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Amor editado o ¿inédito? por senyu

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Seguía debajo de la ducha, pensando. Estaba aún atascado con las palabras de Usami y ese “accidente” suyo con Onodera.


--¿porque estoy así?—se preguntó molesto mientras el agua corría por su cuerpo desnudo, ni siquiera calculando la hora, sin importarle si llegaría tarde al trabajo y la posible ira de Takano, nada en ese mismo instante le importaba.


--seguro que si le gusta…es un tipo estudiado, hace parte de su mundo literario, es mayor y más maduro y muy independiente, seguro eso es lo que le gusta de él…--pensó echando su cabello para atrás, cerrando las llaves del agua, para terminar saliendo de la ducha y mirándose al espejo.


--¿pero y si es verdad? ¿Tal vez estoy viendo algo que no existe? Que estoy más bien contaminado con los celos no solo de Takano sino también del mismo Usagi, porque él tampoco lo hace mal, parecen hermanos.


Suspiro abatido estirando su cuello, ¿Cómo podría soportarlo? Entrar a Murukawa a seguir en la mitad de esa disputa de Usagi queriendo protegerlo de una inexistente relación con Takano y esté intentando destruir a Usagi porque según él su propósito es quitarle a Onodera, para seguir con su retorcida relación con el editor.


Se vistió, encaminándose a la puerta, a pesar de que debía desayunar, en ese preciso instante no tenía nada de hambre. solo quería irse al trabajar y dispersar su mente un rato de ese estúpido tema que lo tenía tenso que parecía prometerle quitarle todo aquello a lo que se había acostumbrado, a ese hombre al que se había apegado.


Tomo su mochila en el aparador de la puerta y abrió esta dispuesto ya a irse a trabajar, encontrándose entonces con Onodera en está a punto de tocar el timbre.


Ambos se quedaron mirando fijamente por unos pocos instantes que parecieron ser horas, con sus rostros pintados de sorpresa que progresivamente pasaba el tiempo se iba convirtiendo en repelencia y algo de rabia.


--Onodera. —saludo despectivo Misakí, mirando al mayor fijamente evidenciando en su mirada el fastidio que sentía el verlo.


--Takahashi. —Saludo de la misma manera Onodera exteriorizando aún más ira que el menor. —pensé que ya estaría usted en Murukawa.


--si, seguro eso desearía usted…--gruño el menor por lo bajo, pasando el comentario desapercibido por el editor.


--¿disculpe dijo algo?—cuestiono el mayor entrecerrando los ojos.


—nada relevante para usted lo más seguro. –respondió molesto. — ¿qué hace aquí?


--vine a ver a Usami Sensei. —respondió cortante.


--¿cómo para que sería?—pregunto el universitario sintiendo que su sangre ardía.


--para cuestiones laborales.


--pensé que ya habían mirado todo lo laboral, ayer durante su noche de copas. —acuso el universitario fastidiado, cruzado de brazos sin desviar la mirada por un segundo. —pero lo siento que haya tenido que perder su venida hasta acá, Usami no está.


Onodera se fastidio aún más con esas palabras, como si Takano no fuera suficiente problema en ese momento, tenía a ese pendejito jodiendole la existencia ¿Qué carajos hacia mal? ¿Había sido una mala persona en su vida pasada? ¿Qué estaba pagando? Para tener que aguantar esa mierda de existencia, sentirse acusado siempre, todos pendientes de todo lo que hacía, tenía que haber hecho algo muy grave.


--bien, supongo que podrá buscarme en Murukawa luego… gracias. —dijo sin querer darle más vueltas en el asunto, aunque muy en el fondo sentía que el pequeño castaño estaba mintiéndole.


Así sin más el mayor se encamino al ascensor. Misaki quiso esperar a que estuviera lo suficientemente lejos, para no tener que seguir esa situación tan incómoda, pero ante la idea de ver la hora y darse cuenta que ya iba media hora tarde, no tuvo más que hacer que seguir al otro al ascensor y tener que seguirle el resto del camino.


<<!oh genial! tendré que aguantarme a este resbaloso todo el camino>> pensó Onodera al percatarse que el castaño tomaba el ascensor junto a él.


<<No hay nada peor que lidiar con desesperadas cuando menos se está de humor>> pensó por su lado Misaki, sin lograr relajarse, cambiar su expresión o hacer menos notorio su inconformismo.


