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Medicina Experimental por Izuspp

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Notas del capitulo:

Si alguien lo estaba esperando (Cosa que dudo lol) le ofrezco mis disculpas por la excesiva tardanza. Igualmente agradezco si lo están leyendo y sería realmente apreciado escuchar sus críticas constructivas.

Así que espero que lo disfruten, y también espero ahora poder actualizar más a menudo :)





Capítulo 5

Revelaciones y algo de magia

   En cuanto Jack y Kai se separaron del beso que compartían, el Doctor cambió la expresión de sorpresa que mostraba por su acostumbrado rostro indiferente. Kai abandonó el lugar, pero el Doctor no se movió de allí, estaba observando el rostro de Jack, el cual estaba rojo cual tomate maduro y también mostraba una gran angustia en su expresión. Las palabras tampoco le salían al castaño, por lo que el Doctor fue el que decidió hablar primero.

-No tienes que explicar nada Jack, el único que no conoce a Kai y que no estaba al tanto de sus costumbres eres tú. Créeme que no es la primera vez que lo he encontrado acosando a algún joven, y te confieso que incluso lo intentó una vez conmigo-
-¿Con... usted?- El rostro de Jack retomaba su color normal y sentía que su ritmo cardíaco comenzaba a disminuir, habían sido demasiadas emociones juntas, pero esas palabras por parte del Doctor lo tranquilizaban bastante.
-En efecto, pero, por supuesto que yo no dejé que llegara siquiera a acercarse a mí- el carmín no abandonó las mejillas de Jack al escuchar ese comentario.
-No sé qué fue lo que pasó, simplemente no pude moverme más y él continuó... bueno... besándome...- la última palabra la dijo en un tono de voz muy quedo, con muchísima vergüenza de solo decirlo.
-No tienes que explicarme nada Jack, Kai lanza el anzuelo y el que quede atrapado en el tendrá que atenerse a las consecuencias, ahora también sabes cómo es él, y depende de tí lo que pase después. Kai, tampoco es una mala persona, solo es un poco diferente.-declaró el mayor.
-Pero, yo no quiero… es decir... eso es ilógico... ¡además no lo conozco!-
-No te mortifiques por eso Jack…-

  Jack estaba muy confundido, que el Doctor le dijera esas palabras, ¿Quería decir que el Doctor estaba de acuerdo con ese tipo de relaciones? ¿O sólo lo decía por tratarse de Kai? El castaño pensó que tal vez ya los aldeanos estaban acostumbrados al comportamiento del moreno y algunos ya habían aceptado esas costumbres, y pensó que era bastante sorpresivo por parte de gente de campo, al parecer eran más civilizados que las personas de la ciudad. Jack se encontraba pensando en todas esas cosas hasta que tomó en cuenta nuevamente la presencia del Doctor.
-Doctor, ¿ocurre algo? Quiero decir, ¿A qué se debe su visita?-
-¡Ah cierto! Solo venía a traerte esto...- el Doctor tomó la mano de Jack y depositó en ella un pequeño frasco, inmediatamente Jack lo abrió, revelando lo que parecía un ungüento color verdoso.
-¿Qué es?-
-Ungüento para el dolor muscular, está hecho en parte con algunas de las hierbas que nos ayudaste a recolectar- explicó - Estaba seguro de que lo ibas a necesitar luego de la carrera de ayer, pero veo que alguien pensó en lo mismo y te dio algo mucho más efectivo- Jack no sabía si ese último comentario era una broma, ya que el Doctor jamás cambiaba su inexpresivo rostro, así que no podía adivinar si el pelinegro estaba intentando ser gracioso.
-Mu... muchas gracias... de verdad que me será útil… Doctor, no sé cómo agradecerle todo lo que hace por mí. Le prometo que en cuanto encuentre algo en lo que pueda serle útil, ¡Lo haré con gusto!- dijo el castaño sonriente y recuperado de todo lo anterior.
-No tienes porqué, ya te dije mis razones para ayudarte. En todo caso, si alguna vez necesito un favor tuyo no dudaré en pedírtelo. Ahora me retiro, estoy muy ocupado en la clínica- dicho esto y con un leve apretón de manos con Jack, el hombre abandonó la granja.

