Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Varados por Iztaxochitl

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Disfruten

 

 

-Oye cachorro, nunca me has platicado mucho de ti, aún cuando yo sí te he hablado de mí. Por qué no me cuentas?- decía el CEO.

Ya llevaban más de 6 meses perdidos, aún cuando no les preocupaba mucho, pues estaban en su etapa de amor idílico. Decir felices es quedarse más que corto. Estaban vivos como nunca antes se les había visto, incluso a Joey, aún siendo menor que Kaiba.

-Que quieres saber de mi, Seto?- Esta vez, estaban viendo el atardecer, Kaiba sentado frente al mar, y su rubio compañero a un lado de él recostado viendo el cielo entre naranja y rosado. Les encantaba ponerse así.

-No se, algo que me ayude a conocerte mejor- Ciertamente, el castaño le había hablado a Joey de si mismo en varias ocasiones, cuando el ojicastaño había hablado muy poco acerca de su historia. Y decir que el CEO no era curioso, era mentir.

-Pues… ya sabes que mi padre me dejó en un orfanato a los 3 años, que tengo una hermana y que quiero encontrarlos… que más? Pues mi mejor amigo es Yugi Mutou y… pues no se…-

-Una vez mencionaste que te habían trasladado de orfanato… cómo estuvo eso?- El ojiazul estaba decidido a conocer más a su cachorro.

-Pues sí, cuando tenía 10 años me pasaron a otro, que por que ya estaba más grande. Al principio no quería, pensaba que si mi padre me buscaba, no me podría encontrar si me iba… pero luego caí en cuenta de que la onda era irme… en ese lugar había puros niños, y yo estaba entrando en otra etapa. Además, mi padre nunca me buscó… y si lo hiciera, supuse que le darían el dato. Por eso me trasfirieron- El ojiazul enarcó una ceja, volteando a ver al menor.

-Pero… nunca quisieron adoptarte?-

-No se por que, y no se si solo me pasó a mí, pero… cuando alguien me quería llevar, yo me negaba, esperando a que mi padre llegara por mí. Y siempre me tomaron en cuenta-

-Y no sufriste una fuerte decepción al ver que nunca regresó por ti?- El rubio suspiró.

-No, por que sabía que no lo haría… pero la esperanza es lo último que muere, y yo quería creer que regresaría por mí. Al final, resultó bien que me trasfirieran, pues conocí a Yugi en el nuevo lugar. Ambos éramos recién llegados, un poco asustados de lo nuevo y de ser los menores, siendo que salíamos de lugares siendo los mayores-

-Ohh… y como es que te agarraron los otros chicos de su mascotita para quitarte los alimentos?- El rubio se dio cuenta que desde el principio el CEO había puesto mucha atención en todo lo que decía, pues recordaba cada detalle. Y que buena memoria tenía!

-Jejeje, pues yo nunca he sabido cerrar mi boca, aún cuando me mete en problemas. Un día, llegaron un par de chicos, que me dieron mala espina, a molestar a Yugi. Yo lo defendí, pero acabé con un ojo morado, y unos buenos golpes en el cuerpo. A partir de ahí fue que me molestaban a mí también- El ojiazul rió levemente.

-O sea, eras un buscapleitos…- Ahora fue el rubio quien rió.

-No, no del todo… pero Yugi era mi amigo, no iba a dejar que lo molestaran frente a mí sin hacer nada- El castaño lo volteó a ver.

-O sea que lograste que no molestaran a tu amigo pero si que te molestaran a ti? Bueno, un avance, pero no muy productivo… y no decías nada?-

-La gente de ahí nunca se dio cuenta… hasta que me fracturaron unas costillas, entonces tuve que decir. Los cambiaron de pabellón, y ya casi no nos veíamos, salvo cuando en verdad me buscaban para golpearme… pura diversión, decían-

-Vaya… todo un sobreviviente, no cabe duda por que te las arreglaste al llegar aquí-

-Es la ley del más fuerte, Kaiba, tú sabes eso. Hay que hacer lo que hay que hacer para salir adelante-

-Como defender a tus amigos a costa de ti mismo…- Terco era poco, así era Seto Kaiba.

-O aplastar a las empresas que son competencia- pero en retos, el ojicastaño no se iba a quedar atrás. Incluso sus miradas habían cambiado… había cierto… fuego en ellas.

-O dejar que te golpeen y te roben la comida para que no dañen a los que valoras-

-O subirse al avión de un guapo y engreído ricachón, dueño de una empresa multimillonaria, por una suma que si te la dijera te reirías por todo lo que hemos tenido que pasar- Seto se abalanzó sobre su cachorro, quedando recostado sobre él en la arena, aprisionando sus manos con las de él sobre la cabeza del rubio. Acercó su boca a la oreja del ojicastaño, y susurró seductoramente.

