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Miroku: It Never Ends por Kurenai Mido

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Notas del capitulo:

Gomene por tardar tanto! Pero nada me produce más satisfacción que colaborar con ampliar la mente de las yaoistas, así que venga el chapter 5 de los hermanos Miroku!

 

Con lágrimas en los ojos, lágrimas de amor y de profundo alivio, Natsuhiko contempló como su hermano se vestía en el cuarto, listo para abandonar el hospital, pues le habían dado de alta. Habían pasado veinticinco días desde que entrara, casi un mes de amargo sufrimiento y dolor, pero toda esa pesadilla estaba por quedar atrás. Yukihiko notó que lo miraba y le sonrió.

-¿Todo está bien, Natsu-chan?

-Por supuesto que sí. Dime, ¿necesitas que te ayude con eso?

-Tal vez- sugirió con un tono pícaro. El mayor se le acercó y le abrochó bien la capa, con el cuello levantado para protegerse del frío. Sin que se diera cuenta, Yukihiko lo abrazó y lo besó dulcemente, enrojeciendo de vergüenza y de placer al sentir esos labios cálidos sobre los suyos. El pequeño Miroku estuvo todo lo que quiso, hasta que oyeron pasos.

-Luego, Yuki-san- murmuró Natsuhiko. Entonces entró el doctor Kurumi y la doctora Kobayakawa.

-Buenos días, caballeros- dijo Kurumi con tono alegre; luego agregó para su paciente:- ¿Listo para volver al mundo, señor Miroku? ¿Cómo se siente?

-Perfecto, y con muchas ganas de volver a mi casa. ¡Necesito respirar un poco!

Como era norma del hospital, Yukihiko se sentó en una silla de ruedas y su hermano lo llevó al ascensor, con los doctores detrás. Narutaru se había ofrecido a cargar sus cosas en el auto y los esperaba abajo, así que todo estaba listo y todo debía salir perfecto. Hasta el sol brillaba sobre sus cabezas para que la armonía fuese completa. Yukihiko parpadeó un poco, asombrado.

-Vaya… había olvidado lo que es mirar el cielo directamente y no detrás de una ventana.

-Disfrútelo mucho, pero recuerde- advirtió Kurumi- debe reposar unos cuantos días más. Es milagroso que se haya recuperado en tan poco tiempo, teniendo en cuenta la delicada operación que sufrió, pero aun así no hay que correr riesgos innecesarios. Y debe volver para hacerse un chequeo…

-… dentro de quince días, lo sé. Estaré aquí.- Yuki sabía que lo decía con buena intención, ¿pero su médico sabia que junto con el corazón de Seo-Lin había adquirido un inmenso poder? Sentía correr junto con su sangre la fuerza del viento y de las tormentas, y con mucha humildad reconocía que era un hombre superior físicamente, a pesar de padecer la Reacción Cristal. No pretendía hacer nada estúpido, pero tenía una promesa que cumplir: debía buscar a Rai Gyozu y eliminarlo, lo más pronto posible. Se levantó de la silla con vacilación, temeroso de caerse, pero Natsuhiko estaba allí y le sostuvo el brazo. Con esa maravillosa excusa a su disposición, el Miroku menor se le acercó mucho y apoyó la cabeza sobre su hombro, soltando un suspiro de satisfacción.

(…)

Narutaru tenía un convertible amarillo muy cómodo, y los hermanos Miroku se sentaron juntos en la parte de atrás. Fue generoso de su parte, considerando que los chicos ardían de ganas de abrazarse y de tocarse y en todo ese tiempo apenas si habían podido hablar de lo que sentían. Yukihiko se hizo un ovillo y se abrazó a su ni-san, luego de enterarse que Naru conocía su secreto.

-No los juzgo- repitió ella- no puedo juzgar el amor verdadero. Solo asegúrense de ser valientes y vivir cada día al máximo. La vida es muy valiosa como para desperdiciarla.

-Tienes razón, Naru-san. Después de pasar casi un mes ahí adentro, te aseguro que no quiero perder ni un minuto lejos de Natsuhiko. Ahora vamos a ser novios, ¿ne, ni-san?

-Yuki…- al mayor todavía le daba vergüenza pensar en su hermano como novio, y más delante de otra persona, pero igual dijo:- yo te amo y procuraré hacerte feliz, lo prometo. Aun así debemos ser prudentes con lo que decimos y hacemos, porque no todos serán tan comprensivos como Naru.

-Por supuesto- el moreno apoyó la cabeza contra su pecho y no dijo nada más, dormitando un poco, satisfecho de saber que ya nada se interponía entre él y sus deseos: ahora que había vencido a la muerte, Natsuhiko cumpliría su promesa y lo amaría por sobre todas las cosas.

