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The Girl Next Door por Strawberryloveless

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Notas del capitulo:

Reila esta dispuesta a llevarse a Zaira a la cama, ¿aceptara la castaña tal invitacion?

2. LA RESPUESTA

Siento el corazón latirme con fuerza y mis rodillas tiemblan repetidas veces en escasos minutos ¿Qué debería responder? Después de todo esta era la primera vez que se me presentaba una oportunidad así. Elevo el rostro y la miro, ella ha hecho a un lado la copa vacía de vino y no sé en qué momento ha cubierto su desnudez con una fina bata blanca de algodón. Sus grandes ojos verdes me miran expectantes, mientras recargada cómodamente sobre el barandal, juguetea con sus largos mechones de cabello oscuro. Es hermosa, aunque aparenta tener una cara inocente, cuando en su rostro se dibuja esa sonrisa tan peculiar, demuestra y se nota, que tiene más experiencia en esto, que cualquier otra mujer que haya visto antes.

-¿Y bien?- pregunta entornando la mirada - ¿aceptas o no?-
-Yo…-No sé qué hacer, aunque esta es mi oportunidad, no estoy segura. No la conozco, ni siquiera se su nombre, lo único que nos une es que somos vecinas y nada más – Yo…-
-Entiendo- dice repentinamente recargando el pecho sobre el barandal y esbozando una media sonrisa- Eres primeriza-
-¿Qué?- siento el rostro ruborizado y caliente - ¡No, no lo soy!-
-Me refiero a que, esta sería la primera vez que estas con una mujer ¿cierto?-
-Ah…bueno, si…-susurro bajando la mirada y la escucho suspirar.
-No tienes que aceptar- vuelvo la vista al frente y ella me sonríe con esa cara de tranquilidad-…solo bromeaba-
-Oh…entiendo…-por alguna extraña razón me siento un tanto decepcionada.
-¿Estás sola?- pregunta cambiando drásticamente de tema mientras escudriña de un lado a otro mi casa. Asiento lentamente con la cabeza y ella vuelve la vista a mí, interrogante.
-Mi madre y mi hermana mayor están trabajando…-
-¿Qué hay de Fabiola y Claudia?- la miro extrañada –“¿Cómo sabe sus nombres? Yo ni siquiera conocía el suyo”- me tranquilizo y pienso que siendo vecinas, en cualquier momento pudo escuchar sus nombres - ¿Son tus hermanas menores no?-
-Eh, sí. Ellas han ido a hacer un proyecto escolar a casa de un compañero-
-Ya veo y te han dejado completamente sola…- ella sonríe y yo le correspondo de igual forma.

Noto que el nudo en su bata comienza a desatarse y su blanca piel vuelve a quedar expuesta ante mis ojos. A ella parece no importarle mi indiscreción, por lo que continúo deleitándome con su espectacular cuerpo.

-Realmente eres más bonita de lo que recordaba…- sus palabras me hacen reaccionar y sonrojarme al mismo tiempo – Supongo que te sienta bien no tener novio –
-Gr…gracias, tu también eres muy guapa- ¿Cómo es posible que sepa tanto sobre mí? Después de todo, esta era nuestra segunda conversación desde que había llegado al vecindario.

Ella sonríe y a paso lento se encamina rumbo a un pequeño mueble, del cual saca una larga y oscura botella de vino, rellena su copa y vuelve a colocarse frente a mí.

