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Terremoto en el piso 23 por Ruu Ochibisan

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Notas del capitulo:

  H-H-H-Hola... ó3ò Tengo el nuevo capítulo, pero me da un poco de miedo subirlo XD es una historia muy larga... Es que mucha gente (de diferentes webs y redes sociales) me ha pedido que meta diferentes cosas en la historia y, sinceramente, he colapsado x//////x he intentado meter un poco de todo para no dejar a nadie fuera, pero lo veo difícil... u////////////u espero que os guste y que no queráis matarme, snif...

 

-Dios… es… es que… no me lo creo, es que… Dios… - El mayor de los Fubuki no sabía que decir. Aun no podía creerse que su hermanito estuviera ahí, junto a él, tomándose una taza de té tan tranquilamente.

-Toma hermano, bebe un poco –Atsuya le acercó su vaso de tila, que había pedido para calmar los nervios del peliplata. El mayor lo cogió y dio un par de sorbitos.

-¿Mejor ahora? –Le preguntó con una sonrisa, a lo que Shiro asintió levemente.

-Sí, perdona… Es que esto es tan… tan repentino, que no termino de creérmelo –Shiro tomo aire –Esta mañana, cuando me he levantado, tú estabas muerto, y ahora estoy sentado a tu lado, tan tranquilamente, como… c-como si nada… -Al mayor se le empezaban a saltar las lágrimas otra vez, y tubo que llevarse las manos a la cara, para limpiarse las lágrimas de los ojos.

-Venga hermano, no llores –Le acarició la cabeza con una sonrisa. Le hacía gracia lo sentimental que se había puesto el peliplata con su llegada, aunque Shiro siempre había sido así, y más si se trataba de él, de su hermanito pequeño.

-Lo siento, es que… -Volvía a disculparse, a Atsuya le parecía adorable que su hermano se disculpase tanto.

-No te disculpes –Le dijo entre risitas –Está bien si quieres llorar, es lo normal ¿No? – Se acercó a él y lo abrazó sobre protectoramente. Shiro  sonrió levemente y no tardó en corresponderle.

-¿Sabes? Acabo de recordar que he dejado a Yako atado en la entrada –Comentó el menor, separándose suavemente de su gemelo, con una sonrisa nerviosa.

 -¿Yako? –Interrogó el mayor.

-Sí, es mi perro, si lo dejo sólo mucho tiempo se pone nervioso y acaba metiéndome en líos –Dijo en pelirrosa poniéndose en pie. –Voy a ir a ver como está, y ahora vuelvo ¿Vale? –Estaba apunto de echar a andar, pero su hermano se lo impidió, poniéndose en pie de igual forma y agarrando su ropa

-No te vayas –Le dijo con un hilito de voz, con la mirada llena de tristeza.

-Shiro… - Lo miró a los ojos, notando la tristeza que lo inundaba.

-No te vayas… No otra vez –Le pidió, más bien suplicó, aforrándose a su camiseta.

-Hermano, no voy a irme – Se acercó y cogió entre sus manos las de su hermano mayor –Haré una visita a Yako y volveré, te lo prometo –Le sonrió de esa forma única que él tenía –No volveré a dejarte sólo – Se acercó hasta quedar a la altura de su rostro y le besó en los labios.

-No te muevas de aquí, en cinco minutos estoy contigo de nuevo –Y tras decir eso soltó las pálidas manos de su gemelo y salió corriendo a la salida. Dejando a Shiro en el sitio, confundido.

Hizo caso a Atsuya y se sentó en la mesa de la cafetería a esperarle, mientras jugueteaba con sus dedos sobre sus labios, donde Atsuya le había besado como hacía cuando eran niños.

Miró el pasillo por donde su querido pelirrosa se había ido apenas unos segundos atrás y sonrió melancólicamente.

-``Atsuya… ¿Realmente estás vivo, o son sólo divagaciones de mi mente, que te echa demasiado en falta?-.´´ Miró la taza de té de la que su hermano había estado bebiendo y la cogió entra sus manos. Aun estaba caliente.

Sonrió. Realmente… estaban juntos otra vez.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

-¿Sabes algo de Fubuki? –Le preguntó Goenji a su compañero que acababa de llegar, ya que hacía más de media hora que el pequeño se había ido con el empleado del hotel a atender a un ‘’muerto’’.

-Nada desde que salió por la puerta –Contestó Terumi, que también estaba un poco preocupado por el peliplata.

