Bien, era ahora o nunca, se levanto de su cama, sus manos temblaban, sus labios temblaban, sudaba frio, su color de piel daba un aspecto casi amarillento, casi podía jurar que tenía un tic nervioso en el ojo, no había dudas de que él se veía completamente mal, cualquiera que lo mirase diría sin lugar a dudas que el chico estaba enfermo, pero él sabía que no era asi, eran aquellos nervios traidores que lo estaban matando lentamente, podía sentir su corazón latiendo en su garganta, un sentimiento tan horrendo, que crees que podrías vomitar tu corazón.
Decidió darse un baño, un largo y muy profundo baño.
Cuando creyó que había acabado con toda el agua de Japón salió, ya no podía evitarlo más, a pesar de todas esas horribles sensaciones que había experimentado esa mañana debía sacar el coraje, de donde quiera que fuese, pero debía tenerlo. Pensó en cada momento con su amigo, en aquel sentimiento que crecía dentro de su pecho, de aquello que sin duda y negación por otra persona podía llamar amor, aquel sentimiento que duraría siempre arraigado en su corazón y que no lo abandonaría, por lo que los nervios empezaron a irse, dejando solo a su corazón latiendo aceleradamente, sin duda, él podía hacerlo
Pero no estaba de más ir un rato con su mentor, a ver que podía el aconsejarle
- ¿Ken que haces aquí? ¡deberías estar haciendo lo tuyo ya! –le regaño, este no hizo mas que inclinarse y sonrojarse
- Es que yo… tengo nervios, los he controlado un poco pero aun asi… me da miedo
- ¿Y a que le tienes miedo Ken? –pregunto el rubio con voz seria, y el menor pensó que esa era una buena pregunta
- No lo sé… a todo, supongo, la verdad… a su reacción… a que no quiera hablarme
- ¿O que te rechace? –pregunto alzando una ceja, el otro chico no fue capaz de contestar –Mira Ken, lo máximo que podría pasar es que te dijera que no, si es asi, él seguirá siendo tu amigo porque, conociendo a ese chico, dudo que quiera perder un valioso amigo como tú por una razón como esa –le sonrió con cariño –y si hace eso, créeme que personalmente iré a darle una paliza que le dolerá por siglos, porque has sido muy valiente en hacer todo lo que has hecho solo por él ¿entendido?
- Entendido… muchas gracias –dijo como última despedida, él tenía razón, la verdad él no tenía mucho que perder, pero por el contrario, había mucho que ganar, asi que lo mejor seria ir pronto y avabar con todo aquello de raíz
Fue a la casa del moreno con un cd en la mano, el corazón aun le hacía difícil la tarea de respirar pero ya estaba acostumbrándose a la sensación, no podía ser tan malo, solo toco el timbre una vez cuando escucho un “¡voy!” proveniente del interior, inhalo y exhalo fuerte, ya no podía dar macha atrás, sería absurdo, y además, cuando vio al chico sonriente detrás de la puerta, sintió como muchas de sus dudas absurdas se iban de su mente, él era capaz de hacerlo
- ¡Ken! Me alegra verte por aquí ¡pasa! –casi que lo empujo adentro, el ojiazul sonrió, él siempre lo trataba asi, como si sola presencia iluminara todo su día, como si fuera algo muy importante… le encantaba esa sensación
- Hola Daisuke –le sonrió mientras se quitaba los zapatos –emm ¿hay alguien más aquí?
- No, tenemos la casa para nosotros –dijo tomándolo por los hombros haciendo una especie de celebración – ¿Qué quieres hacer?
- Quisiera mostrarte algo… ¿me prestas tu radio? –pregunto ladeando la cabeza un poco
- No lo pidas, esta es tu casa tu puedes hacer lo que quieras –dijo indicándole la dirección que el otro chico ya conocía, instalo el cd con la música, era el fondo de la canción solo en guitarra que Yamato había grabado para él -¿Música instrumental? –dijo el moreno confundido, el otro rio un poco
- Karaoke –corrigió el mayor mientras conectaba el micrófono –Q-Quiero mostrarte algo
- ¡Cantaras! –el moreno se sentó en el suelo con una sonrisa que bien pudo haber alumbrado toda la ciudad de Tokyo por tres días -¿en serio? ¿y es para mí?
- Si –Ken bajo la mirada un poco, no era la primera vez, a veces él moreno lo obligaba a cantar en aquellos karaokes, pero siempre cantaban juntos por lo que podía disimular, ahora estaba solo por su cuenta –escúchala bien ¿sí?
- Por supuesto –sonrió el moreno y dejo que el otro afinara un poco su voz, aquí iba… directo al punto, no había más nada que pudiera hacer
Sé que no soy perfecto
Hay tantas cosas que no quise hacer
Pero sigo aprendiendo
Hoy solo sé que yo te hice sufrir
Y quiero que sepas antes de partir...
Que hoy por fin encontré
Hay una razón para mi
Para cambiar lo que fui
Una razón para seguir
Esa razón eres tu...
Perdón por lastimarte
Es algo que jamás podre olvidar
El dolor que sentiste
Solo quisiera poderlo borrar
Para decirte toda la verdad
Que hoy por fin encontré
Una razón para mí
Para cambiar lo que fui
Una razón para seguir
Esa razón eres tú, la razón eres tú,
La razón eres tú, la razón eres tu...
Sé que no soy perfecto...
Hoy solo sé que yo te hice sufrir
y quiero que sepas antes de partir...
Que hoy por fin encontré
Una razón para mí
Para cambiar lo que fui
Una razón para seguir
La razón eres tú...
La razón para mostrar
Mis sentimientos de verdad
Una razón para empezar
Esa razón eres tú...........
El moreno quedo en shock ¿le había dicho que era para él no es asi? Él no sabía que… pudiera tener aquellos sentimientos hacia él… ¿en serio era verdad?
- ¿Lo dices en serio? –dijo tratando de corroborar lo escuchado, el otro asintió, ya no era capaz de hablar –vaya… yo…
- Si me odias –le interrumpió el mayor –yo… lo entenderé, solo quería que lo supieras, no podía soportar más callarlo y…
- Ken…
- Y además… no me arrepiento… al menos ahora lo sabes –dijo casi sollozando –porque y-yo…
- Ken…
- Yo nunca me había sentido asi… y por eso –el mayor callo, sintió como era aprisionado en el pecho del menor, este reía un poco
- Vaya… hiciste esto para mi ¿Cómo demonios crees que podría odiarte si seguramente te costó horrores hacerlo? –el mayor se calmo, aquello le sentó como un refrescante balde de agua, al menos él no estaba enojado –Muchas gracias, me hace feliz saber que sientes eso
- Yo… no es nada –dijo ahora correspondiendo su abrazo
- ¿Y sabes otra cosa? –el moreno se acerco al oído del otro, este ruborizo un poco
- ¿Qué?
- Adivina –lo separo un poco para verle a los ojos –eres correspondido –el mayor abrió los ojos ¿hablaba en serio? Entonces… todo si había funcionado, sonrió como nunca había sonreído antes
- ¿De verdad?
- Por supuesto –alzo su rostro para hacer que los labios de ambos se encontraran, y asi, luego de tantas vueltas, lo había dicho, y no podría estar más feliz y orgulloso de aquello. Aunque después de eso, cierto moreno le obligara con cierta frecuencia a cantárselo de nuevo, aunque ahora lo hacía con gusto, porque sabía que todo era verdad, y la persona que mas amaba en el mundo, su razón de existir, sentía lo mismo por él
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