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Amor editado o ¿inédito? por senyu

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Seguía revisando el story board que tenía en sus manos; el lapicero rojo iba de un lado a otro ágilmente como si nada en ese momento pudiera interrumpir o detener sus trazos sobre el papel. Pero todo eran movimientos automáticos realmente nada de lo que veía se quedaba en su cabeza, lo que realmente abarcaba toda su mente era ese encuentro en la mañana con Onodera, esa que había intensificado sus pensamientos con respecto a ellos y esas palabras dichas con frustración la noche anterior, esas palabras que le habían quitado el sueño, las esperanzas… Todo.


Pero siempre en su cabeza lograba separar las palabras de Onodera de lo que realmente sentía y pensaba. El castaño era impulsivo no lograba coordinar lo que su mente dictaba con lo que su boca pronunciaba, lo había comprobado muchas veces como en aquella conversación con Yokozawa un día fuera de su apartamento, recordaba que ese día había faltado al trabajo, el estrés y la gripe le habían obligado por primera vez en su carrera a ausentarse. Recordaba que se había acercado a la puerta preguntándole  Yokozawa con  quien estaba hablando cuando escucho ese “lo odio” de parte del castaño, dos palabras que habían prometido hundirlo en el fondo del infierno de haber sido enserio, pero todas las acciones de Onodera siempre le decían cosas contrarias, por eso esa cara de impresión, ese miedo que le invadió, el afán por cambiar el tema con el hecho de haberse aparecido ese día con una bolsa llena de medicinas solo le hizo ver lo evidente, habían sido palabras que Onodera solo decía para salirse de sus problemas, para no verse acorralado.


<< Por que el siempre odia perder…>> pensó sonriendo, aunque realmente no tenía razones para ello.


--es un estúpido…--murmuro para sí, dejando el Story Board sobre la mesa y quitándose los lentes de la cara, recostó su cabeza contra el espaldar de la silla y se quedó mirando el techo totalmente catatónico, su mente por tres segundos se había quedado en blanco como tanto lo necesitaba.


--¡¡TAKANO!!—el grito logro hacerle enderezar bastante molesto, venían las peleas del día cortesía de Yokozawa y su ánimo estaba tan bajito que corría el riesgo de que pasar a ser una golpiza de esas furtivas de las que pensó hacía mucho tiempo no tenía ganas de dar.


--¡deja el ruido!—refunfuño cansado regresando los lentes a su cara, para mirar a su molesto amigo. –que es lo que te pasa.


--tú. —le señalo el azabache enojado.—sala de juntas, ahora.—puntualizo tan lentamente que más que amenazante parecía asesino.


El pelinegro enarco una ceja muy confundido, no teniendo más opción que levantarse y seguir al otro girándose para mirar a Kisa y a Misaki que les habían seguido con la mirada.


--Kisa, toma mis recados mientras no estoy. —fue la única indicación que dio, terminando de salir de allí con Yokozawa.


Sin pronunciar palabra alguna, Takano termino entrando con el azabache a aquella sala de juntas desierta con el pelinegro aún más intrigado de lo que jamás había estado. Pensó que iba a una reunión importante que había olvidado, pero ahora no estaba muy seguro.


Escucho como la puerta se cerró tras él y el silencio inundo todo el lugar, un silencio tan incómodo que lograba densar el ambiente haciéndolo tenso, tanto que podía ser cortado por un cuchillo.


Takano se volvió a mirar al azabache expresando en su cara el inconformismo y la duda de su presencia en ese lugar.


--¿tienes que preguntar para saber para que te hice venir aquí?—cuestiono Yokozawa recostándose contra la puerta para así evitar cualquier posible primer escape del jefe de editores de Esmerald o cualquier salida molesta de este cuando la conversación atravesara por aquellos puntos de los que el sabia el otro querría escapar en una salida dramática propia de él.