Salieron del edificio y se encaminaron a Murukawa, Misaki detrás de Onodera.


Onodera podía sentir los ojos verdes de Misaki sobre su espalda, acusador, como si vigilara cualquier cosa, cada paso que diera, un posible error que pudiera costarle algo muy grande, no sabía qué pero grande. Se sentía frustrado, irritado, todos los días era lo mismo, siempre lidiar con Takano, con ese trabajo con todo, pero darse cuenta que su vida se estaba saliendo de control, que lo que deseaba repercutía a hacer casi un cambio más grande un sacrificio que él no podía dar y las preguntas sobre que debía hacer lo dejaban en blanco sin saber que responderse.


Sentía que el camino se le hacía largo, la presión en su espalda más pesada, sus ganas de llegar a Murukawa iban disolviéndose rápidamente, con la idea de echarse a correr a cualquier lado para no tener que llegar allí, las ganas de detenerse se estaban apoderando de él, deteniéndose progresivamente, haciendo su andar cada vez más lento.


<<hay estará Takano…>> pensó inhalando aire profundamente conteniéndolo atemorizado. La mano aun le dolía de la cachetada que le había dado. Todas aquellas cosas que había pensado decirle, no las dijo, no le dijo ni un tercio de lo que había pensado y aparte casi había terminado aceptando que sentía cosas por él, aclarando que eran confusas, pero que las sentía, le había regalado en cierta manera esperanzas y al final se las había destrozado.


Al final se detuvo, dándose media vuelta hacia el lado contrario, no quería llegar, no quería ir a enfrentar el tremendo error que había cometido.


Misaki se detuvo rápidamente sin entender por qué había hecho eso el otro, ¿que acaso iba a hacerle algo? ¿Hablarle? ¿Hacer algún tipo de alusión a lo que estaba pasando?


Pero cualquier cuestionamiento se vio opacado con un auto deportivo rojo que se detuvo a un lado de ellos en la calle. Los ojos esmeraldas de ambos se quedaron pendientes del que bajaba del auto, era Usagi. Onodera seguía con la cabeza en blanco, mientras Misaki sintió frustración, esperaba que se volvieran a ver, era algo imposible de evitar, pero esperaba que Onodera y él se vieran más tarde que temprano.


--Onodera. —saludo Usami, poniéndose a un lado de Misaki, no estaba concentrado en si el chico seguía molesto con él o no, solamente paso su brazo por los hombros del universitario pegándolo a su cuerpo tan posesivo como siempre.


--Usami Sensei, buenos días. —saludo el editor, con desanimo en su voz, un desanimo que no paso desapercibido ni para el universitario, ni para Usami, aunque el único que se animó a preguntar que le pasaba era el escritor.


--¿está usted bien?


--eso no importa mucho sabe…--respondió el castaño mayor en un suspiro, intentando dejar todo aquello que lo atormentaba a un lado para concentrarse en Usami.—pase por su apartamento como quedamos, pero me dijeron que no se encontraba, y como no sabía cuánto tardaría, pensé que era mejor no esperar.


Frente aquellas palabras de Onodera, el escritor desvió su mirada al universitario que desvió la mirada a otro lado como si las cosas no lo involucraran de ninguna manera.


--algunos problemas familiares. —afirmo el peliplata teniendo que inventar esa excusa, entrecerrando los ojos sin poder entender que carajos estaba pasando por la cabeza de Misaki al negarle frente a Onodera. —no pude avisarle, lamento que tuviera que perder el viaje hasta acá.


--no importa. —Afirmo el editor en un suspiro. —la verdad mis ganas de llegar a Murukawa ahora son nulas.


--¿con respecto a lo que paso ayer?—cuestiono El peliplata, con una doble intensión, no solamente averiguar si había pasado algo más entre Takano y Onodera, sino también para que el editor aceptara que todo ese día había sido un mal entendido y que Misaki lo escuchara.


--esos sucesos fueron una estupidez, un accidente, no más que eso.


--y déjeme pensar que el imbécil ese no lo ha entendido ¿no?—cuestiono con cierta rabia en su voz. — ¿ya probo dibujándoselo? Seguro eso funcionaria.—afirmo con sarcasmo.


<<Si supiera…>> pensó Onodera. —la verdad no lo hablamos y prefiero que piense lo que quiera. Él y yo no vamos para más y creo que es mejor así. No soy capaz con los conflictos, me considero muy tranquilo para que me arrebaten eso también.


