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Amor editado o ¿inédito? por senyu

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Notas del capitulo:

bueno se que me he estado tardando mucho en actualizar (casi 6 meses que miseriable soy yo)pero aqui les dejo el cap y espeor que lo disfruten

 

 

—no sé si tendrás alguna objeción, con dejar a Onodera como el editor permanente de Usami.

Justo en ese momento se abrieron las puertas del ascensor… justo en ese momento las almas de Takano y de Misaki se cayeron al suelo. ¿Qué era lo que había dicho?”

Los ojos de Misaki y de Takano no lograron separarse de Isaka, ni siquiera ante el inminente e incómodo silencio que suscito y que solo sería opacado por una respuesta del editor en jefe del departamento de Esmeraldd, una respuesta que no era capaz de pensar ante la sola idea de que Onodera se fuera.

—a mí me parece una buena idea—completo Isaka a pesar de no haber recibido respuesta alguna, incluso de haber notado la expresión desencajada de Misaki y la de Takano. –se llevan bien y Usami está cumpliendo con sus entregas… Onodera tiene madera para trabajar con él y eso nos conviene, igual manera me arrepiento un poco no haberle colocado allí desde un principio…

El ding del ascensor anunciando que se detenía en el piso dos del edificio, seguido del abrir de las puertas, fue la finalidad de esa conversación.

—Los veo en la reunión—fue la única despedida de Isaka al bajar del ascensor y que este se cerrara dejándoles solos...

El ascender del ascensor los dos pisos faltantes al destino de los dos fue en total silencio, cada uno pensando en su más grande temor, que les arrebataran sus más grandes amores.

Misaki tenía sus ojos clavados en el piso, pensando en cómo podría ser su vida sin Usami, como podría vivir sin ese loco escritor cuidando cada paso que daba, acosándole cada vez que tenía la oportunidad, dejar de escuchar los “te amo “al oído.

Cerro los ojos con fuerza, no era capaz de pensarlo ni por un instante, no era capaz de imaginarse en una vida sin Usami, tan aburrida tan vacía, tan llena de nada… la aterradora idea hizo temblar su cuerpo levemente, sentir como su ritmo cardiaco se aceleraba bruscamente por el pánico, se sentía enloquecer y perdido.

Por su parte Takano estaba sumergido en su más profunda cólera, una cólera que se producía ante la sola idea de que Onodera se atreviera a irse con ese hombre, de pensar que tan solo lo intentara, porque si era así, porque si lo hacía... el… el...

—Takano.

El oír la voz de Misaki llamándole, le hizo reaccionar, mirando al universitario que ya se encontraba fuera del ascensor cuidando que no se cerrara.

—vamos tarde.

***

sentía que sus pasos iban pesados mientras la escena de Onodera con Usami taladraban su cabeza alejándole de la realidad y de sus pasos encaminándole a una desastrosa reunión como todas las demás y a la que posiblemente ni pondría atención y no porque no le importaría sino porque tendría todos esos días, todo el desprecio y el dolor sobre él, torturándole, volviéndole loco, muriéndose por dentro, queriendo deshacerse de todo aquel que quisiera quitarle a Onodera, que quisiera meterse con lo suyo, porque era suyo.

Se detuvo frente a la puerta y se le quedo mirando sin saber si realmente quería entrar a esa tediosa reunión, notando casi de inmediato a la persona que se le había parado al lado y que le obligo a mirar, encontrándose a Isaka y su típica calma sonrisa.

—no tienes buena cara, Takano ¿enfermo?

El comentario de Isaka no estaba alejado de su realidad, porque si, estaba enfermo, pero enfermo de amor y eso lo estaba matando. Pero aun así negó con la cabeza intentando por todos los medios enfriarse, pero, sentía que no podía, que por más que intentara no podría calmarse más tiempo que lo necesitaba consigo para volver a sentirse completo.

—pensaste lo que te dije de Onodera?

Valla pregunta… ¿cómo no pensarlo?, si sentía que por solo esas palabras se le estaba viniendo el mundo encima.

—aunque a veces, no sé, desde que Onodera está con Usami…—Isaka se detuvo sin saber cómo seguir, tal vez porque no había pensado esa frase muy bien o porque quería aumentar el suspenso, uno que había suscitado por esa simple concentración anormal que había puesto Takano sobre él, que lo miraba serio, pero bajo esa capa de frialdad, sí que se notaba todo aquello que podía hacerle sentir solo mencionar el nombre del Castaño.

—olvídalo es una tontería.

