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Amor editado o ¿inédito? por senyu

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(Una semana después)

La mañana transcurría lenta y horriblemente mientras Takano seguía mirando el Story Board sin prestarle gran atención. Tenia dos horas mirándolo la misma pagina sin caer en ningún error, pero no era que no los hubiera, simplemente no era capaz de verlos mucho menos de asegurar si lo que había leído casi un millón de veces lo entretenía o lo aburría, simplemente le era insignificante, vacío, incluso insignificante para lograr captar su atención y dispersarlo de lo que a él en ese momento si le importaba.

Su vida se había vuelto gris y vacía y ya nada tenia sentido. Sus ojos se desviaron por encima vez en menos de diez minutos a la silla vacía que estaba a su lado, y esa punzada en su pecho logro desestabilizarlo, aunque físicamente no daba ninguna señal de nada. Solo pensaba desesperadamente que hacer para arreglar ese desastre pero literalmente a Onodera Ritsu se lo había tragado la tierra.

Él sabia que había intentado todo a lo largo de esa semana de plazo que tenia Onodera para hacer efectiva su carta de renuncia, durante toda esa semana había intentado verle, hablar con él, buscar que le explicara que significaba esa carta que había leído… tantas cosas que necesita con desesperación entender, era incluso a esas alturas capaz de pactar con el mismísimo satanás  por al menos lograr en coincidir, pero nada,  Onodera había comenzado a poner todo lo que podía para evitar que cualquiera de sus planes se hiciera, incluso había descubierto que una empresa de mudanzas estaba inventariando las cosas en el apartamento de Onodera para empacar y recoger ese sábado en la tarde. No sabia cuantas veces se había presentado en las instalaciones de la editorial Onodera, varias veces al día, antes de presentarse a trabajar y después de salir de allí, incluso la recepcionista le saludaba como si fueran viejos amigos, pero Onodera nunca estaba; quería creer que era así y no que simplemente se estaba negando.

Pronto las energías negativas proyectadas de repente a su alrededor captaron su atención y su mirada llego a su acompañante, cierto escritor peliplata que se había parado a su lado y le miraba fríamente con sus ojos lilas. Takano no se sentía intimidado y en cualquier otro momento hubiera querido deshacerse de el, pero en esa semana su objetivo era el mismo y sabia que si Onodera daba señales de vida, su mejor contacto seria el escritor de quinta que tenia al lado, aunque no era capaz de soportar su actitud y el mutismo con el que en ese mismo instante le miraba.

Tal vez pasaron dos minutos, quizás mas sin que ninguno de los dos dijera una palabra hasta que Takano se resolvió por acabar con el silencio.

—¿qué?

—¿aun nada? —contra pregunto Usami, su voz salía mecánica, se estaba volviendo una rutina ir a Esmerald con Misaki cuando le llevaba al trabajo, indagando sobre novedades a cerca de su editor, ese que le estaba causando demasiado problemas, mas de los que su escasa paciencia estaba dispuesta a soportar.

—¿tu que crees?— la respuesta había si áspera, como siempre, pero ya no se enojaba, en su posición él también contestaría igual si tenia una situación tan pesada e insoportable encima, por lo que simplemente gruño pensando en si era mejor irse o intentar saber que había hecho el pelinegro para solucionar toda esa ridícula situación.

***

a unos pasos de ellos estaba Misaki mirando disimuladamente a Takano y Usami; estaba intentaba editar el Story Board que le habían asignado la noche anterior, pero que seria su trabajo de toda esa mañana pero sinceramente le parecía mucho mas interesante la posible conversación que se podía desarrollar entre los dos mayores, aunque su referencia con respecto a esa situación durante toda esa semana que Usami iba a ver a Takano, no pasaba de un par de preguntas sobre Onodera y se iba sin mas luego de despedirse. A esas alturas para él la conversación era indescifrable al no llegar hasta él.

