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Terremoto en el piso 23 por Ruu Ochibisan

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Notas del capitulo:

¿Qué decir? Siento muchísimo haber tardado tanto en subir este capítulo. La verdad es que se me han juntado muchas cosas, exámenes, temas personales, etc... Pero bueno :3 Ya tengo el nuevo capítulo, y ahora que viene el verano lo tendré mucho más fácil para cumplir con mi programación de publicaciones nwn ¡Gracias por seguir leyendo!

-Cuando el coche fue arroyado por la avalancha, mis padres y yo quedamos atrapados en el interior, y Shiro salió por una ventana cuando volcamos. Yo le empujé, lo recuerdo como si fuera ayer… Y cuando el coche dejó de dar vueltas y todo se quedó en silencio, pude ver su cuerpo tirado sobre la nieve –Rodó su vista hasta dar con la de su gemelo, que le miraba expectante, con sus cristalinos ojos verdes abiertos de par en par.

 

-Pensé… Pensé que estabas muerto, pero luego vi como te movías, aunque casi no se podía apreciar –Suspiró amargamente, pero las leves caricias del rubio en su espalda parecían reconfortarlo un poco. –Después de eso no recuerdo nada, debí desmayarme, pero al despertar… - El joven pelirrosa cerró los ojos por unos instantes, guardando silencio mientras tanto. –Todo era de color blanco. Parecía un hospital, pero no lo era. –Volvió a lazar la vista al frente, esta vez con rabia- Me dijeron que habías muerto, que todos habían muerto, y me encerraron allí como si fuera un animal -.

Se podía apreciar claramente los cambios repentinos de ánimo en el chico, pasando de tristeza a ira en menos de un segundo.

-Esos hijos de puta… Nos trataban como animales – Añadió más tarde, apretando los puños con fuerza.

-¿Había más chicos allí encerrados? –Preguntó Goenji al interpretar lo anteriormente dicho por el pelirrosa.

-Éramos un montón, nunca he sabido cuantos. Aparecían y desaparecían chicos y chicas cada mes, a veces volvías a verlos, y a veces no, no se sabía nada más.

-Pero… ¿Y no sabes por qué os tenían allí? –Preguntó el rubio, intrigado y sorprendido, al igual que los allí presentes.

-Nos hacía pruebas, no sé, quizás estaban probando medicamentos o drogas, yo que sé, nunca dijeron nada… -.

Se hizo un silencio nuevamente. Nadie sabía que decir, y ante la duda preferían quedarse callados.

-¿Seguimos con el paseo? –Se atrevió a romper el incómodo silencio Shuuya, mirando de forma cómplice al rubio y al mayor de los gemelos, que enseguida asintieron.

-Sí, vamos Atsuya, olvidemos este tema y vamos a pasarlo bien ¿Sí? –Shiro se acercó a su hermano y puso su mano cuidadosamente sobre la de su hermano, acariciando su dorso con el pulgar.

El joven de cabellos rosados alzó la mirada, encontrándose con los ojos verdosos de su hermano, que le sonreía tiernamente.

-Claro –Sonrió de igual forma y se puso en pie, recobrando en parte la energía optimista y alegre con la que había amanecido ese día. No quería que recuerdos amargos de su pasado estropearan el día tan prometedor que tenía por delante.

Todos se levantaron y en nada prosiguieron con ¿La cita? Paseando tranquilamente por la calle, mirando los escaparates de las tiendas, todos bastante pendientes del estado de ánimo del menor de los Fubuki, que pese a todo parecía haber ignorado completamente la conversación anterior.

-Tengo hambre ¿Podemos tomar algo? –Preguntó el pelirrosa a su hermano mayor mientras se colgaba un poco de su brazo, esbozando una de sus típicas sonrisas.

-Claro ¿Dónde prefieres? -. El barrio estaba lleno de cafeterías y tiendas, así que había mucha variedad para elegir.

-Pues, a ver… Me gusta ese sitio –Comentó con tranquilidad Atsuya, señalando una pequeña cafetería con una terraza bastante agradable, con poca gente.

El grupo entero se dirigió a la susodicha cafetería y tomaron asiento en una de las mesas que estaba bajo la sombra de unas sombrillas que tenía el local.

