El sabio de los sapos estaba como siempre buscando inspiración para un nuevo trabajo, lamentablemente desde la posición en la que se hallaba no podía encontrar nada. No había ninguna jovencita por ningún lado, a pesar de que Konoha estaba lleno de damas de las más hermosas y de que estaba justo en una cascada donde las niñas podrían refrescarse un poco.
Suspiro y se dispuso a irse de ese lugar que tanto lo estaba deprimiendo. Pero que quedó estático al oír los pasos de alguien en los alrededores, era el crujir de las hojas y eso solo quería decir una cosa. Una dama podía estar pensando en darse un refrescante chapuzón.
Volvió a su escondite entre los arbustos y descubrió toda una belleza debajo de un árbol. Era una jovencita bastante alta, rubia y su figura perfecta. No la veía demasiado bien, así que tomo su lente y la descubrió refrescándose el rostro en el agua. Ajustó la ampliación, como la jovencita tenia el cabello largo, su rostro estaba cubierto y no podía verla bien.
Aun así logro distinguir un pequeño, sutil y encantador lunar debajo de su ojo izquierdo. La chica hizo su cabeza hacia atrás un momento, tenía las pestañas largas y los labios ligeramente sonrosados. Sin poder evitarlo el calor subió a su rostro, su instinto pervertido le decía que debía acercarse a ella inmediatamente, pero podía asustarla. La joven se puso de pie, el seguía atento a su rostro, ella dirigió una mirada hacia donde se hallaba el escondite… tenia los ojos de un precioso color rubí.
El sol rebotó contra el cabello de esa persona y lo cegó momentáneamente. Cuando volvió a ver, ya no estaba. Maldiciendo su suerte se bajo de inmediato para ver si aun estaba cerca y mejor si se estaba cambiando de ropa.
-Señorita…- camino hasta donde estaba antes ubicada- señorita… se fue…- dijo y bajo la cabeza deprimido- ¿Qué es esto?- en el suelo había un hilo dorado, cuando lo tomo se le cortaron los dedos- Vaya, vaya. Creo que encontré algo muy interesante- y sonriendo se dirigió en la búsqueda de lo que podía ser su próxima musa inspiradora.
Los cuatro gennin estaban juntos, Kiba aun estaba acorralado entre el árbol y el Aburame. Naruto se notaba que no estaba de buen humor y Sasuke lo miraba intentando saber por que razón estaba tan enfadada. El mas tenso era Kiba sabiendo que había sido advertid0 de la cercanía que debía mantener.
-Ustedes idiotas ¿Qué hacen? Los van a descubrir, dattebayo- señalo el rubio acusadoramente.
-Pues… bien… es que Shino me tomo por sorpresa- se quitó- apártate, insecto-
-Dobe, déjalos que hagan lo que se les antoje- sonrió- después de todo no hay problema, además este lugar no es muy transitado-
Shino, que aun mantenía el brazo apoyado en el tronco del árbol, frunció el ceño y se acerco al Uchiha con ambas manos en los bolsillos. La verdad era que Sasuke era un seme y como tal estaba seguro que si estaban allí era por la misma razón que ellos.
-Sasuke, venias para estar a solas con Naruto ¿O me equivoco?-
-La verdad, no- suspiró- pero habían llegado ustedes antes-
-Por lo tanto acaban de interrumpir algo-
-“Te mataré, Naruto… mas te vale escribir tu testamento”- decía el rubio para sus adentros y el otro adivinaba sus pensamientos debido a la cara que tenia.
Por suerte no tuvieron posibilidad de seguir con la platica ya que cierta pelilarga se prendió de la espalda de Shino, esa vez la mirada asesina de Naruto fue para ella. Era la misma chica que habían visto en la oficina de la hokage, por lo tanto, era la maniática de antes.
