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El Trato por Katrinna Le Fay

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TITULO: El Trato


 


Capítulo: Candidato


 


Libro: Harry Potter


 


Pairing: H/D   B/R   T/N


 


Category: Tiene algo de Fluffy, Angs, Romance y quizá algo más.


 


Raiting/Warning: PG-13 por el momento. M-Preg. Algunos Spoilers del último libro (sin llegar a ser todos y cambiando, obviamente, mucho).


 


Disclaimer: Yo no poseo a los personajes de Harry Potter, pertenecen a su Creadora J. K. Rowling y a sus respectivos socios comerciales. Ésta solo es una historia escrita de fan para fans, sin fines lucrativos.


Lo único mío son la historia, las ideas y OCC (Personajes originales).


De todas maneras si te gusta la historia y quieres publicarla, te pediría que antes lo consultes conmigo.


CAMPAÑA LE FAY : No permitamos que el PLAGIO se lleve nuestro trabajo, así que si conoces una historia Robada, por favor denúnciala a sus respectivos dueños. No es justo que nuestras horas de dedicación se vayan a la basura y se vean inmiscuidas en una total falta de respeto para el Autor y los lectores. Entre más luchemos, más saldremos adelante. ALZA LA VOZ, NO TE QUEDES CALLADO ANTE EL PLAGIO.


Tiempo: Posterior a la “saga” de libros.


               En calidad de Universo Alterno.


                  


FEEDBACK: katrinna_le_fay@yahoo.com.mx ó katrinna_le_fay@hotmail.com  


 


MSN:          shania_xs@hotmail.com


 


Facebook: katrinna_le_fay@hotmail.com


 


Nota: Esta historia, por ser lo que es contiene OCC en los personajes (creo que eso está claro desde el momento en que se llama: FanFiction) y M-Preg. Hago hincapié en esto.



¿Qué es M-Preg? Es la contracción para referirse a un: Masculine Pregnant (embarazo Masculino).


 Si no te agrada esta temática, entonces no lo leas. De esa manera te ahorrarías algún sentimiento de contrariedad. Pero si te da curiosidad, entonces adelante. Recuerda que yo no me hago responsable de nada, ya que son tus decisiones. Gracias.



 


     


      Neville tardó un buen rato en responder, se dedicó simplemente a observar a su viejo compañero de dormitorio.


En sus años de medimago lo habían visitado innumerables personas, pero jamás se imagino que Harry Potter pudiera ser una de ellas.


Verdaderamente la vida daba muchas vueltas y si el salvador del mundo mágico, aquel que había decidido irse por motivos desconocidos, retornaba a casa buscando ayuda, lo menos que podía hacer era prestársela.


Harry significaba mucho para él. No solo era un buen amigo, sino una persona a la cual admiraba y quien le había enseñado a encontrar el valor que jamás habría podido obtener solo.


 


-De acuerdo.-Murmuró Neville ante la angustiosa espera de Harry.-Te daremos un bebé entonces.


 


Harry habría podido besarlo, pero con su sonrisa supuso que le había expresado todo.


 


-Pero es un poco complicado.-Aportó Neville.


-Me lo puedo imaginar.-Asintió el ojiverde.- Neville, he pasado por tanto. He visitado tantos lugares, clínicas muggles y demás, pero en todas partes he conseguido negativas. Tú eres mi última esperanza. De verdad quiero un bebé.


 


Neville podía imaginárselo. Ciertamente Harry no era el primero que acudía a él con esa petición, pero por todo lo sagrado, Harry Potter tenía que tener más deseos que nadie sobre el planeta de poder ser padre. Por ello le sonrió y sin esperar nada lo abrazó.


 


-Yo entiendo perfectamente lo que es querer una familia, Harry.-Susurró en su oído, a lo que el aludido solo pudo asentir en silencio y esperar a que el nudo en su garganta se disipara.


 


Parte de su vida había sido solamente sufrimiento. De niño había anhelado tanto una familia que el deseo no había menguado, sino que se había fortalecido con el paso de los años. Por ello y cuando tuvo la edad suficiente para aceptar que era tiempo de cumplir su más grande deseo, se topó con varias trabas que nunca imaginó.


Al acudir a médicos muggles y a muchas soluciones más, se había dado cuenta de que solo en el mundo mágico encontraría su respuesta, por ello se había dedicado a investigar muy cuidadosamente, encontrándose con la sorpresa de que su antiguo compañero de colegio Neville Longbottom era un prestigiado médico mago, cuya especialidad era obstetra-magia. Una rama que su amigo se había encargado de proponer ante el ministerio y que había resultado todo un éxito, no solo porque Neville en verdad era bueno en ello, sino por las cosas que él hacía y nadie más podía igualar.


 


Cuando Neville se separó de él, lo miró con algo parecido a la alegría y sin esperar nada lo invitó a que pasaran a su despacho.