-… Deberíamos ir a buscarle –Sentenció el moreno, poniéndose en pie. Y estaba harto de esperar en el comedor.

-Vamos –El rubio se echó el pelo hacia atrás de un grácil movimiento y ambos salieron a paso ligero de la sala.

Fueron al vestíbulo y preguntaron a la recepcionista que les dijo que su compañero estaba con otro joven en la cafetería.

Se despidieron de la amable chica y con notable prisa llegaron a la susodicha cafetería encontrándose con un numerito un tanto conmovedor y algo extraño.

El peliplata estaba hablando con un joven de su misma estatura, al cual no alcanzaban a ver bien la cara ya que estaba medio de espaldas, y con una gorra puesta.

El chico desconocido le cogió de las manos y le dijo algo, que no llegaron a oír. Luego acercó su rostro al de Fubuki, le besó en los labios y tras decir unas últimas palabras salió corriendo hacia la salida que llevaba a los pasillos.

Goenji se quedó bastante molesto con todo aquello. Es decir… ¿Quién coño era ese tío para besar a su novio?

Se quedó observando desde lejos como el peliplata se sentaba alrededor de una de las mesas que tenía al lado mientras miraba con melancolía por donde se había ido el extraño.

Eso le molestó a un más, así que se armó de valor y comenzó a andar hacia él. Tenía que aclarar todo eso.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

El chico peliplata miraba de vez en cuando el pasillo por donde había desaparecido su gemelo, mientras jugueteaba con la taza de tila, que ya estaba prácticamente vacía.

Estaba metido en sus pensamientos cuando se percató de la presencia de dos de sus compañeros.

-¡Goenji! ¡Afuro! No os había visto ¿Qué hacéis aquí? –Preguntó con su tono amable de siempre el peliplata.

-Estábamos buscándote –Contestó el rubio, sentándose en una de las sillas, junto a Fubuki.

-Lo siento, pero es que no os podéis ni imaginar quien ha venido a verme – Dijo emocionado el chico níveo.

-A ver ¿De quien se trata?- Preguntó con desgana el moreno. Eso no justificaba que aquel sujeto pudiera besar a SU novio.

-Se trata de Atsuya, mi her –Fue interrumpido al sentir unos brazos alrededor de su cuello, abrazándolo.

-¡Ya he vuelto! ¿A que no ha sido para tanto? –Dijo en pelirrosa con una sonrisa, juntando su mejilla a la de su gemelo.

Fue entonces cuando, tanto Afuro como Goenji pudieron apreciar el increíble parecido que ambos gemelos compartían.

-¿Él… él es…? –Al moreno no le salían las palabras.

-Soy Atsuya Fubuki, su hermano pequeño –Aclaró el pelirrosa de forma orgullosa, sentándose al lado de su hermano mayor.

-¿Pero tú no estabas muerto? –Al rubio se le escapó la pregunta, y los dos hermanos lo miraron rápidamente.

-Perdóname por respirar –Dijo sarcásticamente el menor de los hermanos, sacándole la lengua al ojirojo.

-¡Atsuya! Compórtate –Le regañó su hermano, a lo que el pelirrosa pasó olímpicamente.

-¿Y tú quien eres? –Le preguntó ahora al moreno. Pasaba de preguntarle el nombre al rubio.

-Me llamo Goenji Shuuya, soy un compañero de tu hermano –Aclaró mirando de forma cómplice al níveo, el cual le sonrió disimuladamente.

-Mmmm… -El pelirrosa lo examinaba con la mirada de arriba abajo. –Hay algo en ti que no me gusta, pero no sé que es… -Dijo tranquilamente mientras se acercaba a su hermano y se abrazaba levemente a él.

-Atsuya, se amable –Le regañó nuevamente el mayor de los dos, a lo que le pelirrosa le hizo un puchero y le sacó la lengua a Goenji.

-Sólo por que tú me lo pides –Contestó a regaña dientes, aferrándose más a su hermano mayor, sacando un pequeño sonrojo a Shiro.

-Atsuya, creo que hemos empezado con mal pie – Dijo el rubio mientras se ponía n pie- Mi nombre es Afuro Terumi, encantado – Le ofreció la mano educadamente, esperando que el pequeño le correspondiera el saludo.

El pelirrosa miró la mano, al rubio y luego a su hermano. Shiro asintió levemente, dando a entender que era un buen chico, que aceptara su saludo.

