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Second Chance por wiz_br0kenztar

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Junjō Romantica no me pertenece, solo tomo prestado sus personajes para satisfacción mía y de mis lectores, obviamente, todo sin fines de lucro. Solo me pertenecen mis personajes.

Second Chance

Capitulo 7

Aléjate


Kamijō Hiroki sintió un enorme alivio cuando dieron a su hija de alta del hospital al día siguiente de que ella despertara. Ni siquiera le importaron los gritos de su madre cuando esta le llamó histérica al enterarse de todo, exigiéndole a su hijo una explicación de por qué no les había avisado de la situación de su nieta. Lo que le importaba era que su hija ya se encontraba en casa.

Miku estaba feliz de estar en su casa y en su habitación, quejándose de lo feos que eran los cuartos del hospital; y no podía esperar regresar a la escuela para ver a sus amigos o de ir a visitar a sus abuelos el fin de semana.

Eso le ayudó a recordar al profesor de la invitación que le había hecho al joven médico, estresándolo un poco ya que no tenía ni idea que sería lo que serviría esa noche. Pero su hija ya tenía casi todo preparado para la dichosa ocasión.

"¿Qué es esto?" le preguntó a su hija cuando esta le entregaba una lista de ingredientes.

"Lo que necesitaremos para la cena con Nowaki-san," contestó sonriente "Abuela Hana me dio la receta para Sashimi (1) y Unagi (2)."

"De acuerdo," dice después de terminar de leer la lista y de colgar el pedazo de papel en el refrigerador "El domingo temprano compraremos las cosas."

"¿Puedes hacer también Takoyaki (3)?" preguntó Miku haciendo una de sus mejores miradas tiernas, era la mejor manera de poder convencer a su padre en algunas ocasiones.

Suspira antes de contestarle, "Claro, pero tendrás que ayudarme."

"¡Yay! ¡Takoyaki!" exclamó feliz la pelinegra.

Ese tipo de exclamaciones confortaban al profesor de que su hija aun seguía siendo una inocente niña de diez años, pero a veces le asustaba que Miku era muy madura para su edad. La pérdida de su madre hizo cambios en su hija pero no podía culparla.

"¿Ya terminaste la tarea?" le preguntó mientras se servía una taza de café "Recuerda que tienes que ponerte al tanto después de faltar unos días."

"Solo falta historia y es mucho," se quejó.

"Pensé que querías ser maestra de historia," comentó el castaño mientras tomaba asiento en el comedor frente a su computadora.

"¡Ahora quiero ser enfermera!" exclamó "Y trabajar junto con Nowaki-san."

Gracias a ese comentario Hiroki no pudo despejar su mente por el resto de la tarde.

oOOo

La cena ya estaba lista, la mesa puesta y la casa limpia hasta el último rincón. El único problema que faltaba era… ¿qué demonios se iba a poner?

Gruño molesto frente a su armario, mirando la ropa que tenía, indeciso que era lo que va a usar en la cena. La ocasión no era elegante ni formal, ¿por qué tenía que ser tan difícil elegir? No tenía mucha ropa y la mayoría la usaba para el trabajo, su ropa casual era demasiado informal, así que no tenía mucho de donde escoger.

Al final optó por unos pantalones oscuros de mezclilla y una camiseta a botones de color blanco de mangas largas. Eran de sus mejores ropas y casi no las usaba, así que las prendas parecían casi nuevas. Hiroki se miró al espejo de cuerpo completo que tenía en la habitación para saber si estaba apropiado para la ocasión; en ese momento se dio cuenta que su cabello lo traía mas largo de lo normal.

"Debí ir a la peluquería en la semana… Nowaki no vaya a creer que—" piensa por un momento y después sacude un poco la cabeza "¿En qué estoy pensando? No me debería importar lo que ese mocoso piense sobre mi apariencia."

"¡Papi!" el llamado de su hija lo sacó de sus pensamientos.

"¿Qué pasa, Miku?" preguntó saliendo de su habitación y se asomaba a la de Miku.

"¿Cuál te gusta más?" la pelinegra le mostró dos vestidos diferentes, uno de color blanco y otro azul celeste.

"Miku hace rato te pregunte si ya estabas lista y me habías dicho que si."

"Si pero no se cual escoger," decía la niña mientras miraba indecisa ambos vestidos.

