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Terremoto en el piso 23 por Ruu Ochibisan

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Notas del capitulo:

¡Wohohoho! ¡En esta capítulo hay lemon! u////u mis fuentes cercanas afirman que es explícito, aunque eso depende del lector ¿No? Espero que os guste este tipo de ``género´´ y que os guste el capítulo en general (Que por cierto, es más largo de lo que suelo escribir los capítulos) ^^U ojalá lo disfruteis.

 

Cuando quiso reaccionar ya era demasiado tarde. El agua lo inundaba todo, y lo único que llegaba a apreciar con su borrosa visión era el cuerpo de su amigo sobre sí.

Intentaba subir desesperadamente a la superficie moviendo los brazos, pero le resultaba imposible con el peso extra del pelirrojo y sin ningún punto de apoyo con el que poder darse impulso. Notó la textura de la arena en su espalda, síntoma de que ya había alcanzado el fondo. El escaso oxigeno que había conseguido adquirir antes de sumergirse se estaba agotando. Cerró los ojos, ya que empezaban a escocerle y trató de darse impulso contra el suelo. Antes de poder hacer nada el brazo de Hiroto lo rodeó a la altura del tórax, y lo presionó contra su cuerpo. Al instante notó como el pelirrojo se emergía hacia la superficie, llevándolo consigo, consiguiendo que el peliverde lograra ponerse en pie y coger el tan necesitado aire.

Respiró fuertemente, dando grandes bocanadas de aire. Aun no se atrevía a abrir sus doloridos ojos a causa de la sal que inundaba sus orbes.

Los brazos que hasta ese entonces lo sostenían, subieron hasta su cara, sujetándola con delicadeza. El peliverde agarró los brazos del pelirrojo a la altura del antebrazo para no perder el equilibrio.

-Mido ¿Estás bien? –Preguntó El chico de ojos jade. La preocupación se había adueñado de sus palabras.

-S-si… -Contestó Midorikawa entre jadeo y jadeo. Abrió con dificultad uno de sus ojos, que nada más tener contacto con el exterior, empezó a arderle, pero aun así el peliverde no cedió al dolor y se centró en su borrosa visión, para poder distinguir al pelirrojo.- ¿Y… tu?-

El pelirrojo le apartó el flequillo con delicadeza y pasó una de sus manos por su espalda.

-Yo estoy bien, lo siento mucho –Dijo apesadumbrado Hiroto, que no podía evitar sentirse culpable de la actual situación, aunque por suerte, todo se había quedado en un susto.

-No… ha sido… tu… culpa –Le respondió rápidamente el chico de piel morena, sonriendo levemente, pero su sonrisa se vio interrumpida por una repentina tos, debido al agua que había tragado al haberse sumergido inesperadamente.

El pelirrojo, impotente ante la tos de su amigo, se limitó a palmear la húmeda espalda del chico peliverde, esperando una mejora por su parte.

El chico peliverde parecía tranquilizarse poco a poco. El pelirrojo  miró a su alrededor en busca del objeto que había ocasionado tal impacto en su espalda, que aunque no había dicho nada, le dolía bastante, y estaba seguro de que le saldría un hematoma.

Divisó a una chica morena correr exasperadamente hacia su posición, seguido de otra chica, igualmente morena.

-¿¿Estáis bien chicos?? –Preguntó la chica mientras se acercaba a ellos.

Los chicos la miraron algo extrañados, pero al poco asintieron tímidamente.

-¡Lo siento mucho! Se nos desvió el balón –Explicó la joven visiblemente angustiada.

El peliverde que ya tenía los ojos levemente abiertos pudo ver a la otra chica que había seguido a la morena, recoger un balón que flotaba en la superficie del agua no muy lejos de ellos.

-¿Podemos compensaros de alguna manera? –La chica con el balón en la mano se acercó a su amiga.

-No os preocupéis, chicas no es nada –Habló el peliverde que ya casi había recobrado su respiración normal.

-Insisto –Contestó rápidamente la morena que seguía muy apesadumbrada. –Además, será mejor que te pongas un poco de hielo, o se te pondrá al rojo vivo. –Señaló con sutileza a la espalda del pelirrojo.

Midorikawa, al oír lo dicho por aquella chica, accedió sin pensárselo. No quería que Hiroto sufriera por su culpa, porque así era como se sentía. Culpable.

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

El Chico que dormía sobre la mullida cama dejó escapar un casto suspiro de satisfacción mientras acurrucaba su cuerpo reiteradamente en las finas sábanas. Llevaba así unas dos horas. Necesitaba dormir para que esa noche no le faltaran fuerzas en la fiesta a la que iba a ir.

Volvió a cambiar de postura, esta vez apoyó la cabeza sobre su brazo derecho y siguió descansando, inmerso en su propio mundo. El albino no soñaba nada, simplemente se mantenía al margen de la realidad.

En un momento su descanso fue alterado por una muy leve y cálida sensación, pero no le dio importancia, en ese momento solo pensaba en dormir.