No sabia si le daban celos o le preocupaba, se detuvo a reflexionar mirando el separador de su cubículo, había pasado tantas cosas esas semanas, tantos desplantes, tantos chismes, sobre todo de parte de Isaka que lo habían puesto en contra de Onodera y claro, esa manía que había tenido Usami en escoger que información darle y que ocultarle que había contribuido a la desaparición de Onodera Ritsu se sentía tan culpable y directamente implicado que lo llevaba a cumplir que mas que celos si le preocupaba.

<<¿qué podría estar pensando Onodera?>> se cuestiono intentando ponerse en la posición del otro castaño pero sentía que le faltaban datos para una experiencia completa, aunque muy en el fondo de su ser sabia que no quería estar en una posición parecida a la del castaño mayor, sabia que no podía soportarlo.

Estaba seguro que Takano lo estaba pasando mal, con solo verle a la cara, a sus ojos eso se hacia evidente; pero Usagi también la estaba pasando mal de un modo diferente, el sufrimiento de Usagi era diferente, era laboral.

—“Jamás había funcionado tan bien con un editor como me ha pasado con Onodera en el poco tiempo que trabajamos juntos, no pensé que fluiría, Siempre pensé que me quedaría atado a la loca de Aikawa”— fueron las palabras de Usagi la ultima vez que habían tocado el tema. Desde la renuncia del castaño mayor ya cinco editores habían pasado por Usagi… ninguno había salido muy bien parado y a Murukawa evidentemente se les estaban acabando las ideas hasta el punto de sugerir que el mismo Isaka editara a Usami a lo que este se negó de manera tajante. Todo auguraba un rotundo fracaso.

Misaki suspiro, tenia que haber algo que pudiera hacer para lograr solucionar algo ¿pero que?. Se desordeno el cabello con desespero y dejo caer la cabeza sobre el escritorio sin hacerse daño, sintiendo que su cerebro explotaría.

—no todo puede ser tan malo ¿verdad? — se dijo  a si mismo intentando convencerse de que en cualquier momento debía pasar algo que el diera un gran giro a la situación, una especie de milagro o algo parecido.

Acariciaron su cabello obligándole a ponerse derecho nuevamente mirando a Usagi y aunque le sonrió como siempre en su semblante se veía la preocupación.

<<Usagi esta tenso… ¿cuánto mas podrá aguantar?>> se pregunto viendo al escritor salir de allí, no podía evitar estar preocupado por el y como toda esa situación podía afectar la vena creativa y la carrera del escritor cuando parecía que todo se deshacía a pedazos.

***

Estaba de pie justo frente a la puerta de Editoriales Onodera, tomando Aire profundamente como hacia cada mañana antes de entrar allí desde que había comenzado a trabajar nuevamente allí. Aun no lograba acostumbrarse al cambio, en la mañana inconscientemente tomaba camino a Murukawa casi de manera automática y a mitad de camino tenia que corregir el rumbo, quiso convencerse de que solo era la costumbre pero muy dentro de el aun no lograba asimilar la idea de estar trabajando en la editorial de su padre nuevamente.

Entro en la recepción sin siquiera volverse a ver a la fila de recepcionistas que había en la entrada, muchas mas de las que había en Murukawa sin duda. Oyó que le saludaron pero apenas si levanto el brazo como saludo y siguió su camino a paso lento y pesado como si cargara una pesada piedra en sus hombros. Subió un par de pisos para llegar al departamento de literatura y entro sin apenas prestar atención y se sentó en su puesto, sintiendo la mirada de algunos de sus antiguos compañeros observándole fijamente como todas las mañanas desde que había comenzado. Esta vez les miro y el ambiente se torno mas turbio y pesado.

—¿qué? —cuestiono repelente y estos no dejaron de mirarle, ese día en particular no estaba de humor para soportarles.  Algunos de ellos regresaron a sus cosas ignorándole, quizás a ojos de Onodera era una acción inteligente, nadie quiere arruinar su carrera por que se mete con el hijo del gran Jefe, pero sabia lo que pensaban… ese no era su lugar, había regresado derrotado a las faldas de su padre.

