Kiba estaba demasiado enfadado, Akamaru intentaba animarlo pero era inútil, simplemente quería matar al chico de la arena y hacerlo parecer un accidente. Se sentó en el suelo, los arboles que los rodeaban lucían kunais, shurikens y marcas de garras. Era la forma en la cual podía sentirse mejor.
El cachorro se puso en estado de alerta, el castaño olfateo el aire y supo que se trataba de su hermana. La chica le dijo que debía volver a la casa ya que había una reunión importante y debían discutir algo con su madre. Con bastante mal humor obedeció y siguió a la castaña.
-Todavía no puedo creer que sea cierto- dijo Kankuro con una sonrisa- No creí que saldrías conmigo…-
-No veo la razón para pensar eso…- dijo tomando asiento en un sofá- la verdad me caes muy bien-
-Aunque creo que no de esta forma- se ubicó junto al pelinegro- Pero quiero que podamos llevarnos mejor y que llegues a quererme. La verdad daré mi mejor esfuerzo-
-Me siento mal por… Kiba-
El nombre del Inuzuka disparaba los nervios del marionetista, no quería oír hablar de él, quería que Shino se alejara de ese tipo de pensamientos y de hecho se le ocurría una muy buena forma de hacerlo. Pero antes de pensar en eso, debía hacer algo debidamente y aprovechar esa oportunidad.
Sujetó al chico de los insectos del hombro izquierdo y lo empujó para dejarlo sobre el sofá. Luego de ver que el Aburame estaba más confundido que consciente, se ubico sobre él y tomó sus labios como tenía deseos de hacerlo desde el principio. Finalmente podía sentir la calidez del interior de la boca del chico, era mucho más placentero de lo que hubiese imaginado en un principio.
Shino hizo un movimiento con el brazo para apartar al chico de Suna, lo logró y jadeó insistentemente… había sido bastante oportunista. Solo dirigió la mirada hacia el marionetista, este cerró los ojos, lo había rechazado como un reflejo involuntario y eso no era lo que debía hacer. Así que buscó remediar su error.
-Creo que…-
Kankuro no terminó de completar la frase cuando el chico de los insectos fue quien lo besó profundamente. Había sido toda una sorpresa, pero realmente Shino estaba besándolo y lo hacia con bastante experiencia. Lo sujetó de la cintura con una mano mientras la otra deshacía la atadura de los botones de la amplia chaqueta, la playera de red que llevaba debajo marcaba la figura del muchacho… que por cierto era muy buena.
¿Para qué desaprovechar una oportunidad tan maravillosa? Simplemente debía seguir el juego, seguramente todo iba a terminar bien y tal como había querido. El chico se separó del Aburame para retomar un poco de oxígeno, la tentación era demasiada, pero debía ir con calma y hacer las cosas como era debido.
-Vaya…- dijo pasando un pulgar por sus labios- eso no me lo esperaba-
-¿Seguro? Yo diría que era lo que estabas deseando-
-No voy a mentirte- sonrió- Es una pena que me haya tardado tanto- suspiró- porque tendré que renovar mi permiso para permanecer en esta aldea un tiempo más-
Shino arqueó una ceja. Kankuro debía volver a la aldea que le correspondía, no representaba mayor problema por Kiba entonces, pero aun así el castaño no iba a estar muy feliz si se enteraba que ellos dos estaban “de novios”. Después de todo se había quedado con el chico de la arena, hacia quien, según en sabía, tenia sentimientos el Inuzuka.
-¿Me acompañarías a ver a la maestra hokage?- preguntó el Aburame.
-Por supuesto, también tengo que hablar con ella después de todo- ambos chicos se dirigieron a la salida- Oe,…- lo besó- vamos-
Caminaron hasta la oficina de la mujer dentro de sus conversaciones habituales. Realmente a Shino le agradaba la compañía de quien, en ese momento, estaba en plan de novio. En cuanto llegaron ante la presencia de la rubia, esta les dio la bienvenida y preguntó cual era el asunto que los había llevado a visitarla.
-Vera…- comenzó el marionetista- mi permiso termina hoy y debo abandonar la aldea hasta renovarlo-
-La renovación del permiso no tiene excepciones, Kankuro- aclaró la mujer- no puedes permanecer más tiempo que el señalado en tu permiso de residencia-
El chico de la arena tenia pensado protestar, justo que había logrado su objetivo no podía estarle pasando eso, le parecía realmente injusto. No estaba muy seguro de poder convencer a la rubia de extenderle el permiso por un par de días más, pero quien no arriesga no gana y debía hacer el intento.
Simplemente Tsunade volvió a repetir el planteo anterior, incluso antes de que el de negro dijese una palabra. El chico de Suna chasqueó la lengua con molestia y apretó las vendas de la marioneta. Estaba bastante frustrado, pero no podía discutir con ella, así que lo acepto sin decirle nada.
-De acuerdo- suspiró- supongo que no puedo hacer nada más-
-¿Qué asunto te trae por aquí, Shino?-
-Venia a hacerle una petición…- dijo tranquilo.
El castaño caminaba por las calles bastante transitadas de la villa, generalmente la tarde era el punto mas activo puesto que de día el calor era insoportable y nadie se atrevía a salir en el pleno horario de sol. Miró a uno de los lados y pudo distinguir el banco en el cual se había acostado hacia un tiempo. Se acercó al mismo y se recostó cómodamente.
Estaba intranquilo, no disfrutaba para nada de las cosas que habían pasado últimamente, sobretodo de lo que había visto. No podía quitar la imagen de su mente de Shino besando al chico de la arena como si nada, le parecía una mala broma, pero en realidad era el Aburame.
-Kiba, ¿No te parece que estas siendo desconsiderado?-
-No me digas que hac…- miró a quien le estaba hablando- Kankuro…-
-Lamento decirte que me voy de la villa. Te lo aviso para que no te extrañes si no me encuentras deambulando por ahí- llevaba su bolso- pero nos veremos pronto…-
-Si, lo que digas…-
Kiba se quedó mirando al marionetista con recelo en cuanto este le extendió la mano fraternalmente. No le caía demasiado en confianza ese gesto del chico de negro, hacia nada que se miraban con odio y le extendía la mano como si nada hubiese ocurrido. Se quedo inmóvil y solo observando que hacia el mayor.
-No seas así- sonrió- quiero irme en paz contigo… después de todo ya no hay motivos para discutir-
-¿Eso significa algo en particular?-
-No tengo nada contra ti, así que si no tienes nada contra mí ¿Por qué pelearse?-
Finalmente pero sin mucha confianza en las palabras del de Suna, sobretodo por la parte en la que le había dicho que ya no tenían un motivo para discutir, estrechó su mano. No quería que permaneciese un minuto mas en la aldea, quería que se fuera y que le dejara el camino libre para encontrarse con el Aburame. Como un gesto de amistad y, sobretodo para chequear que se iba, el chico lo acompaño hasta la entrada de la aldea.
Una vez allí, lo dejo hasta verlo dirigirse fuera de la villa. También notó que no se hallaba sólo, desde su posición lo vio alejarse en compañía de otro muchacho. Ese chico era pelinegro, llevaba un pantalón negro y una camisa de manga corta. No llevaba el protector de la aldea.
-¿Ese quien será?- pregunto el castaño- No recuerdo haberlo visto en otra parte-
Aun así no entendía por qué se había sentido tan mal en cuanto el compañero de Kankuro había volteado a mirarlo con ese par de brillantes y afilados ojos color miel. Por alguna razón pensaba que no debía dejarlo irse de la villa, pero no hizo caso a su instinto y siguió como siempre.