-¿Gustas?- pregunta extendiendo el recipiente transparente con líquido carmesí.
-Muchas gracias pero no bebo – ella parece sorprendida, por lo que no insiste más. Coloca la copa sobre el barandal del balcón y vuelve a hablar:
-¿De qué color eran las aves?- yo la miro interrogante y no sé de qué diablos está hablando.
-¿Aves? ¿Cuáles aves?- ella se carcajea bajamente y es entonces que lo noto, me he delatado yo misma –Así que realmente nos estabas mirando ¿eh?-
-No, no, no…es solo que…-
-¿Curiosidad? – Su mirada seria me acelera el corazón.
-Algo así…-
-Ya veo ¿y no has encontrado a otra candidata a quien espiar aparte de mí?- una media sonrisa se cuela al final de la oración y yo me sonrojo incluso más que antes.
-¡No es eso! Sencillamente no conozco a nadie más a quien le gusten...- me quedo muda, las palabras dejan de salir repentinamente, como si lo que fuese a decir a continuación fuese ofensivo.
-Las mujeres- dice ella completando la frase y yo asiento con la vista clavada al suelo – Ya veo, así que por esa razón decidiste espiarnos, sabias a lo que veníamos, después de todo estuviste escuchando nuestra conversación desde que subimos al autobús ¿no es así?- asombrada elevo la vista hasta posarme en sus profundas esmeraldas ¿todo este tiempo lo supo?
-Yo…no sé qué decir. Lo siento, sé que no debí espiar pero…-una terrible vergüenza se apodera de mi ¿Cómo pude ser tan obvia?
-Tranquila, no tengo problema alguno, por eso he dejado la ventana abierta. Eso te facilito un poco las cosas ¿no?-
-¡¿Qué?! ¿Lo has hecho a propósito?- pregunto incrédula elevando la voz.

Ella suelta una fuerte carcajada, al parecer disfruta mucho burlarse de mis reacciones. No digo más, espero a que su risa disminuya y una vez que se ha tranquilizado, la veo recargarse sobre el reverso de su mano, sonriente.

-La curiosidad mato al gato y en este caso las dos éramos felinos curiosos- la observo inquieta, esperando a que continúe hablando, ya que no he entendido mucho de lo que dice – Yo sabía que podrías espiar, por eso he dejado abierta la ventana, tenía curiosidad por saber si lo harías o no – Da un largo trago a su copa de vino y continua hablando – por otro lado, tu sabias a lo que veníamos esa chica y yo, pero no creías ser capaz de espiar a tu vecina y lo has hecho, así que ambas hemos caído y aquí estamos, bebiendo vino y charlando sobre infinitas cosas, como si realmente nos conociéramos…-


¿Qué tenía esta chica? ¿Su forma de hablar? ¿Su cuerpo? ¿Era su sonrisa? ¿Por qué me sentía atraída tan repentinamente? Como si todas las dudas de hacía unos instantes se hubiesen esfumado y unas tremendas ganas de besarla y tocarla empezaran a dominar mi cuerpo y mente, aun sin tener la mínima experiencia, quería probar ¿podría ser ella la indicada para hacer esto por primera vez?

- ¿Cuál era tu nombre?- pregunto ignorando la plática anterior.
-Vaya… ¿me has olvidado tan rápido Zaira?- pregunta sorprendida para después hacer una cara de disgusto, evidentemente en broma.
-No es que te haya olvidado, es solo que nunca me dijiste tu nombre-
-Supongo que tienes razón- ella sonríe y se incorpora estirando el cuerpo con pereza – me llamo Reila-
-Reila…bien- mi vecina me mira incógnita y yo me armo de valor suficiente para soltar las siguientes palabras – Acepto –
Sus ojos se abren sorprendidos, pero casi de inmediato expone su dentadura perfecta dibujando una sonrisa de oreja a oreja. Ajusta el nudo en su bata blanca y sacude su larga cabellera oscura para luego decir:
-Entonces, ven aquí – ella estira el brazo, extendiendo la palma de su mano en dirección a mí.
-¡¿Qué?! ¿Quieres que salte hasta allá?- miro hacia abajo y el estómago me da un vuelco, le temo a las alturas, no son lo mío.
-Anda. Es tan solo un metro o dos lo que nos separa – yo la miro y ella eleva el otro brazo, estirando ambos hacia mí – No te preocupes, prometo atraparte, ven-

Por alguna extraña razón su sonrisa me hace confiar, por lo que dejo de pensarlo mucho o sé que terminaré por arrepentirme. Me recargo sobre las muñecas y dando un ligero salto subo al barandal de concreto, colocando ambas rodillas en el borde del mismo. Procuro no mirar abajo, así que centro mis pupilas en ese rostro angelical que me sonríe al parecer, maravillado. Me incorporo manteniendo el equilibrio y aunque siento que las piernas me tiemblan, logro ponerme de pie sobre el pequeño espacio.