--¿le arrebaten eso también?—cuestiono el escritor interesado.


--créame mejor cambiemos de tema, no me gusta mezclar lo personal con el trabajo.


<<Mentiroso>> pensó Misaki, aunque no quiso hacer ni un gesto.


--a mi si…--respondió Usami serio, logrando con ello que Misaki lo mirara molesto. —tengo cosas de que escribir, mas realismo, si me entiende.


--con menos razón se lo diría. —sonrió desanimado Onodera. —no quiero que mis problemas terminen estampados en un libro. Sería el asma reír del mundo.


--creo que magnifica un poco las cosas ¿no cree?


--¿por qué lo dice?


--tal vez la solución esta hay y usted no la ha visto.


--pues tendrá que golpearme rápido a ver si la veo. —intento bromear, aunque ni eso lo animo.


--déjeme los llevare a Murukawa, de igual modo quiero mostrarle el nuevo material y tengo que hablar con Isaka. —propuso Usami, Guiando sin que este quisiera a Misaki a la puerta del copiloto del auto, abriéndosela tan caballeroso como siempre.


Molesto el universitario abordo no viendo posibilidad de negarse, aunque Onodera se había quedado por su parte parado en la cera sin saber si quería abordar el auto.


Usami se le quedo mirando desde la puerta del piloto, esperando que al menos el editor se moviera, pero este seguía hay parado, indeciso.


--Onodera. —le llamo intentando que reaccionara. —créame que si sigue así, sus problemas no se van a resolver.


--lo se…--respondió rápidamente, mirando hacia el otro lado de la cera.--pero es que no quiero…


--hágame caso, es mejor así. Con algo de trabajo podrá dispersarse un poco y pensara con más claridad.


Se quedó unos segundos más hay de pie, terminando por suspirar y aceptar que así quisiera seguir con la idea de correr y perderse del mundo, Usami tenía razón, tarde o temprano lo encontrarían y tendría que volver a enfrentarlos. Así que sin más se acercó al auto abordando en completo silencio.


***


Salió de Murukawa, estaba solo, y con la cabeza hecha un desastre. Esa conversación con Onodera esa noche le había quitado todo, el ánimo, el sueño, las esperanzas, todo.


Pensar en esperar a que apareciera e intentar hablar con él, era lo único que rondaba la cabeza de Takano, pero cuando se detenía a intentar imaginar cómo sería la escena, que le diría siempre conseguía el mismo resultado, el sin saber que decir más que el hecho de que lo necesitaba y Onodera diciéndole que ya no podía más con eso, que le estaba quitando todo, terminando con una catastrófica pelea que terminaría de arruinar su mundo.


El pensar en que volvería al mismo agujero donde había estado durante casi diez años lo asusto y más tener que regresar con el rabo entre las patas donde Yokozawa y admitir que tenía razón.


Suspiro abatido, fijando sus ojos en la calle y viendo llegar ese escandaloso auto deportivo rojo con ese escritorcito de quinta, a su editor Misaki y a Onodera.


La sangre le ardió, volviendo a recordar toda la escena que había gatillado la conversación con Onodera y sus palabras pero no dijo absolutamente nada. Los tres personajes bajaron del auto, con Onodera quedando frente a frente con Takano.


<< ¿Así o más de malas?>> pensó Onodera endureciendo su mirada.


--buenos días. —saludo Takano casi en un susurro.


--buenos días. -- Respondió Onodera en un suspiro.


Ambos se habían quedado hay sin más movimiento, sin un Onodera intentando escapar y sin un Takano que pareciera evitarlo, Misaki y Usagi se quedaron mirando la escena creándose sus propias preguntas y conjeturas.


--Onodera. —llamo Usami decidido a acabar con una situación que evidentemente era negativa e incómoda para ambos personajes frente a él. — ¿me permite?


Los ojos de Takano y de Onodera se fijaron en Usami, quien analizo la mirada de cada uno de ellos, la de Onodera y esa misma mirada de depresión absoluta que intentaba ser camuflada en una seriedad poco convincente. La mirada de Takano, que apenas si reflejaba enojo, parecía que sus ánimos de pelear estaban totalmente extinguidos, estaba más manso que un cordero una actitud para nada habitual y por ultimo miro a Misaki con una expresión de confusión en su rostro como si esperara que el mismo le explicara que pasaba.