—no, dígame, desde que Onodera está con Usami…

Estaba ansioso, nervioso, quería que lo que le dijera solo tuviera que ver con el hecho de que se desarrollaba mejor en el trabajo, que, solo por el empeño de Onodera Ritsu, ese escritor de quinta era mejor, que Isaka solo quería convencerle de que Onodera estaría mejor lejos de Esmeraldd, lejos de él. Pero una remota parte de su mente le decía que Isaka solo confirmaría sus más grandes miedos, que tal vez Onodera estaría mejor con Akihiko Usami, que había algo entre ellos que lo alejaría de él.

—sabes, hoy vi a Onodera con Usami en una cafetería cercana…—continuo titubeante. —Dime loco, pero hacen una bonita pareja, a Usami le brillan los ojos cuando le ve, como si se tratara del amor de su vida. —Sonrió divertido ignorando la cara de estupefacción de Takano. —es divertido teniendo en cuenta que Usami es un ogro… que le conoceré yo después de tantos años.

Con esas palabras Isaka entro a la reunión, no sin antes darle una última mirada a su Editor en jefe sin borrar esa sonrisa de calma y total representante de la inocencia de su rostro.

—aunque solo puede ser cosa mía… es que Onodera es tan parecido a Misaki, pero más maduro… no sé, es de poner cuidado—acentuó encogiéndose de hombros. —vamos, entra o llegaras tarde.

El corazón de Takano se había detenido, el corazón de Takano se estaba llenando tanto de sangre hasta el punto de que sentía que le dolía, que estaba a punto de estallar, que no era capaz de bombear sangre al resto de su cuerpo. Su cabeza estaba tan alterada, era la  mayor confirmación de sus miedos, que, ese escritor iba a quitarle al amor de su vida, que él no había sido el único loco que se lo imaginaba de la nada.

<<Tendrá que matarme antes de que me quite a mi castaño idiota>>

Dio media vuelta comenzando a recorrer el largo corredor hacia el ascensor cruzándole muchas ideas locas por la cabeza, entre esas, la idea, de ponerle la mano encima al escritor, quitar la idea a punta de trompadas para que se alejara de Onodera, iba a hacer algo y lo iba hacer ahora.

—Takano! ¿A dónde vas?—indago Isaka, sorprendido del repentino cambio de planes del editor en Jefe de Esmeralddd.

—A arreglar un problema pendiente—respondió parco sin siquiera detenerse.

—pero… ¿y la reunión?

—no creo que me necesiten allí.

Quería llegar lo más pronto posible, no quería más interrupciones, pero ese día no tendría mucha suerte, que sus planes serian frustrados lo más pronto posible, por la persona menos indicada, Que no podría cumplir ninguna de sus ideas.

—no iras a ningún lado…—fueron las palabras de Yokozawa al dejar que el ascensor se abriera y le dejara ver la escena que se desarrollaba, que escuchara lo que hablaban, y que aunque no había sido mucho, era suficiente para saber que Takano no tenía las mejores intenciones y que, por desgracia todo el odio que sentía era culpa de solo uno… Onodera Ritsu.

—quítate de mi camino…—le advirtió el pelinegro sin dejar de avanzar al ascensor a cumplir sus propósitos y Yokozawa quiso decirle que dejara de ser idiota que nada de lo que hiciera, conseguiría evitar lo obvio, que Onodera había vuelto a usarle y ahora le cambiaba por un tipo que si malvadamente podía decirse que se reproducía en la cabeza del castaño, un “mejor” partido para su horrible ser, pero Yokozawa ya estaba cansado de decirle a Takano lo evidente de que el editor en jefe fuera siempre tan pasional y tan autodestructivo, estaba tan arto y dolido que simplemente al tenerle a escasos pasos reacciono, empuño sus manos, levanto su diestra y estrello su puño en contra de la mejilla del pelinegro viéndole desplomarse al piso, sin más, como un muñequito, Takano no estaba listo para ese golpe, tal vez eso había facilitado el que lo hubiera detenido.

—Eres tan estúpido…—fue el gruñido que apenas Takano pudo emitir, mientras se ponía de pie, limpiando la comisura de sus labios con su brazo. –siempre tan entrometido.

—lo hago por tu estúpido Bien, porque si tu cabeza no funciona con hechos, tal vez lo haga a los golpes.

Problemas, problemas, y más problemas, siempre que quería tomar el control, Yokozawa interfería con la ridícula idea de ser la voz de su razón, como si fuera un loco, un pobre desvalido que necesitaba que le cuidara, que era un niño indefenso que  debía mantener lejos de la realidad, pero la realidad era que amaba a Onodera, que lo tendría de vuelta y todo lo que Yokozawa profesaba fervorosamente en contra de Onodera era solo producto a sus celos, puros y físicos celos, un error más que definitivamente había querido remediar, pero… la cura había sido peor que la enfermedad.

