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Amor editado o ¿inédito? por senyu

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La luz del sol comenzaba a filtrarse a través de las finas cortinas de su antigua habitación.

Onodera continuaba sentado en su cama, mirando las blancas sabanas recordando cuales habían sido sus sueños, rodeado de todas aquellas cosas que había hecho feliz su infancia y su imaginación… esas cosas eran sus amados libros.

Preguntas existenciales agolpaban su cabeza, dignas de comentarlas con un psiquiatra que quizás viendo la gravedad de su desequilibrio mental podría recluirlo en un hospital psiquiátrico. Pregúntales tales como: ¿Qué carajos había hecho con su vida? ¿Cómo se había equivocado de esa manera? ¿Cómo se había autodestruido así? ¿No se suponía que todo lo que había hecho lo había hecho solo para poder ser alguien? ¿Esa persona que siempre había querido ser?

Se volvió a tumbar en la cama de costado; estaba tan deprimido ¿Cuándo había sido la última vez que había sido realmente feliz? Era algo que ya no recordaba.

<<él se llevó tanto de mí en un corto tiempo.>> pensó resolviéndose en la cama perturbado. <<¿Por dónde comenzar a arreglar todo este desastre que llamo vida?>>

Se movió para quedar boca arriba en la cama mirando el techo de madera de esta. Comenzando a hacer una lista mental de que hacer.

— lo primero que tendré que hacer es renunciar. Total ya comenzare a trabajar de nuevo con mi padre…— se dijo a si mismo sin muchas ganas de moverse y sin apenas rastros de una emoción nada halagüeña para el.—pero creo que antes tendría que decírselo a Usami Sensei, así ya estará preparado para un nuevo editor. Después de eso renunciare y buscar un nuevo departamento, arreglar la mudanza básicamente…

Suspiro callándose; la nostalgia lo invadía recordando todas aquellas cosas que había vivido en Murukawa, la gente que había conocido en bueno término incluso a los que había conocido en malos términos.

Sacudió la cabeza. Hay estaban las palabras de Yokozawa, esas que no habían abandonado su cabeza, como los “oportunista” que tanto había usado. Entre más rápido se largara de allí sería mejor; reconstruir su vida era lo único que necesitaba, seguiría siendo un señalado pero al menos poco lo sabría sino le prestaba atención a ese hecho.

Se levantó de su cama acercándose a su antiguo escritorio, tomando su teléfono no tardando mucho en darse cuenta que tenía un mensaje, uno que había llegado cuando había apagado ese aparato.

“no sé qué pasa, no sé por qué estas así, no sé si fue por lo de ayer o por qué. Solo no olvides que te amo y que te quiero conmigo.”

—Takano…—suspiro al leer el mensaje; por un momento se había olvidado de él. Tenía que hablar su renuncia con el ¿no? Aunque en ese momento fuera editor de literatura solo era un reemplazo, Takano seguía siendo su jefe.

—solo conseguiría frustrar mi renuncia a Murukawa.—se sentó en la silla intentando pensar; igual algún día tendría que hablar con Takano, bien fuera en Murukawa o cuando se estuviera mudando, tendría que verse las caras en algún momento así quisiera evitarlo.

—no quisiera irme dejándole un puñado de ideas erróneas… no quisiera que volviera a pasar lo que paso hace diez años…—se quedó catatónico mirando el piso, la idea de tener que enfrentar al jefe de editores realmente le atemorizaba; tendría que darle buenos motivos para retirarse y lo mejor que tenía era que solo era un fracasado y que al fin alguien había tenido los pantalones de decirle sus verdades en su cara. Negó con la cabeza, Takano lo persuadiría igual el jamás admitiría su partida.—pero al menos se lo diría y cerraría el capítulo de nuestra historia al fin…¿tal vez si yo hiciera las cosas de una manera en la que no tuviera Takano más opción que aceptar que me iré? No podría impedirlo, tendría que conformarse con mi nueva realidad, su realidad y que al fin todo acabara… creo.

***

El celular sonaba sin parar. Los movimientos de los dos durmientes en la cama comenzaron a darse a raíz de las molestias que el aparato lograba en ellos y sus nulas ganas de despertar.