   Jack entró a su casa y se desvistió para comenzar a aplicarse el dichoso ungüento, pero entonces recordó las aguas termales, las cuales no había podido probar hasta ahora. Pensó en dejar la medicina para otra ocasión, de todas formas siendo tan debilucho como lo era, lo iba a necesitar muy pronto. De modo que se vistió nuevamente, tomó una toalla y salió en camino a las pozas.

  Jack abrió las puertas de bambú, siendo inmediatamente envuelto en una nube de vapor cálido, no podía esperar para entrar al agua. Rápidamente se desvistió, y metió primero un pie para probar la temperatura, estaba bastante caliente, y a pesar de que estaban en verano, eso no le desagradó. A continuación entró de cuerpo completo y se hundió en aquellas aguas tan relajantes. Inmediatamente comenzó a sentir los milagrosos efectos de las mismas, el dolor de su cuerpo le abandonó y comenzó a relajarse al punto de comenzar a dormirse, y sin poder resistirlo ni un momento más, allí mismo dentro del agua, el joven se quedó plácidamente dormido.

   Lo siguiente que Jack supo es que se encontraba nuevamente en la cama de la clínica, y lo peor, estaba completamente desnudo salvo por la toalla que cubría su cadera.
-¿Pero qué….? – no se explicaba cómo demonios había llegado allí ni el porqué.
-Así que al fin despiertas…- la profunda voz del Doctor se escuchó tras las cortinas azules y en unos segundos su figura apareció, mirando al castaño con ojos penetrantes.
-Do… Doctor… ¿Qué fue lo que pasó?- preguntó Jack bastante confuso.
-Te dormiste en las aguas termales…- explicó el pelinegro mientras se acercaba a la cama, Jack en seguida pudo notar algo extraño en el hombre, ya no lo miraba sin expresión alguna como de costumbre, si no que su rostro reflejaba algo distinto, el granjero no tenía idea de qué significaba eso.
  Pero a continuación, ocurrió algo mucho más extraño: al llegar a la cama el Doctor llevó lentamente su mano al pecho desnudo de Jack y comenzó a acariciarle lentamente.
-¿Qué… que hace?- preguntó alarmado, y un escalofrío recorrió todo su cuerpo al ver al rostro del pelinegro, ahora le sonreía, ¡Estaba sonriendo!, y no una sonrisa cualquiera, sino una que pondría cualquier depravado, justo como la sonrisa que Kai le había mostrado aquella mañana.
-No te asustes Jack- le dijo el mayor mientras su mano descendía peligrosamente hasta llegar a la toalla que cubría la cadera del castaño.
-Pero…- Jack no pudo decir nada en su defensa ya que quedó mudo al ver como el Doctor le desnudaba dejando sus vergüenzas al aire, los ojos del castaño casi se salen de su órbita al observar la mano del Doctor que estaba a punto de tomar su miembro.

-¡¡NOOOOOOOOOOO!!- Jack despertó en su propia cama en la granja, estaba vestido y cubierto por una manta. Se secó la frente ya que estaba sudando y frío, y casi es víctima de un paro cardíaco al ver que una figura se aparecía en la habitación y le llamaba por su nombre.

-¿Jack? ¿Qué ocurre?- cuando el castaño pudo distinguir bien, pudo notar que se trataba de Gray.
-¿Gray? ¿Por qué estás aquí?- preguntó cuándo logró reponerse del susto.
-Oh… verás…- Gray comenzó a hablar con su casi inaudible tono de voz  -Hoy es mi día libre y decidí ir a tomar un baño a las aguas termales, últimamente he estado tenso a causa del trabajo y pensé en relajarme un poco allí, pero cuando llegué te encontré desmayado allí adentro, por lo que te traje a casa…- explicó mientras se ocultaba detrás de la visera de su gorra como era su costumbre, dejando notar un leve rubor que cubría sus mejillas.
-Ya veo… muchísimas gracias Gray, encontraré una manera de pagarte- dijo Jack, que estaba levantándose de su cama, y entonces se dio cuenta. -¿Gray?... – la cara de Jack comenzó a tomar un color rojo más intenso cada vez – Si me encontraste en las termas… ¿Por qué estoy vestido?-

