Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Historia de un perro perdido por SadakoLydon

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Las primeras noches siempre terminaban con esta plática –la única que teníamos-

 

-Ya es algo tarde-mientras se acomodaba por enésima vez el nudo de la corbata-date prisa para que te lleve a casa.

 

-No, me gustaría quedarme hasta el amanecer con usted.

 

-No tengo espacio para intrusos en mi hogar.

 

“Intruso” suena despreciable…. eso es lo que soy.

 

Duele más cuando proviene de su boca.

Días después de haber tenido esta plática (si se le puede llamar plática a dos oraciones), Renji reunió el valor para ir a donde trabajaba el Kuchiki, pues aunque él no lo dijera, sabía dónde trabajaba; Rukia se lo había mencionado, no una ni dos veces. Habían sido tantas que no las podía recordar.

 

 

 

“-¡Nii-san es un gran abogado! ¡Siempre gana todos los casos y es muy respetado tanto con sus jefes como sus subordinados!”

 

 

 

Y ahora estaba parado frente una edificación que uno se esperaría al escuchar el apellido Kuchiki: magnífico.

 

 

 

Al poner un pie en la entrada el pelirrojo se sintió desubicado, definitivamente ese no era lugar para él, todo ahí parecía tan inmaculado que su triste imagen de estudiante no estaba  acorde con los empleados de impecable traje.

 

Sus pasos eran cautelosos, llenos de duda… ¿a quién podría preguntar por Byakuya sin que le contestara con una grosería o llamara a la policía por tener esa extravagante apariencia de delincuente?

 

 

 

Lo recibió un hombre de cabellera blanca bastante amable. Lo hizo tomar asiento en una pequeña sala frente a la entrada. De alguna manera se sentía en un ambiente familiar, aunque no lo conocía.

 

“-Kuchiki-san está a punto de ir a almorzar, si gustas esperar, en un momento el bajará”

 

“-Gracias-quizás estaba soñando, la gente no suele ser tan cordial ¿o será porque cree que soy un cliente?”

 

“-No hay de qué…disculpa puedes decirme cómo te llamas?”

 

“-R-Renji-titubé un poco, no sabía si decir mi verdadero nombre o uno falso y contesté lo primero que me vino a la mente-mucho gusto señor”

 

“-Ukitake, Juushirou Ukitake. El placer es mío, tenía muchas ganas de conocerte”

 

“-¿Usted ha oído hablar de mí?-raras personas comentaban sobre que tan raro era, el color de mi cabello o mis tatuajes tan inusuales, pero NADIE, ansiaba conocerme-¿Quién…?”

 

“-Oh, ahí viene Kuchiki-san-susurró cerca de mi oído:-Estaré esperando más visitas tuyas”

 

 

 

De las escaleras con una impresionante cabellera brillante, un impecable traje y una hermosa cara, Kuchiki Byakuya bajaba con unos clientes. El moreno acompaño a sus invitados hacia la salida sin percatarse de la presencia de Abarai quien lo veía embobado, parecía un majestuoso espectáculo el solo ver la sombra de Byakuya.

 

Absorto en su figura no se percató cuando su adonis se paro ante él.

 

 

 

-¿Q-Qué?-al parecer le estaba preguntando algo y no había respondido-ah sí, vine a ver a Kuchiki-san-seguía en las nubes que hablaba solo-Ah! Kuchiki-san! ¿Hace cuanto estaba parado?

 

-Espero que hayas tenido una muy buena razón para estar aquí, estaba a punto de almorzar, acompáñame-sin rodeos habló secamente-Odio repetir las cosas dos veces.

 

-A-ah si…

 

Siguió a su amante arrastrando los pies, de repente los sentía pesados; “nervios probablemente”, y antes de volver a la realidad, ya estaba dentro de su gran despacho.

 

 

 

-¿Y bien?-se paró frente a su escritorio, dando la espalda al pelirrojo-Te recuerdo que estas desperdiciando mi hora de almuerzo

 

 

 

“Tranquilo, respira tranquilo, que no note tu nerviosismo, tu puedes Renji, para eso estás aquí”

 

 

 

En ese momento la autoestima de Renji era nula, esto se iba a requerir MUCHO esfuerzo.

 

 

 

-¡¡¡¡Es que no puedo más!!!! ¡¡¡¡Lo amo!!!!-gritó, como si el mundo se le fuera en ello-ah… -ahora ya no sabía si huir o esperar una respuesta, por el miedo su cuerpo no respondió, dejándolo paralizado frente al moreno-

 

-Renji…-en su tono había un cierto deje de fastidio-

 

-Si esto sigue así…yo ya no sabré que más hacer…

 

-Estabas consciente de que todo esto era una diversión para mí, no quiero malentendidos, no quiero que te enamores de mí.

