Tres meses después, 18 de Diciembre
En la aldea de la Hoja, reinaba una gran actividad.
A menos de una semana de las fiestas navideñas, todos sus habitantes estaban emocionados, porque la Hokage había anunciado que se realizaría una gran fiesta el día de Navidad.
Las chicas se ruborizaban felices y suspiraban, porque podrían pasar un día en compañía de los chicos por los que suspiraban sin decirles nada, y las más afortunadas que tenían novio, casi saltaban de alegría.
Los chicos disimulaban su alegría y comentaban que era una idea muy molesta, aun cuando también les hacía ilusión.
La mayoría de esos chicos jóvenes eran ninjas. Esas personas que arriesgaban sus vidas por la seguridad de otros. Que apenas tenían tiempo para su propia vida…pero que no podían escapar del amor.
Naruto, con una sonrisa algo triste, les miraba, notando su felicidad e ilusión, y casi envidiándolos, porque la persona que él amaba estaba muy lejos de su alcance.
Caminaba mirando a todas partes, llenando sus ojos con las imágenes de las decoraciones navideñas y el ambiente relajado de la aldea. Veía por doquier, grupitos de chicas escogiendo algún presente, y algún que otro chico rezagado, que disimulaba no estar interesado en los escaparates pero que buscaba el regalo ideal.
Sakura, que hablaba con Hinata, Tentén e Ino, miraba de vez en cuando al chico de ojos azules, que estaba extrañamente silencioso junto a Sai, Kiba, Neji, Lee y Shino, mientras ellos charlaban animadamente.
A la chica de ojos verdes, le entristecía la expresión de su amigo. Desde que había descubierto que estaba enamorado del azabache, había cambiado bastante.
Era tan amistoso y alegre como siempre, pero también tenía un aire de melancolía que le hacía verse mucho más maduro, haciendo que muchos chicos y chicas se sintieran atraídos por su aura.
De unos meses a esta parte, el de ojos azules había recibido muchísimas declaraciones de amor, sorpresivamente. Él las había rechazado todas con una sonrisa y unas palabras de agradecimiento, pero eso no había logrado que dejaran de perseguirle, desde luego.
Todos sus amigos más cercanos estaban sorprendidos de la gran popularidad de Naruto, la verdad. Antes siempre había sido admirado por muchos, pero nunca se habían atrevido a declarársele. Sakura sabía por qué pasaba eso…o lo sospechaba.
Su amigo era más popular que nunca porque ahora era más receptivo y cool. Ahora caminaba con una suavidad y elegancia que no tenía antes, sus cabellos rubios habían crecido considerablemente, porque Naruto había decidido dejarlos más largos, y le cubrían suavemente la frente y parte del cuello.
Su rostro había ido madurando lentamente y ahora era más bonito y masculino, dejando atrás su suavidad casi femenina e infantil, y había crecido bastante, cosa que no era rara porque ya tenía casi dieciocho años, pero que se notaba mucho más ahora, que ya no corría por la aldea como un cachorro.
Pero sobre todo era más notorio que antes, porque ahora solía estar ligeramente pensativo, y por qué no decirlo, con un aire de indiferencia muy sexy. Todos habían caído rendidos de este nuevo Naruto.
-“El amor te ha hecho más sexy, Naru-chan”-pensó Sakura divertida.
En la oficina de la Godaime, la mujer rubia miraba con sospecha a las cuatro personas presentes en la misma.
-¿Qué es lo que planeas al volver, Sasuke Uchiha?-preguntó severa la rubia.
-Nada en particular.-respondió el moreno, indiferente.-Sólo quiero regresar a mi aldea y volver a vivir tranquilo.
-¿Y tu venganza contra tu hermano mayor?-preguntó Tsunade.- ¿La vas a olvidar?
-Yo no diría tanto, pero la voy a dejar en segundo plano.-respondió Sasuke con calma.-Hace mucho que lo busco y no lo encuentro, mientras camino sin rumbo por ahí. Ahora quiero recuperar mi lugar aquí y tener un sitio al que llamar hogar.
-¿Y qué vas a hacer con tu grupo, Sasuke?
-Ellos no tienen ningún lugar dónde ir, son experimentos de Orochimaru.-dijo el azabache, mirando de reojo a su equipo.-Como son valiosos ninjas, aún sin haber asistido a ninguna academia, he pensado que podrían formar parte de Konoha.
Tsunade, ligeramente interesada aun a su pesar, miró con atención a la chica de gafas, al chico de pelo azulado y al chico castaño. Con un gesto de su mano, dos Anbu aparecieron tras Sasuke, y otros seis tras cada uno de los miembros de su equipo.
-Sasuke, estarás confinado en tu casa hasta que decida que hacer contigo, y tus amigos serán revisados por Shizune y su equipo, para saber dónde encajarían mejor.-dijo Tsunade mirando a los ojos negros del Uchiha.