Kira le explico a los chicos del equipo 8 que ayudaría en la misión que se les había encargado, quería pasar la mayor parte del tiempo posible con su sempai y de paso divertirse con ellos un poco. Shino iba a negarse pero no pudo ante la mirada suplicante y triste de la oji naranja, así que termino cediendo. Ambos avanzaron a través de la senda pero el castaño volvió ante la llamada del rubio.
En cuanto escuchó lo que tenia que decirle se quedo blanco como una hoja de papel “Mira Naruto… si te pasas – hizo un gesto de tijeras- y sabes de quien es este cuerpo” completamente convencido de la explicación tan lógica se retiro detrás de Aburame y su alumna.
El trabajo del equipo 8 consistía en ayudar en una boda, lo que debían hacer era cuidar las reliquias familiares que iban a estar presentes y escoltar a los novios hasta el grupo de chuunin que los escoltarían después. Ambos eran hijos de familias prestigiosas pero no creían necesitar demasiada ayuda.
-¿Cómo?- cuestiono Kiba sorprendido.
-Hay que ayudar a preparar el salón de la fiesta…- explico la de cabello rizado- al parecer no han llegado los encargados de esa tarea y bueno, creo que Kira es de mucha ayuda también. Hinata, yo y Kira ayudaremos a la novia que se esta preparando.
Las tres mujeres se fueron por un pasillo a hacer su labor mientras ambos jóvenes se quedaban solos en el amplio salón que ya estaba adornado. Lo que debían hacer, según tenían entendido, era llevar unas cajas a un depósito que quedaba fuera del salón. Kiba tomo una de las cajas pequeñas tenia unos treinta centímetros de profundidad y cuarenta centímetros de ancho. Se sorprendió al ver que las cajas eran mucho mas pesadas de lo que parecían.
Pero al voltear el rostro noto que Shino llevaba una caja grande una mediana y dos pequeñas como si estuviesen vacías. Con una gotita en la cabeza se dispuso a llevarlas de una en una, llevo varias hasta tomar una de las grandes, pero no la sujeto bien y casi se cae hacia atrás…
-Kiba- el de lentes estaba ingresando y rápidamente sujeto al castaño- ¿Estas bien?-
-Si… es solo que esa maldita caja pesa una tonelada. No se como lo haces, Shino- sonrió con un pequeño sonrojo de vergüenza, nunca había sido fácil para el hablar con el Aburame.
-Kiba…- avanzo con la caja en brazos- trae esas cortinas que están en la mesa-
-Claro –
Ingresaron al deposito que estaba algo oscuro, pequeños hilos de luz chocaban con el polvo haciendo bailar pequeños destellos en la habitación. Kiba no sabia que debía hacer con las cortinas, estaba a punto de preguntarle al mayor cuando este lo arrincono junto a la puerta. Antes de que el castaño pudiese contestar el otro había abierto un par de botones de su chaqueta y lo besaba.
-“¿Qué crees que haces, Shino?”- intentaba separarlo pero no podía, nuevamente el cuerpo del Inuzuka reaccionaba al toque del chico de los insectos-… Shin… Shino- murmuro aferrándose al pecho de su abrigo.
-No me sonrías tan desprevenidamente- se acerco a su oreja- sabes que es difícil…-
Volvió a tomar sus labios con la total correspondencia del castaño que tenia la mente en blanco sin ser consciente de lo que estaba ocurriendo. Era extraño pero cuando tenia a Shino cerca de él sentía que perdía la razón, Naruto amaba con todo su corazón a Sasuke pero en ese momento no podía reaccionar a nada y eso lo asustaba.
-Etto… sempai ya comenzaron a llegar los invitados- la peli violeta los observaba desde la puerta.
-Bien- prendió los botones de su abrigo- gracias, Kira… lo concluimos luego- dijo acariciando la mejilla sonrojada del moreno.
La risita de Kira hizo reaccionar al castaño, antes de retirarse le hizo un gesto de tijeras que el otro entendió muy bien. Luego de eso ambos ingresaron al salón para iniciar su verdadera misión de una vez por todas… principalmente porque el Inuzuka necesitaba descansar.