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Amor editado o ¿inédito? por senyu

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Tocaba la puerta sin descanso mientras contra su oreja escuchaba el tono de llamada al celular de Onodera sin respuesta alguna.

 

<”Si, el vino a renunciar”>

 

Eran las únicas palabras que se repetían en la cabeza de Takano Masamune, mientras volvía a llamar después de escuchar el insoportable mensaje de la contestadora.

 

Sabía que Onodera estaba allí, desde su posición podía escuchar el timbre de su móvil, un leve pitido en lo más profundo del apartamento, quizás desde su habitación. Onodera estaba allí y por más que quisiera esconderse, él lo sacaría de alguna forma.

 

--¡ábreme la puerta!—grito enfurecido, agobiando el timbre cada vez más rápido, cada vez más desesperado. Su pierna no dejaba de patear la puerta una y otra vez. Era una escena sinceramente muy familiar para Takano, una escena que había tenido lugar por primera vez ese día de su cumpleaños; y fervorosamente quería creer que como en esa ocasión, en esta justo también debía dar resultado.

 

<> se decía mentalmente inyectándose más de esa determinación que desbordaba su propia autoconfianza en que podría evitar el fin que ese estúpido del que estaba perdidamente enamora quería crear.

 

--¡sino me abres te juro que derribare la puerta!—grito. Se guardó el celular en el bolcillo del pantalón; retorciendo un par de pasos y sin pensar, queriendo acallar las voz de Isaka en su cabeza, levanto su pierna y con toda la fuerza que pudo pateo la puerta.

 

***

 

Estaba tirado en su cama. Sus manos cubrían sus oídos intentando amortiguar el sonido del timbre, el estruendo de la puerta, su propio teléfono celular al sonar; pero sobre todo la penetrante voz de Takano que calaba en lo más profundo de su alma, evocando en el tantas emociones y sentimientos. La adrenalina corría con fiereza por sus venas, su corazón latía tan fuertemente como si fuera a estallar; podía sentir angustia, deseo, temo, muchas cosas con solo escuchar su voz; sentirse tan inseguro consigo mismo que en ese mismo instante. Aunque su mente le exigía no verle, toda su alma solo quería correr a sus brazos y dejar que Takano deshiciera todo esa locura en la que había convertido su propia vida.

 

Podía escucharlo gritar pero no entendía sus palabras. Leer la preocupación en su voz y ser consciente de las locuras que ese hombre podía cometer en las situaciones más adversas lograban preocuparlo.

 

El fuerte estruendo acallo su mente varios segundos.

 

<<”la puerta”>> pensó con pavor. <<”¿él… él había derribado la puerta?>>

 

Se levantó de la cama con la velocidad de un rayo; sintiendo el latir de su corazón cada vez más rápido, cada vez más fuerte como si trata de una locomotora descarrilada y ninguna señal de que pudiera ser detenida. Corrió hacia la puerta y cuando al fin pudo divisarla esta se abrió estrepitosamente.

 

Y hay estaba su príncipe azul… sin su caballo blanco y sin su brillante armadura de placas de plata pero su silueta se podía ver nítida por el sol que le iluminaba desde la espalda de este como si se tratara del perfecto redentor.

 

El silencio reino con ambos personajes inmóviles en sus puestos mirándose fijamente; los únicos pensamientos que atacaban la mente del castaño parecían ser los misterios más grandes ocultos por el mundo. Ya que él no tenía respuestas a esos cuestionamientos tales como ¿Qué decirle? ¿Cómo encarar esa situación? ¿Cómo evitar que Takano se inmiscuyera? ¿Cómo no desear que le detuviera?

 

Su boca se secó ante la ansiedad de verle al fin acercarse a él a paso apresurado cumpliendo a cabalidad el papel principesco del héroe del momento; terminando por estrecharle entre sus brazos con fuerza como si se tratara de ese tesoro que creyó perdido y que jamás recuperaría.

 

Takano se sintió tan aliviado de verle ahora, de tenerle entre sus brazos, de captar el olor de su cabello, de sentir su calor; apaciguando en su interior ese temor de haberle perdido como hacía diez largos años atrás.

 

--Takano…-- murmuro Onodera apenas con fuerza y sin el más mínimo animo de alejar al jede de editores de él.

 

--no dejare que te vayas….—le escucho decir con su voz teñida de determinación.—sobre mi cadáver.