  La cara de Gray se tornó aún más roja que la de Jack, y comenzó a temblar bastante, señas de que estaba muy nervioso y avergonzado.
-Yo… tuve que… vestirte…- casi no se escuchó lo que dijo, pero bastaba con ver su reacción para averiguar lo que había dicho. A ese punto no se podía saber cuál de los dos estaba más apenado o más rojo. -¡Que suerte que ya estás bien! Entonces me retiro- dijo el pelirojo y salió corriendo de la casa.

-Gray…- en cierto modo era mucho mejor para Jack que Gray se hubiese ido ya que los dos se encontraban en una situación muy embarazosa, pero ya hallaría el momento y el modo de agradecerle por  haberlo salvado de la muerte por segunda vez en lo que llevaba viviendo allí. Cuando logró recuperarse del susto y la vergüenza, Jack cayó víctima de un shock bastante grande al recordar lo que estaba soñando hacía unos instantes.
-¿Qué me pasa? ¿Qué me pasa?- decía mientras daba vueltas desesperadamente de un lado al otro de la habitación mientras se revolvía el cabello. –Primero dejo que Kai me bese así sin más, y ahora comienzo a soñar cosas pervertidas con el Doctor… ¡No puede ser! ¿Qué me está pasando?- se preguntaba sin encontrar explicación alguna. –Podría ser que a mí… - antes de afirmarse eso tragó grueso -… ¿De verdad me gustan los hombres?- Jack paró en seco frente a un espejo que tenía en su habitación, examinándose como si estuviera enfermo.

  El castaño se puso a analizar la situación más cuidadosamente:
-En toda mi vida nunca me he enamorado, esa es una de las razones por las que pensaba que mi vida en la ciudad era un asco. Y no he tenido demasiadas novias, solo estuve con ellas para saber qué se sentía, no es que me desagradaba besarlas, pero, nunca sentí nada especial…- comenzó a repasar su vida. – No me fue desagradable tampoco el beso de Kai, aunque tampoco sentí nada fuera de lo común con él… pero eso es normal al besar a una persona de la cual no se está enamorado supongo… ¿Me pregunto qué sentiría si besara al Doctor…?- cuando se dijo eso comenzó a ponerse nervioso y el rubor abandonó totalmente su rostro para darle paso un color pálido.

-¡No es como si estuviera enamorado de él! Es solo que se me vino a la mente por todo eso del sueño ja ja ja…- se excusaba como si alguien lo hubiese escuchado. –Yo solo respeto y admiro muchísimo al Doctor, eso no significa estar enamorado ¿Verdad?... es decir, nunca lo he estado así que no sé cómo es… pero, no es lo mismo, y es cierto que pienso en él a menudo y que me gusta estar con él y a veces me pongo nervioso… estando… a su lado… pero…- el castaño se revolvió el cabello desesperadamente otra vez y continuó mirándose al espejo, para finalmente dar un profundo suspiro.

-Jack, te has enamorado por primera vez en tu vida…- admitió.

 
  El granjero no podía creerse lo que estaba admitiendo, simplemente era una locura, pero así era como se sentía, y no había otra explicación para todo lo que le estaba ocurriendo, pero ahora pensaba en todo lo que vendría después; si era cierto que se estaba enamorando, lo haría más y más cada vez, si el Doctor se seguía comportando así de atento con él como ese día, eventualmente sus sentimientos hacia él crecerían, y estaban en un pueblo pequeño en donde siquiera podrían estar juntos sin que todos los demás se dieran cuenta, y de todas formas, el que él se sintiera de ese modo no significaba que el pelinegro le pudiera llegar a corresponder algún día. ¡Vamos que seguro estaba ya comprometido con Elli inclusive!, era lo que Jack pensaba.