 

Ni siquiera se dirigía a verme. Seguía la conversación por inercia, parecía estar distraído con otros asuntos.

 

-¿Cómo le hago para evitar este sentimiento? ¿Cómo le hago para que usted no entre en mi mente? ¿Tiene idea de cuánto he llegado a quererlo?

 

-No, no me interesa en lo absoluto.

 

Palabras cortantes y frías. Lo esperaba de él

 

-Lo amo, lo amo…-a mi mente no venia más que esas dos palabras-

 

-Eso no tiene ningún significado en especial, y menos viniendo de ti…

 

-Vaya descaro… está bien, es mejor enterarse de lo que pasa antes de que  me haga nuevas ilusiones, pero he dicho lo que tenía que decir, no tengo de que arrepentirme de nada… si soy una molestia, disculpe, no me vera rondar por aquí de nuevo….

 

-Es justo para ambos, yo nunca esperé nada de ti.

 

 

 

Seguía dándome la espalda. Se oía como acomodaba unos papeles.

 

 

 

-Lo sé. Soy un momento de distracción para su agitada vida. -resignación ¿Por qué parecía que era lo único que quedaba?-

 

-Qué bueno que te ha quedado claro, puedes marcharte…ah otra cosa espero que esta sea la primera y última vez que te presentas en mi despacho. No quiero que nadie te vea; empezarán los rumores.-su tono no sonaba ni un poco alterado, ¿acaso esa persona podría tener sentimientos?-

 

-¿Está bien si vuelvo a ir pero no entro? Siquiera para saludarlo.-dicen que la esperanza es lo último que muere, pongamos eso a prueba-

 

“Entiende que lo único que conseguirás es una respuesta negativa”

 

-No, comprende que me fastidia verte si no es en la noche, no tengo nada que decirte ni que darte y sabes cuál es tu función.- ¡presto! Ya no queda esperanza, ninguna ilusión-

 

Esperé sentado un momento más, por si tenía algo más que agregar. No. 5 minutos y nada. Ahhh *suspiro* cómo si no supiera lo que iba a pasar después.

 

“-Debes irte”

 

 

 

-Debes irte.

 

 

 

Sólo escuché el sonido de la puerta, cuando cerré de un portazo.

 

Me marché cabizbajo, tenía unas ganas muy profundas de llorar. El señor de cabellera blanca se despidió de mí, traté de no llorar frente a él y respondí con una sonrisa.

 

 

 

Caminé y caminé, di vueltas…de repente y sin saber cómo ya estaba en la casa de Ichigo, a quien no pareció molestarle mi imprevista presencia, al contrario sospeché que estaba aguardando por mí.

 

Solo le conté que había ido con Byakuya.

 

Le conté todo, no guardé nada.

 

Al hablar de esto entraba en mí una sensación de autocompasión, miedo, nervios, tristeza y melancolía.

 

Desesperación”

 

Con voz quebrada  afronte la verdad

 

-siente vergüenza por que soy más chico que él, no quiere que lo vean con malos ojos, no desea perder su estatus…

 

Mi amigo me miraba sin saber que decir, como reaccionar…me escuchó hasta el final.

 

-Duele, que te hagan creer que te quieren cuando no es cierto. Duele que siga pensando en él, que sufra por él y no se dé cuenta ni corresponda a mis sentimientos…

 

-Animo, si te rechazo es porque no estaba destinado para ser tuyo…no era una persona que valiera la pena-en su voz notaba un poco de lástima-

 

Ichigo me abrazo, si necesitaba ser consolado nadie mejor que él, entendía muy bien que en ese momentos las palabras sobran y que cualquier cosa podría lastimar mi ya de por si destrozado corazón.

 

-Nunca dejes que nadie sea tu todo por que cuando se vaya, no te quedará nada.

 

Lloré, grite, maldije, tire, golpe y lloré de nuevo; si no deshacía estos sentimientos seguiría abrumándome por un buen rato y terminarían volviéndose una carga.

 

-Me marcho.

 

No volveré a llorar, por nadie. No es una promesa.

 

Fue lo último que recuerdo haber dicho a Ichigo antes de que ya no lo volviera a ver.

 

Era mi resolución.

 

Y no la cambiaría al menos no por Kuchiki Byakuya.

 

-Adelante, no te voy a detener.

 

Nos despedimos con una palabra: “Suerte”

 

Hasta entonces lo que menos tenía era eso: suerte.

Notas finales:

Omake:

 

 

 

Llamé a Rukia…de repente colgué. Le diré que me fui cuando esté lejos

 

 

 

 

 

Entre sin esperanzas, salí con una meta.

 

 

 

Buscaba un dueño para sentirme atado a alguien y no huir.

 

Después de todo soy un perro perdido

 

No tengo a dónde ir.

 

No pertenezco a nadie.

 

 

 

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).