-Que bueno que te hayan convencido con algo así, pues gracias a eso estás aquí conmigo- Y cuando le dijo esto, lamió toda la oreja, y le dio mordiditas, haciendo gemir a su koi.

-Seto… sabes que te deseo, verdad? Cuanto tiempo más tendré que soportar…- El menor no podía pensar bien, y expresó algo que el mayor no se esperaba.

-Así que me deseas, cachorro travieso? Ah sí? Desde cuando?- La voz de Kaiba era torturantemente sexy, y causaba estragos en la mente y el cuerpo del rubio.

-Desde que te me acercaste mucho, aquella vez en la cueva, casi dándonos un bes… ahhh!!!!- Joey sintió una mano sobre su muy erecto miembro, acariciándolo, a la vez que Kaiba seguía su trabajo en la oreja, y con la otra mano seguía sosteniendo las dos de Joey.

-Pues… si quieres que haga algo, tendrás que decirme qué quieres que te haga, cachorro… tú sabes, yo no sé de esto…- Era un juego… uno muy caliente, y que estaba encantando a ambos jugadores.

-Mmm… eres… seductoramente juguetón tú también, Seto…-

-Dime… haré lo que me digas, cachorro… mmm…- ese gemido despertó el poco lívido dormido que le quedaba a Joey, y sin pudor alguno comenzó a decir…

-Quiero que me la mames Seto… quiero que la chupes y quiero venirme en tu boca… después quiero que me montes… que me beses mientras… me haces el amor aquí, al atardecer, frente al mar que tanto amamos…- Kaiba sonrió, escuchando atentamente las peticiones de su cachorro, pues se las cumpliría todas.

Se despegó del cuerpo de su amante, y se dirigió directamente, como él siempre hacía las cosas, a la hombría de su cachorro. Dio unas lamidas, y después de unas cuantas súplicas por parte del rubio, lo metió todo a su boca… llegándole casi a la garganta, e importándole poco eso… Le encantaba sentir así a su cachorro, más sabiendo que era solo suyo.

Mientras estaba con su trabajo, acariciaba las nalgas del menor, agasajándose y disfrutando cada centímetro del ojicastaño.

Momentos después, y con un gran grito de placer, el rubio derramó su semilla en la boca de su dragón.

Seto tragó cada gota… no podía negarlo, cada día le gustaba más el sabor de su koibito. –Exquisito…- murmuró.

Se apoyo con sus manos en la arena, y se puso sobre Joey, besándolo, haciendo que este probara el sabor de su propio semen, combinado con el sabor de la boca de Seto. Algo sumamente excitante para el menor.

Mientras se besaban, Kaiba posicionó su sexo en la entrada del rubio. Dejó de besarlo un momento, y le susurró un suave “solo relájate”  en el oído. El rubio cedió, respirando profundamente lo suficiente para soltar todo el cuerpo.

Kaiba dio un primer empujón, y metió la punta. Joey seguía respirando, relajándose totalmente.

-Tan solo entrégate cachorro… te llevaré más allá de las nubes…- En una intimidad en la que ya no podía pensar claramente, Seto Kaiba se convertía en un amante romántico, cosa que volvía loco a Joey.

Unos segundos pasaron, y Seto empujó más, poco a poco, entrando completamente en su cachorro. SUYO.

 A Joey le dolía, pero respirar lo hacía sentir mejor.

-Cachorro… te juro que es toda una hazaña no perder el control en este mismo momento, y moverme desenfrenadamente…-

-Seto… muévete, quiero… soy tuyo, Seto- Cuando dijo esto, Seto no se pudo contener. Comenzó a moverse lentamente dentro de su amante. Estocadas muy suaves al principio, incluso Joey sentía la ternura que emanaba del movimiento, cosa que en verdad agradecía.

Unos minutos después, el movimiento se hacía más rápido, y los gemidos de ambos subían de tono.

-Cachorro… de haber sabido que eras así de delicioso, te habría violado desde el primer día… ahhh-

-Eres un… mmm… pervertido… pero… ahhh, eso me en… mmm si… me encanta… Ohh Seto!- Ambos comenzaban a perder el control debido a las enormes oleadas de placer que recorrían sus cuerpos.

Y en una de esas, Seto dio con la próstata del menor, haciéndolo literalmente gritar del placer, pidiendo por más velocidad y más fuerza, peticiones concedidas inmediatamente.

Seto sabía que no iban a durar mucho más, el se sentía en el borde, no aguantaba. Así que besó a su cachorro, a la vez que este se derramaba entre ambos, y unos segundos después, Seto depositó su semilla en el interior de su cachorro.