—Usagi…—se quejó Misaki por lo bajo, ocultando su cabeza bajo la almohada buscando con ello acallar ese maldito sonido que interrumpía su descanso. El peliplata por su lado alcanzo el teléfono a punta de movimientos torpes y pesados no tardando más en contestar.

—Usami.—dijo con su voz somnolienta.

 —Buenos días, Usami Sensei. Habla con Onodera de Editoriales Murukawa.

De un tirón el peliplata se sentó en la cama recordando todo lo ocurrido con ese personaje en cuestión el día anterior; que lo llamara solo podía significar que ya estaba mejor.

—qué bueno que me ha llamado.—dijo dejando que su alivio al escucharle fuera leído en su voz.

—lamento haber llamado tan temprano en la mañana, pero necesito hablar con usted.—escucho de boca del castaño mayor al otro lado del teléfono.

—claro, yo también necesito hablar con usted. Ya sabe, por todo lo que paso ayer; seguro lo recuerda.

El silencio al otro lado de la línea se hizo por unos segundos hasta que Onodera se decidió por ignorar los recuerdos del bochornoso incidente del día anterior y al fin hablo.

—si, tiene que ver con ese tema… más o menos.

—¿dónde quiere que lo hablemos? ¿En Murukawa?

—no… en su casa es mejor.

—¿a qué horas?—cuestiono el peliplata serio.

—saldré ahora mismo en camino… no pretendo tardar mucho.—aseguro entonces el editor.—lo veo en un rato.

—bien. Lo espero.

—llamo temprano.— punteo Misaki sacando la cabeza de debajo de la almohada, pero Usami no noto nada de molestia en su voz.—¿se oía mejor?

—no la verdad es que no.—respondió el escritor pensativo.—pero quería hablar de lo que paso ayer, se oía muy serio.

—¿Dónde se reunirán?—cuestiono el menor sentándose en la cama.

—viene para acá.

Misaki desvió su mirada al reloj que marcaban las seis y cuarto de la mañana. Apenas tenía el tiempo justo para arreglar el desayuno y alistarse para el trabajo. La idea de hablar con Onodera y ajustar cuentas, hacer los pases, zanjar sus problemas y aclarar las cosas era una prioridad pero en ese día en especial simplemente el tiempo no le daría esa oportunidad. Tenía tanto trabajo que faltar no era una opción. Tendría que dejar que Usami se encargara de esa cuestión y luego buscar en un momento propicio para cumplir ese objetivo.

***

Termino de guardar la comida en la nevera para Usami; hacia poco habían desayunado y no había noticias de Onodera durante casi hora y media.

—¿podría ser que final no venga?—se preguntó comenzando a lavar los platos; era la última tarea que le falta antes de partir.

—¿Aún no llega?—cuestiono Usami bajando las escaleras. Misaki negó con su cabeza como respuesta.—¿será que al final se arrepintió de querer hablar conmigo de ese tema?

—¿tú crees?—cuestiono el universitario pensativo.

—de su casa aquí no hay tanto tiempo así que es lo único que puedo pensar.

Ambos se quedaron en total silencio pensando, los minutos seguían pasando y la ansiedad más evidente. Misaki termino de lavar los platos y justo en ese mismo instante sonó el timbre, logrando que ambos se miraran seguros de que el que tocaba debía ser Onodera.

—Yo abriré.—anuncio el escritor avanzando hacia la puerta.—tu termina de alistarte o llegaras tarde.

—Pensé que no vendría…—soltó Usami al momento de abrir la puerta y encontrarse con Onodera y una expresión de tragedia que no podía evitar no notar.

—Fue un viaje largo… lamento el retraso.—se disculpó el editor, entrando en el departamento tras una seña del su anfitrión para que pasara. Sus ojos se fijaron justo sobre una de las personas que no quería ver en ese mismo instante.

—buenos días.—saludo Misaki muy cordial, una actitud contraria a la que el menor había tenido para con su persona la última vez que se habían visto.

—buenos días.—saludo Onodera no muy animado.

—Vamos a hablar a mi estudio.—sugirió el peliplata pasando su atención a Misaki.—llegaras tarde.

—sí, es verdad. Ya me voy.—dijo el menor mirando al otro castaño.—lo veo en Murukawa me gustaría poder hablar con usted.