Nuevamente sintió esa extraña calidez, su cuerpo adormilado no era capaz de distinguirla, pero por la singular calidez tan familiar que emanaba, era como si un rayo de Sol lo acariciara y lo meciera, y  como no era precisamente lo que se dice molesta, lo pasó por alto nuevamente.

Esa sensación volvió, y fue aumentando. Pasaron los segundos y no desaparecía, cada vez era más agradable y cercana.

El muchacho de ojos azules pudo sentir con más nitidez esa sensación, estaba algo más despierto y su estado de trance estaba desapareciendo poco a poco. El sentimiento de calidez de repente cambió, y se transformó en un relajante contacto que bajaba por su espalda.

Y lo acariciaba con delicadeza.

De golpe sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo de pies a cabeza, erizándole la piel de todo su cuerpo. Ese gesto hizo que el moreno se despertara, aunque aún seguía adormilado y algo confuso. Sintió el roce de la tela deslizarse sobre sus piernas y nuevamente la cálida sensación, que ahora se centraba en su cuello, era como un manto de aire caliente y húmedo, que fue seguido de un suave contacto y pequeño sonido.

Ahora una presión en el pecho se apoderaba de él, y sentía como lo acariciaba de forma tortuosa. El chico albino seguía más dormido que despierto hasta que pudo distinguir algo húmedo, tibio y suave recorrerle el pecho y la clavícula.

Gazelle volvió de golpe en sí, y al abrir los ojos se encontró con el pelirrojo encima, haciendo cosas extrañas por dentro de su camiseta mientras aprisionaba su cuerpo entre la cama y él.

Antes de poder ni siquiera abrir la boca, notó como el pelirrojo mordía su pecho y le hacía emitir un pequeño gritito de dolor inesperado, en otras circunstancias se lo hubiera podido aguantar, pero su cuerpo estaba demasiado desconectado de su mente como para hacerle caso.

-¿¿P-p-pero Qué..?? –Se alarmó el chico de ojos azules al ver al pelirrojo sobre sí, sobando su cuerpo a voluntad, dando un respingó que ocasionó que el pelirrojo saliera de debajo de su camiseta y lo encarara con una sonrisa que era de todo menos santa.

-Pero si se ha despertado mi pequeñín… -Canturreó el oji ambarino aumentando su expresión de pervertido y acercando su rostro al del moreno, poniendo un brazo a cada lado de su cabeza.

-¿¿D-de que vas??- Preguntó el albino totalmente ruborizado. ¿Cómo se atrevía ese enfermo sexual a hacerle eso mientras dormía?

El pelirrojo ignoró el comentario con total naturalidad y se acercó hasta el moreno sin cambiar su expresión. Le besó sin su consentimiento.

-¡Haruya, maldito enfermo, déjame! –Exigía Suzuno mientras forcejeaba con el pelirrojo sin mucho éxito.

-Suzu-chan, no me vengas con esas… que bien que estabas disfrutando hasta hace un momento.- Dijo el pelirrojo con un tono de voz ronco y sensual, a escasos milímetros de su rostro, haciendo que sus labios rozaran al hablar.

-Y-yo… -El albino quería responderle, pero se había quedado sin ideas. Sabía que negarlo solo incitaría más al pelirrojo a hacer lo que fuera que estuviera pensando, pero entonces…  ¿Qué?

-¿Tú…? –Preguntó el pelirrojo en forma retórica, escondiendo su rostro en la curvatura del cuello del albino, inspirando su aroma, suspirando por  lo exquisito que le resultaba ese perfume… sin duda, estaba intentando seducirle. Y  se le daba bien, demasiado bien.

Sentía la cálida respiración de su novio atravesarle la piel, y como su propia respiración se agitaba con ese pequeño roce.

El pelirrojo se daba cuenta de las reacciones de su pareja. Él conocía de sobra los puntos débiles del chico, los que le excitaban, los que le daban más placer, y sabía cómo utilizarlos a la perfección.

-Vamos Fuusuke… sabes que lo estas deseando… -Avanzó por el cuello del moreno hasta llegar a su oreja, donde le susurró lascivamente, y comenzó a introducir su lengua, acariciando y cosquilleando esa zona que para el moreno era especialmente sensible.

Suzuno se encorvó ante este acto, y juntó involuntariamente más sus cuerpos. Ambos empezaban a acalorarse.

El albino dejó escapar un pequeño jadeo, que no pasó desapercibido por su novio.

-Fuusu-Chan… déjame hacerte sentir bien… -El pelirrojo seguía susurrándole al oído. Era un chico prepotente y algo sádico en cuanto a sexo se refería, le gustaba que le rogaran y que le pidieran por más,  pero había que ir paso a paso para conseguirlo.

-Lo íbamos a acabar haciendo de todas formas… -Contestó Suzuno tímidamente, dando su consentimiento. Cuando el pelirrojo actuaba así, no podía evitar sentirse vulnerable.