"Solo escoge uno y alístate," esperó unos segundos para ver si su hija por fin se decidía "Ya bien, ponte el azul en lo que yo termino de poner la mesa."

El castaño salió del cuarto y fue hacia la cocina para terminar de colocar la comida sobre la mesa del comedor. Faltaban solo diez minutos antes de que dieran las siete de la noche y el profesor sentía como dentro de su cuerpo le ganaba el nerviosismo.

"Es una simple cena nada más," se decía "No es nada del otro mundo."

Mas su cuerpo expresaba lo contrario. Intentó hacer ejercicios de respiración para ver si así controlaba sus nervios, pero solo le ayudó un poco. Aun no veía al joven médico y ya se estaba poniendo de esa manera, tenía que relajarse…

"Solo es una cena y no una cita." La última palabra lo hizo sentir peor.

"¿P-Pero que hago pensando en ese tipo de cosas? Él es el pediatra de mi hija y a la vez un vecino más, esto es solo una forma de agradecerle y para mejorar la felicidad de Miku. Todo esto lo hago por ella y por nadie más. Después de esta noche, las cosas volverán a ser como antes… pero, ¿cómo exactamente eran antes?"

Unos golpecitos a la puerta lo trajeron de vuelta a la realidad y volteó a ver el reloj que se encontraba en la cocina. Había perdido diez minutos en sus pensamientos y ya era hora, le dijo a su hija que abriera la puerta mientras él se apresuraba a terminar de arreglar la mesa.

"Nowaki-san, ¡bienvenido!" escuchó a su hija saludar al mismo tiempo que terminaba con la mesa e iba hacia la puerta.

Hiroki pudo sentir su corazón detenerse unos cuantos latidos cuando vio al joven médico en su puerta, normalmente lo veía con una bata blanca o ropa muy casual pero esta vez estaba vestido semi-formal para la ocasión. Jeans oscuros y una camisa a botones de color negra con un saco gris oscuro, su cabello impecable junto con su sonrisa de siempre.

"Buenas noches, Hiro-san."

"Buenas noches," saludó el castaño y fue cuando notó que el joven de ojos azules traía una caja consigo.

"Me tomé la molestia de traerles un pastel, una enfermera me recomendó el lugar," le entregó la caja al profesor quien lo llevó al refrigerador para mantenerlo fresco, por su parte Miku le agradecía por los dos y comentaba que estaba ansiosa por probar el postre.

Nowaki observaba a su alrededor para conocer el departamento mientras caminaba hacia el comedor. A pesar de que todos los departamentos del edificio eran iguales, el pelinegro sabía que el ambiente dentro de la residencia Kamijō era diferente a la de su propio hogar unos pisos arriba.

"Uh, la cena está lista," anunció Hiroki desde la cocina "Por si quieren comer ahora."

"Por mi está bien, Hiro-san."

"Eh sí, claro, Miku ayúdame con la sopa," la pelinegra fue hacia la cocina y Nowaki quiso seguirla pero ella lo detuvo.

"Usted es el invitado, Nowaki-san, por favor tome asiento."

El pediatra le sonrió a la pequeña y le hizo caso. Ya cuando toda la comida se encontraba en el mesa y todos en sus asientos correspondientes, Miku a la derecha de su padre y Nowaki frente a ella, agradecieron por los alimentos y comenzaron a comer.

La cena transcurría tranquila y amena, la pequeña Kamijō era quien mantenía la conversación durante la velada haciendo que Hiroki mantuviera sus nervios más controlados. Claro, estos se desbordaban cuando había pequeños roces accidentales entre ambos hombres o cuando volteaba ver al pelinegro directamente a los ojos. Intentaba no verse demasiado obvio y se tranquilizaba al pensar que, después de notar que Nowaki actuaba indiferente, el pediatra no había notado nada. Lo que no sabía es que el joven estaba igual o más nervioso que el profesor.

Eran casi las nueve cuando Hiroki sacó el pastel que había traído Nowaki y Miku se emocionó cuando vio que el pastel tenía fresas en la parte superior del pastel. Inconscientemente el joven medico había adivinado la fruta favorita de la pelinegra. Lo que trajo algo de problemas al castaño ya que su hija quería comerse todas las frutas rojas del pastel.

"¿Gustas un café, Nowaki?" preguntó Hiroki después de que habían comido unas rebanadas del pastel.

