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Fan número uno por rina_jaganshi

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Notas del capitulo:

Rina: Es un capítulo corto pero vamos a andar sumamente ocupadas la siguiente semana así que es seguro que regresemos hasta la próxima, espero nos den un poquito de su chance —no puede ponerse a reír pues su hermana le da un coscorrón.

 

Rini: Cabe destacar que obviamente es culpa tuya —se cruza de brazos.

 

Rina: Lo siento —hace una reverencia. 

Habían pasado tres días desde que envió la pulsera. Todas sus sospechas fueron confirmadas. El cantante no usa accesorios en las muñecas. ¿Por qué creyó que eso cambiaría? Se sentía sumamente estúpido y decepcionado.  Observó cada una de las entrevistas, así como, las imágenes en línea e incluso leyó los blogs que se dedicaban a relatar cualquier cosa que pasara en la vida del Uchiha pero en ningún lado se hablaba de la pulsera. Con desgana recostó la cabeza sobre la mesa, ignorando el bullicio a su alrededor. Se suponía que debería comenzar con un experimento para la clase de química pero no tenía ánimos de hacerlo.  

 

Suspiró mirando su reflejo en la ventana. ¿Cómo es posible que se viera tan triste? Qué importaba si el egocéntrico artista no usaba su regalo. De inmediato apartó la vista escondiendo su rostro entre sus brazos. Tal vez era mejor así. Lo que menos quería era que las locas fans volvieran a especular acerca de una posible relación… ya ni siquiera se molestaba en corregir sus propios pensamientos. Mejor se concentró, una vez más, en encontrar una excusa que le dejara satisfecho. La primera que se le ocurrió fue que el correo extravió su paquete, era tan pequeño y la oficina postal tan irresponsable que eso pasaba seguido ¿o no? Aunque, por algo el azabache le mandó específicamente con el tal Kabuto.

 

Entonces, el tarado que tenía como manager le prohibió usarla, por lo mismo de volver locas a las admiradoras. Frunció el ceño. Con el carácter que el artista tenía, dudaba que el sujeto trajeado pudiera evitar que hiciera lo que quisiera cuando le diera la gana. Volvió a suspirar. ¿Podría ser que se dio cuenta de lo que significaba SasuNaru? ¡La intención del rubio jamás fue autoproclamarse su pareja! Por el contrario, él creía fervientemente que sólo eran amigos pero sus nombres se veían bien juntos y, en su momento, no supo qué más poner.

 

Mordió sus labios con frustración al recordar el beso en la limosina. Aunque el cantante descubriera lo que había detrás de la palabra, no debería tomarlo tan en serio. Es decir, él mismo le había besado una segunda vez en la puerta de su casa. ¡Maldita sea! ¿Podría ser que todo fuera un simple juego? ¿Una distracción de su ajetreada vida? ¿Un momento de liberación o, incluso, un reto?  Quería gritar. ¿Eso era? Después de todo, el cantante había estado prestándole demasiada atención al notar que él no se desvivía por su prepotente ser. Quizá sintió su orgullo lastimado y ahora planeaba hacerlo caer en sus redes. Un nuevo malestar le inundó por dentro. Si ese era el caso. ¡Había caído como un completo idiota!  

 

Apretó los puños con fuerza. Cada idea que abordaba su mente le confundía más, asimismo, su humor estaba por los suelos. Lo peor de todo es que no podía preguntarle. Tenía tanto miedo de la respuesta que actuaba como si nada le perturbara. A lo largo de los horribles tres días continuaba hablando con el ojinegro ignorando todas las incertidumbres que le carcomían por dentro. ¿Qué tal que estuviera malinterpretando la situación? Si en un principio el ojinegro le quería conquistar pero, conforme comenzaron a hablar, sus sentimientos cambiaron y ahora lo consideraba un amigo. Eso estaba bien porque eso eran. Amigos. Amigos que no usan pulseras con sus nombres combinados.   

 

Dio un ligero brinco al sentir la vibración en el bolsillo de su pantalón. Con pereza sacó el celular para disponerse a contestar. Todo sería más fácil si el cantante hablara del tema. Lo cual, tampoco sucedía. Ni siquiera le había dado las gracias. ¿Sería mucho pedir una explicación que le quitara todas las dudas que tenía? Resopló con fastidio. Ya ni podía disfrutar de las bromas que hacían, se limitaba a responder mecánicamente pero estaba harto de eso. Quería que todo volviera a la normalidad. Sin proponérselo Sasuke se había convertido en una persona importante y no estaba dispuesto a seguir atormentándose con sus propias conclusiones.

