Capitulo 1: Chico Nuevo
Instituto Hogwarts, uno de los más prestigiosos del país. Chicos y chicas de todas las clases sociales acuden a aprender de los mejores especialistas en cada materia. Todos se conocen y tienen sus grupos de amigos formados desde el principio, pero una nueva cara, bastante singular para lo que suelen ver diariamente, aparece por los pasillos. Ha llegado un nuevo alumno. ¿Será para bien… o para mal?
Harry Potter, con sus 16 años recién cumplidos, caminaba rumbo al despacho del director. Había sido aceptado a pesar de que el curso ya había dado comienzo un mes antes.
Golpeo tres toques en la puerta pidiendo permiso para poder entrar al despacho.
-Adelante.- Respondió una voz de hombre desde dentro, el moreno abrió la puerta y se fijo en el hombre mayor sentado enfrente de su escritorio, cabello canoso y barba igual de blanca ojos azules escondidos por unas gafas de media luna.
-Bienvenido a Hogwarts Harry Potter, pero pasa ven no te quedes fuera.-le animo Albus Dumbledore al chico nuevo. Señaló la silla que había frente a su escritorio, ofreciéndole asiento para poder explicarle mejor el funcionamiento de esa institución –No solemos aceptar nuevos alumnos una vez comenzado el curso, pero esto ha sido petición de tu padre, el cual también fue alumno nuestro.
Harry, un chico por demás extraño, si es que esa era la palabra que podía usarse con él, tenía el cabello negro y bastante rebelde, muy parecido al de su papá, y unos preciosos ojos verde esmeralda, herencia de su padre. Lo único que parecía “desentonar” era su forma de vestir: pantalones y camisa negros, calzado del mismo color, incluso llevaba sus finos labios pintados de dicha tonalidad.
-Gracias por haberme aceptado. –Estaba algo cohibido, a pesar de su apariencia era un chico muy tímido.
Albus sonrió suavemente y lo miro por arriba de sus gafas de media luna.-Aparte de eso tus notas son excelentes y tu calificación envidiable. –aprobó Albus.
-Gracias señor Director. -agradeció Harry tímidamente y algo rojo.
-Oh mi muchacho llámame Albus, bueno antes de nada tengo que avisarte de algo los piercing están prohibidos aquí...puedes llevar la ropa que quieras y no me importa tu forma de estilo pero los piercing no pueden estar aquí…fuera es tu decisión pero dentro del recinto no.
Harry asintió y llevo las manos a sus labios quintándose el pequeño piercing de estos y guardándoselo en el bolsillo.
Albus le sonrió.
-Bien pues acompáñame, te enseñare el recinto antes de llevarte a tu clase.
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-Ey Draco he escuchado que un chico nuevo ha entrado al Insti.-le anunció Pansy Parkinson.-Al rubio sentado detrás suyo.
Draco Malfoy, el chico más popular y deseado de todo el instituto, cabello rubio platino cayéndole por los hombros, ojos grises tan fríos como el metal. Vestía un pantalón vaquero de tonalidad oscura bastante ajustado al cuerpo, unos zapatos negros y una camisa blanca de seda con los primeros botones abiertos.
-¿Un chico nuevo? –Una sonrisa de medio lado se dibujó en sus labios, su cabeza empezaba a darle vueltas al modo en que darle la “bienvenida”. Era bien sabido por todos del gusto que tenía Malfoy por molestar a los novatos –Habrá que prepararle una pequeña bienvenida, ¿no os parece?
Sus amigos sonrieron de forma maliciosa, los tres seguían al rubio en cualquier cosa que emprendiera: ya fuera una broma pesada para su blanco favorito o para una “bienvenida” para los nuevos estudiantes.
-¿Qué has pensado, Dragón? –Theo, un chico bastante “reservado” aparentemente, que siempre estaba metido en algún libro pero que se enteraba de todo. Era el que le daba forma a las ideas de su rubio amigo para que los otros pudieran llevarla a cabo.
-La verdad no lo se…Sabéis de que curso e….
Las puertas de la clase se abrieron dando paso al profesor no dejando que Draco terminara de hablar.
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-Bueno pues esta será tu clase.-anuncio Albus parándose en una de las puertas de aquel pasillo, la puerta era de madera y tenia un pequeño cristal a un lado dejando ver el lado del profesor.