…¿qué? ¿no van a decir nada? —les provoco, estaba tan borde y tenso que cualquiera que al menos respirara fuertemente seria el blanco de su ira desbordada, pero todos enterraron sus caras en sus manuscritos mudos como mimos franceses y quietos como estatuas. Onodera se irrito mas, Quiso seguir provocándoles en espera de que algún valiente abriera la boca pero pronto sintió las manos de alguien tras él, las poso sobre sus hombros interrumpiendo cualquier otra apelación que quisiera salir de su boca.

—Onodera… calma…— oyó y eso hizo que se girara a ver al jefe de departamento mirándole preocupado. —¿podemos hablar?

Onodera gruño molesto con el ceño fruncido volviendo a mirar a los demás editores terminando por levantarse de su escritorio para acatar el pedido.

—prefiero eso que envenenarme con estos cobardes.— escupió con ira y siguió al jefe de editores hasta la sala de descanso, donde este le sirvió un te y se sentó al frente suyo. — Onodera te noto demasiado tenso, ¿que pasa?

—¿por?

—me encanto la idea de que volvieras, de los mejores editores que hemos tenido aquí y tú… se que siempre fuiste muy aislado e inmerso en tu pequeño mundo, pero desde que entraste por esas puertas estas parco, intolerante, incluso altanero, no se están diciendo buenas cosas de ti y eso estresa al señor Onodera, él esta muy preocupado por ti.

—no me digas…— gruño con ira cruzándose de brazos cual preparatoriano rebelde.

—se que te vas a enfadar… pero siempre pensé que somos amigos a pesar de que en el ultimo año no hemos hablado mucho, quiero saber ¿qué paso en Murukawa? ¿por que volviste? ¿por qué estas así?— las preguntas del jefe de editores mas que sonar a curiosidad podía leerse la mas profunda confusión y preocupación. Onodera suavizo su mirada y suspiro abatido apoyando sus codos en la mesa mirando su té.

—la verdad es que no paso nada… me estaba saliendo todo bien, un gran salto en mi carrera, estaba haciendo un reemplazo en literatura, editando al gran Akihiko Usami…—comenzó a contar con voz fúnebre y sombría como si eso fuera algo malo.

—¿y que paso? No veo el problema en eso…

—lo arruine…  me deje abrumar…tuve un altercado con Yokozawa, él me dijo las verdades en mi cara y hui como el cobarde y pedazo de cosa patética que soy…

—Yokozawa, eh…—suspiro el jefe de editores y se apoyo en sus codos sobre la mesa mirando al castaño que tenia la cabeza gacha. —ese hombre no es conocido por ser un hombre diplomático, pero no puedes ir creyendo lo que todos dicen de ti… cuando era niño mi madre solía decirme que me preocupara cuando la gente no hablara de mi, por que evidentemente estaba haciendo las cosas mal. Onodera si la gente habla de ti es por que haces las cosas bien, por que te envidian, ven tus capacidades y cuando alguien es lo suficientemente bueno obviamente no es bueno para los demás por que les haces ver sus propias limitaciones.

—créeme, no me haces sentir mejor.—susurro Onodera acomodándose en su asiento.—ya lo arruine, no puedo volver a Murukawa y estoy atrapado aquí siendo el hijo de papi…

—y ¿Takano que dijo? ¿estabas trabajando para el en Esmerald según me conto tu padre.

—no quiero hablar con él.

—¿paso algo con él no es verdad?

<<pues aparte de ser mi acosador sexual personal, vecino y jefe y otro ciento de cosas mas… no te llegas ni a imaginar el lio que tengo con él>> pensó suspirando.

—seguro esta furioso.

—tiene una mala actitud ¿verdad?

—eso es decir poco, pero es un gran editor y un excelente jefe de departamento.—sonrió melancólico.—pero eso no importa.

—si importa… el viene todos los días a intentar verte, ya le he visto varias veces.

—lo se…—contesto con desanimo dejando que su rostro reposara sobre su mano cual niño aburrido.—no puedo verle o hará que me sienta aun mas arrepentido de lo que ya me siento.