-Ven aquí- dice ella abriendo aún más los brazos y su sonrisa se hace más amplia.

Salto con rapidez, sin pensarlo, sin siquiera mirar abajo y cual promesa hecha hacia unos segundos, ella me atrapa con fuerza, rodeándome en un caluroso abrazo. Estoy sobre su cuerpo y debido al impacto hemos caído al suelo, estamos encima de una enorme y suave alfombra roja. Solo puedo escuchar mi respiración agitada, también siento el pulso acelerado y la boca seca, seguramente se debe a la impresión del salto. De pronto, noto que ella empieza a reír bajamente, hasta que explota en una fuerte carcajada.

-¡No puedo creer que realmente lo hayas hecho! Ni siquiera nos conocemos, pero no dejas de sorprenderme ¡Eres increíble Zaira!-

Me siento apenada ¡es verdad! ¿Cómo se me ha ocurrido saltar por la ventana hacia los brazos de una desconocida? Y peor aún ¿en busca de nuevas experiencias sexuales? Reila continúa carcajeándose y pienso que es bastante linda de esa forma –“Pudiste salir por la puerta principal”- dice mi voz interna regañándome por lo sucedido. Suspiro agachando la cabeza resignada, ya lo había hecho y no había vuelta atrás.
De pronto dejo de escuchar la risa de mi vecina, por lo que vuelvo la vista al frente y me topo con sus hermosos ojos verdes, los cuales parecen más bien azules de cerca. Ella me mira con seriedad pero en sus labios una sonrisa traviesa permanece intacta. Es en ese momento en el que caigo en la cuenta de que sigo sobre ella. Los nervios se me van a la cabeza y rápidamente trato de levantarme pero sus manos me detienen por los hombros, plantándome un beso en los labios y dejándome totalmente quieta.

Su boca es tan suave y el contacto de su cuerpo tan delicado. Puedo percibir el olor a jabón sobre su piel, mientras que su negro y húmedo flequillo me empapa la frente debido a nuestros besos. Es verdad, acaba de tomar una ducha con la chica anterior. Ese pensamiento me revuelve el estómago, pero sus manos sobre mi cintura me hacen estremecer, desechando cualquier idea absurda que pudiese arruinar el momento. Reila me besa con paciencia y ternura, pero yo ansío mas, mucho más. Separo los labios y logro entrar a su boca, ella sonríe divertida y me roba las riendas del beso, mordiendo con dulzura mi labio inferior. Mi respiración se ha vuelto irregular y aunque no ha habido más que besos, es demasiado placentero estar así, sentada sobre su cuerpo, sintiendo el rose de nuestros pechos y lenguas.

Inesperadamente, ella me toma de la cintura y me hace a un lado sin romper el contacto de nuestros labios. Se incorpora, levantándome al mismo tiempo que ella de la alfombra y atrayéndome al interior de su habitación sin dejar de besarme. Caminamos despacio hasta cruzar las enormes ventanas, pero en ese momento ella retrocede, pegando mi espalda al frio y transparente cristal, intensificando la unión de nuestros labios.

-¡Ah…!- Jadeo, pero ella no se detiene.

Estamos paradas y noto por primera vez que Reila es un poco más alta que yo, así que rodeo sus hombros con ambos brazos, buscando mayor comodidad en nuestro encuentro, pero casi al instante, ella me levanta de las caderas, haciéndome cruzar las piernas y rodearla por completo.
Aunque me tiene pegada contra el cristal de la ventana, siento sus manos sobre mi trasero –“¿Por qué debía llevar falda hoy?”- su lengua continua explorando mi boca, rosando y tocando cada parte de piel que puede. Siento saliva comenzar a correr por nuestras comisuras y la última gota de oxigeno se ha esfumado de mis pulmones. En ese preciso momento ella atrapa entre sus labios mi lengua, succionando con delicadeza el musculo y haciéndome jadear de placer. Logro tomar una pequeña bocanada de aire antes de que ella regrese por completo a mis labios. Siento el cuerpo caliente y el vientre comenzar a entumirse por la sensación electrizante que se va apoderando poco a poco de mí. Reila me separa del cristal y sosteniéndome con ambas manos de los glúteos, me hace a un lado para cerrar de un empujón la enorme ventana y con ello las cortinas, que por cierto, estaban muy bien escondidas.