  El hecho de no poder avanzar con el cuido de su granja y el riesgo de quedar en la quiebra sin un lugar a donde ir, eran nada comparadas a la preocupación de lo que recién se había dado cuenta que sentía, pero ¿Qué podía hacer?, no podía dejar de ver al Doctor, no podía abandonar el pueblo, lo único que quedaba era ver si estaba confundido, o si sus sentimientos se disipaban con el tiempo.

-¡Concéntrate en la granja!- se dijo mientras se daba palmadas en las mejillas. Con todo lo que había pasado Jack hasta se olvidó de su dolor y cansancio por lo que decidió tomar el tiempo libre que le quedaba ese día para ir a explorar más el pueblo, o mejor dicho, las afueras del pueblo, nunca había tomado el camino detrás de su granja al contrario de las aguas termales por lo que decidió ir por allí y cuál fue su sorpresa al ver una cabaña en medio del bosque, y a las afueras de esta había un hombre alto, corpulento y con mucha barba, a quien Jack nunca había visto por lo que decidió acercarse a saludar y conocerlo.
    
-¡Hola! Buenas tardes- saludó.
-¿Mmm? ¡Hola! Supongo que eres Jack…- dijo el hombre con su voz que retumbaba en los oídos del castaño, y una vez más se daba cuenta de lo pequeño que era ese pueblo puesto que todos lo conocían sin haberlo siquiera visto nunca.
-Sí… Mucho gusto en conocerlo…-Jack le ofreció su mano.
-Gotz, mucho gusto también- dijo el hombre tomando la mano del granjero y dándole un exagerado apretón.
-Y dígame, ¿A qué se dedica usted?- preguntó Jack mientras se frotaba la mano que le había lastimado Gotz al apretarla tan fuerte.
-Soy leñador- contestó. –Cuando quieras hacer algún arreglo a tu casa no dudes en llamarme- ofreció. Jack pensó que ese hombre se veía rudo y malo pero en realidad era buena persona. –Ven a mi casa, quiero presentarte a alguien- dijo después.