-Quieres que te presente o prefieres entrar tu ¿solo?-le preguntó Albus.
-Está bien…ya entro yo.-aseguro el ojiverde, Albus asintió y se despidió.
Harry respiro nervioso y toco a la puerta esperando el permiso para entrar. Escuchó la voz del profesor y accedió al interior del aula. Todas las miradas se quedaron clavadas en él, incomodándolo más de lo que ya lo estaba. Con paso vacilante se acercó hasta la mesa central y miró tímidamente al hombre que tenía frente a él.
-Buenos días, soy Harry Potter… el nuevo alumno –contuvo levemente la respiración, ese hombre intimidaba bastante.
Sin siquiera dirigirle una palabra, le indicó un asiento vacío en el que debería sentarse lo que restara de curso. El chico comprendió, sacando sus cosas y tratando de ignorar los cuchicheos de sus compañeros. ¿En ningún sitio lo iban a dejar tranquilo? Se sentó en su pupitre tranquilamente siendo observado por toda la clase incluyendo al rubio que se sentaba a su derecha.
Draco levanto ambas cejas sorprendido al ver al chico nuevo.
-Dios ¡mío! No estamos en Halloween.-dijo carcajeándose Pansy sin poder aguantarlo y la mayoría de los chicos de la clase le rieron la gracia, el chico moreno se encogió en su asiento pero no dijo nada.
“Tranquilo pronto se cansaran, no digas nada” se repetía una y otra vez el ojiverde. Sin embargo, los comentarios hirientes seguían escuchándose. Intentaba ignorarlos, siempre era lo mismo y ya debería estar acostumbrado.
-Déjalo Pan, los bichos raros no cambian por mucho que les enseñen –miró con una sonrisa burlona al chico sentado a su lado, siendo coreado por las risas de sus amigos y de la mayoría de la clase.
El moreno se encogió más sobre sí mismo, tratando de prestar atención a las explicaciones de un profesor que parecía poco interesado en lo que decían sus alumnos. Aunque era su deber mandarlos callar, por una vez guardó silencio, el chico era muy “rarito” pero esperaba que al menos fuera lo suficientemente inteligente para superar sus clases.
“¿Qué se ha creído ese playboy? Calma Harry, ignóralos y se cansarán” siempre se repetía la misma letanía cuando comenzaban a meterse con él por su forma de vestir. ¿Qué no tenían cosas más interesantes en las que distraerse?
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-Vaya con el bicho raro.-rió Blaise sentándose en las escaleras de la escuela junto con sus amigos.
Draco rió- se bueno a esos chicos se les dice Góticos o así ¿no?-un claxon se hizo escuchar, y el grupo popular fijo su mirada en este, una limusina negra se hizo ver.
-Bueno tengo que irme...nos vemos mañana…y tendré lista la bienvenida del nuevo. -prometió Draco yendo hacia esta.
Al entrar en la limusina Draco se dejo caer en el sofá de esta cansado y cerro los ojos.
“Aunque era bastante mono” admitió” aunque raro de cojones”
Solo tardo quince minutos en llegar a su casa.
-Señorito Malfoy hemos llegado.-anunció el chofer abriéndole la puerta.
Al entrar a su mansión, se llevó una inesperada sorpresa. ¿Qué hacía el bicho raro en su casa? Se acercó con paso decidido hasta la “pequeña” salita, encontrándose a su padre sentado en un sofá, frente a él un hombre de pelo negro y ojos tan verdes como los del chico. De pie, y aún envueltos en un abrazo, su papá junto a un hombre extremadamente parecido a Harry.
-¿Padre? –aún no salía de su asombro, no podía creer que tuviera a ese rarito bajo su mismo techo. ¿En qué diablos estaba pensando su progenitor? –No sabía que fuéramos a tener visita.
-Draco –su padre le hizo una leve inclinación de cabeza –No creo que lo recuerdes, él es Tom Riddle, un viejo amigo del instituto.
El moreno mayor saludó de la misma forma sobria al joven rubio. Mientras tanto, el joven ojiverde no daba crédito a sus ojos. Definitivamente ese no había sido su día de suerte y lo peor es que sabía que tendría que compartir con él, no sólo el instituto si no también la casa.