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Amor editado o ¿inédito? por senyu

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Capitulo 7: gato que mata por celar…(1° parte)

***

Podía escuchar las voces de sus nuevos compañeros de trabajo un poco distante al momento en que se encontraba. A pesar de haber aceptado el estar allí con Hasegawa y los demás, durante el camino había estado pensativo y distante, con la expresión y la especie de sumisión en que Takano se había acercado a él tatuada en su mente.

Entro en silencio en el establecimiento al que todos habían acordado ir, un lugar bastante sobrio, pero elegante, con una iluminación delicada y suave, dejando esquinas oscuras para los enamorados que quisieran algo de privacidad. El lugar con un estilo bastante europeo, con columnas mesas, y puertas en madera de caoba de color chocolate y las paredes con varios cuadros de paisajes exóticos y publicidades de licores con varios estantes detrás de la barra de madera y tallados dorados; De botellas decorativas y elegante y muchos tipos de vasos y copas dedicados a la preparación de cocteles y otras bebidas alcohólicas.

El lugar estaba relativamente lleno. Parecía que estaba teniendo un buen auge a pesar de su punto que estaba un poco solo.

—y bien ¿Qué te parece?—pregunto Hasegawa llamando de inmediato su atención.

Onodera miro al su compañero editor sin ningún tipo de expresión pintada en la cara, realmente aún estaba pensando en Takano y en la extraña sensación que tenia de que el ambiente estaba avisándole algo importante, se sentía a la expectativa de que pasara algo totalmente importante, algo de su entera atención.

—si… si… es un lugar bastante elegante y bonito…

—Qué bueno que te guste—sonrió Hasegawa –¿quieres que nos sentemos en la mesa o en la barra?

—cualquier lugar está bien para mi…

—bien… vamos entonces….

Con Hasegawa tomándole de la mano, fue suavemente tironeado por este para llevarle a la barra y allí poder tomar algo de alcohol que bien que se lo merecían pero Onodera simplemente quería irse.

—“solo un par de copas y me voy”—pensó como auto convencimiento esperando que lo que fuera a pasar no fuera muy grave.

***

El aire en sus pulmones era prácticamente sacado de su cuerpo ante la violencia de los labios de su tutor y amante. Estaban recostados en el sofá de la sola y silenciosa sala, el silencio era derrumbado por los gemidos y quejidos ocasionales que llegaban a salir de su garganta y se disolvían en la garganta del otro.

—Usagi… Usagi san por favor – se quejó no más lograr separar sus labios de los labios del aludido que no mas separarse se le quedo mirando con una expresión conmovida.

Lo amaba, eso lo tenía muy claro; adoraba a Misaki, más que a cualquier novela romántica melosa de las que pudiera escribir. Adoraba ver sus mejillas rojas, adoraba escuchar su nombre salir de sus labios. El pudor y a la vez el afloramiento de sus deseos y el placer reflejándose en sus ojos verdes tan brillantes y puros como las esmeraldas…

—Te he extrañado tanto…— dijo en un susurro, dejando que sus labios volvieran a buscar los labios del castaño que no era capaz de rechazarle.

Misaki podía sentir su corazón palpitar tan fuerte como un tambor, la temperatura de su cuerpo subiendo como un horno. La sangre ardiendo en sus venas, la excitación a flor de piel, el perderse en el sabor de los labios de Usami; podía sentir como las manos del mayor se introducían entre su camisa. Sus dedos erizando su piel. Su cuerpo temblando de placer y el color de su rostro traicionándole.

Al fondo de una manera muy impersonal para ellos en un segundo plano el timbre comenzó a sonar, sonaba tan insistentemente que comenzaba a hacerse cada vez más presente consiguiendo al fin con su sonido que los dos que estaban en el sofá se separaran con el peliplata bastante molesto.

