Capítulo IV
La mañana había llegado a su inicio, y aunque el sol aún no había salido por completo, el joven chino ya se había levantado y se estaba dando un baño, pues necesitaba prepararse para hacer el desayuno, y tenía tantas ganas de realizar algo verdaderamente delicioso, después de todo ese desayuno lo iba a comer el joven ruso que estaba aún acostado en la cama.
El hecho de que Kai aún siguiera en la cama le extrañaba sobre manera puesto que en el pasado el joven soviético solía levantarse al alba, pero ahora seguía plácidamente dormido así que sin hacer tanto ruido terminó de bañarse y salió de aquella habitación para dirigirse a la cocina para hacer su tarea.
Como era de esperarse la cocina se encontraba totalmente desierta, sabía que sus amigos solían levantarse un poco más tarde, y mientras seguía con sus cavilaciones recordó que en la noche había dejado a Kenny y a Max hablando solos en la sala, se preguntaba que era lo que habían hablado aquellos dos, y le intrigaba mucho más el hecho de que el más joven hubiese querido hacerlo a solas, en la noche no le había prestado la atención necesaria a ese detalle pues tenía su atención casi por completo en el ruso. Lo que consideraba normal después de los muchos años que habían estado sin comunicación.
- Al parecer amaneciste de muy buen humor este día Rei –
- ¡Max! – gritó el chino – no me asustes de esa manera
- Lo siento, lo siento no era mi intención –
- De castigo tendrás que ayudarme a preparar el desayuno –
- Claro que si ¿Y Kai? –
- Aún está dormido – contestó Rei recordando la acción que había hecho en la noche al tocar su cabello
- Que sorpresa, el viaje desde Rusia debió ser muy pesado para él –
- Yo también me sorprendí de que siguiera dormido –
- ¿Y pudieron hablar anoche? – preguntó Max tratando de saber de la conversación de ambos chicos
- Si –
- ¿Y de qué hablaron? –
- De cosas triviales – fue la contestación de Rei sin tomarle importancia a la curiosidad de Max
- Bueno supongo que la relación de antes entre ustedes está como si nada –
- Si eso creo yo, sin embargo… - Rei paró lo que estaba haciendo para sentarse en uno sillas que estaba en la cocina
- ¿Pasó algo? –
- Es una tontería –
- ¿Qué es una tontería? – cuestionó Max demasiado interesado por lo que le quería decir su amigo
- Yo… es que… pues… -
- Rei, es la primera vez que te veo así, pero sabes que puedes confiar en mí –
- Gracias Max, pero … - se detuvo – bueno siento como si estuviera siendo desplazado de la vida de Kai –
Max no hizo más que asomar una pequeña sonrisa en su rostro, así que las deducciones de Kenny no estaban del todo erradas, pensó con entusiasmo y aquel dichoso plan que había trazado con su amigo ruso podía arrojar mejores resultados de los que ellos mismos esperaban.
- ¿Desplazado? – preguntó con inocencia
- Si, es que… no sé, siento que he dejado de ser amigo de Kai –
- Pero si me acabas de decir que su relación es como la de antes – dijo Max sorprendido por la complejidad de la relación entre sus amigos
- Pero con Tala al lado de Kai… - soltó sin medir las palabras
- ¿Y eso te molesta? –
- De cierta forma sí – se atrevió a confesar el oriental
- ¿Y ya le dijiste a Kai? –
- ¿Cómo se te ocurre eso Max? – gritó Rei casi molesto – No sé como se te ocurrió eso
- Pues si algo te molesta de Kai yo creo que debes decírselo – dijo en tono de elemental
- No le voy a decir algo como eso –
- ¿Odias a Tala? – preguntó el rubio sin más
- Por supuesto que no –
- Sientes que ya no será lo mismo ahora que Kai está casado –
- Si eso mismo – afirmó Rei – Imagina que queramos hacer algo y él no pueda por ese compromiso
- No creo que el matrimonio límite a nuestro Kai – le dijo Max
- El Kai de Tala – rectificó Rei
De pronto escucharon pasos cerca de la cocina y continuaron preparando el desayuno, ambos sabían perfectamente de quién se trataba y con un entendimiento silencioso decidieron dejar la conversación que involucraba al ruso que seguía en aquella habitación.