<<¿Cruzar palabras conmigo?>> se cuestionó mentalmente Onodera sin saber que podría querer hablar ahora Misaki con él y la verdad no le importaba ni un ápice.<<no estaré en Murukawa para ese entonces.>>

***

Onodera se sintió tranquilo cuando el escritor cerró la puerta del estudio y estuvieron a solas. Aunque su corazón saltaba aun producto a los nervios y la adrenalina de sus próximas acciones. Aun no sabía siquiera por donde comenzar a hablar y poco o menos tampoco lograba imaginar un buen inicio.

El peliplata por su parte acerco una silla al castaño cerca a la que él solía usar cuando trabajaba. Ambos tomaron asiento y sus miradas se fijaron en el otro.

—bien. Lo escucho…—ínsito el escritor prendiendo un cigarrillo.—quede muy preocupado por usted cuando se fue ayer.

—lamento todos los problemas que le cause, sobre todo mi comportamiento.

—realmente eso no tiene mucha importancia. Me importa es que gatillo ese estado.

El castaño bajo la mirada; la verdad del asunto era que no sabía que contestar al respecto ¿Qué podía decirle? ¿Qué al fin se había rendido y que fue gracia a Yokozawa que le había dicho sus verdades y por eso se desequilibró de esa manera actuando como un loco idiota? Por supuesto que no sería capaz de decirle eso… era más de lo que realmente quisiera que se supiera de su vida privada y tampoco tenía que ser de relevancia para el peliplata.

—No quisiera verme en la situación de decirlo.—dijo con voz desanimada.—sé que espera que lo diga, pero es que no puedo… por qué… es mi vida privada y no gustaría dejarla así.

—¿tuvo que ver algo el editor de dibujitos en ello? Por qué puede ser su vida privada pero… ya que me involucraron en ella tengo derecho a saberlo, si es que de pronto lo olvido. —gruño el escritor algo molesto, no precisamente por las palabras del menor sino por el simple hecho de excluirlo a su conveniencia.

—Usami Sensei, nunca quise que fuera involucrado en el tema pendiente que existe entre Takano y yo… aunque si mi respuesta lo tranquiliza pues se la daré… Takano no tuvo absolutamente nada que ver en lo que paso ayer ni de mi reacción.—respondió serio.

Usami por su parte no estaba satisfecho con las respuestas del castaño mucho menos con su actitud. Se notaba intranquilo, estresado e incluso podía asegurar que este no había conciliado el sueño esa noche.

— creo que no importa cuánto insista yo en saber que paso. Es evidente que no me lo dirá—expuso el escritor exhalando el humo de su cigarrillo, mostrando su amplio inconformismo ante la situación en sí.

—por más que sea molesto, es la verdad. Usami Sensei. La razón de mi visita está más allá de los inconvenientes o del trabajo como tal.

Esas palabras no le auguraron al peliplata nada bueno. Simples palabras que sin razón aparente prendieron miles de alarmas en él.

—bien… lo escucho.

Onodera inhalo profundo, intentaba con ello poder recabar toda la valentía que no poseía en ese momento, aunque desde que había salido de la casa de sus padres hasta ese mismo instante seguía sintiendo que a pesar de que creía que eso era lo que necesitaba para equilibrar su ya destrozada vida y poder componerla, el sentimiento de que estaba cometiendo un gran error era el primer pensamiento que aplastaba su mente; bien quería pensar que solo se tratara de la costumbre a su trabajo, a sus compañeros, incluso a Takano.

—Usami Sensei, yo…— se detuvo sin saber cómo continuar, porque por dentro estaba debatiéndose entre su vida y sus sueños. Tenía al peliplata mirándole fijamente esperando que dijera algo pero solo veía indecisión del castaño y preguntándose muy constantemente que era lo que pasaba.

—dígame, lo escucho…—lo ínsito algo impaciente por intentar entender todo el contexto de la historia más enredada que jamás había pensado ni para sus libros más locos. Mientras el castaño seguía debatiéndose con su cerebro sobre la inseguridad que sentía con respecto a esa decisión que había tomado.

<<Todo cambio es difícil>> pensó usando eso como impulso para no retractarse así que simplemente se decidió por continuar con lo que pretendía decir.