--¿vas a volver a comenzar con eso?—cuestiono Takano quitándose los lentes de la cara. —enserio no estoy de humor y si esperas que me disculpe estás perdiendo el tiempo.


--créeme no espero disculpas de tu parte eso sería muy iluso de mi parte. —Gruño el as de ventas. —solo quiero entender todo esto.


--¿entenderlo?—pregunto el pelinegro totalmente sorprendido.--¿Qué quieres entender precisamente?


--ayer recapitulando nuestra discusión recordé aquella que tuvimos hace un tiempo sobre el idiota de Onodera. —enfatizo haciéndose un recuento que el pelinegro no tardo en recordar.


--si, ya sé de qué me hablas.—dijo en un suspiro.—pensé que con eso habías aceptado a Onodera al fin, que te rendirías y te conformarías con el hecho de que lo amaba y que el que hubiera estado como estuve durante esos diez años no era del todo su culpa, así tu no quisieras creerme.


--bien, quiero que te saques de la cabeza que todo esto es por tu pasado. —explico sacando una cajetilla de cigarrillos ofreciéndoselos al pelinegro que no tardo en aceptarlo, prendiendo ambos de a cigarrillo entonces Yokozawa siguió hablando. —es solo que yo no le soporto.


--eso es evidente. —Gruño Takano exhalando el humo del cigarrillo.--¿Cuál es el  punto de esta conversación?


--es sencillo ¿en qué momento termino Usami Akihiko involucrado en todo este asunto?


--¿tengo que responder?—cuestiono Takano en un suspiro desanimado.


--la verdad es que si, por que te he notado desanimado, deprimido de más mal humor de lo normal y es bastante evidente que me preocupo por ti.


--¿a qué punto quieres llegar? ¿Qué te diga que dejare a Onodera y que todo volverá a ser como antes?


--a nadie le gustaría escuchar eso más que a mí pero ni yo coloco la barda tan alta.


--¿entonces?


--pues que me expliques que es lo que paso con Usami Sensei, la situación con Onodera como tal no me importa mucho, porque aunque lo acepte y te deje ser jamás estaré conforme con ese tipo a tu lado.


--mira, no hay mucho de lo que pueda decirte incluso dudo mucho que puedas entenderlo…


--hay ahora mucho de ti que no entiendo eso es seguro... --gruño en azabache molesto.


--pero esto es algo que hay entre ese fracasado escritor y yo.


--y Onodera ¿no?


--y Takahashi, ya te digo que no lo entenderías.


--entonces has que lo entienda. —gruño el azabache acercándose al pelinegro molesto. —si nadie quiere explicármelo ¿Cómo voy a entenderlo?


--ese es precisamente el punto, no tienes que entenderlo por qué no te incumbe y no te quiero en ello entrometiéndote y llenándote de odio sin sentido, siempre creyendo lo que quieres creer y aunque no puedo probarlo casi puedo asegurar que ya has hecho de las tuyas en todo este embrollo.


--¿cómo puedes asegurar tal cosa?— cuestionó a la defensiva tras aquella acusación, aunque su corazón había dado estruendoso golpe porque él sabía bien a lo que se refería recordando esa conversación con Isaka, las discusiones con Onodera, incluso lo que había dicho hacia unas  escasas horas y su expresión de total estupefacción cuando lo dejo en ese desolado corredor. Pero él no se arrepentía de nada de lo que le había dicho en ninguna de las ocasiones a Onodera o haber contado lo que pensaba a Isaka a pesar de que no había logrado absolutamente nada con eso.


— ¿Y que con eso?— cuestionó Yokozawa cruzándose de brazos.


