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Varados por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Disfruten

 

 

Dos semanas habían pasado desde que llegaran a la isla Joey Wheeler y Seto Kaiba.

Las heridas del castaño estaban casi completamente curadas, gracias al perro, como Kaiba lo llamaba. Ellos no se llevaban del todo bien. Realmente, Kaiba molestaba casi todo el tiempo al rubio, y este último, por más intentos que hacía, nomás no lograba que el castaño cediera un poco en su ego. Habían estado durmiendo a la intemperie, comiendo pura fruta y afortunadamente, habían encontrado un río del que podían beber agua.

Kaiba se sorprendió de sobremanera cuando se enteró que Joey había pasado los primeros cuatro días en la isla sin una gota de agua, cuando él al primer día, ya no aguantaba.

No habían tampoco hablado mucho, pues el castaño solo habría la boca para insultar a Wheeler, cosa que tan solo alejaba al rubio.

Y ahora, después de haber pasado las últimas 3 noches congelándose, Joey se proponía encender una fogata, cosa que por lo visto, tardaría unos cuantos días en que el rubio pudiera lograr.

Seto tan solo lo observaba a unos metros de distancia.

-Rayos!- Joey se sentó, dándose por vencido momentáneamente por no poder encender un fuego con troncos.

-Oye perro, tengo una pregunta para ti- Joey solo volteó a verlo.

-Donde carajos aprendiste a sobrevivir en una isla?- El rubio rió levemente.

-No se, yo crecí en un orfanato. Mi padre me entregó ahí a los 3 años, por lo que recuerdo muy poco… pero al crecer y ser transferido a otro donde había chicos mayores que yo, tuve que aprender realmente a sobrevivir. Buscar comida a deshoras por ejemplo, pues la mía me la robaban en el almuerzo- Kaiba lo observó fijamente.

-Yo también estuve en un orfanato, pero a mi hermanito y a mi nos adoptaron cuando yo tenía 10 y el 5 años-

-Sí, he visto tu historia, fue así como te convertiste en el gran heredero Kaiba. Gran suerte la tuya- El castaño frunció el entrecejo.

-Mira idiota, no creas que por ser un fotógrafo de segunda conoces mi historia. Habría preferido no ser adoptado que irme con el monstruo de Gozaburo- Joey lo miró sorprendido, todo mundo siempre había dicho y creído que la vida de Seto Kaiba era, fue y siempre sería envidiable.

-Que quieres decir, si todo mundo…-

-TODO MUNDO ESTA EQUIVOCADO!!! Gozaburo Kaiba era un monstruo, que me hacía estudiar 18 horas al día, dejándome tiempo prácticamente nulo para estar con Mokuba. El trato era que si yo le obedecía, él no le hacía nada a mi hermanito. Fue lo único que me mantuvo vivo y haciéndole caso durante muchos años, mi hermano Mokuba!- Joey estaba muy sorprendido con la confesión del castaño.

-Pero entonces, todo lo que se sabe…-

-Todo lo que los medio saben y han publicado son apariencias de mi padrastro. Él era un hombre desalmado, un desgraciado que ahora tiene lo que se merece, estar 4 metros bajo tierra- Al castaño le molestaba mucho hablar de su padrastro.

Así que Joey decidió dejarlo ahí. Se levantó y se adentró en la selva.

Durante esas dos semanas, ambos se habían asoleado bastante. En especial Joey, quien se había quedado sin playera por ayudar a Seto. Se veían muy bien, aunque sabían que tenían que cuidarse, de otra manera lo mínimo que obtendrían sería una insolación.

Ciertamente, después de su aventura fallida, Seto no se había  ni acercado a la entrada de la selva, así que Joey era quien “traía el sustento a casa”. Básicamente comían fruta, fruta, y más fruta, así que Joey decidió que ya era hora de aprender a pescar.

En su búsqueda de alguna herramienta para pescar, consiguió un palo de buen tamaño, un poco chueco, pero lo suficiente. Lo llevó al “campamento” y lo afiló lo más posible con una piedra.

Cuando se disponía a pescar, fue detenido.

-Haber pulgoso, si pescas antes de haber encendido una fogata, que harás con el pescado?-

-Bueno, tal vez si tú me ayudaras un poco, saldríamos mejor de estas situaciones- Kaiba se quedo callado, y cuando el rubio se alejó un poco, dijo…

-No se que hacer…- Joey tuvo que hacer uso de toda la voluntad disponible, y aún más, para no burlarse de él.

-Ok, ve para allá y trae algo de leña, yo me encargo de lo demás- dijo mientras señalaba un lugar cercano donde había algunas palmeras y arbustos.