—Usami Sensei. Yo quería decirle que a partir de hoy dejar de ser su editor.

***

Misaki se había quedado con la boca abierta. Sabía qué hacía rato debía haber salido camino a Murukawa, que iba realmente tarde, pero se había quedado oyendo. Había tenido que subir por unas cosas antes de salir cuando noto que podía escuchar lo que Usami y Onodera hablaban a pesar de que la puerta seguía cerrada y esas palabras lo dejaron paralizado.

—¿Qué?—oyó cuestionar a Usami; En su tono noto toda la sorpresa combinada con algo de enfado de su parte que la verdad no le parecieron nada anormales.

—lo siento, Usami Sensei. Quería decírselo antes que a nadie.—dijo entonces Onodera con un tono apenado.

—¿Por qué? –cuestiono el escritor y Misaki no podía estar más de acuerdo con la pregunta.—¿qué paso en Murukawa? ¿Por qué lo van a relevar como mi editor?

—no es una decisión de Murukawa, es mía.

—¿cómo que suya? ¿Por qué?

—regresare a trabajar con editoriales Onodera.

Un silencio asfixiante se apodero de toda esa habitación incluso de Misaki que estaba fuera de ella, sintiendo el ambiente tenso detrás de esa puerta.

—¿Se volvió loco?—cuestiono Usami expresando en su voz el enojo que sentía.

—posiblemente si…—admitió el castaño mayor con tono fuertemente embargado por el desasosiego.—pero ya no puedo seguir luchando contra lo evidente… que soy un fracaso como editor, mi vida es un desastre y no he hecho más que causarle problemas con Takano y con Takahashi.

—¿y realmente cree que renunciado arreglara todo?—pregunto Usami.—¿no ha pensado que quizás así solo pueda empeorarlo?

—créame, lo he pensado mucho y es mejor así. Yo ya tome una decisión. Hable con mi padre y me reintegrare a editoriales Onodera próximamente.— explico Onodera y Misaki no podía creer lo que escuchaba.

—lo golpearía si eso no trajera más problemas que beneficios…—gruño Usami con ira a penas contenible.— no sabe el error que está cometiendo.

Misaki concordaba con las palabras de Usami y solo una cosa se golpeó contra su mente. Tenía que decírselo a Takano; si había alguien con la capacidad para evitar esa tontería justo sería el jefe de editores de Esmerald. Por lo que sin pensarlo dos veces salió corriendo del apartamento directo a Murukawa. Necesitaba hablar con Takano, con Isaka, con quien hiciera falta para detenerle. Se sentía directamente responsable y tenía que arreglarlo de alguna manera.

***

—espero que tengas el cronograma de trabajo listo Onodera, o…— se cayó de repente al ver el puesto de trabajo vacío.

Yokozawa había comenzado su día como todos los demás, revisando su agenda y comenzando a presionar a aquellos que tenían pendientes importantes con él, sobre todo claro a Onodera.

 Aspiraba verle sentado allí como si nada nunca hubiera pasado, presumiendo lo fuerte que era y lo que él le dijera realmente no le importaba en lo más mínimo; pero el asiento estaba vacío… miro todo el área de trabajo. La computadora estaba aún allí, apagada pero estaba. Todos los papeles como los había visto el día anterior, incluso su suéter seguía allí.

—¿Dónde esta esté papanatas?—se preguntó molesto mirando a su alrededor fijando sus mirada en un editor que pasaba.—¡oye, tu!—le llamo autoritario logrando llamar la atención del otro.—¿Dónde está Onodera?

—no tengo la más mínima idea.—contesto el editor encogiéndose de hombros.—se fue un segundo y no volvió. Dejo todas sus cosas, su computadora se apagó casi finalizando el día y no ha venido hoy.

Entrecerró los ojos inconforme. Si, le había dicho cosas fuertes a Onodera y no se arrepentía de ninguna de ellas, pero no se imaginó que de tantas veces que le había dicho sus verdades justamente en esa ocasión en específico al fin hubiera funcionado; pero más allá de sentirse feliz sintió preocupación pero no por el castaño como tal sino por Takano.

Sacudió la cabeza. Onodera no era de esas personas que dejaba que las palabras lo destruyeran o el menos así había sido en otras ocasiones.