-No queremos que nadie más nos espíe ¿oh si?- ella me guiña un ojo divertida y yo niego con la cabeza, avergonzada por la escena anterior.

Continuando en la misma posición, ella me lleva sobre su cuerpo hasta una pequeña silla, en donde decide tomar asiento y colocarme sobre sus piernas, justo como antes en el balcón. Vuelve a mi boca, besándome cada vez con mayor intensidad, nuestras lenguas se encuentran en una lucha interminable de roces y caricias que me empiezan a nublar el juicio por completo. Sus manos, han estado quietas, reposando sobre mis caderas, pero presiento que no tardaran mucho en tomar acción. Sus labios van dejando poco a poco los míos, emprendiendo camino abajo, rumbo a mi cuello y hombros, los cuales están totalmente expuestos debido a la blusa de tirantes negros que llevo puesta. Mi piel se eriza bajo esa lluvia de breves y pausados besos sin forma alguna, su lengua recorre con deseo una y otra vez el espacio entre mi mentón y clavícula, besando, chupando y lamiendo con astucia cada pedazo de piel en su camino.

Y de pronto…sus manos ¡sus manos sobre mis piernas y muslos! ¿En qué momento me ha quitado los zapatos? ¡Dios! Sus dedos han empezado a recorrer cada fragmento de piel, iniciando su recorrido desde mis tobillos, palpando y acariciando la abultada piel detrás de los huesos. Luego sus dedos suben lentamente hasta mis rodillas, haciendo suaves caricias y extrañas formas que me hacen reír involuntariamente.

-¿Cosquillas?- pregunta dibujando una media sonrisa y soltando mis labios por segunda ocasión, dándome tiempo para respirar libremente.
-Si…-digo inhalando profundamente.
-La parte superior de tus rodillas, un punto débil ¿eh?- ella comienza a besar mis hombros y yo siento el cuerpo estremecer.
-Si…-respondo en un suspiro cuando siento que sus manos se adentran bajo la falda y continúan en ascenso.
-Estoy por encontrar tu punto más débil- ella me guiña un ojo y yo siento mi cuerpo mucho más caliente cuando una de sus manos se adentra entre mis piernas, acariciando la parte interna de mis delgados muslos.
-¡Ah!-
¡Vaya, a esta chica no se le escapa ni un pedazo de piel! Aunque sus manos se encuentran explorando distintas áreas de mi cuerpo, su boca no ha parado de besarme ni un instante. El rose de su lengua contra cada trozo de piel, su mano derecha rosando el interior de mis muslos y la otra, la otra no ha soltado mi trasero desde que empezó el encuentro. Tantas sensaciones, la necesidad en mi vientre, el calor de mi cuerpo…estoy por caer, caer en ese abismo de placer tras el cual, sé que no habrá retorno.
-¿Se siente bien?- pregunta ella soltando mis labios y lamiendo mis mejillas en ascenso hasta que su boca llega al lóbulo de mi oreja. Su lengua continua lamiendo repetidas veces, hasta que succiona con fuerza el fragmento de piel, haciéndome arquear la espalda de placer – No has respondido ¿se siente bien?-
-¡Si…! Se...siente bien- mi respiración es tan irregular que a penas y puedo pronunciar palabra alguna.
-Bien- parece satisfecha con mi respuesta – Entonces pasemos al segundo nivel – Abro los ojos de par en par y Reila sonríe traviesa.

Me toma nuevamente entre sus brazos y caminando un par de segundos más, llegamos hasta la cama, en donde me coloca delicadamente sobre el colchón –“¡Que…linda!”- pienso. Seguramente cualquier otro hombre me habría arrojado con violencia, pero no ella. Todo ha sido diferente con ella…sus suaves pero pasionales besos, la forma ansiosa pero delicada con la que toca mi cuerpo ¿así se siente estar con otra mujer?