Kaiba se dio la vuelta y fue. Empezó a recolectar ramas algo secas, cuando levantó la mirada y vio una cueva.

-Oye Wheeler, ven a ver esto- Joey dejó su intento de fogata, y fue a donde el castaño.

-Mira- dijo el CEO.

Ahí, donde su dedo señalaba, estaba una cueva. No se podía ver que tan profunda era o que tenía dentro, así que el rubio fue por su “lanza improvisada” para entrar a investigar cautelosamente. No había nada dentro, no en ese momento al menos, y la cueva media unos 4 metros de ancho por unos 5 de largo, siendo circular. Era de buen tamaño, ambos cabían perfectamente parados también.

-Y bien perro? Que olfateaste ahí dentro?- dijo el CEO de mala gana.

-Buenas noticias, ya tenemos casa, KAIBAKA!- Le guiñó un ojo mientras le sacó la lengua a un evidentemente enojado Seto Kaiba.

-Vamos trayendo la leña, ahí será más fácil encender una fogata- Joey fue por unas rocas para circular el fuego, y Seto metió leña. Un rato después, ahí estaba otra vez el rubio, queriendo encender fuego.

-Voy a darme un baño- dijo fríamente el CEO, y Joey solo asintió, concentrado en lo que hacía.

Kaiba dejó su ropa, y se dirigió al mar. Después de todos esos días juntos, a Kaiba ya le había tocado ver en diversas ocasiones al rubio desnudo, pero él se negaba a mostrarse. Para él, eso era vulgar… pero en esta ocasión, de verdad tuvo ganas de sentir al mar en todo su cuerpo. Entro al mar totalmente desnudo, y disfrutó de una temperatura fresca en medio del calor.

Con 25 años, y llevando 2 semanas sin rasurarse, Kaiba se veía atractivo con unos ligeros barba y bigote.

Pasó un buen rato, y en eso escuchó que Wheeler lo llamaba a lo lejos, mientras movía su mano. Salió del agua, olvidando que no traía ropa y fue hasta la cueva, donde vio que el reflejo de la luz se asomaba afuera.

-Vaya perro, lo lograste-

-Tomaré eso como un “gracias” de tu parte, Kaibaka- Seto evidentemente se enojó.

-Que no me llames así, perro pulgoso!- El castaño lo acorraló contra la pared, pero el rubio no se intimidó.

-Si tú no me dices perro, yo no te digo Kaibaka, ese es el trato.- decía Joey con la espalda en la pared, y el rostro de Seto demasiado cerca del suyo.

-Escúchame bien, perro idiota, deja de decirme así o verás…-

-Uyyyy, mira como tiemblo!-

Kaiba recortó aún más la distancia entre ellos, quedando a unos escasos 3 cm de su boca, pero ninguno de los dos mostraba nervios o desconcierto, aún cuando ambos se sentían así.

-Pruébame- dijo Seto en voz muy baja, casi sensual, y se alejó.

Salió de la cueva, pues acababa de notar que no traía pantalones ni ropa interior, y su corazón latía a mil por hora.

Y Joey no se quedaba atrás. Su corazón gritaba por salir de la garganta, así que mejor se dedicó a acomodar el fuego. Ya después arreglaría las cosas con el Kaibaka.

 

Ya por la noche, por primera vez en todo el tiempo que llevaban en la isla, comían algo más que fruta. El rubio había logrado sacar un par de pescados, los cuales había asado en la fogata, y ahora los comían en las afueras de la cueva. Ambos estaban extasiados con el sabor del pescado.

-Admítelo Kaiba- Joey rompió el silencio con la boca llena –quizás no sean tan buenos como los de tu mansión, pero están deliciosos!- El rubio tenía una hermosa sonrisa en el rostro. Kaiba lo miró fijamente.

-Tú crees que sabes todo sobre mí, no es así?- Se podía casi sentir la tensión en las palabras pronunciadas por el CEO.

-No, yo sé todo lo que los medios dicen de ti, casi de memoria, pero sé, por lo que has dicho, que eso es mierda y no es real. Ahora, quizás si me hablaras más de ti mismo, podría entenderte un poco más- Ambos se veían a los ojos, y fue Seto quien cortó la conexión.

-No hay nada de que hablar, nada interesante-

-Mmm… tengo una idea, para conocernos mejor- El CEO arqueó una ceja.

-Y quien dice que quiero conocerte mejor?- Seto se puso de pie, entró a la cueva y se sentó frente al fuego para calentarse, tratando de huir de su “odioso compañero” sabiendo que realmente no podía. Y por supuesto fue seguido por el rubio, quien se sentó frente a él, del otro lado del fuego.