-Igualmente… –Dijo de forma algo tímida mientras juntaba su mano con la del ojirojo.

Afuro le sonrió. Le resultaba adorable que fuera tan arrogante y en el fondo tuviera su lado tímido.

-Bu-bueno… -Le soltó la mano rápidamente y desvió la mirada, con un notorio sonrojo - ¿Y de qué los conoces? –Preguntó el pelirrosa a su hermano, cambiando de tema.

-Nos hemos conocido por el futbol –Explicó el níveo –Los tres somos delanteros –Comentó alegremente el peliplata.

Atsuya volvió a mirar a Goenji y a Afuro. –Pensaba que los tres ibais a la misma peluquería… -Comentó con burla, apoyándose sobre la mesa, con una sonrisa socarrona.

Goenji apretó los dientes y trató de disimular su enfado tras el comentario, con una sonrisa forzada. Tenía que ganarse a su cuñado, sí o sí.

-Que gracioso… -Comentó con desgana el moreno, girando su mirada para ver a su novio. Al menos su pequeño no era así. Él tenía la suerte de estar con el gemelo bueno, o eso pensaba.

 

Afuro no contestó al comentario ni hizo nada al respecto. Simplemente se quedó mirando al pelirrosa, sin emoción en el rostro.

-``Que mono’’-. Pensaba el ojirojo, observando la sonrisa traviesa que esbozaba el menor de los hermanos Fubuki.

-Así soy yo –Contestó alegremente el chico de ojos claros. Su hermano mayor lo miraba con una sonrisa en el rostro. Se veía a una legua lo feliz que estaba Shiro con la presencia del pelirrosa.

-Hermano, sé que es un poco repentino, pero quiero que volvamos a vivir juntos… ya sabes, como antes –Cambió de tema rápidamente Atsuya, lo cual sobresaltó un poco al peliplata.

-¡Por supuesto! –Contestó emocionado- ¿Acaso no es obvio? Los hermanos tienen que estar juntos ¿No? –Cogió la mejilla derecha del pelirrosa y tiró un poco de ella. Atsuya sonrió ante el gesto y también tiró de la mejilla de su hermano mayor.

Goenji y Afuro miraban la escenita de los hermanos, que desprendía corazones y florecitas de color rosa.

Realmente esos dos se querían mucho, aunque fueran completamente opuestos con respecto a su forma de ser.

El moreno comenzó a reflexionar en su mente sobre la relación que ambos hermanos compartían. Si mal no recordaba, se habían dado un beso en los labios al despedirse. Algo poco común entre hermanos, pero dadas las circunstancias, es normal ¿O no? Tampoco es que fuera a preguntárselo.

Los gemelos seguían tirándose de las mejillas, ajenos a lo que pensaban los demás. Terumi también había sacado sus propias conclusiones.

-``Me gusta este chico, es… es…como un pequeño demonio’’- Pensó el rubio, siempre tan poético.

 

No sé sabe muy bien como los pensamientos de Goenji acabaron desembocando en ``-Estaría genial hacerlo con los dos a la vez… sería como hacer un trío con dos Shiro´´-. Y los de Terumi en ``- Me preguntó si gritará mucho en la cama… Seguro que sí, con esa vocecita que tiene…-.´´ Un escalofrío le recorrió la espalda al imaginárselo. Intentó despejar su mente mirando hacia otro lado, topándose con el moreno.

``- La cara que está poniendo Goenji no me gusta´´- Y es que la cara de Goenji era un vivo reflejo de lo que estaba pensando. Cara de pervertido.

-Será genial, ya verás… como en los viejos tiempos –Comentó alegremente el pelirrosa, sonriendo abiertamente. Ninguno de los Fubuki se había percatado de las extrañas expresiones de los jugadores que los acompañaban.

-¿Y donde estás alojado? –Preguntó el peliplata.

-Err… en ningún sitio, de hecho he pasado toda la noche en la calle, buscando a Yako, y no he buscado un lugar donde pueda quedarme –Contestó el pelirrosa, rascándose la nuca algo nervioso.

-¡Quédate en mi habitación! –Dijo al instante el níveo. –Hay mucho espacio, y no me gustaría que te fueras, así podemos pasar más tiempo juntos… -Le sonrió tímidamente. –Di que sí –Le susurró, poniendo carita de pena.