-Zaira…- susurra.

Abro los ojos y su rostro esta frente al mío, siento su cuerpo entre mis piernas y sus largos cabellos negros me han cubierto completamente la vista alrededor. Su cabeza comienza descender y el primer contacto de nuestros labios me hace cerrar los ojos –“Que suave”- Nada es igual. Es como si el tiempo se hubiese detenido y el silencio solo estuviese acompañado por nada más que pensamientos vacíos. Nuestros jadeos son lo único que se puede oír, acompañados del armonioso sonido que provoca el rose de nuestros labios.


Una vez más, su boca abandona la mía y emprende camino abajo, besando y lamiendo por donde quiera que va, dejando un camino húmedo durante su recorrido. Llega hasta mis hombros y sus dientes jalan los tirantes de mi delgada blusa negra, haciéndolos a un lado. Su lengua recorre mi clavícula repetidas veces mientras siento sus manos descender hasta la cintura, en donde sus hábiles dedos han tomado el borde de la blusa y comienzan a subir lentamente. Su boca devora mi cuello y cuando siento que la prenda superior esta por serme arrebatada ella me planta un profundo y suave beso que me roba el aliento, luego se separa y un fino hilo de saliva le acompaña, pero es roto por mi blusa, la cual ha sido lanzada al suelo. Ella me mira fijamente, como si hubiese encontrado oro bajo esa prenda y yo me siento irremediablemente más avergonzada que antes.

-Eres hermosa…-dice bajamente clavando sus pupilas en las mías.
No me da tiempo de hablar, vuelve a besarme y sus inquietas manos continúan en busca de deshacerse de la segunda prenda, mi falda. El rose de sus dedos contra mis caderas me hace estremecer.
-¡Ah!-

¡Ella está entre mis pechos! Aunque siguen cubiertos por el sostén, su lengua recorre la forma curveada entre cada uno, succionando y besando cada centímetro de piel. Siento sus manos pasar por el cierre de la falda, pero sorprendentemente continúan su camino, más y más abajo. La siento ahí, entre mis muslos. Sus dedos están fríos y me han erizado la piel pues se está acercando a la zona más caliente de mi cuerpo.

-¡Reila! Yo…-
-¡Shhh!- dice antes de callarme con un beso mientras sus manos suben al camino trazado antes, colocándose sobre el cierre de la falda y bajándolo por completo ¿Por qué regreso las manos a ese lugar?

¡Estoy casi expuesta! El pecho me late con fuerza y el calor en mi cuerpo no hace más que incrementar. Siento que me saca la falda por debajo de las piernas mientras su agobiante boca continua nublándome el sentido con sus infinitas caricias. ¡Estoy casi desnuda! ¿Por qué me siento tan avergonzada? Ambas somos chicas pero… ¿Por qué? Abro los ojos y me topo con su rostro sereno, ella me besa y sus profundos ojos se encuentran cerrados ¡Ni siquiera me ha mirado! ¿Por qué me siento tan tímida ahora? Sus manos suben suavemente acariciando mi silueta por ambos costados, haciéndome retorcer de placer.

Para cuando su boca vuelve a atrapar mi lengua entre sus labios, sus manos ya se encuentran detrás de mi espalda, dispuestas eliminar la prenda superior restante. Ella succiona repetidas veces, con delicadeza y maestría el sensible musculo, luego me muerde el labio inferior y veo volar mi sostén por los aires ¡Ahora estoy casi desnuda! Reila se incorpora y con rapidez, deshace el nudo de su bata de algodón, quitándosela y permitiéndome ver una vez más su escultural cuerpo –“¡Dios, es bellísima!”- Inconscientemente bajo el rostro sonrojada y me llevo ambos brazos y manos al pecho tratando de cubrir mi desnudez, estoy tan avergonzada.

