<<Ritsu>> era el único nombre que abarcaba toda su mente todo el tiempo en todo momento, como esa placa fundida en su cerebro que no se corroía a pesar del paso del tiempo.
Su boca recorría el cuerpo del castaño con habilidad desde sus hombros hasta debajo de su mentón y de regreso, deleitándose de su sabor, del movimiento de su garganta al tragar captado por su lengua al paso.
Los suspiros que escapaban de la boca del castaño solo evocaban mas pensamientos confusos entre los que sentía como los recuerdos del pasado se entremezclaban con las situación presentes, creando amalgamas confusas, pero solo recordándole lo que sabia desde antes… que lo amaba, que lo necesitaba, que era su droga, su motor.
<<sientes lo mismo que yo?>> eran las palabras que se quedaban en su cabeza y no amagaban a salir por su boca, pero si se abría camino fácilmente por la piel que quedaba expuesta a cada desabrochar de los botones de la camisa del castaño.
<<quiero escuchar esta noche que me amas>>
sus labios volvieron a apoderarse de los labios de Onodera Ritsu; eran tan tibios y suaves ahora. Por primera vez no lo rechazaban, por primera vez en muchos años estos le correspondían evocando aquellos recuerdos de días escasos donde solo eran ellos dos, donde el castaño se había convertido en su mundo sin poder evitar que eso pasara, destrozando sus oscuras intensiones.
<<yo solo quiera destrozarlo… odiarlo… pero no necesite mucho tiempo mas que un día para que en mis esperanzas y en mis sueños solamente fuéramos tu y yo>>
se levanto de encima del castaño apenas arrodillándose sobre la cama quitándose con ansias la camisa pudiendo sentir casi de inmediato como la piel de su torso ardía de deseo ante el contacto de los labios de Onodera. Pasaban con esmero sus labios por su pecho deteniéndose en cada pezón del pelinegro deslizando su lengua por estos con maestra arrancandole al mayor fuertes y excitantes gemidos declarantes de un placer absoluto, tan exactos y llegantes como una perfecta melodía.
<<¿dime que sientes cuando esta cerca de mi….? Tanto antes como ahora… ¿sigues sintiendo lo mismo?>>
las manos del jefe de editores se deslizaron por la espalda del castaño hasta su nuca sujetando su cabeza obligándole a levantar la cabeza solo para poder embriagarse con su sabor nuevamente, juntar sus labios con hambre y deseo loco y desenfrenado, sus lenguas danzaban acariciándose entre ellas mientras las manos de cada uno recorrían el cuerpo del contrario con fervor y total cuidado de poner especial atención en los puntos que pudieran llevar al máximo todos los sentidos de su cuerpo.
<<mírame a los ojos… ¿no te das cuenta que no paro de sufrir sin ti?>>
el cuerpo de Ritsu cayo en la cama nuevamente, tan suave como una caricia tan ligero como una pluma, se sentía volar y ausentarse del mundo ante el incalculable placer y las atenciones que solo le pertenecían a él; la oscuridad ahora era la única testiga de sus caricias, besos y gestos que se proporcionaban, la única receptora de sus gemidos y suspiros.
El jefe de editores se coloco encima del castaño recobrando el control de ese acto que tanto deseaba, dar y recibir, hacerle sentir y que entendiera con su cuerpo lo que sus palabras no lograban que captara y entendiera, era su musa, su inspiración ahora tacto y suavidad eran sus aliadas, un mensaje perfectamente escrito en gestos que solo su cuerpo podían entregar.
--Ritsu… -- suspiro mordiendo suavemente su cuello, arrebatándole al castaño un largo y fuerte gemido de pura excitación; Onodera le regreso el gesto rasguñando la espalda del pelinegro tan despacio que la piel del otro se erizaba al contacto de las uñas de Onodera y un delicioso escalofrió subió por todo su espinazo haciéndole suspirar perdiendo el autocontrol y dejando que su sentido animal se apoderara de el.
La ropa que les quedaba comenzó una a una a caer al suelo dejando sus cuerpos descubiertos y deseosos sin ningún tipo de pudor, la vergüenza ya no existía, ni los pensamientos racionales, solo eran ellos y un mensaje claro… amor y necesidad.
<<¿dime que seria de nosotros si nunca me hubiera ido?>>
no sabes cuanto te necesito…-- susurro el pelinegro contra su oído; una suplica directa para que no se fuera pero que a ese rincón de su mente donde se había relegado su racionalidad, ahora era un pedido imposible complejo, impensable…
apretó los dientes intentando así no decirle algo que pidiera arruina el momento y poder fundirse mas cada vez as en esa repentina paz que Takano le hacia sentir, por que no quería penar mas, no en ese momento, no en ese instante donde el dejar salir su racionalidad podría ocasional el cataclismo de su pequeño universo momentáneo.
Pronto esa cavidad húmeda envolvió su miembro haciéndole gemir largo y tendido entregándose de lleno al placer que le prometía su universo perfecto, solo el, Takano, donde todo era lindo, perfecto, placentero.