El pelirrojo se alejó del cuello de su novio para poder encararle y dedicarle una de las sonrisas más prepotentes y pervertidas que poseía. Se acercó impaciente a sus labios y los besó con fuerza, haciendo presión contra ellos.

No tardó mucho en apoderarse por completo de los labios del moreno, mordía y besaba con deseo cada milímetro de piel que estaba a su alcance, sintiendo como el chico que estaba debajo suyo se estremecía.

Aprovechó un descuido del albino para introducir su lengua y jugar con esta en su boca, totalmente a su voluntad. Gazelle accedió a la posesión del pelirrojo sin ninguna queja.

El oji ambarino se separó sin avisar del ardiente contacto que tenía con su chico y se incorporó mejor entre las piernas de Suzuno.

-Me pones mucho ¿Lo sabías? –Comentó Haruya a la vez que jugueteaba con el pecho del moreno, intentando abochornarlo. Suzuno no pudo evitar que sus mejillas se iluminaran de un tenue color carmesí y esquivó la vista del pelirrojo bastante apenado,  la insistente mirada de su novio no le ayudaba en nada.

-¿Desde cuándo eres tan tímido? –Se burló Nagumo, dejando libre su pecho y sujetando la cabeza del aludido con sus manos, haciendo que el moreno lo mirara a los ojos, quisiera o no.

Por supuesto el moreno no le respondió, se limitaba a intentar aparentar serenidad, una serenidad que en ese momento no tenía ni por asomo.

El pelirrojo soltó una carcajada y se aproximó al rostro acalorado de su chico.

-¿Desde cuándo eres mudo? –Preguntó de forma más cínica si se podía, a lo que el peliblanco guardó silencio.

Haruya lo miró con interés y una sonrisa sádica invadió su rostro -¿Es que tengo que hacerte hablar por la fuerza? – Mientras hablaba con una voz cargada de deseo, su mano se adentraba nuevamente por dentro da la camiseta del moreno, y la otra acariciaba lenta y sensualmente su pierna.

Gazelle notaba como las hormonas de su cuerpo comenzaban a vibrar, aunque nunca se lo había confesado al pelirrojo, le encantaba que jugara así con él, notaba como le hervía la sangre y el fuerte palpitar de su corazón acelerarse. Era como una droga, como un chute de adrenalina… fuese lo que fuese, le ponía a mil por hora.

Notó la incesante necesidad de gritar cuando el pelirrojo presionó fuertemente su entrepierna con la rodilla, pero consiguió no emitir más de un pequeño jadeo, reprimiendo sus ganas en un gran esfuerzo, aguantando la respiración.

-Te vas a hacer el difícil ¿Eh? Te pone que te tenga que llevar al límite ¿No es así?- Burn disfrutaba haciendo uso del lenguaje obsceno ocasional, hacía la situación más morbosa y excitante, al menos para él. –Eres un pervertido –le canturreó cerca del rostro.

``No tanto como tú´´ pensó Gazelle.

 Sentía como la mano de Haruya masajeaba todo su torso y antes de que pudiera darse cuenta su camiseta había desaparecido, y por lo visto sus pantalones también. El muy pervertido se los había quitado mientras dormía.

Nagumo volvió a centrarse en las piernas de Suzuno, masajeándolas con pasión, acercándose cada vez más a su punto más sensible. El moreno, seguía tragándose sus gemidos que cada vez eran más difíciles de controlar, ya que el pelirrojo hacía demasiado bien su trabajo.

Llegó a un punto en el que no lo aguantó más y un pequeño gemido casi inaudible se escapó de sus labios. El pelirrojo no lo pasó por alto.

-Repítelo…- Le ordenó Nagumo con voz demandante. El moreno lo observó  durante unos instantes, pero se negó a obedecer esa orden. Ahora empezaba lo divertido.

El pelirrojo en un arrebato de pasión aprisionó el miembro de Gazelle con la mano, haciendo que esta se estremeciera de sobremanera y, por supuesto que gimiera audiblemente, pero aun así, sabía que el chico de hielo se estaba reprimiendo.

Al oji ambarino ese sonido le resultaba exquisito, sublime, mejor que cualquier melodía que hubiera escuchado nunca. No quería que Suzuno se detuviera, quería oírlo gritar.

-Ah… Fuusu-Chan… ¿Te gusta? –Preguntó notablemente excitado el pelirrojo, marcando un ritmo sobre el miembro de Gazelle, que no hacía más que jadear y gemir, intentando en vano guardar silencio, mientras movía nerviosamente sus piernas a causa del tremendo placer que circulaba por su cuerpo en esos instantes.

El albino se aferró a las sabanas para intentar contener su propio placer, y hacer que este durara más tiempo.

Nagumo tuvo una idea genial al ver a su novio en ese estado de éxtasis, y dejó de masturbar a su amado, que le dedicó una mirada cargada de frustración.