Ahí, Neville le señaló un montón de libros y le habló de cosas que no entendió en su totalidad. El medimago se miraba, si era posible, mucho más emocionado que él, y fue entonces que Harry comprendió que probablemente podía hacer realidad su deseo.


 


-Bien.-Sonrió Neville quien se había sentado tras un largo escritorio.-¿Cuándo quieres que comencemos las pruebas?


 


Harry se desconcertó un poco.


 


-¿Pruebas?


-Si, las pruebas de compatibilidad.-Asintió el medimago.


-Pues yo…


 


Neville se percató de que su amigo se encontraba confundido, por ello se tomó un momento para ordenar sus propias ideas.


Tal vez Harry solo había investigado que él era un obstetra-mago, pero no se había inmiscuido en el laborioso protocolo que el concebir requería.


 


-Neville, yo…


-Descuida, Harry.-Se apresuró el muchacho a decir.-Yo te explicaré todo lo que necesites saber.


 


El aludido suspiró audiblemente por lo que se dispuso a escuchar atentamente lo que Neville tenía que decirle. Seguramente todo eso resultaría bastante pesado de realizar.


 


-Bien, cómo habrás investigado, yo me encargo de esa parte delicada de la medimagia que es la obstetricia.


 


Harry asintió. Estaba prestando mucha atención.


 


-Pero no solo me encargo de vigilar el embarazo y del seguimiento de los bebés, sino también de la fecundación.


 


Eso se escuchaba tan interesante que a Harry le pareció que nada en la vida valía tanto la pena como lo que Neville le estaba exponiendo tan claramente.


 


-Cómo sabrás, Harry, no todos los seres humanos somos propensos a fecundar o ser fecundados. Es por eso que me di a la tarea de investigar un poco del tema y llegué a la conclusión de que para ello necesitamos de un Candidato.


-¿Qué es un Candidato?-Indagó el de anteojos, bastante interesado en ese concepto.


-Un Candidato es la persona que puede fecundar a otra.


 


Harry no comprendió, por lo que Neville invocó con la varita una manzana, una pera y un durazno.


El ojiverde miró un poco aturdido a su ex compañero de clases, el cual sonrió de manera aniñada.


 


-Lo sé, parece fuera de lugar pero me ha funcionado al momento de explicar.


-De acuerdo. Entonces dime.-Aprobó el pelinegro.


-Bien. Hagamos de cuenta que la manzana está casada con la pera y ninguno de los dos puede fecundar al otro.


 


Harry asintió.


 


-Bien, la manzana y la pera entonces deben buscar un Candidato para que este pueda fecundar, ya sea a la manzana o a la pera. ¿Me sigues?


 


El de anteojos movió afirmativamente la cabeza por lo que Neville continuó.


 


-En este caso el durazno será el Candidato que fecundará a alguno de los dos.


-¿Entonces es como un sustituto?-Indagó Harry intrigado.


-Algo así.-Asintió Neville.-A lo largo de mis estudios fui descubriendo cosas que en estos casos ayuda mucho. Como que a veces necesitamos de la ayuda de alguien para hacer realidad nuestros sueños, o de que…a veces solo cierta cantidad de personas en todo el mundo puede ayudarnos.


-¿Cómo es eso?-Preguntó sin entender demasiado.


-Lo que sucede es que los Candidatos se eligen por medio de un ADN mágico y de ahí se hacen diversas investigaciones para encontrar la compatibilidad con la persona que quiere embarazarse, ya sea hombre o mujer.


Lo que trato de decirte, Harry, es que gracias al ADN mágico podemos saber con cual persona en todo el mundo podemos fecundar y con cuales no. Este descubrimiento vino a erradicar un poco el problema de infertilidad, pero también se han abierto infinidad de debates sobre el amor y esas cosas.


 


Harry comenzaba a comprender un poco más sobre todo eso. Tal vez lo que Neville intentaba decirle era que comprendía por qué con todas sus parejas, ya fuera chica o chico, no había podido ser padre. Ese ADN mágico ayudaba a las personas a encontrar un Candidato que podía hacer realidad sus sueños. Un Candidato que estaba limitado a unas cuantas personas solamente.


 


-Si pides mi opinión, es cosa del destino que la mayoría de las personas puedan fecundar con la pareja de la que se han enamorado, por eso no le veo el caso a las quejas que muchos activistas hacen en el ministerio. Si yo quise dedicarme a esto, fue precisamente para poder hacer felices a quienes no tienen la suerte de encontrar a la persona adecuada con la cual formar una familia. Es todo.


Harry concordaba con su amigo. Enamorarte era una cosa, tener un bebé otra muy diferente, y si alguna persona compatible podía ayudarlo sin necesidad de involucrarse emocionalmente con ella, entonces estaba bien.


Eso del Candidato era lo mejor en lo que nadie hubiera pensado jamás.


 


-En ocasiones resulta ciertamente difícil tener que convencer al Candidato de aportar lo necesario para la fecundación.-Continuó hablando el medimago.-Pero me he topado con personas muy comprensivas que simplemente lo aportan todo de buena manera.