Atsuya fue el primero en coger el menú y leerlo rápidamente, teniendo en mente lo que quería tomar. Después se lo pasó a Shiro, que lo comentó con Goenji, y finalmente Afuro. Todos eligieron una bebida y Shiro se ofreció voluntario para ir a pedirlas a la barra, acompañado por su novio.

Pidieron la coca-cola de Atsuya y el zumo de Aphrodi y llevaron los vasos a la mesa, y volvieron a la barra a por sus propias bebidas.

-Un café con hielo y un granizado de limón por favor –Pidió el moreno mientras extendía sobre la mesa un billete para que el joven que atendía cobrara el pedido.

-¿Café con hielo? –Preguntó Shiro arqueando una ceja.

-Sí, está bueno ¿No lo has probado nunca? –Contestó con total naturalidad el chico de ojos oscuros.

-Err… no, y creo que no lo haré, te lo dejo a ti –Dijo con picardía el chico níveo, haciendo una mueca de desagrado, acompañada de una sonrisa divertida.

-Je, tú te lo pierdes –Extendió la mano para recoger las vueltas y guardó el dinero en la cartera, y ésta en su bolsillo, y cuando tuvo la mano libre cogió su café, al igual que hizo Shiro con el granizado.

-Gracias por invitarme –El delantero-defensa apretó suavemente la mano del delantero estrella y le dedicó una de sus sonrisas cargadas de cariño.

-Es un placer –Le devolvió la sonrisa y correspondió el leve apretón de manos, dejando sus manos unidas.

-Oye Shiro… -Le llamó el número diez- Estaba pensando que podríamos irnos sigilosamente por esa puerta –Señaló discretamente una salida que había a la derecha del local, una alternativa  a la que habían usado para entrar, por donde entraban y salían turistas- Y dejar a la parejita a solas -.

-¿Qué? No sé yo, Atsuya me matará… -Shiro no estaba muy de acuerdo con la idea.

-Míralo de esta forma: Ellos intiman un poco y nosotros nos vamos de compras o… lo que surja-. Lo último dicho por el morenos hizo sospechar un poco al peliplata, pero le quitó importancia rápidamente.

-Bueno, está bien, pero si Atsuya me pregunta le diré que todo fue idea tuya y que me obligaste –Advirtió Shiro, pues no estaba dispuesto a tener que afrontar el enfado de Atsuya.

-L o soportaré –Dijo alegremente el mayor mientras caminaba hacia la salida, llevándose consigo a su novio.

-``Como se nota que no conoces a Atsuya´´- Se lamentaba interiormente Shiro, pensando en su gemelo y el mal carácter que podía llegar a tener a veces.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

-Están tardando mucho ¿No? –Preguntó el chico de cabellos rosados al terminar de dar un sorbo a su bebida.

-Habrá más gente dentro haciendo pedidos –Respondió con tranquilidad el rubio, aireando su portentosa melena con la gracia que lo caracterizaba.

-Supongo… -Comentó no muy convencido el menor, volviendo a beber de su refresco.

Terumi sonrió levemente por el comportamiento de su compañero y al igual que él, bebió de su vaso. No se dirigían la palabra, pero el ambiente no era tenso ni nada parecido, más bien era calmado.

El sonido mecánico de un teléfono móvil irrumpió la estancia de ambos jóvenes, siendo el chico de ojos rubios el que reconoció la breve melodía, sacando de su bolsillo el susodicho aparato, viendo que acababa de recibir un mensaje:

 

Estoy con Shiro de compras.

Aprovecha y no te pases de la raya con Atsuyita,

Ya conoces su encantador carácter.

 

Aphrodi no pudo evitar que una pequeña sonrisa asomara por sus labios. Estaba claro que luego tendría que dar mil gracias a Shuuya.

Cerró su móvil y volvió a guardarlo en el bolsillo. Atsuya no preguntó nada sobre el mensaje, así que no tuvo que decir nada al respecto.

-Atsuya, dime ¿Qué te apetecería hacer después?- Preguntó mientras se apoyaba elegantemente en la mesa, volviendo a recolocar su larga melena rubia.

-No sé, no conozco este lugar. Le preguntaré a Shiro-. Por lo visto el menor de los Fubuki confiaba en que su hermano volvería en un rato.