Por eso se había puesto de pie, para encararlo, para devolverle ese golpe que el As de ventas le había dado para ajustarle la cabeza, pero el que lo necesitaba era él y Takano, no se lo iba a negar. Pero habían cosas que pasaban por una razón ¿no? Eso o el destino le odiaba, pero, Isaka había aparecido dela nada para interferir y acabar con todo ese asunto aunque fuera de manera temporal y aunque la situación ameritaba que el hombre estuviera furioso, por el contrario, estaba tranquilo, sin borrar aquella sonrisa inocente hasta picara de su rostro, como si realmente no pasara nada de lo que pudiera catalogarse de intransigente o peligroso, ni siquiera se veía tensión en su rostro.

—haber señores, el personal de este edificio no tiene un doctorado para quitar manchas de sangre… y por más divertida que sea ser el espectador de su pelea, porque realmente quisiera apostarle a alguien, esto no es un cuadrilátero, para mi desgracia, así que… ¿dejan sus lloriqueos y entran a la reunión? Realmente no tengo todo el día para aburrirme, por más que desearía dejar que se agarren…

¿Quién podía decirle que no al jefe? ¿Quién podía decirle que no a esa calma? Quien se negaría a esas palabras tan bruscas y propias de Isaka. La resignación simplemente fue palpable y sin mucho más que agregar los dos hombres se dejaron guiar a esa sala de juntas escoltados por Isaka y sin más que hacer.

<< Yo quería pelea… odio ser la voz de la razón, hubiera sido divertido algo de circo mediático…. >> pensó Isaka con una divertida sonrisa que parecía que no desaparecería en mucho tiempo.

***

Los ojos verdes de Onodera se paseaban rápidamente por aquel manuscrito revisándolo rápidamente para poder decirle al escritor que se estuviera tranquilo, el típico primer veredicto previo a la revisión exhaustiva a la cual tendría que someter el escrito antes de sacarlo a ver la luz de las vidrieras y estantes de una librería.

—gracias por su arduo esfuerzo, Usami Sensei, realmente a lo poco que he podido leer será un magnífico trabajo como siempre, y no son solo adulación.

El castaño cerro el manuscrito dejándolo sobre la mesa, deslizando su mano a la taza de café al lado del lugar donde había dejado el manojo de hojas, levantándolo para beber un poco, antes que la expresión de extrema seriedad del escritor llamara por completo su atención.

—¿Le sucede algo?—pregunto inseguro.

—me molesta…

Mil cosas cruzaron por la cabeza de Onodera al escuchar esas palabras serias y frías que habían dejado paralizado y con la seria duda de si había dicho algo que no debía haber dicho, si tal vez, Usami malinterpretaba sus palabras y creía que solo lo alababa como una obligación de su trabajo, que era uno de esos editores más que prefería conservar su trabajo por medio de elogios a que fueran realmente competentes en sus deberes. ¿Qué era lo que pasaba por su cabeza? ¿Qué era lo que tenía el peliplata e su cabeza?

Así con millones de dudas atracando su martirizadamete, Onodera había caído en el mutismo absoluto y en la parálisis momentánea, con la taza de café a medio camino y una expresión de shock que no era fácil de ignorar, Usami sabía que tal vez el castaño había entendido mal sus palabras, tal vez porque Onodera tenía algunas reacciones muy parecidas a las de Misaki y eso tal vez le facilitaba entrometerse en los pensamientos de su Editor y anticiparse a él.

—me molesta el editor de dibujitos…

Usami vio la aclaración más que suficiente para que Onodera hiciera el cambio pertinente y se sintonizara en la misma frecuencia que él, y aun así, Onodera no se movió, solo le vio parpadear, pero su expresión no cambio durante unos segundos en que el Castaño parecía intentar salir de ese hueco de dudas que se había creado en dos minutos de limbo mutuo y que a veces le costaba destruir. Y así le vio dejar la taza en su lugar aclarándose la garganta y acomodarse mejor, la mejor prueba de que al fin estaban en la misma línea.

—no entiendo a qué viene eso, Usami Sensei.

¿Típica pregunta? O ¿un mal cliché? O ¿una pregunta inocente de un pobre diablo que no se daba cuenta que tenía un problema más complejo que un trabajo desquiciante, un Novio que le gustaba jugar con fuego y a un escritor loco sobre su espalda?... tal vez Onodera era más inocente de lo que le dejaba ver a simple vista, un chico sensible que se protegía de la realidad para no salir lastimado, él prefería prevenirle antes de que las cosas empeoraran y ya no pudieran detenerse. Por ello se acomodó en su asiento, apoyando sus brazos sobre la mesa, clavando sus serios, fríos y penetrantes ojos lilas sobre el castaño que se veía tenso y nervioso.

