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Terremoto en el piso 23 por Ruu Ochibisan

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Notas del capitulo:

Hola a todos y todas ~ sé que no tengo casi derecho a presentarme aquí despues de tanto tiempo, pero ya les prometí ( aunque no sé si deje constancia de esa promesa, aquí o en otro foro, sea como sea ) que no iba adejar ningún fic mío sin terminar, así que, aquí les dejo otro capítulo, que hice como lo mejor (y no muy bueno) de mí, y que tras los exámenes, por fin conseguí publicar.

Muchas gracias a todos por estar aquí y espero que al menos les haga pasar un rato entretenido :B

El molesto sonido de la alarma de Gazelle le despertó de su reconfortante sueño. Dejó atrás la pereza para apagar lo antes posible ese infernal sonido y procurar volver a la cama, aunque Suzuno no estaba por la labor de dejarle cumplir su objetivo.

Efectivamente. Le arrancó las sábanas con las que se tapaba y le revolvió el pelo enérgicamente para evitar que volviera a dormirse.

-Venga, vamos Haruya, date una ducha y vístete –Le ordenó tranquilamente el mayor mientras se metía al cuarto de baño, dejando la puerta abierta despreocupadamente.

Burn, tras unos minutos disfrutando de no hacer nada, decidió ponerse en marcha. Cogió unos bóxers limpios de su maleta y entró al baño. Gazelle justamente salía de la ducha en ese momento. Aprovechó para robarle el beso de buenos días y algunos mimitos matutinos. Pese a tener que madrugar, estaba de buen humor.

Un par de mordiscos en el cuello, alguna que otra caricia y entró en la ducha.

La mañana les cundió bastante. En poco más de un cuarto de hora se ducharon y se arreglaron para salir, aunque primero desayunarían, y para eso no tenían ninguna prisa.

Cerraron la puerta y bajaron al comedor. La mesa que solían usar estaba vacía, y se dirigían hacia ella cuando Suzuno distinguió no muy lejos de ellos, la silueta de Midorikawa, que estaba de espaldas a ellos, junto con Kazemaru y más compañeros del equipo.

La verdad es que tanto Gazelle como Burn preferían ir por su lado, pero no estaba de más pasar un rato con sus otros compañeros de Academia, y de paso conocer mejor a los nuevos compañeros de éstos.

Nagumo hizo un sutil movimiento con la cabeza en dirección al peliverde y Suzuno le devolvió el gesto al tiempo que ambos se dirigían hacia la gran mesa donde los chicos del Inazuma Japan se reunían.

-Hey –Saludó el chico de fuego mientras tomaba asiento junto a Ryuuji, que no se había percatado de su presencia hasta entonces.

-¡Burn! ¡Gazelle! –Comentó sorprendido al ver a los jóvenes allí presentes- Qué raro veros por aquí a estas horas –Añadió con una sonrisa amable.

-Queremos aprovechar la mañana –Acotó tranquilamente el chico de cabello blanco, mientras se peinaba el flequillo con los dedos, como era habitual en él.

- Por cierto ¿Os importa desayunan con nosotros? –Les preguntó Midorikawa a sus compañeros, los cuales negaron tranquilamente con la cabeza. Mientras no llegaran Terumi y Atsuya, no había ningún problema.

Los recién llegados sonrieron levemente ante la grata aceptación de los demás y no tardaron en integrarse en la conversación, que iba cambiando de tema gradualmente, sin tener nada que ver cada tema con el anterior, de forma que comenzaron hablando de lo sospechoso que era que Endo no se hubiera levantado todavía mientras que Kazemaru estaba allí con ellos, con las respectivas excusas del peliazul, hasta acabar debatiendo arduamente qué era mejor, si lo salado o lo dulce, el cual no llegó a ninguna parte.