  Gotz guió al granjero dentro de su casa, el lugar era bastante rustico pero acogedor, aunque habían herramientas regadas por todos lados, más al fondo de la casa, sentado en una silla se encontraba un hombre mayor bastante excéntrico, vestido con un traje verde, parecía que iba a salir de safari o algo parecido.
-Hola señor- saludó Jack cortésmente.
-¡Hola! ¡Gusto en conocerte Jack!- dijo el anciano. –Mi nombre es Louis y estudio a las abejas- explicó.
-¿Abejas?- Jack se preguntaba cómo habían personas que estudiaran eso.
-¡Exacto! Son unos insectos fascinantes, conozco muchísimos tipos de abejas y la miel que producen, ¿Sabes? Existen varias clases de miel también, si alguna vez logras encontrar un panal, y extraer su miel, tráemela y la valoraré, hay una miel en especial que solo producen las abejas en este pueblo, y es muy muy valiosa- explicó Louis.
-Ya veo, entonces si logro encontrarla, ¡Se la traeré!- ahora Jack le encontraba más sentido a la profesión del hombre, y hasta le parecía fascinante, pensaba en que había muchísimas cosas que aún debía aprender.
 Como ya se estaba haciendo de noche, Jack se despidió de sus vecinos con la promesa de que regresaría a visitarlos pronto y se dirigió a su casa. Ese día había sido exageradamente largo y agotador para él, por lo que en cuanto colocó la cabeza sobre la almohada, quedó profundamente dormido.
 Habían pasado unos cuantos días desde el día en que Jack se dio cuenta de su cruda realidad, se había propuesto a no pensar más en eso y preocuparse únicamente por su granja, y eso es lo que estaba haciendo, para su desgracia, el prestarle tanta atención a su granja no era bueno, al menos para él que era un simple citadino con conocimientos nulos sobre agricultura, al parecer había regado demasiado sus cultivos y todo lo que había sembrado estaba totalmente muerto e inservible.
   Jack estaba sumamente triste y decepcionado de su gran fracaso como granjero, por lo que decidió ir a caminar ese día, pensó en que era buena idea ir a la iglesia, después de todo hacía tiempo que no iba. Tomó el camino por el que no tuviera que pasar frente a la clínica, no quería toparse con el Doctor. Al llegar a la iglesia, pudo notar que como de costumbre, Cliff se encontraba allí solo. Le tomó un buen rato decidirse a saludarlo, pero al fin se acercó y se sentó al lado de él.
-Hola Cliff, ¿Cómo estás?- dijo no muy convencido de que haberlo saludado era buena idea.
-…..- No hubo respuesta por parte del contrario.
-Con que hoy tampoco hablas… Bueno, yo estoy muy mal ¿Sabes? Je je… me di cuenta de que soy un asco como granjero… todas mis plantas murieron, no tengo idea de cómo cuidarlas. Seguramente estás pensando que soy un idiota quien siguió un sueño estúpido al venir aquí, sin pensar en lo difícil que sería, y probablemente tengas razón al pensar eso, pero ya es muy tarde para dar vuelta atrás, no puedo regresar a la ciudad…- Jack le contó de sus preocupaciones al joven sin importarle si este le estuviese prestando atención o no, simplemente necesitaba desahogarse y no había nadie más para hacerlo.
-Ya veo…- se dejó decir Cliff.
-Pero en fin, no creo que quieras estar escuchando mis tonterías, seguramente tienes tus propios problemas en los cuales preocuparte. ¡Te veré luego!- se despidió el granjero y salió de la iglesia rápidamente. –Ahhh eso fue algo incómodo…- suspiró.
  El castaño notó que a un lado de la iglesia, había un camino que daba a una parte bastante profunda y oscura del bosque, era un poco aterrador adentrarse en la espesura de la floresta, pero su curiosidad le ganó y decidió seguir aquel camino. Tuvo que andar por bastante tiempo entre la oscuridad ya que las copas de los árboles eran inusualmente frondosas en esa parte, pero luego de un rato pudo divisar la luz, y allí encontró algo muy impresionante si se lo preguntaban: al llegar a ese claro del bosque, se podía ver una casa pequeña.
-¡No puede ser!- dijo sorprendido – ¡Esto es como ese endemoniado cuento de Blanca Nieves!- el castaño se acercó a la pequeña vivienda y abrió lentamente la puerta para luego echar un vistazo al interior. –Definitivamente, esto no puede ser posible…- dijo atónito al comprobar que en efecto la realidad era como ese cuento de hadas. En el interior de la casa se podían ver siete pequeñas camas, una mesa diminuta acompañada de sus sillitas, y en fin, todo dentro de la casa era de esas dimensiones. Sin darse cuenta, Jack se adentró en el lugar fascinado, extrañado y un poco asustado de todo eso, simplemente aún no podía creerlo que sus ojos veían.