-Oye…no te escondas- escucho el ruido de la bata caer al suelo y el calor de su cuerpo aproximándose al mío me acelera más el corazón - ¿Por qué estás tan tímida?-
-Yo…-trago saliva cuando siento sus manos, ahora calientes, sobre mi piel – No lo sé…es vergonzoso-
-Vamos, no pasa nada – Reila me toma con delicadeza de las muñecas, plantándome cortos y dulces besos en ellas, haciéndome temblar y logrando descubrirme poco a poco el cuerpo.

Siento sus manos entrelazarse a las mías y el calor en mi rostro aumenta cuando noto sus ojos fijos sobre mí. –“¿Por qué me mira así? Como si hubiese esperado por años este momento”- Comienzo a moverme inquieta, quiero cubrirme otra vez, pero ella coloca su cuerpo completamente sobre el mío, impidiéndolo. El roce de su piel, de sus pechos, me hace jadear, deseo soltarme de su abrazo.

-¡Reila suéltame! Yo…-
-Eres hermosa Zaira…- me quedo paralizada. Vuelvo la vista al frente y ella me sonríe con dulzura – No hay nada que temer, prometo que seré gentil contigo-

Sus labios regresan a los míos y nuestras lenguas comienzan un nuevo baile –“¡Dios! Su cuerpo está ardiendo”- Nuestras manos entrelazadas, sus pechos contra los míos, nuestros vientres rozándose… ¡estoy tan excitada! Nunca antes me había sentido de esta manera, yo…realmente estoy empezando a sentirme demasiado extraña. Reila se encuentra ya sobre mi pecho, besando y lamiendo la nueva piel desconocida a su boca. El olor de su shampoo me inunda el olfato y he perdido completamente el sentido. Solo puedo concentrarme en ella, en el sonido de su respiración, en el sudor de nuestras manos entrelazadas, en la agobiante y placentera sensación en mi vientre, que me pide cada vez más y más.

-¡Ahhh!-

Sus labios están sobre mis pechos. Siento los rastros húmedos de saliva en mi piel y su lengua ha comenzado a lamer desde la base hasta la punta de ellos. Repentinamente una de sus manos se escabulle por el colchón, llegando hasta donde su boca explora uno de los puntos más sensibles de mi cuerpo. Suelta nuestro enlace por completo y con destreza toma mis senos, comenzando a masajear con maestría. Su boca no se queda atrás, ya que su lengua es la encargada de lamer y succionar mis pezones, los cuales comienzan a endurecerse bajo las múltiples caricias.

-¡Ahhh! ¡Reila!- mi espalda se arquea instintivamente cuando su dedo pulgar e índice toman mis pezones entre ellos y comienzan a apretarlos suavemente. Siento su rodilla acercarse cada vez más a mi entrepierna, lo cual me hace perder la razón.

Ella toma ambos senos por el costado y los junta, uniendo mis pezones entre si y lamiéndolos como si fuesen uno solo imparables veces. Succiona con delicadeza y una vez que están completamente duros, su boca continúa con el camino hacia la parte sur de mi cuerpo –“Por suerte aún no me ha quitado toda la ropa interior”- pienso tratando de calmar mis nervios.

-¡Ahhh!- mis caderas se menean con fuerza cuando sus labios y lengua hacen contacto con ella, pero mi espalda se arquea de placer cuando ella me muerde sobre el hueso bajo la cintura - ¡Reila!-
-Otro punto débil ¿eh?- me incorporo un poco para verla mejor y ella me guiña un ojo sonriente.
-No…es solo que…-
-¿No?- ella vuelve a morder suavemente sobre la cadera y mi espalda se arquea en consecuencia – Yo creo que si lo es ¿probamos de nuevo? –
-¡Lo es! ¡Lo es! – me apresuro a decir antes de recibir una tercera mordida en el área.

Ella sonríe y continúa descendiendo beso tras beso, hasta toparse con el borde de mí ultima prenda restante, mi ropa interior. Toma el centro decorado con un pequeño moño blanco entre sus dientes y comienza a bajarla, sus ojos se clavan en los míos y el corazón me da un vuelco –“Estoy muy húmeda, puedo sentirlo”- Ella logra zafar la ropa de una de mis piernas, mientras que el resto continua deslizándolo lentamente con su boca por la otra, hasta que por fin quedo completamente desnuda frente a sus ojos.