Luego llegaron Endo y Hiroto, que se habían encontrado por casualidad en el ascensor de camino al comedor. Hiroto se había levantado esa mañana con el pelo a lo “Gran” y había necesitado media hora de privacidad con su plancha de pelo para poder arreglarlo, y Endo simplemente se había quedado dormido.

-Mira quien vienen por ahí –Midorikawa dio un suave golpe con el codo a Kazemaru, señalando con la mirada a los dos recién llegados, que saludaban con la mano desde el umbral del comedor.

-Lo mismo te digo, idiota –Le dijo en broma el defensa, devolviéndole el golpecito con el codo –A saber lo que hiciste ayer con Hiroto para que madrugaras tú más que él –Dijo para picar a su amigo mediocampista, que era de los más dormilones del grupo-

-Pues seguro qué más que tú con el capitán, que lo tienes matándose a paj…  Hola Endo –Interrumpió su breve discurso para saludar al susodicho, con una sonrisilla nerviosa, que había llegado a la mesa con el desayuno, junto con el otro pelirrojo.

Saludaron a los que estaban sentados y tomaron asiento junto a ellos, dándose cuenta entonces de la presencia de los invitados de la Alius.

-Qué raro veros por aquí –Les saludo el chico de ojos verdes.

-No tan raro como tu peinado –Respondió rápidamente el chico de fuego, que estaba deseando sacar el tema del alisado de Hiroto.

-No empecemos – Le dedicó una mirada de advertencia, pues no tenía ganas de empezar el día hablando de su desdichado pelo, además, Burn no era el más adecuando para hablar de peinados extraños.

-Pues a mí me gusta, me recuerda a antes de entrar en Inazuma Japan –Comentó Midorikawa con una sonrisa.

-Gracias Ryuuji –Le guiñó el ojo el chico de ojos jade, bajo la mirada burlona de sus compañeros de la Alius.

-Oh, venga, Hiroto, guarda tus dotes de seductor para vuestra intimidad ¿Quieres?-Dijo con burla de nuevo Nagumo.

Midorikawa y Kazemaru rieron levemente por el comentario, y Gazelle esbozó una leve sonrisa.

Así entre risas y algún que otro comentario sobre el alisado de Hiroto, terminaron de desayunar.

Kazemaru, Endo, Goenji y Fubuki habían quedado en ir a una feria los cuatro, aunque suponían que Atsuya, y probablemente Afuro también vendrían con ellos. Genda y Sakuma irían al zoo, como le había prometido el portero a su novio. Tsunami y Tachi irían a la playa, aunque Tsunami debía esperar un poco para volver a surfear, le gustaba pasar el tiempo cerca del mar, y Tachi disfrutaba de la compañía del moreno sin importar el lugar, así que estaba muy conforme con la idea.

Cada uno se fue por su lado y finalmente sólo quedaron sentados a la mesa dos pelirrojos, un chico de ojos azul gélido y un joven de cabello verdoso.

 

-Bueno ¿Y qué planes tenéis? Porque no creo que nos hayamos puesto todos de acuerdo para madrugar.

-Pregúntaselo a Gazelle, porque yo no tengo ni idea –Desvió la pregunta de Hiroto hacia el peliblanco, que terminaba de tomarse su café con hielo.

Todas las miradas se centraron en el chico de hielo.

-Quiero ir a la isla –Dijo con su tono de voz calmada, para después lamer su labio superior, que había quedado impregnado de café.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

Un chico de ojos carmesí y larga melena rubia observaba con una sonrisa risueña a los menores dormir perezosamente en la cama, medio abrazados, medio aplastándose en uno al otro. Realmente no entendía cómo podían dormir tan tranquilamente así.

-Habría que despertarlos –Dijo en bajo Terumi.

-Pues despierta tú a Atsuya – Contestó rápidamente el moreno mientras se acercaba al mayor de los hermanos, que estaba siendo aplastado por su gemelo, aunque no parecía importarle.

-Shiro, ya es hora de levantarse, dentro de poco empezará la feria –Le dijo con un tono de voz cariñoso  mientras le daba suaves palmaditas en las mejillas para despertarlo.