 

Mordió su labio inferior ansioso. ¡Al diablo con las cortesías! “¿Por qué demonios no usas la pulsera? Si no te gustó dímelo”. Soltó el celular como si se tratase de brasas del fuego, dejándolo a unos centímetros de su persona. Sus dedos golpeaban la mesa en un intento por alejar el nerviosismo. ¿Por qué demonios tardaba tanto en contestar? Porque… ¿iba a contestar verdad? Casi se cae del banco al abalanzarse sobre el aparato. Sus ojos se abrieron con sorpresa, al mismo tiempo, se ruborizó. Una imagen vale más que mil palabras. Ahora entendía todo. Podía jurar que la foto era de ese instante. El azabache sonreía prepotentemente mientras le mostraba su pierna izquierda, la cual, estaba flexionada para que pudiera observar la pulsera arriba de su tobillo.

 

¡Todo este tiempo estuvo ahí! El rubio no pudo evitarlo. Un grito, que jamás imaginó, emanó de su garganta. Todos en el salón lo miraron curiosos. Él le restó importancia, incluso, ignoró cuando la maestra le exigió que regresara a su asiento. Por el contrario, salió del salón con su celular en la mano. En cuanto cerró la puerta tras de sí, se apartó unos metros para marcarle al cantante, éste no tardó en tomar la llamada. Naruto se estremeció al escuchar la conocida voz del otro lado de la línea.  

 

—¡Baka desconsiderado creí que la habías tirado a la basura! —Su cerebro estaba tan inundado en euforia que era incapaz de reprimir sus impulsos—. ¡No tienes idea de todo lo que pensé! —Escuchó la ligera risa, la cual, lejos de molestarle le regocijó— ¡Pudiste decirme en lugar de dejarme alucinar!

 

—Pudiste preguntar para no errar en tus conclusiones —juraría que la sonrisa prepotente bailaba en sus labios en este preciso momento. ¡Egocéntrico!

 

—Pudiste hacerme saber al menos que te gustaba —por el contrario él sonreía divertido.

 

—Si era importante para ti, pudiste pedirme que la usara en un lugar más visible —mordió sus labios antes de soltar una sarcástica carcajada.

 

—Ni en tus sueños, eres libres de decidir, no tienes que usarla si no quieres —comentó fingiéndose ofendido.  

 

—Hn, ahí está el detalle dobe, que yo quiero —el rubio no lo pudo evitar, con alegría saltó como un niño por todo el pasillo, incluso comenzó a hacer su baile de la victoria, aquel que interpretaba cada vez que anotaba un gol en los partidos de la escuela o sacaba una calificación más alta o recibía una buena noticia— ¿Usuratonkachi, sigues ahí? —inquirió.

 

—Espera, no ves que estoy festejando —le importó poco la risa que escapó del otro lado de línea. De verdad le hacía muy feliz que todas sus conclusiones estuvieran incorrectas. ¡Sasuke estaba usando su regalo! Sin importar lo insignificante que fuera. Continuó brincando un poco más, moviendo la cabeza de un lado a otro y sin borrar la sonrisa de su rostro.  

 

—La próxima semana podremos festejar juntos —la frase le ocasionó un sobresalto. Recordándole que el artista regresaría para la firma de autógrafos.

 

—No lo sé —hizo una pausa— ¿tienes alguna danza de celebración? —Reprimió una risa al escuchar el bufido—. Ya sabes, cuando haces algo bien y bailas locamente —divertido agregó—: yo lo hago todo el tiempo —afirmó ahora encogiéndose de hombros.  

 

—Hn, me encantaría ver eso —iba a contrarrestar pero se detuvo al escuchar su nombre. Giró en sus tobillos para ver a la maestra de química caminar furiosa hacia su persona.   

 

—Tengo que irme, me metiste en problemas —le sacó la lengua al teléfono, el otro rio ligeramente por la absurda acusación.

 

—Espero no hayas bailado enfrente de todo el salón dobe —el chico de aspecto zorruno, sin poder evitarlo, comenzó a carcajearse y, sabiendo que sólo enfurecería más a la mujer, se alejó unos pasos.

 

—¡Claro que no! Sólo salí corriendo a mitad de la clase —demasiado tarde, la maestra estaba frente a él golpeando el suelo con la punta de su zapato en señal de impaciencia.

 

—Más le vale que sea una llamada de suma importancia, de lo contrario, no veo cómo pueda justificar su actitud —el rubio tragó en seco, iba a decir algo en su defensa pero su atención se desvió hacia su celular.

 

—¿Estás loco? ¡No te la voy a pasar! —Exclamó, logrando que la maestra alzara una ceja dubitativa— ¡Tampoco voy a ponerte en alta voz! —sonrió nerviosamente ante los ojos expectantes. Todos en la escuela sabían que la maestra Karin era una de las que proclamaba su amor por el cantante, no quería imaginar el escándalo que armaría—. Hablamos en la noche —ignorando las negativas del Uchiha, puso fin a la comunicación.  

