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Second Chance por wiz_br0kenztar

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Junjō Romantica no me pertenece, solo tomo prestado sus personajes para satisfacción mía y de mis lectores, obviamente, todo sin fines de lucro. Solo me pertenecen mis personajes.

Second Chance

Capitulo 10

Tradición


Kamijō Hanako notó que algo había cambiado en su hijo cuando lo vio entrar a su casa en el día de Nochebuena con su nieta. No estaba preocupada, tenía el presentimiento que se trataba de algo bueno porque Hiroki no discutía, como era costumbre, de cualquier tontería con su padre y se mostraba de mejor humor. Hasta se sorprendió cuando lo escuchó mencionar a su fallecida esposa sin sonar depresivo. Alguien estaba causando ese cambio pero no preguntó de quien se trataba, solo lo mencionó con su marido cuando se quedaron solos por unos minutos.

"¿Has notado algo diferente en nuestro hijo?"

Hiroshi rió por lo bajo antes de contestar, "Pensé que era el único quien lo había notado."

"Me ofendes con esas palabras, querido," bromeó la mujer.

Era todo lo que necesitaba escuchar y no mencionaron más el tema.

La cena estaba casi lista cuando llegaron los abuelos maternos de la pequeña Kamijō, Takisawa Haruto y su esposa Kanra, trayendo consigo un pastel para el postre. Miku adoraba cuando toda la familia estaba reunida, y le encantaba arrastrar a sus abuelos para que jugaran videojuegos con ella mientras las abuelas se encargaban de los últimos detalles de la cena. Hiroki se dedicó a poner la mesa mientras observaba como su hija brincaba y hacía poses en señal de victoria cada vez que ganaba.

En ese momento el castaño sintió como su celular vibraba dentro del bolsillo de su pantalón y supo inmediatamente que se trataba de un mensaje. Nowaki le había pedido que le avisara cuando hubieran llegado a casa de sus padres y lo había hecho, pero supuso que el pelinegro no habría podido contestarle hasta ahora por el trabajo.

[Gracias por avisarme, Hiro-san. Me alegra que hayan llegado con bien.]

Se le quedó viendo a la pantalla del aparato preguntándose si debía regresarle el mensaje; si lo hacía, ¿qué le diría? ¿Preguntar cómo iba el trabajo u otra pregunta de rutina? Hiroki no estaba acostumbrado a este tipo de cosas ya que nunca había estado en una relación, a excepción de su matrimonio y su compromiso a este había sido serio al prometerse que cuidaría de su esposa e hija. Entonces, ¿qué tipo de relación era con Nowaki? Tenía sus dudas. No sabía si se trataría de algo pasajero que solo duraría unos cuantos meses, cuando el pelinegro se diese cuenta que las cosas no salieron como las imaginaba, o posiblemente sería… para toda la vida.

Cuando llegó un nuevo mensaje el profesor se dio cuenta muy dentro de sí que, pasajero o no, el joven de ojos azules le estaba dando un nuevo giro a su vida.

"¿Está todo bien, Hiro-chan?" Hiroki se sobresaltó del susto y cerró inmediatamente su celular.

"Todo bien," respondió de inmediato y terminó de poner los platos.

"Bien, guarda el celular que vamos a cenar."

Todos se reunieron a la mesa, dieron gracias y comenzaron con el banquete. Platicaban de cosas tribales y uno que otro halago sobre lo deliciosa que estaba la cena. Miku estaba contando cuando salió con Tamiko el día que había nevado, estaba en la mitad del relato sobre el mono de nieve cuando Hiroki se levantó de la silla y se dirigió al baño.

Al cerrar la puerta se recargó sobre esta y abrió el celular para leer nuevamente el mensaje en la pequeña pantalla.

[Te quiero].

Sin darse cuenta estaba sonriendo y una sensación cálida invadía su pecho.

oOOo

"¿Y bien?" preguntó Hanako cuando su hijo entraba a la cocina después de dejar a una soñolienta Miku acostada en lo fue su vieja habitación.

"¿De qué estás hablando?" sabía que no debía contestar con otra pregunta, pero no sabía a que se estaba refiriendo su madre.

"¿Vas a decirme quien es la afortunada?"

Hubo silencio, solo se escuchaban las risas de Hiroshi y los Takisawa en la otra habitación, Hiroki solo se acercó al refrigerador para sacar una cerveza mientras su madre lo miraba esperando por una respuesta.

"Sigo sin saber de qué estás hablando," contestó finalmente.