—Onodera, aun estas a tiempo de componer todo.

El castaño negó con la cabeza y se puso de pie dando la conversación por terminada.

—seguiré negándome a verle, tarde o temprano se cansara y yo tengo que asimilar mi nueva vida ahora… ahora continuare con mi trabajo, permiso.

El jefe de departamento se quedo mirando como el castaño se alejaba y suspiro, ya no sabia que debía decirle para hacerle sentir mejor, a esas alturas parecía que nada podía hacerle sentir mejor.

***

era la hora del almuerzo y Takano había salido unos minutos antes de Murukawa tomando su auto conduciendo en dirección a editoriales Onodera, ¿un error? Probablemente, sabia cual seria el resultado, pero sentía que era algo que tenia que hacer, que necesitaba hacer, pero esta vez iba armado y preparado.

Esa carta seguía en su cabeza, una carta de la que absolutamente nadie sabia de la que no había comentado con nadie y a la que había contestado esa noche sin saber por que pero que enmarcaba todo lo que había sentido y sentía a la actualidad y que esperaba en lo mas profundo de su ser que fuera suficiente para provocar que Onodera apareciera a encararle.

Se detuvo delante del edificio viendo a las personas salir a tomar su descanso, los veía y no podía evitar estudiarles como personas diferentes a las que trabajaban en Murukawa, todos tan bien puestos y relajados; se sentía como si estuviera en la zona del enemigo solo por que sabia que esa editorial era su mas fiera competencia y cuando bajo del auto muchos de ellos le miraban con curiosidad como si supieran perfectamente quien era él.

Entro allí sin desviar su mirada a nadie mas y finalmente se acerco a la recepción captando la atención de una de las recepcionistas la cual le sonrió amigablemente.

—bienvenido a Editoriales Onodera ¿en que le puedo ayudar?.—le saludo la recepcionista, evidentemente era diferente a las que ya le habían atendido antes.

—buenas tardes…el señor Onodera por favor.

—¿el presidente Onodera, u Onodera Ritsu del departamento de Literatura?

Antes tan solo de poder responder otra recepcionista se acerco sonriéndole.

—buenas tardes señor Takano, lamento informarle que el Joven Onodera ha salido temprano, le he dado sus recados, pero él no dejo ningún mensaje para usted.

Escuchar eso fue como un golpe bajo en su estomago que casi lograba que se doblara si no fuera por que estaba apoyado en el mueble de la recepción. Su rostro cambio por completo, su rictus evidencio la preocupación y la desesperación que se apodero de el y la recepcionista no supo que decirle.

—lo lamento señor Takano. —se disculpo la segunda recepcionista mientras la primera se alejo para atender a alguien mas.

—no importa, pero si… quería pedirle un favor personal y muy importante.

—claro, en lo que le pueda ayudar.

El pelinegro le tendió una carta en un sobre blando perfectamente marcado a la recepcionista que lo recibió confusa.

—entréguele esto por favor. Es muy importante que Onodera Ritsu Y solo Onodera Ritsu la reciba.

La recepcionista miro la carta y luego a Takano asentando con la cabeza.

—me encargare no se preocupe.

—gracias.

Y sin mas remedio se despidió con apenas un gesto saliendo del edificio para irse.

***

Onodera caminaba en dirección a la salida con la idea de lograr ingerir algo ese día, ya tenia un par de días sin poder probar bocado y la falta de alimentos le estaban pasando factura, su estomago estaba resentido y sentía un ardor horrible.

Bajo del ascensor estudiando la recepción apenas por un segundo cuando sin mas pudo ver a un personaje en cuestión atravesar las puertas de la editorial directo a la recepción.

Como un rayo salto del ascensor para esconderse tras una gran matera de palma sintiendo como el corazón iba a salírsele del pecho y el ardor de su estomago desaparecía en menos de un segundo. Se llevo la mano al pecho intentando racionalizar lo que había visto; ¿era Takano a quien había visto caminar a la recepción?, se agito mirando la escaleras sin estar bien seguro de lo que había visto.