Terumi sonrió con un leve gesto de burla. Atsuya no era tan malo como Shuuya lo pintaba, simplemente se expresaba de una manera un tanto peculiar.

Shiro despertó primero y fue él quien se encargó que despertar a su gemelo, más que nada para poder salir de la cama. Una ducha, un desayuno ligero y cuarto de hora en arreglarse y en poco ya estaban listos para salir, además, podrían llevarse a Yako con ellos, sólo tendrían que tener cuidado de que no les vieran salir ni entrar con el perro, y sinceramente, Atsuya se las apañaba muy bien.

Goenji y el mayor de los Fubuki se adelantaron para inspeccionar el vestíbulo y distraer a la chica de la recepción para que Atsuya pudiera sacar a Yako, y después de que Shiro engatusara a la joven con sus encantos naturales, los cuatro jóvenes y el perro comenzaron a caminar tranquilamente por la calle, rumbo a la feria. Esperaban encontrarse con Endo y Kazemaru allí. Por lo visto el portero quería comprarle algo al defensa, y habían acordado verse allí directamente, ya que no sabían cuanto tardarían en poder salir con el perro y todo.

 

-¿Has cogido la crema? –El chico de ojos verdosos y tez pálida cerró la cremallera de su mochila cuando terminó de revisar sus pertenencias, sin detener su paso.

-Dos botes, protección 80 –Contestó Goenji al tiempo que señalaba su propio equipaje, una pequeña mochila de color azul oscuro . Realmente, toda protección era poca teniendo en cuenta el tono de piel de los Fubuki.

Shiro sonrió dulcemente y cogió del brazo del moreno, apoyándose levemente, cosa que a Shuuya no le importaba. Disfrutaba de la cercanía del otro delantero, incondicionalmente.

-Qué corra el aire –Dijo severamente el menor de los gemelos fingiendo aclararse la voz, mientras se interponía entre los tortolitos, tomando del brazo a su hermano, mientras con su otra mano sostenía la correa de Yako, que no dejaba de dar tirones.

-Yako, estate quieto, maldito chucho –Comentó enfadado mientras se detenía un momento, haciendo por consiguiente que Shiro también se detuviese, para quitarle la correa a Yako, sujetándolo por el collar antes de soltarlo.

-No te vayas muy lejos ¿Eh? –Le dio un par de palmaditas en la cabeza y le dejo ir. Yako salió corriendo al instante a olfatearlo todo, haciendo, por supuesto, caso omiso de las palabras de su amo.

Atsuya suspiró mientras veía como su perro se alejaba en la lejanía- En fin…

Afuro rió levemente por la situación y pasó su brazo disimuladamente por los hombros del pelirrosa- Estará bien, vamos a la feria –Dijo tratando de animarle.

Atsuya volvió a suspirar y miró de reojo el brazo del rubio sobre sus hombros, fingiendo no darse cuenta.

-Qué remedio… -Dijo con un leve sonrojo, mirando hacia otro lado, con su actitud de siempre, como enfadado con el mundo.

Se recolocó la gorra que le protegía la cabeza y la cara de los rayos del Sol y continuó el camino en silencio. Se oían los ladridos de Yako a lo lejos.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

Apenas unos escasos rayos de luz asomaban entre las densas cortinas de la habitación, dejando visible a duras penas un par de cuerpos que reposaban con calma sobre una cama desecha. Sábanas y almohadas por el suelo, ropa sobre los muebles y unas curiosas gafas colgadas del cabecero de la cama.

La habitación parecía sin vida, hasta que uno de los jóvenes allí presentes comenzó a moverse perezosamente, hasta que se decidió a quedar sentado sobre la cama. Nadie diría que ese joven con el pelo revuelto, la espalda hecha trizas y unas ojeras bien marcadas era el reconocido estratega del Inazuma Japan.

