Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Los edificios Keigo por shadow_holly

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Mi nombre es Kikumaru Eiji. Pelirrojo, simpático y alegre. Hace unos días termine con mi novio Fuji Syuusuke. Él es todo un genio, es atractivo, castaño y tiene unos hermosos ojos azules. Sin duda era la mejor pareja que había tenido en años… por desgracia me engañó con mi Jefe. Tezuka Kunimitsu, el inalcanzable sex simbol de la editorial. No lo culpo, pero si me molesta. He empezado una nueva vida. Renuncié a aquel trabajo y  busqué un  nuevo lugar  para vivir… caro, mucho. Pero  qué más daba. De ahora en adelante  mi objetivo es esforzarme al máximo y conseguir un nuevo empleo, en el que me  den una mejor paga, con descanso los fines de semana, ah! y con dos horas completas para salir a comer. Los demás inconvenientes ya luego los resolveré… eso espero.

 

Capitulo 2

 

Adiós Fuji

 

--------------------------------o--------------------------------

 

 

 

Eiji Kikumaru tenía unas grandes ojeras que no podía disimular con nada. Su cabello que siempre relucía brillante con las puntas hacia afuera acomodado  armoniosamente… hoy simplemente estaba  caído y sin gracia.  Sostenía  entre sus manos al fin, la última caja. Podía  decir que, con eso, se había mudado por completo.

 

De no ser por Kawamura, uno de sus vecinos y Momoshiro su ayudante en la editorial  y entintador de sus historias, no habría podido cambiarse tan pronto. Le había tomado más o menos  5 horas, todo el cambio. Lo peor había sido su cama, la verdad es que no tenía idea de cómo sacarla de la puerta… después de una hora intentando cargarla con Momo-chan, descubrieron que la dichosa cama se tenía que desarmar antes.  Solo de recordarlo le hacía suspirar. La verdad todas esas cosas y detalles técnicos en su vida era resueltos por Fuji. Hasta ahora siempre se había encargado de disfrutar su vida, primero había sido protegido, más bien sobreprotegido por su familia. Luego  Fuji fue quien se encargó de él. Le  había ayudado en todo desde que había decidido el  pelirrojo salirse de su casa.

 

Eiji sintió un nudo en la garganta de recordarlo. Empujó todas las cosas que estaban regadas en su nuevo departamento y  se tiró a llorar.  Era lo que quería en ese momento, simplemente desahogarse. Apenas esa noche lo había visto de nuevo. Fuji había llegado a su casa con una canasta llena de dulces y chocolates blancos. Aquellos que tanto adoraba. Sintió el impulso de ir directo a estos y comerlos pero se contuvo cuando recordó la imagen de Fuji  con Tezuka abrazados en la oficina.

 

Eiji miró al castaño con algo de desprecio, intentado no gritarle siguió su camino hasta la entrada de su puerta, dando un simplón “hola”  a aquel chico que le miraba sonriente. Eiji creía que eso sin duda era  una burla. ¡Llegar como si nada a su casa y con esa sonrisa!

 

Abrió la puerta de su casa y le dejó pasar, justo cuando cerró la puerta tras de sí el castaño, no aguanto más y  gritó.

 

-¡eres de lo peor Fuji!- fue su primera frase,  dicha en un grito, porque eso era; aunque Eiji   negara que algún momento hubiera gritado. También le dolía, aunque eso también lo negara.

 

Después de esa frase vinieron más reclamos,  todas aquellas cosas  que nunca se había atrevido a decir el pelirrojo, lo dijo; como la vez que lo dejó solo en un hotel de madrugada por que Tezuka tenía una emergencia en la editorial. También aquella vez que celebraban su aniversario  y que tuvo que salir de emergencia por que no había quien auxiliara en la editorial, también aquella ocasión en que lo dejó plantado sin ninguna explicación.  Pero el momento cumbre llegó cuando le reclamo que Fuji nunca lo había llevado con su familia. Aunque  fingía que no le molestaba, realmente le dolía saber que, para su novio no era lo suficientemente importante como para presentarlo formalmente. Fuji  finalmente  habló. Y aquellas palabras  solo lograron que el pelirrojo tomara la decisión de  salir por completo de la vida de Fuji.