— era lo único que necesitaba para comprobar mi teoría.— gruño el pelinegro aunque no se le vio enojo, ni frustración, en cierta forma se sentía totalmente agradecido porque en todos sus años jamás habría encontrado a nadie como él,  un amigo que valiera el calificativo y se preocupara por él como en algún momento lo había hecho Onodera aunque fuera por tan poco tiempo aunque también le hacía sentir que no confiaba en él y sus decisiones, Yokozawa pensaba que era totalmente inútil para cuidar de sí mismo aun cuando jamás se había sentido tan seguro de algo en la vida como en querer pasar su vida con Onodera; tenía el trabajo perfecto, el reconocimiento, era la persona que quería ser alguna vez sólo le faltaba una cosa y se dio cuenta de ella cuando reconoció Onodera.


— Solo no te inmiscuyas porque no considero necesitar tu ayuda para resolver lo que está pasando. — Dijo apagando el cigarrillo. — Por eso déjame, se lo que estoy haciendo.


—pero, Masamune. — susurro sorprendido.


— solo no quiero que dejes de aceptar a Onodera, que sigas yéndote en contra de lo que deseo para mí.


Yokozawa se le quedó mirando no pudiendo evitar esa retrospectiva.


***(ON FLASH BACK)***


—¿ quieres a Takano? — le cuestionó mirándolo Fijamente sobre su hombro, Leyendo todo en él, su cara gacha, el sonrojo de sus mejillas, su cuerpo tenso y tembloroso y sus puños apretados con total determinación.


—si.— contestó tajantemente el castaño a pesar de que no era capaz de mirar al azabache al rostro.


Era la confirmación de su derrota, hubiera querido hacer más por evitar que ese fuera el desenlace, pero ya sólo le quedaba acatar lo que en algún momento se prometió, dejaría que Takano fuera feliz con aquel que pudiera darle lo que él no había podido.


***(OFF FLASH BACK)***


— espero que sepas lo que estás haciendo. — dijo como una simple aceptación de su destino, su derrota inminente.— me haré a un lado, pero volveré a intervenir si veo que te estás lastimando.


— no podía esperar menos de ti por eso es que sigues siendo mi amigo.


***


<"eres un fracaso"> era uno de los tantos pensamientos que cruzaba su cabeza mientras las voces de sus antiguos compañeros en las editoriales Onodera seguían reproduciéndose en su cabeza.


<"sólo es por sus contactos">


<"para el todo es fácil">


<"sólo porque es el hijo del presidente de la editorial">


<" tiene grandes escritores porque tiene grandes ventajas">


<"para él siempre es una gloria mientras nosotros nos matamos">


Esas voces lo estaban volviendo loco sólo quería callarlas, no quería que lo siguieran tachando de ventajoso, no quería que todo aquello que estaba consiguiendo fuera por su apellido y no por su propio esfuerzo, por eso se había ido a Murukawa,  por eso había aceptado sus reglas a pesar de no estar donde quería.


<"sí, conozco a tu padre, somos compañeros de golf desde hace un año"> fueron las palabras de Isaka, tenía sus planes, su propia convicción, pero todo lo que había hecho en Murukawa así no fuera en literatura era por su padre, sólo estaba allí por su padre.


<"es el heredero de la editorial Onodera"> fue como lo habían presentado a Hasegawa.


< Es ridículo que me siga negando a mi destino.> pensó, mientras seguía caminando sin rumbo fijo, incluso sin saber a donde realmente se dirigía, se sentía igual en su propia vida ¿ para qué seguir intentando cambiar y conseguir todo por su cuenta si nada de eso tenía frutos? ¿ Tendría que rendirse y simplemente aceptar lo que el destino quería para él?


Se detuvo de repente levantando su cabeza a mirar el edificio frente al cual se había detenido.


<editoriales Onodera> penso y simplemente se rindió, inconscientemente había llegado al lugar  del que había huido con todos esos pensamientos en su cabeza prometiéndose tantas cosas para saber que ahora eso ya no era nada, ya no valía nada.


Entró en el edificio apenas pensando claramente y nadie tampoco lo detuvo o eso creía, subió al ascensor y para cuando reaccionó estaba en la oficina de su padre con este mirándole fijamente junto a su secretaria, su expresión de estupefacción frente a su presencia era la total confirmación del suicidio que iba cometer.