-No me has contestado… ¿Te gusta? ¿Te gusta que te… ``haga cosas´´? –Preguntó maliciosamente el pelirrojo. –Hasta que no me contestes… no pienso continuar… -Le advirtió el chico de fuego mientras sujetaba las muñecas del albino para que no pudiera hacer nada para oponerse.

El orgullo de hierro del moreno era demasiado sólido, y no pensaba ceder ante las órdenes del arrogante de su novio.

Durante unos segundos se quedaron mirándose furtivamente, esperando a ver quién sería el primero en ceder.

-Joder, Suzuno… ¿Qué te cuesta…? –Preguntó el pelirrojo impaciente porque el moreno cediera primero. Se moría de ganas de poseerlo.

-S-si tantas… ganas tie… tienes… - Habló entrecortadamente el moreno entre jadeos – Hazlo t-tu… -Suzuno sonrió picaronamente, ya que la situación de su novio le hacía gracia en cierta forma. Ambos se referían ahora a quien dejaría de lado su orgullo.

-P-pero… si tú eres el que más necesitado está… -Contestó el pelirrojo haciendo un puchero.

-Porque tú lo digas… –Reivindicó Gazelle.

El pelirrojo lo miró hecho una furia. Tenía unas ganas extremas de hacerle todo tipo de guarradas a su chico, lo tenía bajo su cuerpo, prácticamente desnudo, totalmente indefenso y para colmo estaba provocándole, pero su orgullo no le permitía ceder. Se maldijo a sí mismo y a su estúpido ego.

Por otro lado el moreno, que intentaba aparentar serenidad, por dentro estaba que ardía, necesitaba atención, y la necesitaba ya.

¿Podemos… hacer una… tregua? –Preguntó el pelirrojo mientras rozaba sus cuerpos insinuadoramente, produciendo que a ambos un escalofrío les recorriera el cuerpo. Sabía que si no hacían la tregua, ninguno de ellos cedería nunca.

-S-si… -Contestó el albino, que llevaba esperando mucho rato a que Haruya diera el primer paso.

El pelirrojo elevó las piernas del Gazelle y de un movimiento brusco las colocó a ambos lados de sus cadera. Suzuno se incorporó sobre el pelirrojo, y quedó sentado sobre su regazo.

Se besaron de forma pasional, en un fogoso contacto el albino acariciaba la espalda del pelirrojo con sensualidad, mientras que este, acariciaba su bien formado trasero por dentro de la ropa interior, que apartó como pudo hasta conseguir quitársela y tirarla a algún punto inconcreto de la habitación, mientras poco a poco iba bajando hacia su entrada. Ambos querían llegar al grano. Necesitaban sentirse él uno al otro.

Fuusuke emitió un pequeño quejido al sentir una intromisión en su entrada, que se movía haciendo círculos para dilatarla.

El chico de fuego deshizo el beso para coger aire, y aprovechó para mordisquear sus mejillas y cuello, de forma juguetona.

-Nagu… v-ve al grano… -Susurró quedamente el chico de hielo.

El pelirrojo lo miró un poco sorprendido, pero accedió a su petición, retiró el dedo de su entrada  y lo penetró de forma ruda, en una sola estocada.

Suzuno se abrazó fuertemente a la espalda de su chico, mientras se mordía el labio inferior, para ahogar un grito de dolor. Sentía como sus adentros empezaban a arderle. Era sin duda, una de las sensaciones más dolorosas que había sentido, pero estaba más que acostumbrado, había que tener en cuenta a quien tenía por novio.

-¿T-te duele m-mucho? –Preguntó Burn, que sentía como la estrechez de su pareja lo envolvía brindándole calor y una exquisita sensación de placer.

-C-con… tinua –Fue lo único que alcanzó a decir el peliblanco antes de que su novio empezara a mover sus caderas, ayudándole a penetrarse de forma muy lenta. Quería mucho al ojiazul, y por muchas ganas que tuviera, no quería hacerle daño.

Suzuno correspondía como podía a los movimientos de su amante, pero esa posición era pésima para el dolor que sentía.

Sin avisar a su novio, se dejó caer sobre el colchón llevándose consigo al pelirrojo, que cayó encima de él.

Suzuno se abrió de piernas insinuadoramente, dejando muy poco a la imaginación. El pelirrojo captó enseguida la indirecta, y se acomodó entre ellas mientras aumentaba el ritmo de las embestidas.

Aunque al albino aun se le hacía muy doloroso, ya le daba igual, lo podría soportar una vez más, así que ciñó sus piernas al cuerpo del oji ámbar todo lo que pudo para facilitarle las cosas y comenzó a mover la cadera al ritmo de sus embestidas, haciendo que el contacto fuera más profundo y placentero para los dos.

El pelirrojo notaba como una gota de sudor resbalaba por su cuello. Hacía un calor bastante vivo en aquella habitación, entre el calor de la ciudad y el que sus propios cuerpos emanaban, la atmosfera se hacía muy intensa.  