 

-¡Eiji, no te das cuenta! No estás listo  para una relación seria- sus ojos azules chocaron,  mientras el castaño suspiraba y miraba tristemente a Eiji.  Si  Fuji tenía que ser  sincero,  había algo de razón en lo que el pelirrojo decía. La verdad  siempre  lo había dejado un paso atrás de  sus actividades… además de que no era un secreto que, si Tezuka necesitaba algo, él siempre estaría dispuesto a ayudarle. Tampoco que sentía y tenía, una cierta debilidad si se trataba de él. Por otro lado Eiji era muy importante para él.  Era esa parte alegre de su vida, y aunque a veces era un problema, justo como ahora, la verdad hacía su vida más entretenida. A este punto de la relación  le era difícil  a Fuji controlar a Eiji.   Sobre todo porque, sabía  lo precipitado que era el pelirrojo, seguramente había mal interpretado “eso”.  Recuerdo que, aunque era imperceptible para cualquiera hacia  medio sonrojar al castaño.

 

-lo mejor será que hablemos de todo esto cuando estés más tranquilo-  después de esas palabras el castaño se dio la vuelta y salió del lugar.

 

 Desde entonces  Eiji Kikumaru  decidió no buscar a Fuji, tomar sus cosas y cambiarse de casa, sentía una incomodidad en la garganta y los ojos le ardían.  Sorbió  por la nariz y se limpió la cara, toco la puerta de Kawamura y le llamó a Momo.   Comenzó a cambiarse. Se suponía que debía cambiarse al otro día, pero en fin. Así era como se había cambiando antes de lo planeado.

 

 Después de llorar casi por dos  horas el pelirrojo se durmió  y cerró las puertas y ventanas, después de todo con ese cambio de madrugada no había  dormido nada.

 

 A las diez  de la mañana escuchó unos golpecitos en su puerta, que lo descolocaron. Así no sonaba su puerta normalmente. Entonces se removió de su cama con pesadez  girando a la derecha,  lo cual resultó ser el lado equivocado. Cuando abrió los ojos  estaba  en el suelo. Sintió ganas de llorar de nuevo pero los golpes en la puerta eran insistentes. Así que solo se levantó y abrió.

 

Era el chico que le enseño el apartamento aquel rubio de cabellos con rizos, Jiroh si no mal recordaba, seguramente molesto porque se había cambiado antes de tiempo sin firmar contrato.

 

-Buenos días-  dijo sonriendo, a lo que el otro solo bostezaba. Y se tallaba los ojos.

 

-Buenos días Kikumaru-san,  vengo a que firme  y a dejarle el numero a donde debe depositar la renta, y espero que sea hoy mismo, porque si Atobe se entera que se mudo antes…- el rubio bostezó de nuevo interrumpiendo, luego estiro su mano dejándole los papeles.

 

 

 

-Si claro, pasa en lo que firmo… aunque aun no he acomodo nada- le dijo a su invitado mientras arrojó todo lo que había  en la mesa, se sentó enseguida y comenzó a leer que todas las clausulas  estuvieran en orden. Todo estaba bien  y en orden  a punto de firmar.

 

-Sugooooi, es el boceto de UHSIYA con otra ropa y este el tomo uno  con la pasta gruesa- dijo  el rubio entusiasmado mientras tenía en sus manos aquel objeto el chico rubio, el pelirrojo sonrió.

 

-Sí,  antes esa era la idea, pero  le puse más estilo, si te gusta puedes quedártelo,  tengo muchos de ese tipo regados por ahí- le dijo el pelirrojo señalando una montaña de papeles en una esquina de la casa mientras el rubio   brinconteaba   mirando todos los dibujos.