—¿Quién puede ser?—gruño levantándose de encima de MIsaki unos leves segundos volviéndose un momento para mirar la puerta para seguir escuchando el timbre insistente y desesperante con su “ding don” del demonio. No negaría que el ignorarlo y seguir haciéndole el amor a Misaki como tenía planeado desde la tarde, se apoderaba de su razón y era el vivo reflejo de su deseo pero el sonido del tiemble era mucho más irritante y por lo tanto más fuerte en su ser que la posible calentura que tenia; notando a la vez para su desgracia que… había perdido su excitación en el momento.

—abriré…—anuncio el castaño poniéndose de pie de un brinco, siendo obvio para él que el peliplata estaba muy irritado, por lo que abrió la puerta y se encontré con muchas cajas.

La expresión de Misaki se quedo de piedra al ver su puerta casi bloqueada por muchas cajas de pasteles de frutillas y con nada más ni nada menos que Haruhiko Usami en la puerta del apartamento de su hermano y claro no había que ser genio que solo iba a buscarle a él. Misaki tenía ganas de meterse en un hueco y desear no salir de allí jamás en la vida siendo aun mas consiente de la guerra campal que se armaría entre los dos hermanos que mas que odiarse se detestaban a muerte.

—¿quién es?— la sola pregunta de Usami y lo cerca que se escucho su voz logro que un escalofrió recorriera su espalda habido de miedo de lo sé venia si los dos hermanos se llegaban a ver... tendría que comenzar los preparativos de un funeral, ¿el de quien? aun no sabía.

—¡¡tú!!

Y ahí iban...

Rapidamente el universitario fue alejado de la puerta dándole paso al escritor que más serio que un asesino serial, le dio cara a su hermano.

—Akihiko...— la manera tan despectiva en la que pronuncio el nombre del escritor era una clara señal de que iban a matarse.

—¿Qué haces Aquí?— pregunto Usami fastidiado, apreciado todas las cajas de pastel en su entrada.—sabes... por mas pasteles que traigas contigo tu presencia nunca será dulce o grata... espero que te vayas a llevar estas cosas contigo.

—¡ja... ja... ja! No solo eres un fracaso como escritor si no también como comediante...

—¡ups! ¿Lo dices por vivencia propia?—pregunto Usami sin poder evitar tener una sonrisa de burla dibujada en sus labios. Tomo una caja de pasteles abriendo la misma y mirando el contenido.

—sabes algo... yo no vine a hablar con a Misaki, no perder el tiempo contigo...

Haruiko no pudo terminar de decir lo que tenía pensado, pues fue interrumpido por el pastel de crema de coco y frutillas que se estrello contra su cara y que representaba los gigantescos celos que afloraron del escritor y que no fueron acallados, no esta vez.

Los pedazos de ponqué y crema tan grandes como troncos habían quedado en el rostro del empresario y resbalaban por el mismo ocultando la expresión de sorpresa que este tenía estampada en la cara.

—¡Usagi!— regaño Misaki totalmente exaltado... bien, Usami como tal era infantil, pero...un ¿pastelazo? ¿Enloqueció?

Haruiko pasó sus manos por su cara pensando en despejar su vista tropezando con un gran pedazo de ponqué que tras las palabras de Usami, no dudo en estrellar en la cara del mismo como venganza.

Los ojos de Misaki estaban abiertos de par en par por la sorpresa, si bien conocía de antemano las peleas de ese par lo que estaba pasando era la tercera guerra mundial aun mas confirmada cuando ambos tomaron de a caja de pastel y arrancando pedazos los estrellaban en la cara del otro echándose en cara todo lo que les molestaba del otro.

—y se supone que son adultos...— se quejo Misaki palmeando su frente resignado a tener que separarlos.

***

Takano en su oficina se quedo allí en silencio, mirando la nada mientras sentía que cada segundo que pasaba sus oportunidades para recuperar lo que más anhelaba se desvanecían cada vez más y más a manos del mundo que parecía odiar su existencia.

