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Varados por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Disfruten

 

 

A la mañana siguiente de su primer encuentro íntimo, Joey despertó y se dio cuenta de que estaba sólo. Se estiró agusto, y se incorporó. El día ya tenía unas horas, y seguramente a estas alturas, de estar en su vida “normal” ya estaría en su empleo.

-No, definitivamente prefiero estar aquí con mi koi- dijo para si mismo, con una gran sonrisa. Se levantó, se sacudió las piernas y las nalgas, y volvió a sonreír al recordar el sabor íntimo del castaño.

-Tan delicioso…- y siguió con su sonrisa de sandía al mismo tiempo que salía de la cueva. A la par, seguía estirándose, moviéndose, e intentando inútilmente acomodarse la maraña que tenía por cabello. Volteó a su alrededor, y a lo lejecitos vio a Kaiba sentado frente al mar, observando las olas. Caminó hacia él, se arrodilló al llegar, y lo abrazó por detrás.

-Buenos días Seto- el castaño dio un ligero y casi imperceptible brinco por la sorpresa de su cachorro, sonriendo momentos después a causa del abrazo.

-Hola cachorro dormilón- Joey hizo un puchero, y se sentó al lado del ojiazul. Así se mantuvieron un buen rato, sin hablar… Seto sentado observando las olas, y el rubio recostado a su lado, viendo las nubes. Un rato después, el castaño rompió el silencio con una duda que lo acosaba.

-Cachorro, necesito preguntarte algo- el tono del mayor era serio, y Joey supuso que era algo importante, así que colocó sus codos en la arena, medio recostado todavía, y lo observo, incitándolo a seguir.

-Joey… por qué lo hiciste?- Un gran signo de interrogación surgió sobre la cabeza del rubio, y miró al castaño sin entender sus palabras…

-Es decir… anoche, que estuvimos… juntos… tu me pro… baste… tragaste… mi semilla…y en verdad… no era necesario… No fue… desagradable?- Joey pudo ver a un inseguro Seto, y supo que tenía que transmitirle seguridad para que volviera a su estabilidad normal.

-No, para nada fue desagradable… al contrario, lo disfrute mucho. Y disfruto mucho recordarlo- El CEO fijó su mirada en la de su cachorro, en la que solo encontró transparencia.

-Pero…-

-Seto, entiende algo… tú me gustas… si tú me gustas, algo que venga de ti no puede ser desagradable, para nada- Seto suspiró y volteó la vista al mar. Pasaron unos minutos, y de nuevo habló.

-Yo siempre pensé… que debido a mi pasado con Gozaburo, nadie… me iba a querer… mucho tiempo me sentí sucio… por eso me aleje de cualquier relación-

-Eso es bueno- el castaño enarcó una ceja y lo volteó a ver.

-Así sé que nadie más te ha tocado como yo, y que estas puro para mí. Tal vez por ahora yo sea el uke… pero quien sabe, algún día podría cambiar- Seto se sonrojó de sobremanera, sin evitar que ciertas imágenes rondaran por su cabeza.

-Y además Seto… el hecho de que hayas vivido eso, no te hace sucio… Es una experiencia muy dura, y muy triste pero… aquí estoy, y así como estoy contigo para superar eso, estoy para lo que quieras. Yo no me atrevería a hacerte daño, incluso ayer… antes de lamerte, busqué aprobación de tu parte, pero con los ojos cerrados ni cuenta te diste- El menor le dedicó una hermosa sonrisa a su koi, transmitiéndole tranquilidad total.

-Joey…- Seto no pudo hacer más que devolver la sonrisa, y acercarse a darle un beso cálido a su cachorrito. Después, cada uno en silencio volvió a su posición, quedándose así hasta que el hambre hizo que se movieran.

 

Más tarde, ya por la noche de ese mismo día, se encontraban nuestros protagonistas sentados frente a la fogata, comiéndose unos deliciosos pescados asados. No había gran variación en la dieta, pero no se quejaban. Al menos, hambre no pasaban.