-Ah… Nagu… -Gimió extasiado el peliblanco, mientras notaba como el placer lo llevaba al límite. El dolor había pasado a un segundo plano, como si hubiera desaparecido.

El pelirrojo sonrió satisfecho al escuchar a su chico. No era de los que decían cosas con sentido mientras lo hacían, normalmente solo gritaba.

Envistió de nuevo, alcanzando un punto dentro del albino que hizo que se estremeciera de forma espectacular, dando rienda suelta a sus fuertes gemidos.

Haruya también sintió como el placer se incrementaba, cuando el moreno apretó su interior contra su miembro.

-¡Nhg!- Gruñó el chico de ojos amarillos cuando un escalofrío le puso los pelos de punta.

Aumentó el ritmo de las embestidas, sintiendo que el final estaba cada vez más cerca. Entreabrió los ojos para poder ver la expresión de su novio al llegar al clímax y deslizó sus manos hasta la entrepierna del moreno, y la comenzó a acariciar, exasperando al ojiazul, que no podía parar de respirar entrecortadamente, entre gemidos y jadeos.

Fuusuke no lo aguantó más cuando un impulso de placer le hizo perder la razón presa del orgasmo.

Haruya también lo alcanzó prácticamente al instante, cerrando los ojos con fuerza y dejando escapar un gemido ronco.

Ambos se dejaron caer sobre el colchón, exhaustos, intentando recobrar la respiración.

El pelirrojo notaba los latidos del corazón del chico que estaba debajo suyo, golpear agitadamente su pecho. Pasaron así unos segundos.

-Ah… no… no ha estado… mal –Comentó Haruya casi sin aliento, esperando alguna respuesta por parte de su lindo chico. Cabe decir que el comentario estaba cargado de falso sarcasmo. Había sido increíble.

El albino abrió los ojos agotado, y miró con la vista cansada al pelirrojo, y le dedicó una pequeña sonrisa, bonita y un poco pillina.

Haruya no se lo esperaba, pero le encanto el gesto y abrazó el delgado cuerpo de Fuusuke con sus fuertes brazos.

 

-…  … ¿Repetimos?

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

El pelirrojo se encontraba sentado en la toalla de Lucía, la chica que acababa de conocer hacia pocos minutos, cuando se produjo el accidente. Ella le estaba curando la herida de la espalda con sumo cuidado, para no hacerle daño, ya se sentía muy mal por lo ocurrido.

-Ya esta –Dijo la chica de Largos cabellos de forma triunfante – Ahora intenta que no le dé mucho el Sol a la herida y deja que absorba la pomada.- Sentenció mientras se ponía en pie y se palmeaba una mano contra la otra para intentar quitarse la crema de las manos.

-Muchas Gracias –Le contestó amablemente el pelirrojo mientras se levantaba y se recolocaba el bañador. La morena al ver que el pelirrojo se incorporaba se alarmó.

-¿Ya os vais?- Preguntó apenada la chica de ojos amarillos.

-No queremos causaros molestias –Añadió el chico peliverde, situándose al lado del pelirrojo.

-¡No sois ninguna molestia! –Corrigió rápidamente Lucía. –Es nuestra forma de disculparnos por todo…- Comentó la chica con la mirada entristecida.

El pelirrojo no quiso defraudar a la joven, y se sentó nuevamente en su toalla de playa. Midorikawa lo imitó con una sonrisa. Quería divertirse un poco, y que mejor cosa que hacer que conocer gente nueva ¿No?

La chica sonrió alegremente cuando vio que sus invitados se quedaban con ellas, y se aproximó para charlar un rato.

-Siento no haberos presentado como es debido a los demás,  Ella es mi mejor amiga, Marta –Señaló a una joven morena, más bajita que ella, con el pelo rubio platino recogido en dos coletas y los ojos claros. –Un placer conoceros –Se presentó amablemente la chica.

-Y él es Jordan, un surfista de por aquí, y un gran amigo mío. –El aludido saludó haciendo un ademán con la mano, de forma molona. Se parecía en cierta forma a Tsunami ¿Es que todos los surfistas eran así de ``Cool´´?

Mido y Hiro le devolvieron el gesto, y el surfista les respondió con una sonrisa ``Made in Tsunami ´´A lo que le sonrieron  con una gotita de sudor bajando por su nuca. Ese chico realmente se parecía mucho a su compañero.

El tal Jordan se acercó a ellos y se sentó a su lado. El chico era alto y con la piel bronceada, tenía un corte de pelo bastante singular; lo llevaba despeinado y a su aire, lleno de picos irregulares. Sus cabellos eran de color azul oscuro y sus ojos de un tono rojizo bastante intenso.

-¿Y qué os trae por aquí?-Preguntó el alegre surfista.

-De vacaciones de verano, con el equipo de futbol –Respondió Midorikawa. El muchacho le había causado buenas vibraciones.

-Entonces… ¿No están de vacaciones de pareja? –Preguntó tranquilamente la chica rubia, mientras se unía al corro y se sentaba al lado de Midorikawa.