No habían necesitado más, con las palabras de Usami, Takano siguió su camino a la cafetería, un café más para intentar hacer su trabajo y que obviamente no serviría de mucho, porque de trabajo realmente no quería saber nada.


Onodera se encamino a la puerta de Murukawa seguido de Usami quien se detuvo un segundo a mirar a Misaki, esperando ver si entraría o se iría con el idiota ese.


--¿qué?—cuestiono Misaki incómodo.


--nada. —respondió el escritor sin percatarse que Onodera se había quedado en la puerta mirándolos.


--entonces ¿qué esperas?—cuestiono nuevamente el universitario molesto.


--¿vas a seguir en esa tónica?


--yo no estoy en ninguna tónica.


--no haces un buen trabajo disimulándolo. —Aprecio el escritor cruzándose de brazos. —deja de imaginar lo que no existe.


--no estoy imaginando nada. —negó de inmediato desviando su mirada ofendido.


--pero sigues molesto.


--no lo estoy.


--que si lo estas.


--que no.


--Misaki, basta, por favor. —regaño comenzando a enojarse.


Onodera suspiro, hasta ese punto habían llegado las cosas. No solamente Takano y él se estaban destruyendo mutuamente, sino que se estaban llevando a Misaki y a Usami con ellos, ¿eso era justo? ¿Conseguir lo que quería merecía todo eso? Estaba perdiéndolo todo, lastimando a todos y simplemente no era justo para nadie.


Pronto los ojos de Misaki se posicionaron justo sobre y le vio desviar la mirada aún más molesto logrando que se desgonzara de hombros como si una carga más grande estuviera sobre él.


--Sensei, es mejor que deje esto así. Seguro podrán hablar más tranquilos cuando los ánimos estén más bajos. —sugirió aunque lo que realmente quería el castaño mayor era terminar esa reunión con el escritor para poder irse de Murukawa temprano con cualquier estúpida excusa y pensar mejor.


El escritor le miro serio, con ganas de ignorarlo y seguir esa conversación, pero no había tardado nada en convencerse de que esa escena en ese mismo instante era innecesaria, tomando la sugerencia de Onodera y seguir con lo que tenía pensado hacer.


Por su parte Misaki sintió alivio porque al fin ese idiota le ayudaba en algo parte de su trabajo, y por otro lado sintió rabia de ver como la camarería de ese par era tan amplia, se entendían, y se atrevían a opinar en la vida del otro, pero a la vez se sentía un imbécil, porque a pesar de creer que existía algo, muchas señas físicas y la actitud de ambos le decía todo lo contrario, la conversación cordial, casi hablando despectivamente. Nuevamente la idea de que estaba pensado cosas que no existían y que estaba contaminado de todo eso que estaba pasando volvió a asaltar su cabeza, Pero se quedó callado viéndolos perderse por esa puerta y dejándolo allí parado sin saber qué hacer. Ir a su puesto de trabajo o ir con Takano para indagar que pasaba, pero y si lo hacía ¿con que derecho iba a indagar? No podía llegar de la nada donde su jefe a preguntarle que pasaba a pesar de que sentía que tenía derecho total a hacerlo, estaba tan involucrado en eso como Onodera o Usami, pero él no era capaz de ir a preguntarle.


Suspiro, caminando a la entrada de Murukawa, tal vez no estaba en el mejor momento para molestar a nadie, necesitaría pensar un poco, antes de dejar su actitud de ofensiva para entrar a la defensiva, quería explicaciones varias y para ello tenía que crearse su propia versión de todo e intentar corroborarla.


***


Se estiro en su escritorio, terminando por recostarse sobre este, mas deprimido de lo que jamás se había sentido, la reunión con Usami había terminado hacia unos minutos, y se había esmerado mucho en intentar subirle el ánimo y evitar que siguiera pensando en cualquier incidente que hubiera pasado con Takano, pero de igual modo también había intentado sacarle el suceso aunque el claro no había querido hablar del asunto.


Miro levemente a su alrededor, la tonelada de trabajo que había, todas aquellas cosas que tenía que hacer, el teléfono a su lado no dejaba de sonar y el con el mínimo de concentración. Desvió su mirada de los papeles al resto de sus compañeros más cercanos, a los que podía ver reunidos hablando riendo como si la vida fuera lo mejor del mundo; ¿Por qué él no podía ser igual?