- ¿Ya está listo el desayuno, chicos? – preguntó el recién llegado
- No falta mucho Tyson – contestó Max saludando a su novio
- Buenos días – dijo otro inteligente chico llegando a la cocina
- Buenos días Kenny – respondieron los que estaban ahí
- No me digan que nuestro “simpático” amigo ya se fue por ahí sin decirnos nada – comentó Tyson hablando del ruso
- Kai aún no baja – reveló Rei
- ¿En serio? – preguntó atónito - ¿Y eso?
- No sé, creo que iré a buscarlo – dijo Rei saliendo de la cocina, pues lo cierto es que el ruso ya se había tardado en aparecer ¿Qué estaría haciendo a esa hora de la mañana?
Subió las escaleras poco a poco pues las palabras que su amigo Max le había dicho aún sonaban en su cabeza, ¿Sería apropiado decirle a Kai como se sentía desde que había sabido que estaba casado? Si como no, no tenía la cara para decirle semejante cosa a su amigo, y mucho menos cuando él mismo no tenía del por que esa extraña sensación. Lo cierto es que cada vez era más molesta.
- ¿Puedo pasar? – preguntó Rei cuando llegó a la puerta de la habitación que compartía con Kai, y después de un tiempo no recibió respuesta
- ¿Kai? – volvió a preguntar esta vez abriendo lentamente la puerta pues temía que aún estuviera dormido.
Pero cual fue su sorpresa al comprobar que efectivamente aún estaba acostado en la cama y conforme iba avanzando hacía él notó que sus ojos permanecían cerrados. ¿De verdad Kai estaría dormido a esa hora de la mañana?
- ¿Kai? – volvió a llamar Rei dulcemente - ¿De verdad estás dormido?
Pero el joven oriental seguía sin recibir una respuesta, se detuvo justo delante de la cama y notó que la respiración de Kai era tranquila y que todas sus facciones estaban en total reposo, lucía tan increíblemente pacífico, nada que ver con las miradas mordaces que solía presentar cuando estaba despierto. Incluso llegó a pensar solo por un segundo que esa persona que yacía en la cama no era su amigo bicolor. En el pasado ya había visto dormir a Kai, pero no tenía comparación a lo que veía ahora, sería que todo había cambiado gracias a Tala.
¡Otra vez esa maldita sensación de molestia! ¿Cómo era posible que Kai hubiera cambiado en ese aspecto solo gracias a la compañía de su esposo? Y fue cuando a su cabeza le vino un pensamiento tremendamente perturbador. ¡Tala y Kai dormían juntos! Todas las noches de Kai éste las compartía con su pelirrojo esposo. Y probablemente… no, estaba seguro de ello, habían pasado más de una noche experimentando el placer del sexo, por que eso era ¿No? Si su matrimonio era uno arreglado no podía llamarse de otra manera a la entrega carnal. ¿O acaso si sentían más que deseo cuando lo hacían? Y lo peor, ¿Por qué él sentía que le hervía la sangre cuando lo pensaba? Nunca había tenido esa clase de pensamientos por nadie, y eso lo asustaba mucho. Una cosa era sentirse desplazado por Tala en el ámbito amistoso, y una cosa muy diferente sentir celos cuando pensaba en la vida íntima de Kai y Tala.
¿Celos? ¿Su mente había dicho “celos”? No, no podía sentir celos de la relación de sus amigos rusos ¿O sí? ¿Esa era la razón por la cuál se sentía tan mal? Pero si en verdad fueran celos los que sentía, solo se podía llegar a la conclusión de que sentía algo más que amistad hacía Kai. Por que era más que obvio que le molestaba por Kai, no por Tala. Si le hubieran dicho que Tala se había casado con quién sabe quien no se hubiera sentido así. Pero tratándose de Kai las cosas cambiaban mucho. Pero si todo eso era cierto, ¿Desde cuándo se sentía así por su amigo? Tenía años que no lo veía, y ahora que se reencontraban se enteraba que estaba casado y con Tala, para “mejorar” la situación, y de la nada sentimientos de molestia, enojo y “celos” nacían en él, sentimientos que iban más allá del sentirse desplazado como amigo.