El sueño de aquella noche le torturaba amenazándole con volverlo loco; aquellas palabras de la boca de un demonio materializado en la forma de quien más amaba y las cuales comenzaban a hacer marañas en su cabeza, en su mente hacía eco el reclamo que fuera detrás suyo y le impidiera irse con ese tipo… que regresara a su lado, que todo ya había dejado de ser un juego, Onodera era suyo y nada ni nadie iba a quitárselo. 

El verle irse sin importar lo que él pudiera decir ò sentir, dando a entender que el no pudiera detenerle… daba la impresión que estaba huyendo de él y eso le lastimaba provocándole grandes heridas de las que brotaba su sangre ardiente del dolor. Ahora Onodera parecía aun más distante de lo que había sido cuando ingreso a su equipo de trabajo.

¿Cómo esos tres días habían resultado tan malos? ¿Cómo habían logrado descomponerle de esa manera que hasta para él era inaudito? ¿Cómo?... Casi sentía que toda su vida y todo lo que profeso alguna vez se habían ido detrás de ese castaño idiota cuando decidió irse la primera vez. Ahora. ¿Pasaría nuevamente…? Claro que iva a pasar! Estaba tomando ese camino nuevamente. Había perdido la calma desde que lo reconoció, toda su tranquila vida luego de tantos altos y bajos volvía a tomar curvas que él no podía controlar, y a eso se traducía su vida al momento, quedarse a la espalda de Onodera sin reconocerse, sin paz, sin tranquilidad.

Se quedo con la mente en blanco unos momentos mientras los segundos pasaban sin mucho afán; estaba sumergiéndose en lo más profundo de su mundo recordando la soledad, su mejor amiga, que le acompañaba en las noches melancólicas y otras con su fiel compañera el alcohol y otras tantas veces solamente el cigarrillo. La misma soledad que pensó que se lo llevaría más temprano que tarde al no poder encontrarse nunca al lado de alguien más por culpa de sus anhelos, por culpa de andarse torturando con un capítulo de su vida que jamás se cerraría; y ahora en ese momento, solo, con la razón de sus desvelos de vuelta, presente y aparentemente ansioso de alejarse otra vez.

Sonrió con gracia recordando la primera vez que se le había declarado, lo que para el había sido una sorpresa: su actitud inmadura y el hecho de que no sabía absolutamente nada sobre él, eso era lo que más le llamaba la atención, pero aun así, había tenido el valor de confesársele. Ahora su primera vez, la imagen que no se borraría de su cabeza nunca, la que lo acompañaría y le ayudaba a hacerle el amor a alguien más… que aun al día de hoy le excitaba como nada en el mundo; su permanente deseo en esos días solitarios, que su fiel compañera conocía bien.

Pero ¿por que conformarse con solamente recuerdos lindos que solían cortarle las venas y la respiración, sentirse cada vez mas deseoso de que fueran realidad?... ¿no debería tomar ese caso entre sus manos?...¿dejar de jugar?... ¡eso era lo que tenía que hacer! dejar de esperar que el milagro le bajara del cielo, si no conseguir que se volviera realidad.

Se levanto de su asiento encaminándose entonces al lugar donde él estaba seguro donde estaba el chico, el amor de su vida.

Cruzo las puertas del edificio siendo golpeado por la fría lluvia que había comenzado a caer y que lograba que el helado viento se colara por su ropa haciéndole estremecer. Había tenido muchas noches como esas, pero en esa en especial se lo robaría… iba a robarse a Onodera para tenerlo para él, al menos por una noche, y dejar de sentir esa frustración al despertar por él y no tenerle por ningún lado, en la mañana iba a despertar a su lado y bueno… ya después vería como lidiaba con los contras de sus acciones.

***

—últimamente he tenido mucho a Yokozawa encima mío…—comento Kisa, en lo que paseaba por el centro con su nueva pareja Yukina, el sexy vendedor de la tienda que mejor vendía los mangas que el editaba.