-Bien, esta es la parte en que yo me voy- declaró Naru una vez que los hermanos se hubieran instalado en su casa; a los dos les brillaban los ojos.- No me gusta interrumpir…

-Pero, Naru-san, tenemos asuntos pendientes, ¡debemos ir a destruir a Rai!- exclamó el Miroku menor.

-Lo sé. Conversaremos sobre eso a fondo pero en el momento adecuado, que obviamente no es ahora. Ustedes necesitan estar solos hoy.- Los miró con picardía.- Los llamaré mañana para ver si todo está bien.

-En ese caso- dijo Yuki abrazándola brevemente- gracias por todo, amiga.

Una vez que ella se fue, Natsuhiko le echó el seguro a la puerta, regresó junto a Yukihiko, le pasó los brazos por la cintura y hundió el rostro en su cuello. Como antes, exudaba un delicioso aroma a juventud y a vida, aroma que era embriagador. Tras un ligero titubeo el menor también lo abrazó por el cuello y se dejó arrastrar así como estaba al gran sofá de la sala.

-Te quiero- susurró el moreno de un modo simple y dulce.

No tenían ganas de hablar ni de hacer nada que involucrara tener que moverse, así que solo se quedaron allí echados, bien pegaditos, acariciándose de vez en cuando, hasta que se quedaron dormidos. Natsuhiko, sin embargo, acostumbrado a las vigilias diarias en el hospital, despertó mucho antes que el moreno, y sintió una alegría ilimitada al encontrarlo sano y salvo junto a él. Recién en ese momento tomó conciencia de todo lo que había pasado y de lo cerca que había estado de perderlo para siempre, por lo cual se le escaparon unas lagrimas. ¿Qué hubiera hecho él sin Yukihiko?

Sin pensarlo mucho le dio un beso fugaz en la boca, que sin embargo alcanzó para que se removiera y abriera un poco los ojos. Acto seguido, Yukihiko bostezó con toda la gracia de un gatito recién nacido.

-Ah, ni-san… buenos días…

-Querrás decir buenas noches- señaló Natsuhiko divertido. Habían salido del hospital alrededor de las dos, y ya eran más de las siete. Para ser invierno ya era de noche, aunque el clima era agradable.- Espero que hayas soñado con cosas hermosas.

-Puede ser. Soñé contigo.

-Ahh… ¿sí? Que tierno eres…- le dio otro beso en la boca.- Creo que ya es hora que nos levantemos, cariño, ¿no te parece? Seguramente querrás cenar algo ya.

El rostro de Yukihiko se iluminó de repente al pensar en la comida.- ¡Es verdad, tengo hambre!- Se desperezó de nuevo, pero sin salirse del abrazo.- Cocinaré algo para los dos. Como antes. ¿Te gustaría, ni-san?

-Claro que me gustaría. Tienes un don para la cocina, aunque no lo uses mucho.

Al principio Natsuhiko trató de ayudarlo, pero Yuki no tardó ni diez minutos en ordenarle que se sentara y lo dejara a él ocuparse de todo: estaba muy enérgico y solo lo hacía mejor. El peliverde lo veía tan contento y animado que no se atrevió a interrumpirlo. Excepto cuando se lo pidió.

-Natsu-chan, ven y prueba esto- dijo Yukihiko- a ver si te gusta.

-Mmm… tú haces el mejor sushi del mundo, ¿sabías?- elogió el Miroku mayor. Yukihiko le dirigió una de sus sonrisitas y siguió con la suyo, pero Natsu no se apartó. Lo abrazó por atrás, poniendo las manos sobre su cintura y la cabeza sobre su hombro.

-¿Qué pasa, onichan? ¿Sigues triste?

-Todo lo contrario. Estoy muy ansioso de saber que nos depara el destino de ahora en más.

-Y…

-Y, no quiero sonar grosero, muy lejos de mi está el ofenderte, pero… ya que voy a ser tu novio, tengo ganas de hacerte unos mimos, de esos que es necesario no llevar ropa puesta, ¿entiendes?- Aspiró fuerte el olor de Yukihiko y soltó un ligero gemido de placer.- Se que tu debes desearlo tanto como yo.

(…)

La cena fue muy dulce e íntima; rieron y juguetearon el uno con el otro, se dieron de comer en la boca (Natsuhiko lo hizo) y disfrutaron infantilmente de su primera noche como pareja. Lejos de miradas indiscretas pudieron dar rienda suelta a sus emociones, sin temor a que los señalaran si se tocaban o se miraban con demasiado cariño. Luego, Natsuhiko ordenó todo mientras Yuki subía a darse una ducha; cuando el peliverde subió lo encontró leyendo una revista en la cama.