El joven de profundos ojos color carmesí emitió un quejido de dolor al terminar de incorporarse. Su cadera le dolía a horrores.

Miró a su izquierda, y allí estaba Fudou, que parecía dormir profundamente, boca abajo, con la baba colgando. Pese a todo, estaba adorable; despeinado y con gesto sereno. Realmente pocas veces tenía ocasión de verle así de tranquilo.

Le retiró el flequillo del rostro con la mano, dejando su cara totalmente despejada y sonrió complacido, luego le limpió la comisura del labio con un pañuelo de papel que cogió de una caja qué había en la mesilla de noche y tras echarle un vistazo rápido y contemplar la relajada figura del joven, se dispuso a iluminar la habitación.

Se levantó con movimientos indignos de un deportista y descorrió las cortinas para que la portentosa luz de la mañana alumbrara al momento aquel cuarto que había sido la cuna del pecado esa noche.

 

Los ojos rojos del chico se resintieron en el momento que los rayos del Sol impactaron contra sus pupilas, que le obligaron a cerrarlos por un momento, hasta que terminó acostumbrándose, aunque no era el único al que le había molestado la luz.

Akio gruñó con  notoria molestia por el repentino fogonazo, y buscó torpemente con la mano algo con lo que taparse para poder seguir durmiendo, pero tanto las almohadas como las sábanas estaban tiradas por el suelo.

Kidou no pudo evitar esbozar una sonrisa cargada de diversión, y se acercó al joven, tapando la luz que éste recibía en los ojos con su propio cuerpo.

-Buenos días –Susurró con la voz algo ronca. Ahora que lo pensaba, no sabía ni qué hora era.

Pudo ver como su compañero entreabría sus brillantes ojos esmeralda, intentando acostumbrarse a la intensidad de los rayos del Sol, hasta conseguir distinguir con nitidez la figura de su novio a contraluz.

Se llevó una mano a la cara y se acarició suavemente los párpados que aun sentía algo pesados, y pestañeó un par de veces.

-Hola… -Susurró suavemente al tiempo que esbozaba una pequeña sonrisa, que a Kidou le robó el aliento.

El chico de ojos rojos se sentó en la cama y se recostó muy lentamente sobre Fudou, apoyando su frente en la del otro joven y besando con apenas un suave roce sus labios entreabiertos.

Akio simplemente cerró los ojos y correspondió vagamente, terminando con un pequeño mordisco en el labio inferior del ojirojo.

-Vuelve a la cama…-  Susurró el otro estratega, alzando sus manos hasta rodear el cuello de su pareja, obligándole a tumbarse en la cama, donde no dudó en abalanzarse sobre él con una sonrisa de satisfacción y movimientos algo torpes.

Kidou sonrió también y se apoyó sobre sus codos para volver a besar a Fudou, esta vez apenas fue un roce. - El ansia no es buena, Akio –Le dijo con prepotencia y una sonrisilla orgullosa.

Él sólo esbozó una sonrisa pícara, dejando ver sus blancos colmillos, justo antes de morderse el labio inferior con impaciencia y sensualidad.

No eran necesarias más palabras.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

-¿La isla? Joder Gazelle, así tal cual lo dices parece el título de una película de terror –Comentó Burn, que esperaba una aclaración por parte del chico de ojos azules.

-Sí, y tu cara no ayuda nada –Añadió Midorikawa.

-Da la sensación de que no fuéramos a volver nunca de… “la isla” –Comentó Hiroto haciendo como un eslogan publicitario de la susodicha isla.

-Como sigáis, si que no vais a volver –Amenazó Gazelle. Se hizo el silencio. –Por si no habéis dado cuenta, hay un islote relativamente cerca de la cota, y me gustaría ir antes de volver a Japón.

-¿Qué? –Preguntó contrariado Burn.

-En dos días tenemos que volver ¿No lo recuerdas? Tenemos que seguir con los entrenamientos y ponernos al día de nuestros respectivos equipos –Dijo serenamente el moreno, in apartar la mirada del pelirrojo.