-Lo novedoso asusta.-Musitó el ojiverde, a lo que su amigo asintió.


-Es verdad, pero como sea el ADN mágico nos ha restado mucho trabajo, así que lo verdaderamente complicado es convencer al Candidato. Lo demás es sencillo.-Finalizó el muchacho, aguardando cualquier duda o comentario que Harry pudiera tener.


 


Sin embargo el pelinegro entendió lo suficiente como para convencerse aun más de que había hecho lo correcto en buscar a Neville.


Así pues le sonrió con verdadero entusiasmo.


 


-¿Podemos empezar ya?


 


Neville no se sorprendió sino que sonrió. Harry le había dado una nueva oportunidad al mundo de vivir, así pues él le retribuiría de la única forma que podía.


 


-Claro que si. Solo es cuestión de tomar una muestra de tú ADN mágico y compararlo con la base de datos. Esto puede tardar algunos días pero créeme, es cien por ciento acertado.


 


El ojiverde asintió. Su corazón bombeaba con tanta fuerza que estaba seguro que hasta Neville lo escuchaba.


Por fin todo aquello por lo que siempre había esperado estaba a punto de convertirse en realidad.


 


-¿Y cómo tomas la muestra?-Indagó, al mirar que Neville se acercaba a él.


-Oh, es la cosa más sencilla del mundo. El ADN mágico se encuentra en la magia de cada mago y solo es cuestión de hacer un par de hechizos para extraerla. No duele.-Señaló, mirando el gesto de horror de su amigo.-Es cómo sacar recuerdos y verterlos en un pensadero.


 


El pelinegro asintió, por lo que aguardó a que Neville tomará un frasquito, murmurara un par de conjuros que jamás había escuchado en su vida y mirara salir de su sien izquierda un hilillo plateado que fue recolectado en el acto por su amigo.


 


-Y esto, mi querido compañero, es el ADN mágico.


 


Neville era un genio, o al menos eso pensó Harry cuando miró más de cerca la sustancia. A simple vista parecía sangre de unicornio, pero los destellos dorados lo diferenciaban.


 


-Ahora solo es cuestión de mandarlo con mi equipo de laboratorio y en unos días tendremos a los Candidatos. De ahí a elegir y después la ardua tarea de intentar convencerlos de ayudarte. Aunque si me lo preguntas, ¿quién en su sano juicio no ayudaría a Harry Potter?


 


El chico sonrió con bochorno. A él seguía sin importarle su nombre, solo que lo ayudaran a crear la familia que siempre había anhelado.


 


-Si te preguntas sobre el resto de los ADN mágicos, es simple.-Comunicó Neville tras desaparecer su frasco.-Cuando descubrí todo esto, el ministerio realizó una campaña de recolección de ADN, por lo que se creó el departamento de recolección, dónde se encuentran registrados todos y cada uno de los ADN mágicos de Inglaterra. Y eso solo aquí, en otras partes del mundo es lo mismo.


-Vaya, Neville, siempre fuiste un genio bien escondido, ¿verdad?


 


El aludido se encogió de hombros.


 


-No lo sé amigo, pero si me preguntas yo creo que tanta explosión en los calderos afectó mi cerebro de alguna forma.


 


Harry lanzó una estruendosa carcajada que fue imitada por Neville. Ambos se veían felices por lo que no hubo razón de agregar nada.


Ahora más que nunca el ojiverde estaba convencido de que había hecho bien en acudir al mundo mágico nuevamente. Pronto, muy pronto tendría lo que más anhelaba. Ahora solo era cuestión de esperar el veredicto.


 


 


oOoOoOo


 


 


          La verdad era que había pensado en la casa de su amigo como algo parecido a la Madriguera. No sabía porqué, pero la imagen mental del hogar que en antaño lo había acogido, simplemente se instaló en su mente para no dejarla ir; por eso cuando miró la enorme y elegante construcción de dos pisos, tuvo que reconocer que no tenía ni idea de lo que era la vida de Ron.


 


-Pero pasa, no te quedes ahí.-Invitó el pelirrojo tras abrir y permitir que Derek empujara la puerta por él.


 


Harry entonces se miró entrando en un recibidor demasiado llamativo y refinado. El espejo al lado del perchero le regresó su reflejo quien le guiñó y pareció adularlo, cosa a la que no hizo demasiado caso.


 


-Está encantado para que tengamos un buen día.-Comunicó Ron, quien se estaba sacando la capa de viaje y descubría un poco su vientre.-De verdad compañero, un día de estos voy a reventar.


 


Harry sonrió y siguió a su amigo quien lo guió hasta la cocina. Un lugar agradable y acogedor que contrastaba con el resto de la opulenta morada.


El pelinegro aun no se había atrevido a cuestionarle nada a su amigo, simplemente habían caminado de San Mungo hasta ahí charlando de trivialidades, mientras él se afanaba en hacerle alguna gracia a Derek, a quien parecía no simpatizarle.