El vaivén de la boca del pelinegro en su miembro con su lengua recorriendo el glande de su pene le hacia imposible no agitarse y arrancarle palabras exigentes de mas atención que alimentaban su placer y relegaban sus pensamientos negativos.
Sus manos se deslizaron a la cabeza de Takano enredando sus largos dedos en el cabello de Takano imponiéndole un ritmo mas rápido, mas certero; perdiendo entre gesto y gesto su consciencia.
<< ¿esta puede ser nuestra primera vez? ¿cómo esa en tu habitación hace 10 años atrás?>>
aprovechándose de la situación ocupándose del miembro del castaño, el pelinegro procedió a jugarse la carta de la de la lujuria; adentrando prontamente un dedo en la entrada del castaño que le saco un profundo gemido. Onodera por puro reflejo separo mas sus piernas, levantándolas dándole un mejor acceso a un acto que el castaño estaba deseoso de experimentar el grande y habilidoso miembro del jefe de editores.
<< por que cuando me lo hagas una vez mas tal vez termine vendiéndole mi mente al tímido chico que había cedido a tus fríos encantos>>
un tercer dedo se interno en su cuerpo haciéndole apretar los dientes recordando esa vieja sensación de dolor y placer… algo tan cercano a su lejana adolescencia para darle paso a ese viejo desconocido y tímido él que había sepultado en lo mas profundo de su mente.
Pronto todos aquellos gestos habían cesado dejándole cansado e insatisfecho sin entender ¿por qué?; sus ojos esmeraldas se detuvieron en la figura que apenas distinguía en la oscuridad de Takano quedándose mudo, pero con una mirada demandante, ansiosa y quizás desafiante; le vio acercarse prontamente colocándose entre sus piernas.
--quédate conmigo – volvió a pedirle en un susurro.—podemos retomar lo que dejamos hace 10 años.
--Takano… eso no creo que se pueda.—respondió con tristeza.
--puede ser realidad solo si así lo deseas.—hablo queriendo convencerle antes de volver a acallarle con sus labios.
<<siempre he creído tus palabas a pesar de que mis gestos dicen los contrario; pídemelo de nuevo y déjame embriagarme con tus palabras; repítemelo dos veces mas y me perderé en tus gestos, una ultima vez y no podre escapar… seré tuyo para siempre como siempre a sido… Masamune>>
--solo inténtalo-- le pidió en un tono tan bajo que apenas pudo entender sus propias palabras; su corazón latía tan fuerte que pensaba que era una bomba de tiempo que haría estallar todos sus sentidos.
El pene del mayor se adentro en su cuerpo tan deliciosamente lento que la espalda del menor se arqueo recorrida por un deli soso deseo de obtener mas en forma de una corriente eléctrica que torturaba todos sus sentidos.
<<dime que me amas y me tendrás….>>
Sonrió embriagado por el vaivén de las caderas de Takano produciendo sonidos tan esquicitos que para el pelinegro solo podían dar fe de su excelente trabajo, de el modo correcto de las cosas, de ellos dos juntos.
El juego de sus caderas se iban volviendo mas rápidas, mas certeras.
--¿con cuantos estuviste antes de mi?—cuestiono el pelinegro abrazándose al cuerpo de Onodera fuertemente consiguiendo con ello ahondar mas en su cuerpo.--¿eran mejores que yo?
--¿buscas elevar tu ego? – cuestiono Ritsu amarrándose al cuerpo de Takano con brazos y piernas.
--probarte que soy mejor por que yo te amo…
<<dilo una vez mas y me entregare por completo >>
--no tengo por que responder…--sus palabras fueron muriendo en su garganta siendo reemplazadas por mas sonoros gemidos por profundas estadas del pelinegro como si esa negativa realmente nunca hubiera existido, restándole importancia a su existencia en un universo donde no debían existir ni ellas… ni esas preguntas de Takano donde parecía querer destruir ilusiones de viejos contrincantes que si el realmente quería saber… jamás habían existidos.
--yo tuve muchos…-- hablo el pelinegro colocando cada vez mas fuerza a sus acciones provocando que el castaño clavara sus uñas en la espalda y hombros de Takano.—pero ninguno como tu…siempre estabas en mi mente todo el tiempo, pretendiendo que cada uno de ellos fueran tu…
<<me derrito, Masamune… me derrito con tus palabras, de deshago en tus acciones, me fundo en tus deseos…>>
los besos y mordidas en el cuello de Onodera acrecentaban el placer del castaño perdiendo su sentido común al fin.
--te amo…--suspiro perdiéndoos en cada una de las estocadas del pelinegro.—no hubo nunca nadie mas, por mas que lo intente… por que no podía dejar de quererte….
Los dos mas fuertes gemidos escaparon de la garganta de ambos llenando de esquina a esquina la habitación emborrachándose con el orgasmo que se había llevado con ello la poca energía que les quedaba; con el pelinegro llenando el interior del castaño con su semen, jadeándose ambos en el oído del otro con la mente hecha una telaraña de recuerdos y sensaciones… pero con una satisfacción única de volver a tenerse el uno al otro profesándose amor eterno
--no sabes Rutsu … cuanto te ame, te amo y te amare.
***(Continuara)***