-Qué rápido pasa el tiempo cuando está de vacaciones… -Comentó apenado el chico de ojos ámbar- Bueno, pues que habrá que aprovechar al máximo nuestros últimos días –Dijo nuevamente animado. Después de todo, no podrían estar así siempre-  ¿Os venís con nosotros a ver la isla? –Les preguntó a sus amigos del Inazuma Japan.

Hiroto y Midorikawa se miraron un momento, alzaron los hombros y asintieron simultáneamente.

-Claro, por qué no. Será divertido –Dijo Hiroto en representación de ambos, con una leve sonrisa. Hacía mucho que no preparaban una excursión entre ellos después de que se fueran de la academia Alius.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

-El carismático portero del Inazuma Japan caminaba de la mano de su defensa mientras miraban los puestos de los alrededores de la feria. Pulseras artesanales, collares, camisetas, este tipo de cosas.

La verdad, es que no solían cogerse de la mano por vergüenza, ya que en el fondo eran los dos muy tímidos, pero habían acabado por llegar a un acuerdo mudo al sentir como sus manos se rozaban al caminar.

Entre ambos había un silencio tenso debido a los nervios que les producía la situación. Eran unos primerizos después de todo, y se preguntaban: “¿Le molestará que le coja la mano?” sin saber que ese era el temor de ambos, y que no era así en ningún caso.

Kazemaru trató de romper el hielo. No quería estar incómodo con algo que realmente debía hacerle feliz. Era absurdo.

-Mira estas pulseras- Dijo mientras esbozaba una leve sonrisa y tomaba una con su mano libre, para verla mejor. Era una pulsera de los deseos, de esas que tienes que esperar a que se rompan y se caigan solas para que se cumpla el deseo que pides al ponértela.

Endo se detuvo junto al defensa- ¿Pulseras de los deseos? –Preguntó con curiosidad.

Kazemaru asintió mientras dejaba la que había cogido y tomaba otra, una de color naranja y rojo.

-¿Te gusta esa pulsera? –Preguntó Endo con una sonrisa.

-Sí, creo que me la compraré como recuerdo –Dijo mientras rebuscaba en su mochila en busca de su monedero. Cuando lo encontró Endo ya había comprado la pulsera.

-Sorpresa –Dijo mientras esbozaba una de sus típicas sonrisas y le entregaba la pulsera- Y mira, yo también me he comprado una –Dejó ver junto a la pulsera de Kazemaru, otro igual pero azul y verde.

-No tenías por qué comprarme nada, pero gracias –dijo con un leve sonrojo mientras cogía la pulsera- ¿Me la pones? –preguntó.

Endo se guardó su pulsera en un bolsillo y cogió la del peliazul por los extremos, para atarla con cuidado en su muñeca izquierda. –Tienes que pedir un deseo, ¿No?

-Ya lo he pedido –Dijo con un leve sonrojo el chico de ojo cobre- Pero si te lo digo no se cumplirá –Se adelantó a la petición del portero.

-Qué injusto, Kazemaru –Refunfuñó el portero, para luego sacar su pulsera del bolsillo- Yo tampoco te diré mi deseo entonces.

-Déjame que te la ponga, anda –Tomó la pulsera de su novio y se la puso en la mano derecha al portero. -¿Tienes ya tu deseo?

Endo asintió alegremente e imitó la voz de Kazemaru- “Pero si te lo digo no se cumplirá” –Dijo triunfante.

-Creo que ya sé cual es –Comentó Kazemaru orgulloso-  Es el mismo que he pedido yo –Añadió con un notable sonrojo, pues realmente estaba desvelando su petición, y le resultaba vergonzoso.

Endo lo miró sorprendido ¿Realmente Kazemaru se refería a…?