—Onodera, cuanto tienes un peluche que quieres mucho y te costó conseguirlo, y llega otro y te lo quiere quitar por que le gusta ¿tú que harías?

¿Osos? ¿Qué? ¿Quitar? ¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuándo? Preguntas que se agolpaban en su cabeza sin saber que tenía que ver eso con el inminente tema de Takano. ¿Qué podía responder a eso? ¿Lo evidente? O ¿se equivocaría por esa respuesta?

—¿Protegerlo?—Probo, por más que la que respondiera fuera su subconsciente, ya que su consiente estaba muy ocupado jugando a la estatua.

—exacto. —felicito el escritor sin dejar de mirarlo. —y cuando ese niño que te quiere quitar tu peluche juega sucio ¿te da el derecho de jugar de igual manera?

—Pues si… casi siempre en esos caso reina la ley del talión… creo— respondió inseguro sin saber aún a que punto quería llegar el peliplata.

—Takano se está metiendo con algo mío… y yo no tengo ni humor ni paciencia para crear un circo mediático, que desencadene un escándalo en mi vida personal como en la vida laboral de la empresa.

—Espere un momento…— detuvo Onodera ahora sí, tremendamente confundido. — ¿de qué está hablando? ¿Se refiere a Takano? Y a qué se debe todo esto.

—no me gusta que este cerca de Misaki, veo como lo trata, como siempre quiere mantenerle en el trabajo, siempre sobre él, vigilando y revisando cada paso que da, me da cólera.

¿Qué? ¿Misaki y… Takano? una posibilidad imposible sin duda, y aun así, Onodera se había quedado mudo, sin saber que argumentar, o cuestionar de donde Usami estaba sacando todo aquello que le estaba diciendo, acaso se estaban creando chismes que no se debían en las oficinas y eso había llegado a oídos del escritor… tal vez…¿Akihiko había visto algo que lo tenía así? Esa última posibilidad la veía más probable que cualquier otra indudable cuestión de un típico chisme de oficina.

Y aunque quería preguntar, y aunque quería saber que era lo que había gatillado la inexplicable ira del escritor y resistirse a la idea de que Takano era inocente de las acusaciones de que le amaba como tan fervorosamente profesaba, creía en las palabras de Usami… sentía su corazón latir con fuerza en su garganta como un palpitante nudo que amenazaba con ahogarlo, porque, le creía, no sabía por qué le creía, tal vez era su mirada, ese poder de convencimiento que emanaba en sus palabras, la seguridad de su voz. Su corazón comenzaba a romperse y sentía que su cara comenzaba a colocarse roja, pero no era de vergüenza o de pena sino de rabia, de ira por haberse dejado beber aunque fuera un poco de las palabras y los gestos de Takano y lo que prometían, ahora solo necesitaba saber más. Mucho más.

—Usted… ¿por qué…?

—¿lo amas verdad?

Ese fue un golpe directo a su cabeza, a su mente y a su ego. ¿Cómo lo había descubierto tan pronto?

—lo de esta mañana, que llegáramos juntos, fue solo coincidencia, vivimos en el mismo edificio y coincidimos es todo.

—a él le molesta que estemos trabajando juntos…

—¿en que se basa?

—¿en que no debería basarme?

—pues yo si quiero que me lo explique.

Onodera tal vez sentía que estaba haciendo pataletas de ahogado, que luchaba contra la idea de creer que Takano estaba buscando algo nuevo con que jugar quería resistirse a la idea de que tal vez no le amaba como decía hacerlo.

—Las miradas picaras—enumero el escritor levantando uno de sus dedos de su mano derecha.

—Takano es muy profesional, es un gesto fácilmente mal interpretable en el—  descarto a la defensiva sin entender por qué.

—su semblante no cambia, que raro que con Misaki si cambie… además siempre tiene que jalarlo con él a todos lados, reuniones, llamadas a altas horas de la noche…

—¿llamadas?...—susurro sin poderse creer aquello. ¿Por qué? ¿Por qué Takano tenía que estar llamando a Misaki a altas horas de la noche? ¿Qué no podía esperar a regresar al trabajo?

—Los acercamientos insinuosos cuando están esas dichosas correcciones…—enmarco levantando un tercer dedo. –¿el por qué siempre esta tan pendiente de que hace y que no hace?

