Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Stupid Love por -Mikunami-

[Reviews - 83]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Vergonzoso altercado

 

Cuando Naruto se comenzó a percatar de su falta de heterosexualidad y que lo que de verdad lo prendía eran los chicos, siempre creyó que no tardaría en encontrar a su pareja idealizada. Que le iba a pasar como en las comedias románticas -sólo que en versión gay- en donde después de una serie de desafortunados o trágicos eventos, algún tío macizo aparece de la nada y le ofrece el resolverle la vida a cambio de su precioso amor incondicional.

Lamentablemente, ya tenía muchas ofuscadas situaciones en la lista de tristes anécdotas, y aquel galán de rebelde cabellera al viento, estaba encaprichado con mantenerse en el anonimato.

Luego de más de cuatro años caía en cuenta -de hecho como desde el tercer año se percató- que los hombres en los que se fijaba, siempre he indiscutiblemente terminaban siendo unos cerdos aprovechados, que sólo buscaban su dulce compañía al pensar que estafarían fácilmente al niñito rubio con cara de idiota querubín, o que se lo podrían llevar en un dos por tres a la cama sin que éste rechistara en lo más mínimo.

¿De verdad tenía tal pinta de tarado?

Quizás era algún problema con sus ojos, ya que estos irremediablemente se desviaban al prospecto con las cualidades más horripilantes del lugar. Sí, seguramente el que sus irises fuesen de color azul soñador, tenía algo que ver en lo de no saber elegir una pareja adecuada. Estúpida genética. También podía ser que expidiera algún olorcillo que atrajera únicamente a los patanes de la zona, varios de sus amigos compartían sus gustos y en más de una ocasión había ido con ellos algún viernes sociable a buscarse parejita, y hasta donde sabía ninguno terminaba con problemas de descaradas infidelidades o préstamos no redituables.

Fuera lo que fuese, el punto es que estaba jodido.

Y para hacer más alentador el futuro, ahora resulta que inclusive cautivaba a descarriados adolescentes con agravados problemas hormonales. Era fascinante la de cosas horripilantes que se adjudicaban a su lista de conquistas.

Realmente ¿Cómo fue posible que antes de darse cuenta, un niñito malcriado con complejo de dios y ego de multimillonario, se las hubiese ingeniado para estarlo toqueteando a sus anchas? ¡Que por poco el crío se lo viola y él durmiendo a pierna suelta! Le daba escalofríos de sólo pensar en que el mocoso tuviese todas las intenciones del mundo para completar ese plan siniestro; gracias al señor la armoniosa y cantarina voz de su madre irrumpió en la casa Uchiha antes de que le saltara al pretencioso niñato para estrangularlo sin compasión alguna.

No hubiese sido algo muy correcto el que la pelirroja lo descubriera en pleno circo homicida ¿Verdad?

Un fuerte golpe directamente en su cara lo devolvió a la realidad ¡Vaya maneras sutiles que tenía para salir de sus pensamientos!

— Estás distraído, idiota —¿De verdad? ¡¿Y que Gaara tenía algún impedimento físico que le imposibilitase advertirle que iba justo contra un poste?! A veces el rubio se cuestionaba porqué sentía tal necesidad de juntarse con el bermejo. Naruto le dirigió la mirada más resentida que era capaz componer para su amigo, sobándose de paso su maltrecha nariz, acto que fue correspondido por una tenue sonrisa mordaz—. No me digas que es por lo de Kimimaru —cuestionó el pelirrojo con un claro tonito burlón bailando en sus pálidos labios.

— Ya quisiera el desgraciado —respondió rápidamente el blondo componiendo el porte relajado que lo caracterizaba—. Puedes creer que me llamó hoy en la mañana pidiéndome volver ¿Qué cree que soy retrasado?

Pese a lo que la mayoría opinaba, era bastante inusual que el Uzumaki llegara a perdonar tan fácilmente; no podía simplemente ser catalogado como una persona rencorosa pero conforme se habían dado las situaciones a lo largo de su vida, había aprendido que a veces lo más sano era ser cauteloso, mantener las distancias y recordar con la nitidez del momento en que le destrozaban de nuevo la confianza, que verdaderamente había especímenes que no se merecían la mínima oportunidad para redimir sus actos.