 

--pero…--quiso replicar, aunque no tuvo claro bajo qué argumentos exactamente; por lo que callo al ser apretado con más fuerza por el pelinegro como si con ello pudiera fundirle en su cuerpo y evitar que se fuera de su lado.

 

--Ritsu.

 

Últimamente Takano estaba usando mucho su nombre y el no alcanzaba a imaginarse como lograba que su ansiedad creciese y su corazón se acelerara como si fuera a darle un infarto producto a la emoción de ese simple gesto le hacía sentir.

 

--te amo...—suspiro Takano contra su oído. Esas dos palabras camufladas en esa exhalación de puro alivio y que lograba reconfortar la agobiada mente del castaño.

 

--lo siento…--salió de sus labios como un exabrupto de impotencia; logrando que esos fuertes brazos que le apretaban le soltaran y ese caluroso cuerpo se alejara un poco solo para encontrarse con los ojos de Takano mirándole temerosos. Parecía que sabía lo que iba a decirle pero aun así no se detuvo. —es una decisión tomada.

 

La expresión de Takano endureció viéndole entrecerrar los ojos, retador.

 

--¿qué parte de la oración “sobre mi cadáver” no entendiste?—cuestiono serio con su voz cortante y molesta ahora.

 

--no se trata de entenderla. —refuto el castaño retrocediendo unos pasos colocando distancia necesaria para que su impulso de perderse en sus brazos desapareciera.—es que entiendas que ya no puedes evitarlo.

 

El silencio reino nuevamente entre ellos, más tenso y asfixiante que los anteriores.

 

--quédate…--salió de los labios del pelinegro como una sincera y profunda suplica.—nada es lo mismo sino estas.

 

--¿crees que con pedirlo ya está hecho?

 

--no lo sabré sino lo intento.

 

--no puedo…

 

--no digas que no puedes—le regaño Takano con voz firme y llena de desesperación.—¿es por mi culpa?

 

--no.—negó de inmediato Onodera.—es por todo.

 

--¿Qué es todo?—cuestiono en cierta medida confundido el pelinegro.

 

--el trabajo, tu, este lugar… yo… más que todo yo…

 

--ya veo…--suspiro el pelinegro anulando esos pasos que habían entre él y el castaño, sujetando su rostro entre sus manos para que no dejara de mirarle como hacia siempre que quería evitar encararle.—no dejare que escapes.

 

--no estoy escapando… solo intento arreglar…

 

--no te mientas.—le interrumpió acercado su rostro al de Onodera sin dejar de mirar sus ojos verdes y perderse en ellos como le pasaba siempre. Irte e intentar olvidar todo siendo esa persona que no eres. Es huir, quieras aceptarlo o no.

 

--Takano…

 

--siempre eres muy duro contigo mismo.

 

--me tengo ir y encontrar mi verdadero camino.

 

--¿y quién te dice que no es este? Debes de dejar de lado ese miedo a caerte y fallar… sino al final sentirás que realmente fallaste.

 

--no intentes filosofar conmigo—gruño por lo bajo algo fastidiado de volver a escuchar otra vez esas palabras que solo le confirmaban ese error mayúsculo que estaba cometiendo.

 

--solo intento que la realidad no sea tan impactante.

 

--suena muy linda así camuflada, pero no va con tu forma de ser.

 

--y ten por seguro que perderte por segunda vez tampoco concuerda con tu pensamiento ni mi forma de ser.

 

--ya te lo dije, es una decisión tomada.

 

Hay estaban otra vez esas palabras. Unas palabras que solo conseguían en Takano hacerle sentir cólera, ira, frustración. Palabras que no quería tener que volver a escuchar.

 

--entonces ¿pretendes que me quede de brazos cruzados mientras terminas de arruinar lo poco que has logrado por un arrebato injustificado? ¿y esperas que lo entienda? – le cuestiono con un tono de voz suave, intentando contener un grito.—eres estúpido.

 

--Takano…--quiso refutar sus palabras, pero el pelinegro se acercó sin previo aviso invadiendo su espacio personal; logrando que sus palabras murieran en su garganta. Sus mismos pensamientos murieron ante la profundidad de sus ojos castaños y lo inquebrantable de sus rictus. Parecía una advertencia silenciosa que lo obligaba a callar y no equivocarse con lo que pretendía decir.