-… ¿Q-qué? –Preguntó el peliverde mientras su cara se ponía del rojo más intenso que podía imaginar.

-Pues eso… En plan aniversario y esas cosas románticas que hacen los enamorados –Comentó la peli morada (N/A: Lucía tenía el pelo morado y largo, recogido en una coleta baja y los ojos de color ámbar) explicando lo que quería decir su amiga.

- E-esto… n-no… -El pelirrojo intentaba aclarar las cosas a las chicas, que por lo visto habían malinterpretado la relación que tenía con el peliverde. Pero estas no le dejaban, ya que siempre lo interrumpían.

- ¡Ya se! ¡Habéis venido a ver la gala de deportes acuáticos! –Dijo emocionada la chica de ojos ambarinos mientras miraba a su amiga Marta, para que la apoyara con su argumento.

-¡El nivel de esta zona es increíble!- Dijo la rubia haciendo gestos hiperactivos con los brazos.

- Creo que han malinterpretado las cosas, nosotr- Mido también quería decirles que estaban equivocados, que ellos no eran pareja… pero nuevamente los morenos los interrumpían.

-¡Ya te digo! Con este oleaje, se pueden hacer todo tipo de piruetas –Interfirió el deportista con mucha seguridad en sus palabras.

-O-oigan…-El pelirrojo lo seguía intentando.

-O puede que hayan venido para intimar sin que los molesten… ¿A que sí? –La rubia miro con complicidad al pelirrojo, que estaba a punto del colapso por el bochorno. Midorikawa no estaba para menos tampoco.

- Oye… Mar, no te pases… ¿No ves que les da vergüenza? –Intervino la morena más mayor mirando como a ambos les salía humo de las orejas por la vergüenza. Pero no por lo que ella creía.

-P-pero…

-¡Que monos! Que no os de vergüenza, este año han venido un montón de parejitas de chicos a veranear a la playa.- Dijo la rubia sonriendo.

-Y que lo digas… ¿Os acordáis del chico del pelo blanco? ¡Era una auténtica cucada! –La peli morada desprendía corazones y florecitas de colores.

- Te recuerdo que estaba con su novio –Dijo Jordan cortándole el rollo a la oji-ambarina.

-No tenías porqué recordármelo…-Lloriqueando falsamente.

Los jugadores del Inazuma al oír la descripción del chico peliblanco pensaron en Suzuno automáticamente.

-Ya… Lucía, ya encontraras el amor otro día… -La consolaba burlonamente su amiga.

-No sabéis la suerte que tenéis de teneros el uno al otro –Comentó la peli morada, mirando con ojitos en forma de corazón a la ``pareja´´. Por lo visto ya se le había pasado el disgusto.

El peliverde iba a intentar protestar nuevamente, pero se calló al notar la mano del pelirrojo rodear su cintura y acercarlo a él.

-Sí, Mido-Chan lo es todo para mí –Dijo el chico de ojos jade mientras le acariciaba la mejilla derecha a su compañero y le dedicaba una sonrisa.

A Midorikawa casi se le cae la mandíbula al suelo.

-Hi-Hiro… -Estaba más sonrojado que antes, y para colmo su cuerpo se había paralizado.

El pelirrojo se acercó a su rostro y le dio un suave beso en la mejilla. –Sígueme el juego –Le susurró aprovechando la cercanía de su oído y se separó lentamente.

-Realmente no se qué haría sin él – Añadió el pelirrojo después de darle el beso a su novio.

Las dos chicas gritaron como histéricas llevándose las manos a la cara, diciendo cosas como; ``¡Son tan adorables!´´ o ``¡Que lindos!´´.

El surfista se tapó los oídos para intentar no quedarse sordo.

El peliverde apoyó las manos en el pecho del pelirrojo y se separó un poco de él. Estaba más rojo que el propio color.

Las chicas lo miró algo confusas. El pelirrojo le sonrió nuevamente y volvió a acariciarle las mejillas inclusive colocó uno de sus mechones detrás de su oreja de forma cariñosa.

-Es que es muy tímido –Les dijo a las chicas mientras reía levemente.

Las chicas nuevamente se pusieron como locas a gritar y hasta les hicieron fotos. Según ellas hacían colección de fotos de parejitas homosexuales en la playa. Al principio pensamos que era una broma, pero cuando nos enseñaron su álbum de fotos nos dimos cuenta de que no lo era.

-``Maldito Hiroto ¡En cuanto salgamos de aquí te mataré!´´- Pensó el peliverde mientras apretaba sus dientes con resignación. Pensaba cumplir su promesa.

 

 

XxXxXxXxXxXxXxXxX

 

-Nagumo, despierta – Le susurraba el albino mientras agitaba suavemente su hombro, para que despertara. –Tenemos que ir a esa estúpida fiesta ¿Recuerdas?-

El pelirrojo entreabrió los ojos, y aun con la vista un poco borrosa distinguió a Gazelle. Estaba desnudo y se cubría con las sabanas de la cama.