Gaara se alegró de que su áureo acompañante mostrara tan férrea actitud antes las adversidades emocionales de la vida; inclusive le era gracioso el presenciar como su tiempo de recuperación se había reducido a prácticamente nada. Muy bien considerando como se le desgarraba el alma apenas dos años atrás. Aunque seguía siendo lamentable que no pudiese conseguir un novio que le durara más de seis semanas.

— Entonces, si ese no es el problema ¿Por qué estás ido? —no frecuentaba entrometerse en las vidas ajenas, pero no por nada Naruto era -por decir lo mínimo- su mejor amigo, y estaba consciente de que el que el zorrito se estuviese estrellando contra el alumbrado público, debía ser causado por alguna profunda alteración en su entorno.

Naruto detuvo por un segundo sus pasos, antes de suspirar pesadamente. No era fácil engañar al Sabaku.

— ¿Se te ha insinuado alguien inusual? —cuestionó repentinamente el de piel trigueña, Gaara se limitó a mirar aburrido a su amigo antes de seguir caminado. Asi que ese era el asunto, el Uzumaki había vuelto a romper su propio record de imbecilidad. Mira que buscarse pareja antes de que el otro terminara de enfriarse era acelerado hasta para él.

— Salgo con Sai —respondió simplemente queriendo pasar del asunto. No estaba de ánimos para fungir como doctor corazón por el día de hoy; en primer lugar aquello no se le daba bien y en segundo porque ya bastantes preguntas bochornosas amenazaban su propia vida romántica, como para querer exponerse ante ese tarado sin remedio.

— Digamos que es ligeramente más peculiar que Sai —rio Naruto transitando a la par del taheño. Gaara mostró un leve rastro de escepticismo en su nivelo rostro, incitando al de ojos índigos a que siguiera con la conversación, pese a que ésta no fuese por un rumbo muy agradable que digamos—. ¿Cuál ha sido tu pareja más joven? —soltó de pronto el Uzumaki. Era posible que la presencia del Uchiha si había terminado alterándolo un poquitín. No es que estuviese considerando salir con ese mocoso ¡Que el diablo lo librara! Es únicamente que el niño había despertado cierta curiosidad morbosa por el tema de los coqueteos con infantes.

El pelirrojo paró completamente su marcha obligando a Naruto a efectuar lo mismo, entonces con la mirada más acusadora -por no decir perturbadora- que en ese momento de aparente tranquilidad era capaz de proporcionarle a su amigo, afrontó al de cabellos de trigo con el señalamiento más apropiado a su duda.

— Jodido pervertido, no me digas que ahora andas buscando novio en un parvulario —básicamente afirmó el de cabellos fuego, analizando cualquier alarmante cambio en las facciones del Uzumaki ¡Vamos! Que el zorro no es de los que se anduviera con rodeos si la situación no era crítica.

— ¡Claro que no! —gruñó inmediatamente el blondo, con la cara hecha un manojo de ira ¡Maldito remedo de mapache! ¡¿De verdad lo pensaba capaz de transgredir la ley de esa forma? !—. ¡No es mi culpa el que ese idiota me haya querido meter mano! —chilló para su defensa, olvidándose completamente que hasta ese segundo de lo único que era consiente Gaara es que su pregunta involucraba salidas con gente ligeramente más joven y prohibida. Cuando en la careta del taheño relució un gesto socarrón, supo que su inherente capacidad para dejarse en ridículo había vuelto a salir a la luz.

— Entonces si va a resultar que eres un asaltacunas. Ya no te permito el que te juntes conmigo —declaró antes de acelerar el paso. Naruto cada día estaba peor.

Y el blondo supo con seguridad que tan fiable era su amigo. El Sabaku era único en eso de subir la moral ajena.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

— Mamá, ya llegué —avisó como de costumbre esperando por el improbable recibimiento de la pelirroja; cinco segundos sin escuchar su voz fue la señal de que de nuevo estaba muy ocupada con su trabajo como para responderle, o simplemente había vuelto a salir donde la señora Uchiha.

Por lo menos su progenitora no indagaría en su falta de ánimos el día de hoy.

La charla con Gaara no había sido exactamente tan productiva como su cerebro originalmente había maquinado; vamos que al final, luego de la brumadora y bochornosa explicación del encuentro cercano con el majadero y degenerado niño de la familia Uchiha, la frase más decentemente alentadora que se le ocurrió emitir al Sabaku fue:

Quizás sólo está descubriendo su sexualidad y quiso experimentar contigo, digo, que mejor que probar con alguien de edad parecida ¡Eh, niñito!