Pero al parecer el momento de las revelaciones había llegado, por lo que después de sentarse frente a una pequeña mesa de cocina, aguardó algún indicio de charla.


 


-¿Prefieres té o café? Si, ya se que no se escucha muy inglés, pero aquí entre nos, el café me encanta.


 


Harry votó por lo mismo. Estaba acostumbrado a tres tazas de café diarias y ese día solo había ingerido una por la mañana, así que estaba deseoso de un poco de cafeína en el sistema.


Ron efectuó un pequeño movimiento de varita y la cafetera comenzó a llenarse para posteriormente situarse sobre el fogón encendido.


 


-Mi madre lo hace mucho menos complicado, pero nunca quiere revelarme sus secretos, dice que esos los va adquiriendo cada persona con la experiencia.-Reveló el pelirrojo tras sentarse frente a su amigo.-Yo le creo y la verdad he tenido que ingeniármelas yo solo para hacer funcionar todo por aquí.


-Me lo imagino.-Sonrió el ojiverde.-Al parecer Derek se ha cansado de seguirte.


 


Ron rió.


 


-No, que va. En cualquier momento regresará y no te quitará el ojo de encima nuevamente. Es muy celoso conmigo, igual que su padre.


 


Y ahí estaba, el punto clave para la pregunta inevitable.


 


-Pensé.-Murmuró Harry no muy seguro de continuar.-Qué tú y Hermione…es decir, cuando me fui tú y ella…


 


Pero el atisbo de melancolía que los ojos azules de su amigo mostraron, fue prueba suficiente para que Harry comprendiera que esa historia no había terminado del todo bien.


 


-¿Le sucedió algo a Hermione?-Indagó un poco preocupado.


 


Ron negó y con la varita apareció dos tazas que fueron llenadas con el líquido negro.


 


-Ella está bien. Muy bien, o al menos eso supongo.-Dijo, ofreciéndole azúcar al pelinegro.


-¿Ya no la vez?-Preguntó nuevamente Harry.


-No, ya no. Por eso supongo que está bien.


-¿Qué sucedió, Ron?


 


El pelirrojo sabía que tarde o temprano eso tendría que llegar, por eso se alegró de que Derek no estuviera ahí. No le gustaba memorar en presencia de los suyos porque eso significaba nostalgia.


 


-Es verdad que cuando te fuiste nosotros dos estábamos bien. Al fin y después de una eternidad pude confesarle lo que sentía por ella.-Medio sonrió.


 


Harry asintió. Él había tenido que sufrir por la indecisión de sus amigos, por eso cuando por fin se decidieron se alegró por ellos. Sin embargo ni en sus más locos pensamientos se habría imaginado que habían terminado. Él los pensaba juntos, incluso con familia. Jamás se detuvo a pensar en un final.


 


-Pero todo acaba tarde o temprano, compañero. Es la ley de la vida.


-¿Pero qué ocurrió para tomar esa decisión, Ron? ¿A caso ya no la amabas?


 


Ron regó, bebiendo un poco de café.


 


-Yo la amaba, la amaba mucho, pero al parecer…a ella se le agotó el amor.


 


Eso fue difícil de asimilar y supuso que había sido mucho más duro para su amigo enterarse de ello.


 


-Íbamos a casarnos.-Reveló Ron, mirando la taza blanca que hacía girar entre sus manos.-Le compré el anillo e hice circo, maroma y teatro para pedirle matrimonio. Ella aceptó, por supuesto, pero después…


-¿Después?-Interrogó Harry como infundiéndole ánimo a su amigo.


-Después simplemente canceló todo. Ella necesitaba más espacio para su vida y para ejercer su profesión. Ella dijo que sencillamente éramos demasiado jóvenes y que no podíamos unirnos simplemente así y dejar lo demás botado. Fue difícil de entender. Yo la amaba.


 


Harry lo sabía, no tenían porqué decírselo. Él había sido el testigo silencioso de ese amor que lamentablemente se había esfumado.


 


-Mi madre la adoraba, pero cuando se enteró de la disolución del compromiso quiso estrangularla.


-Me lo imagino. Molly siempre ha sido de defender a sus hijos ante todo y todos.-Sonrió el ojiverde recordando la fiereza que la mujer pelirroja poseía.


-Bill, Charlie y George lograron impedir que fuera a buscarla o le enviara alguna maldición, mientras que mi padre y Ginny trataban de consolarme.


-¿Y te rendiste así nada más?


-No podía hacer otra cosa.-Se defendió el muchacho.-La conoces, es…es…demasiado obstinada y cuando algo se le mete en la cabeza no hay nada que la haga cambiar de opinión. Pero si te refieres a si seguí intentando acercarme a ella, lo hice.


En un principio pensé que debía darle espacio y que tal vez con el paso del tiempo ella podría aceptarme de nuevo, pero entre más insistía yo en acercarme, más ella se alejaba. Fue un muy difícil tiempo.


-Me lo imagino.