Sin protestar, los cuatro cumplieron las órdenes de la Godaime. Cuando la rubia mayor se supo sola, suspiró aliviada y una sonrisa se dibujó en sus labios.
-Naruto se sentirá feliz…
Muy pronto los rumores de la vuelta del último Uchiha, se corrieron por toda Konoha. En cuanto se enteró, el kitsune tembló de expectación y salió corriendo hacia la torre del Hokage, dejando casi con la palabra en la boca a Iruka, que era el que había ido a la casa del rubio a decirle la buena noticia.
-Me alegro por ti, Naruto.-sonrió Iruka, cerrando con suavidad la puerta del chico rubio y dirigiéndose de vuelta a la academia ninja.
Cuando el chico rubio entró como un huracán al despacho de Tsunade, la rubia levantó su mirada de los papeles que estaba revisando, y disimuló una sonrisa.
¡Oba-chan! ¿Es cierto que Sasuke ha regresado, dattebayo?-chilló el rubio feliz.
-¡No me llames oba-chan!-gruñó la rubia, fingiendo enfado.-Y sí, ha regresado.
-¿Y en dónde está, ttebayo?
-Está en arresto domiciliario, en su casa.-dijo mirándolo atentamente.-Si quieres, te asignaré como su guardián.
El de ojos azules se quedó pensativo, analizando los pros y las contras.
Ansiaba volver a ver al teme, oírle, hablarle, todo eso, aunque su descubierto amor por él, podría ser un problema…pero no importaba. Él jamás molestaría a su mejor amigo con ese sentimiento, era culpa suya por amarle, no del teme.
-¡Si que quiero, dattebayo!-gritó eufórico Naruto.
Tsunade sonrió y le asignó la misión de vigilar a Sasuke.
El azabache estaba sentado en el porche de su casa, muy aburrido, mirando hacia los arboles desnudos de su jardín, y percibiendo la presencia de un Anbu escondido en las sombras. De pronto, en su radar Uchiha apareció una presencia desconocida y se puso alerta, segundos antes de que algo se lo llevara por delante.
-¡¡¡Teme!!!
Sasuke, tan sorprendido como aturdido, miró los ojos azules del rubio, que estaba con sus dos manos apoyado en su estómago y casi sobre él.
-Usuratonkachi…-suspiró Sasuke.
El rubio se levantó al momento y ayudó a su amigo a levantarse, con el corazón latiendo a mil por hora, pero dispuesto a continuar siendo como siempre con su mejor amigo.
-Eres un amargado, teme.-rió feliz el rubio.-Tanto tiempo sin verte y sólo me insultas cuando me ves.
Los ojos negros de Sasuke, sonrieron ligeramente, aun cuando en su rostro no se reflejó ni una mísera emoción, recorriendo el rostro de su dobe, y apreciando los cambios desde la última vez que le vio.
-¿Y qué haces aquí, dobe estúpido?
-Soy tu guardián, Sasuke baka.-dijo Naruto feliz.
El moreno lo miró y suspiró, logrando que el rubio hiciera un puchero molesto.
Sasuke supo que había vuelto su hogar.
Todos los amigos de Naruto, recibieron con los brazos abiertos a Sasuke, y solían ir a visitarle a su casa todos los días, para molestia del azabache y alegría del kitsune.
Muchos notaron que Naruto casi volvía a ser el chico ruidoso e hiperactivo de antes…al menos aparentemente, porque la madurez aún brillaba en sus ojos de cielo y algunas personas comprendieron que el chico estaba haciendo eso deliberadamente, una de ellas Sakura, que comprendió que el chico rubio estaba ocultando su amor por su amigo.
Sasuke no parecía notar algo raro o extraño en la actitud del dobe, y se imaginó que era que el de ojos azules aún no sabía que sentía algo especial por él, entristeciéndolo un tanto.
Tambien escuchó a los chicos que lo rodeaban bromeaban con el rubio de la popularidad del dobe con las chicas de la aldea, y se enojó considerablemente, sin demostrarlo en ningún momento…o eso creía.
En una ocasión que se escabulló de la multitud y salió al jardín, Kakashi lo cogió por banda.
-Hola Sasuke.
El moreno lo miró durante un segundo, y luego pasó de él.
-¿Sabes? Naruto es muy popular de un tiempo a esta parte, ha recibido muchas propuestas de amor.-ronroneó el peliblanco malicioso.
Sasuke se tensó y apretó los puños, Kakashi, notándolo todo, siguió con su plan.
-Siempre las ha rechazado a todas alegando que amaba a otra persona.-continuó suavemente Kakashi.-Es una persona muy afortunada la que Naruto ame.
-Tsk, seguro que es Sakura.-gruñó sin querer el moreno, molesto porque el rubio fuera un cegato estúpido, que sintiera algo por él y ni se diera cuenta de ello, cuando él había descubierto hace años que lo amaba.