-¿Cómo puedes ser tan hermosa?- la vergüenza desaparece cada vez que ella dice algo como eso, me hace sentir tan bella.
-¡Ah!- su lengua comienza a lamer mis tobillos y una extraña sensación se apodera de mi cuerpo, su boca continua en ascenso, lamiendo y besando la parte interna de mis piernas y muslos. Yo la miro atenta, jadeando y tratando de contener los incontrolables gemidos que me provoca su contacto. Reila tiene los ojos cerrados mientras su experta boca me hace arder en deseo.

-¡Re…¡Reila!- gimo con fuerza cuando ella muerde mi muslo izquierdo. En ese preciso momento, ella abre los ojos y clava sus esmeraldas en mis ojos miel, su contacto visual me paraliza incluso el alma.

-Me encanta tu voz, tus gemidos…-ella eleva una mano y acaricia mi rostro con ternura – el sabor de tu piel es exquisito Zaira…-su mano comienza a descender por mi cuello, bajando y pasando entre mis pechos.
-¡Ahhh!-
-No puedo contenerme más, ya no puedo ir más despacio-
-¡Ahhh! Reila…-su mano llega hasta mi vientre, en donde la necesidad de sentirla más de cerca me quema por dentro.
-Tengo que probarte ya…- su mano desciende hasta mi entrepierna, en donde rápidamente sus dedos quedan empapados de mi néctar – Parece que ya estas lista, estas goteando…-
-¡Reila…!- un jadeo acompañado de un suspiro se escapan de mi garganta, cuando la veo llevarse los dedos a la boca, lamiéndolos con deseo y lujuria, provocándome un infinito mar de sensaciones desconocidas.
No dice más, me toma de la cintura y me acerca más a su cuerpo, coloca sus manos sobre mi vientre para estar más cómoda y yo tomo una bocanada de aire cuando la veo agachar la cabeza entre mis piernas.
-¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Ah! ¡Ahhh! – me aferro con fuerza a las sabanas mientras su lengua maestra recorre lentamente de arriba abajo cada parte de mi sexo.
-¿Te gusta?- pregunta separándose un poco y veo un hilo de néctar acompañarle en el acto – Dime, ¿te gusta?-
-¡S…si!- la tensión en mi vientre comienza a incrementar cada segundo que pasa, tengo las manos aferradas a la almohada con tal fuerza, que siento que terminare por partirla en dos.
-¿Si qué?-
-¡Ahhhh!- sus dedos comienzan a masajear con rapidez mi clítoris, haciendo suaves movimientos circulares - ¡Si…me gusta!-
-Bien…-

De pronto la acción de sus dedos es sustituida por la suavidad de su lengua, la cual se mueve incluso con mayor rapidez sobre el palpitante y pequeño musculo. Sus manos ascienden, tomando entre ellas mis pechos y haciendo múltiples caricias sobre los pezones ya endurecidos.

-¡Dios mío! Yo…-su lengua se mueve con una maestría incomparable. Siento mis caderas moverse al ritmo de su boca, no podré aguantar más, yo…
-¡Eres hermosa Zaira!-
-¡Ahhh! ¡Reila! Yo…yo…-los músculos de mi cuerpo comienzan a tensarse y mi espalda se arquea incluso más que antes, me aferro a las almohadas, estoy empapada en sudor.
-¡Eso es! Ya casi…- ella sube hasta mis pechos y comienza a lamer con desesperación, mientras yo estoy en agonía por ser liberada.
Sus dedos vuelven a masajear y en un par de segundos más… ¡Por fin!
-¡Ahhhhhhhhhhhh!- ella introduce dos dedos y con eso un fuerte y profundo gemido resuena por toda la habitación, Reila continua moviéndose en mi interior una y otra vez, liberándome por completo.
-Eso…así…-su dulce voz me tranquiliza poco a poco.
-¡Ah! ¡Huhh!- siento el pecho al borde del colapso, a penas y puedo respirar.
-Tranquila…inhala y exhala - ella saca los dedos con cuidado, haciéndome gemir una vez más.
-Reila…-

Me calla uniendo nuestros labios en un profundo e intenso beso. Trato de corresponder lo mejor que puedo, me he quedado sin fuerzas y aun no logro recobrar el aliento. Estoy… ¿agotada? Es la primera vez que me siento de esta manera ¿Por qué?