 


Harry sabía lo testaruda que Hermione podía llegar a ser, pero de eso a disolver por completo el compromiso con Ron, era llegar a la locura.


La chica debía tener un motivo exageradamente grande como para haber despreciado el amor de su amigo de esa forma.


 


-Por si te lo estás preguntando, ella trabaja en el departamento de la aplicación de la ley mágica. Tú sabes, lucha para proponer y erradicar algunas leyes como la pro-sangre pura. Ha ido escalando, o al menos eso es lo que ciertas personas me han dicho. Cómo podrás imaginarte, después de su rechazo no quise seguir averiguando sobre ella. Aun ahora me es difícil hablar de ella.


 


El pelinegro lo comprendía perfectamente. Una persona no se olvida tan sencillamente de un día para el otro.


 


-¿Entonces decidiste lanzarte a la búsqueda de un chico?-Medio bromeó el ojiverde, esperando disipar un poco la atmósfera triste que se había creado.


-La verdad es que no. Yo tenía pensado quedarme soltero por el resto de mis días pero…a veces las cosas suceden por algo, ¿no?


 


En eso Harry estaba completamente de acuerdo.


 


-¿Y…vas a decirme ya el nombre de tú esposo o tendré que adivinarlo?


 


Ron sonrió ampliamente, mostrando ese destello animado que lo caracterizaba.


Pero cuando se disponía a revelar el nombre del susodicho que había hecho a su corazón creer de nuevo en el amor, un pequeño pelirrojo regresó a escena.


 


-¿De que hablan?-Indagó, entrecerrando los ojos para tratar de captar cualquier mentira en el rostro de Harry.


-De cosas.-Dijo Ron, recibiendo un pequeño gruñido por respuesta.-Ha sacado el carácter excéntrico de su padre. Su volubilidad a veces me vuelve loco.


-Si.-Asintió el pelinegro, sintiéndose un poco cohibido ante la mirada del pequeño.-Es como si dentro de él viviera un Gryffindor y un…-Harry miró muy bien a Derek antes de mirar a su padre y pronunciar ataviado.- ¡Tú también te casaste con un Slytherin!


 


Ron lanzó una larga carcajada antes de asentir al rostro estupefacto de su amigo.


 


-Así es.


-Pero tú…tú…los odiabas. No entiendo.-Indicó el ojiverde.


-Bueno. Uno crece, las cosas se modifican, el corazón vuelve a latir, esas cosas pasan.-Bromeó el chico, acariciando la cabecita roja de su hijo.


 


Y entonces Harry trató de descubrir cual de todas las serpientes había ganado el corazón de su amigo, algo por lo que no tuvo que esperar demasiado pues el “plop” de la chimenea de la sala le dio a entender que posiblemente ese misterioso Slytherin había llegado.


No se equivocó, pues Derek bajó a toda prisa de los brazos de su padre y corrió hacia la sala.


 


-Han llegado.-Sonrió el pelirrojo, incorporándose con algo de dificultad e indicándole a Harry que lo siguiera.


 


El ojiverde lo siguió con presteza, encontrándose frente a la chimenea con un pequeño grupo de cabezas rojas y una figura alta de larga cabellera castaña al que  Ron se dirigió con una ancha sonrisa en los labios.


 


-Llegaron temprano.-Anunció el pelirrojo tras besar levemente los labios del hombre pelicastaño.-Pensé que se entretendrían un poco más con mi madre.


-Aunque lo hubiéramos querido, estos niños necesitaban ver a su papi.-Añadió el de cabellera larga, señalando las cuatro cabecitas rojas mientras depositaba en el piso a un muy sonriente Derek.


 


Fue entonces que Harry Potter se percató de que las sorpresas no pararían. Su amigo Ron no tenía solo un hijo y uno en camino, sino que en realidad había dado a luz a cinco e iba por el sexto. La impresión casi lo tiró de espaldas, sobre todo cuando pudo reconocer al hombre con el que se había casado.


 


-Blaise Zabini.-Murmuró, esperando que al menos la alfombra amortiguara un poco el golpe, por si caía.


 


 


+++


+++


 


 


A Harry, la relación entre Blaise y Ron le resultaba demasiado graciosa.


Según el pelirrojo, todo había transcurrido tras año y medio de su separación con Hermione. El corazón de Ron se encontraba en el limbo y sin intención de retornar a la vida.


Una noche y a invitación de Seamus, el pelirrojo había sido llevado a un bar mágico. No a una fiesta, solo a una pequeña reunión con unos cuantos amigos del colegio, y sobre todo con la intención de que el muchacho saliera de su depresión.


Ron había aceptado más por compromiso que por desearlo, pues toda su familia lo había exhortado a salir adelante sin tener indicios de que el muchacho deseara hacerlo.


Por ello esa noche se topó frente a frente con el ex Slytherin.


El muchacho siempre había sido apuesto, descendía de un largo historial de “sangre pura” italiana. Los Zabini habían sido ricos siempre y tras morir en la guerra, toda su fortuna fue a parar a manos del muchacho quien sacaba partido de ella divirtiéndose con amigos y amantes.