-¿Ya? … … ¿Tan pronto? –Preguntó adormilado mientras se incorporaba. Ambos estaban tirados en el suelo, envueltos por las ropas de cama.

-De pronto nada, que son las siete de la tarde –Contestó el albino mientras le ensañaba la hora en el móvil.

Haruya se frotó los ojos y bostezó. No le apetecía nada moverse, en ese momento solo pensaba en dormir, aunque fuera en el suelo.

-Voy a darme una ducha, tú más vale que te vayas espabilando.- Y dicho esto el peliblanco se puso en pie, con algo de dificultad, se encaminó al baño y se encerró en él.

El pelirrojo sonrió para sí mismo al recordar lo que había pasado. -``Finalmente lo hicimos a lo perrito y en el suelo… ¡Soy genial!´´-Pensó alegremente el chico de fuego.

 Se levantó perezosamente de rebujo de sabanas y empezó a buscar en su armario algo decente para la ocasión.

Al rato Suzuno salió de la ducha con una toalla alrededor de la cintura y con otra más pequeña secándose en pelo.

-El baño está libre –Dijo sin mucho interés el moreno mientras se sentaba en una de las sillas de la habitación para secarse con más comodidad.

El pelirrojo lo observó con la baba colgando, y reaccionó cuando el moreno le dirigió la palabra.

Se dio una ducha rápida se secó un poco con la toalla y salió como Dios lo trajo al mundo. Cogió su ropa y se empezó a vestir, bajo la disimulada mirada del peliblanco.

Después de un rato ya estaban arreglados, solo les faltaba peinarse y algún que otro detalle sin mucha importancia.

Nagumo llevaba unos pantalones negros algo ajustados, con un dibujo de una calavera bastante compleja cosido en uno de bolsillos traseros, una camiseta del grupo Slipknot, con la portada del álbum ``All hope is gone´´, una muñequera blanca y negra a cuadros y sus botines de cuero. Por suerte para él, había aire acondicionado en la fiesta.

Por otro lado, Suzuno llevaba unos pantalones grises claro con rotos en algunas zonas, una camiseta del grupo Sex pistols, con su típico logo de ``Anarchy in the U.K´´ con las mangas remangadas hasta los hombros, como solía llevar las camisetas él. Un pañuelo negro y rojo atado a la muñeca en forma de pulsera y sus convers ``All star´´ azules.

-¿Nos vamos ya? –Preguntó el pelirrojo mientras se guardaba el móvil en el bolsillo después de haber mirado la hora. Eran las 7:32 de la tarde, una hora perfecta para empezar una fiesta.

-Un segundo –El albino salió en dirección al baño, y medio minuto después salió de este, aparentemente igual que cuando entró.

-¿Qué has hecho? –Preguntó curioso el pelirrojo.

-Nada importante –Contestó fríamente Fuusuke.

Haruya lo miró sospechosamente, buscando alguna diferencia que indicara que había hecho su novio.

Un aroma fresco y adulzado llegó a él, proveniente del albino.

-¡Ah! ¡Te has echado colonia! ¡Qué adorable! –Se burló Haruya dándole golpecitos con el dedo índice en la mejilla.

-¿Y Qué? –Preguntó el albino aparentando que no le importaba lo que decía el pelirrojo.

-Nada, nada –Siguió burlándose Nagumo –Me parece genial que quieras oler bien para mí –Le dio un beso en los labios tan rápido como terminó de hablar.

-No te lo tengas tan creído –Le contestó el albino con un pequeño sonrojo mientras abría la puerta de la habitación para salir.

El pelirrojo sonrió con prepotencia y le dio una palmadita en el trasero a su chico mientras caminaba. Disfrutaba con ello, porque no lo podía hacer normalmente.

Los dos salieron de la habitación 275 y cerraron con llave. Luego el albino se guardó la llave en uno de sus bolsillos del pantalón que tenía cremallera, para que no se callera mientras bailaba o por lo que fuera.

 

Recorrieron los pasillos hasta llegar al ascensor, y bajaron al octavo piso, donde había más gente de lo normal. Todos eran jóvenes de más o menos su edad, que seguramente irían a la fiesta a juzgar por su apariencia.

Avanzaron por el lugar hasta llegar a la sala principal del piso, y allí divisaron la puerta del recinto donde se celebraba la fiesta.

-Hola, chicos –Saludo amablemente una chica de unos 25 años, que era la encargada de dar la bienvenida. -¿Venís a la fiesta?

Gazelle y Burn asintieron.

-Que os lo paséis muy bien –Dijo amablemente la muchacha mientras abría la puerta de la sala donde se celebraba la fiesta a la que habían bautizado como ``Rock Hole´´.