Debía, tenía que aclarar muy bien sus pensamientos y sentimientos antes de cometer un error. Pero por lo pronto debía despertar a Kai para desayunar, y así poder realizar las actividades que habían planeado para esa reunión de los Bladebreakers.
- ¿Kai? – insistió el oriental – Kai despierta creo que es un poco tarde – dijo pero Kai seguía sin responder – Kai será mejor que despiertes, tenemos que desayunar para irnos - dijo esta vez poniendo su mano sobre su cuerpo para agitarlo un poco, sin obtener resultado pues Kai seguía dormido, cosa que lo empezaba a preocupar - ¡Kai, Kai despierta ya! – dijo esta vez tocando la cara del ruso - ¡Por dios, estás ardiendo en fiebre! – gritó el chino al comprobar que Kai no despertaba por que estaba enfermo ¿Cómo no lo había notado? ¿Desde cuando su amigo estaba así? Solo una vez había visto enfermo a Kai, pero se había recuperado al instante, aunque esta vez debía hacer algo por que para que Kai ni siquiera despertara se trataba de algo serio.
Rápidamente volvió el cuerpo de Kai hasta dejarlo boca arriba, y lo despastó, necesitaba bajarle esa temperatura y el que estuviera cubierto no ayudaba en mucho. La cara de Kai se encontraba tremendamente roja, era algo imposible de notar debido a la palidez casi extrema que presentaba el ruso en su tez.
- ¿Kai me escuchas? – preguntó Rei cerca de la cara de su amigo – Kai necesito que despiertes por favor – insistía y de pronto el bicolor comenzó a quejarse y a tratar de abrir los ojos, sin enfocar lo que estaba frente a él.
- ¿Rei? –
- ¡Gracias al cielo que despiertas! – comentó Rei un poco más aliviado, el que no despertara solo era una mala señal –
- ¿Qué sucede? No me siento nada bien –
- Y con justa razón – le dijo Rei bromeando – estás que ardes en fiebre y necesito que me digas si eres alérgico a algún medicamento o comida
- No lo sé –
- ¿Cómo que no lo sabes Kai? –
- Solo… solo no grites, por favor me duele la cabeza – pidió Kai que seguía con los ojos cerrados
- Disculpa – dijo Rei apenado – iré a la cocina por trapos, agua y te traeré un té mientras llamamos a un médico para que venga a verte
- No – protestó como pudo el enfermo – hay un remedio ruso que funciona, según Tala
- ¿Tala? – preguntó visiblemente molesto. Incluso en una situación así se acordaba de su esposo. Pero hasta cierto punto era normal, arreglado o no, en aquel matrimonio por debía haber cariño - ¿Y cuál es?
- En una región de Rusia es popular dejar una cebolla cruda partida sobre la mesita de noche para la recuperación del resfriado, gripe o fiebre –
- Eso es totalmente ridículo – dijo Rei pensando que su amigo estaba delirando por la fiebre
- Prefiero eso que al doctor –
- Iré a la cocina y si con los trapos no consigo nada, llamaremos al doctor, ¿De acuerdo? – decía Rei quien se dirigía a la puerta para salir de ahí e ir directamente a la cocina
- No olvides la cebolla – pidió Kai antes de que su amigo saliera.
Cuando Rei bajaba las escaleras no pudo evitar soltar una risilla, y no es que la situación de su amigo le causara gracia, sino que lo gracioso era que Kai Hiwatari creyera una patraña como aquella, pero esa sonrisa inmediatamente se borró de su rostro, quizás no creía en eso, pero por tratarse de algo que Tala le había dicho… ¡Los celos nuevamente se hacían presentes cuando menos los necesitaba!
- ¿Qué sucede Rei? – preguntó Tyson - ¿Y el señor de los hielos?