-Esto, Atsuya… Creo que nos hemos quedado solos –Confesó el delantero del Zeus intentando aparentar tranquilidad, aunque realmente temía por la reacción del menor.

-¿Qué? –Preguntó el chico de ojos verdosos con incredulidad. -¿Qué insinúas? –Preguntó amenazante.

-N-no, bueno, Atsuya… Como tú has dicho antes están tardando mucho ¿No te parece sospechoso? -.

El chico de piel pálida y llamativos cabellos no tardó en levantarse y correr hacia el interior del local, verificando que ni su hermano ni el idiota de su novio, a su parecer, estaban allí, y que el rubio tenía razón.

-Estúpido Goenji hijo de… -Susurró para sí el menor de los gemelos, mientras volvía resignado a sentarse en su silla.

-Se han ido –Comentó a regañadientes el pelirrosa.

Afuro fingió un poco de sorpresa y volvió a dar un trago a su bebida. –Bueno, ya me lo temía-.

-¿No habrás tenido nada que ver, verdad? –Preguntó con cara de poco amigos, a lo que el rubio rápidamente negó con la cabeza y las manos.

-¡No! No, por supuesto que no –Se defendió.

Atsuya, nuevamente no muy convencido, suspiró pesadamente. Le costaba pensar que su hermano querido le hubiera dejado solo con ese sujeto.

-Así que dime ¿Qué quieres hacer luego? –Insistió Terumi. Esperaba que el menor cediera un poco y le dejara conocerle y entablar al menos un poco de amistad.

-Si no hay más remedio –Suspiró dándose por vencido- Quiero montar en teleférico- Sentenció, clavando su mirada en los orbes carmesí del capitán del Zeus.

-¿En teleférico?-. No se esperaba esa contestación. -¿Hay alguno por aquí?-.

-Al llegar a la ciudad vi unos cerca de una especie de parque de atracciones-.

Atsuya se refería a los teleféricos que había cerca de Terra Mítica, que hacían una pequeña ruta alrededor del parque.

-En ese caso, no veo por qué no  ir. Cuando quieras vamos –Contestó a la par que le regalaba una de sus seductoras sonrisas al menor, el cual se sonrojó levemente y apartó la mirada, volviendo a beber un poco de su refresco para no conectar su mirada con la del rubio.

 

-``Qué mono´´-.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

El chico miró al cielo por unos instantes y se refugió del Sol bajo la sombrilla de sus compañeros, que en ese momento no estaban.  Juntó las toallas del portero y el delantero y se tumbó sobre ellas a lo grande, apoyando la cabeza sobre sus manos, emitiendo un suave ronroneo. Había mucha paz ahora que Genda y Sakuma no estaban para molestarle, y encima tenía espacio de sobra sin Kidou a su lado apretujándole en la tumbona.

Suspiró felizmente y cerró los ojos para relajarse, sintiéndose reconfortado por la agradable brisa y el calor del verano.

Todo parecía perfecto hasta que unos brazos ajenos rodearon su torso, sacándole de su ensimismamiento, frunciendo el ceño molesto.

-Qué pesado… -Gruñó molesto el chico de ojos verdes, tratando de darse la vuelta para ignorar a su novio.

-Y tú que cascarrabias, Fudou –Yuuto parecía disfrutar molestando a su pareja con muestras de afecto cuando Akio no estaba de humor.

-¿Ya se te ha bajado la erección? –Preguntó sin venir a cuento, mirando con perversión al estratega número catorce, que al escuchar la pregunta dejó de sonreír.

-Tu golpe me la bajó –Contestó monótonamente, recordando el golpe y la sensación, que en parte aun permanecía en su cuerpo, cuando su querido amorcito incrustó su puño en su zona más sensible.

-De nada –Contestó con un tono de voz dulce bastante sobreactuado, guiñándole un ojo traviesamente.

-¿Sabes que cuando lleguemos al hotel me cobraré el golpe?- Dejó caer la “amenaza” mientras recobraba los ánimos y se incorporaba un poco, poniéndose de lado, apoyado sobre su brazo izquierdo.

-Permíteme que lo dude –Contestó muy confiado Fudou, dándose la vuelta y quedando de espaldas al recién llegado, volviendo a su tarea de pasar de todo y de todos.