 


En Hogwarts se le caracterizó por ser íntimo amigo de Draco Malfoy, y por ende una piedra en el hígado, como el pelirrojo lo había catalogado alguna vez.


Pero esa noche y a pesar de que Ron fingía que se divertía, sus miradas azules se cruzaron y ciertamente no resultó un flechazo de cuento de hadas, sino todo lo contrario.


Blaise, quien iba acompañado de un par de chicos lindos, se acercó a la barra del Pub y con sonrisa burlona, aquella que tal vez Malfoy le había enseñado, se mofó de Ron y de su desgracia.


No era secreto para nadie, mucho menos en el Ministerio, que Hermione había roto con él. Los chismes corrían rápido y el entretenimiento se basaba en aumentarle al problema cosas inexistentes.


 


Ron, maravillosamente dirían Dean Thomas y Neville, había soportado estoicamente las burlas de Zabini y sus acompañantes, mirándolo como quien mira un mosquito molesto a su alrededor.


Lo más gracioso para Harry fue enterarse de lo que su mejor amigo le había dicho a Blaise sin siquiera una pizca de agresión en la voz.


 


“Me da mucha pena por ti, Zabini”


 


Fue la oración que le valió el aturdimiento del chico apuesto y la retirada pacífica por parte del pelirrojo.


 


Ron se olvidó del asunto inmediatamente pero no sucedió lo mismo con Blaise, quien según Neville, se le miraba pensativo y ataviado recorriendo las fiestas y los lugares más concurridos del mundo mágico.


Para el pelirrojo fue una gran sorpresa mirarlo un día en la puerta de la Madriguera, lugar dónde había optado por permanecer mientras su corazón sanaba.


 


“No me iré sin una respuesta”


 


Había sido la exigente oración del pelicastaño, una que aturdió al penúltimo de los Weasley.


Ron cambió tanto después de Hermione que a Harry ya no le sorprendió enterarse de que había conversado con Blaise de manera pacífica y educada.


El pelirrojo le había resuelto la “duda existencial” al Italiano, que consistió en una simple frase.


 


 “Me da pena por ti porque solo buscas la banalidad y jamás podrás acompañar a tú corazón”.


 


Si la primera oración fue un calvario para el pelicastaño, esta significó el doble de tortura, una que fue acompañada de visitas constantes a la madriguera y hasta de invitaciones corteses por parte de la aturdida serpiente.


 


Ni para la familia o amigos del pelirrojo fue una sorpresa enterarse que poco a poco fue naciendo una relación entre esos dos.


Blaise Zabini transformó radicalmente su carácter y comportamiento con Ron, y este volvió a creer en el amor.


 


El día de la boda fue la mejor de todas las fiestas Weasley, excluyendo la boda de Bill y Fleur.


Todo era sonrisas y miles de agradecimientos por haberle llevado el bienestar de nueva cuenta al muchacho que lucía una descomunal sonrisa, pero también un leve redondeo en el vientre.


Molly había sido la más feliz. Tener otro nieto era para ella tan grato como tener otro hijo, y para Arthur, el hecho de tener a Zabini en la familia, había sido tan espléndido como su afición por los objetos muggles.


 


Harry no dudaba que el hecho de que Blaise fuera Slytherin y continuara fiel a ciertos pensamientos de serpiente había pasado a segundo plano para la familia cuando hubieron visto que su Ron volvía a ser inmensamente dichoso.


 


Cuando Ron terminó el relato, eran ya pasadas las nueve de la noche. Los niños, quienes habían sido llevados por Zabini a la cama, lo habían mirado como Hagrid lo hacía con las criaturas extrañas que cuidaba.


Harry se sintió de nueva cuenta en el expreso de Hogwarts, dónde todo el mundo lo escudriñaba. Pero le restó importancia cuando Hara, una de las gemelas, le obsequió un dulce que resultó ser en realidad uno de esos que expulsaban humo por las orejas.


 


“Debes disculparla. Salió igualita que mis hermanos”


 


Y el pelirrojo tenía toda la razón, pues la niña era un demonio, igual que Fred y George lo fueron en su tiempo.


Eso le recordaba a Harry la linda y cuantiosa familia que su amigo poseía.


En primer lugar se encontraba Derek. El hijo mayor de los Zabini-Weasley que tenía seis años de edad. Después le seguían Hara y su gemela Kara de cuatro, los siguientes gemelos Ander y Aidan de dos, y por último el que venía en camino, del cual no deseaban saber el sexo.


 


La cadena reproductiva de los Weasley dictaba una larga fila, por lo que no fue de sorprender que Ron continuara con esa línea, como al parecer sus hermanos lo estaban haciendo.


Ginny se había casado con Dean Thomas y hacia año y medio que había dado a luz a su tercer hijo.


George tenía dos niños con Angelina Jonson, su antigua colega de Quidditch.