<<no, es imposible, están finalizando el ciclo de veinte días, el debe estar en Murukawa intentando sacar el ciclo adelante.>> pensó auto convenciéndose de que su mente le había jugado una mala broma a causa de la presión de la que era victima, solo una paranoia, un espejismo de alguien que vio y se le pareció a Takano.

Apretó los puños, solo había una manera de asegurarse y esa era volver a asomarse a la recepción y confirmar que sus ojos le engañaron. Con gran cuidado se asomo entre las hojas de la palma a la recepción, intentando ver entre la gente que caminaba por allí y su corazón se acelero aun mas cuando pudo comprobarlo al fin, si , era Takano, buscándole a él, como levaba haciendo a lo largo de esa semana.

Regreso a esconderse tras la matera y sintió que le faltaba el aire. El no podía salir de la editorial no podía encarar a Takano.

—¿Onodera? ¿Que haces allí?

La pregunta le llego de su editor en jefe quien había acabado de salir del ascensor y lo había visto allí tras la palma, achicopalado como un niño asustado por haber hecho alguna trastada que había salido mal y mas pálido que una hoja de papel.

En un muy ágil y eléctrico movimiento el castaño salto sobre él, sujetándolo por el brazo arrinconándole en el pequeño escondrijo del Cataño. Notaba sus manos sudorosas y temblorosas y su mirada desencajada casi como si hubiera visto una aparición.

—¿qué te pasa?— cuestiono anonadado y el castaño le hizo una exagerada señal de silencio con su dedo mientras volvía a asomarse entre las hierbas a mirar la recepción.

—esta hay…— susurro con la voz temblorosa.

—¿quién?

—Takano…

—ahhh…— fue lo único que salió de la garganta del jefe de editores poniéndose de rodillas para mirar a la recepción por entre las ramas como el castaño.

—deberías hablarle.— le sugirió el jefe de literatura sintiendo como Onodera se erizaba como un gato al que le habían echado un gran balde de agua fría.

—nunca.— respondió de golpe por el pánico.

—no puedes esconderte de el toda la vida.

—pues lo intentare.

Los dos continuaron escondidos mirando al Jefe de editores de Esmerald, estudiaban sus gestos, la manera en la que hablaba y finalmente como dejaba algo en la recepción y se iba a paso lento.

Cuando fue seguro que Takano se fue, Onodera se sentó en el suelo suspirando de alivio echándose el cabello hacia atrás muy asustado y afligido.

—él sabe como acabar con mis nervios.—gruño el castaño aunque en su voz se leía un gran alivio.

—y tu con los de él, evidentemente.

—no comiences…—gruño Onodera cuando sintió que alguien mas se detuvo a su lado levantando su mirada para encontrarse con la guinda del pastel. Su padre le miraba sorprendido.

—¿Ritsu…?—apenas salió de la boca de su padre con una cara de sorpresa tal que a ojos del jefe de editores de literatura, casi era de risa.

—no preguntes.—pidió el castaño en un suspiro de desesperación mientras se ponía de pie intentando acomodarse la ropa. El adulto levanto las manos cual señal de rendición y simplemente siguió su camino como si no hubiera visto nada. Onodera sabia que estaba pensando su padre, ya llevaba unos años pensándolo, que había perdido la cabeza, que estaba loco de atar y que era inútil intentar razonar con él y lo peor del caso es que hasta el mismo Onodera creía que su padre tenia razón.

—¿vamos a almorzar?, seguro quieres hablar. —le invito el jefe de departamento sacándolo de sus pensamientos erráticos y confusos, pero Onodera negó con la cabeza.—no tengo hambre.

—hace ya un par de días que noto que no has comido nada…

—lo se, pero no me pasa.. solo no te preocupes.

—iras a ver que te dejo Takano en la recepción?

—no quiero saber, la verdad.— y con esas palabras Onodera avanzo al ascensor subiendo a el.