-O podemos olvidar esta conversación y salir a cenar esta noche ¿Qué te parece? –Kidou volvió a ponerse frente al chico de ojos verdes. Por lo visto se negaba a que el otro le ignorara.

-… Suena tentador, continua –Por una vez en todo el día, Akio no había rehuido de su novio y seguía el hilo de la conversación para variar.

-Bueno, había pensado invitar al galán que tengo por novio a una cena romántica, los dos solos, a la luz de las velas… -Rodó su mirada coquetamente hasta dar con los ojos del otro- Y puede que así se le bajen un poco los humos y esté de mejor humor ¿No crees?-.

Fudou le devolvió la mirada de la misma forma – Puede –Repitió con picardía, aceptando la invitación indirectamente.

-En ese caso me arriesgaré -. Yuuto, complacido por la respuesta de su pareja recortó distancias entre ambos y lo abrazó por el pecho, acto al cual Akio no se resistió.

-¿Y después de la cena? –Preguntó el estratega número ocho, con un claro doble sentido que no se esforzaba mucho en ocultar.

-¿Después? …  El que más fuerza tenga hará lo que quiera con el otro –Declaró el chico de ojos rojos, dejando en el aire el reto. Esa noche se decidiría quien llevaba los “pantalones” en la relación, al menos en lo que se refiere a la cama.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

-Estaba pensando en que podríamos hacer después… -Comentó el pelirrojo mientras enjabonaba al moreno tranquilamente.

-Sí, yo también estaba pensándolo –Contestó el chico de ojos azules girando un poco la cabeza para poder mirar al pelirrojo –Después de recoger las mochilas podemos… No sé, ¿Visitar alguna feria, o algún museo? –Sugirió sin pensarlo mucho, después de todo no estaba al tanto de lo que se organizaba en ese lugar.

-Pff… ¿Realmente te apetece visitar un museo? –Preguntó alzando una ceja, tornando una mirada pícara.

-No mucho la verdad… Pero algún día tendremos que pasarnos por algún museo o monumento, ¿No? Aprovechando que estamos en el extranjero y tal… -.

Haruya cerró los ojos y asintió. Bien cierto era que no salían todos los días del país, y que sería un desperdicio no visitarlos teniendo la ocasión de hacerlo.

-Bueno, iremos mañana ¿Vale? Mañana cogeremos ruta turística y visitaremos los edificios y cosas de la cuidad ¿Te parece?-.

Suzuno esbozó una pequeña sonrisa estiró un poco su cuello para quedar cara a cara con su chico a escasos milímetros de distancia, para besarle en los labios cariñosamente.

-Genial- Haruya interpretó eso como un sí y se puso en pie, abrió el grifo del agua y ésta al instante limpió los cuerpos de los jugadores, librándoles de cada pequeña mota de jabón.

Terminaron de lavarse al poco y salieron del baño. Burn, como era de esperar, ni se molesto en buscar una toalla para taparse, y Gazelle iba detrás de él, secándole el pelo con una toalla para que no empapara toda la habitación.

Tardaron cinco minutos escasos en terminar de quitarse el agua de encima y comenzaron a vestirse con las ropas que trajeron puestas de la playa. Se peinaron un poco y sin demorar demasiado salieron de la habitación rumbo a la playa, pera reunirse con sus compañeros “alienígenas”.

Anduvieron con paso rápido por las calles hasta llegar a la costa, y una vez allí no tardaron en reconocer a sus compañeros. Los que no jugaban al futbol o al balonmano estaban con sus parejas bastante acaramelados.

Buscaron con la mirada a Midorikawa y Hiroto, sin encontrarlos a primera vista, pero al poco los divisaron acercándose a su posición. Les saludaron con la mano y la otra pareja les correspondió de igual forma.

Corrieron a reunirse con sus amigos, los cuales se habían vuelto a acomodar en su cómoda tumbona.

-¡Hey! –Saludó Nagumo alegremente al dúo.

-¿Qué hay? –Respondió Hiroto mientras se acomodaba junto al peliverde.

-Nada, aquí, venimos a por nuestras mochilas –Respondió Suzuno mientras miraba con gracia a la feliz pareja tan tiernamente abrazada en la tumbona.