Percy aun no se decidía por el matrimonio, pero estaba encantado con sus dos hijas. Y finalmente Bill, quien junto a Fleur estaban al parecer compitiendo con Ron para ver quien podía sobrepasar el record de los Weasley en concepción.


 


La vida era grata para su familia adoptiva y no pudo sentirse más feliz por ellos.


 


-Me alegra que Zabini te haga feliz, amigo.


 


El pelirrojo sonrió. Feliz no era la palabra que describía su relación con Blaise. Él más bien diría: Fenomenal.


Aun no comprendía muy bien el como terminó con el Slytherin, pero ciertamente en esos años uno había aprendido del otro y eso había sido el secreto de su matrimonio.


 


-¿Y que hay de ti? ¿No hay nadie especial en tú vida?


 


El pelinegro negó, reclinándose en el cómodo sofá.


 


-He tenido varias relaciones desde que me fui. Hombres y mujeres, pero lo que yo buscaba era amor y una familia.


Aunque lamentablemente ninguna de esas personas fueron las correctas y por eso estoy aquí, para tener mi familia sin importar nada.


 


Ron no tenía que cuestionar demasiado para saber a lo que su amigo había ido con Neville, por ello asintió y le palmeó la mano.


 


-Lo conseguirás y tal vez después, también el amor.


 


Harry dejó de creer en ello desde hacía un tiempo, pero simplemente sonrió. No iba a amargarse la vida con pensamientos negativos, mucho menos cuando su oportunidad estaba tan cerca.


 


-Ya es tarde, será mejor que me retire.


-Nada de eso, aquí hay habitaciones de sobra. Toma una y quédate.-Ofreció Ron en el acto.


 


Pero el ojiverde negó.


 


-Tengo un piso en Londres, solo sería cuestión de aparecerme y…


-¿Recuerdas como hacerlo?


 


Harry sonrió con embarazo. Le había confesado a su amigo que ese día había sido el primero, desde que se fuera, en utilizar un poco de magia. Supuso que si intentaba aparecer solo lograría un feo desprendimiento.


 


-Entonces no se hable más. Te quedas y no acepto negativas al respecto.-Señaló el pelirrojo en un peligroso tono Molly Weasley.


El ojiverde no replicó y en el acto fue acomodado en una lujosa habitación.


 


-Prepararé algo rico de desayuno.-Sonrió Ron antes de despedirse y cerrar la puerta.


 


Cuando se sintió solo, el chico respiró y se dejó caer sobre la cama.


Aun no podía creer que pronto sería padre y tendría lo que siempre había deseado. Solo restaba saber quién podía ayudarlo para después convencerlo.


Sabía que no sería tarea sencilla, pero si había logrado lo imposible para todos los magos del mundo, bien podría con aquello.


 


-Tengo que poder, tengo que hacerlo.-Repitió, mientras observaba el cielo estrellado del Londres Mágico.


 


 


oOoOoO


 


 


Lo primero que Harry miró al despertar fue un par de ojos azules observándolo con mucha minuciosidad.


 


-Buenos…días, Derek.-Sonrió bostezando.


 


Pero el chico no respondió, sino que subió con dificultad a la cama y continuó mirándolo.


Harry pudo ver que de todos los hijos de su amigo, Derek era el que había sacado más rasgos de su otro padre. La manera que tenía de escudriñarlo delataba a un Slytherin.


 


-Tú…


-Responde.-Exigió el niño en tono autoritario.- ¿Qué intenciones tienes con mi papi?


 


El pelinegro se sorprendió.


 


-¿Intenciones?


-¡Si!-Exclamó el pelirrojo, acercándose más al adulto.-Dime, ¿cuáles son tus intenciones con mi papi Ron? Porque sean cuales sean no podrás. Él ama a mi papá Blaise y él es mío y de papá.-Recalcó con potencia y Harry estuvo seguro que de haber tenido más edad y fuerza, lo habría estampado contra el colchón de un zarpazo.


 


El ojiverde se sentó y trató de sonreír.


 


-Te aseguro que no tengo ninguna intensión con tú papi. Él y yo somos amigos, solo eso.


-¿Si son amigos, entonces porqué nunca te había visto? Los amigos de mis papis vienen a visitarlos y tú nunca habías venido.-Inquirió el niño, mirándolo con ojos acusadores.


 


Harry deseo reír pero solo acarició la cabecita roja.


 


-Porque estaba de viaje y hasta hoy pude visitarlos. Créeme, si deseara algo más con tú papi ya lo sabrías. Eres muy observador, ¿verdad?


 


Derek pareció pensarlo un tiempo considerable, por lo que cuando estuvo seguro de que Harry decía la verdad, bajó de la cama y se encaminó a la puerta.


 


-Papi dice que el desayuno está listo.


 


Y salió de la habitación, dejando al pelinegro con una enorme sonrisa en los labios.


 


-De verdad que es voluble. Cielos, no quiero ver cuando crezca.-Expresó el muchacho saliendo de la cama.