"Claro, Hiro-san," contestó el de ojos azules desde el comedor mientras seguía platicando con la hija.

Volteó a ver la hora mientras preparaba la cafetera, "Miku, ya son más de las diez."

"¡Aw papi! Un rato más, ¿sí~?" suplicó la pequeña.

"Di buenas noches y a tu habitación, jovencita," le ordenó mientras encendía la cafetera e iba hacia su hijapara acompañarla hasta su habitación "Luego no quieres levantarte por la mañana."

Miku sonrió inocentemente, "Buenas noches, Nowaki-san. ¡Estuvo delicioso el pastel!"

"Me alegra que te gustara, buenas noches."

Hiroki llevó a su hija hasta su cuarto y en lo que ella se cambiaba en el baño, su padre le preparaba la cama. Nowaki podía escuchar que hablaban de algo pero no podía distinguir las palabras, se levantó de su lugar y comenzó a observar detalladamente la sala. Notó una fotografías en la mesa de centro y se acercó para después tomar una en sus manos.

La primera era una fotografía familiar tomada en una playa donde Miku tendría unos cinco años, quien traía puesto un colorido traje de baño y unos lentes de sol que le quedaban muy grandes; Himeko se encontraba de lado derecho de su hija, luciendo un simple vestido de color blanco y un sombrero para cubrir su pálida piel del sol; de lado izquierdo se encontraba el serio de Hiroki con una bermudas y una camiseta blanca, Nowaki no pudo evitar pensar que se veía lindo vestido de esa manera.

Dejó la fotografía en su lugar y tomó la otra que estaba a un lado, en ella solo se encontraba la ausente madre en un campo de girasoles, trayendo puesto un vestido de color azul marino. El joven médico recordó que una vez Himeko le había comentado lo mucho que le gustaban esas flores y que de regalo de cumpleaños su esposo la había llevado a un campo llenos de estos, supuso inmediatamente que la foto era de esa ocasión.

Las otras fotografías eran de la pequeña Kamijō con sus abuelos y en la última salía con Akihiko, haciendo que el rostro del pelinegro se pusiera serio, no le agradaba mucho la presencia de aquel hombre. Después de haber visto las fotos, se topó con un librero de tamaño mediano a un lado de la televisión y se encontraba completamente lleno de libros. Lo que le llamó la atención era que cuatro libros estaban repetidos y por curiosidad tomó uno. Se sorprendió un poco al leer el nombre del autor y eso lo entristeció un poco. ¿Qué tan especial era Usami Akihiko en la vida de su Hiro-san? Por lo que había escuchado en el hospital dedujo que eran más que conocidos pero tenía la sospecha que había algo más.

"Tal vez—"

"¿Nowaki?" el llamado interrumpió sus pensamientos, haciendo que levantara la mirada y notó que el profesor ya se había desocupado.

Sonrió para disimular un poco, "Lo siento, Hiro-san, me llamó la atención que tiene una copia extra de las novelas de Usami-san. Deben gustarle mucho."

Su sonrisa se desvaneció al ver que el castaño había bajado la cabeza con una triste mirada, lo que le sirvió a Nowaki como la última pieza del rompecabezas.

"No solo sus novelas me gustaban…" pensó tristemente "Si, he seguido su trayectoria desde muchos años, desde que éramos niños."

"Oh, entiendo…" murmuró el de ojos azules mientras regresaba el libro a su lugar correspondiente.

"Mi esposa también era una gran admiradora de él," continuó Hiroki, quien ya estaba caminando hacia la cocina sin levantar la mirada "Una copia de cada libro fue autografiada para ella."

Nowaki ya no podía soportarlo más, ver como la persona que amaba se rompía con solo hablar de esas dos personas: su amor no correspondido y la esposa a quien pensaba había traicionado. Habría preferido otra ocasión, pero ver al profesor tan frágil sabía que no podía perder la oportunidad de sincerarse de una buena vez.

El profesor se encontraba en la cocina con sus manos sobre la tabla para recargarse mientras estaba sumado en sus pensamientos cuando sintió unos brazos que le rodeaban la cintura lentamente y un cuerpo que se juntaba con el suyo, transmitiendo al mismo tiempo un calor indescriptible. Se sorprendió, pero no podía mentirse al pensar que estaba incómodo ya que había estado antes en brazos del pelinegro.