Onodera bajo la cabeza sin saber ahora que responder, sintiendo como su corazón en pedazos caía pesadamente como piedras a lo más profundo de su estómago, porque si, podía decirse a ojos de cualquiera que esas acciones eran normales, pero si Usami se las decía era porque sabía mejor que nadie cual era el modo soperandi de Takano, que de esa manera lo acosaba, que con esa cercanía en las correcciones intentaba estar lo más cerca posible a él, estudiando el momento justo para robarle un beso y decirle al oído lo mucho que lo amaba…

<<mentira…>> se estampo su mente como un sello imborrable.

Takano solo lo jalaba a todos lados a él, con la excusa de enseñarle a hacer su trabajo, pero solo buscaba la más mínima oportunidad de poder aprisionarle contra cualquier pared, en un lugar solitario para poder tentarle, hacer que dijera que lo amaba fervorosamente, que le ardía el pecho de solo sentirle tan cerca. Muchas de las cosas que Usami decía, solo las aplicaba con el ¿Qué hacía a Misaki tan especial que ahora Takano sin el más mínimo remordimiento le cambiaba? Que no valía nada que hacia unas horas atrás habían salido de la misma cama.

—Usami… yo…—susurro sin poder levantar la cabeza.—¿porque usted…?

—porque yo uso las mismas tetras…—rezongo molesto el escritor, dejando de apoyarse en la mesa para recostarse contra el espaldar cruzándose de brazos. –si algo debo admitir y que odio hacerlo, es que ese tipo tiene una manera de manejarse en ese sentido de acoso muy parecido a mí, ¿coincidencia? No lo sé, pero se cuándo un acto es normal y cuando es un acto pensado con malas intenciones y lo probé esta mañana que nos encontramos los cuatro en la entrada de Murukawa, como ardió de celos cuando usted no quiso ir con él, y el como sujeto a Misaki, como si se tratara de su muñequito personal y la verdad… solo yo hago eso con Misaki… por eso no me tomo mucho tiempo deducir lo de ustedes…

Valla observador, sí que era conveniente y aun así, Onodera no podía replicar a eso, pero, a diferencia de Usami, él no había visto la manera de actuar de Takano como lo veía Usami, la veía como una reacción lógica a la negativa que él le había dado, pero había una cosa que Usami tenía razón ¿Por qué sujeto a Misaki? ¿Por qué no se fue solo? ¿Por qué no tomo su famosa postura del Macho alfa y se fue digno sin esperar nada de nadie, y fue directamente a llevarse a Misaki, como si con ellos pretendiera decirle que no era indispensable y que era una posición que Onodera había sufrido muchas veces? Por más que quisiera verlo normal, no podía simplemente no podía.

—no dejare que ese tipo me quite lo que es mío, Misaki es mío.

—entiendo—susurro apenas dejando que todas esas dudas golpearan su cabeza, sin saber que más hacer.—yo… mantendré a raya a Takano.

—eso espero, no quiero tener que recurrir a maneras bajas para encargarme de él.

—no tiene de que preocuparse, Misaki estará a salvo…—prometió forzándose a levantar la cabeza.—se lo prometo…

—Misaki es mío…

—lo entiendo, yo lo entiendo.

—lamento que haya tenido que decírselo así.

—independientemente de lo que parezca, yo no tengo nada con Takano… lo que hago es de manera profesional con él.

La mirada de Usami se quedó fija en él, Onodera podía leer el mensaje de su mirada y lo hacía sentirse culpable, esa mirada de “no te crees eso ni tu” que le hizo comenzar a enojarse, por masque estaban aflorado sus propios celos.

—no me mire así…

—sé que no es así.

—eso ya no importa

—¿por qué?

—lo mío con Takano termino hace diez años y no tengo ganas de que vuelva.

—¿es lloque quieres o quieres creer?

—Usami.

—somos víctimas en todo esto, pero creo que si algo se, es que negarlo es como una condición para romper esa regla, es como cuando tus padres te dicen que no puedes hacer x cosa y la haces solamente pro rebeldía, así mismo funciona el corazón.

—yo no puedo permitirme eso, tengo que concentrarme en mi trabajo, mi carrera.

—sabes que eso no lograra extinguir lo que sientes por él.

—no puedo decirlo sino lo intento.

Usami solo negó con la cabeza sin argumentos que dar. Al fin había dado con un buen editor, lo gracioso, que tenía los mismos resabios de su amado universitario, pero afinados con la edad, Onodera era todo lo que conocía de Misaki, eso lo hacía conocerlo mejor, siempre tan tercos y llevados de su parecer tan negados a ver la realidad, pero solo los diferenciaba el hecho que… Onodera había sufrido todo lo que Usami intentaba que Misaki no sufriera.