 


Diez minutos después se encontraba en la cocina, conversando con su amigo mientras miraba el show que era para él tratar de alimentar a sus hijos.


Se percató de que las gemelas en verdad eran demonios y que su arsenal de bromas, provisto por su tío George, no tenía fin.


Por su parte, Ander y Aidan eran pacíficos, lo observaban todo desde su sillita pero levitaban de vez en cuando el plato de cereal para hacer gruñir a su padre.


Y Derek simplemente observaba, riendo y riñendo con alguna de sus hermanas, quienes insistían en obtener la atención de su hermano mayor.


 


-¡Esto es una guerra!-Gritó Harry por sobre el barullo de los niños.


-Y esto es toooodos los días.-Respondió el pelirrojo, peleando con Kara para tratar de quitarle una rana de chocolate que apareció de la nada.


 


El ojiverde rió pero cuando Blaise hizo su entrada triunfal, el caos que era la cocina de pronto silenció.


 


-¡PAPÁ!-Gritaron cinco voces a coro, con descomunales sonrisas en los rostros y los brazos levantados hacia el pelicastaño.


 


Para Harry era extraño invadir esa intimidad, pero lo era aun más mirar a Blaise Zabini, el ex play boy mágico y ex defensor de las ideas racistas de Voldemort, abrazar a sus hijos con todo el amor que un padre podía expresar por ellos.


No quedaba ni pizca de lo que fue en antaño y cuando llegó a donde Ron, lo besó largamente en los labios para después acariciar su vientre con sumo cuidado.


 


-Buenos días, hija.-Saludó, con un tono de alegría en la voz.


-Será niño.-Repeló Ron en el acto.


-Niña.


-Niño.


-Será niña. Ya te lo he dicho.-Insistió el pelicastaño con cierta autosuficiencia.


-¿Y tú cómo lo sabes?-Indagó el pelirrojo en tono enfurruñado.


-Porqué yo lo sé todo.-Guiñó Zabini, haciendo gruñir a su consorte.


 


El ojiverde sonrió y cuando le llegó a él el turno de ser saludado por el patriarca de la familia, lo hizo de manera cordial como lo había hecho la noche anterior.


 


-Buenos Días, Harry. ¿Todo bien?


-Buen día, Blaise. Si, todo bien. Gracias por hospedarme.


-Ni lo menciones.-Negó el muchacho y de inmediato le hizo compañía a sus hijos en la mesa.


 


Todo era tan nuevo y al mismo tiempo un deja vu de una vida pasada y llena de recuerdos preciados como lo era su anhelo.


Las cosas marchaban bien, así que solo pudo sonreír por ello y acostumbrarse a la idea de que todo había cambiado.


 


Tres días después, los que Harry pasó en casa de su amigo, Neville se comunicó con él por red flu.


Los resultados estaban listos.


 


Sin tardanza entonces el pelinegro se dirigió al consultorio del medimago, quien lo esperaba con no muy buena cara.


 


-¿Sucede algo malo?-Indagó Harry, quien había llegado con Ron mientras Molly cuidaba a los niños.


-No…bueno, no se como puedas tomarlo tú.-Respondió el medimago, tratando de hacer digerible lo que tenía que comunicarle.


-Vamos, Neville, no puede ser tan malo.-Animó Ron, pero el aludido lo miró de esa forma que decía: ya lo sabrás.


 


Por ello y sin tardanza le pasó un pergamino a Harry quien lo leyó con rapidez.


El nombre de dos personas estaba resaltado casi al final de la misiva, nombres que lo hicieron palidecer y soltar el pergamino que fue recogido por Ron.


En el acto, el pelirrojo leyó el contenido y después miró simultáneamente a Neville y al pelinegro, quien se miraba estupefacto.


 


-Esto tiene que ser una broma.-Pronunció el pelirrojo con cierta esperanza.


-No lo es. Sabes que el procedimiento es cien por ciento correcto.


-Pero no hubo forma de que ustedes pudieran recolectar el ADN de…


-Lo hubo. Alguien lo hizo. No me preguntes como rayos pero lo hicieron y…esos son los resultados. Solo dos Candidatos y uno está muerto, lo que nos deja como única alternativa a…


-Draco Malfoy.-Susurró Harry con una falta de esperanza terrible, como si acabaran de sentenciarlo a muerte.


 


 


Continuará…


 


Woaaa, estoy realmente emocionada y agradecida por la aceptación que esta historia ha tenido. En verdad, en verdad, en verdad el departamento creativo y yo les damos las gracias por ello ^^


Gracias por elegirnos como acompañantes y por dejarnos sus comentarios, los apreciamos mucho.


 


Nos vemos pronto y…recuerden que no es la típica trama. Lo que pretendo es darle un toque diferente y maduro a las reacciones y pensamientos de los personajes, ojalá se esté logrando.


 


See you soon everybody n.n


 


Katrinna Le Fay


 


Septiembre 2010


 


 


 


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