Habían quedado de verse después del trabajo, e ir a tomar un café o unas copas lo que resultara primero y la conversación había estado muy animada en lo que buscaban un lugar para quedarse que fuera del agrado de ambos.

—Bueno, no conozco a Yokozawa más que por el área de trabajo… pero…—sonrió con gracia sin poder evitarlo. –anda que se le nota la cara de mal genio a leguas de distancia…

—y no sabes que es trabajar con el… claro que al menos yo lo trato menos, pero siempre tengo que verlo, porque baja mucho a gritar con Takano—comento Kisa, volviendo su vista a su lado derecho, mirando las vitrinas por entretener la vista, solo un acto reflejo, como por curiosear.

—¿Takano?...—pregunto Yukina por ese personaje que nunca había escuchado o si lo había hecho realmente no había prestado mucha atención.

—es el editor en jefe del departamento.

—ah bueno… ya me hago una idea entonces…

Pronto y de la nada y sin avisar, el frenar de Kisa casi logra que el castaño se fuera al piso ante el tironeo. Los ojos del editor se habían pegado justo en la vitrina del nuevo bar que habían abierto, y aun más sorprendente era ver a Onodera allí… lo que causaba curiosidad en el mayor era ¿Quién le estaba acompañando?

—¿Qué pasa?...—pregunto Yukina desorientado. —¿quieres entrar aquí?

—no, no, es solo que vi a alguien.

—¿a quién?—pregunto el castaño curioso.

—A compañero del trabajo…— respondió sin mas no viendo motivos en ocultarlo, señalando incluso al chico, —su nombre es Onodera Ritsu…

—sí, le he visto un par de veces por la tienda una de ellas con Yokozawa…— aporto Yukina haciendo memoria, no más recordar el ambiente tenso que intentaban disimular los dos que había nombrado ese día que habían ido a revisar lo de las ventas de la manguista Mutou.

—¿con Yokozawa?... ¿bromeas?... si es obvio para todos que Yokozawa detesta a Onodera.—dijo con una sonrisita maliciosa en los labios.

—¿detesta?...¿y eso?...

—no es nada… solo dejémoslo en repelencia.

—anda no seas así, cuéntame el chisme entero.

—¿para qué? Si no conoces a los implicados…

—pero esa sonrisa tuya me dice que el chisme es bastante bueno.

—bueno si… pero…

—Anda Kisa, no te hagas de rogar, escúpelo—inquierio el vendedor, acercándose más al editor comenzando a violar su espacio personal, logrando que este mismo se inclinara un poco, alejándose de su amante juguetón, entre risas, divertido de la curiosidad de su novio.

—vale, vale, te cuento, pero no me hago responsable del tipo de imagen que te lleves de los implicados y que te debes guardar lo mismo como el mayor de los secretos.

—Bien, lo prometo, ahora— dijo levantando su mano en señal de promesa. —Cuenta—le incito a comenzar, muy seguro que lo que pasaba entre el tal Onodera y Yokozawa era grande… bueno, al menos la actitud entre ellos daba esa impresión, aun mas esa sonrisilla maléfica de Kisa le relataba muchas cosas.

—¿Qué es lo que tiene que contar…? Yo también quiero saberlo…

La tétrica y fría voz áspera y casi dura que pronuncio esas palabra a sus espaldas fue lo que logro que tanto editor como vendedor, se pudieran totalmente rígidos en lo que un escalofrió los recorría de punta a punta el espinazo.

—Yokozawa san… que sorpresa…—saludo Kisa con voz nerviosa y una sonrisa aun más nerviosa, no mas toparse de frente con el As de ventas. Aunque el verdadero problema no era encontrárselo sino mas bien ¿Qué tanto había escuchado?

***

Salió del cuarto de baño toalla en hombros ya liberado del insoportable dulce de los pasteles de su hermano y que habían salido usados como armas para cantarse al fin la tabla.