Entraron al mismo tiempo por el amplio portal y se quedaron mirando bastante asombrados el decorado. Habían estado la semana pasada en esa misma sala celebrando otra fiesta, pero el sitio no parecía el mismo. La luz era tenue y algo escasa, pero le daba un toque muy juvenil al local, por las paredes se extendían multitud de posters y fotos de grupos, y destacados artistas de rock y metal, incluso algunos reconocidos cantantes de pop. Sonaba una canción con bastante marcha, que invitaba a alzar el puño y agitar la melena.

-Bueno ¿Qué? ¿Tomamos algo? –Haruya incitó al moreno mientras caminaba hacia la barra, llevándose al chico consigo.

Se sentaron en un taburete y llamaron al camarero, que les atendió enseguida.

El albino pidió un refresco de limón y El pelirrojo uno de Coca-Cola, y después se quedó hablando con el camarero, que era amigo suyo desde la fiesta del otro día.

-Hola Jordan ¿Qué tal te va? –Preguntó el pelirrojo mientras apoyaba sus codos en la barra.

-Muy bien, algo cansado con tanto surf, pero bien al fin y al cabo ¿Y tú? –Contestó alegremente el moreno.

-Bien, aquí con mi amiguito –Dijo burlescamente Haruya refiriéndose a Suzuno. Jordan ya sabía de sobra la relación que esos dos tenían. –Y a propósito… -El pelirrojo bajó el tono de voz hasta quedar susurrando- ¿Tienes la mercancía?-

El moreno se separó un poco y miró a su alrededor por si alguien los miraba, al ver que no era así volvió a la conversación.

-De la mejor calidad, pero hasta las doce y media no puedo sacarlo, ya lo sabes –

-Descuida, solo quería asegurarme, es que hoy me apetece un poco de marcha.-Dijo el pelirrojo mientras se separaba y pagaba las bebidas. El moreno se despidió con una leve reverencia y se marchó a por el pedido de sus clientes.

 

La noche pasaba rápidamente, prueba de que los chicos se estaban divirtiendo. Después de su primera ``copa´´ se animaron a bailar un poco.

No era exactamente bailar; dar saltos al ritmo de la música, marcar el compás de la canción con la cabeza… pero era igual o mejor.

Antes de darse cuenta ya habían pasado de las doce, y el alcohol empezaba a distribuirse por el local. Al llegar las doce y media, el camarero apareció con una botella de Ginebra en la mano derecha y una de whisky en la izquierda, como le había prometido al pelirrojo.

-¡Hora cero! –Gritó el camarero a la multitud. Así es como llamaban a la hora de la noche en la que el alcohol rulaba con libertad.

-¡Hey! ¡Jordi! ¡Tráeme dos bien cargadas! –Pidió alegremente Nagumo mientras miraba por el rabillo del ojo a su novio, que estaba en la zona de baile.

El camarero no tardó en servir al chico de ojos ambarinos. Este cogió las bebidas después de entregarle el dinero al chico, y se acercó a su novio para darle la suya.

 

-Hermosura, te traigo un regalito- Dijo melosamente el pelirrojo mientras llamaba la atención del albino, sacándole de la zona de baile, y depositando en sus manos su vaso con el alcohol.

-¿Qué es? –Gazelle miraba a la bebida desconfiadamente.

-Una cosa muy rica –Le contestó el otro dándole un pequeño beso en los labios.

-E-en serio…  ¿Qué lleva?-

-Nada, nada… un poco de whisky y no sé qué más… -

-¿No le habrás echado algo raro? –

-¡Qué va! Si te desmadras tu solito –Contestó el pelirrojo acercándose más al moreno. El albino ignoró el comentario.

-¿Seguro?-

-Te lo prometo –

Suzuno, a pesar de la promesa del pelirrojo, no se lo terminaba de creer, y obligó a Haruya a que probara la bebida antes que él.

La siguiente hora pasó rápidamente para  Fuusuke, que a los diez minutos se había acabado el coctel y tenía otro nuevo en la mano. El chico de hielo no tenía aguante para el alcohol y rápidamente perdía la cuenta.

-Oye Nagu… ¿Me das un poquito de eso? –Preguntó Suzuno mientras se apoyaba en su novio para no perder el equilibrio y señalaba la copa del susodicho.

El pelirrojo estaba encantado, adoraba la faceta ebria de su chico. Se volvía más cariñoso y mucho más posesivo, aparte de que era más fácil aprovecharse de él sin que se enfadara.

-¿Quieres probar un poco de mi cubata? (N/A: Bebida alcohólica hecha con coca-cola y ginebra) –Preguntó insinuadoramente el pelirrojo, luego bebió de su vaso para dar envidia al moreno.

El moreno asintió levemente.

-Tendrás que darme algo a cambio…- Acarició su mejilla con el pulgar, mientras se relamía los labios.

-¿Q-que quieres Nagu?

El pelirrojo sonrió –Te quiero a ti -.

 

Notas finales:

¿Qué tal? ¿Os ha gustado? Espero que si =^^=, me esfrcé mucho en esta capítulo y pronto estará subida la continuación. Muchos besos y nos leemos~~


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