***

Salió a paso afanado de esa reunión, el día de Takano había comenzado de mal e iba empeorando a cada cosa que pasaba. Durante toda la reunión había pensado sinceramente que el destino y algún dios en el cielo se había ensañado con él, una mala suerte tan anormal como el resto de situaciones que estaban suscitando de manera tan ridícula desde que Onodera se había ido a trabajar a literatura. Y aunque por más que estudiaba el hecho más imposible y ridículo se le hacía, más se le confirmaba la posibilidad de que tal vez el destino era más caprichoso que él, que su destino realmente no estaba con Onodera, que el inmenso amor que sentía por el tal vez no era suficiente para que permaneciera a su lado; se forzaba a creer que Onodera podía llegar a ser ese tímido chico de secundaria que se sonrojaba con cada una de sus acciones y le costaba articular palabra alguna…. Sí que chico tan diferente al hombre que era en ese momento… no era el mejor para adaptarse a los cambios pero el cambio del castaño era algo que el simplemente jamás podía aceptar.

Detrás de él, Misaki tenía la cabeza en otro planeta, recapitulando toda aquella mañana hasta las palabras en el ascensor, con Isaka…

Así ambos tomaron el ascensor en silencio, descendiendo cuatro pisos y llegando al departamento de Esmeralddda, cada en uno sus cosas, con su cabeza revuelta. Takano cruzo por entre los puestos de sus subordinados y simplemente se dejó caer en la silla cansado. Entreabrió los ojos fijando su atención en algo, cuando se dio cuenta de algo que no había notado antes, habían cajas, cajas medianas sobre cada escritorio de color crema.

—¿Qué es esto?—pregunto confundido.

—Yo las traje—respondió Misaki, encarando a su jefe no muy animado a decir verdad.—a Usagi le mandan muchas tartas de frutilla y pues como no las come… las traje.

Se quedó mirando las tartas de frutilla durante tres segundos terminando por desviar su mirada a Misaki. ¿Por qué tener que soportar eso solo? ¿Por qué no darle a ese escritor de quinta la pelea que estaba pidiendo a gritos? Total en sus manos frente a él tenía el arma perfecta, el pequeño Misaki.

—Tú— señalo a Misaki. —vienes conmigo, tenemos que hablar.

Misaki tembló ante esa idea de "hablar" con su queridísimo y siempre amable jefe, viéndole pasar a su lado para salir del departamento de Esmeraldd, no sin antes en el camino quitar la caja de tarta de frutilla de la mano de Kisa, siguiendo su camino a la salida.

Misaki tembló ¿Takano quería hablar con él? ¿De qué? Era su jefe, sí, pero ¿qué carajos podía pasar allí que tendría que ser de su incumbencia?. Desde que Takano había llegado se comportaba deprimido, luego enfurecido y ahora… bueno ahora estaba extraño, inleible, más de lo normal claro.

—¿vienes o no?—le reto Takano desde la entrada del departamento de Esmeraldd, no teniendo más opción que seguirle, con el corazón latiéndole fuerte y su mente llena de incertidumbres.

Sin mediar palabra más, Takano guio al universitario a la cafetería del edificio. Misaki buscaba en sus pensamientos la recreación más favorable de esa situación para preguntar qué era lo que Takano quería decirle o en que buscaba, hasta que al fin llegaron a una de las mesas de la cafetería.

Con un gesto de su mano, Takano le ordeno a Misaki que se sentara, con el pelinegro sentándose también y pronto se le quedo mirando.

—¿Qué… que pasa?—pregunto intimidado Misaki, nervioso.

—quieres un jugo? Comamos esto con algo que baje el empalago—sugirió Takano, colocándose de pie y acercándose a la máquina expendedora.

—Takano san, no, no entiendo que es lo que busca usted de mí.

Dejando los jugos sobre la mesa, el jefe de editores de Esmerald se sentó frente a él en silencio, no tardando nada en clavar sus ojos en Misaki, logrando que su cara comenzara a ponerse rojo, nervioso, en tensión, casi que se sentía temblar.

—es obvio para ti que Onodera y yo tenemos algo y que…—se detuvo un momento, colocándole suspenso a lo que pensaba decir, dándose tiempo para pensar un segundo en cómo expresarlo mejor.—y me molesta mucho los acercamientos y confianzas que Akihiko Usami tiene para con él.

—¿ah?

Fue lo único que pudo salir de la boca del universitario frente al asombro que le dieron esas palabras.

—¿No estabas enterado?—pregunto, suspirando luego.

—yo… no… porque, es su editor después de todo, acabara cuando Aikawa vuelva.

—¿seguro?

—Si…—respondió en apenas un susurro aunque si Takano quería la verdad, no Misaki no se sentía seguro de nada.

—ya escuchaste a Isaka, tal vez Aikawa no vuelva.