-¡No tienes que insistir, me quedo contigo encantado! –Y nuevamente le abrazó, siendo correspondido por el peliplata.

Esos dos parecían una parejita de recién casados. Y los dos eran tan lindos que verlos abrazados era peligroso para la salud. Corrías el riego de sufrir un derrame nasal.

-Esto… -Interrumpió la escenita el delantero de fuego-  Fubuki, hemos quedado en diez minutos con todos en la playa ¿Vas a ir o prefieres quedarte con Atsuya? –Preguntó.

-¿Y por qué no se viene con nosotros? –Dijo Afuro con una sonrisa.

-No puedo –Contestó secamente. –Para empezar tengo que instalarme en la habitación de mi hermano, y además tengo que ir a buscar mi maleta, que está en el aeropuerto. –Explicó el pelirrosa.

-Pero… -El peliplata fue a poner una excusa, pero fue callado por su gemelo.

-No tardaré nada, antes de que te des cuenta estaré otra vez molestándote –Dijo el menor con una amplia sonrisa.

-Quiero acompañarte –Sentenció el peliplata.

-No hace falta, prefiero que te quedas aquí. No te preocupes, no me pasará nada –Se colocó su gorra y se puso en pie. -¿Te importa cuidar de Yako? Es que no le gustan los lugares cerrados -.

-Claro… -Contestó entristecido el níveo.

-Venga hermano, no estés triste –Le encaró y le cogió de les mejillas- En media hora estaremos juntos otra vez, tomando el Sol en la playa ¿Vale?-.

El mayor asintió levemente. Seguía un poco desanimado.

-Shiro –Le llamó. El peliplata alzó la mirada, encontrándose con la de Atsuya, y en ese momento el pelirrosa le volvió a besar en los labios.

-¡Atsuya! ¡No hagas eso delante de mis amigos! –Dijo ruborizado el mayor, separándose al terminar el beso.

-No disimules, que sé que te gusta –Comentó pícaramente el pelirrosa. –La próxima vez con lengua –Dijo en broma, guiñándole el ojo a su gemelo, para después echar a andar tranquilamente hacia la salida.

Shiro sonrió y se llevó una mano a la frente. –``Nunca cambiarás…’’-.

Por otra parte Goenji y Afuro no sabían como interpretar ese comentario. Goenji ya estaba barajando la posibilidad de que Atsuya le hacía la competencia, y Terumi… pues simplemente rezaba porque fuera una bromita que se gastaban entre hermanos. Después de todo, no había quedado muy claro.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

Un hermoso joven se revolvía entre las sábanas de su cama, palpando el colchón en busca de su novio. No lo encontraba.

Finalmente abrió los ojos, y se dio cuenta de que el pelirrojo no estaba allí.

Miró a su alrededor y nada.

Salió de la cama, se puso la primera camiseta que encontró, que ni siquiera era suya, y se encaminó al baño. Allí estaba Nagumo dándose una ducha, mientras canturreaba una canción que no conseguía identificar.

-Buenos días –Saludó el pelirrojo nada más ver al moreno entrar por la puerta.

-Buenas… -Le contestó –Podrías haberme esperado –Le dijo sin mucho entusiasmo el chico de hielo.

-Lo siento, pensaba que te despertarías más tarde –Cerró la llave del agua y abrió la puerta de la cabina de la ducha. –Entra –Le dijo en con una sonrisita dibujada en el rostro.

El albino no se hizo de rogar. Se quitó la única prenda que llevaba y entró en la ducha.

-Es un poco pequeña para dos personas –Comentó el peliblanco tras cerrar la puerta de la cabina. Después de todo estaba pensado para uso individual.

-Eso no es problema –Habló tranquilamente el pelirrojo, acercándose más al moreno. -¿Ves? –Le besó el los labios y le dedicó una sonrisa. -¿Qué tal has dormido?-.

Gazelle sonrió levemente ante el acto. –Bien, bastante bien ¿Y tú? –Le preguntó mientras cogía una esponja de la estantería de la ducha.

-Genial –Cogió el bote de champú y se extendió un poco sobre su cabello. Volvió a abrir la llave del agua y apuntó a la cara de Suzuno con ella.

El peliblanco le dedicó una mirada asesina y Haruya sonrió pícaramente. Comenzaron a enjabonarse, dejando atrás la bromita del pelirrojo y en diez minutos ya estaban limpitos y saliendo del baño.