-Están justo ahí –Señaló los pies de la tumbona, donde se encontraban las susodichas mochilas. Burn se acercó a cogerlas y como no querían interrumpir el nido de amor que tenían montado sus amigos, se despidieron y les dejaron a solas.

-¡Qué os cunda!- Burn se despidió por los dos y sin más continuaron andando sin rumbo fijo, buscando algún plan improvisado que fuera tentador.

-¿Y ahora qué hacemos?

-Tengo la cámara ¿Nos hacemos unas fotos de recuerdo?

-Buena idea ¿Vamos al puerto?

-Vale, y luego tomamos una fotos desde la terraza del hotel –Añadió el chico de hielo.

Haruya pasó su brazo por la cadera de su novio y ambos echaron a andar, comentando posibles planos e ideas para hacer las fotografías que les habían pedido sus compañeros de equipo, tanto del Diamond como de Prominence.

 

 

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-Bueno Hiro ¿Estás libre esta noche? –Preguntó el peliverde mientras se aposentaba sobre su querido pelirrojo.

-Ya sabes que sí –Contestó aceleradamente, con la cara colorada por la cercanía del moreno.

-Es que… -Ryuuji bajo la mirada tímidamente, cosa que sorprendió al capitán de Génesis –Le he estado dando vueltas al tema, y bueno, respecto a nuestra primera vez… -Hiroto le miraba atentamente, nervioso por lo que su novio fuera a comunicarle.

-Creo que no puse mucho de mi parte, y… Me gustaría que me dieras otra oportunidad, para hacerlo mejor-.

Kiyama estaba a punto de añadir algo, pero Midorikawa puso suavemente su mano sobre sus labios.

-Aun no he terminado –Advirtió. –Lo he pensado mucho y creo que no debería ser tan, bueno, no sé cómo decirlo… Q-qué no debería ser tan reservado, después de todo eres mi novio, y joder, te quiero, y… ¿Entiendes lo que trato de decirte?-.

Hiroto sonrió abiertamente y lo rodeó con sus brazos a la altura del pecho. –Lo entiendo perfectamente –Besó su frente e intensificó el abrazo. –Me alegra mucho que pienses eso Mido-.

El peliverde le respondió con una de sus sonrisas que tanto lo caracterizaban y se dejó abrazar con gusto.

-Y puestos a confesarnos, quería pedirte perdón por lo que ocurrió esas misma noche, creo que se me fue un poco la cabeza con eso de atarte y tal… jeje –Ciertamente Hiroto en esos momentos tenía la sangre en otra parte del cuerpo y no pensaba con demasiada claridad.

-Olvidemos eso, después de todo, bien está lo que bien acaba ¿No? –Apartó el mechón pelirrojo que tapaba parte de la frente y el rostro de su chico y le dedicó una mirada tranquila y sin rencor. –Me basta y me sobra con que no lo vuelvas a hacer- Añadió con deje de burla, aunque ciertamente lo decía en serio.

-Descuida –Contestó el pelirrojo de la misma forma –Entonces ¿Esta noche…? –Hiroto cambió de posición de forma que él estaba sobre el peliverde, cara a cara, y su voz tenía grabado un leve tono de lujuria.

Midorikawa suspiró pesadamente, aunque enseguida recupero la sonrisa.

-Sí Hiro, esta noche sexo~-.

 

 

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Tachimukai no podía evitar sentirse responsable de la lesión que había sufrido su surfista favorito a causa de las medusas, aunque sabía perfectamente que no había tenido la culpa su conciencia no se apiadaba de él.

¿Te traigo algo?- preguntó tímidamente el castaño, mientras se sentaba a un lado de la cama  en la que se encontraba Tsunami tumbado cómodamente, con las piernas cruzadas, reposando en alto su tobillo vendado.

-Estoy bien, gracias Tachi –El moreno se entretenía ojeando los canales de televisión, pero ninguno le convencía, así que se dio por vencido y apagó la televisión, enfocando ahora la mirada en su compañero.

-Bueno ¿Qué hacemos? –Preguntó sin pensar muy bien en su situación actual; Eran pareja, estaba solos y en una cama. No se dio cuenta de que podía sonar a insinuación hasta que fue tarde para retractarse.