Eso había sido un golpe directo y sin morfina a su amor propio ¡¿Cómo se atrevía a insinuarle, ese mugriento de Gaara, que se veía retraídamente joven?! ¡Si él tenía la misma maldición, mierda!

Furibundo y cansado, se dispuso a ir al cómodo sofá de la estancia y dormir hasta que alguna fuerza exterior lo motivara lo suficiente para salir de su placentero letargo. Digamos comida caliente. Como gato perezoso tomó su lugar estirándose a conciencia y lentamente sus cuencas celestes se cerraron, esperando desconectar totalmente su mente luego de eso. Claro, no contaba con que su plan se viera truncado por unas suaves caricias en sus dorados mechones.

— Mamá ahora no, quiero dormir —declaró despreocupado pensando que a Kushina le había dado uno de esos súbitos -y francamente molestos- ataques de maternidad, en donde quería volver a tratarlo como el pequeñín que ya no era.

— Entonces ¿Prefieres otras cosas más subidas de tono? —aquella voz. Brincó del mueble como si repentinamente éste se hubiese cubierto de llamas, y con sus cuencas azules casi desorbitadas pudo verificar que no estaba sufriendo de paranoia, puesto que efectivamente cierto mocoso de cabello negro a la moda cacatúa y piel pálida, estaba postrado en la lateral del sofá, con la sonrisa más insufriblemente arrogante que se hubiese echado en cara—. Hola cielito —saludó cínicamente Sasuke, acercándose peligrosamente a su humanidad.

— ¡¿Qué mierda haces tú en mi casa?! —hasta donde podía recordar no estaba ebrio, por lo tanto no le podía achacar al alcohol las espantosas alucinaciones con ese malandrín ¿Quizás se había intoxicado con ramen? De todas formas se negaba a creer el que ese Uchiha hubiese irrumpido en su hogar. Cualquier otra opción que trastornara su cerebro era mejor recibida que esa funesta realidad.

— No recuerdas que antier dejamos a medias un jueguito… —vaya que el rubito lo ponía a mil. Mira que hasta con cara de espanto era adorable, no cualquiera tenía el encanto para atraerlo de aquella manera—. Y yo soy de los que les gusta completar las cosas, dobe —dijo finalmente acorralando al blondo en una esquina.

Ahí fue cuando Naruto recordó ciertos detalles importantísimos que podrían redirigir esa situación; estaba en su casa, por lo que ese niño seguramente había efectuando allanamiento de morada y con todo seguía siendo más grande y fuerte que el de mirada carbón.

— Hijo de… —su puño se contrajo peligrosamente; ahora sí que mandaría al crío a efectuarse una rinoplastia luego de la tunda que le iba dar. Pero con todo y la cara de psicópata que intempestivamente había adoptado el Uzumaki y la posición de perro de ataque, aquella mueca de superioridad no abandonó en ningún momento el rostro de Sasuke. A instantes de impactarle un digno porrazo…

— ¡Naruto! —oportuna como pocas, Kushina arribaba con las compras en mano toda sonrisas; sin ningún conocimiento de que nuevamente había detenido un asesinato—. Cariño, que gusto que hayas llegado ¡Oh! Y al parecer ya descubriste a nuestra visita —dijo encantadora, antes de poner la comida en la mesa. Naruto congeló todos sus movimientos, intercalando la mirada del rostro alegre de su madre a la sonrisa burlona del Uchiha.

— ¿Qué? —con su psiquis colapsada y sintiendo el corazón en la garganta, aquello fue lo único que pudo emitir con cierto grado de coherencia ¿Era un chiste, no?

— Lamento no habértelo dicho antes, pero Mikoto me preguntó de improviso si me podía hacer cargo de su hijo ya que ella tenía un pequeño viaje de negocios —no, no ¡No! Su madre no era capaz de…—. Y como Sasuke-kun es tan educado —aquello era sarcasmo ¿Cierto?—. Y tú le caíste tan bien desde la pasada ocasión —¡Lo suficiente como para querer abusar de su cuerpecito divino!—. Pues no le encontré el inconveniente.