Colocó su barbilla en unos de los hombros del otro, "No tiene por qué culparse de la muerte de Himeko-san."

"¿Qué sabes tú de eso?" preguntó quedamente mientras se preguntaba a sí mismo si se había visto demasiado obvio.

"Lo sé porque… lo escuché hablando con Usami-san el otro día en el hospital," confesó y sintió como el cuerpo del profesor se ponía rígido "No era mi intención…"

Intentó zafarse de los brazos de Nowaki, "Ocúpate de tus asuntos, ¿por qué tienes que entrometerte?"

"Porque estoy enamorado de usted."

Dejó de forcejear después de escuchar esas palabras, estaba atónito que no sabía que decir ante eso pero el pelinegro no había terminado todavía.

"Desde a primera vez que lo vi, en la clínica, no he podido sacarlo de mi cabeza. Pude notar una gran tristeza en sus ojos y me enamoré de esa mirada… pero ahora quiero verlo feliz," Hiroki bajó un poco la cabeza "Esa tristeza… es por culpa de Usami-san, ¿cierto?"

"El no tiene nada que ver en eso…" mintió.

"No preguntaré por lo que haya pasado," y a pesar de que estaba curioso por saberlo, sus palabras eran sinceras "Pero yo nunca haré que sienta esa tristeza. Dé se una segunda oportunidad…"

Cada palabra que Nowaki pronunciaba le estaba llegando en lo más fondo de su ser. ¿Segunda oportunidad? No se creía digno de ello, aunque que el joven médico estaba siendo sincero con él y podía saber muchas cosas, pero no podría entender lo diferente que era su vida ahora. Primero, y sobre todas la cosas, era su hija aunque eso dejara su felicidad en segundo plano.

"¿Podré reemplazarlos?"

Levantó su mirada y con todas sus fuerzas tomó las manos del pediatra para soltarse para después voltearlo a ver con enojo. Por su parte el de ojos azules sabía que había cometido un error en hacer esa tonta pregunta, pero ya no podía hacer nada al respecto.

"Será mejor que te vayas," le dijo tratando de sonar tranquilo.

"Hiro-san…"

"Tal vez no amé a Himeko como debí haberlo hecho, pero ella es y seguirá siendo la madre de Miku," desvió su mirada "No quiero que vuelvas, ni te acerques a mi hija. Ella es solo otra de tus pacientes."

Ni siquiera vio cuando el pelinegro se marchó, solo escuchó los pasos que se dirigían hacia la puerta y el sonido de esta al cerrarse tranquilamente. Cuando levantó la mirada el departamento se encontraba en silencio, camino unos cuantos pasos hasta recargar su cuerpo en el marco entre el comedor y la cocina, dejando caer su cuerpo lentamente hasta terminar en el suelo diciéndose mentalmente que había hecho lo correcto.

"¿Entonces por qué me siento tan mal?"

Continuara…

Notas finales:

(1)Sashimi: que consiste principalmente en mariscos o pescado crudos, cortados finamente. Se sirve junto a ellos una salsa (como salsa de soja, que es muy salada, con wasabi, o bien salsa ponzu) y un aderezo simple como rábano daikon rallado. Lo habitual es que los ingredientes se sirvan en crudo, aunque algunos se cocinan un poco, como el pulpo que se hierve ligeramente.

(2)Unagi: Es la palabra japonesa para las anguilas de agua dulce. El unagi es un ingrediente común en la cocina japonesa, sirviéndose como parte del unadon, un plato donburi con anguila en rodajas servida sobre una cama de arroz.

(3)Takoyaki: hecha básicamente de harina de trigo y unos trozos de pulpo. Se hace en forma de una bola (del tamaño de pelota de Ping Pong).

No soy experta en gastronomía japonesa pero investigué un poco y esto es lo que se me hizo más delicioso, además del sushi (… demonios ya tengo hambre).

¡Lo siento lo siento lo siento lo siento! No me gusta retrasarme tanto y no seguro quieren leer mis excusas así que dejen un review con sus comentarios… y también pueden regañarme si eso las complace.

¿Y me tarde tanto para un capitulo corto? Enserio no saben el trabajo que me costo escribir esto.

Si tienes alguna sugerencia para este fic, la leeré con gusto.

Feliz super atrasada Navidad y Próspero Año Nuevo 2012.

Mata ne~


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