 Yuuki se puso tenso al instante. La compañía del pelirrosa le producía demasiadas sensaciones al mismo tiempo, y mucho más en ese momento.

Por otra parte se alegraba de poder contar con un momento de intimidad para ellos solos, porque, aunque la situación fuera nueva para él, confiaba en el mayor, y no dudaba que no le forzaría a nada que él no quisiera hacer.

Tomó aire y trató de relajarse, era una buena oportunidad y no tenía porque sentirse nervioso ¿No?

-Tú descansa para que tu herida se cure pronto y no te preocupes por nada –Sonrió alegremente y se recostó a su lado, apoyando la cabeza en el hombro del mayor.

Jousuke le miró enternecido y giró levemente la cabeza para poder besar su mejilla. Tras eso se quedaron mirándose fijamente a los ojos con gran intensidad

El suave sonido de las respiraciones de ambos jóvenes era lo único que se escuchaba en ese momento.

Poco a poco sus rostros se iban aproximando, hasta que un último empujoncito por parte del mayor acabo con la distancia entre sus labios, fusionándolos en un necesitado beso.

Al principio superficial, fue tomando consistencia conforme avanzaban las agujas del reloj. Tsunami rompió su posición y con cuidado se puso de costado, reposando su pie dolorido de la misma forma. Pasó uno de sus fuertes brazos por la cadera del más pequeño, volviendo a cambiar de posición para quedar sobre Tachimukai, acariciando su mejilla con la mano libre.

Rozó su lengua con los labios del menor, que los abrió tímidamente, dejando vía libre hasta el interior de su boca.

Yuuki estaba nervioso por sentir el musculado cuerpo del surfista sobre el suyo, rozando, haciendo fricción entre ellos mientras le acariciaba tiernamente con las manos.

El castaño pasó sus manos por la espalda del pelirrosa, y descendió lentamente hasta llegar a su cintura, donde terminaba la camiseta del chico y comenzaba la goma de su bañador.

Tras meditarlo en su cabeza terminó por saciar su curiosidad, y coló sus manos por dentro de la prenda superior del surfista, acariciando con intensidad la espalda del contrario disfrutando de su tacto y calidez.

-¿Tachi? –Se separó del chico de ojos azules y le dedicó una mirada entre divertida y picarona -¿Qué haces? –Preguntó de la misma forma, refiriéndose al hecho de que hubiera colado sus manos dentro de su camiseta con tanta naturalidad, sobre todo conociendo su más bien tímido carácter.

Yuuki sacó las manos rápidamente y las puso sobre su pecho, cerrando los puños.

¡L-lo siento! –Se disculpó atropelladamente, con un notorio sonrojo surcando su rostro.

-¡Tachi, que era broma! –Contestó rápidamente el mayor, tirando de las mejillas del portero, sin conseguir que este dejara de sentirse así de abochornado –Además, tienes todo mi permiso para meterme  mano cuando te dé la gana –Añadió a la par que le guiñaba el ojo seductoramente, a lo que Tachi ya no sabía ni de qué color ponerse.

-¡Lo siento! –Repitió el castaño.

-¡Qué era broma! -. Parecía que lo que empezaba siendo una bonita tarde de mimitos (y lo que surja) acabaría siendo una tarde de intenso “debate” entre ambos.

 

 

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-Kazemaru ¿Qué vas a comprar?- Preguntó el capitán del Raimon mientras se acomodaba la mochila a la espalda y seguía su camino junto al peliazul

-Pues no lo sé, la verdad… Les compraré algún recuerdo a Miyasaka y a Hayami y ya veré si me compro alguna camiseta o algo –El defensa se recolocó el flequillo con la mano derecha y volvió a enfocar la vista en su compañero.

-Ya veo... ¿Entramos en esta tienda? –Justo en ese momento pasaban al lado de una tienda de ropa, y sabiendo las intenciones del peliazul, lo menos que podían hacer era entrar a mirar.

El defensa asintió y ambos entraron en la susodicha tienda, que tenía un ambiente veraniego que les recordaba a su compañero y amigo Tsunami.

-Puede que compre tres camisetas iguales y así los tres vayamos a juego, aunque puede que sea demasiado cur… - Comentaba para sí mismo el chico de ojos cobre, deteniendo de golpe su frase, dejándola a medias -¿Fubuki?-.