 

—Estoy esperando —la mujer acomodó sus lentes, que resbalaban por el puente de su nariz, para mirar despectivamente al ojiazul— Su comportamiento fue muy grosero y, al parecer, no tiene excusa —le tomó por el brazo para jalarlo de vuelta al salón, el chico no opuso resistencia— Se quedará al finalizar las clases para limpiar todo el laboratorio. Muchachito irrespetuoso —la pelirroja continuó refunfuñando a lo largo del trayecto.

 

En otras circunstancias estaría alegando como si su vida corriera peligro pero, en comparación con sus demás tonterías, esta si merecía un castigo. No debió precipitarse de esa manera. En fin, salir unas cuantas horas más tarde no estaba tan mal. Sus risas cesaron al ver la ira en los ojos rojos. Por otro lado, la maestra estaba exagerando las cosas. El rubio sabía que no le agradaba, ni siquiera tenía idea de por qué y, tampoco es como si le quitara el sueño. Tuvo que recuperar el equilibrio cuando le aventó dentro del salón. Sus compañeros de clase le miraron burlescos, recordándole el vergonzoso grito que emanó de su garganta.

 

Restándole importancia al asunto e ignorando, una vez más, los reclamos de la maestra. El ojiazul volvió a su lugar. Esperó unos cuantos minutos para dejar de ser el centro de atención, entonces, sacó su celular. ¡Todo era perfecto! Pensó para sí observando la foto. ¿Por qué no imaginó que la usaría ahí? En ese lugar nadie más podría verla, por ello, no tendría que lidiar con las admiradoras exigiendo respuestas, ni con los reporteros, es más, ni siquiera con el incompetente del manager. Solamente Sasuke y él sabían dónde estaba. Una extraña sensación le provocó un escalofrío. Conforme pasaba el tiempo, se volvía más difícil pensar en el azabache como un amigo. Una sonrisa se formó en su rostro. Al prepotente cantante no parecía preocuparle, así que, a Naruto tampoco.     

Notas finales:

Rina: Este capítulo va dedicado a gotentruncks55 —aplaude— por eso siempre agradezco que dejen comentarios —hace una reverencia— nos hiciste ver que era un tanto predecible lo que iba a suceder, así que lo cambiamos —vuelve a aplaudir.

 

Rini: Maldita sea sólo déjame verla —peleando con el azabache que se rehúsa a mostrarle la pulsera.

 

Sasuke: ¿Por qué habría de? ¡Aléjate de mí! —empuja a la chica.

 

Rini: ¡Desconsiderado idiota! —la chica se muerde los labios. El rubio se acerca a Rina.

 

Naruto: ¿Qué sucede? —susurra.

 

Rina: Rini se desvive por ese tipo de accesorios en ese lugar en específico —se encoje de hombros— piensa que es muy sexy. No lo puede evitar —sonríe junto al ojiazul.

 

Naruto: Jiji ya veo —ambos voltean a ver como la chica vuelve a insistir con el azabache sólo para recibir una nueva negativa.

 

Rini: ¡Me las vas a pagar! —se va ofendida del lugar.

 

Sasuke: Hn, cada vez está más loca —se cruza de brazos, luego mira mal a la otra hermana, quien alza los brazos en señal de tregua.

 

Rina: No te preocupes mientras no estés usando un chaleco o corras yo no te acosaré —sonríe ante la mirada dubitativa de los otros dos.

 

Naruto: ¿Chaleco?

 

Sasuke: ¿Correr? —la chica asiente con la cabeza.

 

Rina: Si hay algo que me gusta, además del Yaoi, el cielo y los ojos de las personas, es ver a un hombre con chaleco o corriendo, eso sí es sexy —corazones salen de su persona.

 

Sasuke: Las dos están completamente locas —bufa molesto.

 

Naruto: ¡Oh, por eso te gusto más yo que el teme! —recapacita— porque mis ojos son azul cielo —sonrisa zorruna.

 

Rina: ¡Exacto! —se lanza a abrazarlo pero el Uchiha le mete el pie y termina en el suelo— Auch, bueno, gracias a gotentruncks55 por spoilear (ignoren a Rina y su manía por inventar palabras) el capítulo y, a su vez, inspirarnos a crear este. Si les gustó, ya saben a quién agradecer —saluda, todavía desde el suelo— nos vemos en un rato, como siempre es un placer para mí compartir con ustedes —sonríe, justo en ese momento, su hermana regresa para vaciar una cubeta llena de agua sobre el azabache.

 

Rini: ¡Ahora no tienes opción! ¡Quítate lo pantalones y déjame ver la estúpida pulsera en tu pierna! —los demás la miran asustados. 


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