***

el día al fin se había acabado. Onodera termino de teclear el ultimo correo a su nuevo escritor concretando la reunión para la revisión de los cambios para el nuevo material en salir y finalmente cerro su computadora. Desvió sus ojos al reloj, eran casi las diez de la noche, sintió que era la hora adecuada para partir sin correr el peligro de encontrarse con Takano.

Recogió sus cosas y finalmente se subió al ascensor camino a la recepción y le pareció curioso que aun una de ellas estuviera en allí, notando que esta al verlo se puso de pie sonriéndole.

—señor Onodera.—le llamo esta y supo que era justamente la mujer que había estado habiendo con Takano, por lo que no pudo evitar acercarse a ella. —le dejaron esta carta.

La mujer le tendió la carta la cual el castaño tomo por inercia, mirándola leyendo “para Onodera Ritsu de Takano Masamune” que hizo que se le helara a sangre.

Onodera miro a la mujer la cual le sonrió para luego comenzando a recoger sus cosas, parece que solo se había quedado para cumplir con el que parecía un importante encargo de parte de Takano.

—Gracias.—apenas salió de su garganta y se despidió con un gesto saliendo de allí con la carta en la mano acercándose a un bote de basura, pensando en tirarla. Pero cuando quiso soltarla, cuando quiso con ella desechar lo mal que se sentía, no fue capaz de abrir la mano para dejarla caer.

Su cabeza comenzaba a maquinar otra vez, ¿qué podía decir la carta? ¿qué era tan importante que Takano la había escrito? ¿lo mismo de siempre? ¿qué le amaba y que quería que volviera? O por el contrario ¿le recriminaba lo cobarde que era por huir? ¿qué le odiaba?

Esa ultima pregunta le hizo temblar fuertemente y que su corazón se encogiera dolorosamente. Arrugo la carta entre su mano y se la llevo al pecho, aunque no quisiera quería saber que decía esa carta, así le matara tenia que saberlo.

Así su camino se detuvo en un pequeño parque sentándose la banca abriendo el sobre con las manos temblorosas y finalmente desdoblo la carta comenzando a leer.

***

Fecha.

Ritsu:

A estas alturas he escrito esta carta una centena de veces sin saber como comenzar a decirte todo lo que he sentido y siento hoy sin comenzar a recriminarte tantas cosas, por que no quiero recriminarte nada… yo solo quiero intentar entender toda esta situación amorfa y confusa en la que se convirtió esta guerra de poderes que nos alejo tan abruptamente.

Estoy preocupado, estoy afligido, estoy cansado, y sumamente golpeado mentalmente, por que cuando por fin sentí que esa gran brecha entre nosotros se había acortado, esa ultima vez que nos vimos en tu departamento tras ese acto de amor desenfrenado… te fuiste, desapareciendo de la faz de la tierra., de mi mundo

Se muy bien que sabes cuantas veces me he presentado en Editoriales Onodera esta semana. Estoy arto de las negativas de las recepcionistas y mas arto de no poder subir y hacerte salir para que me digas en mi cara por que huyes de mi.

Yo…encontré esa carta, esa que estaba sobre ese libro que había estado posado en la mesa de tu sala, una carta que no se si dejaste para mi o solo fue un torpe olvido que yo no debía saber; Pero la leí… fui un gato curioso y leí cada palabra tan detenidamente que puedo recitarla de memoria. Esta plasmada en mi mente a fuego causándome dolor y mas preguntas.

Me aterroriza la idea de volver al pasado. De que no podamos hablar ni vernos, por que así tu lo quieres… yo no quiero volver a sentir que me abandonaste sin una explicación y sin entender el por que. En esa carta sentí tantas ganas de pedir perdón… perdón por todo lo que no hicimos, por cosas que no dijimos, por tantos mal entendidos y sueños rotos que te afligen… que nos afligen tanto, que siento que me tomaría esta vida y un poco mas para hacerte comprender que… nadie mas que yo te entiende.