-Vamos a jugar un juego. Pregunta por pregunta, respuesta por respuesta. Yo te hago una pregunta, y tú estás obligado a contestar con la verdad, y luego tú me haces una pregunta a mí, y yo digo la verdad también, y así. Que dices? Dudo que tengas algo mejor, más interesante, o más urgente que hacer…- Joey tenía un punto, y Seto asintió en señal de aceptación.

-Mmm… bueno, es cierto que tienes un hermano?-Bueno, Kaiba, se esperaba algo más elaborado que eso, pero se sintió aliviado con esa sencilla pregunta.

-No, tengo 2 hermanos. Mokuba, es mi hermano de sangre, tiene 20 años, y Noah es nuestro hermano adoptivo, tiene 22, aunque tanto Mokuba como yo sabemos que ya somos familia-

-Hijo de Gozaburo, he de suponer- preguntó/afirmó el rubio, y el CEO asintió.

-Bien, tu turno-

-Tienes hermanos?- La pregunta de Kaiba también había sido una simple.

-Tengo una hermanita de nombre Serenity, pero… no sé donde se encuentra ella- Seto lo observaba, y el menor casi pudo ver un gran signo de interrogación sobre su cabeza.

-Recuerda, yo también estuve en un orfanato. Mi padre me entregó a los 3 años, justo antes de que Serenity cumpliera un año- Kaiba vio que no era el único con un pasado triste.

-Y por qué te entregó tu padre a un orfanato?- Al rubio se le notó un ligero brillo de nostalgia y tristeza en la mirada.

-Fue 2 meses después de que él y mi madre se separaran. Mi papá estaba ahogado en alcohol, en una profunda depresión, y se dio cuenta que no podía cuidar de mí. Habló con mi madre para que yo me fuera con ella, pero ella no quiso, solo quería a Serenity, así que mi padre tomó esa desición-

-Que egoísta… de parte de tu madre- El rubio sonrió con nostalgia.

-Sí… pero así es la vida… Aún recuerdo el día en que mi padre e dejó en el orfanato… me pidió entre lagrimas que no lo odiara, me dijo que no encontraba otra salida, que quería lo mejor para mí… y me dijo que me amaba con todo el corazón…- Joey derramó una lagrima.

-No la has tenido tan fácil-

-Pues nada, pero uno tiene que seguir. Tú sabes de eso, cierto?- El castaño miró al vacio, recordando.

-La primera vez que vi a Gozaburo entrar al orfanato, no me gustó nada, sobre todo por que vi que yo le había llamado la atención. Cuando regresó unas semanas después, me dijeron que me quería llevar a mí, pero no a Mokuba. Me negué inmediatamente. Hasta que en una ida, me propuso un juego de ajedrez. Si yo ganaba, Mokuba iba con nosotros, pero si él ganaba, iría yo solo. Era arriesgado, pero sabía que podía hacerlo. Y lo hice, le gane a Gozaburo Kaiba y nos llevó a ambos. Pero yo tuve que seguir un estricto régimen de estudio, acompañado de maltrato físico y emocional, para que Mokuba llevara una infancia normal. Lo logré, me costó muchas cosas, más de las que piensas, pero al fin lo logré. Vale la pena ver en lo que se ha convertido Mokuba ahora que ha crecido, aún a costa de mí mismo. Unos años después llegó Noah, quien rápidamente entabló una hermosa amistad con Mokuba y se ganó un lugar en su corazón. Y muy pronto en el mío también. En poco tiempo, se convirtió en nuestro hermano. Cuando yo tenía 16 años, Gozaburo murió, y tomé posesión supervisada de Kaiba Corporation. Después de estragos, incontables intentos de quitarnos la compañía y algunos otros líos, cumplí 21 años y KC pasó a ser completamente mía, de Mokuba y Noah. De ahí en más no hubo muchos cambios.- Wheeler estaba sorprendido, y era el turno de Kaiba de preguntar.

-Dijiste que ibas a hacer una exclusiva mía, pues necesitabas el dinero. Para que lo necesitas?- El rubio suspiró.

-Por que deseo encontrar a Serenity. Aunque dudo que ella sepa de mi existencia, pero ni ella ni yo tenemos la culpa de los errores de nuestros padres. También deseo buscar a mi papá-

-Eres demasiado bueno, yo jamás buscaría a un padre que me abandonó en un orfanato- Cuando los medios decían que Seto Kaiba era un hombre duró, en eso sí tenían razón.