—¿usted cree que todo lo que pueda decir Isaka es enserio?—pregunto el universitario ahora con más confianza. En algún momento de todas esas palabras le gustaba pensar que era solo un comentario para molestarle, después de todo para él no era un secreto que no le caía bien a Isaka y que gozaba de la vida molestándole cada vez que tenía oportunidad; pero…. Si era así ¿Por qué inmiscuir a Takano y Onodera en todo ello? Era un poco contraproducente si lo miraba desde otra perspectiva. Sacudió la cabeza levemente con un gran enredo. Eran los momentos en los que realmente no sabía que pensar, siempre que intentaba pensar algo positivo aparecía algo que le volteaba toda aquella historia que quería creer.

—yo me guio por los hechos…—respondió Takano serio.—además Akihiko Usami da para pensar malas cosas.

—no lo entiendo.—rezongo en apenas un chillido.

—No me salgas con eso—murmuro en un gruñido sin poder creer que el universitario fuera tan ciego. –la lista es larga, no más comencemos por el encuentro de esta mañana.

—bueno, Su editor tampoco parecía muy buena persona con usted en ese momento. ¿Es una relación tirante?—pregunto Misaki a la defensiva, y no quería, no quería recordar toda esa escena esos gestos esas miradas.

—sí, tengo problemas con Onodera. Pero es imposible que solo notaras eso o ¿prefieres ignorarlo?

Misaki se quedó en silencio bajo la insistente mirada de los ojos de su jefe, uno bastante inquisidor.

—además de eso, las visitas al departamento de Onodera.

—Es su trabajo editar a Usami…—defendió Misaki.

—¿ah sí?... –preguntó Takano.—¿por lo que se Aikawa era la que lo perseguía, de cuando el tan colaborador?

—¿se conocen de antes no? Ya saben cómo trabajar juntos.

—los desayunos y los almuerzos juntos, los gestos, las miradas. No me vengas con que no lo habías notado porque me parece imposible.

—bueno si, lo he notado, pero ¿Qué puedo hacer? ¿Qué solución me propone?

—eso es algo que tenemos que pensar entre los dos.

***

Cogió el café con emoción, le hacía falta cafeína a su sistema en la mañana. Isaka tomo los sobres de Azúcar vertiéndolos en el vaso, volviéndose a la salida para retirarse de la cafetería, pero sus ojos se encontraron con algo interesante al fondo de aquel recinto. A Misaki y a Takano juntos.

<<Valla, valla, valla… el pequeño Misaki y su jefe>> pensó, dándole un sorbo a su café. <<interesante… muy interesante>>

***

Las puertas electrónicas de Editoriales Murukawa se abrieron dejando pasar a Onodera. Su caminar desgarbado y su cara de cansancio eran evidentes a cientos de Kilómetros, mientras el recapitulaba todo lo que tenía que hacer, todos los eventos que había que organizar y a quien carajos engañaba estaba pensando en Takano, en la noche anterior.

Se llevó la mano a la cara desesperado, que había hecho ¿cómo había terminado con ese loco de su jefe otra vez en la cama, además de su extraña actitud, la pelea en la mañana frente a Usami. Y las palabras de Usami claro, como olvidar toda aquella conversación, quería darse de golpes contra las paredes. Misaki y Takano, Misaki y Takano, estaba destrozando su cabeza ¿Qué iba a hacer para mantener a raya a Takano como lo prometió si él tenía su propio problema personal con el pelinegro en cuestión? Y lo peor, que Usami le parecía tan fácil dar con su más oculto sentimiento, como odiaba las charlas constructivas, de esas que destrozan la idea de la persona que crees que estas mostrando a los demás…. Si para Usami era evidente de lo que se moría por Takano, para el pelinegro debía ser algo firmado, pero ¿y su rollo con Misaki? Se iba a volver loco, no podía pensar tantas cosas al mismo tiempo.

—Onodera—el llamado a su lado le hizo detenerse y volver a mirar, reponiéndose y tomando un porte más presentable, viendo acercarse de un corredor paralelo a Isaka y una gran sonrisa.. —¿te sientes bien? Estas un poco pálido.

—sí, Isaka san, no se preocupe solo estoy un poco cansado.

—bueno, aun así un café le caería bien a esa cara.

—si, gracias Isaka san.

—oye, sabes creo que a Misaki le esta yendo mejor con Takano de lo que pensaba, ¿lo has notado?

—¿Eh?—fue el único sonido que el ojiverde pudo sacar de su garganta al escuchar esa palabras ¿de qué carajos estaba hablando Isaka?

