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PROMESAS por Claudia

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CAPTULO II: CONFAS EN M?

La campana de recreo son de repente, arrancndolo de sus pensamientos. No haba prestado atencin a la clase, a pesar de ser una de sus favoritas, su mente estaba ocupada en otras cosas, incapaz de concentrarse y pensar en lo que el profesor estaba diciendo. Su mirada discurra entre el patio del colegio y la espalda del muchacho sentado frente a l.

Estaba pensando en Yuki, no poda evitarlo, pero saba que no podra quedrselo observando durante toda la clase, por eso volva la mirada hacia el amplio espacio que distingua a travs de la ventana, descansando sus ojos en los grandes rboles que bordeaban el lugar, en el cielo azul despejado de todo rastro de nubes.

- Touya.

Lade el rostro hacia donde provena la voz.

- No irs al recreo? –una hermosa sonrisa se dibuj en los labios de Yukito.

Reaccion automticamente, levantndose de la carpeta.

- Claro.

Ya haba pasado un mes desde lo que ocurriera en su habitacin, su amigo haba vuelto a la escuela hace dos semanas. Sus compaeros bromeaban y rean entre ellos, aunque enterados de la situacin evitaban hacer comentarios incmodos acerca de lo que haba pasado con Yuki. De algn modo todos se haban enterado de lo sucedido. La noticia se haba extendido como reguero de plvora entre los estudiantes de la escuela.

No podan creerlo.

Tsukishiro haba intentado suicidarse? Por qu?

Era demasiado talentoso, siempre se vea alegre y despreocupado, tena una legin de admiradoras que lo idolatraban y adonde fuera siempre llamaba la atencin, haba algo en l que resultaba irresistible, seductor, atractivo en extremo. Era bien conocida la influencia que ejerca entre las chicas... incluso algunos muchachos se haban sentido atrados hacia l, aunque pareca no tomarle importancia a la situacin e incluso no darse por entendido.

Entonces... por qu? No llegaban a comprenderlo, no lo entendan.

Algunos no evitaban mirarlo de reojo, especulando acerca de las posibles causas que lo haban llevado a tomar esa determinacin. Unos decan que sus padres finalmente haban decidido separarse legalmente, despus de haber estado viviendo durante aos en el extranjero. Para otros era la enfermedad de su abuela que se haba agravado en los ltimos meses, situacin que no habra podido soportar.

Incluso los profesores hacan sus propias conjeturas y suposiciones, aunque fueran reservadas no evitaban comentar sobre lo ocurrido. El porqu uno de sus mejores estudiantes se haba cortado las venas. Mezcla de curiosidad y profunda preocupacin cunda entre ellos.

Touya poda distinguir las miradas de soslayo mientras caminaba por entre corredores acompaado por Yuki, le pareca escuchar los susurros y murmullos de los muchachos que disimulaban no prestarles atencin. Una especie de ira se apoderaba de l, un rencor hondo y ciego hacia esas personas. Quera que lo dejen en paz, que simplemente dejaran de tomarle importancia a lo ocurrido, que el tiempo terminara por disipar el suceso. Que dejaran de ocupar el tiempo libre en su amigo, en su querido Yukito.

Quera abalanzarse sobre ellos, hacerles entender con palabras, y de ser posible hasta con golpes, que Yukito no haba sido responsable de ello, que no haba sido su decisin.

Pero cmo iban a ser capaces de entenderlo?

Incluso l tena sus dudas al respecto. Tena una opinin y crea no estar equivocado. Hasta Yukito desconoca las razones que lo haban llevado a hacer eso. Porque las desconoca verdad?

Una suave brisa recorri el lugar y sus cabellos siguieron la direccin del viento.

- Te gusta?

Touya asinti mientras le daba otra lamida a su helado de chocolate.

- Los helados que venden en el cafetn son deliciosos –termin el joven de anteojos dirigiendo su mirada hacia el horizonte.

- Me gusta ms el de caf –le dijo Touya con fingido reproche, una ligera sonrisa en la comisura de sus labios.

- Lo s –repuso ladeando ligeramente el rostro– pero ya se haban terminado, y como s que el chocolate tambin te gusta te lo compr.

Touya lo observ, parpadeando repetidas veces. Yukito dirigi su mirada hacia el cielo azul que se extenda frente a sus ojos.