—si lo vez, dile que lo estoy buscando.—le ordeno al otro prefiriendo retirarse de allí a la espera de alguna nueva noticia.

***

Asahima e Isaka se miraron interrogantes ante el nuevo acontecimiento que llegaba a su despacho, buscando en la otro alguna explicación para tal situación. Releían una y otra vez esa carta y era como si lo que leyeran estuviera escrito en una lengua muerta que solo Onodera Ritsu pudiera traducir.

El castaño hacia diez minutos había ingresado a esa oficina; se le había notado ansioso y cansado y solo una palabra había cruzado con ellos después del saludo habitual y de tomar asiento. Ese “renuncio” más esa carta que le extendía a Isaka confirmaban una decisión desastrosa, no solamente para el mismo Onodera, sino para Usami que jamás había trabajado tan bien con alguien, como por el mismo Takano que estallaría con la noticia.

—Déjame ver si entendí…—sonrió Isaka incrédulo.—según tu carta de renuncia, existen motivos personales te llevan a tomar esta decisión…¿no?

Onodera asentó con la cabeza como respuesta. Isaka suspiro negando con la cabeza dejan la carta sobre su escritorio mirando al castaño serio.

—quiero razones reales…esto realmente no me sirve.— exigió molesto de repente enseriando su gesto en apenas milésimas de segundo.—hablemos de hijo beneficiado a hijo beneficiado ¿Por qué estás haciendo esto?

—Por qué ya estoy cansado.—afirmo el castaño en un suspiro.—cansado de mi mediocridad y de nadar contra la corriente.

—explícate… por que no te entiendo.

—yo volqué toda mi vida a no vivir detrás de mi apellido. Conseguir mis propios merito pero… solo he querido ignorar el hecho que lo poco que he conseguido al salir de Editoriales Onodera ha sido obra de mi padre, él siempre ha estado detrás de las cosas que he logrado, haciendo que me plantee al fin mi propia inutilidad para conseguir todo por mí mismo.

Isaka conocía esa sensación. Conocía ese intento de ir en contra de todo, había escuchado los rumores malintencionados de la gente que había aplastado su autoestima. El sentir que esforzarse no valía nada ya que por ser el hijo del dueño lo arreglaría, ese poder siempre estaría por encima de sus capacidades y lo había odiado. Conocía que era odiar sus orígenes y que negaran las capacidades en él a pesar de sus esfuerzos. Pero el había tenido la fortaleza de enfrentar eso, callar a los que hablaban con hechos y terminar en el camino de apoderarse de Murukawa ¿Dónde estaba fallando Onodera?

—supongo que regresaras a editoriales Onodera.—dijo recostándose en su silla sonriendo divertido. El castaño parpadeo sorprendió tanto de sus palabras como de esos cambios bruscos de estado de ánimo del empresario. ¿Cómo lo había podido averiguarlo? Él ni siquiera lo había mencionado.

—pero… ¿Cómo?

—Onodera, puede que yo no le ponga mucha atención a las cosas y que mi actitud logre que nadie me tome enserio, pero no soy nada de eso, no soy idiota y se perfectamente que es lo que sientes y lo que te molesta por que yo también sufrí por ello mucho tiempo… desde que termine la universidad y comencé a trabajar aquí con la idea de que mi estadía seria algo temporal hasta que mi carrera como escritor comenzara.

—¿Entonces que está haciendo aquí?—cuestiono Onodera sorprendido.

—sencillo, haciendo que los demás se traguen sus palabras.

—no le entiendo.

—no es difícil de entender. Te contare una pequeña historia personal.