-Sabes Seto…- El aludido solo volteó en señal de estar escuchando. –Nunca creí de verdad extrañar la comida del orfanato… era la cosa más horrible que puedas imaginar-

-Sobre todo para alguien con un apetito como el tuyo, cachorro tragón- Un puchero fue la respuesta del menor.

-No, en verdad. Sabes de la comida de los hospitales, en los que te dan comida como para bebé, pero totalmente desabrida? Pues esta era peor…- Dijo sacando la lengua en señal de “asco”, a lo que Seto rió.

-No, en verdad era peor que eso?-

-Sí, mi amigo Yugi y yo siempre bromeábamos acerca de eso.

-Yugi? Y ese quien es? Nunca me habías hablado de él- Joey sonrió con algo de nostalgia en la mirada.

-Un chico con mala suerte, que acabó siendo abandonado por su abuelo ahí. Y mi mejor amigo. Cuando era pequeño, un bebé apenas, sus padres salieron de viaje, llevándolo por supuesto. Fueron a Egipto, pero cuando regresaron, el taxi tuvo un trágico accidente, y él fue el único sobreviviente. De alguna manera inconsciente, su abuelo, padre de su madre, lo culpó y lo dio al orfanato-

-Mmm… sí que hay gente loca allá afuera. Y déjame adivinar, tu amigo no quiere saber nada de su abuelo, no?- Joey sonrió ante el recuerdo de su tierno amigo.

-Pues, realmente es un chico noble… a veces pienso que raya en la estupidez, pero así es él. A pesar de pensar eso, su abuelo lo visita todos los años. Él sabe que lo ama, pero que el recuerdo de su hija es demasiado doloroso como para tenerlo cerca, por eso no le recrimina haberlo dejado ahí. Además, a estas alturas, ya debe de haber salido del orfanato y estar viviendo solo. Estaba en medio de esos trámites cuando yo me subí al avión-

-Que… bueno, la verdad, es que cualquier cosa que diga estará fuera de lugar… yo, hablando de amigos, cuando no tengo ni uno. Lo más cercano que he tenido a un amigo son mis hermanos- Esta vez, fue Joey quien levantó la mirada para ver al ojiazul.

-Sí, siempre me alejé cuando alguien intentaba acercárseme, pues era por algún interés bajo la manga. Además, por mis previas experiencias, no quería relacionarme con nadie… aunque…- El ojiazul se quedó pensativo unos momentos, mientras el rubio se levantó y tomó asiento al lado de su koi.

-Ahora que lo pienso, cuando estaba en el orfanato… había un chico… que siempre me sonreía. Se me acercó unas cuantas veces nada más, pero fueron ocasiones en las que la pasamos muy bien. Como solo pasamos 2 años y medio en ese lugar, la verdad no hice relación con nadie, siempre ocupado de cuidar de Mokuba-

-Has sido un ángel guardián para tu hermanito, Seto. Eso es hermoso. Yo quisiera tener una relación así con mi hermana- Seto volteó a verlo, y vio la gran tristeza reflejada en el rostro de su cachorro, añorando algo por el momento inalcanzable. Levantó su mano, tomó la mejilla del menor, y la levantó, haciéndolo que lo mirara a los ojos.

-Mi cachorro… te prometo que, si logramos escapar de aquí algún día, yo mismo me encargaré de juntarte con tu hermana- Se acercó y lo besó.  Un beso bien recibido por el menor, hambriento de su “dragón”, como había comenzado a llamarlo mentalmente. Cuando se separaron, el rubio habló.

-Bueno, eso estaría bien, por que dudo que el dinero por tu exclusiva lo sigan guardando para mí-

-Cierto- Ambos rieron levemente.