El susodicho asomó la cabeza entre las perchas en las que estaba ojeando la ropa, saludando sorprendido al atleta.

-¡Kazemaru! –Dijo sorprendido el chico de ojos verdosos mientras se acercaba al recién llegado- ¡Y Endo! –Le saludó también al darse cuenta que acompañaba al velocista.

-¿Qué haces aquí Fubuki? –Preguntó el capitán al ver al mayor de los gemelos en ese lugar, aunque estaba bastante claro que estaba de compras ¿Qué otra cosa se podía hacer en una tienda?

-Poca cosa, Goenji está buscando un regalo para su hermana y le he acompañado, a ver si yo también me compro algo –Explicó mientras buscaba con la mirada a su novio, que debía estar por los alrededores buscando camisetas de color rosa o algo por el estilo.

-¿Y no estás con Atsuya? –Preguntó ahora el peliazul, que después de haber vista la pelea que habían tenido antes el capitán de Prominence y se hermano pequeño, pensaba que Shiro no le quitaría el ojo de encima, más teniendo en cuanta lo cercanos que parecían desde su reencuentro.

-No, bueno… Le hemos dejado con un amigo –Contestó el níveo con una gotita de sudor bajando por su nuca al recordar que habían dejado a Atsuya solo con su “gran amigo” Afuro.

A todo esto, al margen de la conversación de los defensas, Goenji salió de detrás de unas estanterías, con varias perchas colgadas de cada brazo- Shiro, dame tu opinión; Me gusta el color de la rosa, pero los tirantes son muy gruesos, la naranja está bien, pero no sé si será la talla apropiada, y la verde y la roja… no sé, no creo que Yuuka tenga zapatos de ese color para combinar… H-hola Endo, hola Kazemaru –Al alzar la vista de sus camisetas se encontró con que su adorable peliplata no estaba solo, sino que sus primeros amigos del Raimon estaba con él, mirándole. Escondió la ropa que traía tras la espalda en un intento de ahorrarse los comentarios de sus compañeros, aunque ya era un poco tarde. Un poco bastante tarde.

-Hola Goenji –Contestaron aguantando la risa el número uno y el dos del Raimon, sorprendidos por los conocimientos de su sobrio y serio delantero sobre moda infantil femenina.

Fubuki sonrió nerviosamente.

-``Bendito karma´´-.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

-¡Te tengo! –Gritó el chico del parche en el momento en el que apresaba al portero de su equipo, haciendo que callera al suelo con él encima.

-Bien Sakuma, ya era hora –Bromeó el chico de ojos azul oscuro, volteándose para poder sentarse sobre la arena, aun con el moreno sobre él.

Jirou sonrió triunfante y a su pesar se puso en pie para que el portero pudiera hacer lo mismo –No he tardado tanto –Añadió sin perder la sonrisa.

-No, que va –Dijo Genda sarcásticamente mientras se quitaba la arena de las rodillas y tomaba la mano de su chico para volver caminando hasta su sombrilla.

-No tengo la culpa de que tengas las piernas tan largas –Se quejó burlonamente el chico de cabellos azul claro.

-Excusas, excusas –Tanto Genda como Sakuma estaban de muy buen humor ese día, posiblemente porque ahora tenían su habitación para ellos solos y eso les abría una amplia gama de posibilidades nocturnas.

Estuvieron tonteando hasta que llegaron a su pequeño campamento, donde vieron que su ex-capitán y el estratega número ocho estaban  intimando o bien practicando el boca a boca, opción bastante remota por cierto, sobre SUS toallas, en su porción de sombra.

-Err… Casi que damos otro paseo ¿No?-.

-Sí, será lo mejor… -Sakuma se resignó a no sentarse en su cómoda toalla de pingüinos espaciales, mientras pedía al cielo que ese par no la mancillara con acciones no recomendadas para menores de edad.

Genda simplemente pensaba que él haría lo mismo con Saku esa noche

Notas finales:

No estoy muy convencida de esta publicación, y espero que sea del agrado de todos ;////; El próximo capítulo será directamente la esperada noche, y habrá mucho lemon y momentos decisivos~~

Besitos. F: Ruu~


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