 

-Jamás creí que un mangaka viviera a vivir aquí, que emoción… yo siempre creí que eran mal pagados y que trabajaban mucho- el pelirrojo  lo miraba con cara de angustia al recordar que hasta ahora  su vida era más sencilla con Fuji, tal vez ahora se complicaría. Lo mejor era encontrar un trabajo pronto. Sobre todo si no quería quedarse sin comer por pagar la renta del lugar.

 

-Je, bueno eso pasa a veces, bueno tengo que  salir  iré a buscar trabajo-

 

- ¿En serio se acabó? ¡no habrá secuela!-

 

- No lo creo… esa historia está vendida a la editorial y renuncie… y por suerte acabé –

 

-Demonios…  ahh por cierto,  Kikumaru –san  te recuerdo que no puedes hacer tanto ruido de noche, los inquilinos  son algo especiales aquí. Esta vez por ser la primera… pero espera mi teléfono-  El  pelirrojo creyó  que, sin suda su novia debía de llamarlo muy seguido. También creyó que era adorable ese chico con el sonrojo que tenía en su cara. Dio tres pasos, pero sin duda no  pudo evitar oír la conversación.

 

-Si ya estoy despierto-

 

-Sí, se acaba de mudar- sin duda hablaban  del pelirrojo y le estaba dando curiosidad saber que era lo que decían, pero no considero apropiado acercarse a escuchar.

 

- Ah… pues ya le dije ya firma el contrato-

 

-¡Afuera!-

 

 - Pero si a ti nunca… no te interesa… pero el joven Kikumaru-san ya se va. Porque no mejor pasas al departamento a desayunar…

 

- Está bien nos vemos-

 

-Disculpa, me tengo que ir yo también. Muchas gracias por el manga y los dibujos- el rubio salió del apartamento corriendo, mientras Eiji miraba como  se llevaban más dibujos de los que había regalado. Solo suspiro, después de todo para él solo eran papeles. Los podía dibujar en cualquier otro momento.  Bueno  no había ningún problema. Fue  hasta  el espejo y se miró. ¡Con esa cara se había atrevido a abrir la puerta! Se arregló el cabello  y se lavó la cara.  Salió del baño para levantar algunos de los papeles antes de salir de su casa y buscar desayuno, luego trabajo.

 

 Se quedó helado cuando descubrió que algo faltaba entre toda la bola de papeles que el rubio se había llevado.  El nuevo  dibujo que usaría para su entrevista. En cuanto lo notó no pudo hacer otra  cosa más que salir corriendo detrás  del chico.

 

 Estaba al lado así que no tardó mucho en llegar; pudo ver que su puerta estaba abierta suspiró. Abrió un poco más para entrar sin tocar, justo como era su costumbre. Su sorpresa fue, encontrar al rubio arrinconado  por un joven bastante más alto y con cabellos grises, que no podía ver bien ya que estaba de espaldas. Y eso sin duda era un beso.  Uno que no debía de estar viendo. Pues en cuanto noto que su nuevo “amigo” lo veía con cara de pánico, decidió huir de ahí lo más rápido posible.  Ya después recuperaría su dibujo. Sentía que su vida estaba en riesgo si que quedaba un segundo más ahí.

 

 De nuevo se vio corriendo por los departamentos, hasta llegar a las escaleras y bajar al siguiente piso. Lo que encontró fue todo menos una cara amigable.

 

-¡Que no te han dicho que el  ruido nos molesta! – un chico con el entrecejo fruncido lo interceptó en las escaleras.  Era delgadito, menudito y también pelirrojo. Pero con esa  cara de fastidio entendió Eiji Kikumaru que tal vez nunca se llevaría bien con ese joven.

 

-Lo siento-  dijo  mirándolo con miedo, y hasta un poco arrepentido. Sin duda la vida aquí sería muy diferente a lo que estaba acostumbrado.

 

- No estás en una vecindad barata así que comportare ¿quieres?-  ok, eso había sonado ofensivo. Para nada le gustaba que lo trataran así. Estaba por contestarle cuando vio a un chico atrás de cabellos azules y lentes. Era apuesto, mucho. Ya se había olvidado que lo habían ofendido solo por ver a aquel  sujeto que tal vez entraría entre sus expectativas, sobre todo porque ahora estaba soltero.