-Por cierto, para quien era esa exclusiva?- el CEO había tenido curiosidad de aquello desde escuchó las primeras intenciones del rubio. Al principio, pensaba que al regresar destruiría a quien fuera que lo hubiera mandado… pero debido a las circunstancias actuales, y considerando que eran los responsables de que estuviera con su cachorro, podría pasarlo por alto.

-Pues una revista de esas internacionales… si me lo preguntas…- dijo el ojicastaño, algo apenado… -No recuerdo su nombre… La verdad es que lo único que me importaba era el efectivo… así que no puse atención en los detalles- El rubio se rascó la cabeza, riendo nervioso y sintiéndose total y absolutamente estúpido, pensando que el castaño llegaría a la misma conclusión. Y al oír la estruendosa carcajada de su koi, lo confirmó, sintiéndose peor.

-Ah que mi cachorro tan distraído!!- Dijo el castaño entre risas. –Pero la verdad es que…- se acercó seductora y peligrosamente a los labios del rubio, pero sin cerrar el contacto. –Me encanta como eres…- Entonces lo besó… hambrienta y apasionadamente, despertando deseo en el rubio.

Se besaron un buen rato, pues a pesar de que el rubio sí quería más, al parecer el castaño seguiría marcando un ritmo lento y tranquilo, disfrutando a cada momento, cada paso que daba con su pareja. Eso desesperaba un poco… más bien un mucho a Joey, pero a la vez, sabía que cuando dieran un paso más, sería glorioso, más con tantas ganas de darlo.

Minutos después, se separaron, ambos faltos de aire, viéndose con amor reflejado en sus pupilas.

-Sabes… a pesar de la comida, el frío y todo lo que hemos pasado… no cambiaría mi presente por nada…- Seto escuchó atentamente las palabras de su cachorro, enternecido por lo que le decía.

-Oye cachorro- dijo ya con un poco más de distancia. –Y… tú habías tenido alguna experiencia previa… tu sabes… mmm… con alguien más?- OK, después del beso, definitivamente Joey no se esperaba una pregunta así, pero también ya se había dado cuenta, e imaginado, que Seto, al ser un dragón, sería terriblemente celoso.

-Pues… no realmente… Bueno… una vez, Yugi y yo nos “besamos”… así como para ver que se sentía… pero teníamos 13 años y no fue nada en verdad-

-Se ve que tú y Yugi son cercanos…- dijo el CEO mientras volvía su mirada al fuego.

-Sí, pero… nada más allá de buenos amigos. Quizás mucha gente podría pensar otra cosa, pero… no, para nada- A Seto se le notaba tenso.

-Mmm… y nunca hubo nada con nadie más? O sea, nunca nadie quiso nada contigo?- Joey lo volteó a ver, un poco confundido, pero luego pensó un poco más…

-Bueno… sí, alguien andaba tras de mí… pero nunca tuvimos nada, nunca quise nada con él- Un ligero bufido, casi imperceptible, pero que el rubio alcanzó a percibir.

-Es más, creo que debes conocerlo… es un empresario también, se llama Duke Devlin- “Como olvidar a ese necio” pensó el CEO.

-Sí, quería que fuéramos socios en un proyecto de “Duelo de Dados de Monstruos”…más bien que yo fuera el que lo apoyara económicamente, pero el negocio me pareció un poco arriesgado, y no acepté. Así que anduvo molestando un buen tiempo, hasta que otra compañía financió su proyecto-

-Ahh, pues él. No sé bien que onda, pero de repente un día me dijeron que quería llevarme con él… pero me negué, nunca me dio buena espina… Nunca he sabido como supo de mí, pero… ah que necio era!..-

-No es difícil ir tras de ti, Joey, eres hermoso- Dijo el CEO volteándolo a ver, y… otra vez pronunciando su nombre, indicando que era totalmente sincero y serio.

-Seto…- Joey no pudo decir nada, pues ya tenía a su koi sobre de él, recostados ojiazul sobre ojicastaño, besándose apasionadamente. Seto dejó su boca para pasar a su oreja, haciendo que el menor sintiera espasmos por todo el cuerpo. Lamió y mordió a su cachorro, y siguió con su cuello. Después de haber hecho su trabajo ahí, siguió con su pecho, para luego bajar al abdomen.