-Entonces puedes decírmelo, porque te prometo que se cumplirá – Dijo el portero en un arrebato de valentía, mientras volvía a coger la mano del peliazul, donde tenía la pulsera- Y yo quiero estar contigo para siempre… -Susurró enrojecido.

Kazemaru parecía un semáforo en rojo.

-Yo también… -Dijo finalmente, haciendo un gran esfuerzo para mirar a los ojos al portero mientras le dedicaba esas sinceras palabras.

 

El dueño del pequeño puesto estaba esperando a que se quitaran del medio, y  a poder ser, que dejaran sus momentos de amor desenfrenado para otra ocasión que no estuviera delante para verlo. Kazemaru se dio cuenta al escuchar un gruñido, y más rojo de lo que ya estaba, cogió la mano de Endo y salió a paso rápido de allí, volviendo a la calle principal.

 

“Qué vergüenza…”

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

- Joder, qué cursilada –Refunfuñó el menor de los gemelos mientras recortaban la distancia entre la feliz pareja y ellos.

De casualidad habían presenciado desde la lejanía el momento romántico frente al puesto de pulseras gracias a Goenji, que les había divisado a lo lejos antes de que hicieran nada, y al final y habían contemplado la escena. Realmente a nadie le había importado, menos a Atsuya, que era especialmente sensible con esos temas.

Se maldecía de saber leer los labios con bastante habilidad.

-Bueno, no será para tanto –Trató de quitarle importancia al tema su hermano. Él también tenía sus momentos cursis que prefería dejar dentro de su intimidad.

-Vah –Refunfuñó el pelirrosa nuevamente, dejando el tema a un lado por fin.

-Venga, como si no hubiéramos visto nada –Dijo Shuuya en voz baja, pues ya estaban cerca de los tortolitos, que no los habían visto todavía ya que estaban de espaldas. -Hey, pareja –Saludó tras terminar la anterior frase, sin detener su paso hacia ellos- ¿Qué tal?

 

Kazemaru y Endo se giraron al mismo tiempo, encarando al grupo con una sonrisa, para después saludar amistosamente. Se les notaba algo nerviosos, pero ver a sus amigos les tranquilizó.

Todos contestaron al saludo, hasta Atsuya, y sin muchos preámbulos comenzaron a caminar nuevamente por el paseo marítimo donde estaban todos los puestos que antecedían a la feria.

-Qué bonita –Dijo Afuro mientras sostenía con cuidado la muñeca de Kazemaru, donde tenía colocada la pulsera, que destacaba bastante.

-¿Te gusta? Endo también tiene una –Comentó el peliazul mientras miraba al portero, que mostraba su pulsera con orgullo.

-Ya veo, os las habéis comprado aquí ¿No? –Preguntó curioso, aunque era bastante obvio que sí, se veía que eran nuevas.

-En realidad Endo ha comprado las dos, no me ha dejado pagar –Confesó el defensa con un leve rubor.

Endo sonrió orgulloso, aunque también algo avergonzado- No fue nada -Agitó su mano derecha, quitándole importancia al asunto.

-¿Son pulseras de los deseos? –Preguntó Shiro, también con curiosidad-

Kazemaru asintió sonriente y se adelantó a la pregunta del mayor de los gemelos-  Pero no se puede revelar, al menos hasta que la pulsera se haya caído por sí sola.

-Bueno, es tan obvio, que no hace falta ni preguntar –Añadió Goenji.

Endo le sacó la lengua a su amigo y Kazemaru se llevó una mano a la nuca, prefiriendo callar.

-Anda, vamos a la feria –Sugirió, o más bien ordenó Atsuya, con su típico tono de voz de “estoy enfadado con el mundo” al tiempo que emprendía el camino a la misma.

Afuro le miró con una sonrisa divertida, se puso a su altura y pasó un brazo por encima de sus hombros. El pelirrosa se giró para mirarle y al segundo volvió a mirar al frente, tras emitir un pequeño “tsk” a modo de disconformidad, aunque no hizo el más mínimo esfuerzo por apartarlo.