Era cierto, Yuki lo conoca como ninguno y era el nico capaz de tener ese tipo de detalles y consideraciones con l. Elegir su sabor de helado favorito entre los otros veinte que vendan parecera insignificante para cualquier otro, incluso estpido. Pero para l no lo era.

- Gracias... –dijo muy suave, con un tono de voz que pretenda encarnar todos aquellos sentimientos que el muchacho despertaba en l.

Si Yukito hubiera podido descifrar todo lo que contena esa palabra... si hubiera sabido que en el hermtico y arcano lenguaje de Touya aquello era lo ms cercano a un te quiero, a un te necesito y agradezco todo lo que haces por m, lo que sientes por m...

Pero Yuki no poda adivinarlo, no poda saberlo, sus ojos denotaban una profunda reflexin, perdidos como estaban vislumbrando el extenso cielo que se extenda sobre sus cabezas.

Estaban sentados en una banca, a un lado de la verja que separaba la secundaria de la primaria Tomoeda. Un lugar privado, ntimo y que en ese momento luca desolado, donde solan sentarse a comer desde que estaban en el primer ao de preparatoria. El aire era tibio, la clida brisa era agradable al contacto de su piel, agitando a intervalos su cabello y la ropa que tena puesta. El suave aroma de las flores llegaba hasta l, confundindose con el del pasto recin cortado y que ahora estaba a un mismo nivel, luciendo liso y rodeando las matas de hierba y arbustos que conformaban el jardn de aquella parte de la escuela.

Un inusual sonido lo distrajo de sus pensamientos.

Sin darse cuenta su helado haba resbalado del cono, esparcindose sobre el piso de piedras.

Hizo un mohn en el rostro mientras que con el pie retiraba los rastros de ese lugar, hacindolos a un lado con el costado de su zapato.

“Maldicin, realmente estaba disfrutando ese helado...” –dijo para s. Un suspiro de frustracin en forma de una nubecita escap de sus labios a la vez que dejaba caer los hombros.

Yukito volvi los ojos. Touya not cierta agitacin en sus claras pupilas y pens que el joven iba a ofrecerse a comprarle otro. Estaba a punto de negar con la cabeza cuando un movimiento por parte de Yukito lo detuvo de su intento.

- Toma –abri los ojos con sorpresa, Yukito le estaba ofreciendo su helado, extendindolo frente a l. Observ las cremosas bolas de color oscuro sobre el crocante cono.

Haba una suave sonrisa en los labios de Yuki. Sin saber porqu cogi aquello entre sus manos, rozando distradamente los delgados dedos con los suyos, su temperatura pareci subir varios grados de repente.

Lo comi en silencio, sorbiendo en sus labios el dulce y cremoso sabor que se dilua lentamente en su boca.

No dijo nada durante esos momentos, slo se mantena atento al sonido que hacan las ramas de los rboles al ser mecidas por el viento. Su mirada estaba baja, evitando llamar la atencin del chico sentado al lado suyo.

El prolongado silencio comenzaba a incomodarlo, no estaba acostumbrado a permanecer tanto tiempo callado, en todo caso en las conversaciones con Yuki era ste quien se la pasaba hablando y contndole las cosas que le ocurran en la escuela y al salir de ella, los platos que haba comido en el desayuno y los que le esperaban en el almuerzo, el delicioso postre que su abuela le haba cocinado hace dos das, el regalo que su abuelo le trajo en su ltimo viaje...

Yukito se haba recostado en el respaldar de la banca que ocupaban, haba cerrado los prpados y a Touya le pareci que apretaba los puos.

Intent acercarse, hacer al muchacho ladear el rostro para encararlo, pero Yuki fue ms rpido y parndose se alej unos cuantos pasos. Touya hizo lo mismo, miraba contrariado la espalda de su amigo enfrente de l.

Dio algunos pasos, acercndose, el cono de helado an en su mano. Yukito dio la vuelta y ahora tena la acostumbrada sonrisa en el rostro, su expresin era ms relajada. Lo mir a los ojos y Touya no evit que el conocido sonrojo acudiera a sus mejillas. Touya se estremeci cuando los delicados dedos de Yuki tocaron el borde de su boca.

- Tienes un poco de helado aqu –le dijo.

Aquello se convirti en una caricia, el muchacho no apartaba su mano del rostro de su amigo, sin saber porqu se encontr acaricindolo con la yema de sus dedos, dibujando con su ndice los contornos de esos rojos labios que se haban abierto ligeramente. El helado que Touya haba estado sosteniendo resbal de entre sus dedos.