Prontamente noto la presencia de alguien a su  lado, viendo las piernas vestidas de pantalón pana azul grisáceo y gruño, hay seguro estaba Takano buscando llamar su atención y el sin ganas de darle la más mínima oportunidad de hablar.


Se levantó desanimado volviéndose entonces a mirar al que él pensaba era Takano encontrándose entonces con el rostro molesto de Yokozawa mirándolo altivo y retador.


<<me jode, enserio me jode, ya quiere destruir más mi existencia y yo sin humor>> pensó enderezándose en su puesto a la espera de las primeras palabras de Yokozawa.


--tú me debes una explicación. —le recrimino molesto el as de ventas.


--no lo siento, yo no te debo nada. —se negó cogiendo uno de sus papeles comenzando a mirarlo. —sino es de trabajo, lárgate de aquí.


--¿quieres hablar de trabajo? Genial, porque si es así, no es culpa del departamento que te hayas largado de parranda y estés con resaca, tienes bastante que hacer, para que andes durmiendo en el trabajo.


--no estoy durmiendo.


--a mí me pareció todo lo contrario.


El silencio reino entre ellos, con Onodera intentando ignorar al hombre a su lado, pero este no estaba dispuesto a irse de allí sin decir unas cuantas cosas y menos sin volver a inquirir en lo que había pasado esa noche.


--dime que carajos fue lo que paso anoche o te prometo que te destruiré—le amenazo sintiéndose sin paciencia para soportar a ese imbécil. Yokozawa cada vez que veía a Onodera sentía que le ardía la sangre, siempre que lo veía cerca de Takano solo quería romperle hasta el último hueso, hacía que emanaran todos esos recuerdos de Takano semidestruido sin poder olvidarlo, recordar esos días en los que el pelinegro no era capaz de salir a clases porque simplemente la vida le daba igual, que nada de sus esfuerzos realmente valiera la pena.


--un mal entendido. —respondió Onodera sintiendo que era lo único que tenía que responder a ello.


Yokozawa inspiro molesto, habían cosas que era mejor hacerlas uno mismo, eso era seguro, ver a ese imbécil salir a delante a base de engaños y de destruir nuevamente a Takano, no era justo, nada de eso era justo y simplemente decidió tomar eso más enserio.


Tomo al castaño editor de la mano halando con él a un lugar donde lo que le dijera no pudiera ser escuchado por alguien entrometido que pudiera detener o desmentir sus palabras.


--¿a donde me llevas?—cuestiono Onodera intentando oponer resistencia. El azabache le guio a tirones a un corredor solitario y lo empujo contra la pared bloqueándole allí para que no pudiera escapar y entonces hablo.


--me tienes hasta la coronilla—afirmo entre dientes mirando al menor amenazante, con su rostro muy cerca al suyo, mirándole directamente a los ojos, su mirada expresaba todo su inconformismo y su ira.—¿por qué no le haces un favor al universo y te largas de aquí?


--¿perdón?—pregunto Onodera impactado.


--lo que escuchaste, ¿qué te motiva a estar aquí? ¿Seguir destruyendo a Takano?—cuestiono airado. —no te es suficiente haber sido su sombra durante diez años.


--no puedes hablar de algo que no entiendes. —intento objetar el castaño, logrando solo con eso que el azabache le tapara la boca para no tener que escuchar sus excusas patéticas ni que interrumpiera lo que pensaba decirle.


--entiende esto, remedo de editor. Eres un oportunista, eres como un cáncer, destruyendo absolutamente todo lo que está a tu alrededor, y querer llevarte a Takano contigo. Eres la desgracia más grande para él, la vergüenza más profunda para todos los editores, no eres ni el cinco por ciento de bueno a la mitad de los editores que trabajan aquí, solo estas aquí por tu apellido, solo tienes a Usami de autor porque siente lastima de ti, no eres nadie, no sirves de nada, eres un ventajoso que lo único que consigue es destruir a los demás para quedarte con el objetivo que fragua tus maléficos y banales fines, disfrazando todo eso tras esa carita de mosquita muerta, queriéndose hacer pasar como una persona inocente, sufriente de un destino que no le corresponde. ¡Noticias idiota, eres basura, todo lo que te pasa es porque te lo mereces, deberías largarte de aquí, aceptar la desgracia que eres, dejar de matar todo con tu sola presencia, y aceptar de una vez que en todos los sentidos de la expresión, eres el peor ser humano que la humanidad tuvo la desgracia de engendrar!