Como era costumbre, Nagumo salió desnudo, con una toalla en el pelo, y el albino tapando sus vergüenzas con una toalla. Tampoco es que le molestara que el pelirrojo fuera desnudo por la habitación. Había que reconocer que estaba bien dotado, y era una alegría para la vista.

Comenzaron a vestirse. Suzuno por primera vez en lo que llevaban de vacaciones, se puso un pantalón corto, por encima de la rodilla. Era como una especia de pantalón bañador, para estar en la playa o en la piscina. Bastante común por esa zona.

Haruya se puso uno de sus típicos pantalones a media pierna. Cómodos y sencillos.

Acabaron de vestirse en pocos minutos, se peinaron un poco, cogieron sus mochilas y salieron de la habitación.

Bajaron en ascensor hasta la planta baja y salieron del hotel. Había un perro atado a un bolardo. Era de considerable tamaño, blanco y grisáceo, con un ojo azul y otro castaño. Parecía un lobo más que un perro. Seguramente era un cruce de razas, pero tenía toda la pinta de ser un husky.

-Hola –Le saludó el albino, acercándose al él y acariciándole la cabeza. El perro ladró amigablemente y comenzó a saltar trinándose sobre el moreno.

Era un cachorro a pesar de su tamaño. Gazelle se rió y dejó que el animal se le tirara encima, como estaba atado no había problema.

-Suzu, deja al perro, tenemos que irnos –Dijo el pelirrojo acercándose a su chico.

-Vale, vale –Alejó un poco al perro y le acarició la cabeza a modo de despedida. El animal ladró un par de veces al ver que el joven se alejaba, pero al poco volvió a su posición inicial. Sentado tranquilamente.

-Haruya ¿Podemos tener un perro?- Preguntó el ojiazul cogiéndose cariñosamente del brazo de su compañero.

-No –Contestó de forma cortante el pelirrojo. Suzuno puso mala cara.

-¿Por qué?

-Porque acabarías haciéndole más caso que a mí- Dijo el chico de fuego, con un pequeño mohín.

Fuusuke soltó una pequeña carcajada por el comentario. –Tienes razón –. Nagumo puso cara de ‘’Lo sabía’’ pero ignoró el comentario.

-Por cierto ¿A dónde vamos? –Preguntó, aprovechando para cambiar de tema.

-Primero a desayunar, y después a la playa –Hizo una pausa -¿Si no para que crees que me puesto estos pantalones? -.

-Para estar sexy para mí –Contestó coquetamente el ojiambarino, abrazándole por la cintura.

-Sigue soñando –Le contestó alegremente. Ese día estaba de buen humor. La mañana había empezado bien, y se alegraba de que Nagumo fuera el mismo de siempre.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

Soplaba una agradable brisa a lo largo de la costa, las sombrillas ondeaban al compás del viento, los niños jugaban sobre la arena, que brillaba por la cálida luz que irradiaba el Sol.

Entre la multitud se distinguía un grupo de jóvenes, cada uno a lo suyo, montando su pequeño campamento para disfrutar de un relajante día de playa. Cada uno se encargaba de una tarea, ya fuera colocar la sombrilla, extender las toallas, buscar la crema solar entre tanta mochila, o lo que fuera.

Al poco terminaron de instalarse, y cada uno empezó a disfrutar de lo que más le gustaba.

Tsunami, como siempre, no tardó en meterse al agua con su tabla, sólo que esta vez iba a enseñar a Tachimukai a surfear, o al menos iba a intentarlo. Realmente lo que quería era estar con el castaño, y lo de surfear era una especie escusa.

Hiroto y Fubuki estaban debajo de la sombrilla más grande, intentado proteger sus pálidas pieles del Sol.

Los morenos, es decir, Goenji, Midorikawa, Endo, Someoka, Kazemaru y todos estos, que no tenían que preocuparse por ese tipo de cosas, jugaban en una red de balonmano, para variar un poco de tanto futbol, con unos chicos y chicas que había conocido Tsunami en un club de deportes o algo así. Afuro, que también era algo sensible a los rayos del Sol, hacía de árbitro bajo su sombrilla.

Al peliverde se le daba bastante bien ese deporte. De Endo no se podía decir lo mismo. Lo suyo era para balones, no al revés.

Los que no estaban jugando estaban bañándose en el mar, haciendo construcciones con arena, o jugando a las palas.

