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Amor Yaoi
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Me gustas por cho-chan

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Camina con una sonrisa de oreja a oreja, hoy, hoy será el día en el que Yao caiga rendido a sus pies. Simplemente no habrá forma de que pueda rechazarle después de eso, si, definitivamente es un genio. Ensancha su sonrisa ante ese pensamiento y sujeta con fuerza el ramo de girasoles que trae exclusivamente para él.

 

Escucha una voz cercana y sabe que es él. Apresura el paso para poder darle encuentro, le ha visto de espaldas, está platicando de nuevo con ¿Cómo era que se llamaba? Ah, si Kiku o algo así. Prefiere esconderse mientras ambos platican, al parecer no han notado su presencia.

 

-"lo siento Yao-kun pero creo que te has equivocado"- habla el japonés –"nosotros no tenemos ningún lazo salvo el estrictamente político, nuestras naciones solo congenian y se requieren en algunos asuntos, fuera de eso no existe nada más"- hace una ligera reverencia y se marcha dejando a la nación china con la palabra en la boca

 

¿Por qué Yao se molesta tanto por ese sujeto?

 

Yo te vi llorar

 

Cuando nadie te miraba,

 

Escondiendo esa lagrima,

 

Que se te escapaba.

 

Se siente furioso ¿Cómo se atreve kaka…kuko…? o como se llame a tratar así a su Yao, siente la sangre hervir al escuchar algunos débiles sollozos. Observa los alrededores, no hay nadie, absolutamente nadie, nadie puede escucharle llorar, nadie tan solo el mismo. Se siente afortunado a pesar de la situación, sabe que nadie más le ha visto de esa forma, sabe y está casi seguro de que él será el único que le mirara de esa forma. Él y nadie más.

 

Yo te vi tan triste y tan solito,

 

Que hubiera dado mi vida,

 

Por curarte las heridas.

 

Salió de su pequeño escondite y se encamino hacia el oriental procurando ser lo más silencioso posible, no quiere asustarle y que de esa forma se aleje. Sigue escuchando sus sollozos y sabe que está llorando.

 

Yao, la poderosa nación de China, siempre se había mostrado fuerte ante cualquier cosa, era fuerte ante desastres naturales, fuerte a las guerras, fuerte al hambre, a la desesperación, a las crisis económicas, no había nada que pudiera hacerle caer. Salvo una cosa, aquellos a los que llamaba "familia" le habían dado la espalda, se habían alejado de él y eso era su debilidad. Porque a pesar de todo, a pesar de ser solo la representación humana de una nación, no dejaban de ser "humanos".

 

Le observo detenidamente, lucia tan frágil, tan vulnerable. A él le gustaba un Yao frágil, pero le atraía más un Yao poderoso, seguro de sí mismo, un Yao fuerte.

 

Ven a mi (ven a mi)

 

Te cuidare (te cuidare)

 

Te besare esos ojitos tan dulces

 

Y curare la pena que tu alma lleva

 

Por dios ven a mi (ven a mi)

 

Te buscare (te buscare)

 

Y te amare como nadie en la tierra te amo

 

Ven a mí,

 

Ven a mí

 

Los tallos de los girasoles fueron partidos a la mitad. El oriental dio un ligero salto debido al susto de saberse vulnerable ante alguien. Se apresuró a frotarse los ojos con la manga del qipao intentando secar en vano las lágrimas que luchaban aun por salir. Se reprendió mentalmente por eso, no quería que nadie le viera, absolutamente nadie.

 

Se giró y sus ojos se abrieron enormemente al ver a quien le había descubierto en tan patética forma. No le miro directamente. Más bien fijo su vista en el destruido ramo de girasoles. Tanto las hojas como los pétalos se estaban cayendo y el tallo yacía partido en el suelo.

 

-"oh parece que el ramo de Yao se ha destruido"- mostró una especie de sonrisa apenada –"lo lamento, te daré unas nuevas, lo prometo da"-

 

-"¿Qué…que haces aquí-aru?"- desvió su mirada, no podía verle a la cara –"¿desde cuándo has estado aquí-aru?"- apretó con fuerza sus puños pensando que, quizá el ruso estaba ahí para burlarse o algo semejante –"si vienes para decirme lo mismo de siempre…ahórratelo- aru"- se encontraba vulnerable, casi al borde del llanto de nuevo –"no quiero escucharte, no quiero verte ahora, así que márchate y déjame solo-aru"-

 

No se sorprendió de escucharle decir eso. A pesar de que el oriental no le miraba, él si le observaba fijamente .Acerco su mano hacia la mejilla de este, le toco y limpio un par de lágrimas que salían de ese par de orbes que tanto le gustaban. Sintió que su mano era apartada de golpe. Yao le miro con cierto enfado. Eso tampoco le sorprendió.

 

Yo se que tendrás razones para el amor,

 

Pero solo una palabra borrara tu dolor.

