Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Varados por Iztaxochitl

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Disfruten

 

 

-Kaiba, tengo una pregunta para ti- Dijo el rubio mientras acariciaba los cabellos castaños, teniendo al ojiazul recostado sobre sus cruzadas piernas. Ya era de noche, descansaban en la cueva, ahora cubierta por varias capas de hojas de palmera, haciéndola mucho más confortable, y con la fogata en el centro con el circulo de piedras alrededor.

-Dime cachorro- Desde que ambos se abrieran a decirse sus sentimientos, el apelativo “perro” había sido cambiado por “cachorro”. Seto no era la persona más cariñosa, pero Joey lo quería al cual era.

-Mmm… bueno, tú dijiste que… pues no es fácil para mí pregunTarlo, pero… lo haré. Cuando hablaste de que Gozaburo te… maltrataba… física y… emocionalmente… a que te… referías?- El castaño se sentó dándole la espalda al rubio, soltando un largo suspiro.

-No es necesario…. Si no quieres hablar, no tienes que hacerlo, Seto- dijo un apenado y arrepentido ojicastaño.

-Cachorro… no es algo fácil para mí. Fue un tiempo el cual quisiera no recordar, olvidar totalmente… y nunca lo he hablado con nadie…- Joey se sentía cada vez más incómodo por haber abierto la bocota.

-Pero…- Seto volteó a ver al rubio, tomándole la barbilla y haciendo que lo viera a los ojos. –Tampoco nunca en mi vida había estado con alguien como tú, Joey- Eran pocas las ocasiones en que el castaño llamaba al rubio por su nombre, eran ocasiones “especiales”, haciendo que el ojicastaño pusiera especial atención. El CEO suspiró.

-No sé… en verdad no sé que me has hecho… es confuso, por que… cuando estoy junto a ti, el corazón late demasiado rápido, las manos me sudan y me siento muy nervioso. Aún ahora, que me ves tan tranquilo, estoy casi temblando…- El menor estaba sorprendido ante esta nueva revelación.

-Yo…- Joey quería decir algo, pero fue interrumpido.

-Me siento vulnerable… frágil… casi como indefenso… pero lo más extraño, es que no me molesta. Yo nunca, en verdad nunca creí poder llegar a sentirme así… pero contigo… todo es tan diferente… contigo… no me molesta sentirme así en verdad… no quiero huir de esto que siento cada vez más fuerte…-

-Claro, aquí si intentas huir te ahogas- Ambos rieron levemente por la broma del rubio, y el castaño volvió a recostar la cabeza sobre sus piernas.

-Quiero contarte, Joey… nunca me he abierto con nadie… me desagrada de sobremanera que la gente me juzgue, y prefiero guardarme las cosas a que me digan “pobrecillo” o me tengan lástima. Pero… creo que contigo, sí puedo contar… tú sí estás dispuesto a escuchar-

-Siempre- pronunció el rubio sin titubear, y el CEO inhalo, tomando fuerzas para hablar de un pasado que todavía lo atormentaba.

-Cuando Gozaburo comenzó a buscar un heredero, quería a alguien que pudiera con KC y más. Buscaba a un genio. Noah definitivamente no era apto para sus planes, así que optó por la adopción.-

-Cuando gané aquella partida de ajedrez, supe que apenas comenzaba el verdadero juego. Las primeras dos semanas en la mansión Kaiba fueron normales, pero para nuestra mala suerte, no nos duró el gusto. Gozaburo quería asegurarse que su heredero estuviera preparado para quedarse al mando de KC, así que comencé a tomar clases particulares en la casa. Mokuba apenas tenía 5 años, todavía asistía a preescolar, y mientras yo cooperara, todo iría bien con él. Primero las clases sólo eran mientras Mokuba estaba en el kínder, y un par de horas por las tardes.-

-Para mi buena suerte, mi padrastro solía estar de viaje muy constantemente, y casi no lo veíamos. Pero cuando cumplí 13 años… ahí comenzó el verdadero infierno- El ojicastaño se aguantaba las ganas de opinar o alegar… necesitaba estar muy atento a todo lo que el castaño decía. Y a Kaiba le atormentaba recordar el pasado, pero muy profundo en su interior se sentía aliviado, sabiendo que el que Joey lo escuchara lo haría sentir mejor y más ligero, por más desagradable que fuera la experiencia.

-Comencé a estudiar toda la mañana y toda la tarde, con descansos de tan solo 5 minutos cada hora y media, y teniendo un par de horas al día para comer y estar con Mokuba y con Noah, quien llegó cuando yo tenía 12 años. No tardamos mucho tiempo en darnos cuenta que Noah no era como Gozaburo nos había platicado, que era un chavito lindo y tierno, y que era totalmente distinto a su padre. Los estudios comenzaban a las 6:00 am, y terminaban a las 11:30 pm. A mi padrastro le importaba nada el poco sueño que dormía, siendo que si quería un baño o comer algo a deshoras, mis horarios no cambiaban, tenía que sacrificar mi tiempo. No solo eso, si no que mi rendimiento tenía que ir siempre hacía arriba. Si bajaba un poco, era castigado con unos azotes de látigo- Joey cerró los ojos, tensando todo su cuerpo al oír tal atrocidad.