— De nuevo muchísimas gracias por la gentileza de hospedarme Kushina-san —expresó Sasuke con una rebuscada reverencia, comportándose todo lo hipócrita que tan naturalmente le salía delante de los adultos con los que le convenía congratularse. Y la Uzumaki cayó redondita en su juego, al emitir un fascinado chillido al tiempo en que se permitía pellizcar ligeramente una de las mejillas de porcelana del menor ¡Que chico tan formal y lindo! Naruto verdaderamente podía aprender tantas cosas de él.

Y hablando del rubio… él seguía con la mente en blanco y la mirada ausente, prefiriendo el estado catatónico a conectar de cerebro, ponerlo nuevamente en marcha y aceptar las funestas palabras de su madre.

— Bueno, al parecer a Naru le sorprendió un tanto la noticia —su hijo era una verdadera reina del drama. Estos jóvenes que sólo se preocupan por sí mismos, como si un chiquillo pudiese causar disturbios—. Te lo encargo Sasuke-kun, que tengo que volver al trabajo.

— No se preocupe Kushiha-san, lo deja en buenas manos.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

— ¿No tienes algo de beber, usuratonkachi?

— ¿Te apetece agua con cianuro?

— Eres verdaderamente encantador.

Todavía le costaba el digerir, que por una semana ¡Siete infernales días! Tuviese que convivir con aquel crío descarriado con pinta de angelito, el cual al parecer no tenía mejores planes que joderlo, desgraciadamente de manera literal. Su madre inconscientemente -al menos eso quería creer- lo había condenado a estar limitando sus impulsos y resguardando su retaguardia, porque para su mala fortuna ese manipulador púbero hacía creer a la mayoría de entes, que era un modelo de ciudadano, el prospecto de hijo adolecente que cualquiera podría desear.

Algún día escribía un libro titulado "Desventuras romanticonas de un universitario y otras historias de terror", porque su vida definitivamente era para provocar miedo y dolor de tripa.

La televisión los había mantenido en relativa serenidad durante la última hora, pactando una tregua momentánea que constara de silencio y tranquilidad, sin agresiones físicas o verbales, ni intentos de pseudo-seducción; mientras la bermeja se mantuviese en casa trabajando arduamente para poner el pan en la mesa, Naruto fingiría que a dos metro de él la aguda y deseosa mirada de Sasuke, o el cómo pasaba insolente su rosada lengua por sus labios húmedos y calientes, no le afectaba, y de igual manera el menor resistirá la tención sexual, de la que según el rubio, sólo ese mocoso era participe.

— ¿No quieres jugar a algo? —comentó ahora sin pisca de ironía, de verdad aburrido, desesperado por hacer otra actividad más intrigante que ver un horrendo documental sobre baratijas antiguas.

— ¿Al ahorcado por ejemplo? —no le daría ni la mínima oportunidad a ese
engendro para fastidiarlo. Cualquier frase que pudiese contener un atisbo de doble sentido, iba a ser directamente respondida por su sarcasmo. Mejor prevenir que curar.

— Vamos dobe, no todo tiene que ser peleas entre nosotros —expuso Sasuke hastiado de la mala leche que se cargaba el otro; por una vez que se divertía con el rubio y éste había quedado todo ciscado y rencoroso. Que nena era Naruto.

— Escúchame pequeña sabandi…

El timbre del teléfono llenó el espacio entonces ¡¿Por qué coño, siempre algo tenía que obstaculizar su discurso triunfal?! El escarlata se apoderó de las morenas mejillas del mayor, y se levantó dispuesto a contestar aquel maldito aparato, mientras que en su trayecto no pudo evitar pronunciar cierto léxico por el que seguramente su progenitora terminaría reprendiéndolo ¡Dios santo ¿Qué no se daba cuenta que un menor estaba en la misma sala que él?! Apostaba a que eso diría Kushina.

— Alo —contestó logrando un tono neutral, después de todo, no era culpa de la pobre persona al otro lado del auricular el que estuviese tan cabreado.

— Hola primor ¿Qué tal la tarde? —cualquier intentó por permanecer impasible se había ido oficialmente a la mierda. Pasaba de un imbécil a otro. Sus finas cejas se curvearon peligrosamente al centro de su cara y sus puños se contrajeron.

— ¿Para qué me hablas bastardo? —Sasuke no pudo evitar escuchar el timbre rencoroso que sorpresivamente se cargaba Naruto, con la voz aún más grave y colérica, de la que él había logrado producir en el primoroso rubito.