Sus labios estaban torcidos en una sonrisa de diversión mientras se sentía tranquilo y hasta descargado de todo lo que sentía.

Bajo las escaleras y sus ojos lilas se clavaron en la espalda de Misaki, su perpetua adoración, permitiéndose ensanchar su sonrisa, impulsándose a acercarse para obtener del castaño lo que su hermano había interrumpido.

—hasta que sales de la ducha—chillo la insoportable voz de Isaka a quien no esperaba y menos quería ver en ese momento.

—Usagi ya terminaste de ducharte a lo que veo— sonrió el castaño, no mas percatarse de su presencia.

—¿Qué hace este aquí? —pregunto el peliplata sin despegar sus ojos lilas que brillaban molestos de encima del empresario de Murukawa que ignoraba la actitud de Usami sonriendo felizmente, se le notaba alegre de ver al escritor.

—¿ah?... ¿a Isaka san?...pues vino a hacerte la visita a lo que veo…—respondió el universitario haciéndose el desentendido. Misaki era totalmente consciente de lo fastidioso que le resultaba lidiar con personas cercanas a él como Aizawa o Isaka incluso su propio padre.

—¡que malo eres conmigo Usami!—chillo Isaka en función de una de sus características pataletas que lograron sacar de quicio al peliplata que gruño enfadado.

—Usami, voy a salir un momento por algunas cosas de la cena…— anuncio Misaki no queriendo permanecer mucho a la vista de Isaka, no era secreto para nadie, que cualquier cercanía entre ellos ellos los llevaba siempre a soportar los comentarios inocuos e indecentes que el empresario lanzaba en su contra por obvias razones… entre esas por el escritor. Por lo que tras anunciar su partida momentánea, el castaño tomo su abrigo y bajo la intensa mirada de Isaka y el escritor salió del apartamento rumbo al mercado.

—tengo que admitir que a pesar de que el chico me parece que sobra aquí… es bastante eficiente…— comento el empresario no mas escuchar el portazo de la puerta al cerrarse ganándose con eso que el peliplata le mirara fijamente a modo de regaño. —vamos, vamos… no me mires así… sabes que no conseguirás que me caiga bien.

—y justo no espero eso de ti… y si te cae mal tampoco me importa… el que debe estar conforme soy yo no tu— le acallo el peliplata sentándose al frente del castaño de ojos lilas en el sofá largo de la sala, quitando la toalla de sus hombros.

—si a ti y a Takano también le agrada—comento fijando sus ojos sobre Usami esperando su reacción ante su malicioso comentario, pero no recibió nada de él, ni siquiera que le mirara.

— “Esto me está costando mucho trabajo…”— pensó mientras estaba sentado en la sala con un Usami Akihiko molesto, más que de costumbre. Era obvio que había llegado en un mal momento. No podía esperar más para ver la cara de él con una pregunta en especial…

—Que malo es conmigo Usami, yo que soy el que lo impulsa en su carrera y me trata tan groseramente –. Dijo con cierto lloriqueo, más que nada en tono de broma.

—Primero se aparece mi hermano a echarme a arruinarme la tarde y ahora apareces tú hablando solo tonterías. No esperes a que sea amable contigo… —Soltó el peliplata sin mas mientras encendía un cigarrillo rogando porque eso le tranquilizara los nervios de punta dejados por la improvista visita de su innecesario visitante.

—tan bueno como siempre. – aterrizo riendo el empresario como acto de ignorar los comentarios cortantes y totalmente directos del escritor, pero el tenia un propósito mas siniestro… y que no dejaría en paz hasta que lograra sembrar la espinita. – Apropósito, Akihiko, ¿no has notado algo raro en el departamento de Esmeral? – Comenzó a hablar tratando de llamar su atención- en el que trabaja tu querido Misaki.

—¿Algo raro…?- Repitió la pregunta en respuesta al comentario que se Isaka habia hecho evidentemente exaltado.