Los únicos que no se divertían eran Fudou y Kidou. Ya que el primero estaba con un cabreo posviolación bastante grande, y el otro intentaba conseguir su perdón. Pero Akio era demasiado cabezota.

 

A su lado, el mayor de los Fubuki miraba a cada segundo la hora, y cuando no lo hacía, se dedicaba a Mira a Yako, que estaba tumbado a su lado, durmiendo sobre la arena.

-¿De quién es el perro? –Preguntó el pelirrojo de ojos jade, que no pudo evitar sentir curiosidad.

-Es una sorpresa –Contestó el níveo. Quería esperar a que Atsuya llegara para ver que cara ponían sus compañeros. Eso había acordado con Goenji y Afuro.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

-Por favor, Genda, te lo suplico… -El peliazul estaba a punto de romper a llorar, o eso parecía –Ya no quiero mirar más sitios, quiero ir a la playa con tigo… -Se abrazó al castaño por el pecho y comenzó a sollozar infantilmente.

-Vale, vale –Le tranquilizó el ojiazul – Perdona, sé que no te he hecho mucho caso últimamente –Le acarició su cabello y le palmeó suavemente la cabeza –Por eso ahora nos vamos a dar un paseo, nos compramos un granizado y pasamos el resto de la mañana y la tarde en la playa ¿Te parece bien?-. El moreno se separó un poco del portero y le sonrió.

-Venga, vamos –Le cogió de la mano –Tenemos que encontrar un buen sitio -. Ambos comenzaron a caminar en dirección contraría a la que había entado andando, dirección a la playa.  Con un poco de suerte, todavía no era demasiado tarde para encontrar hueco en la arena. Compraron un granizado en el primer puesto que encontraron, y siguieron su camino.

Cuando llegaron a la playa, tuvieron la infinita suerte de encontrarse con Kidou, ya que se acoplaron disimuladamente a su campamento, y consiguieron un buen sitio y buena compañía. Y así Kidou tenía alguien a quien contarle sus penas Alias problemas con Fudou. Todos salían ganando.

-Ya no sé que hacer… Le he ofrecido helado, un masaje, un billete de quinientos, una moto acuática, pagarle la peluquería de un año… -Contaba Kidou, apunto de tirarse de los pelos.

-¿Has intentado que se lo coma un tiburón? Así podrías salvarle y no le quedaría otra que perdonarte –Dijo el chico del parche muy convencido.

-No estoy tan desesperado –Contestó el ojirojo.

-Yo creo que sí –Comentó Genda, tumbándose en su toalla tan tranquilamente.

Kidou lo miró mal, y Genda simplemente cerró la boca y se puso a tomar el Sol.

-A lo mejor se le pasa con el tiempo… -Habló esperanzado Kidou mirando hacia donde estaba Akio, el cual al ver que el ojirojo le estaba mirando, le hizo un corte de manga y giró su tumbona, dándole la espalda.

Kidou suspiró. Estaba claro que no iba a ser tan fácil que su chico le perdonara.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

-``Está tardando mucho… ¿Le habrá pasado algo?´´ - Miró nuevamente el reloj de Goenji, que la había dejado. -``Ya han pasado tres cuarto de hora…´´-. El chico níveo estaba empezando a preocuparse. No podía evitarlo. Le mera idea de volver a perder a su hermano era demasiado dolorosa.

Levantó la vista y miró al cielo. Azul y despejado. Eso le tranquilizó un poco. Después de todo preocuparse no le serviría de nada.

Se dejó caer sobre la tumbona en la que estaba, cerrando los ojos pesadamente. No quería pensar en nada…

Entonces Yako empezó a ladrar. Se levantó y comenzó a correr como un loco. Fubuki en seguida se puso en pie, para perseguirlo. Sólo le faltaba que el perro de Atsuya se escapara, y se quedara sin hermano y sin mascota.

Por desgracia el perro corría más que él. Intentó divisar hacia donde estaba corriendo Yako, o el porqué, cuando divisó a Atsuya a unos cuantos metros de distancia, de cuclillas, haciendo gestos al perro para que fuera hacia él.

Se alegró muchísimo al verle.

 

-¡Ven, bonito, corre! –Le llamaba el pelirrosa alegremente. El perro acabó saltando sobre él, tirándolo al suelo. Pero al menor de los Fubuki no parecía importarle.

-¡Buen chico! –Le dijo entre risas, intentando levantarse. Al final lo consiguió con la ayuda de su hermano.