— ¿Qué pasó con el zorrito tierno y mimoso con quien pasaba tan buenos momentos? —¡Ese malnacido! Todavía se sentía asqueado de haberse metido con él.

— Contrajo rabia —la mayoría se daban por vencidos luego de sus épicos desplantes, en los que no permitía variables a considerar para creer que podían volver a ser una endulcoloranda parejita—. Creí haber dejado en claro que no tenía intenciones de verte nuevamente, asi que déjame tranquilo pedazo de…

— No tan rápido cariño —le cortó el albino hombre antes de que se le soltara la lengua a ese soez mocoso rubio—. Únicamente quiero que vengas y te lleves tus porquerías de mi departamento ¿O es que luego me vas a acusar de robo, porque al crío tarado se le olvidó el portátil? —bueno, el misterio de su computadora desaparecida había sido resuelto. Algún día ganaría un premio por ser tan gafe. La mordaz risilla que se escuchaba por la bocina no era la mejor motivación del mundo, tampoco encarar a su Ex, ya que no le apetecía el andar con un ojo morado por si los golpes se llegaban a soltar, lo cual si ocurría de una buena vez se lo podía imputar a sí mismo; pero lastimosamente no se podía dar el lujo de andar regalando aquel armatoste, tardaría meses en juntar la plata suficiente como para permitirse el obtener otro.

Soltó intranquilo el aire que hasta ese segundo había retenido en sus pulmones y llevó su morena palma a su cabeza, pasándola nervioso por su rebelde cabello. Aquello no tenía buena pinta.

— Estoy ahí en media hora —comunicó serio—. Y más te vale que no hagas nada estúpido —advirtió por si el de cabello blanco tenía algún rebuscado plan de reconquista. Luego de eso colgó rápidamente y de inmediato se dirigió a un pequeño armario debajo de las escaleras, de donde extrajo una cazadora. Vaya momento para abandonar la tranquilidad de su casa e ir donde…

— ¿Quién era? —aquel comentario, dicho de manera tan imperativa, le recordó a Naruto de la previa e indeseada responsabilidad con la que se suponía cargaba. Sasuke estaba en el pasillo con aquella inquisidora mirada noche que no se despegaba de su persona, más que dispuesto a conseguir respuestas, cruzado de brazos y repiqueteando exasperante su pie derecho.

— Dile a mamá que voy a estar un rato afuera, llego para cenar —avisó Naruto pasando del de cabello bruno, mientras lo empujaba adentro de la casa.

— ¿A dónde vas?

— Lo dices como si te fuese a responder.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Tenía que admitir que Kimimaru sí que se sabía dar la buena vida. Su elegante apartamento en una de las zonas más elitistas de la ciudad, era el sueño de cualquier joven como él, el cual aun con todo el esfuerzo del mundo veía la imposibilidad de costearse algún lugar más privado, teniendo que permanecer en la casa de sus padres hasta el día de su graduación.

Tocó el timbre que lamentablemente se le antojaba tan familiar y esperó a escuchar el chillido que le avisaba que podía ingresar al edificio. Suspiró contrariado cuando el ascensor se detuvo en el segundo piso, y más aún cuando frente a él en el ingreso a la morada del albino, su rapaz propietario ya aguardaba por su llegada.

— Naruto, siempre es tan agradable tenerte aquí —expresó un hombre alto y fornido, de largos cabellos blancos e intensa mirada esmeralda, la cual no se despegaba del de gemas añiles; inspeccionándolo, pretendiéndolo intimidar. Con la sonrisa ladina adherida a su pálida cara.

— Cállate idiota, dame mis cosas y terminemos con esto de una vez —exigió el blondo, sin dejarse amedrentar por el mayor, conteniéndose de partirle la cara y patearlo hasta caer en la inconsciencia. Se abrió paso en la casa con el ceño completamente fruncido, mientras detrás de él sólo se podía escuchar la silbante risilla del mayor.

La primera vez que vio al de ojos turquesa éste se había comportado como un verdadero príncipe encantador; llenándolo de mimos y atenciones, escuchando todos los dilemas que se podía cargar en las lluviosas tardes de verano y consintiéndolo con tantas cosas era capaz de pedir. Dentro de toda su experiencia, tenía que darle el premio a Kimimaru por resultar el más farsante de todos sus ex novios, jamás nadie había logrado engañarlo de aquella manera. Imaginó que si las cosas no resultaban, sería por motivos muy diferentes al descaro del de hebras plata.