-Tienes razón, pero no lo hizo por que él quería, lo hizo por que de verdad no podía cuidarme-

-Tenías 3 años, seguramente lo dijo para ocultarte la verdad- El rubio se dio cuenta que, a pesar de la inteligencia del castaño, este guardaba una gran tristeza.

-Si de verdad se hubiera querido deshacer de mí, no le hubiera importado decir madre y media y lastimarme, pero no lo hizo. Además son cosas que se sienten en el interior. Yo sé que mi papá fue sinceró, lo sé- Kaiba encogió los hombros. Turno del rubio.

-Es cierto que Mokuba es gay?- Ahora fue el mayor quien soltó un suspiro.

-Sí, lo es-

-No pareces muy contento con la idea, Kaiba-

-Pues claro que no, yo esperaba que Mokuba tuviera hijos que heredaran KC y toda la fortuna, pero ahora ni eso. Y Noah dice que no quiere hijos-

-Y tú qué? No cuentas?- Seto rió burlonamente.

-Claro que no! Vamos Wheeler, tengo 25 años y no he tenido 1 sola novia, además de que cualquiera que se me acerca es por interés. Para que yo tenga pareja que no esté conmigo por interés en mi fortuna, está difícil- Joey sonrió.

-Vamos Kaiba, difícil, pero no imposible. Quizás aún no has buscado en el lugar adecuado, o tal vez si te abrieras un poco a conocer más gente-

-No me interesa, estoy bien como estoy- El rubio lo miró fijamente, y sonrió pícaramente.

-Tus ojos dicen otra cosa- Kaiba volvió a levantar los hombros en señal de no importarle.

-Que me dices que ti, tienes pareja?-

-No, tengo demasiado trabajo tratando de cazar noticias acerca de ricachones engreídos como para estar con alguien- Seto lo miró a los ojos. Nunca nadie le había hablado de una manera… tan… suicida…

-Mi turno. Si no has tenido pareja, significa que nunca has besado o te han besado. Me equivoco?-

-No, no te equivocas- Esto tomaba un rumbo que a Kaiba empezaba a no gustarle paro nada.

-Entonces quiere decir que aún eres virgen?- Ok, ahí estaba el rumbo que no le gustaba para nada.

-Es una y una Wheeler, no te pases de listo- Joey rió, cortando la tensión del ambiente.

-Ok ok, tu ganas, pregunta- Kaiba pensó por un rato, y por fin se armó de pantalones para preguntarle lo que rondaba su cabeza desde hace días.

-Por qué me ayudas?- Eso desconcertó al rubio.

-Qué?-

-Sí… me das de comer, me curaste cuando me lastimé, y si comimos pescado hace rato, fue por que tú lo pescaste.  Podrías simplemente ignorarme.- El rubio se permitió a si mismo aventurarse en el espacio personal de Kaiba.

Se puso de pie, se pasó detrás de Seto, y se sentó recargado en la pared. El castaño pensó por unos momentos que había decidido no contestar, hasta que escucho la esperada respuesta.

-De verdad no lo entiendes verdad?- Seto volteó con una gran, gran, GRAN incógnita reflejada en sus ojos, y fue súbita y desconcertadamente jalado de un hombro por el rubio, quien hizo que se acostara sobre sus cruzadas piernas, y no lo dejó levantarse.

-Nos necesitamos Kaiba. Yo hago muchas cosas, es cierto, pero si estamos aquí ahora mismo, es por que tú encontraste este lugar. Es gracias a ti. Tú me necesitas, y yo… yo te necesito, Seto-

El CEO abrió los ojos fuertemente, sorprendido de las palabras del cachorro. Se sentía totalmente indefenso, pero… por primera vez, sintió que podía confiar en el rubio.

Hundió más su cabeza en las piernas del ojicastaño, y se fue relajando mientras sentía como las manos del menor recorrían sus cabellos.

-Seto… quien diablos te hizo esto… No eres capaz de confiar en nadie… tienes tanta tristeza acumulada, que si no fueras tan fuerte, definitivamente ya estarías derrotado… desde hace mucho…- Joey pensaba que el castaño ya dormía cuando dijo eso, pero este lo escuchó. No supo si fue el cansancio, la indiferencia o qué lo que lo hizo no contestar, pero simplemente no lo hizo. Se sentía tan agusto en las piernas de Joey… y de algún lado llegaba un aroma que lo embriagaba, le agradaba demasiado.

No le gustaba estar en esa isla, no le gustaba estar sucio, no le gustaba no poder ver a sus hermanos, no tener comida… en verdad que no… pero al menos, la compañía de Joey Wheeler hacía todo menos peor…

Sí, nunca lo admitiría, pero… en verdad comenzaba a disfrutar de la compañía del rubio…

 


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