-¿Estas bien?- ella se recuesta a un lado y me rodea en un caluroso abrazo, cosa que me toma por sorpresa.
-¿Eh?...si, es solo que…-me siento avergonzada.
-¿Es la primera vez que tienes un orgasmo?- siento mis mejillas ruborizarse y ella se incorpora para verme mejor - ¿Enserio? – parece sorprendida.
-Si…bueno – Realmente no sé cómo empezar a contar esto, probablemente debería ser breve - …siempre lo había hecho con chicos. – Suspiro - Chicos rudos, a los que solamente les importaba su propio placer, nunca logre experimentar algo así con ellos-
-Ya veo- ella me sonríe con ternura y yo correspondo al gesto de igual forma.
-Me siento igual que ellos- mi comentario parece sorprenderle puesto que me mira boquiabierta.
-¿Por qué dices eso Zaira?-
-Bueno, estaba tan nerviosa por hacerlo por primera vez con una chica que…-trago saliva antes de continuar-…olvide tocarte o hacer algo más. Yo fui la única que disfruto, realmente me siento igual a ellos-
-Tranquila, no es así- me vuelvo a verla perpleja y ella sonríe amable – Aunque no lo creas, ha sido demasiado placentero tocarte y el hecho de verte disfrutarlo tanto, me ha gustado mucho-
-Reila…-Siento el rostro enrojecido y sudor en las manos.
-Dime Zaira…-ella habla con seriedad mientras me mira con atención-…has tenido muchas relaciones con hombres, pero, ¿tendrías alguna con una chica?-
-Bueno yo…supongo que sí. Realmente estoy en busca de ello, solo que no he tenido suerte…-
-Ya veo…-Reila me mira seria y yo sonrío apenada.
-Me refiero a que… ¡ya sabes! Soy una romántica – una risa nerviosa se escapa de mi boca al recordar los miles de regalos que había arrojado al balcón de esta chica hacia unos meses – Me gustan los detalles, las citas y ver películas de amor, ese tipo de cosas. Entonces no sé cómo comenzar con una chica, no soy de las que suele tomar la iniciativa-
-Eso me queda claro- Ella sonríe juguetona y yo correspondo.


A la mañana siguiente, desperté en mi habitación. No supe como llegue aquí, pero me encontraba recostada y usando el pijama de cada noche –“¿Reila me habrá traído? “- Me tallo los ojos con ambas manos y me incorporo. Camino hasta la ventana del balcón y abro las cortinas. Mis ojos se abren de par en par, cuando veo que en el cristal de la habitación de Reila, hay tres enormes palabras escritas:


TENGAMOS UNA CITA <3


Salgo con rapidez y miro el interior de la habitación de mi vecina ¿donde esta ella? De pronto, recien bañada y con una bata de baño diferente a la de ayer, esa hermosa chica de penetrantes ojos verdes que parecen mas bien azules y esa espectacular cabellera negra, aparece frente a mi. Esboza una amplia sonrisa, para luego decir:

-Entonces ¿aceptas o no?-

Gracias a Reila, este será un nuevo comienzo para mi en el amor. No...tal vez lo sea para ambas.

 

FIN

 

 

Notas finales:

Bueno! Y aqui lo tienen, aunque lo escribi hace mucho tiempo, una promesa es una promesa! y yo les dije que lo terminaria, tarde pero seguro! espero sea de su agrado y que la espera haya valido la pena! No olviden dejarme sus hermosos comentarios, son como gasolina para que el motor (cerebro) continue escribiendo sin parar! besos y felices fiestas

Pd: recuerden que en mi pagina de Facebook pueden checar las fotos de los personajes y mas  <3


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