Su rostro estaba enrojecido, y miraba al lado contrario para que el rubio no se percatara.

 

Con una agradable brisa que soplaba de vez en cuando, alejando un poco el calor del Sol, la tarde pasó.

Por una vez parecía que todo había salido según lo previsto. Risas, una comida tranquila, algunas compras, y finalmente, al caer la tarde y con el anochecer, una tranquila despedida al lugar decorada con luces de colores. Afuro aprovechó para tener un momento de privacidad con Atsuya, puesto que toda la tarde había estado de buen humor, por mucho que se esforzara en esconderlo.

De camino al hotel pararon un momento a comprar algo de comer ya que Atsuya tenía hambre. Terumi se quedó para acompañarlo y los demás se adelantaron con Yako, para agilizar cuanto antes la maniobra de meter al perro en la habitación sin que nadie lo notara.

-Esto, Atsuya… -Le llamó un momento. Atsuya miraba tranquilamente la sección de comida basura de la tienda- He pensado que igual te apetecía dormir en mi habitación. Goenji me dijo que estabais algo justos de espacio, y bueno, yo tengo toda una habitación para mí solo, así que, si quieres… -El rubio trataba de no parecer nervioso, para no dar a entender que se le estaba insinuando o algo. Sabía que el menor de los Fubuki tenía una mente algo retorcida y no quería que pensara mal, aunque no es que fuera a rechazar la oferta si el pelirrosa estaba por la labor, por supuesto.

Atsuya rápidamente dirigió la mirada a su compañero y pareció analizar por un momento las palabras del chico.

-Tendría que venir Yako conmigo, no hace caso a nadie más –Dijo finalmente el chico de ojos verdosos, cogiendo una bolsa de patatas fritas y otra de gominolas y caminando hacia la caja para pagarlas.

Afuro reprimió un salto de felicidad -¡Claro, sin problema!  -Cogió un puñado de chupa-chups y fue con Atsuya, ambos pagaron y salieron de la tienda corriendo, para alcanzar a los demás antes de que metieran a Yako en la habitación equivocada.

Por suerte llegaron a tiempo, Terumi le dio a cada uno de sus compañeros un chupa-chups y tras una actuación de seducción de Shiro con la recepcionista, entraron en el hotel, y cada uno se dirigió a su habitación. Goenji y Shiro decidieron no decir nada con respecto a la decisión de Atsuya de dormir fuera, y así de paso, podían pasar la noche haciendo cosas cursis, y no tan cursis, de pareja.

Esa noche cada uno cenaría por su cuenta, era noche de parejas.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

Abrió los ojos, miró la hora, puso los ojos en blanco, y finalmente se encogió de hombros con gesto de conformidad. Total, nada se podía hacer contra el paso del tiempo.

-Kidou, despierta, son las nueve y media ya –Dijo el chico de ojos verdes mientras agitaba el cuerpo de su compañero con brusquedad y torpeza.

-¿Tan pronto…? –Preguntó el chico de ojos rojos, todavía con la cara enterrada en sus brazos, que usaba como almohada.

-De la noche –Acotó Fudou, poniéndose en pie con descuido y estirando los músculos lentamente.

-¿Qué…? –Alzó la cabeza- No puede ser –Dijo sin creérselo, pero temiendo que fuera verdad.

-Míralo tú mismo, genio –Le contestó Akio mientras le señalaba su móvil, que estaba sobre la cama. Yuuto estiró el brazo y se hizo con el aparato. Marcaba las 21:34 .

-¿…Me estás diciendo que llevamos todo el puto día follando y durmiendo? –Preguntó en alto, sin realmente necesitar una respuesta.

-Algo así, pero el punto ahora es que me estoy muriendo de hambre con tanto revolcón, así que date una duchita rápida o me voy sin ti –Dijo orgullosamente mientras caminaba hacia el baño, donde se pudo escuchar como abría el gripo de la ducha.