El joven Kinomoto cogi la tersa mano entre las suyas, obligndola a reposar en su mejilla, acercndola depsito un profundo y largo beso en ella. Touya entrecerr los ojos, que agradable era eso... sentir la calidez de Yuki entre sus manos, sintiendo lo sedoso de su piel en sus labios.

Levant el rostro, haba tristeza en los ojos de Yuki, una especie de melancola y profundo dolor que hasta ese momento no haba visto en el rostro de su amigo. Aquello lo conmovi en extremo, sin poder evitarlo lo estrech suavemente entre sus brazos, cogindolo de ambos hombros y pasando sus manos alrededor de su cintura.

Yukito no pudo resistirse, lo necesitaba, sentirse seguro y protegido. Saba que poda encontrar aquello en su mejor amigo, que aunque no lo pidiera ni hablara de ello Touya entendera lo que estaba sintiendo, procurndole un alivio y abrigo que ningn otro le podra dar.

Se acun en su pecho, reposando su rostro en la curvatura de su cuello, como si se tratara de un nio que busca consuelo en un ser muy querido y en el que se confa por encima de cualquier otra persona.

Touya not el estremecimiento que recorri su cuerpo, haciendo temblar sus miembros en un ligero espasmo.

- Touya... ese da... –su voz era apenas audible, sonando insegura.

- Olvdalo, aquello ya pas, no tienes porque volver a pensar en eso.

- No s porqu lo hice –ahora sus palabras reflejaban angustia– no lo s, ni siquiera lo comprendo. Slo s que estaba frente al lavadero y esa navaja estaba entre mis manos y entonces...

- Yuki.

- Entonces... no recuerdo... no recuerdo nada... –una lgrima baj por su blanca mejilla, rodando hasta alcanzar la tersa piel en el cuello de Touya–. Dime t sabes lo que ocurri? Lo sabes? Si es as dmelo, por favor, necesito saber que ocurri. No lo comprendo... no lo comprendo. Todos estn preocupados por m, todos se preguntan porqu lo hice. Y yo no s que responder, que decir... quiero que sepan que estoy bien, que no volver a pasar, pero ni siquiera llego a entender lo que ocurri. Touya, yo... yo…

Ahora las lgrimas se escurran abundantes de sus prpados entrecerrados. Touya acarici su cabello.

- Tienes miedo... –le dijo, acercando sus labios a su odo. Era cierto, y el silencio de Yuki termin por confirmarlo.

Lo separ de s, con lentitud.

- No tienes de que preocuparte… –comenz mirndolo a los ojos, muy suavemente – Olvdalo. No importa lo que ocurri ese da, no volver a pasar, te lo aseguro.

Yuki lade los ojos, rehuyendo la penetrante mirada del muchacho de cabello oscuro. Quera creer en esas palabras, sinceramente quera creer en ellas pero porqu tena ese oscuro presentimiento? Tena miedo, temor de lo que fuera a suceder ms adelante. Si tan slo pudiera comprenderlo…

El joven Kinomoto cogi suavemente su barbilla, obligndolo a mirarlo a los ojos.

- Yuki... t confas en m?

Sus ojos volvieron a encontrarse y Yuki parpade confundido.

- Responde –los ojos de Touya se entrecerraron– confas en m?

Yukito asinti haciendo que las pupilas del joven Kinomoto brillaran y que en sus labios se formara una ligera sonrisa.

- Entonces creme. No volver a ocurrir, te lo prometo. No dejar que pase de nuevo, estaremos juntos hasta el final Yuki.

Su corazn estaba acelerado y cerr los ojos conforme iba acercando su rostro al del muchacho. Yuki lanz un suave gemido cuando los labios de Touya tocaron la piel de su frente. De algn modo haba descifrado la conducta de Touya. Un pacto, se dijo, aquello era una promesa, permaneceran juntos hasta el final, nada pasara, Touya lo protegera, estara a su lado... haba sellado su palabra con un beso.

Juntos hasta el final, todo estara bien... cerr los ojos, quera creer, en verdad quera creer. Pero algo se lo impeda.

Touya volvi a abrazarlo, esta vez con ms fuerza que antes. Era cierto, no permitira que nada ni nadie volviera a daar a Yuki, respir profundo. No… no lo permitira.

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