-Mokuba y Noah nunca se enteraron de lo que sucedía realmente, aunque sé que Noah lo sospechaba. Él sabía que clase de monstruo era su padre. Así era, cada vez que Gozaburo aparecía, era para insultarme, azotarme o algo de ese tipo. Él creía que si yo desarrolla sentimientos o emociones ante eso que él me hacía, o ante cualquier otra cosa, entonces me convertía en débil, y no sería un buen presidente para KC. Así que aprendí a reprimir el dolor físico y emocional, a dormir pocas horas, y a no dejar que nada me descolocara- Joey sentía una tristeza inmensa emanar del castaño, y también él se sentía triste con el relato. Seto cerró los ojos y apretó fuertemente los puños.

-Cuando ya tenía 15 años, recién cumplidos, Gozaburo cayó más bajo, aún cuando yo pensaba que ya no era posible. Estaba en mi habitación, estudiando para una evaluación que tendría en unos días. Entró para supervisarme, y al cerrar la puerta le puso seguro. Algo no me olió bien- De los más de 600 músculos que conformaban el cuerpo de Seto Kaiba, Joey podría jurar que todos y cada uno de ellos estaban totalmente tensos, y él no se quedaba atrás.

-Gozaburo pasó, me dijo que era un niño mimado, que no hacía bien mi trabajo, que no daba el 100% de lo que podía dar, y que recibiría mi castigo. Yo, volteé a verlo, su gesto y su mirada me dio un mal presentimiento. Algo andaba mal. Se acercó, me levantó por las solapas y me estrelló contra la pared. Intenté forcejear un poco, pero me dijo que si me resistía, el próximo sería Noah, o quizás Mokuba. Fue en ese momento que supe que debía de hacer caso a todas y cada una de sus ordenes, por más que no quisiera debía hacerlo, por mis hermanos.- Los nudillos de Kaiba estaban blancos de tanta tensión, y cuando Joey se dio cuenta, tomó un de sus manos entre las de él, generando que Seto se relajara un poco.

-Me arrojó al piso… me di cuenta de que su aliento tenía un leve rastro de olor a alcohol, que no lo había podido, o querido, cubrir. Volteé hacia arriba, y vi… como comenzó a desabrochar su pantalón, y como lo bajó a sus rodillas... estaba… excitado.- Temblaba, el castaño temblaba al recordar ese doloroso episodio de su vida. Joey solo le sostuvo la mano, haciéndole sentir que ahí estaba él, que lo escuchaba con atención.

-Se sentó en mi cama, y me ordenó que me acercara… no quería, pero no estaba en posición de decidir que deseaba. Cuando llegué, me hizo ponerme de rodillas… me tomó fuerte y bruscamente del cabello, jalándome… e hizo… que lo metiera en mi boca…-

-Basta!- Irrumpió súbitamente Joey. – No… no puedo seguir escuchando…- A estas alturas, Joey ya lloraba como magdalena.

-Cachorro… cachorro, mírame- entre sollozos, lágrimas y mocos, Joey abrió los ojos y lo volteó a ver.

-Yo… necesito hacer esto… necesito que me escuches… necesito sacar esto de mí, para poder continuar con mi vida… contigo… por favor…- más que una petición, sonó como una súplica, y Joey supo que no era el momento de tronar. Debía estar ahí para Seto, siendo fuerte. Seto necesitaba de él. Asintió, y se limpió las lágrimas con la mano.

-Fueron momentos eternos para mí. Él jalaba de mi cabello, entrando y saliendo de mi boca…y yo casi me ahogaba de sentirlo hasta la garganta. Poco después se vino… no en mi boca, pero sí en mi cara… Fue la sensación más horrible y asquerosa que he sentido en mi vida. Me aventó al suelo, me dijo que aún no se terminaba mi castigo, y que me quitara los pantalones. Lo hice. Me levantó de la camisa y me aventó a la cama... quedé boca abajo, y se montó sobre mí. Me penetró, sin ninguna consideración…- Seto tomaba fuerzas de flaqueza para seguir con la historia, y Joey respiraba lo más profundo posible para no perder la calma.

-No sé cuanto tiempo estuvo sobre mí. No fue nada agradable… pero pasó. Al final, se vino sobre mi espalda… se vistió y acomodo, se burló y me dijo unas cuantas cosas, y se fue. Yo quedé ahí tirado… no se cuanto tiempo duré, sin saber que hacer realmente. Me dolía…. Finalmente, me puse de pie, me vestí y seguí con mis estudios… estaba seguro que el viejo no tendría consideración de mí por lo que acababa de suceder- Seto soltó otro suspiro, y Joey empezó a llorar silenciosamente de nuevo.