La mujer sonrió, sabía perfectamente que no haría a su hijo hablar tan fácilmente. "Bien, no me digas nada, pero no puedes negármelo."

"¿Negarte qué?" preguntó el profesor mientras abría la lata de cerveza.

"Que has cambiado, Hiro-chan," le respondió "Sigues siendo el mismo gruñón de siempre, igual que tu padre, pero te noto… más feliz."

Le dio un trago a su cerveza antes de responder, para ocultar su sorpresa, ya que nunca se imaginó que su madre pudiera darse cuenta. "Seguí tus palabras de salir con gente nueva pero a Miku no le agradó la idea, por lo que desistí y por consecuente, no hay alguien más. Creo adivinar que ese es tu punto."

"No me estás contando todo, Hiro-chan, pero de acuerdo," se encogió de brazos en forma de derrota "Solo espero conocerla pronto."

"¿Vas a ayudarme a poner los regalos debajo del árbol?" preguntó el castaño para cambiar de tema.

"Con gusto."

oOOo

A la mañana siguiente los Kamijō fueron despertados muy temprano cuando una emocionada Miku anunciaba que había regalos para todos debajo del árbol. Hiroki fue el último en aparecerse en la sala, aceptó la taza de café que su madre le ofreció y tomó asiento en el sillón individual junto a su hija, quien se encontraba sentada en el suelo. Se repartieron los obsequios con calma, intercambiándose gracias y abrazos cuando descubrían lo que se encontraba debajo de las envolturas decorativas.

Estaban terminando de desayunar cuando el celular de Hiroki comenzó a sonar. Pensaba dejarlo hasta que vio, extrañándose de que no sintió ningún cosquilleo en el estomago, el nombre en la pantalla.

"Sabía que te encontraría despierto a esta hora," escuchó la voz de su mejor amigo cuando contestó la llamada."

"El que debería estar sorprendido soy yo," dijo con una media sonrisa "No eres una persona muy madrugadora."

"Aikawa me llamó furiosa para preguntarme sobre el manuscrito y para desearle feliz Navidad a Misaki," le comentó después de haber soltado un suspiro de cansancio.

"Eso te pasa por largarte a Osaka sin siquiera avisarle."

"Ya se le pasará, mejor pásame a Miku."

La pelinegra tomó contenta el celular cuando su padre se lo tendió diciendo que era Akihiko, le deseó feliz Navidad y comenzó a platicarle de los regalos que había recibido. Después de un rato, el escritor pidió a hablar con Hanako quien felizmente se puso a platicar con su "segundo hijo," como le decía Hiroki, por una buena hora. Al final, después de unas cortas felicitaciones de parte de Hiroshi, el peli plateado pidió nuevamente hablar con su amigo de la infancia.

"¿Piensas quedarte con tus padres hasta año nuevo?"

"No lo creo, dejé trabajo sin terminar en casa así que nos quedaremos solo unos días más," respondió mientras se alejaba al pasillo.

"Perfecto, entonces podrán celebrarlo con nosotros."

"¿No lo pasarán con Takahiro?" preguntó confundido, ya que el escritor le había mencionado que pasaría las festividades en Osaka.

"No sé como Aikawa logró convencerme de ir a su fiesta de año nuevo y me asesinará si no me presento," explicó "Será un evento privado y me dijo que podía invitar a quien quisiera, por supuesto que ustedes dos son los primeros en mi lista."

El profesor no se negó a la invitación, pensado en que su hija disfrutaría pasar la fiesta con su padrino, y se quedaron de acuerdo que Akihiko los recogería el día del evento para llegar todos juntos. Por primera vez, Hiroki no pensaba contar los días para ver al peli plateado, como lo había hecho en ocasiones anteriores.

Justo cuando terminaba su llamada con su mejor amigo, el teléfono volvió a sonar y su corazón se agitó tremendamente que por un momento Hiroki pensó que le daría un ataque. Su dedo pulgar temblaba lentamente cuando apretó el botón para contestar y no dijo nada hasta que lo escuchó.

"Feliz Navidad, Hiro-san."

"…Feliz Navidad, Nowaki."

oOOo

Uno siempre tiene algo que hacer cuando son fiestas navideñas y trabajas en un hospital. Nowaki siempre lo ha sabido y en un principio había aceptado trabajar en esas fechas para tener su mente ocupada con otras cosas. Ahora se arrepentía, no completamente, pero hubiera deseado pedir menos horas y así tener tiempo para poder a Hiroki.