No se si no entiendes que yo se que sufriste, como no saberlo cuando me lo hechas en cara cada vez que quiero acercarme. Yo también sufrí, eso ya lo sabes, seguro Yokozawa ya te lo ha dejado claro mas de una vez y yo también desde esa primera conversación que tuvimos cuando te reconocí ese primer día que comenzaste a trabajar.

Me dolió que te refieras a mi como “tus demonios” esos que te atormentan y te hacían llorar. Un sufrimiento tan nítido en un lapsus de tiempo tan largo como lo son tres años… me hizo plantearme lo que siempre pensé desde ese primer día que nos vimos, no habías sufrido tanto como yo… pero si lo hiciste con tanta intensidad y por tanto tiempo… que logre plantearme tantas cosas…

Durante esta semana he pensado o mas bien he querido convencerme de que…tal vez así es mejor, que me odies y quieras enterrarme, que tal vez así estas mucho mejor, ser la persona que siempre quisiste ser, con un exitoso trabajo, en el departamento correcto, casado, quizás con esa linda prometida que tienes, teniendo mucho de todo y menos de mi…  duele pensarlo, tanto como hace diez años en los que yo pensaba que te habías ido riéndote de mi y que todo en tu vida era maravilloso y perfecto.

Me hundo en la depresión y en la agonía de solo pensar en que nuevamente te vas dejándome en un limbo que no se como solucionar ni del cual salir, me aterro mas cuando se que podemos hablarlo y solucionarlo, convencerte y hacerte ver que lo que te digo es verdad, que yo te amo y me siento indestructible cuando tan solo logro que tu atención este 3 segundos en mi así sea por las razones equivocadas. Convencerme de que tal vez así es mejor, que me odies… no es fácil. Me duele pensarlo, no me deja tranquilo, no me deja pensar, no puedo respirar.

¿existe un modo en que yo te pueda hacer feliz? ¿es dejar que todo esto quede sin final detenido en el tiempo destruyéndonos con mentiras? Yo quiero ser feliz, estoy cansado de no serlo, y esa felicidad eres tú… por eso le pongo tanto empeño, a estar hay, a ayudarte, acosarte aunque no te gusta, es por que me siento mas seguro… no quiero estar fuera de tu vida, quiero que vuelvas a ser mi vida…  yo quiero ser feliz, por eso necesito verte día tras día en el trabajo, al llegar a casa, que te salgas de tus casillas pero todo en ti solo esta fijo en mi.  Pero yo no quería darte la razón, yo quería hacerte cambiar de opinión, hacerte ver que lo que se quedo atrás hace diez años, no era algo horrible para olvidar, que podíamos continuar donde nos quedamos y olvidar todo lo demás, lo malo y lo feo, yo estoy dispuesto a olvidar…

perdón por ser idiota, perdón por todas las cosas que te hago sentir, tanto por las malas como por las buenas (si es que si sientes algo bueno por mi), perdón por robarte el tiempo y hacerte enfadar. Perdón por amarte a lo largo de mi vida y sobretodo perdón por haberte hecho sufrir… por el mal entendido, por no saber como actuar, por ser un adolecente estúpido…

solo quiero que hablemos, por ultima vez… el viernes a las 8 de la noche en el bar de siempre… espero verte… Ancio verte.

 

Takano.

***(continuara)***

 

 

 

Notas finales:

paso un año y poco desde la ultima vez que actualice este fic.

Si se lo que están pensando, que debería morirme por hacerlas sufrir así, pero me había faltado motivación. Es difícil hacer algo que amas cuando no sabes si lo estas haciendo bien. Y sobre todo cuando tienes un trabajo que te agota por completo.

Espero que a partir de este cap pueda normalizar el fic y terminarlo, considero que le falta muy poco.

chicas, espero que les guste, dejen sus reviews con sus dudas, inquietudes y observaciones y solo me queda desearles una feliz lectura.

He regresado para quedarme.  Búsquenme por Facebook y Twitter como Escritora_ Senyu. Atenderé todas sus dudas inquietudes y conversaciones.

Gracias por leer.

 

ATT 

 

SENYU


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