—pues eso que te estoy diciendo, hace un rato baje a la cafetería y estaban allí comiendo algo los dos juntos. Un extraño comportamiento para Takano que a veces es tan asocial y más con sus subordinados.—respondió con una sonrisa tranquila, de pura inocencia.

—no sabría que decirle a eso.—respondió el castaño serio, él también estaba comenzado a preguntarse que estaba planeando Takano con ese acercamiento tan extraño y todo gracias a las palabras de Usami.

—bueno, no importa, a veces Takano es un poco loco. Más bien ven conmigo—le insisto Isaka.—necesitamos hablar y que mejor hacerlo con una taza de café humeante…

Sin chistar Onodera siguió a su jefe hasta la cafetería, aunque si este había estado hablando el sinceramente había dejado de escucharle, sus ojos estaban fijos en el piso, y solo caminaba por inercia despabilando su cabeza cada segundo para evitar que Isaka se le perdiera de vista, pero al entrar a la cafetería y caminar unos cuantos pasos, su mirada tropezó con la súper noticia que Isaka le había dado, Misaki y Takano desayunando juntos, a su lado, ambos mirándolo fijamente.

<> pensó Onodera.

La cara de enojo plasmada en la cara de Takano, sus penetrantes ojos rojizos, su semblante de pocos amigos… si, el pelinegro estaba aún molesto por lo que había pasado esa mañana. Los ojos verdes de Onodera se desviaron a Misaki, su rostro no era más apacible que el de Takano aunque era más confuso, se podía leer algo de sorpresa, tal vez los había encontrado infraganti en algo que él no había notado, pero el enojo que le daba a entender su ceño fruncido le desmontaba esa idea ¿el enojado no debería ser él? Después de todo al que le están viendo la cara de idiota.

Mientras Isaka observaba a los tres personajes frente a él, sin querer intervenir. Takano se veía molesto, aún más molesto de lo que estaba el mismo Misaki, y Onodera tenía una cara de tragedia que casi parecía que los otros lo enjuiciaran con solo mirarlo. Sus ojos lilas se desviaron a la mesa y vio un objetivo más provocativo.

—¡Tarta!—canto acercándose para robarse una tajada, amaba el dulce, pero más que eso, quería acabar con el silencio incómodo y las miradas inquisidoras. Sonrió, era el momento de romper con el mutismo estático de esos tres.

— bueno ya, no me lo miren tanto.—regaño divertido, logrando con ello que los tres hombres se volvieran a mirarlo recordando su existencia.— ya que están tan interesados en Onodera...les cuento las noticias nuevas—anuncio dándole una mordida a la tarta.— por ahí supe que posiblemente Aikawa se retire de la empresa... así que…—Isaka fijo sus ojos Lilas en el castaño mayor.— Onodera... estas haciendo tan bien el trabajo que se está estudiando la idea de que te quedes de planta con Usami! —Sonrió con emoción volviéndose a Takano mirándole fijamente— ¿no es genial?

El silencio en ese momento fue perpetuo, los ojos de Misaki y de Takano se regresaron de Isaka a Onodera, aún más molestos, incluso Takano entrecerró los ojos con una mirada asesina tal que parecía advertirle si tomaba esa oferta iba a matarlos a los dos, una mirada no muy diferente a la de Misaki que se le veía bastante tenso.

Con solo un gruñido de desesperación y sin importarle la presencia de Isaka, Onodera dio media vuelta y salió de allí sin decir una sola palabra, porque no podía soportar que lo miraran como si lo culparan de algo grave, él no había hecho nada malo para que lo miraran así, entendía el enojo de Takano, su relación tirante era algo que se le estaba saliendo de las manos, pero ¿y Misaki? ¿Por qué el pequeño universitario estaba en esa posición con el sí apenas se conocían? ¿Qué era lo malo que estaba haciendo? Solo estaba cumpliéndose al fin su sueño ¿eso en que afectaba? ¿En qué? ¿Además quiénes eran los traidores? ¿Quiénes eran los que andaban en cosas raras? No sabía que pensar no sabía qué hacer, estaba perdido y solo quería estar solo pensar, solo estaba alejándose para aclarar ese manojo de cosas que era su cabeza, adicionándose más cosas, más cosas y más cosas pero no resolviéndose nada.

Misaki y Takano se volvieron a mirar a Isaka que seguía con la cuchara en la boca mirando como el castaño mayor huía así, no tardando en notar que las miradas inquisidoras habían abandonado a Onodera Ritsu para fijarse en él.

—no me miren así, ustedes son los que la están arruinando no yo—se defendió alejándose de Takano y Misaki como si todo ese problema no fuera con él, pero bastante complacido con el resultado.

 

***(Continuara)***

 

 

Notas finales:

espero que les guste, espero poder volver a actualizar pronto


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