Yokozawa se alejó del castaño dejándolo allí con una expresión de total impotencia, y se le quedo mirando esperando que el chico dijera alguna palabra que pudiera desmentir lo que decía, pero seguía allí inerte como si su mente hubiera abandonado su cuerpo y sintió satisfacción, sintió que al fin se había descargado, le había dicho todo lo que quería decirle, no como lo había pensado alguna vez, pero si de una manera lo suficientemente resumida, directa y mortal como para que calara y se fuera se alejara y dejara de matar a Takano. Todo eso era por Takano no lo hacía por nadie más.


 


--suicídate, así podrías acabar con tu propio sufrimiento y con el del mundo al intentar lidiar contigo. —le dijo en una broma sátira para solo retirarse y dejarlo sufrir solo, con la verdad del mundo dicha al fin.


Onodera se quedó hay pasmado, ni siquiera había escuchado las últimas palabras que Yokozawa había dicho y tal vez para él era mejor, porque las que si escucho entraron en lo más profundo de su ser.


Él nunca se había considerado el ser un oportunista, ni tampoco nunca había querido aprovecharse de nadie, siempre había querido conseguir todo por sus propios medios, pero si, era verdad… todo lo que Yokozawa había dicho era cierto, el solo se había valido de muchas cosas para llegar a donde estaba, aun sin haberse dado cuenta realmente, había estado viviendo de un apellido glamuroso y de la lastima, era basura.


<<Tengo que salir de aquí>> fue lo único que paso por su cabeza, y aun sin concretar nada, sus piernas se movieron solas, instándole a correr tan rápido como pudiera, sin siquiera buscar el ascensor. Corrió escalones abajo por las escaleras de emergencia tan cerca a cada paso de la ansiada salida.


No tomo nada, ni su computadora, nada solo salió corriendo, sin saber siquiera a donde ir y la verdad a esas alturas no le importaba, ya no importaba.


***


Tiro la colilla de cigarrillo al piso no tardando en pisarla; esa expresión de total tristeza de su editor seguía rondándole la cabeza y pensar de que había hecho de todo y más para poder animarle, incluso intentar saber lo que había pasado, las negativas y demás será lo único que se había hecho presente.


--¿qué es lo que está pasando aquí?  ¿En qué momento se complicaron las cosas?—se preguntó, avanzando a su auto pensando, sintiendo como una sombra pasaba por su lado a toda carrera sin evitar ganarse toda su atención.


Casi por reflejo, sujeto el brazo del castaño, no le había tomado ni tres segundos reconocerle y detenerle para lograr que le mirara.


Se quedaron allí de pie, mirándose, podía ver las lágrimas en sus ojos y sintió que todo a su alrededor se detuvo. No hacia una hora lo había dejado no en el mejor estado, pero si al menos algo decente ¿qué había pasado en esa hora que lo tenía tan fuera de sí?, no era su problema, pero su relación laboral lo obligaba a saber, ¿no? Total si su editor no estaba bien, su trabajo no funcionaria, ¿verdad? Tenía que ayudarlo ¿cierto?


--¿que le pasa?—cuestiono sorprendido y preocupado.


--dejeme Sensei, por favor—pidió suplicante en apenas un gruñido.


--¿así como esta? No, lo siento, no puedo.


--esto no tiene que ver con usted.


--es mi editor, ¿no?—cuestiono exteriorizando su preocupación. —es mi problema solo por eso.


--Usami Sensei por favor.


--no hablaremos aquí, es mejor hablar en otro lado. —afirmo el peliplata comenzando a jalar al menor con él, obligándole entonces subir al auto. —perdóneme, pero esto es importante y tiene que hablarlo con alguien.


--pero, Usami sensei yo solo quiero estar solo.


Ignorando por completo las quejas del castaño, Usami abordo y arranco el auto con la sola idea de alejar al castaño de Murukawa, en su cabeza solo rondaba la idea de una pelea con el estúpido editor de dibujitos, y que había sido lo suficientemente importante como para hacerle llorar.


Por su parte Onodera veía los edificios pasar, mientras estaba hay sentado en total mutismo, con las lágrimas aun recurriendo su rostro y las palabras de Yokozawa torturándole.


--Usami Sensei, dejeme bajar—pidió pero el peliplata negó con la cabeza tajantemente.


--no es prudente que este solo ahora, dejen ayudarle.