>Un día escuche en el pasillo como mis compañeros subestimaban mis capacidades como editor… que solo editaba a un buen escritor porque mi padre era el dueño y estaba privilegiado… yo particularmente nunca he sido bueno para dejar que me pisoteen así que me acerque a ellos y  Use mis conocimientos, cantidad de ventas, estadísticas y lógica literaria logrando despedazar todos aquellos argumentos que ellos tenían para subestimarme…

>ese día me plantee que esta empresa seria mía, porque  si bien no podían ver mi talento ¿Qué carajos importaba? Solo yo debo confiar en lo que soy y en lo que sé. Porque nadie podía ayudarme cuando esto me quedara solo a mi… si tanto les dolía el “beneficio” que poseía, genial, lo usaría igual ¿me entiendes?—se quedó mirando unos segundos al castaño, ampliando su sonrisa. Podía leer en la expresión del otro frente a él que se daba cuenta que tan parecidas podían ser las cosas que ambos habían tenido que enfrentar, que tan parecidos realmente podían ser.—claro que lo entiendes… si vas a volver a Editoriales Onodera espero que sea para ser tú y olvidar las envidias, solo así aceptare esta carta de renuncia pero si es para seguir sintiendo lastima de ti mismo, créeme que nada de lo que hagas va a funcionar; tu apellido no es algo que puedas ocultar.

—¿Entonces?—cuestiono el castaño confundido y abatido.

—pues, piensa si quieres seguir torturándote con las tonterías y envidias de la gente y seguir tu propósito. Tomate esta semana para pensarlo bien y organizar tus ideas y si bien sigues con tus planes, aceitare tu carta de renuncia.

El silencio se apodero de la oficina. Onodera sentía la mirada de ambos hombres sobre él y sentía presión por que había hablado con dos personas, ambas sabias y ambas prácticamente le estaban diciendo lo mismo, que estaba actuando como un loco inconsciente, un cobarde.

—Isaka usted siendo yo… ¿Qué haría?—le cuestiono.

—ya te di esa respuesta… ignorar a la gente y seguir, solo yo puedo determinar si estoy equivocado y si miro a mi alrededor en este momento, estoy muy seguro que siempre he estado en lo correcto.

—pero Isaka…

—escúchame… la vida no es fácil y muchas veces sentirás que estas cometiendo un error pero ¿vas a renunciar cada vez que eso sientas? Déjame decirte que serias un estúpido de ser asi. Solo hay que levantarse y seguir, esa es la vida, lo que tú quieres de ella no lo que los demás esperan de ti.

—entiendo.— suspiro. Debía admitirse que eran las palabras habían sido como un golpe, uno que había logrado que su mente se planteara la realidad… su realidad  que la sensación del error que estaba cometiendo se acrecentaría.

—Bien… te espero en una semana para saber si harás efectiva esta carta de renuncia.—le sonrió Isaka.

—sí, gracias, Isaka San.

Sin querer darle más vueltas al asunto, el castaño salió de la oficina haciendo una reverencia al retirarse. Así Asahima miro a Isaka serio.

—Creo que ya se te salió de las manos.—le reprendió logrando con ello que Isaka riera.

—para nada… creo que está bastante interesante.

—¿no crees que esto podría ponerse peor?

—Puede ser.—acepto levantándose de su asiento para mirar por la ventana la basta ciudad que se extendía hasta el horizonte sintiéndose profundamente satisfecho.—pero confió en que si alguien puede arreglar este problema es Takano, quizás con algo de ayuda de Usami.

—espero que tengas un plan para arreglarlo si Takano o Usami Sensei no pueden.

—cuando eso pase lo pensare, por lo pronto iré por un café. Encárgate mientras no estoy.

***

Subía corriendo las escaleras. Las distancias se le hacían cada vez más largas y su intención de evitar que Onodera cometiera una locura cada vez más imposible.

Un día que prometía ser otro más, que las cosas quizás volverían a la normalidad era un pensamiento auto - implantado del que se había convencido para acallar ese mal presentimiento que lo asaltaba constantemente desde el día anterior, pero esa mañana su esperanza de que todo fuera normal se desmorono con la llegada de Takahashi a Esmerald.

(ON FLASH BACK)

—¡Takano San!—grito el universitario entrando en Esmerald como alma que llevaba el diablo, corriendo hasta el.—tiene que venir conmigo es urgente.

Y así comenzaba su mañana. Sin un anoticia de Onodera y su reempleo mas agitado que una maraca. Normalmente tardaba más en salirse de onda y pasaba cuando él lo torturaba con trabajo y eso aún no había pasado.

—¿qué quieres? Hay mucho que hacer.—gruño molesto el jefe de editores.

—Venga conmigo, rápido.—insistió el castaño, tomando al pelinegro por la camisa halando de él totalmente desenfrenado.