-Eso sucedió unas cuantas veces más… era yo o Noah, me decía, y ya simplemente me dejaba hacer. Nunca se vino dentro de mí… dijo que no valía la pena… y afortunadamente, nunca se enteraron mis hermanos. A la fecha, ninguno sabe por lo que pasé-

-Seto… yo… lo siento… no… quería hacerte recordar tan atroz pasado…- Joey estaba triste, y apenado a la vez

-Cachorro- dijo mientras se sentó, y se dio la vuelta para quedar frente a frente. –No se… que pienses de mi después de esto…- Kaiba bajó la mirada, levemente sonrojado.

-Seto, mi opinión acerca de lo que siento por ti no cambia por esto… Yo quiero estar contigo, y el hecho de conocer tu pasado me ayuda a conocerte mejor… pero no significa que cambie mis sentimientos por ti- El castaño subió la mirada, con lagrimas en los ojos.

-Gracias Joey, en verdad…- Ambos juntaron las frentes, uniendo sus respiraciones.

-Vamos a dormir cachorro, me siento agotado-

-Han sido muchas emociones por un día- Joey besó los cabellos del mayor. -Gracias por abrirme tu corazón Seto.- Ambos se acostaron, el menor acurrucado en el pecho del mayor, durmiendo abrazados por primera vez.

 

Transcurridos varios días después de contar su trágico pasado, Seto Kaiba estaba más relajado.

Era ya la tarde, y después de varias horas jugando en las olas, ambos protagonistas estaban tirados en la arena.

-Sabes cachorro… es admirable como puedes sonreír con un pasado como el que tienes- El ojiazul rompió el silencio.

-Al mal tiempo buena cara, y además, que me dices de ti, después de todo lo que has pasado, aún llevas el apellido Kaiba y estás al frente de KC-

-Qué es esto, quién adula más a quien?- Dijo el castaño levantando una ceja. Joey sonrió.

-No, es solo la realidad, KAIBAKA- En cuanto terminó de decir eso, salió corriendo, pues sabía lo que le esperaba.

-Ahora verás pulgoso- Y aún con la velocidad que tenía el rubio, no fue suficiente. El ojiazul se lanzó encima del rubio, tacleándolo sobre la arena y cayendo sobre de él, ambos boca abajo.

-Ahora verás, perrito pulgoso- Y atrapándolo con el peso de su cuerpo y dejándolo sin escape, le empezó a hacer muchas cosquillas, haciendo que el rubio se revolcara de la risa y no pudiera dejar de moverse, pataleando y manoteando. Seto se acomodó, volteó al rubio y quedaron frente a frente, el menor aún aprisionado por el cuerpo del mayor. 

-Bien, cachorro travieso, cómo me dijiste?- Joey tomaba un poco de aire mientras podía.

-Ya te dije, mientras tu me sigas poniendo apelativos caninos, yo te voy a decir KAI-BA-KA!- Al cachorro le encantaba jugar con su amo. Y casi en seguida, comenzó a revolcarse de la risa causada por las cosquillas que le hacía Kaiba. Cuando el ojiazul se detuvo, tenía una sonrisa pícara en el rostro.

-Haber, mi lindo cachorrito, si me vuelves a decir así, te llevarás un fuerte castigo-

-Oh si, KAIBAKA!- Seto sonrió, el cachorro había caído en su juego.

-Mmm… que lástima, yo que tenía algo para ti- Kaiba acercó sus labios a los del ojicastaño hasta quedar a 1 cm de distancia, como si lo fuera a besar… y el cachorro se dejó llevar, pero… el beso nunca llegó, ese centímetro nunca se acortó.

-Que lástima que todavía me digas Kaibaka, yo que quería darte un regalito…- Seto se atrevió a rozar sus labios con los del cachorro, pero no dejó que pasara a más, ya que también tenía aprisionadas sus manos sobre su cabeza… y estaba haciendo que cierto perrito se exasperara demasiado.

-Vamos, Seto… por favor…- Suplicó el rubio.

-Arrepiéntete-

-Nunca-

-Mmm… cachorro obstinado…- Kaiba acercó su boca a la oreja del rubio, susurrando.

-Que lástima que seas tan obstinado y necio, y yo… que me muero por un beso tuyo… Mmm…- Fue casi como un gemido en el oído del rubio, haciendo que este se volviera loco.

-Kaiba… Kaiba… Kaiba… lo diré así cuantas veces quieras, pero bésame… no sabes como he soñado con un beso tuyo…- Los ojos del menor estaban llenos de deseo… deseo de besar esos apetecibles labios del ojiazul… y este sonrió. Como todo buen amo, le dio gusto a su cachorro.

Fue un beso cargado de sentimientos.

Ambos estaban hambrientos del otro, y con ese beso se transmitieron todo lo que sentían. Ya no eran necesarias las palabras, todo estaba dicho.

Se estaban enamorando profunda y perdidamente el uno del otro, y ese beso fue el primer beso para descubrirlo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).