 

- Déjalo, es nuevo aquí. Hola soy Oshitari Yuushi y el amargado es Gakuto- Eiji  camino directo al chico de lentes para mirarlo y sonreírle ampliamente,  listo para presentarse. Enseguida se detuvo, más bien lo detuvieron.  Había sido sujetado por su camisa cuando estaba por decir su nombre y presentarse con aquel prospecto.

 

-¡cuidado con mi novio! – esas palabras no había sonado nada bien. Sus ánimos  decayeron de nuevo. Trago saliva y sonrió de nuevo. 

 

La cara de joven de cabellos azules, Oshitari, era una leyenda.  Casi como si no entendiera lo que decía el otro.  Tenía una ceja alzada y la boca abierta.

 

El pelirrojo tenía el entrecejo fruncido, si es que era posible y la cara roja.  Eiji Kikumaru supo que estaba de nuevo en un mal momento.  El ambiente era bastante tenso. Decidió  solo huir de nuevo.

 

-Bueno yo… voy para abajo-  Eiji se escurrió como pudo de las escaleras   dándoles gracias al cielo no estar ni un segundo más con  ese par. Solo pudo escuchar de nuevo como Yuushi dijo  un “así que entonces si soy tu novio después de todo” eso sonaba comprometedor… y realmente no quería saber más… solo una cosa, aquel chico de cabellos azules ya tenía dueño y realmente no quería ningún enfrentamiento con el otro pelirrojo.

 

 

 

Lo mejor  era  desayunar,  así que terminó por bajar y tomar de nuevo el ascensor.  Caminó cabizbajo hasta entrar al pequeño elevador cuando de nuevo chocó con alguien.

 

-Buenos días- recibió un saludo mientras se sobaba la nariz, después de haber chocado. -¿Estás bien?-  le preguntaron  con una voz de sincera preocupación, asintió mirando a su interlocutor. Era el joven de ojos verdes.

 

- Si… estoy bien-  dijo  suspirando un poco.  Eiji Kikumaru en ese punto de su vida quería morir, ya no quería pensar en nada más que en ir a desayunar y luego buscar trabajo, solo un detalle. - ¿disculpa  donde venden comida por aquí?- le preguntó al otro quien solo lo miró y le sonrió.

 

-Por aquí cerca  hay un restaurante de comida familiar, voy para allá, si gustas puedes  acompañarme- el pelirrojo  asintió con  desgano, ya nada podría salir  mal. Y después de todo, ese chico de ojos verdes y cabello negro  le agradaba.

 

 Le siguió en silencio  hasta llegar  al restaurante y pedir algo sencillo.   Justo cuando  había comido  fue que notó que aquel joven vestía de blanco y notó que era  doctor. Detalle que fue confirmando  por el pelinegro. Había tenido una plática amena y un desayuno ameno cuando llegó la hora de pagar su cuenta.  El pelirrojo notó un pequeño detalle.  Había salido tan deprisa que  nunca sacó su billetera  y había dejado la puerta de su casa abierta. Azotó su cabeza contra la mesa.  Luego de eso miró  con preocupación a doctor para darle la mala noticia.

 

 El doctor le sonrió y pagó la cuenta, la de ambos,  luego le sugirió que  lo mejor era ir a su casa y   cerrar. No tenía que preocuparse, tenían un vigilante y dudaba que alguien de ahí le pudiese robar algo.

 

 Eiji agradeció y corrió de nuevo a su casa, sin duda ahora debía pagar ese favor con el chico de cabellos negros, quien por cierto aun no sabía su nombre.  También buscar trabajo estaba en su  lista… y si podía, recuperar  aquel dibujo que había sido robado por el rubio. Todo eso sin duda hacía que irremediablemente  pensara en todo menos en Fuji. ¿Debía de estar agradecido? ¿No?

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).