-Has tardado mucho, me tenías preocupado –Le regañó el peliplata.

-Lo siento, es que he tardado más de la cuenta porque he dejado la maleta directamente en tu habitación, y he tenido que preguntar en recepción y todo ese rollo- Dijo un poco apenado el menor, pero rápidamente recuperó la sonrisa. –Muchas gracias por cuidar de Yako –Le dijo amablemente, agarrando la correa que llevaba puesta el animal.

-No ha sido nada, ahora date prisa, que quiero presentarte a mis amigos –Dijo rápidamente el mayor, cogiendo a Atsuya de la muñeca y comenzando a andar hacia donde estaban los demás.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

-Oye Nagu –Le llamó el peliblanco. Acaban de salir de la cafetería donde habían desayunado y se les había hecho un poco tarde. -¿Te apetece hacer algo nuevo esta noche? –Le preguntó mientras caminaban a la playa. Últimamente la rutina se la hacía un poco monótona, y quería salir a sitios nuevos, o salir de juerga, o algo que no fuera ir del hotel a la playa, y de la playa al hotel. Algo parecido a cuando habían ido al parque de atracciones… Pero sin sexo a poder ser.

-¿Te refieres a una postura nueva? –Le preguntó el pelirrojo, con un brillo especial en los ojos.

-Err… no. Me refiero a hacer algo nuevo, como salir a dar una vuelta, o ir al cine… este tipo de cosas. –Contestó el albino con una gotita en la nuca. A veces Haruya era demasiado mal pensado.

A Burn le desapareció su brillito de alegría tan rápido como había aparecido. –A mi me da igual, tú elige el sitio que quieras –Contestó el ojiambarino un poco desanimado. Gazelle enseguida se dio cuenta.

-Venga Nagu, no te deprimas, ya habrá tiempo para intimar más tarde ¿Vale? –Le rodeó la cintura con el brazo y se apoyó sobré su hombro. Haruya no pudo evitar sonreír.

-¿Lo prometes?

-Lo prometo –Dijo el albino, poniendo la mano derecha sobre su pecho, muestra de la valía de su palabra.

El pelirrojo le besó la frente todo orgulloso y se detuvo, haciendo que el moreno también lo hiciera, a apenas unos metros de donde comenzaba la arena de la playa.

-Tengo algo en mente que sé que te gustará –Le susurró pícaramente al oído, pasando las manos por su pecho ‘disimuladamente’.

-Ha-Haruya, estate quieto, y espera a que llegue la noche –Refunfuñó el ojiazul, separándose un poco del chico de fuego.

Recuperaron una distancia prudente entre ellos y entraron en la arena. Ese día había mucha gente, más de lo normal. Quizás porque hacía muy buen día.

Estaban en la ardua tarea de encontrar un pequeño hueco donde colocarse, cuando el pelirrojo recibió el impacto de un objeto volador no identificado en la cabeza, haciendo que cayera de espaldas en la arena.

-¿Pero qué ..?- Se levantó con la ayuda de su chico, y vio una pelota de balonmano a su lado. Esa cosa le había golpeado, y de seguro el dueño se iba a enterar.

-¡Haruya, Suzuno! –Gritó cierto peliverde, que se acercaba a ellos corriendo.

-¿¿Midorikawa?? –Dijo el peliblanco, que no esperaba encontrarse justamente allí al ojinegro.

-¡TÚ! –Gritó furioso el pelirrojo señalando a Terumi, que se había acercado junto con Mido a recoger el balón.

-¿Yo? –Interrogó el rubio. Claro que él no sabía el cabreo que tenía el chico de fuego por lo del otro día.

-Tus amigos son un poquito agresivos ¿No te parece? –Comentó el pelirrosa, que acababa de llegar junto con su gemelo. Todo el mundo se giró a verlo, y se quedaron bastante confundidos al ver a dos Shiro.

-Os presento a mi Hermano pequeño –Dijo sonriendo el peliplata. Bajo la atónita mirada de sus compañeros

-Me llamo Atsuya Fubuki –Hizo una pausa y cogió aire- Y no, no estoy muerto -.

 

Notas finales:

Bueeeno... o3o Espero no haberma ganado nuevos enemigos después de este capítulo... ó3ò en serio... Lo único que puedo deciros es que espero vuestros comentários para saber si he metido la pata, y bueno... >w< ¡Muchos besos!~~


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