En la mesa del centro, justo al ingresar en la estancia, logró divisar las pertenencias que había olvidado la última ocasión que piso ese lugar, entre ellas su chaqueta naranja favorita y su portátil; no podía creer que en la premura por salir de ese sitio y dejar de ver aquella horrorosa estampa, hubiese dejado artículos tan importantes.

Tan sólo fueron unos segundos de distracción y el hecho de que aun con todo, no se percató de la mirada depredadora y resentida que desde el primer momento, le dirigió su acompañante. Naruto seguía siendo demasiado confianzudo.

— ¡¿Qué mierda haces grandísimo idiota?! —le espetó al momento de sentir los fuertes brazos del de ojos verdes, afianzándolo desde atrás, imposibilitándole encararlo y soltarle ese buen porrazo que se había ganado a fuego.

— Vamos zorrito, porque no sepultas los rencores, te puedes perder de muy buenas cosas por tu obstinación —dijo justo en su oído, y Naruto sintió como el aire caliente chocaba en su piel, estremeciéndolo, pero su excitación distaba mucho de ser algo agradable; coraje era lo único que su psiquis le permitía interpretar, asqueado de la perseverancia del otro, el que se atreviese a proponerle cualquier cosa.

— ¡¿Cómo el verte follar con esa tal perra de Tayuya?! Gracias, pero no me atrae el apareamiento entre animales sarnosos —tan cínico ¿Por quién mierda lo tomaba? Se removió violentamente intentando encestarle un golpe al imbécil de Kimimaru, pero para su desgracia, el otro era considerablemente más alto y fuerte que él ¿Cómo fue tan estúpido como para ir sin acompañantes? Aunque claro, si bien imaginó que quizás ese subnormal le fuese nuevamente a proponer olvidarlo todo, jamás se le ocurrió que lo abordase de tal manera; pero si creía que se iba a dejar hacer cualquier cosa sin dar batalla, estaba completamente desquiciado.

El albino intentaba colar una de sus frías y ásperas manos entre su camisa, mientras le estrujaba sus delgadas muñecas con la que sobraba, y justo cuando pensó haber conseguido su objetivo y bajó lo suficiente su cara como para atreverse a lamer la suave piel de trigo de Naruto, éste le dio un cabezazo que a lo menos le dejaría un lindo ojo morado y riachuelo escarlata descendiendo desde su nariz.

Naruto sintió entonces que la presión de sus extremidades descendía lo suficiente, como para liberar sus brazos y brindarle un buen codazo justo en la pelvis a ese descarado.

— ¡Hijo de puta! —le gritó antes de tomar sus cosas y encarrilarse como alma que lleva el diablo a la salida

— ¡De ésta no te escapas zorro! —bramó el mayor aún con la lacerante sensación de sus costillas comprimidas, imposibilitándole ponerse correctamente de pie.

Naruto estaba en la tarea de abrir esa puerta de mil demonios ¡Que el maldito la había cerrado con pestillo! Y justo parecía que el trayecto a la libertad estaba frente a sus narices cuando una mano cual garra, se ciñó a su hombro. Nadie podía decir que Kimimaru no tenía una condición física y resistencia al dolor prodigiosas.

— ¡Suéltame cabronazo!

— ¡Tú sí que causas problemas, crío del infierno!

Sintió como su menudo cuerpo se impactaba violentamente contra la duela, y luego al mayor posicionarse sobre él; sus ojos verdes cegados por la rabia y dentro de ellos una pisca de enfermiza lujuria. Naruto que cayó resguardando entre sus brazos sus pertenencias, estaba incapacitado como para soltar más ataques que los que sus piernas podían ejecutar, pero tan impredecible como sólo él, no dudó en morder la mano del otro tan pronto estuvo dentro del rango de su rostro.

Aquel salado y rojizo líquido ahora cubría otra parte de su blanquecino y pulcro cuerpo, y cuando vio la afilada mueca de burla en el rostro del que él consideraba como un niñato pendenciero, que únicamente se cargaba un buen culo, la furia ensombreció todo su juicio. Ya no le quedaba más que los deseos de partirle la cara al Uzumaki.