—¡detente! — le regaño Takano soltando el agarre del menor totalmente molesto.

—usted no entiende. Sino viene conmigo dejara que Onodera cometa una locura.

Esas palabras habían enfriado por completo su enojo

—¿Cómo que una locura?—cuestiono alarmado.

—el planea renunciar a Murukawa sino es que lo está haciendo ahora mismo.

Esas palabras mentalmente habían hecho un agujero que se abría bajo los pies de Takano llevándolo en caída libre hacia su perdición. él se iría para siempre… quizás… él tenía que evitar eso.

(OFF FLASH BACK)

Estaba cerca de la oficina de Isaka deteniéndose al ver salir a este tan tranquilo como siempre.

—Takano ¿Por qué la prisa?—cuestiono de lo mas de sonriente notándole casi de inmediato.

—estoy buscando a Onodera, me dijeron que estaba con usted.

—sí, pero ya se fue. —contesto con simpleza. —¿Por qué?

<<el no pudo haber renunciado, no pudo hacerlo.>> pensaba sin poder creerlo, sin lograr asimilarlo.

—¿Paso algo, Takano?—pregunto Isaka muy interesando.

—Isaka ¿él le dijo algo?

—¿quiere saber si vino a mí para renunciar? — cuestiono Isaka enseriando su mirada. La expresión desencajada que se apodero del rostro de Takano fue la única respuesta que necesito el empresario.—si, Onodera vino a renunciar.

El mundo de Takano comenzó a derrumbarse.

***(Continuara)***

 

 

 

Notas finales:

Hola a todos.

no dudo por un instante que mas de una quiere matarme por haber vuelto a los topicos de tardarme en actualizar este fic tan tardio que lleva en proceso casi que?... tres años?... creo.

bueno.

queria contarles que sobre cualquier perspectiva. pues el cap llevaba listo mas de mes y medio. estaba listo para actualizarse regularmente como se venia haciendo desde enero de este año.

pero como muchas quisas sepan. la vida de adulto ya no es facil. me mude de ciudad a un pequeño pueblito cercano para trabajar y tener algo mas de calma. con la misma empresa con la que trabaja y mi instalacion aqui no ha sido muy facil, pero bueno no las aburrire con mi no tan alocada vida, en ella no hay mucho de que escribir.

el punto de esta larga chachara sin sentido es para tranquilizarlas, tengo casi 3 caps mas. no se por que tengo el extraño presentimiento que este proyecto se va a alargar mas de los 3 caps que habia anunciado faltaban para que esto se acabara.

el cap 19 esta listo, titulo malparides existencial. esta en correccion. y tengo la mitad del cap 20 ya y un pequeño intro del cap 21.

por ultimo quiero decirles dos cosas mas.

la primera. se que muchos escritores de amor Yaoi, no escribimos por los comentarios, al menos ese no es mi caso, pero como cualquier escritor, novelista, periodista, no somos nada si no sabemos si lo que estamos produciendo no le llega a la gente. por eso fomenten esa intension del review. un rr es una palabra de animo para el trabajo tan pesado que repercute escribir una historia. al menos a mi me parece complicado por que meto en cada proyecto, lindo, bueno, barato, catastrofico, largo, muy largo, pequeño y diminuto toda mi alma y a veces el numero de leidas no es suficente pro que no sabes si gusto si te equivocaste. por favor se que muchas que leen esto estan de acuerdo conmigo, un rr es solo un minimo esfuerzo y una gran motivacion para las personas que invertimos tanto tiempo en este metodo tan antiguo de entretencion.

y lo segundo que queria decirles es una recomendacion de mi nuevo fic Tabu, va en su cap 3 proximamente el 4 capitulo, comienza un poco lento pero se que les gustara bastante. es la historia de dos indues, uno que vive en londres y su mejor va a visitarle alli, de familia conservadora y estrica, akil es retraido y cuando menos se da cuenta se ve enredado con abbel en cosas que la india jamas el hubiera podido experiementar. enserio e smuy bueno. hace parte de mi lista de originales. espero que se animen a darle una oportunidad.

no siendo mas me retiro.

nos vemos de este viernes en ocho o en quince mas o menos para la actualizacion capitulo 19 Malparides existencial

muchas gracias y feliz lectura.


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