No había momento en que no pensaba en él y más cuando veía a una niña de cabellos negros, inmediatamente recordaba a Miku y por consecuente al profesor. Y a pesar de estar ocupado, las horas y los días pasaban lentamente para su desgracia, haciendo que se agotara más rápido.

Tenía que escuchar la voz del castaño tan siquiera un momento para sentirse lleno de nuevo, no había querido hacerlo antes al pensar que le interrumpiría algún momento que estuviese pasando con sus padres o con su hija. Pero el día de Navidad, la excusa perfecta, no pudo evitarlo y le marcó a la hora de su descanso.

Al esperar que se conectara la llamada, el pelinegro podía sentir su corazón latir sin control y sus manos sudar. No eran nervios, tal vez un poco, pero era mayor la emoción que le costaba quedarse quieto. Cuando se dio cuenta que había entrado la llamada no esperaba que Hiroki dijera algo, y se lo agradecía porque quería ser él el primero en hablar.

"Feliz Navidad, Hiro-san."

"…Feliz Navidad, Nowaki."

El saludo fue tímido y en voz baja, estaba seguro que el profesor estaría sonrojado, pero no podía pedir más pero tampoco se conformaba. Hablaron por unos minutos, los más largos hasta ahora de Nowaki, hasta que este fue llamado para una emergencia. Se disculpó con cierta tristeza que tenía que colgar y Hiroki le respondió que no había ningún problema.

Lo que hizo que Nowaki estuviera de mejor ánimo durante el resto de día fue que notó un cierto tono de decepción en el castaño cuando tuvieron que terminar su plática. Dando a entender que podrían comunicarse muy pronto, llenándose de ganas por escuchar a su Hiro-san nuevamente.

Dos días después volvió a llamarle, cuando el profesor le avisó que ya habían regresado de la casa de sus padres. El pelinegro hasta tuvo un momento de hablar con Miku, quien estaba muy feliz de charlar con él y contarle todo lo que hizo en casa de sus abuelos. Era obvio que le agradaba a la pelinegra pero no podía evitar preguntarse si ella le seguiría teniendo el mismo cariño cuando se enterase de la relación entre él y su padre. Era difícil saberlo y todo parecía indicar que lo más seguro las cosas seguirían iguales, pero no podía confiarse con esa suerte.

Los siguientes días hubo más interacción entre ellos por mensajes y algunas largas llamadas por unas noches. Al acercarse la celebración del año nuevo, Nowaki sabía que no podía dejar que el año se acabara sin antes haber visto al castaño. Días antes de esa fecha no tuvo el valor de pedirle que se vieran, y al estar en el último día para hacerlo sabía que no debía acobardarse.

"Espero que estés tomando descansos, Nowaki," el mencionado se sobresaltó un poco y levantó la mirada de la pantalla del celular para toparse con el doctor de cabellos rubios.

"Por supuesto, Tsumori-senpai," le respondió con una sonrisa "Por cierto, ¿qué hace aquí? Creí que no le tocaba turno hasta más tarde."

"Decidí venir temprano para checar como andabas," responde sinceramente "Además vine al brindis de año nuevo, no podía perdérmelo. Pero dime Nowaki, ¿qué es lo que tanto observas en el celular? Desde hace rato que veo que lo estas mirando como si esperaras algo."

El joven pelinegro se quedó callado por unos segundos y regresó los ojos hacia la persona. Su mentor simplemente le sonrió y le dio unas cuantas palmadas en el hombro.

"Solo manda el maldito mensaje," le dijo con una sonrisa, sorprendiendo al otro "Si necesitas salir solo dime y yo te cubro el tiempo necesario."

"Gracias, senpai," el rubio solo le dio unas cuantas palmadas en la espalda y después se retiró para poder darle privacidad.

oOOo

[Quisiera verte, Hiro-san…]

Hiroki no sabía qué hacer. Había recibido el mensaje en la noche cuando Akihiko los había recogido para ir a la fiesta y desde entonces no se estuvo tranquilo en su subconsciente. Nowaki quería verle antes de la media noche y el mensaje indicaba una dirección donde dijo que le esperaría. El lugar indicado era cerca de la fiesta al igual que del hospital donde el pelinegro se encontraba trabajando.

La decisión podría sonar bastante sencilla pero el profesor lo veía de diferente manera. Desde la llamada el día de Navidad, el joven pelinegro se estuvo más en contacto con Hiroki cuando el primero se encontraba en descanso del trabajo; hubo dos noches en que los dos se pusieron a conversar por teléfono de temas en general además de los mensajes que se intercambiaban durante el día. Lo que hizo pensar nuevamente al castaño qué si querría ese tipo de conversaciones, no por llamadas a distancia, sino frente a frente… juntos.