-¡Cómo! ¿No te acostaste? Así te vas a resfriar.

-Tontito- retrucó el moreno, divertido- no me meteré en la cama hasta que no vengas tú a arroparme.

-Ese placer no me lo perdería por nada- dijo Natsuhiko- dame diez minutos.

Se demoró un instante mirándolo.  Yukihiko era un hombre hecho y derecho, pero de a ratos tenía actitudes y manías un tanto infantiles, tal vez por su naturaleza agradable y confiada, y eso a él le gustaba sobremanera. Allí estaba, con su pijama negro blasonado con  un hermoso delfín azul, en toda su dulce inocencia, enloqueciéndolo de amor, y no por eso era un ingenuo de las cosas de la vida. Era el último miembro del clan Miroku y heredero del Viento Norte de los Sunekaei, y pronto tendría que probar su fuerza vengando a una mujer muerta. Se preguntó que retorcidos caminos ponían en manos de un joven tan sensible y tranquilo semejante responsabilidad.

Cuando Natsuhiko salió del baño cambiado con la ropa de dormir, Yukihiko dejó su revista (la Shonen Jump; Yuki es fanático de Black Cat) y se acomodó junto a la almohada, en actitud mimosa. El mayor sonrió y se sentó junto a él, abrazándolo por atrás.- Eres caprichoso…

-Bastante.- Yukihiko se echó para atrás y apoyó la cabeza contra el regazo de Natsuhiko, que lo meció amorosamente.- Pero yo te gusto así, ¿o no?

-Me atrapaste- dijo inclinándose para darle un beso en los labios- pero por hoy baste de juegos. Tenemos que dormir bien si mañana queremos levantarnos temprano.

-Ah, pero si ya dormimos…- protestó.

-No importa; vamos, adentro- dijo con suavidad y firmeza mientras apartaba las mantas. Yukihiko le sacó la lengua antes de meterse en la cama, y en cuanto Natsuhiko estuvo a su lado se apretó junto a él, restregándose contra su pecho. El mayor se sonrojó.

-Onichan, ¿lo disfrutas tanto como yo?

-Sí, pero…- le quitó los anteojos y los dejó sobre la mesita de noche- así es mucho mejor.

Apenas apagaron las luces hubo un sutil cambio de actitud en ambos Miroku. Natsuhiko percibió con más claridad que nunca el olor dulce de la piel de Yuki y, como sin querer, le dio un beso en la mejilla, luego otro en la comisura de la boca, y finalmente terminó devorándose esos labios sensuales y jóvenes. El moreno dejó su pose de inocente criatura para corresponder al beso como debía, entrelazando sus piernas con las del mayor y pasándole los brazos por el cuello. Así unidos sintieron como les aumentaba la temperatura en pocos segundos. Yukihiko decidió acelerar un poco las cosas, así que agarró la mano de su hermano y la metió por debajo de su pijama negro. El peliverde titubeó un momento pero comprendió la intención, entonces acarició con delicadeza, fascinado con los débiles gemidos que emitía el menor.

-Cielos, nunca creí que sería tan agradable… ¿Por qué será que cuando me haces eso me siento tan feliz?

Yukihiko era tan hermoso como falto de conocimiento en esos asuntos: un autentico virgen. Natsuhiko rió, volvió a agarrarlo fuertemente por la cintura y le habló al oído. Le habló de amor, de pasión, de deseo, de cómo dos personas podían unir todo eso para vivir una relación prospera y feliz.

-El cuerpo está hecho para ser amado y respetado, sin amor el sexo no vale nada… yo, por ejemplo, solo podría saciar mi deseo contigo, porque siento por ti cosas mucho más fuertes que una simple atracción física. Tú me llenas el corazón de alegría, me das una razón para vivir. ¿Yuki?

El moreno se había quedado dormido y su respiración se había aquietado. Natsuhiko colocó una mano contra su pecho y sintió como el corazón de Seo-Lin latía con fuerza; recién ahí el pudo dormirse también. Por unos instantes, mientras el menor le acariciaba la espalda y gemía al sentir como se entrechocaban sus lenguas, creyó que llegarían hasta el final, cometiendo el último y definitivo pecado, pero parecía que aún no. Igual, sabía dentro de sí que ese día llegaría. Lo ansiaba.

 

Notas finales:

jejeje un poco de fanservice nunca viene mal >.< aunq no se xq ultimamente no me sale mucho lemon y ni siquiera lime :( en fin, nos veremos en la proxima!


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