-No, no es Sakura.-murmuró burlón el lobo blanco.-Él ya sabe que ama a un tonto que abandonó su aldea y traicionó la confianza de sus amigos por una estúpida venganza.
Sasuke se quedó de piedra, y abrió muchísimo los ojos, volteando su rostro para mirar a Kakashi, sorprendido.
-Aunque él hace ver que todo es como siempre para no perder la amistad de esa persona.-continuó el peliblanco, como si no se enterase de la cara de susto de Sasuke.-Y es buena idea, porque es posible que su amor no sea correspondido.
El azabache se recuperó de su conmoción y una máscara de indiferencia volvió a cubrir su rostro, divirtiendo mucho a Kakashi, que se levantó y dejó solo a Sasuke, sonriendo disimuladamente, escondido en la tela que cubría parte de su cara.
Sasuke sentía que su corazón estaba a punto de salirse de su pecho, y se estrujó el cerebro para buscar la idea idónea para hacer confesar al dobe…o confesarse él mismo, que todo podía ser.
De pronto, escuchó las voces de Hinata y Tentén, y se escondió para que no le hablasen.
-Dime, Hina-chan, ¿qué harás en Nochebuena?-escuchó preguntar a Tentén.
-Me imagino que pasaré el día con mi familia.- respondió Hinata con una sonrisa.
-Kya, que romántico, pasarás el día con Neji-kun.
La tímida chica se ruborizó mucho, y Sasuke supo que ella amaba al frío Neji.
-Puede ser…-murmuró la chica, con el rostro colorado y moviendo sus dedos con apuro.
-El día de Nochebuena es el ideal para declarar tu amor, Hina-chan.-rió Tentén maliciosa.
Hinata casi salió huyendo del lugar, seguida de Tentén y dejando pensativo a Sasuke.
-¿Nochebuena, eh?-musitó el azabache interesado.
Naruto notó que Sasuke estuvo más raro de lo normal varios días, pero no se atrevió a preguntarle por ello…ese teme podría mandarle al cuerno sin compasión, la verdad. Y estaba demasiado contento de que hubiera regresado como para acosarle.
Sasuke planeó en detalle todo lo que iba a hacer, como Naruto estaba como su guardián, tendría que pasar con él la Nochebuena…posiblemente.
El día antes de la fecha señalada, Sasuke desayunó junto al rubio, que devoraba con ansias su tazón de ramen instantáneo.
-Oye, dobe. ¿Dónde vas a pasar la Nochebuena?-preguntó con voz indiferente el moreno.
-Mmm, supongo que contigo, teme. ¿Por qué?
-Porque entonces me vas a acompañar al mercado para comprar lo necesario para prepararlo todo.-dijo con calma Sasuke, aunque por dentro casi saltaba.
-Vale, dattebayo.
Al salir por primera vez desde que llegó por la aldea, el azabache pudo notar que mucha gente lo miraba con recelo y miedo, pero no le importó para nada, hasta que notó que muchos miraban con adoración a su dobe...
Eso sí que fue un insulto para él, por Dios. Sacó su Sharingan al momento y tomó al rubio de la mano, sorprendiéndole muchísimo, pero mientras le arrastraba, miró amenazando de muerte a todos los que babeaban por lo que Sasuke consideraba de su propiedad…todos comprendieron la indirecta al instante.
Conseguidos los víveres que el moreno había insistido en comprar, volvieron a la mansión Uchiha. Sasuke resuelto y feliz de haber amedrentado a los babosos y babosas, mientras Naruto se sentía muy nervioso, el contacto de la suave y cálida mano de Sasuke en su mano, le había encantado, la verdad.
Cada día era más difícil para él ocultar su amor por el teme.
La víspera de la Nochebuena pasó en un suspiro, y ya llegó el mencionado día.
Sasuke casi se encerró en la cocina, pues él era el que cocinaba porque Naruto no tenía ni idea, arrastrando a Naruto con él, para que le ayudara.
-Esto es muy aburrido, dattebayo.-suspiraba el rubio, llorando en cascaditas mientras pelaba patatas.
-Calla y trabaja, Usuratonkachi.
Un puchero encantador se dibujó en los labios de Naruto, y Sasuke casi se desangra. Para disimular su rubor y turbación, le dio un golpe en la cabeza al rubio. Este protestó por ello, pero no se fue, continuó ayudando al teme en su trabajo culinario.
Cuando todo estuvo preparado, había pasado toda la mañana y gran parte de la tarde.
-Vamos, báñate y vístete algo más elegante que ese mugroso chándal.-dijo Sasuke, mirándolo con los ojos entrecerrados.
Naruto protestó muchísimo, pero no pudo hacer cambiar de idea a su amigo, y salió de la cocina para cumplir con la orden del “rey”. Sasuke suspiró al verse sólo y se llevó una mano al pecho, muy nervioso por lo que iba a hacer esa noche.
Continuará…