—Ritsu, ¿qué haces aquí?


< Renunciar a lo que alguna vez soñé y ver mi penosa realidad> penso. —¿ Podemos hablar en privado?— solicitó entonces con un tono serio totalmente notable y que no pasó desapercibido para su padre.


Sin entender porque iba ese arrebato, su padre le guio a la oficina cerrando la puerta luego, ambos tomaron asiento y entonces el presidente de editoriales Onodera se resolvió a hablar.


—¿ qué pasa? Nunca te presentas aquí y menos sin anunciarte.


Se quedó mirando a su padre por unos instantes, durante ese tiempo las voces no se habían detenido, ni las de sus antiguos compañeros ni las de Yokozawa de ese día, respiro profundo y se decidió a hablar.


— quiero volver a trabajar aquí.


La expresión de estupefacción de su padre en ese mismo momento fue digna de una fotografía, miles de preguntas se agolpaban en la cabeza de aquel hombre, comenzando a tartamudear para apenas lograr organizar todas aquellas cosas que necesitaba preguntar.


—Pero... Pero...¿ qué pasó? ¿ Por qué? ¿ Hiciste algo malo?


En silencio el Castaño negó con la cabeza como una rotunda negativa a cualquier pregunta que su padre pudiera lanzar en su afán por conseguir respuestas que explicaran aquellos repentinos cambios de pensar de su único hijo.


— Ritsu, no te entiendo.


— Yo tampoco me entiendo. — le interrumpió rápidamente. — sé en qué condiciones me fui de aquí, de casa, con que expectativas y ambiciones pero sólo me doy cuenta de lo evidente, no puedo pasarme toda mi existencia yendo contra la corriente, aun cuando sé que esta ya me ha arrastrado...


—¿ porque piensas eso, hijo?— cuestionó el hombre preocupado.


— sé que entre a Murukawa Gracias a ti, todos creen que soy lo que soy por mi apellido no creen en mí, ni siquiera yo creo en mí.


—¿ porque, Ritsu?... No te había visto tan deprimido desde hacía tanto tiempo.


— no quiero hablar de las circunstancias que me han empujado hasta lo evidente, sólo quiero olvidar todo y estar donde debí estar desde el principio.


Su padre parecía insatisfecho y las millones de cosas que quería preguntarle sabía no calarían en su hijo, ni tampoco las palabras de apoyo que quería decirle, él no era su pequeño, el que recordaba, el cambio drásticamente su personalidad, sus intereses hasta convertirse en ese chico racional e irascible, siempre tan inconforme con todo.


Terminó por aceptar que su hijo era una de esas personas que jamás podría entender, que dejarlo ser era más fácil que obligarlo así que sin más suspiro decidiéndose a acabar con el mutismo del momento.


— sabes que siempre tendrás un puesto aquí, si es tu compañía y siempre te acogeré con las puertas abiertas.


— gracias.— dijo el castaño aunque no parecía muy contento con la respuesta por lo que su padre se decidió por enviar una sugerencia antes de que su hijo se apresurara para hacer algo que no debía sólo por uno de sus arranques inexplicables.


— sólo quiero que te tomes esta semana para pensar si es lo que realmente quieres, arregla todo con calma y reflexiona bien lo que estás haciendo.


— no hay mucho que pensar.— dijo entonces colocándose de pie.— quiero volver a casa también.— solicitó en un repentino ataque de ansiedad, sabía que si llegaba a casa y veía a Takano todo lo que pensaba se destruiría.


—claro, Ritsu, todo lo que quieras.— respondió su padre totalmente conciliador.


— quiero quedarme desde hoy.


— seguro tu madre estará feliz, la llamaré para decirle que te quedaras.


— Gracias, Papá.— dijo acercándose a la puerta para irse.— iré a casa por algo de ropa y  te veré allí.


*** (Continuara)***


 


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