-See…to...- Joey estaba ya muy excitado, pero le preocupaba un poco el pasado traumático de su dragón, y no quería forzarlo a nada. –Seto... no…- el castaño se detuvo, así acostado levantó la mirada, cuestionando al rubio con esta.

-Es que… me encanta lo que me haces, no me malentiendas… pero… no tienes que hacer nada que no quieras hacer, Seto…-

-Eso yo lo se- Seto se levantó sobre sus brazos para que el cachorro lo viera a los ojos.

-Sé perfectamente que no tengo que hacer nada que no quiera hacer… sé que contigo todo es nuevo y diferente, Joey, y estoy dispuesto a vivirlo… contigo… No me importa lo que pasó… ya pasó, y no podré cambiarlo, tan solo puedo formar nuevos recuerdos. Sé que contigo puedo ser yo… y que puedo ser como yo quiera…- A Joey de verdad se le llenaron los ojos de lágrimas.

-Qué pasa?- Seto se preocupó un poco, y se sintió inseguro también.

-Tonto… estoy llorando por que se que estoy al lado de un ser inigualable. Sé que eres tú mismo, Seto, y siempre te aceptaré como seas…. Te amo…- el cachorro se sonrojó completamente ante esas palabras, y volteó su cabeza… se le escapó decir eso, pero… lo sentí de verdad… es solo que se sentía nervioso, aunque no entendía por que.

Kaiba se conmocionó un poco ante las palabras del rubio, pero en lugar de decir nada, mejor regresó a su trabajo, sin previo aviso.

Bajó y dio una gran lamida a la hombría despierta del menor, robándole un gemido a este. Después de unas cuantas, lo metió todo en su boca, succionando y moviéndose a un ritmo perfecto para el ojicastaño. Y él, estaba en el cielo, las nubes y las estrellas. No podía ver bien. Solo podía sentir el placer que la boca de su koi le estaba generando.

Cuando había sido violado por Gozaburo en su adolescencia, a Seto le generaba asco y sensaciones horribles el tener que hacerle eso a su padrastro, y nunca entendió por que, si él lo sufría, su padrastro lo disfrutaba tanto. Pero la noche anterior, cuando Joey se lo hizo a él, pudo entender todo el placer que un hombre puede sentir ante tales actos. Por eso, quiso que su Joey sintiera lo que él sintió, ahora seguro de que no había tenido ninguna experiencia de esas en su pasado.

Así, subiendo y bajando, acariciando su trasero y los testículos, Seto no tardó mucho en hacer que su amante se derramara en su boca. Y siendo el Gran CEO de KC, no pudo quedarse atrás que su cachorro, así que él también tragó la semilla de su cachorro.

-Seto…- El rubio no podía articular palabra alguna. Simplemente se quedó acostado, regulando su respiración.

Y el ojiazul se sentó junto a él, observando sus reacciones y su intento por calmarse.

-Seto, tú… quieres que lo haga yo también?- Preguntó el rubio, apenado, con su brazo cubriendo sus ojos y parte del rostro.

-No, ahora tan solo quiero disfrutar mientras te veo, cachorro- El ojicastaño quitó su brazo, y fue capturado en un tierno beso.

-Cachorro… gracias por crear nuevas experiencias conmigo- Seto Kaiba nunca, NUNCA en su vida se imaginó darle las gracias a alguien de esa manera, pero… nunca se imaginó enamorado, así que todo era fuera de esquemas, y estaba bien.

El ojiazul se recostó al lado de su cachorro, abrazándolo, y cediendo al sueño que rondaba.

Y el rubio cayó inmediatamente dormido, embelesado con la ternura y humanidad del hombre que todos llamaban “cubo de hielo”.

 

 

 


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