 

--pasaron diez años…--le dijo Takano con voz profunda y amenazante.—diez años en los que te busque…. Teniendo un nombre falso y una esperanza rota. Apareces de nuevo ¿y pretendes que vea como te vas de nuevo ante otro malentendido pensamiento tuyo?... no tengo otra manera de describirte sino es como un perfecto estúpido.

 

--no tengo por qué soportar esto…--gruño Onodera ofendido, volviéndose bruscamente para adentrarse a la casa.—vete, tengo mucho que hacer.

 

--¿no te gusta que te digan la verdad en tu cara?—le cuestiono el pelinegro en un tono brusco y burlón que lograron que el menor se detuviera de repente volviéndose a  mirarle con una expresión enojada y quizás amedrentadora.

 

--no intervengas.

 

--quizás estas malinterpretando todo como hace diez años.

 

--lo que paso hace diez años fue diferente.—le riño intentando no gritar, sentía que la sangre comenzaba a hervirle al fuego de su cabeza confundida y mortificada.--¿Qué nunca me lo vas a dejar olvidar?

 

--no, la verdad no. Por qué sufrí mucho por eso.

 

--yo también sufrí.—le aseguro en un exabrupto de total ira.—no dejaba de pensar en ti, en lo que paso, en cómo te burlaste de mí.

 

--¿y sigues pensando eso?—le pregunto en un tono tan frio y cortante como una navaja.

 

Los labios del castaño se fruncieron en una mueca de represión y fastidio que evidenciaban como intentaba contener en el fondo de su ser todos aquellos sentimientos que le mortificaban y atormentaban; y lo alejaban cada vez más de él, colocando entre ellos un gigantesco vacío entre dos riscos que se derrumbarían en cualquier momento.

 

--no me gusta pensar en lo que paso. Intento mantenerme lejos para que ese dolor no vuelva.—contesto al fin el castaño.

 

--¿y funciona?—le pregunto Takano interesado.

 

--cada vez que te veo todo vuelve.

 

--¿y por eso te vas?

 

--no… ya te dije que es una serie de cosas, es solo una parte de todo.

 

--¿entonces solo te rindes? Nunca fue tu estilo.

 

--a estas alturas no estoy seguro de nada…

 

Quiso seguir explicando lo que en algún momento pensó, ya estaba claro pero se vio interrumpido cuando los labios de Takano clausuraron su boca consiguiendo que sus palabras moribundas se detuvieran en su garganta y sus pensamientos deliraran ante el éxtasis que le provocaban las sensaciones del delicioso contacto de los labios del pelinegro. Una suave caricia incitándole y guiándole a un mundo en una burbuja donde solamente estaban ellos dos. Los brazos del pelinegro capturando su cintura sin ningún esfuerzo guiándole hasta la pared más cercana solo para poder acorralarle allí. Pero cuando por primera vez en ese tiempo desde que se habían reencontrado, no estaba colocando resistencia a Takano; porque todo lo que quería en esos momentos duros de duda e incertidumbre, los labios de Takano abandonaron los suyos arrebatándole la poca calma que le había brindado durante esos escasos segundos que duro el beso.

 

Los ojos castaños del pelinegro volvieron a centrarse en sus ojos esmeraldas y el silencio reino por tercera o cuarta vez, ya todo estaba dicho, ya no había nada que se pudiera decir para hacerse retroceder el uno al otro.

 

   Los ojos esmeraldas de Onodera se deslizando de los ojos de Takano a observar sus boca, esa que unos segundos atrás había degustado y que ahora mismo se le antojaban casi tanto como perderse en sus brazos y que todos esos problemas que lo mortificaban murieran. Por ello y por primera vez decidió tomar la iniciativa; rosando suavemente los labios del otro con unas ansias combinadas con el miedo que quería asesinar.

 

La sorpresa que invadió a Takano no fue más grande que la felicidad y la excitación que ese simple gesto provocó en él.

 

***(Continuara)***

 

 

Notas finales:

Capitulo 19

espero que les guste

se que estoy muy irregular en mis actualizaciones. igual de irregular que es mi vida xD

espero que les guste y lo expresen. promueban el rr como cultura, no hay nada mas importante para los escritores que saber la opínion de sus lectores. no escribo por rr pero si me gusta saber que tan bien va mi trabajo.

hasta la proxima actualizacion.

 

SENYU


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