Ese mensaje era la pregunta final. Si aceptaba ir, ya no habría marcha atrás.

"¿Qué tanto piensas, papi?" la voz de su hija lo sacó de sus pensamientos y solo giró la cabeza para mirarla.

Si decidía quedarse, regresarían a ser solo Miku y él… solo ellos dos.

"Solo estoy algo cansado, Miku," le respondió con una leve sonrisa y acarició la larga cabellera negra de la pequeña.

"¿Quieres que vayamos a casa?" preguntó un poco preocupada.

"No hace falta," la respuesta fue sincera, su hija se estaba divirtiendo jugando con su antiguo alumno y lo último que quería era preocuparla "Solo tomaré un poco de aire fresco."

La pequeña Kamijō solo le sonrió y regresó junto con Misaki, interrumpiendo al escritor en su intento por secuestrar por unos minutos a su amante, pidiéndole que le platicara más sobre su manga favorito, The Kan. El profesor aprovechó para tomar su abrigo y salir, diciéndose que solo estaría afuera de la puerta principal para revisar bien sus opciones.

Cuando sintió el aire frío sobre su rostro, corrió una mano sobre se cabello mientras soltaba un suspiro, dejando un humo escapar de su boca. Después miró la hora en un televisor gigante que se encontraba en el edificio de enfrente, faltaban veinte minutos para la media noche y el lugar donde Nowaki estaría esperando estaba a menos de cinco minutos de donde estaba, había tiempo suficiente para verlo y regresar justo a tiempo del conteo…

"Creo que estoy sobre pensando lo que sé que quiero hacer," murmuró mientras miraba por las enormes ventanas del restaurant, podía ver a su hija bastante entretenida hablando con la editora de Akihiko "Espero que no note mucho mi ausencia…" Volvió a mirar el reloj en la pantalla, solo faltaban quince minutos.

Su mente se perdió por unos minutos y cuando se dio cuenta de sus alrededores, podía ver a lo lejos una cabellera negra entre toda una multitud que se juntaba. Nowaki le esperaba con ansiedad en el lugar acordado, mirando constante su reloj de muñeca y sin darse cuenta que Hiroki se encontraba cerca.

Todavía podía retractarse de su decisión, sin que el otro se enterara que estuvo ahí, pero si no fuera por una voz femenina dentro de su cabeza que le decía que siguiera caminando ya estuviera de vuelta en el restaurante. Se encontraba a unos pasos del joven de ojos azules cuando este por fin se dio cuenta su llegada, mostrando una hermosa sonrisa que solo era para Hiroki.

"Hiro-san," le llamó al acercársele "Gracias por venir."

El profesor no supo que decirle pero tampoco pudo evitar un sonrojo, haciendo que Nowaki le sonriera más –si fuera posible. Era la otra cosa que debió pensar en su camino hacia aquí, porque se sentía como un tonto de solo estar parado y sin articular palabra alguna.

Lo que no sabía, era que para Nowaki eso no era importante, solo el hecho que tenía a su amante frente a él… en ese momento.

La multitud a lo lejos comenzaba el conteo regresivo y todos parecían estar ocupados que nadie notó cuando el pelinegro tomó de las manos al castaño al igual que sus cuerpos se acercaban letamente mientras uno de ellos hablaba.

"La tradición dice que las parejas, al besarse a las doce en punto, los lazos afectivos se unen."

Siete.

Seis.

"¿Acaso crees en esas supersticiones?"

Cinco.

Cuatro.

"Intentaría cualquier cosa para tenerte siempre conmigo, Hiro-san."

Tres.

Dos.

Sus labios se unieron cuando todos anunciaban a gritos y con júbilo el nuevo año.

Hiroki solo podía reírse de sí mismo en su mente. ¿A quién engañaba? Desde que conoció a Nowaki nunca hubo un retorno.

Continuará…

Notas finales:

Un capítulo fuera de temporada.

He decidió no agregar lemon a esta historia al darme cuenta que escribirlos no es mi fuerte. Habrá menciones de, pero algo explícito no será escrito.

Otra cosa, creo que solo habrá uno o dos capítulos más en esta historia, posiblemente el que sigue será el final. Mi intención es no hacer esta historia más larga de lo que estaba planeada.

Espero que les haya gustado y no olviden dejar review.

Mata ne~


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