 

-"suéltame-aru"- dijo con furia –"estoy harto…harto de todo…déjame solo-aru"- comenzó a desmoronarse poco a poco

 

-"te quiero"- intento tocarle de nuevo pero el chino rechazo de nuevo su contacto

 

-"¡déjame-aru!"- grito molesto –"estoy harto de ti y tus mentiras, tú en realidad lo que quieres es mi territorio, quieres tomar el control sobre mi gente, sobre mi gobierno ¡Tú en realidad no me quieres a mí! ¡Quieres lo que represento no lo que soy-aru!"- lágrimas de cólera se deslizaron por sus mejillas –"y para tu información ¡nadie quiere ser uno con Rusia-aru!"-

 

Oh Yao, Yao, Yao pobre e ingenuo Yao ¿acaso no ves que Iván no solo desea eso sino que desea más? ¿No ves que te desea a ti y solo a ti con todas tus virtudes y defectos? Él quiere que le mires de la misma forma en la que él te mira y no se conformara con menos.

 

-"Yao está muy alterado por eso no sabe lo que dice"- permaneció impasible –"claro que todo el mundo será uno con Rusia, pero Yao será el único que será uno con Iván"- mantenía una sonrisa al hablar –"yo te deseo a ti, yo quiero, no solo a la nación sino al "humano" Yao da"-

 

Tienes que probarme no te vayas,

 

Porque estoy lleno te besos,

 

Y quiero curarte el alma

 

Abrió los ojos un tanto al escucharle, no quería seguir escuchándole o quizá no quería creerle –"estás loco, me voy-aru"- dio media vuelta y se dispuso a marcharse

 

-"no te puedes ir"- sujeto de la muñeca impidiendo su huida

 

-"suéltame-aru"- intento librarse de su agarre en vano

 

Al saberse más fuerte que el otro, Iván sonrió, sonrió como nunca antes, atrajo hacia si el cuerpo del oriental y lo aprisiono entre sus brazos de tal forma que impedía su escape.

 

-"te quiero"- comenzó a hablar de nuevo –"no te dejare ir hasta que lo entiendas y lo comprendas del todo"-

 

Ven a mi (ven a mi)

 

Te cuidare (te cuidare)

 

Te besare esos ojitos tan dulces

 

Y curare la pena que tu alma lleva

 

Por dios ven a mi (ven a mi)

 

Te buscare (te buscare)

 

Y te amare como nadie en la tierra te amo

 

Ven a mi (ven a mi)

 

Te cuidare (te cuidare)

 

Se sonrojo, por supuesto que lo hizo ¿Quién no lo haría en semejante situación? Pero claro, él se había sonrojado tan solo pro la acción del otro, entiéndase que no fue por las palabras que dijo. Nada de lo que dijera podía hacerle sonrojar…

 

O eso quería creer…

 

Hubo un momento en el que dejo de forcejear, dejo de gritar, sabía que de nada le servía y que si quería que le soltara debía permanecer tranquilo. Se calmó y recargo un poco sus brazos sobre el pecho del otro y pudo escuchar los latidos acelerados de su corazón. Un nuevo sonrojo se apodero de él. Agradecía y esperaba que nadie los viera de esa forma.

 

Sintió que el oriental se calmó y al instante aflojo su agarre. Lo aparto un poco para mirarle. El otro también le miro y en ese momento sus miradas se encontraron.

 

Te besare esos ojitos tan dulces

 

Y curare la pena que tu alma lleva

 

Por dios ven a mi (ven a mi)

 

Te buscare (te buscare)

 

Y te amare como nadie en la tierra te amo

 

Ven a mí

 

Ven a mí

 

Llevo una de sus manos hacia el rostro del chino, este no se resistió a la caricia. Acerco poco a poco su rostro al suyo, el oriental cerró los ojos, al parecer no se resistiría y eso le hizo aún más feliz.

 

Sus labios apenas de rozaron, fue un contacto sutil. Se apartó de sus labios y termino por depositar un tierno en cada uno de sus ojos que permanecían cerrados.

 

-"te quiero"- fue lo único que atino a decir casi en un susurro que hizo estremecer ligeramente al otro

 

Termino por deshacer por completo el abrazo y por apartarse unos cuantos pasos ante la mirada un tanto interrogante del chino. Metió una de sus manos a su bolsillo y busco algo dentro de este. Ensancho su sonrisa al sentirlo contra sus dedos. Yao le miro expectante.

 

-"me gustaría mucho que fueras uno conmigo"- le mostro una pequeña cajita de terciopelo rojo y extendió su otra mano hacia él –"siempre he querido que lo seas"-

 

Abrió muy grandes sus ojos, jamás se había esperado algo así, dentro de su mente intento procesar lo que recién había pasado. Le miro durante un largo rato ¿Qué podría responder?

 

¿Si aceptaba que pasaría? ¿Y si se negaba? Muchas respuestas, muchas preguntas tomaban lugar en su mente pero él era incapaz de decir algo o tan solo de moverse.

 

Al final se atrevió a abrir la boca, le daría una respuesta definitiva –"Iván yo…"-

 

Si, seria definitiva para ambos….

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.


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