--no Usami, déjeme bajar ahora ¿no entiende que esto solo lo puedo solucionar yo? Quiero estar solo.


--no, entiéndalo usted, no debe estar solo. No cuando existimos personas que podemos ayudarlo.


--usted no sabe nada mí, Usami. Lo respeto y a su trabajo, pero mi vida privada es privada.


--dejo de ser privada cuando me involucraron en ella. —alego el peliplata molesto.


--pues no lo quiero más involucrado. Detenga el auto—exigió molesto. —deténgalo ahora.


Usami no tuvo más opción que detenerse, más porque el castaño se lo exigiera, fue más por el hecho de que el semáforo que se asomó salvajemente en ese momento le impidió continuar su camino. Onodera aprovecho ese momento, para quitarse el cinturón de seguridad y mirar al escritor.


--agradezco que se preocupe por mí, pero es algo que debo resolver solo…


Con esas palabras el Castaño bajo del auto, corriendo por la calle solo para perderse de la vista del escritor.


***


Isaka bajo de su auto contento. Había estado siempre detrás del auto de Usami cuando iba llegando a Murukawa y vio toda aquella escena, a un Onodera bajándose del deportivo rojo como alma que llevaba el diablo, quizás llorando no estaba seguro. Realmente no sabía que había pasado en ese auto y la verdad no le importaba mucho, bien igual sabía como usar esa información, con cierto otro castaño que sabía debía tener la cabeza bastante enmarañada a esas alturas.


Sonriendo feliz, seguía su camino a editoriales esmerald. Bajo del ascensor, saludando a todos a su alrededor, sintiéndose el campeón del mundo quedándose entonces en la entrada de esmerald.


--¡BUENOS DIAS!—grito feliz entrando como si nada pudiera arruinar su momento, pero solo se encontró con editores semidestruidos, agotados, sudorosos cansados, y al fondo a su jefe que estaba recostado en su puesto agotado, pero sus ojos se fijaron directamente en Misaki y sonrió.


--Takahashi—saludo alegre, colocando sus manos en los hombros del pequeño, el universitario no había tardado nada en notar la felicidad de su “jefe” y preguntarse por qué carajos él no se sentía igual, claro que la respuesta no era difícil de dar, tenía su relación pendiente de un hilo con Usami, una idea paranoica de este en una relación con su editor y un jefe inmiscuido que tenía una relación tan tirante como con el editor de Usami como con él, y aparte ese ciclo de veinte lo estaba matando.


--Isaka san, buenos días. —saludo intentando mantener a raya su inconformismo. — ¿a qué debo su presencia aquí?


--vine a confirmar una información…--contesto el hombre sentándose a su lado. —Vi a usa mí y a Onodera peleándose, parecía una pelea algo marital—sonrió burlón sin despegar sus ojos de Misaki y su expresión como cambiaba de cansancio a sorpresa. —Onodera bajo del auto de Usami como alma que llevaba el diablo, y pensé, de más que Misaki sabría qué estaba pasando ¿Qué acaso el mejor editor que ha tenido usami, al fin dejo de controlarlo?


--no sé qué pasa la verdad… no se todo lo que hace usami. —respondió el universitario serio.


--eso es raro...--contesto Isaka con cara pensativa.--pensé que tú siempre sabias todo de usami. Tan raro como que tampoco supieras de su salida de anoche.


--es mi tutor no soy su padre para saber todo lo que hace.--gruño molesto el universitario.


--Misaki, la verdad duele ¿no?--cuestiono Isaka ampliando su sonrisa, levantándose de su asiento.--darte cuenta que, ya no eres lo más importante para usami... y lo peor de todo, es que recuerdo cuando te lo advertí, lo voluble que es usami y lo rápido que puede cambiar de "amante"


--creo que usted está mal interpretando todo, Isaka. —alego el universitario intentando controlar su mente.


--si tú lo dices, te deseo suerte cuando te lleves el golpe.—rio Isaka, yéndose sin querer aplicar más palabras a ese asunto, total, así Misaki se negara una y otra vez a lo que escuchaba de su parte, sabía bien que total la pulguita de la discordia había picado como el buscaba.—que le vaya bien hoy, Takahashi san.


 


*** (Continuara) ***


 

Notas finales:

ya nos vamos acercando al final. espero que les guste, les estoy cumpliendo al fin 3 caps en una semana, simplemente genial


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