-Puedes ponerte ropa mía si no encuentras la tuya, que no me extrañaría…  -Comentaba el estratega desde el baño.

Kidou hizo un esfuerzo por desperezarse y caminó hasta el baño - ¿Me das permiso para entrar? –Preguntó con una sonrisa risueña.

-Vale, pero que no te distraigan las vistas, que tenemos prisa –Le recordó mientras sonreía con prepotencia y le dejaba un hueco en la ducha.

Yuuto se volteó un momento para coger el gel y su esponja.

-Buena te he dejado la espalda –Rió mientras miraba los arañazos sobre la piel del moreno, aunque, sinceramente, las marcas de la espalda eran lo de menos.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

¡Ah, qué bonito! –Dijo emocionado el peliverde mientras miraba la bonita cuidad de Benidorm iluminada por las luces a medida que el cielo se oscurecía, desde la pequeña isla que parecía flotar en el mar.

A su lado sus compañeros de la Alius también contemplaban el paisaje con cierta nostalgia, espacialmente Burn y Gazelle, que dentro de poco tendrían que volver a Japón.

-Tuvimos mucha suerte de llegar al último barco de la tarde- Comentó Hiroto mientras miraba a su novio, dedicándole una sonrisa.

-La verdad es que fue una buena idea venir –Reafirmó Haruya, dedicando una mirada cómplice a Gazelle.

-Es una pena que mañana vaya a ser nuestro último día aquí. Tengo la sensación de no haber aprovechado al máximo estos días- Murmuró con su característica calma el peliblanco.

-No digas eso, han sido unas vacaciones muy completas, y sobre todo, nos lo hemos pasado bien, que es lo que cuenta –Apoyó la mano en el hombro semidesnudo del moreno, y no9tó que su piel estaba fría. –Está empezando a soplar viento ¿Nos vamos yendo? Podemos seguir mirando el paisaje de camino y así para cuando lleguemos ya habrá oscurecido del todo, porque paso de quedarme en medio del mar cuando esté todo negro –Dijo bastante serio el pelirrojo de ojos ámbar.

Los demás estaban pensando lo mismo, así que ni hizo falta decir nada más. Unas fotos de última hora de los cuatro con la cuidad de fondo, tratando de dejar la cámara enfocando desde un saliente del barco sin acabar rompiéndola y tras conseguirlo, pidieron al capitán del barco que les había traído que les llevara ya a tierra, pues preferían llegar antes de que el Sol se ocultara del todo por el horizonte.

 

-¿Cuándo volveréis vosotros a Japón?  -Preguntó el pelirrojo mirando a sus compañeros, ahora del Inazuma Japan.

-La verdad es que no lo sabemos… -Respondió Midorikawa.

-Yo tengo entendido que todavía tenemos mínimo tres días más de vacaciones –Aseguró Kiyama.

Burn sonrió satisfecho. –Entonces no tardaremos mucho en reunirnos en Japón.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

 

Esto… -Miró la cama, luego a su acompañante y luego miró al perro-  Es un poco pequeña para los tres, si no te importa que durmamos juntos… -Dijo de la forma más serena que podía-

-Más te vale no intentar nada raro  -Le amenazó el menor.

Terumi sonrió un poco nervioso- ¿Te presto un pijama?

-¿Eh? –Giró levemente el rostro mientras enarcaba una ceja- Yo duermo en ropa interior.

 

 

Notas finales:

Yey ~ Ya estoy moldeando el final, y creo (casi aseguro) que habrá una segunda parte de este fic, pero que por razones de cutrez, no revelaré el nombre hasta quedar satisfecha con el mismo, así que no se preocupen, lo que no pase aquí, pasará en Japón (?) ¡Gracias por sus reviews!

Todas las críticas, buenas y malas, son bien recibidas. Su sabiduría es mi sabudiría. Muchos besitos y Nos leemos ~ 


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