Separaron sus bocas, y se vieron a los ojos. Ambos estaban radiantes.

-Cachorro… te amo mi cachorro- le dijo y depositó un dulce beso en la frente. Era la primera vez que el CEO le decía que lo amaba, pues había querido guardarlo para una ocasión especial.

-Yo también te amo, mi dragón…- Hasta ahora, Joey nunca le había dicho a Seto que lo pensaba como dragón, y fue por eso que le sorprendió el término.

-Dragón?-

-Qué? No te gusta? Preferirías gatito? Neko?-

-No, dragón está bien, mi juguetón cachorrito- Y le dio otro beso.

Estaban tan absortos en su amor, que ninguno de los dos se dio cuenta que, al estar ya oscuro por la noche, la marea había subido, siendo intempestivamente arroyados por una ola, que los sacó de onda por completo.

Se separaron al instante, aunque con cuidado, y se sentaron, ambos tosiendo un poco por el agua. Se voltearon a ver por unos segundos, y comenzaron las risotadas. Ambos reían libremente, hasta que al rubio, que estaba más cercano al mar, lo revolcó otra ola, generando más risas del mayor, y más tos del ojicastaño. Al final, ambos empezaron su camino hacía la cueva, comiendo unas frutas antes de entrar a sus aposentos, pues el hambre era fuerte por el ejercicio.

Se acostaron, se abrazaron, y cuando estaban quedándose dormidos, el rubio habló.

-Seto…-

-Mmm…- exclamó el castaño casi dormido.

-Desde aquella vez que te me acercaste peligrosamente cuando encontraste la cueva, soñaba con esto… pero no me lo imaginé tan especial como fue. Te amo. Gracias- El castaño abrió sus ojos, y volteó al menor para verle la mirada.

-Fue especial porque fue contigo. Admito que me sentía nervioso… sobretodo… bueno, tú ya sabes por que… pero la verdad es que… es la experiencia más especial que he vivido con alguien… y admito que lo haría de nuevo, pero solo contigo… Gracias cachorro. Te amo yo también… y espero de verdad repetirlo… pronto…-

-Cuando quieras…- el rubio no sabía la magnitud de sus palabras.

-Mañana será…- que monstruo había despertado Joey…

-Pervertido…- ambos rieron un poco.

-Oye Seto… tú sabes que yo no quiero forzarte a nada pero… me dejarás ser tu seme algún día?- El CEO casi se atraganta con su propia saliva, teniendo que sentarse para no ahogarse de verdad. El rubio lo veía divertido, pues también se puso totalmente rojo. “Hermoso” pensó el ojicastaño.

-Mmm… eso es algo que tendremos que consultar con la almohada…- dijo el CEO viendo hacia otro lado.

-Pero Seto… aquí no tenemos almohadas- dijo el rubio al borde de las carcajadas por las reacciones de su dragón.

-Mmm… qué lástima, entonces no se podrá…- Ahora sí, el rubio no pudo evitar reír, y el castaño lo miró fijamente.

-Con que muy divertido, eh? Ahora veras, cachorro travieso.- Kaiba comenzó a hacerle cosquilla por todos lados… ciertamente el rubio era súper cosquilludo, y haciendo eso se aligeró al ambiente… no es que estuviera pesado, pero en realidad el CEO no sabía como reaccionar ante las peticiones del menor… Es cierto que no le podía negar nada… pero cuando le pedía ser su seme… era otra historia.

Después de 5 minutos de cosquillas y risa ininterrumpidas, el ojicastaño en verdad no podía más.

El ojiazul se acostó y lo abrazó por la espalda, atrayéndolo hacia él, besándole la nuca y susurrando.

-Ya veremos, cachorro… por ahora confórmate con lo que tienes… Te amo-

-No, no es que me conforme… es que te amo, y aceptaré lo que venga de ti. Me gustaría que pasara, pero cuando lo sientas bien contigo… y si no pasa, pues ya será en otra vida, Seto-

-Mmm… quien sabe si en otra vida te aguante como para estar contigo…- El rubio se volteó para reclamar, pero antes de poder hacerlo, los labios del castaño atraparon los suyos, uniéndose en un cálido beso, lento y tierno, pero cargado de sentimientos puros y totales.

Después de eso, se dedicaron a dormir, disfrutando del aroma del otro impregnado en sus cuerpos, y la cercanía y el calor del abrazo.

Eran amantes.

Estaban unidos más allá de solo besos, abrazos y caricias.

Se habían entregado el uno al otro, dejando sus vidas atrás, y comenzando una nueva… juntos…

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).