-¿Quién eres?- escuchó una vocecita chillona tras de sí por lo que se dio la vuelta, y no pudo evitar cubrir su boca con las manos para ahogar el grito de sorpresa que quería emitir al ver a siete pequeñas personitas paradas frente a él.  Eran siete hombrecitos vestidos con los colores del arcoíris, cada uno tenía un gorrito puntiagudo sobre su cabeza, justo como en los cuentos.
-Yo… me llamo Jack…-pudo decir por lo bajo y tragando grueso puesto que los enanitos se veían algo molestos, pero pudo tomar valor para continuar hablando con un tono de voz más fuerte y confiado. –Lamento haber entrado en su casa, les ofrezco mis disculpas. Verán, vengo de la ciudad, hace poco compré una granja en este pueblo y todo este tipo de cosas se me hacen muy extrañas… es decir, ¡Jamás en mi vida había visto personas como ustedes! – intentó explicarse lo mejor que pudo.
-¡No te preocupes Jack!- dijo el enanito color rojo. –No hay muchas personas que nos hayan visto así que es normal que te sorprendas por eso ja ja ja. – En cuanto todos los duendes pusieron sonrisas en sus rostros Jack se sintió más tranquilo y fuera de peligro, pero aún estaba el asombro de lo que estaba presenciando. –Mi nombre es Chef y ellos son mis hermanos Staid, Nappy, Bold, Aqua, Hoggy y Timid, ¡Somos los duendes de la cosecha! Y nuestra misión es ayudar a granjeros como tú, claro si es que logran encontrarnos ja ja ja- todos los enanitos comenzaron a reír junto con su hermano.
-Has tenido mucha suerte en encontrarnos Jack- dijo esta vez Staid, el enano con traje color azul.
-¿En serio van a ayudarme? ¿Y cómo?- preguntó el aún más sorprendido Jack.
-Muy fácil, nosotros podemos ayudarte con las tareas de la granja, como regar, cosechar, cuidar de los animales; solo tienes que pedirlo- ahora Aqua el enanito color celeste fue el que intervino.
-Ya veo… pues, ahora mismo todas mis plantas murieron puesto que no pude cuidarlas bien, tampoco tengo animales más que una gallina y un pollito, así que no veo manera de cómo puedan ayudarme, pero muchas gracias de todos modos chicos- dijo Jack un poco avergonzado.
-Bu-bueno… eso no es… pro-problema- se escuchó muy bajo la voz del duendecillo verde, Timid,
-¡Solo ve a casa y ya verás mañana Jack!- exclamaron todos al unísono. El castaño estaba muy confuso aparte de que aún no salía de su asombro, tanto así que no se percató que al salir del bosque hacia la iglesia y seguir su camino, tomó el que iba directo a la biblioteca, y lo peor de todo, ese día era miércoles, el día libre del Doctor quien justo en ese instante regresaba luego de pasar la tarde estudiando en la biblioteca, por lo que se toparon directamente de frente.
-Buenas noches Jack- saludó el médico, con su acostumbrada frialdad.
-¡Doctor! Buenas noches… ¿Co-cómo está?- dijo el castaño bastante nervioso, lo que había estado intentando evitar estaba ocurriendo, y estaba en una situación especialmente incómoda; la luz de la luna iluminando con todo su esplendor la oscura calle, y haciendo que el cabello negro del Doctor brillara de una manera muy atractiva, lo cual era nada comparado con el efecto que le daba a sus ojos de un particular color gris, que con esa luz ahora resplandecían con un tono plateado. Jack simplemente pudo comprobar que ese hombre en realidad si le atraía y mucho.
-Muy bien gracias a la Diosa- contestó el pelinegro. –Hace bastantes días no te veía, espero no estés avergonzado por lo que vi el otro día, ya te expliqué que es un comportamiento completamente normal en Kai- señaló.
-¿Eh? ¡No! No es eso… es solo que he estado algo ocupado con la granja…-
-Ya veo, entonces has estado trabajando duro. ¡Ese es el espíritu!- como muy pocas veces había visto, el Doctor se mostró expresivo y hasta parecía contento al escuchar las noticias de Jack. –Por cierto, si tienes tiempo quiero que entres conmigo a la clínica a tomar un poco de té- ofreció amablemente.
-Yo… pues… ¡De acuerdo! No tengo nada más que hacer por hoy je je, gracias doctor…- quería rehusarse, pero al ver la cortesía del pelinegro y la gentileza de su ofrecimiento, no pudo rechazarlo. De manera que entraron a la clínica y por primera vez el Doctor le hizo subir al segundo piso en donde estaban las habitaciones.
