perros callejeros malheridos en plena noche-dijo rápidamente Kiba. Las palabras retumbaron en la cabeza de Naruto, lo había descubierto, no sabía qué hacer, ¿qué pensaría Kiba de él?
-Yo...no sé de qué hablas-dijo Naruto cortante mirando hacia un lado.
-Hablo de esto-dijo Kiba sacándose la camisa para luego apuntarle el vendaje- rubio, ¿por qué me ayudaste?-preguntó Kiba. Ya lo había descubierto, no había nada más que hacer, sólo le quedaba demostrarle que no estaba muy interesado en él, de lo contrario, Kiba podría sospechar de la atracción que le causaba.
-No sé...yo estaba en el balcón de mi departamento, y vi todo, estabas mal herido, y...te ayudé-trató de salvar Naruto.
-¿Mh?-musitó Kiba levantando una ceja-nadie ayuda a un pandillero después de una pelea, es peligroso, la gente no se arriesga, ¿por qué tú sí lo harías?-terminó Kiba.
-Porque estabas sólo...igual que yo-dijo Naruto tranquilamente bajando su mirada con cierto aire de tristeza. Kiba abrió los ojos tratando de procesar las palabras del rubio. La verdad es que sí estaba solo, no le gustaba meter en problemas a los pocos amigos que tenía, por eso siempre estaba solo al momento de pelear con uno que otro pandillero. Solo...
-Ya veo-dijo Kiba-mientras pasó sin pensar su mano sobre la cabeza del rubio enredándose en sus cabellos. Se sorprendió un poco a sí mismo con esa acción y también a Naruto. Kiba sacó rápidamente su mano, levemente sonrojado, lo cual le hizo gracia a Naruto.
-Además...te vi tan medio-muerto que no podía dejarte tirado...de verdad que te dieron fuerte-dijo Naruto en un tono de broma.
-¿Quéé?-exclamó Kiba siguiéndole el juego-¿quién rayos te crees?-y en una rápida maniobra se abalanzó contra Naruto en forma de juego, quién hábilmente lo esquivó rodando hacia un lado. "¿Pero cómo...?" pensó Kiba.
-Jajajaja, no eres muy ágil, perro, lo tuyo es la fuerza bruta-le dijo Naruto con una espléndida sonrisa. Kiba sólo le miró. Sonó el timbre que indicaba el término del receso. Kiba saltó con precisión desde el techo de la cámara, cayendo sólidamente contra en piso de la azotea. Miró hacia arriba, Naruto aún estaba en el techo de la cámara.
-Ya es hora de irse, "nuevo"-dijo Kiba esperando ver cómo se las arreglaba el rubio para bajar de allí.
-Síp-dijo Naruto sonriendo mientras se dejaba caer suavemente en el aire tras un pequeño impulso, para luego caer livianamente bajo sus pies. "Eso...no lo había previsto", pensó Kiba.
-Vamos-sentenció Naruto.
-No me digas qué hacer-dijo Kiba mientras sonreía de medio lado, y se rascaba el abdomen bajo la camisa. Naruto se rió ante esto.
Entraron los dos al aula, como la pareja dispareja, todos miraban raro. Antes de que empezara la clase se intercambiaron los números de celulares y los e-mails. Kiba también le dio los números y direcciones de Shino, Shikamaru y Chouji, que siempre estaban con él, por si alguna vez lo quería ubicar con urgencia, podía llamar a los chicos también. En la siguiente clase que fue de manualidades, Anko-sensei les dijo que formaran grupos de cinco personas e idearan algún proyecto para luego entregarlo y llevarlo a cabo en una maqueta. Naruto conoció al grupo de "amigos" de Kiba, con quien conformó su grupo. Estaba Shikamaru, un chico de coleta, que era muy simpático y razonable, pero se pasaba de flojillo. Chouji, un chico un poco rellenito que era adicto a las frituras pero era bastante agradable, y por último Shino, un chico pálido con lentes oscuros que no hablaba mucho, pero que por alguna razón extraña a Naruto le daba confianza. A nadie se le ocurría nada hasta que Naruto saltó.
-¿Y si hacemos el edificio del Hokage que queda en el centro de la ciudad?-preguntó Naruto con ánimo.
-¿Qué? ¿Te refieres a ese viejo edificio que está que se cae en el centro?-inquirió Shikamaru.