—Sí, así es – Respondió tranquilamente con una sonrisa en los labios, el pobre pez comenzaba a acercarse al anzuelo— Veras, el editor en jefe trata de una manera un tanto especial al pequeño Misaki. Lo sobrecarga de trabajo, siempre le tiene haciendo algo, pasa buena parte del tiempo a lado de su silla revisando papeles… y lo mira de una manera muy peculiar. Es como si él lo viera como algo más que como un simple empleado… ¿Qué opinas Usami? ¿Puede ser solo paranoias mías? — Hablo de manera tranquila y sin que sea algo de mucha importancia. Con el mas desinteresado tono que el peliplato más atención dará a sus palabras. — No lo sé, no es propio de él. ¿No te parece Usami-sensei? ¿O acaso es solo idea mía?

Akihiko solo se limitaba a escuchar cada palabra desde que Isaka comenzó a hablar. Sus ojos sorprendidos mostraban el impacto que tenían aquellas palabras y el mal rato de hacia unas horas paso a segundo plano.

—Sabes Misaki es IDENTICO al antiguo trabajador de Takano, al que le trae mucho, ¿cómo se llamaba?... Ah, sí, ¡Onodera Ritsu! Son tan parecidos ambos, te juro que en un principio pensaba que era hermanos: el mismo color de cabello y ojos. La única diferencia es la edad y algo de su actitud pero de allí en fuera iguales físicamente–. Continúo Isaka sin medirse en sus comentarios, sin notar como la temperatura en el cuerpo del escritor subía, intentando contener su ira.

Ahora en la mente del peliplata las imágenes de ambos chicos aparecían y mostraba esos rasgos que el director le comentaba.

— “Eso tiene mucho sentido, el imbécil editor en jefe trata de acercarse a Misaki, a mi Misaki” Pensó, mientras sentía como su sangre caliente casi se desbordaba del coraje que sentía

—y no es por especular ni chismear pero no dudaría yo que… No debe tardar en tirárselo. — agrego Isaka comenzando a reír. Su estrategia comenzaba a hacer efecto, aunque el peliplata era una persona difícil, sus emociones eran fácilmente legibles en su rostro. El pez había mordido el anzuelo.

—No… ¡Eso es imposible! – Dijo exaltado levantándose bruscamente del sofá — ¡Entonces ese maldito solo lo está usando como un reemplazo!- Hablo a la par de golpear la mesa de la sala con ambas palmas de las manos.

—Exacto, solo espero no saber que Takano se haya tirado al lindo Misaki, porque ese sería un verdadero problema. – Dijo mientras se levantaba del sofá acomodando su chaqueta y corbata para después dirigirse a la puerta. – Hasta eso que Takano es guapo y pueden que hagan mejor pareja y al fin te dejaría trabajar como antes ¿no te parece?... —sonrió como si su comentario fuera inofensivo — Nos vemos, Usami-sensei – Se despidió para abrir la puerta y salir por esta dejando solo a un Akihiko enojado que clamaba por sangre, la de Takano Masamune.

 

**(Continuara)**

 

 

Notas finales:

bueno, primero ya se que me diran "que tarde mucho" "que soy malvada" y "prometiste no tardar tanto...." si lo se y ofresco mis mas sinceras disculpas.

y tengo muy buenas razones para fallar asi, pero entre que trabajo como diseñadora grafica de un geologo, trabajo freelance, estudio mi maestria en multimedia y que ya ando preparando proyectos finales para terminarla, el escribir para mi se ha vuelto imposible, mi mano derecha se convirtio en photoshop, mi mano no se separa de un lapiz optico y mi mano izquierda vive pagada de los comandos del teclado.

por ello y en vista de los problemas, puede que tarde MUCHO en actualizar o tal vez hasta pare el proceso del fic mientras me desatareo un poco por hay en diciembre mas o menos espero lo entiendan y disfruten el cap.... nos vemos

 

 

 


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