-Por lo general Elli se queda a dormir aquí, pero hoy es nuestro día libre y ella duerme en casa de su abuela y hermano, siempre le digo que sería mejor que durmiera allá todo el tiempo, está lo suficientemente cerca para venir e ir todos los días, pero ella insiste en que tiene que estar a mi lado en todo momento si la necesito- explicó el Doctor, Jack solo pensaba en que la joven enfermera era víctima de un profundo enamoramiento por ese hombre.
-Elli es muy buena persona, y además es dulce y bonita- comentó Jack al no tener nada más que contestarle. –Algún día será una muy buena esposa…-
-¡Los Doctores y las enfermeras no deberían casarse!- dijo el pelinegro con una expresión profunda y melancólica en su rostro, lo cual era muy extraño, y Jack ya estaba sintiendo un poco de temor al ser testigo de dos expresiones por parte del Doctor en el mismo día, era muy muy raro.
-¿Por qué lo dice?- se aventuró a preguntar.
-Bueno, experiencias propias del pasado, nada que tenga que contarte- dijo volviendo a su frialdad de costumbre, lo cual hizo a Jack sentirse mal y su rostro lo delataba. –Espera aquí, te traeré algo de té- dijo el pelinegro y dejó a Jack en su habitación, sentado frente a su escritorio. El cuarto del Doctor estaba bastante limpio y ordenado, y había un estante con muchísimos libros, lo mismo que sobre su escritorio, por lo que Jack pudo ver todo trataba sobre medicina natural. Sonrió un poco ya que le parecía admirable el esfuerzo que el hombre ponía todo el tiempo para mejorar su práctica como médico, todo con el fin de ayudar a los aldeanos, a pesar de ser tan indiferente con todos, se preocupaba por ellos.
 Minutos después el hombre regresó con una bandeja sobre la cual había dos tazas de té caliente, le ofreció una al castaño y tomó la otra para luego sentarse sobre su cama. Jack pensaba en que nunca había estado en una situación tan informal ni tan amistosa con el Doctor, por lo que comenzó a sentir una mezcla de felicidad y vergüenza.
-¿Te sirvió el ungüento?- preguntó el médico secamente.
-¿Eh? ¡Sí! ¡Y mucho! Usted es un genio Doctor, muchísimas gracias por regalármelo, ¡Me fue de gran ayuda!- mintió el castaño, puesto que siquiera había tocado la dichosa pomada.
-Me alegra mucho escuchar eso- dijo el pelinegro aunque no se demostrara en su rostro lo que decía. - ¿Y la granja cómo está?- A Jack eso ya le parecía una típica conversación de esas en las que los dos tipos se preguntan cómo ha estado la familia y platican sobre si va a llover o no. Por un instante pensó en que si fuera Elli, el Doctor podría estar conversando fascinantes cosas sobre medicina, y no tonterías como lo hacía en ese momento, y Jack solo comenzó a sentirse mal de nuevo.
-Pues, no me ha estado yendo especialmente bien, aún tengo mucho que aprender, pero espero con el tiempo hacerlo, o de lo contrario tendré que irme del pueblo y regresar a la ciudad. No me gustaría comenzar desde cero pero es una posibilidad- sin querer le expresó al Doctor sus preocupaciones. –Pero bueno, ¡Sólo tengo que esforzarme más! Ja j aja- dijo luego intentando parecer animado, de una manera muy poco convincente.
-Jack, solo quiero que sepas que si tienes problemas, no tienes que dudar en acudir a mí, te ayudaré siempre con todo lo que esté a mi alcance- expresó el pelinegro, taladrando a Jack con su mirada penetrante.
-Muchísimas gracias… ahora tengo que irme, je je, ¡Gracias por el té!- dijo el ya muy nervioso Jack, poniéndose en pie y dejando la taza sobre el escritorio. Pero el pelinegro también se levantó y se acercó al granjero, Jack no pudo evitar que su corazón comenzara a latir como loco y que el color subiera a sus mejillas.
  El Doctor tomó la mano de Jack y se acercó a él mucho más, mirándolo directamente, con sus preciosos ojos plateados y su expresión que de algún modo, se percibía cálida y sutil; no fría como antes. Jack tragó grueso al ver la cercanía del contrario y comenzar a notar detalles de su fisonomía, como lo fuerte de su mentón, y a la vez lo delicado de sus facciones, no pudo evitar pensar que era hermoso. Y el ritmo de su corazón aumentaba a cada minuto, y más con su mano entre las del hombre.
-¿Doctor?...-


Continuará…


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