- Chicos, necesito que me ayuden – habló – Kai esta resfriado
- ¿Pero cómo si ayer se encontraba perfectamente bien? – preguntó Kenny muy asustado
- Ya lo sé, así que Max llama a Tala para preguntarle si Kai tiene alguna alergia hacia algún medicamento o alimento – pidió Rei – Tyson necesito agua fría en un recipiente y unos trapos, trataré de bajar la fiebre de Kai – dijo Rei mientras se daba la vuelta para regresar con su amigo enfermo - ¡Casi lo olvido Kenny! ¿Podrías partir una cebolla por la mitad y llevarla a la habitación? –
- ¿Una cebolla? – preguntó el menor pero ya era demasiado tarde pues Rei había emprendido hacía la habitación para cuidar a Kai - ¿Para qué querrá Rei una pedazo de cebolla? –
- No lo sé, pero será mejor que nos demos prisa – dijo Max – será mejor que tú llames a Tala, Kenny yo no tengo su teléfono mientras tanto yo partiré esa cebolla –
- De acuerdo –
- Iré por los trapos – dijo Tyson saliendo de la cocina
Kenny inmediatamente fui hacía la sala y tomó el teléfono, de su laptop sacó el teléfono de la empresa principal de Kai, Bio Volt sabía que ahí podría encontrar a Tala. Cuando le contestaron al otro de la idea lo hicieron en ruso, así que en inglés pidió que le hablaran en ese idioma, además de que pidió que lo comunicaran con Yuriy Ivanov, que era una cuestión sumamente urgente. Y en menos de dos minutos el joven ruso ya contestaba el teléfono.
- ¿Diga? – contestó con suma elegancia
- Hola Tala, soy Kenny – se presentó
- Hola Kenny, ¿A qué debo el honor de tu llamada? Espera no me digas, ¿Acaso Kai ya mató a alguien? – preguntó de manera graciosa
- No, si te llamo es para saber si Kai es alérgico a algún medicamento o alimento –
- ¿Alérgico? No que yo sepa ¿Por qué? – preguntó el ruso intrigado
- Verás, esta mañana Kai amaneció con mucha fiebre y antes de darle algo queríamos saber eso –
- ¿Enfermo? – preguntó atónito – es casi imposible que ese pedazo de hielo andante se enferme ¿Quién lo cuida?
- En estos momentos Rei –
- De acuerdo pásame a Kon – pidió
Kenny caminó a toda prisa por la casa hasta llegar a la habitación en la que se encontraba Kai, no sin antes advertirle que Rei no sabía nada y que debía ser cuidadoso con lo que iba a decir, a lo que Tala solamente afirmo.
- Tampoco esperaba a que el primer día se descubriera todo – comentó el pelirrojo
- Solo te aviso – dijo Kenny –
Kenny llegó a la habitación y tocó la puerta, entró hasta que Rei le dio el pase y un poco preocupado miró la mala en la que estaba tendido Kai.
- Rei, Tala quiere hablar contigo – dijo Kenny acercándole el teléfono
- ¿Conmigo? – preguntó muy nervioso
- Si, toma –
- ¿Di…diga? – titubeó al contestar
- Kon, ¿Cómo está mi esposo? – preguntó Tala preocupado pero enfatizando la palabra esposo
- Kai… Kai… trato de bajarle la temperatura –
- Creo que tendré que dejarle la empresa a Bryan y viajar inmediatamente para allá –
- ¡No! – gritó Rei pues no quería que ese pelirrojo estuviera cerca de Kai – No es necesario, lo cuidaremos bien y te mantendremos al tanto
- Lo dejo en tus manos entonces Rei – dijo Tala tratando de no reír por la actitud del neko. Kai tenía todas las de ganar.
- No te preocupes – dijo a punto de colgar
- ¡Rei! – gritó Tala antes de cortar comunicación con el chino - ¿Ya pusiste la mitad de una cebolla sobre la mesita de noche? –
Terminado el lunes 17 de Enero de 2011. A las 01:25 am