-Síp-dijo Naruto sonriendo.
-Ahh...tal vez, aunque tiene muchos detalles arquitectónicos, no sería fácil-terminó Shikamaru con la flojera por delante.
-¿Qué es eso?-preguntó Chouji que no habá prestado atención.
-Es un viejo edificio de la era Ninja de Japón, uno de los pocos vestigios de aquella época, que se ha convertido en patrimonio nacional-informaba Shino.
-Ahh...-decía Chouji.
-Ajá-afirmó Naruto-aquel era el edificio donde moraba el Hokage, el cual era el líder de la aldea y él más poderoso ninja de entre todos los ninjas de elite, que velaba por la seguridad y paz de la aldea en esos tiempos.
-Mhh-murmuraba Kiba mientras se estiraba.
-¡Eh! Perro, atiende esto-regañó Naruto dándole un pequeño golpe en la frente a Kiba, a lo cual los otros quedaron totalmente anonadados. A ellos jamás se les habría ocurrido llamar a Kiba de esa forma, si bien sabían que le decían así en las calles, pero no era tan ingenuos como para arriesgar su integridad física con el "perro".
-¿Qué mierda te pasa ahora, rubio oxigenado?-le respondió con mala leche Kiba.
-¡Que pongas atención al trabajo, animal!-gritó Naruto aguantándose la risa, mientras le estiraba el rostro a Kiba, más claramente la mejilla. Este enseguida le tomó la nariz a Naruto y le estiró una mejilla, hasta que los dos se quedaron callados, no se aguantaron y se echaron a reír, mientras los otros miraban cada uno con ojos en forma de platos.
-A-Al parecer se llevan muy bien-dijo Shikamaru en un tono algo incrédulo.
-Ahá-asintieron Chouji y Shino.
-Bien, Kiba-dijo Naruto mientras se ponía de nuevo serio-¿te gusta la idea?-preguntó el rubio.
-Pues me da igual-contestó Kiba, siendo que le gustaba mucho aquel edificio-aunque no me pidan que haga mucho, soy torpe con las manualidades-sentenció Kiba.
-Ahhh-suspiró Naruto-está bien yo haré el esbozo y los planos, ustedes chicos, podrían conseguir los materiales de la maqueta, si pueden, para la próxima clase-tomó el mando Naruto.
-Me va bien-dijo Shikamaru-es sólo recolectar materiales reciclables, pura basura-terminó el chico de la coleta.
-A mí igual-dijo Chouji. Shino y Kiba sólo asintieron.
En eso mientras Anko-sensei revisaba cómo iban los grupos con el proyecto, le tocó ir a fiscalizar al grupo de Kiba. "Ahhh...me toca revisar al grupo del chico problemas, ojala hagan algo esta vez" pensó Anko-sensei. Y para su sorpresa cuando llegó al grupo pudo distinguir una cabellera rubia que no conocía.
-¿Y? Bien chicos, ¿qué piensan hacer?-preguntó la sensei algo desafiante por ya haber estado años antes con tal grupo, que a veces se tornaba infructífero en su materia.
-Sí, sensei-contestó el rubio- aquí tiene-dijo Naruto pasándole una hoja escrita con el proyecto que habían pensado, en el cual mencionaba el edificio a recrear y los métodos que utilizarían.
-Guau...-dijo la sensei sin palabras-está muy bien chicos, la idea de recrear una arquitectura que es reconocida como patrimonio nacional es muy interesante. La mayoría de sus compañeros eligieron estructuras nuevas y tecnológicas fuera de la ciudad, pero ustedes optaron por lo que tenían a mano, tomando en cuenta el valor histórico de la estructura.-dijo sonriente Anko-sensei.
-Sí, sí, lo que sea-dijo Kiba hundiéndose en su silla.
-¿Cómo te llamas niño?-preguntó Anko-sensei mirando al rubio.
-Naruto. Uzumaki Naruto, sensei-dijo el rubio sonriendo.
-¡Qué lindo!-dijo bajito la sensei en un susurro mientras lo despeinaba. Naruto sólo sonreía. Mientras los demás veían cómo Naruto sonreía abiertamente, se les empezó a contagiar la alegría que desprendía el pequeño chico rubio, y hasta la mirada de Kiba, que siempre era de miedo, se tornó cálida en ese momento.