Naruto presenció en cámara lenta, como el brazo de Kimimaru tomaba la altura suficiente como para dejarle desfigurado el rostro, pero estaba muy errado si cavilaba que se pondría a llorar como niña pidiendo por piedad. Si quería guerra eso tendría, y él jamás le rogaría a ningún patán nada. Se limitó a cerrar sus cuencas cuando el impacto se vislumbró inminente; luego ya tendría su venganza de eso estaba seguro.

— ¡Arrrg!

El dolor jamás llegó, y aquel grito no tenía ningún matiz especialmente agudo acompañándolo.

Naruto abrió rápidamente sus pozos añiles al escuchar el bramido del otro y como el peso que aprisionaba sus brazos y tórax se esfumaba. Detrás del albino hombre estaba cierto mocoso de cabello obscuro armado con un bokken*.

— Dime estúpido ¿Qué tan fuerte eres ahora? —soltó el Uchiha sin dejar ni por un segundo la posición de ataque. El zorrito jamás había estado tan pasmado en su vida; quizás Kimimaru le había dado tan fuerte en la cabeza que ahora estaba en alguna bizarra ilusión—. ¡¿Qué esperas tarado?! ¡Levántate! —sintió como Sasuke aprisionaba fuertemente su muñeca insistiéndole para salir cuanto antes de ahí, y mientras el de irises verdes se retorcía en el suelo por el dolor, Naruto cayó en cuenca que aun pintándose inverosímil, todo lo presenciado era completamente cierto. Fue cuando los roles finalmente se invirtieron, tomó rápidamente la mano del de ojos ébano y corrió rumbo a la calle.

— ¡¿Qué haces aquí?! — cuestionó apurado mientras bajaban por las escaleras de emergencia.

— Creo que es obvio que te seguí; luego de que te metiste en ese lugar esperé a que un anciano me permitiese el paso diciéndole que veía a ver a un primo. Y por lo visto llegué en el momento idóneo.

¡¿Cómo se había expuesto asi?! ¡¿Qué le había faltado oxígeno al nacer o qué?! Ya habían llegado a la avenida principal, sus pulmones se estaban recuperando de la carrera realizada y Naruto no podía evitar sentirse como un completo imbécil y un inútil descuidado. Su mirada se posó en el infante al cual no se le podía quitar la satisfacción y el orgullo de la cara -mediante esa sonrisa ladeada que aunque le costara admitirlo, tanto lo prendía- empuñando gallardamente su arma en el cinturón de sus gastados jeans.

— ¡¿Quién coño te crees, un ninja?! —le preguntó apuntado a la espada de madera. Ofendido porque ese niño lo hubiese salvado, y temblando de pánico ante lo que pudo haber ocurrido.

— Los ninjas no utilizaban normalmente espadas.

— ¡Sabes a lo que me refiero, imbécil! ¡Estás bajo la responsabilidad de mi madre y…!

— Más bien bajo la tuya.

— Lo que sea, el punto es que ese tipo te pudo haber dejado como trapo viejo —y de paso su mami hubiese perdido su empleo y quizás él tendría cargos penales por exponer a un menor de edad; mira que ese enclenque no era tan avispado como le habían dicho.

— Sabes, si sigues hablándome asi, voy a reconsiderar seriamente eso de salvar tu trasero gordo —dijo finalmente Sasuke dirigiéndose a la parada del bus; dejando a un Naruto rechinando los dientes ¡Ese mocoso!

— ¡No está gordo!

 

Notas finales:

*El bokken es un sable de madera empleado en diversas artes marciales provenientes del Japón. Es utilizado como un remplazo a la katana.

¡Finamente la continuación sale a la luz!

Y asi llega Sasuke con su flamante espada de madera último modelo a salvar a su zorrito encantador XD. Espero que les haya agradado el capi, que me costó lo suyo. Muchísimas gracias por todo el apoyo hasta el momento, espero que pueda continuar asi ¡Para que sea de los que actualice con mayor frecuencia!;

Tsubaki-chan; Athan_Anubis; yume; takitsubo akai OO; Kana_chan; DarK_Uchiha_Uzumaki; Suzuki_Desire; Anónimo; Valo; hanakaede85 y Lindah.

De nuevo muchísimas gracias por todo el apoyo, cualquier errorcillo o incoherencia me avisan, y si tienen tiempo libre pásense por mis demás fics XD.

¡Espero leernos pronto!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).